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Locas reflexiones

sobre cómo abordar el


inglés
por Richard Brown
Locas reflexiones
sobre cómo abordar el
inglés
Autor: Richard Brown
Diseño: Rubén Palomero

Vaughan Systems S.L., 2008


Avda. General Perón, 38. Edificio Master’s I, 2.ª Planta
28020 Madrid
Tel.: 91 748 59 50
Fax: 91 556 42 21
www.vausys.com
1
Índice
1. Bluebottles 03
2. Greenbottles 04
3. Houseflies 05
4. La batalla de Crécy 06
5. La no invasión Napoleónica de Inglaterra 07
6. La batalla de Hastings 08
7. Atrapamoscas y Golondrinas 09
8. Postales 11
9. Tres Historias de Amor 13
10. Titanic 15
11 Secándose el pelo en la ducha 17
12. Días buenos y días malos 18
13. Post-it power 19
14. ¡Qué bodrio! 20
15. Luigi - ¡es que le entiendo todo! 21
16. Platfffffffffffffaoaaaaaaaa 22
17. Barro en las ruedas 23
18. El compañero listo 24
19. ¡Ten cuidado con los españoles! 25
20. Me lo apunto todo 26
21. Inglés en casa 27
22. Por muy bien que hables inglés... 28
23. Sísifo el vago 29
24. ¡Un par de...! 30
25. Ummmm... vacilar es bueno 31
26. Las mesetas 32
27. Lecciones en incomprensión 34
28. Bobadas 37
29. Cabezas de quita y pon 39
30. ¡Métete con nosotros! 40 2
Bluebottles
La mosca azul suele medir entre 10 y 14 mm. Su característica más destacada es su abdomen de color
azul metálico, que la distingue inmediatamente de las demás moscas.

Ponen sus huevos donde suelen comer, es decir, en carne en proceso de descomposición, en heces o
en basura. De esta manera, la larva que sale de los huevos tiene comida suficiente para dos o tres días,
como para metamorfosearse en pupas que, a su vez, más tarde se convertirán en moscas. Éstas serán
sexualmente maduras nada más salir del capullo.

Más sorprendente todavía, quizá,es el hecho de que son capaces de oler carne a una distancia de unos
siete kilómetros.

Realmente interesante. Pero cuando ves a una no te paras a pensar ni un segundo en todos estos
datos. No, sino que coges una revista,la matas y ya está.

De esta misma manera, cuando te encuentres con la necesidad de emplear un adverbio de frecuencia
en inglés, no debes pensar en las reglas gramaticales que determinan su posición sintáctica, sino que
debes utilizarlo y ya está.

Las estructuras gramaticales están para utilizarlas,


no para meditar sobre ellas.

No pienses, ¡habla!

3
Greenbottles
La mosca verde tiene un tamaño parecido a la mosca azul. Tal y como indica su nombre, su abdomen
es de color verde esmeralda, incluso dorado.

Aunque parece que tienen dos ojos, en realidad cada ojo se compone de otros 18.000, cada uno de
los cuales actúa como un sensor de luz.

La hembra pone hasta 20 huevos a la vez, y es capaz de ponerlos incluso en las heridas que provocan
en el ganado vivo, con las irritaciones consecuentes que suponen para el animal que al nacer las lar vas,
éstas se alimenten en su propia carne.

¡Para quitarte el apetito desde luego! Pero cuando ves a una no te paras ni un segundo en pensar en
todos estos datos. No, sino que coges la revista,la matas y ya está.

De esta misma manera, cuando tengas que emplear un verbo irregular en inglés, no puedes empezar a
recitar las diferentes partes que componen el mismo, sino que debes decirlo y ya está.

Las estructuras gramaticales están para utilizarlas,


no para meditar sobre ellas.

No pienses, ¡habla!

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Houseflies
La mosca doméstica mide entre 5 y 8 milímetros y es una de las moscas más comunes que existen.

Aunque sólo viven entre dos y cuatro semanas, la hembra es capaz de poner más de 9.000 huevos.¡Por
algo hay tantas!

Curiosamente, las moscas domésticas sólo pueden ingerir comida liquida así que echan saliva encima
de la comida sólida para poder digerirla. ¡Son un encanto!

Aunque siempre consideramos a las moscas como bichos sucios y poco higiénicos, desde su propia
perspectiva se trata de un insecto muy limpio ya que cuando no está volando no para de asearse ,
limpiando, entre otras cosas, sus propios ojos, dado que no tiene párpados que puedan ejercer esta
función.
Fascinante ¿no? Pero cuando ves a una,aun conociéndola un poco mejor como ahora, no te cortas. No,
coges la revista, la matas y ya está.

De esta misma manera, cuando tengas que formular una pregunta en inglés, no puedes pararte a
pensar en qué verbo auxiliar te hace falta sino que debes decirlo y ya está.

Las estructuras gramaticales están para utilizarlas,


no para meditar sobre ellas.

No pienses, ¡habla!

5
La batalla de Crécy
En el año 1346, se celebró una legendaria batalla entre los ingleses y los franceses en un lugar llamado
Crécy, en el norte de Francia. Marcó un punto de inflexión en la historia militar porque señaló el fin de
los tiempos de la caballería, y el advenimiento de una nueva era en la que lo que más importaba era la
potencia de fuego de un ejército y no la fuerza bruta de sus hombres.

