Está en la página 1de 7

The Emptiness

Una historia contada a través de los manuscritos


de un artista.

Prólogo: Te entregue el puñal y mi corazón.


Su fresco rubor se agotó como la sangre de sus venas sobre el lecho en el cual ella esta tendida. Una imagen tan repulsiva para
contemplar, pero de algún modo enfermizo sólo pareció realzar su exquisita belleza, como un lirio sobre una tumba. Hoy es 16 de abril
de 1898. Soy un artista de diseño que vive en una pequeña ciudad llamada Slough, que está situada a diecinueve millas al oeste de
Charing Cross por las afueras de Greater London. Estoy aquí para contarte una historia. Una historia que atormentará tu mente de día
y envenenará tus sueños de noche. Y aunque haré todo lo posible, no hay palabras escritas ni pinceladas puestas sobre el lienzo que
puedan describir la maldad y el horror de aquella noche en la que Annabel murió. El vacío te atormentará…

Capítulo I: Unos ojos vacíos revelan un rostro perverso.


Mis ojos se abren por el escozor de la luz del sol. Algo está mal. No sientes que reina la maldad cuando te despiertas de un mal
sueño, pero algo realmente está mal. Una sensación de pánico y de desesperación recorre por mis venas con tal rapidez que salto de
la cama sin considerar que inevitablemente mi cabeza se golpeará con el soporte de mi cama.¿Qué es ese olor? Es tan extraño. La
única cosa que reconozco es el aroma de Annabel, pero es como si algo completamente podrido ocultara su habitual fragancia
seductora. ¿Por qué tiemblo? ¿Estoy equivocado con respecto a lo del sueño? Quizás estoy atrapado en los últimos segundos de una
pesadilla tan horrorosa que aún permanezco de pie despierto y no puedo escapar de su aprehensión. Un sorbo de agua y un
momento para encontrarme a mí mismo debería ayudarme a unir las piezas. ¿Dónde estuve anoche? ¿Qué hice? Recuerdo la cena,
bebidas, risas. Recuerdo que hice el amor con Annabel. Recuerdo que pinte. Sí, mi bosquejo, mi última obra maestra. Oh, no puedo
esperar a que mi dulce amor vea mi mejor logro hasta ahora. Esto lo hice por ella. Yo debería despertarla, estoy demasiado ansioso
como para dejar que su sueño se prolongue.

Tiendo la mano con cuidado para sacar a Annabel de su sueño y descubro que mis manos están cubiertas de sangre. El olor, el
estremecimiento, el pánico. Contra mi voluntad, giro y veo la horrorosa escena en la cama donde dormí. La áspera realidad que estoy
viendo me cubre mientras caigo gritando de rodillas, llorando, sintiendo náuseas. Esto no puede estar pasando. Aún estoy dormido,
nunca desperté. Avanzaré lentamente hacia la cama, estrecharé entre mis brazos a mi dulce Annabel, y en las señales del amanecer
acariciare suavemente sus labios. Con toda mi fuerza me tiro en la cama y muevo suavemente a la mujer con la que he compartido
siete años de mi vida. Ese fue el momento en que con mucho dolor noté la belleza angelical de sus ojos. Tan sosegados, tan
compasivos, y ahora aparentemente infinitos, aún perfectos. Su lozana piel encendida, ahora se ahoga en un charco de color carmesí.

No estoy seguro que atrajo mi atención hacia el espejo sobre la pared. No estoy diciendo que si no hubiera reflexionado sobre la
funesta mañana las cosas al final habrían sido distintas. Todo lo que sé es que hasta el día en que muera nunca volveré a dormir. En la
revelación del misterio después de las últimas horas de vida de Annabel, el viejo y quebrado espejo que ha estado colgado en mi
cuarto hasta donde puedo recordar mostró algo absolutamente claro. Yo, el Artista, maté al único amor que alguna vez conocí,
Annabel.

Capítulo II: Sudorosas manos fallarán al cerrarla puerta.


Un espejo nunca miente. Ellos lo saben. Todos lo saben. ¿No ves lo que ellos ven? Un espejo nunca miente. Yo veo lo que ellos ven.
Todos lo saben. Todos lo saben.

