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Ética situacional.

La base general de la ética situacional es que la ley del amor, no siempre fácil de discernir, es el
único principio ético, normativo y absoluto al cual está sujeto todo ser humano. Fletcher se daba
cuenta que la palabra “amor” es una palabra “resbalosa”.

Fletcher aduce que hay tres aproximaciones fundamentales a la toma de decisiones éticas:
Legalismo, antinomianismo y Situacionismo.

El define legalismo como la preocupación por la letra de la ley. Los principios de la ley no son
meros lineamientos o principios que esclarezcan una situación dada, sino que son directivas que
deben de seguirse en forma absoluta, son soluciones preestablecidas que uno puede “buscar en el
libro”. Acusa Fletcher que en este sentido son legalistas el judaísmo, el catolicismo romano y el
protestantismo clásico. Menciona episodios de burdo legalismo de la historia de la iglesia tal como
quemar homosexuales en la hoguera durante la edad media. En el antiguo Testamento los
homosexuales también estaban sujetos a la pena de muerte.

El antinomianismo no se preocupa ni se interesa por la ley. Cada decisión es puramente


existencial. Las decisiones morales se toman al azar en forma espontánea. Fletcher advierte que el
legalista tiene demasiado máximas y el antinomianismo ninguna.

Sostiene que el situacionismo es un trasfondo intermedio para una ética más elaborable. El
situacionismo trata con los principios tradicionales de su herencia, pero siempre está listo para
descartarlos si, en la situación dada, el amor parece mejor servido con esa actitud.

La deficiencia más grave de Fletcher en relación con lo expuesto es el problema de determinar lo


que exige el amor. Estamos de acuerdo con el principio de que uno debe hacer lo que exige el
amor. Pero fletcher presenta cierto problema para definir esas exigencias. La biblia nos enseña,
por cierto, a hacer lo que manda el amor, siendo Dios quien define el contexto del amor en su
revelación. Hacer lo que el amor exige es lo mismo que hacer “haz lo que Dios manda”. Si
obedecemos las Escrituras como si fueran un estéril libro de reglas, seriamos legalistas. Pero si
miramos la Biblia como la revelación de Aquel es amor, entonces, debemos tomar muy enserio lo
que Amor ha mandado.

La ética situacional establece una falsa dicotomía entre amor y obediencia. La ética situacional
falla porque no toma suficientemente enserio el amor.

Nuestra norma es lo que dice Cristo sobre el amor: la prueba de nuestro amor es obedecer los
mandamientos de Cristo.

http://inp-reformada.blogspot.com.co/2010/04/etica-situacional-nueva-moral.html

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