En un lado del campo, un ejército de 30.000 a 40.000 hombres, entre ellos muchos caballeros con
armaduras de la nobleza francesa, y unos 15.000 mercenarios ballesteros genoveses; frente a ellos, de
10.000 a 12.000 soldados ingleses con poca protección corporal pero con un gran número de
arqueros.

Verdaderamente los caballeros franceses tenían un aspecto magnífico, montados a caballo y vestidos
con una reluciente armadura, imponentes de ver. Abrieron fuego los ballesteros del ejército francés
provocando la muerte de no pocos ingleses. Pero mientras que en recargar su arma tardaban un
promedio de dos minutos, los arqueros ingleses (galeses la mayoría) eran capaces de lanzar hasta
veinticinco flechas en el mismo periodo de tiempo. Huelga decir que diezmaron a los franceses, que
rápidamente quedaron sin caballos, obligando a los supervivientes a luchar a pie con todos los
inconvenientes que suponía una armadura bella pero pesada y poco práctica para la lucha mano a
mano. La victoria fue para los ingleses y acabó con la supremacía de los franceses en el continente
durante bastantes años.

Si tú también quieres ganar al inglés, no puedes permitirte la misma torpeza con el


idioma que tenían los ballesteros franceses con sus ballestas. Necesitas una destreza
y agilidad lingüística parecida a la que tenían los arqueros ingleses con sus arcos.

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La no invasión Napoleónica
de Inglaterra
El mayor enemigo de la Francia del emperador Napoleón I fueron los ingleses. No tanto por su
potencia militar, que se veía sobrepasada por otros adversarios del intrépido corso como Austria o
Rusia, sino porque dominaban los océanos,y quien era dueño del mar controlaba el comercio.

Desde 1802 Napoleón ya tenía su “Ejército de Inglaterra” alineado en las costas de Normandía con la
intención de invadir la Albión y acabar de una vez por todas con este gran irritante problema que no
dejaba de fastidiar sus planes de dominio europeo.

Pero primero se distrajo con una cosa, luego con otra, y con otra… hasta que llegó el día, en 1805, en
que la derrota cerca del cabo de Trafalgar, en la que se destruyó gran parte de la flota francesa, señaló la
imposibilidad de trasladar su gran ejército a tierra inglesa por falta de la protección adecuada en la
travesía.

Ocasión perdida para el general republicano convertido en monarca absolutista que erró y centró sus
atenciones en otros asuntos cometiendo, a pesar de su brillantez militar, una serie de crasos errores
que luego pagaría muy caros: primero con España, y luego con Rusia, dos campañas catastróficas que
debilitaron sus fuerzas y que finalmente permitieron al ejército de la coalición liderada por el general
inglés, el duque de Wellington, acabar con el sueño imperialista de forma definitiva en la batalla de
Waterloo en 1815.

Si hubiese invadido Inglaterra en 1804, Napoleón habría conseguido con toda probabilidad su objetivo
de reinar en toda Europa.

Si tú, como Napoleón, te dejas distraer con otras cosas, el inglés,


en principio un objetivo alcanzable y destruible, acabará contigo.
7
La batalla de Hastings
1066 es probablemente la fecha más conocida de la historia inglesa, ya que señala la última ocasión
en la que Inglaterra fue conquistada por un ejército invasor.Tras la muerte del rey Eduardo el
Confesor, se desencadenó una disputa de sucesión entre el noble sajón Harold, quien se hizo
coronar rey, y el duque William de Normandía, primo lejano del difunto rey.

En el mes de octubre, el ejército de William desembarcó al sur de la costa inglesa y fue alcanzado por
las tropas de Harold, que le esperaban en un sitio muy ventajoso en la cima de un cerro no lejos del
pueblo de Hastings.

La batalla que tuvo lugar a continuación empezó con los normandos lanzando sus flechas, que no
hicieron grandes daños debido a la formación compacta de los escudos en forma de pared de los
sajones. Después, la caballería normanda atacó aunque fue repelida por los duros golpes que
infligieron las hachas danesas de los ingleses.

Todo parecía perdido y en particular cuando corr ió la voz de la supuesta muerte del duque William.
Pero éste no se rindió e insistió en un ataque definitivo que derrotó a los sajones, matando a su líder,
Harold, alcanzado en el ojo por una flecha, según la leyenda, y dándose a la fuga. Con la derrota de los
sajones, el camino hacia Londres y la corona se abrió para William.

Como para William el Conquistador, ganar la batalla al inglés no es cosa fácil.


Todo se presenta cuesta arriba, y los golpes y contratiempos son múltiples.
Pero si perseveras, verás como al final el inglés
te deja ganarle y acabarás siendo su dueño incontestable.