Yo siempre estuve fascinado por el absoluto y completo poder que la mente humana posee por encima de lo que los ojos ven. En
algún lugar en la creación de miles de sinapsis y posibilidades, el cerebro a veces descifra dudosa e incorrectamente lo que los ojos en
realidad han confirmado. Estos son los pensamientos a los que me aferro mientras estoy de pie junto alcuerpo de mi querida Annabel
que me engaña en una sanguinaria pesadilla.
Mis oídos abrazan la esperanza. Juro que ella me está diciendo secretos en susurros muy débiles. Avanzo lentamente mientras
paso a otro cuarto sólo por sus ojos inmóviles. Sabiendo que si permanezco aquí en la presencia de mi condena seguramente me
volvería loco, así que decido mover el cadáver. Resisto el impulso de besar sus indudablemente fríos labios, cuidadosamente estrecho
los restos que están empapados de sangre sobre la cama y la ato con los trozos de cuerda que puedo encontrar.

Incluso arrastro su cuerpo por los pasillos de la casa y bajo la escalera que conduce al sótano, aún no lo acepto. Todo esto es una
broma. Voy a entrar de nuevo al dormitorio por los sonidos de risa y felicidad. “¡Lo conseguimos! " gritarán. Jesús, este cuerpo es
pesado, y ¿en qué lugar de este sótano sórdido y oscuro, voy a guardar el maldito cuerpo? Pienso y recuerdo haber visto un hacha
aquí. Tal vez si el cuerpo fuera más pequeño podría empujarlo debajo de los ladrillos flojos del piso.

En el borde de la absoluta histeria, bajo al primer piso y pongo la tranca sobre la puerta, sellando por siempre a mi querida
Annabel en su último lugar de descanso. Con la espalda en la pesada y antigua puerta de roble, caigo al suelo y trato de incorporarme
una vez más. Gritos sordos hacen eco por los pasillos, seguro sólo es mi amada que vuelve a la vida. Hay quejas mientras ella
desagarra las cuerdas que atan su cuerpo, subirá las escaleras y en mis brazos, me cubrirá con besos de perdón. No puedo
permanecer en este terrorífico lugar. No sé adónde ir, sólo debo correr lejos de aquí. Después de todo, ellosestarán aquí pronto.

Capítulo III: Fueron tus besos venenosos los que me convirtieron en esto.
Mis pies no pueden moverse muy rápido. No tengo ninguna pista de donde estoy, sólo sé que he estado corriendo por mucho
tiempo y que apenas respiro. El sudor se extiende sobre mi rostro y, mezclado con las lágrimas que no han dejado de caer por horas,
no puedo ver más que unos pies delante de mí. Si sólo mi cuerpo dejara de convulsionar entonces tal vez mi mente sería capaz de
descansar y entender cómo diablos pasó esto. ¿Por qué maté a Annabel?¿Cómo podrían estas manos haber matado a la única
persona que realmente amé?Bueno, excepto mi arte y mis bosquejos. Nadie puede tomar nada de mí, ni yo mismo.Ellos vivirán en mí
por siempre.

Supongoque tendría momentos más fácilespor la muerte de Annabel si no fuera por el hecho de que ella ha estado a mi lado en
todo momento desde que salí de la casa. ¿Su voz siempre fue tan monótona, tan distorsionada, tan apagada? Esta no es la voz de un
ángel con el cual compartíconversaciones, risas y canciones durante tantos años. Una hermosa voz que añoré todos los días.
Mientrasdeambulo en esta pesadilla, todo en lo que puedo pensar es en como deseo que ella cierre la boca. ¿Por qué está ella aquí?
Su insistencia comienza a hacerme creer que ella se mereció lo que le pasó. Seguramente ella estaba deslumbrante. En realidad
fantástica. Pero eso no significa que ella no tuviera defectos. Ahora ninguno viene a mi mente, pero créeme ellos estaban allí.

Tal vez si sólo le hubiera dicho lo que ella quería oír entonces ellamedejaría en paz en esteinfierno. El único problema es que no estoy
seguro si sé cómovivir sin Annabel. Ella era el amor de mi vida. No he dormido sin compañía en casi una década. ¿Si trato de
dormirme y sólomiento mirando fijamente el techo hasta que mi corazón pare y me una a ella en la muerte? Annabel es la clase de
belleza con la que te unes y a la cual quierespor el resto de tu vida, no la clase de recuerdo que entierras en el fondo de tu alma. O
peor, bajo los ladrillos del sótano de tu casa. Sin embargo, por más que corra y piense, sólo puedo trazar una conclusión: Ella lo pidió.
Sus nocivos labios me besaron demasiadas veces e hicieron que me vuelva loco. Sí, así es. Hace una hora habría pensado que estaba
loco por creer en una teoría tan extraña, pero ahora en el sol poniente con la lluvia suave que golpea mi inflamado rostro, con el aire
frío que me hiere con cada inhalación, y mis piernas adoloridas que me llevan a lo que yo ahora, estando más cerca, veo es una
ciudad en el horizonte, me fuerzo a creer que estaes la única y posible verdad. Déjame sólo, Annabel. Conseguiste lo que merecías. Si
buscabas la paz, la disposición y el bienestar. Lo hice todo por ti, todo fue por ti. Eres la única mujer con la que alguna vez soñé. ¿Estás
satisfecha?

