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«Entre el ruido y la prisa, recorre tu camino...

Entre el ruido y la prisa, recorre tu camino


sin olvidar que el silencio es paz.
Mientras puedas y sin bajar la cabeza,
sé amigo y amiga de todos.
Di tu verdad sin correr
y que todos la entiendan.
Escucha a los demás, aunque sean pesados e ignorantes;
también tienen algo que decir.
No te compares con los demás
podrías sentirte inflada o amargada,
porque el otro siempre puede ser mejor o peor que tú.
Alégrate de tus éxitos
y no te obsesiones por tus fracasos.
Ama el trabajo que haces, por sencillo que sea,
es la riqueza concreta en un mundo de vaguedades.
Mira bien lo que haces,
porque el mundo es engañoso,
pero no olvides tampoco
que hay mucha gente buena
que lucha por un ideal,
y que hay más héroes de los que crees.

Sé sincero y no finjas la amistad,


no trates el amor con cinismo,
pues, a pesar de lo que pueda venir
y de los desengaños, el amor vuelve a nacer,
como la hierba que pisas.
Convéncete de que uno no se hace fuerte en un día
y no te dejes llevar por las quimeras
que sólo cansan y te dejan arrinconado.
Más allá de toda austeridad,
sé bueno contigo mismo.
Tú eres tan hijo como los árboles y las estrellas
y tienes un lugar en este mundo.
Aunque no lo creas,
el universo camina hacia adelante.
Ten paz con Dios, sea quien sea para ti,
y haciendo el trabajo y esperando
en medio del ruido y la confusión,
no pierdas nunca la paz.
A pesar de las farsas, las dificultades
y los sueños fallidos,
la vida es bella. No lo olvides y serás ¡¡¡feliz!!!
Poema encontrado en la iglesia
de San Pablo de Baltimore en 1693

Traducció al castellà directament des de l’original anglès

Camina plácido entre el ruido y la prisa,


Y recuerda que la paz se puede encontrar en el silencio.
En cuanto te sea posible y sin rendirte,
mantén buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante,
también ellos tienen su propia historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas,
ya que son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
te volverás vano y amargado
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea,
ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños.
Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales,
la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo,
y en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros,
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina,
sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir,
y sea que te resulte claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él,
y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma
en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz.
Poema encontrado en la iglesia
de San Pablo de Baltimore en 1693

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