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Atrapamoscas y golondrinas
Inútil a toda resistencia en contra de la tentación que provoca su carne jugosa, y tras dar unas cuantas
vueltas con el fin de determinar el mejor sitio para aterrizar, la mosca se posa delicadamente sobre la
hoja y... nunca más la vemos. En un milisegundo, la hoja se ha cerrado uniéndose a su hoja pareja,
parecida a unas pequeñas mandíbulas verdes. En vano la mosca intenta liberarse ya que cada
movimiento suyo sólo sirve para que las hojas cierren con más fuerza hasta llegar a cerr arse
herméticamente, formando de esta manera un tipo de estómago primitivo. La digestión dura unos
diez días, reduciendo a la mosca a una cáscara seca y sin valor nutritivo.

Las plantas atrapamoscas suelen tener entre cuatro y siete hojas trampa, cada una de las cuales
consume un promedio no superior a tres insectos durante toda la vida de la planta.

Fascinante.

No existe espectáculo más bello para la contemplación humana que el vuelo frenético pero lleno de
gracia de las golondrinas en una tarde de verano. Son incansables en la búsqueda - interminable - de
una presa. De hecho dedican la mayor parte del día a per seguir insectos voladores de todo tipo. Eso sí,
tienen su comida favorita, pero son capaces de devorar cualquier bicho siempre que sea inferior en
tamaño a un abejorro.

Para conseguir su propósito a lo largo del proceso evolutivo han desarrollado unas colas relativamente
largas en forma de “v” que les permiten la máxima maniobrabilidad asegurando que ninguna mosca
escape del alcance de su pico despiadado.

Precioso.

9
Cuando se trata de aprender inglés, puedes ser atrapamoscas o golondrina. A continuación te
presentaré las ventajas respectivas de cada uno y luego podrás elegir cuál quieres ser.

Las atrapamoscas. En realidad, por muy sofisticadas que parezcan, las atrapamoscas no hacen gran
cosa. Una ventaja indudable: no se molestan en moverse. Simplemente esperan, esperan y esperan a
que llegue la mosca. Si llega bien y, si no, pues se aguanta. Pero siempre llega algo y en ese momento la
atrapamoscas es feliz, cierra sus mandíbulas y devora a la pobre mosca que no tiene posibilidad de
escapar.Tras diez días de digestión, la hoja moscacidia es capaz de reabrirse y comer de nuevo. Pero
rara es la atrapamoscas que devora más de tres moscas por hoja. Si multiplicamos por las siete hojas
que tiene la planta, llegamos a un total sumamente patético de veintiuna moscas.

Las golondrinas. Nadie lo puede negar, las golondrinas son insaciables. Gracias a sus prodigiosas
piruetas y sensacionales volteretas cazan hasta la más diestra de las moscas. Y comen y comen. Pero,
claro, tienen que esforzarse porque las moscas no les vienen por su propia cuenta. En un solo día igual
comen quinientas o más moscas para repetir la hazaña al día siguiente, y así durante toda su
emocionante existencia.

Ahora ¿tú qué quieres ser: atrapamoscas o golondrina? Las atrapamoscas limitan su contacto con el
inglés a clases semanales en las que ni siquiera se esfuerzan en hablarlo. Simplemente se conforman
con atrapar algunas enseñanzas de forma pasiva. Por eso su inglés queda arraizado en la tierra durante
toda su vida. En cambio, las golondrinas son voraces devoradoras del inglés buscando cualquier
oportunidad para exponer se al idioma: en clase, leyendo en el autobús, escuchando discos en el coche,
aprovechando cada ocasión para hablar con compañeros ingleses; vamos, están dispuestas a hacer
cualquier cosa para mejorar su inglés. Por eso su inglés vuela,y de forma espectacular.

Entonces, ¿atrapamoscas o golondrina?


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Postales
En una reciente visita a la Provenza, durante el café de después de una lar ga cena familiar, mi padre me
contó una historia encantadora de un apicultor francés. No me acuerdo de su nombre así que nos
referiremos a él como Serge .

Serge era un pequeño pero robusto apicultor de unos sesenta años aproximadamente. Llevaba toda la
vida siendo apicultor. De hecho, era el último representante de una larga estirpe de apicultores. Es más,
nadie de la pequeña aldea donde vivía en los montes provenzales se acordaba de nadie de su familia que
no hubiera sido apicultor.

Serge se ganaba la vida vendiendo su miel en el mercado de un pueblo que se encontr aba a unos ocho
kilómetros de su casa. Vivía de forma modesta pero cómoda a la vez. A veces el invierno era duro pero
siempre le compensaba un aumento en la demanda en cuanto llegaban los primeros turistas a principios
de abril. Aunque no era rico estaba feliz, cuidando a sus abejas entre sus albaricoqueros que daban algo
de sombra a la zona donde estaban acur rucadas las colmenas. Un asiduo del mercado que se celebraba
todos los viernes, Serge era una cara conocida y popular tanto entre sus clientes como entre sus
compañeros de los puestos porque siempre tenía algo bonito que decir y una sonrisa de lo más preciosa.