Capítulo IV: Mi sed de sangre me vuelve…


La profundidad del alma de un hombre no puede ser medida por metros ni brazas, pero en mi opinión sólo es cuantificada por su
proximidad al cielo y al infierno. Estaba en tal estado que me introduje en la taberna de la ciudad, que se desbordaba con los sonidos
de risa y del piano que tocaba un borracho. Si hubiera sido una noche diferente, un lugar diferente, o un hombre diferente el que
pasaba por el umbral de aquel inocente bar, los hechos que ocurrieron en aquel punto indudablemente habrían sido distintos. Sólo
puedo preguntarme si alguien, fuera de aquel lugar, tuvo una pista cuando aquellas exclamaciones de alegría se convirtieron en gritos
desesperados de indefensos rogando por sus vidas.

La puerta del bar se cerró de golpe detrás de mí mientras luchabapara calmar mi respiración y caminar casualmente hasta la
barra. Mis ojos revolotean de un cliente a otrotratando de averiguar si me vieron cerrar la puerta cuando entré. Parece que cada uno
de los ciudadanos de aquí ha estado disfrutando un poco, considerando el ruidoso y poco entendible discurso que sale de cada boca
en el lugar. Ordeno un whisky, pero simplemente paso mi dedo por el borde del cristal mientraslogro un recuento exacto de los
presentes. Ah sí, siete. Un número afortunado, siete. Yo siempre me pregunté por qué se considera a ese número afortunado.Tal vez
ha sido negociado entedistintas religiones años atrás, o quizás ha sido registradopor el calendario Maya. De una u otra forma, casi
suelto una risamientras pienso en lo desafortunados que son específicamente esos siete en esta noche especial. Por lo tanto, me
levanto de mi asiento y con calma empujo al hombre que he decidido que será el primero. Doy el primer paso hacia mi recuperación.
El primer paso hacia mi último avance. El primer paso que daré en mi búsqueda para reunirme con mi amada. Pero no es la primera
persona a la que mato. Oh no. Aquel honor le pertenece a Annabel.

Puedo sentir el escozor en mi piel mientraslos ojos enrojecidos de esa pobre alma tratan de enfocar a la figura que ahora está de pie
ante él. Ese sinvergüenza parece estar a punto de abrir la boca y preguntarme cómo podemos negociar cuando rápida y bruscamente
desenvaino mi cuchillo y lo apuñalo en la garganta con tal violencia que él gira ciento ochenta grados completos antes de caer al
pisode madera mal diseñado. Uno por uno los siete desafortunados caerán. Su único crimen en este día fue toparse con esta taberna
exactamente unos instantes antes de que yo llegara. ¿Realmente debería hacer esto? Después de todo, estas personas no me han
hecho nada para merecer este castigo. Oh bueno, dejaré a Dios calificar este lío. Además, tengo que acelerar esto y regresar a mi
copa de whisky. Annabel, mi amor, parece que me estoy volviendo loco sin ti.

En mi meditación me di cuenta que si yo nome habría inclinado a dirigirme a tomar las últimas gotas de aquel whisky barato, yo
no habría alcanzado a veral hombre que vio todo, escapar silenciosamente por el balcón.

Capítulo V: Me sumerjo en una enferma reflexión.


No estoy completamente seguro a quién vi sobre el balcón. De hecho, no tengo ni la pista más leve de quien era, ni tampoco me
preocupa. Mientras suelto de golpe mi copa, mi curiosidad cae en la mujer que veo en el reflejo del espejo que cuelga
descuidadamente detrás de la barra. Salto, me pongo de pie y busco en la habitación pero ella no se encuentra en ninguna parte.
Vuelvo a mi asiento, pero veo sólo mi propio reflejo en el espejo. Me digo que es sólo mi imaginación, pero sé lo que vi. No pensaría
dos veces en la visión si no fuera por el asombroso parecido con mi Annabel. Pero eso es un disparate, eso es imposible. Annabel está
muerta. Disfrute del momento. Oh, espejismos en mi cabeza. Oh, que poco arrepentimiento siento.

