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EL 9 DE ABRIL
EN PALACIO
HORARIO DE UN GOLPE DE ESTADO
NUEVA EDICION
1948 - 1988
EDITORIAL KELLY
Bogotá
LEA USTED EN ESTE LIBRO:
Cómo fue asesinado el doctor Jorge Eliécer Gaitán.
Cómo el pillaje y el incendio arrasaron a Bogotá.
Cómo veinte soldados defendieron a Palacio contra multi
tudes enloquecidas y armadas.
Cómo el parque de Tunja, como en 1884, contribuyó a
asegurar la victoria.
Cómo se desarrollaron en Palacio las conferencias entre
el Presidente de la República y la comisión de jefes
liberales presidida por el doctor Echandía.
Cómo se entrevistaron el Presidente y los Generales.
Cómo formó el señor Presidente su gabinete de Ministros.
Cómo se reanudó la Novena Conferencia Panamericana.
Mensaje de Raúl Haya de la Torre a Roberto García Pe
ña, que debiera estar grabado ya en el Capitolio Na
cional.
¿Por qué Gaitán no fue incluido en la nómina de los de
legados a la Conferencia Panamericana?
Í % yquedado
Al(unnt) Aruújo. Otros acom pañantes se
t'ii los salones del prim er piso.
«M aotltuil entre solemne y cohibida de
«r««n ttmor sobre sus hombros el peso
i|«i iirm tflUión histórica. En el rostro de don
Mita (Jtttiu le revela una honda preocupación
ttMOluii&l; Keh&ndla deja entrever u n a especie de
tW lftiikta pntro táctica y real; Lleras Restrepo
M*n# «I ■eiriblunto del hombre que sabe Q¡ qué
VM¡ M#ndu«a Nelra, bajo u n rostro neutro, coix-
ountra lna Intenciones; Alfonso Araújo, nervioso,
miiMttru el saco entrapado de fango, ya que al
ll0|(Rr a Pulaclo tuvo que tenderse p a ra escapar
a una dancarga de fusilería. “Esta visita es la
limjor urueba de que hemos triunfado”, p u n tu a
lizó doña Berta. Entram os con ellos al salón pre-
nlritmclul Y Evaristo Sourdís anuncia el retiro de
tu* ministros conservadores. F uera del Mayor
Murrio que dirige el fuego de los soldados que
pudoltun la terraza y de don Francisco José Roa
(iiid ntlonde los teléfonos del despacho, con el
Prt'Hldonte no quedan sino los miembros de la
rniiiMón. Las alas corredizas del despacho' se
clMTiin a nuestra espalda y la batalla política se
lu id a adentro.
M ientras ella se desenvuelve, en los canapés de
In .Secretaría General comemos. Es u n a comida
(Id cam paña; los platas en la mano, entre bro
tes de hum or y agudezas de ingenio. El apetito
i tsvcla la presencia de ánimo y la intensidad de
liiH horas vividas. Servido el pocilio de tinto,
iibtlmos tertulia de sobremesa. El Mayor Iván
Herrío, cuyo dominio nervioso y cuyo desafío al
|x)ligro fueron ejemplares todo el día y quien
34 JOAQUIN ESTRADA MONSALVE