Sin embargo, un día ocurrió una catástrofe. Resulta que entró en vigor una nueva legislación europea que
exigía el estricto cumplimiento de unas absurdas rigurosas leyes de higiene. En el mundo apícola eso
significaba hacer una enorme inversión tanto en nuevas colmenas reguladoras como en equipamiento
para hacer pruebas muy car as. El pobre Serge estaba desolado y totalmente perdido en cuanto a qué
hacer. Sabía que su miel no sólo era perfectamente comestible sino que también era de una calidad
extraordinaria. Sin embargo, los parámetros habían cambiado al igual que los criterios bajo los que su miel
sería juzgada. Los apicultores de la Unión Europea tenían varios meses de gr acia para hacer las
modificaciones necesarias en su equipamiento. Durante este tiempo, Serge seguía yendo al mercado con
la misma sonrisa de siempre.

Llegó la hora de la verdad. Era una mañana de mucho frío con un viento del nor te cortante que castigaba
con toda su fuerza a los tenderos que estaban colocando sus mercaderías. Parecía un día de mercadillo
como otro cualquiera.
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Las mismas caras se veían detrás de los mismos puestos, vendiendo las mismas cosas de siempre. Sin
embargo, faltaba algo, o mejor dicho, alguien. No se veía a Serge en ninguna par te. Sus amigos y sus
clientes preguntaban por él, pero en vano. Pasaron las semanas, y luego los meses, y su querido amigo no
daba señales de vida. Por respeto, ningún tendero ocupó el sitio del puesto de Ser ge que quedaba vacío,
un recuerdo continuo de su ausencia.

A principios de abril el tiempo cambió de forma repentina y brotó con fuerza la primavera. Parecía que
los árboles en flor sonreían a los residentes del pueblo donde se encontraba el mercadillo. Sin embargo,
no era ésa la única sonr isa nueva.

Porque de pie, detrás de su puesto, como si no hubiera pasado nada, estaba Serge. Sus amigos estaban
encantados de volver a verle después de tanto tiempo, pero algo perplejos. Su sorpresa se debía a que,
en lugar de tarros de miel, su amigo estaba de pie detrás de dos stands de postales. Su asombro fue mayor
cuando el primer cliente, un turista alemán, se acercó a Serge y le preguntó el precio de los postales.
“Cinco euros” contestó. “¿Cinco euros? tartamudeó el alemán, totalmente desconcertado. “Eso es,” dijo
Serge. “No es un poco caro para una simple postal”, razonó el hombre. “Puede que usted lo piense,” dijo
Serge con una sonrisa pícar a y cierto brillo en sus ojos, “pero cada uno viene con un tarro gratuito de
miel de óptima calidad.

La historia de Serge nos sirve a todos como lección en la importancia de tener recursos que, felizmente,
podemos aplicar en el proceso de aprender un idioma. Serge era un apicultor muy capaz hasta que
cambiaron las normas, lo que hizo, de la noche a la mañana, que su miel ya no fuese tan valiosa. De forma
parecida, todos nos comunicamos perfectamente bien en nuestro idioma materno. Luego, de repente,
nos vemos en una situación en la que tenemos que hablar otro idioma y los parámetros cambian.
Nuestra “miel” ya no vale. Nunca más estaremos en posición de vender la misma miel (una soltur a
lingüística absoluta). Tenemos que encontrar una solución y rápido. Requiere recursos e ingenio. Si no
podemos vender el mismo producto, ¿por qué no dejamos al cliente (nuestro interlocutor) conseguir
nuestra miel (nuestro mensaje) vendiéndole un postal (tu imperfecto inglés con fuerte acento español).

No importa cómo lo hagas siempre que consigas tu miel al final.


12
Tres historias de amor
El amor

Fue un flechazo. Algo mágico pasó en aquella aula cuando se encontraron por primera vez. Fue amor a
primera vista. Desde el primer momento, Juana se enamoró de él. Le adoraba, dedicándole toda su
atención y sus horas libres. Nada más salir de trabajar, ella volaba a sus brazos,y lo escuchaba, escuchaba
y escuchaba.

Le encantaba escucharlo y por eso su relación floreció tan bien. Por su parte, él le acompañaba todos
los días en el metro, conversaba con ella, dejándole en la mismísima puerta de su oficina.Y dedicaba
todos sus fines de semana a hablar con ella, a viajar con ella y a compartir todo con ella.

Con el tiempo se fueron conociendo cada vez mejor, llegando a existir entre ellos un perfecto
entendimiento.Y todo de forma tan natural. Ella lo entendía sin casi tener que hacerle caso, y él estaba
tan enamorado de ella que hacía casi todo lo que ella quería.

Moraleja: cuando existe el amor, casi todo es posible. Si, como Juana, estás
enamorado del inglés, un día serás capaz de dominarlo con una soltura
impresionante. La pasión conlleva al esfuerzo y el esfuerzo lleva al éxito.

El engaño
Las cosas no empezaron mal. Bárbara lo quería a su manera, dedicándole algo de atención, sentándose
con él para hablar de vez en cuando aunque, hay que decirlo, no le gustaba escucharle demasiado y se
aburría con sus aparentes sandeces a los cinco minutos.

Él respondía con ocasionales detalles, manteniendo una convivencia más o menos aceptable aunque
empezaba a faltarle de vez en cuando, y siempre desaparecía en los momentos cuando ella más lo
necesitaba. Pero con el tiempo, como él no respondía a sus deseos,ella empezó a buscar en otro sitio,
13
buscando en primer lugar a otro para divertir se los lunes, y luego a otro para los martes, y así, y así.