De una cosa estoy más que seguro es que nunca me he sentido tan vivo. La muerte de Annabel, y las siete almas patéticas de esta
noche, son las mejores decisiones que alguna vez he tomado en mi vida. De repente me siento misteriosamente tranquilo y lleno de
energía. ¿Temo perder mi vínculo con la realidad, esoes completamente malo? Yo obviamente no era feliz antes de esto. Porque de
cualquier manera, ¿yo habríahecho esto? Lo cual me recuerda, que aún no he tenido el impulso de coger mi block de dibujos, ni una
vez desde que esto empezó. Por lo que recuerdo, Annabel siempre dijo que mi arte sería mi finaly supongoque es algo bueno que lo
haya olvidado. Sí, todo comienza a tener sentido. Veo más claramente ahora. Esta experiencia me ha enseñado que no tengo que
confiar en mi arte para definir quién soy, ni para definir mí objetivo en la vida: Y para ser honesto, esté camino es más divertido.

Salgo del bara plena luz del día. Debí haber estado dentro mucho tiempo y lo supe porque por lo que recuerdo estaba completamente
oscuro afuera cuando cerré con cerrojo la puerta varias horas antes. El aire es mucho más frío ahora de lo que recuerdo que era en mi
llegada, pero entonces yo había estado corriendo variasmillas. En el camino un comerciante local me brinda una sonrisa y un cortés
saludo el cual me regresan auna ligera vacilación. Que gracioso, ¿me pregunto si se dio cuenta que sólo lesonrió a asesino de sangre
fría? Bajo las escaleras y choco con una mujer joven que carga a una niña, su hija, me imagino. La mujer me saluda pero la niña
guarda distancia, ocultándose detrás de la pierna de su madre. Los niños son mucho más inteligentes de lo que la gente cree.Incluso
aquí en la amplia luz del día me tientan otra vez a sacar mi cuchillo y causar estragos en la ciudad.

Lo único que me detiene es la aturdidora revelación que absolutamente nadie cerca o alrededor de mí sospechalo que pasó enel bar
anoche. Para ellos sólo soyun tipo que examina detenidamente la ciudad, tal vez buscando donde desayunar, o quizás un sastre para
arreglar un traje, o un herrero para que me ayudé con las débiles herraduras de mis caballos. Sea cual sea la razón de su ignorancia,
la decepciónoprime mi mentemuy fuerte tanto como mi impulso de matar otra vez.

En el reflejo de la ventana del frente de la cafetería Mitchell veo de nuevo a la mujer del espejo. Lo juro, ella se parece a Annabel.
¿Podría ser? ¿Ella está viva? ¿Esto es un sueño después de todo? ¿Despertaré pronto y me encontraré tendidoa su lado? Oh
realmente he perdido la razón. Cierro mis ojos y otra vez el placer me tortura. Buenos días, ciudad. Miren, estoy bajo la voluntad de la
muerte y estoy de pie más cerca al borde de lo permitido.

Capítulo VI: Su sombría silueta baila para mí.


Deberíamos poder enterrar los recuerdosde las personas que amamos junto consus cuerpos bajo la tierra. Sé que es una manera
espeluznante de verlo; pero eso nos salvaría de dar pena a quienes tratamos de olvidar. Sólo digo esto debido a las cosas
extraordinarias y extrañas que comenzaron a ocurrir mientras continué cerca de la ciudad.
Veo a Annabel por todas partes; en las ventanas de esta tienda o en el mercado por sólo un momento antes de desviar la vista, en
Taylor Street justo antes de dar vuelta a la esquina. Esto es lento pero indudablemente me consume como las olas a la arena y no
tengo ninguna noción clara de cómodetener esto. Las últimas veinticuatro horas han sido reconfortantes pero no puedo luchar contra
el sentimiento de que las cosas no son exactamente como las vemos. El hombre sobre el balcón, escapándose por la puerta de atrás
como un criminal en un juego Shakesperiano; la mujer en el espejo, burlándose mí con su horrorosa mirada; y ahora el tormento de
ver a la mujer que amo en cada esquina: ¿Quién se está burlando de mí? ¿Por qué pensé que podría continuar mi camino así? Nunca
quise herir a Annabel, y esto seguramente no fue su culpa. Esto no es lo que soy.No soy un asesino.

El incontrolableimpulso de marcharme vuelve de repente mientras me sujeto a la cama de la posada donde he decidido pasar la
noche. Tengo que correr lejos de aquí. En los ojos de la ciudad, soy solamente un transeúnte local que tiene la necesidad de un día
lejos de casa. No seré echado de menos, no me recordarán. ¿Pero qué hay acerca de la mujer y su hija que me vieron salir del bar? El
caballero que me sonrió y saludo probablemente recordará mi rostro. Atormentado por estos pensamientos, y molestado por un
suave canto en el viento que se parece demasiado a la dulce voz de mi difunto amor, decido que esto esdemasiado, me levanto de un
salto, y avanzo hacia afuera donde lanoche corre por las calles y finalmenteme dirijo hacia el campo.