La desunión entre ellos llegó a ser tal que un día él simplemente le abandonó, sin decirle nada y para
siempre. Nunca volvió.

Moraleja: si no existe el amor, lo mejor es cortar en seguida para evitar dolorosas


consecuencias más adelante. Si, como Bárbara, no tienes ninguna pasión por el
inglés, ¿para qué prolongar la agonía? Si no le dedicas el tiempo y atención
necesaria al inglés, empezarás a buscar otras actividades para ocupar tu tiempo y
éste te abandonará.

El aguante
Se casaron jóvenes sin pensárselo mucho y, conviene decirlo, sin tampoco conocerse demasiado. A
Clara él le caía bien, y en cuanto a él ella no le trataba tan mal, en comparación con otras. Durante la
semana apenas se hablaban. Ella siempre tenía tantas cosas que hacer. Luego, el fin de semana, ella,
sintiéndose un poco mal, se esforzaba en darle a él algo de su tiempo. Pero muy pronto llegó a tener
muy claro que todo lo que Clara compartía con él lo hacía sin ganas, y él comenzó a sentirse
demasiado incómodo, empezando a tratarle de la misma forma aunque hiciera las cosas bien o mal.
Todo le daba igual y se convirtió en un vago mantenido a costa de ella. Además, todo el potencial de
convertirse en algo excepcional que tenía cuando se conocieron se quedó en nada. Lo mismo le
ocurrió a ella hasta el punto en que los dos fueron apagándose.

En realidad, él nunca pensó en abandonarla pero su matrimonio de conveniencia, hay que decirlo,
produjo pocos frutos.

Moraleja: si como Clara tu relación con el inglés es una de puro aguante mutuo,
mejor sería gastar tu dinero en algo que te apasionase más porque sin pasión tu
inglés nunca llegará a ninguna parte.
14
Titanic
En la madrugada del lunes 15 de abril de 1912, el trasatlántico más grande y lujoso de la historia se
hundió en las aguas heladas del Atlántico en su travesía inaugural, lo que supuso uno de los peores
desastres marítimos en tiempos de paz. Sin embargo, cuando escasos días antes salió del puerto de
Southampton, en Inglaterra, la orgullosa constructora consider aba que era imposible que aquella nave
se hundiera. Habían invertido años de estudio para construir un barco con el fin de impresionar al
mundo entero.Tristemente, su obra maestra será siempre recordada por su suntuosa opulencia y su
catastrófico hundimiento en lugar de por su excelente diseño, tan comentado en la prensa.

No estábamos cuando se hundió el Titánic pero yo sí he conocido a muchos Titánicos


ambulantes durante mi larga experiencia como profesor de inglés.
Me refiero a personas que dedican años a estudiar inglés con todas las comodidades del mundo: en
casa, en sus ofi cinas o en una academia de barrio. Finalmente, emprenden su primer viaje en alta mar
equipados con un impresionante juego de “phrasal verbs”, una inigualable colección de dichos, cada
uno de ellos cuidadosamente memorizados, y un glamoroso despliegue de argot con que deslumbrar
a los nativos.

De repente se enfrentan a su primer gran reto. Un enorme iceberg con apariencia de ejecutivo
neoyorquino se atisba en el horizonte. ¡Pánico! Se lanzan los“phrasal verbs” pero en la confusión salen
en el orden equivocado y no surten efecto. Las expresiones de argot empleadas fuera de contexto
sólo ayudan a dificultar la maniobra. Como último recurso, el Capitán dispara los dichos pero se
equivoca de dirección y el desastre ya es inevitable.

La fuerza del impacto es tremenda. La estructura de la nave desvela su debilidad.Queda claro que se ha
invertido demasiado tiempo, esfuerzo y dinero en ornamentación y adornos superficiales. Siempre
parecía que todos aquellos exámenes, ejercicios buscando la palabra que faltaba y tests eran
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suficientes para garantizar un armazón muy sólido, técnicamente hablando. Las chapas de metal están
pero no están bien unidas con remaches. El problema es que todas aquellas pruebas se realizaron en el
dique seco a expensas de pruebas más rigurosas en alta mar.

Moraleja: es mejor zarpar en un barco más pequeño y modesto pero solidamente


construido y comprobado de forma rigurosa, que en un gigantesco buque equipado
de mármol de óptima calidad y accesorios de oro y cristal pero plagado de
deficiencias técnicas.

Como los astilleros de Harland & Wolf, muchos estudiantes de inglés se obsesionan con equiparse
de parafernalia que impresiona a primera vista pero que no sir ve de nada cuando te chocas con
un iceberg. Tu dominio de las estructuras verbales se estanca. Debes dominar el afirmativo, el
negativo y el interrogativo de los verbos básicos en los principales tiempos verbales con total
soltura si no quieres que entre agua. Una vez que se filtre agua, no tardarás en hundirte .

Esto requiere muchas pruebas en alta mar, practicando estos aspectos del idioma hasta que te
sientas lo suficientemente cómodo como para enfrentarte a un iceberg. Y sobretodo requiere
concentración. No dejes que te distraigan aspectos del idioma que no te ayudarán en una
emergencia. Los “phrasal verbs”, los dichos y el argot son útiles pero no primordiales.

No olvides que cuando se hunde un barco su capitán le acompaña, e igual que ha


ocurrido con el Titánic, puedes tardar años en recuperar los restos.

16
Secándose el pelo en la ducha
El otro día estuve en casa de mi suegra. Era por la mañana y tras un copioso desayuno decidí
ducharme. Me metí en la ducha y encendí el grifo pero, ¿cuál fue mi sorpresa cuando en lugar de
escuchar ese sonido tan refrescante de un buen chorro de agua que todos asociamos a la ducha,
escucho el ronroneo de un motor igual al de un secador del pelo?

Como te puedes imaginar,la sensación fue algo, por no decir muy,desconcertante. Me estaba mojando
pero, el ruido no me dejaba sentir el agua que caía encima mía. Después de unos momentos de
estupefacción, mi razonamiento (severamente limitado a esas horas de la mañana) fue que, con toda
probabilidad, el ruido fue causado por el aire atrapado en la alcachofa de la ducha; aunque daba igual
porque seguía pensando que me estaba secando el pelo en vez de ducharme.

Pero poco a poco empecé a acostumbrarme a ese ruido tan extraño hasta el punto en que pude, por
fin, sentir los chorros de agua en mi cuerpo y disfrutar de mi ducha matinal.

Al salir de la ducha se me ocurrió algo (¡ojo! porque ya te he avisado que mi razonamiento no fue todo
lo brillante que debía haber sido para ser por la mañana): lo que yo acababa de experimentar era algo
como lo que experimentamos cuando empezamos a aprender un idioma extranjero. Al principio
decimos cosas que nos parecen tan extrañas que tenemos la impresión de no estar comunicando
nada. En realidad, sí estamos comunicando (mejor o peor) y, con el paso del tiempo, esta nueva
sensación tan ajena a nuestros hábitos se convierte en algo que, aunque diferente, nos resulta familiar.

Si te sientes extraño hablando en inglés, sigue en tu empeño porque poco a poco


notarás las refrescantes gotas de agua.

17
Días buenos y días malos

Llevo ocho años viviendo en España. Cuando llegué no hablaba ni una sola palabra de castellano, ni
tampoco lo he estudiado después. Pero he llegado a poder expresarme medianamente bien hasta
incluso atreverme a escribiros en vuestro propio idioma acerca de mis ideas sobre el proceso de
aprender un idioma.

No estoy ni echándome flores ni proponiéndome como ejemplo a seguir. De hecho mi español deja
mucho que desear y mi falta de esfuerzo no se puede considerar ejemplar bajo ningún concepto. Pero
bueno, me defiendo bastante bien y me considero capaz de enfrentarme a cualquier situación
personal o profesional en vuestra lengua.

Pero tengo mis días. Hay ocasiones, sobre todo a primera hora de la mañana, en las que me veo incapaz
de resolver ni siquiera la situación lingüística más banal. Hay veces en las que cuando llega mi turno en
la taquilla, soy incapaz de pedir un billete de tren.Ni al primer intento ni al segundo ni al tercero.Verse a
uno mismo irremediablemente atascado en una situación tan cotidiana puede hundir su confianza para
todo el día.Yo, por ejemplo, me digo en estas situaciones: “Llevas ocho años aquí y te supera el reto de
pedir un simple billete de tren”. Pero no es para tanto. Simplemente hay que aceptar que uno tiene días
buenos, días no tan buenos y, a veces,días en los que mejor habría sido quedarse en la cama.

No te vengas abajo por un simple mal día en inglés.

18
Post-it power
Tuve una vez un alumno que se llamaba José Luis. Tenía ya cierta edad pero estaba empeñado en
aprender inglés como fuera. Seguía todas mis instrucciones al pie de la letra, hasta la más peligrosa.

José Luis tenía que realizar a diario un desplazamiento de una hora durante el que escuchaba casi
todos los CD’s que Vaughan tiene en su porfolio de materiales didácticos. Sobra decir que el avance en
su comprensión auditiva fue enorme y, como era de esperar en semejante caso, no tardó en mejorar
su expresión oral.

Pero hizo otra cosa también que, quizá, no le tenía que haber aconsejado. Cada noche, al llegar a casa,
cogía uno de nuestros libros de vocabulario y, religiosamente, apuntaba tres palabras nuevas con sus
significados en español en tres post-it. Al día siguiente, nada más entrar en su coche, pegaba estos tres
post-it en el volante. Mientras conducía, obviamente, no les prestaba la más mínima atención.Pero cada
una de las veces que se paraba en un semáforo, leía estas tres palabras en voz alta unas cinco o seis
veces.

Cuando llegaba a su despacho, volvía a pegar los tres post-it, esta vez en la pantalla de su ordenador.
Tampoco les daba mucha importancia durante sus ajetreadas jornadas de tr abajo, pero allí estaban,
siempre a la vista, y, poco a poco conforme transcurría el día, estas tres palabras entraban en lo más
profundo del conocimiento de mi amigo José Luis.