Sin alguna pista en cuanto a mi destino, siento como si estuviera siendo tirado a lo largo de una cuerda por alguna fuerza invisible en
el aire de la noche, y de repente la lluvia comienza a destrozarme. Un relámpago ilumina el cielo de la noche que revela las colinas
delante de mí, en las cuales se encuentra la casa donde Annabel murió. Mutilado por el torrenteinsoportable de culpa que se
desborda en mí, caigo de rodillas y lloro. ¿Qué he hecho? Grito al cielo, suplico perdón y pido señales. Inmediatamente mis
plegariasson recibidas por la risa de una figura misteriosa que surge ante mí. Como si estuviera soñandocon un día de verano, el
desconocido se apoya en la puerta de mi casa aparentemente indiferente al mundo. Miro al hombre, que se burló de mis lamentos,
aún parado sin moverse ni una pulgada. Aunque yo sólo logré ver en él un parecido con el hombre de la taberna, yo no dudaba en
cuanto a la identidad del fantasma que está de pie en mi puerta. Mi única pregunta consiste en ¿qué trajo al hombre del balcón de la
taberna a mi alejada casa en el bosque?

Con un aire arrogante,esto sólo aumenta mi miedo y mi confusión, el hombre que está en mi puerta, el hombre del balcón,
comenzó a jugar con algo en sus manos. Otro destello del cielo revela que él sostiene el cuchillo que vi la noche en la que Annabel
murió. El puñal que rasgó su alma, la daga que me convenció que yo era el asesino de mi amada y así me convertí en el lunático en el
que ahora soy,ahora está apoca distancia de mi rostro, en las manos del monstruo que maliciosamente planeo esto. Oh querida,dulce
Annabel dime que estoy perdonado. Dime que todo terminó, dime que estoy bien.

Con otro destello de luz, El Despiadado desapareció.

Capítulo VII: Mis pies resbalan...


Él mató a mi Annabel, ahora más que nunca estoy seguro de eso. Debo averiguar por qué la mató, y por qué me permitió vivir. Tal vez
esto es un juego para él. De cualquier manera, él es un hombre muerto. Él debe pagar por lo que le ha hecho a mi amor, por lo que
me ha hecho. Sentado aquí bajo la lluvia no lograré nada. Debo levantarme y recordar al hombre que solía ser antes de que esta
pesadilla comenzara. No descansaré hasta encontrarlo.

Esta noche el cielo se ve más oscuro que nunca. Con la breve esperanza que me obliga a vengarme intentaré recordar y asumir mi
búsqueda. ¿Pero qué es lo que busco? ¿Realmente busco algo concreto? ¿O simplemente me ahogo en la venganza para evitar la
horrible verdad? He perdido lo único que me hizo sentir realmente vivo. ¿Son mis manos responsables? ¿Son las suyas? ¿Quién era él?
¿Quién era el lunático que estuvo de pie ante mí esta noche? Juro que he visto su rostro antes. Sé que he visto su rostro antes.

La caminata de vuelta a la ciudad dura una hora. Estandonuevamenteahí es como si volviera a la escena de un crimen. El aire se
siente tenso y difícil deaspirar. Cada persona con la que me cruzo me llena de rabia. Tanta alegría, tanta felicidad. Diablos, en este
momento me conformaría con la satisfacción de que este lío en el que mi vida se ha convertido acabara. Cada momento que viene y
va es acompañado por el impulso de sacar mi puñal y matar a la ciudad entera. ¿Si voy a morir, por qué no puedo divertirme un poco?
Seguramente el juez tendrá las manos llenas esta noche si él no está entre los muertos.Mis manos están ansiosas y descansan sobre
la empuñadura. Un hombre sereno estáa mi alcance y casi puedo probar la emoción una vez más.

Estoy perdiendo el juicio. Debo recordar el hombre que era antes, no en el que me he convertido. Debo recordar a Annabel, sus
caricias, su risa, su aliento. Debo enfocarme en ella y en el amor que compartimos en vida, y otra vez poder experimentarlo en la
muerte. ¿Pero si decido llevar a cabo estoy acabar con mi vida, quién me recordará?Francamente, ¿quién se preocupará?Nada
importa sin Annabel.