De esta manera, José Luis consiguió, en tan sólo un año, que más de 700 palabras nuevas formasen
parte de su inglés activo. Porque encima, cada vez que nos veíamos o que él tenía que hablar con un
compañero de Detroit siempre encontraba la forma, a veces de lo más rebuscada, de introducir sus
nuevas palabras en lo que decía.

En el aprendizaje de un idioma, la familiaridad lo es todo. Cuanto más veces veas


una palabra, más probable es que la puedas utilizar en contextos reales.
¡Pero cuidado al volante!
19
¡Qué bodrio!
Se trata de una no muy conocida anécdota futbolística: un entrenador extranjero fue fichado por uno
de los más importantes y prestigiosos clubes del fútbol inglés. En su primer día de trabajo convocó a
toda la plantilla y empezó a dar un discurso detallando su gran visión estratégica para el equipo en
cuestión. Aunque chapurreaba inglés, más mal que bien hay que decirlo, desde sus días de jugador,
decidió optar por un traductor simultáneo en forma de un jugador compatriota.

El discurso empezó, se deterioró y se prolongó. El pobre traductor, agotado tras una hora de intensa
actividad cerebral, tuvo no obstante la energía suficiente y la picardía de traducir la última conclusión
(porque había varias conclusiones) de la siguiente manera: "Y con estas palabras concluyo el discurso
futbolístico más aburrido de la historia".

En este mismo instante el mister perdió, de forma irreparable, la confianza de sus jugadores, todos
muertos de risa. No hace falta que mencione que no duró mucho en el equipo.

Si no conectas con tus interlocutores, no te comunicas con ellos. Seguramente si este profesional
hubiese hablado tan solo cinco minutos en su inglés atroz, habría ganado más respeto de sus jugadores
aunque sólo le hubiesen entendido a medias.

Los idiomas existen para comunicar.


Que lo hagas bien o mal, no es lo más importante.
Lo importante es intentarlo.

20
Luigi - ¡es que le entiendo todo!
Lorenzo era un buen amigo mío que trabajaba como directivo en una multinacional, por lo que su
trabajo siempre le obligaba a viajar y a desarrollarse en situaciones de alta tensión en las que sólo
se hablaba en inglés.
La verdad es que tenía bastante suerte porque tenía colegas de varios países europeos y todos ellos
se encontraban en la misma situación incómoda a la hora de realizar su trabajo en inglés. ¿Todos los
compañeros? Bueno, todos no. Todavía, por desgracia, había un núcleo de irreductibles ingleses que,
para colmo, eran los grandes jefes ya que la empresa era británica.
Lorenzo siempre me venía con la misma queja: "¡Es que a Luigi le entiendo todo! El problema son los de
tu país".
Estamos ante una situación bastante común que saca de quicio a muchos ejecutivos españoles en sus
viajes de negocios por el mundo. ¿Cómo es que entienden a la perfección a sus colegas franceses,
italianos y portugueses cuando hablan en inglés pero no entienden ni la mitad de lo que les dicen los
ingleses y norteamericanos?
La respuesta es muy fácil. Un extranjero, del país que sea, suele emplear las mismas estructuras y un
vocabulario muy reducido que suele ser el inglés que se aprende en todos los colegios del mundo. Si
encima el individuo proviene de un país de raíces lingüísticas latinas, está claro que las traducciones
literales (en muchas ocasiones barbaridades) que se hacen te ayudarán a entender sin problemas a
otras personas que compar ten las mismas raíces.
Un inglés o un norteamericano, sin embargo, no hablan como se enseña en los libros de texto.Su inglés
es real con todos sus inconvenientes: contracciones, palabras desaparecidas en acción, frases
idiomáticas, irregularidades, argots y una larga lista de etcéteras.
Llegar a entender a un italiano cuando habla inglés supone indudablemente un primer paso
importante en el aprendizaje del inglés y un gran salto en la autoconfianza.

No obstante, entender a la primera a un nativo debe ser el objetivo de cualquier


estudiante de inglés. Cuanto más inglés escuches, más factible se hará este objetivo.
21
Platfffffffffffffaoaaaaaaaa
El otro día estaba esperando un tren en un andén de Atocha cuando escuché un aviso por los
altavoces instalados en la estación.Y como de costumbre no me enteré ni de la mitad, pero no por ser
inglés sino porque había tantas interferencias en la retransmisión del mensaje que fue prácticamente
imposible que alguien entendiera algo.Y viendo las caras de perplejidad de las demás personas situadas
en el andén, confirmé mi sospecha. Bueno pues si nadie lo entendió, no pasa nada.Pero sí pasa, porque
todos nosotros, usuarios del tren, sabíamos que querían comunicarnos algo, y como el mensaje no se
repitió era obvio que la persona encargada de transmitir dicho mensaje desde su cabina de control se
había ido contenta pensando que había hecho bien su trabajo. Todo esto nos dejó bastante
desconcertados sin saber qué hacer.

Algo parecido nos ocurre cuando hablamos un idioma extranjero con una mala pronunciación.Todas
las palabras adecuadas salen de nuestra boca y, encima, para nosotros, de una forma correcta. Sin
embargo, nuestro interlocutor sólo escucha sonidos extraños, una serie de palabras distorsionadas
que no tienen el más mínimo sentido. Esto produce la misma sensación de desconcierto que nos
provocó el aviso a todos los viajeros de Atocha.