Tropiezo cansado y derrotado con un callejón cercano. Caigo de rodillas y miró hacia el cielo. Estoy listo. Sé que mi lugar no está
aquí,en la tierra sin ella, sino en el cielo junto a ella. El sudor se vierte bajo mi cara y mis manos tiemblan. ¿Por favor alguien puede
distraerme? No hay nadie que me haga callar. ¿Realmente puedo pasar por esto? Para bien, o para mal, recuérdame por siempre.
Desenfundo el puñaly lentamentelo llevo a mi garganta. Sólo cuando encuentro la fuerza para llevarlo a cabo, la mujer del espejo
aparece y todos los pensamientos de venganza y muerte parecen desaparecer completamente. Todo el tiempo estuve en lo cierto. La
mujer del espejoes mi Annabel.

Capítulo VIII: Las mujeres que han muerto no aparecen de la nada .


La impresión de ver a la mujer del espejo debe haber hecho que pierda la conciencia porque lo que recuerdo es que desperté en
una cama desconocida dentro una casa aún más desconocida. Los acontecimientos, de los cuales sólo puedo asumir que pasaron
ayer,me han agotado casi hasta la muerte. Mi cabeza palpita y eso me lastima como el infierno al abrir mis ojos. Después de
sacudirme las telarañas de la cabeza me paro de la cama y choco conel aparador en donde puedo ver una nota dirigida a mí. La nota
me invita a bajar para un banquete y esen ese momentodonde me doy cuenta que no he comido en casi dos días.

Al bajar las escaleras mi mente rogaba queesa mujer sea Annabel, pero dentro de mi corazón yo sabía que no era ella.
Arrodilladoempecéa desangrarme y a estar tan lejos de un pensamiento racional. Claramente alucinaba cuando vi a mi
salvadorcaminar hacia mí, y exactamente esa mujer misteriosa fue quien me salvo. No estaría vivo en este momento si no fuera por la
bondad de esta desconocida. Al voltear la esquina en el fondo de la escalera y durante un breve segundo era incapaz de moverme. La
mujer que permanece de pie en la cocina es el vivo retratode mi amada. Podría estar de pie y mirarla fijamente por horas y al final
seguiría convencido de que la mujer del espejo es mi Annabel, pero de todos modos mi corazón conoce la verdad. Esta mujer sólo
podría ser un ángel enviado del cielo para salvar mi vida, para darme cuentade que aún hay motivos para seguir viviendo.

Nos sentamos completamente en silencio, mientrascomolo que ella amablemente preparó para mí. Después, finalmente le hablo
y pregunto si le gustaría dar un paseo. Ella no dice nada, pero simplemente mueve la cabeza en señal de aprobación. Incluso aunque
ella permanezca tranquila, puedo sentir sus ojos sobre mí. Ella me mira del mismo modo que yo miraba a Annabel, con un amor y una
adoración completa. Nuestro paseo parece durar muchas horas. Ella escucha mientras explico exactamente como acabé en aquel
callejón con un cuchillo enla garganta. En ningúnmomentoella me hace sentirperverso o malo, ella simplemente escucha. Me
pregunta si creo en el amor a primera vista, y le digo que a partir del primer segundo que puse los ojos en Annabel supe que la amaría
por siempre.

Pasamos la nochecerca a la chimenea, compartiendo historias de nuestro pasado, nuestros miedos, nuestras expectativas. Estando
con ella olvido completamente la pesadilla en la que mi vida se había convertido. Tal vez esto es exactamente lo que necesito; alguien
para llenar el vacío que la pérdida de Annabel dejoen mí. No puedoresistir el impulso y me inclino hacia adelante para besar a la
mujer del espejo, pero ella se encuentra alejada y caigo al piso. Me toma un momento darme cuentade lo que ha pasado y donde
estoy. Camino arrastrando los pies y me doy cuenta que aún estoy en el callejón donde la mujer del espejo me encontró arrodillado,
cerca de la muerte. Todo era un sueño, una ilusión. La mujer que me curó antes era Annabel después de todo, pero ella sólo existió en
el único lugar donde la volví a ver.

Capítulo IX: Está pasando de nuevo, está pasando de nuevo.

Mientrasdoy vuelta a la esquina, veo nuevamente a Annabel en el reflejo de una ventana de la carnicería. Ella ha vuelto para decir
adiós, es hora de decir adiós. A diferencia del espejo en el bar, esta vez Annabel ríe. Estoy de pie en medio de la calle, veo sus ojos
impenetrables que alguna vezfueron loshermosos ojos de mi amada. Permanezco allí por mucho tiempo sólo para ver su risa
intensa.El puñal se desliza lentamente a través de su cuello, su cuerpo cae al piso, y el Despiadado aparece, mientras ríe, sosteniendo
su cuerpo sin vida. Otra vez mi Annabel se ha ido, asesinada por las manos de un lunático.

Vagué por las calles de aquella ciudad durante días y días después de mi tercer encuentro con el Despiadado. Me sentaría y miraría
fijamente cada reflejo que encuentreesperando ver otra vez a mi Annabel.Él de algún modo había logrado alejarla de mí otra vez. Sé
que parece imposible, pero él la arrancó de mi mente. Sus recuerdos desaparecen lentamente uno por uno. Sé que ella existió, y sé
que ella era increíblemente hermosa, amable y leal, pero no puedo recordar exactamente a qué se pareció. Es como si él borró una
parte de mi memoria aquel día que dejé el callejón y miré fijamente el escaparate.

Mientras mi mente comienza a orientarse me doy cuenta de algo muy extraño. He estado vagando alrededor de esta ciudad, Dios
sabe por cuánto tiempo y de alguna manera ninguna persona me ha acusado. Nadie me ha lanzado una mirada inmunda. ¿Es posible
que los cuerpos nunca fueran descubiertos? ¿Podían los cuerpos, que yo había torturado y destrozado en una rabia inexplicable, de
algún modo levantarse y salir por la puerta del frente, a los brazos de sus seres queridos? Decido volver sobre mis pasos hacia la
taberna abandonada, el lugar de mi macabra obra maestra. Llego prontoy sobre la entrada veo un solo problema: El bar está
atendiendo como siempre. Hay risas, bebida, celebración y se ahogan las penas de la vida diaria. Asesiné a siete personas en este bar
y es como si todo eso nunca hubiera pasado. Me siento confundido, derrotado, tomo una vaso de whisky y me doy cuenta que debería
tener coraje para volver a casa. Es momento de perdonarme por lo que hice y por lo que permití que pasara.

Lo que ocurrió después de esto sólo puedo describirlo como una pesadilla alarmante, la totalencarnación de mis miedos más
grandes. Annabel ha vuelto al espejo del bar, pero ahora ella sólo es una imagen distorsionada en mi mente. Me mira con una
repugnancia completa. El lugar se congela mientras ella susurra palabras, "túdejaste que me matara." Ella inclino su cabeza atrás
revelando una herida profunda causada por un cuchillo mientras espumas de sangre burbujeaban en la herida del cuello de porcelana
que alguna vez tuvo. Su cuerpo destrozado se repliega sobre el piso que ahora es un santuario ensuciado.

Es muy claro que no intento conseguirla paz. ¿Qué es lo que trajo a este loco a nuestras vidas? ¿Cuánto tiempo nos observó esta
bestia antes de que reclamara su presa? ¿Cómo perfeccionó el arte del odio? ¿Cómo sabía la manera exacta de causarme un daño tan
profundo que las heridas estaban aparentemente lejos de curarse? ¿Cómo logró encontrar una manera de cambiar mis
pensamientos, mis recuerdos? A pesar de su capacidad de avanzar, hay una cosa que él no descubre: Él cometió un error crucial. Él
subestimó el mal que creó en mí. Lo perseguiré con un poder impío que él, él mismo, ha impregnado en mí. Cubriéndome con
miabrigo salí por la noche con un objetivo; matar al hombre que mató a Annabel.

Capítulo X: No tienes idea de lo que ella es capaz…


El concepto del tiempo es una de las cosas más curiosas que el hombre ha inventado, por eso ¿quées un segundo en la Tierra? Lo
medimos en minutos y años, eternidad y generaciones, siglos y milenios, pero ¿cómo calculamos el día en el que uno va a morir?
Medito sobre esto y mucho más mientras acecho por muchos callejones olvidados de la ciudad, buscando al hombre que pareció
nacer desu propia oscuridad. Desperdicié el día razonando sobre las áreas que él hábito con más frecuencia, sumergiéndome
profundamente en la mente de un asesino capaz de un horror inconcebible.

Después de muchos esfuerzos inútiles, el sol comienza a ponersey yo conservo la esperanza de encontrar al hombre que he llamado El
Despiadado. Un callejón sin salida conduce a otro en una cadena monótona, pero seguramente me agota y amenaza con extinguir la
ira que arde lentamente en búsqueda de la venganza. Cae la noche y la incertidumbre de mi búsqueda está en ese momento
completamente unida a mi alma cuando de repente veo ante míuna sombra cruzar el callejón. Yo no la habría notado si no fuera por
la lejana pero eminente luz que muestrala dagaen su mano; el puñal que me atormentará por siempre. Seguramente él quiere calmar
su sed de sangre una vez más esta noche, aunque dudo que él sepa que el cazador ahora se convirtió en la presa.

Acecho por los laberintos de piedra tras él con precaución y determinación, sabiendo muy bien que si pierdo el elemento sorpresa
encontraría mi final. El olor a sangre sobre él era tan desagradableque me revolvió el estómago, de todos modos meacerco poco a
poco. No fui criado en los bosques sólo para ser asustado por un muerto. Chocamos como bestias salvajes segados por el frenesí del
combate mortal. Lanzas de dolor en mi espalda mientras pierdo la conciencia, pero él claramente no pierde la suya. Señor, ¿qué he
hecho? Trato de reunir fuerza para levantarme antes de que él acabe conmigo pero siento como si mis miembros fueran de plomo, y
un poco después lo sientoparalizados. Pronto la oscuridad sofocante comienza a ceder el paso a un esplendor nebuloso en mi
imaginación. Mis pensamientos son un lío enredado incapaz de percibir algo.

De repente, suena una voz, una voz suave y relajante de una mujer con un habla dulce. Ni un segundo dudé del dueño de aquella voz
tan angelical; era la de mi querida Annabel. “¿Amor? ¿Querido?” Susurra ella. “Date la vuelta. Soy yo. Sigue mi voz. Todo va a estar
bien, mi amor. Todo saldrá bien. Ahora todo acabó.”El sonido de su voz despierta mi mente en el último momento. Permanezco
conscientelo suficiente para darme cuenta que estoy parado en mi dormitorio, mirando fijamente el espejo que me llevóa creerque yo
había matado a mi amor. Todo era como aquella noche en la que Annabel murió, con una pequeña excepción: Annabel no estaba
tendida en la cama. El espejo me había revelado su secreto más profundo.Allí estaba ella, mi dulce Annabel, cubierta de
sangre,parada detrás de mí, apretandola daga que ella clavo en mí. Yo le había prometido el mundo y de todos modos le fallé. La
oscuridad vuelve y yo nunca veré este mundo otra vez.

Mi nombre es Annabel y estoy aquí para contarte la historia del día en el que maté a un lunático.

No hay nada más espantoso que ver al hombre que amas intentando suicidarse. Pero la excepción es ver al hombre que solías amar
convertirse en un completo y total lunático.

Sus bocetossiempre eran extraños. A veces me era difícil entender como un hombre que aparentemente era tan dulce, cariñoso y
bondadoso podría evocar aquellas imágenes que fueron garabateadas en el papel de aquel libro abandonado. De vez en cuando lo
encontraba sentado en una esquina, el lápiz y el libro en la mano, hablando sólo. No de un modo alentador o compasivo, sino como si
élrealmente sostendría una conversación. Sentía demasiado miedo para interrumpirlo, y si alguna vez mencionara lo que yo había
comprobado él diría que estaba confundida. Yo podía ver que su vínculo con la realidad desaparecía lentamente.
Epílogo: Y ahora el sueño se acabó…
El hombre que amé no estaba presente en esos ojos. Yo no podía sentir el amor que alguna vezél sintió por mí. Y cuando hablábamos,
era como si él fuera un completo desconocido. Murmuraba completas tonterías acerca de siete personas en un bar,de un hermoso
ángel que salvaba su vida, y de cierto hombre que él llamaba El Despiadadoque destruía todo. Cada vez que eramás distante e
incoherente, yo prestaba más atención a sus bocetos. Ellos se hacían cada vez más violentos e inquietantes. La tarde del 16 de Abril,
después de que él se había dormido, decidí tomar su block de dibujosa escondidas y buscaruna señal del por qué su comportamiento
se había vuelto tan peculiar. Mi descubrimiento me paralizó de terror.

No maté a mi amado. El hombre que amé, con él que compartí mi vida, con el que reí, con el que lloré, se ha ido. No, no lo maté. Él se
mató. Él se mató cuando permitió que el lunático que tenía en la cabeza tomara el mando. Perdí años observando en silencio
mientras su sufrimiento se volcaba sobre las páginas de aquel libro maldito. ¿Es mi culpa? ¿Pude haber hecho algo para evitar su
descenso a la locura? Finalmente, ¿debería culparlo o culparme? ¿Alguna vez pensó que susmanuscritoslo delatarían?No, aquel
hombre, que mira fijamente el espejo delante de mí no es mi amor. Le dije adiós hace casi un año. Si él realmente todavía existe
dentro de esa mente demente, seré condenada si puedo encontrarlo. El desgraciado que está de pie aquí es el hombre que mató a mi
amado y que me quito todo lo que quería. Él es el bastardo que encontró refugio en la mente de un artista. La daga con la que este
ser pensó que me había matadofalló... El mismo puñal que ahora sostengo en mi mano.

También podría gustarte