Una cosa muy comprensible es hablar inglés con acento español, algo que además
nunca dejarás de hacer, y otra muy distinta es hablar inglés como si fuese español.

Por eso, hacemos tanto hincapié en la pronunciación.

22
Barro en las ruedas
El año pasado estaba veraneando en una zona rural de Francia y, un día, decidí hacer una excursión
explorando algunos pueblos perdidos de aquella región montañosa. Íbamos de pueblo en pueblo, y la
verdad que a cada cual más bonito. Paramos en una maravillosa terraza sombreada para tomar un
refresco cuando la vi y supe en ese mismo momento que el día no acabaría sin que la viese más de
cerca. Me refiero a una preciosa capilla de montaña que atisbé a través de unos pinos que poblaban la
cima de un monte. Al preguntar cómo llegar a ese sitio tan paradisíaco, me indicaron un camino de
cabras que las recientes lluvias habían dejado totalmente embarrado. También, al ver mi modesto
coche me desaconsejaron energéticamente emprender semejante locura.

Pero a mí me gustan las locuras y subí a mi coche, y de cabeza lo dirigí por aquel camino. En seguida
empecé a notar cómo el barro poco a poco se pegaba a mis ruedas que no rodaban del todo bien,
pero avanzaba de todos modos. Sin embargo, conforme me acercaba a la cima, les costaba cada vez
más a las ruedas agarrar se al suelo, hasta que llegó un momento que había tanto barro pegado a ellas
que rodaban solas sin avanzar lo más mínimo. Estaba totalmente atascado.

Los errores que cometemos cuando hablamos un idioma extranjero son como el barro. Si se nos
pegan algunos, no pasa nada. Sin embargo, si el cúmulo de errores es grande, impide la comunicación
por completo y deja a nuestra maquinaria lingüística totalmente inútil.

Por eso en Vaughan siempre corregimos cada error que comete un alumno nuestro,
no con el fin de erradicar la totalidad de errores pero sí de minimizarla.

23
El compañero listo
En mi segundo año en España conocí a un escocés con quien pronto llegué a tener una muy buena
amistad. De hecho salíamos a menudo, sobre todo los jueves por la noche, con otros amigos y amigas,
casi todos ellos españoles. Siempre lo pasábamos muy bien salvo con un pequeño“pero” por mi parte.
Bueno, esto de“pequeño” es una forma de hablar. En realidad se trataba de un gran “pero”.

Y es que mi amigo llevaba ya siete u ocho años aquí en España y hablaba un castellano casi perfecto.Y
encima casi sin acento ya que, curiosamente, los escoceses comparten con los españoles estos dos
sonidos que tantos problemas nos dan a nosotros, ingleses y norteamericanos. Me refiero a la“rrrrr” y
a la jota.

Que conste que yo ya hablaba un castellano medio decente por aquel entonces, aunque con algunas
lagunas bastante grandes y, como no, con este acento atroz que tanto nos caracteriza a los guiris. Lo
que pasaba es que mi amigo lo hablara tan bien que me cortaba bastante con su presencia. Ese bajón
de confianza tuvo unos resultados desastrosos para mi español que se deterioró en el acto. Verme
cometer más errores de lo habitual afectó aún más mi autoestima y así entré en un círculo vicioso que
no favorecía en nada mi evolución con la lengua. Soy bastante hablador pero la proeza lingüística de mi
amigo me dejó casi monosilábico.

Luego un día vi la luz. ¿Qué más daba que mi amigo hablara español mejor que yo? Mi español era
como era, y si cada vez que saliese con españoles me cortase en hablar, nunca llegaría a mejorar. Así
que empecé a hablar.Me di cuenta que mi amigo no se reía de mí sino que veía mis errores como algo
natural, y enseguida dejé de cometer todos esos errores que antes cometía a pesar de saber hablar.

La próxima vez que te encuentres en una situación con un compañero que hable
mejor inglés que tú, recuerda que él seguramente lo habrá pasado igual de mal con
el inglés en algún momento de su vida. Nada viene porque sí.
24
¡Ten cuidado con los españoles!
Son alegres, trabajadores y simpáticos pero hay una ocasión en la que los españoles pueden resultar
altamente peligrosos. Me refiero a cuando están en el extranjero.

Cada año miles de españoles lo dejan todo y acuden a ciudades como Londres o Nueva York con el
noble propósito de mejorar su inglés. En teoría lo que pretenden es sumergirse en un ámbito
angloparlante donde a base de un simple roce diario con el idioma anglosajón, acabarán absorbiéndolo
y hablándolo con fluidez. Sin duda,como método de aprendizaje funciona de maravilla, en teoría.

El problema viene con la práctica. Un español en Londres, por ejemplo, tiene una enorme tendencia a
juntarse con otros españoles, y hay miles donde elegir. En fin,el idioma común, la cultura, el sentido del
humor, las mismas referencias sociales, la añoranza de la querida patria y una larga lista de etcéteras
tiran mucho.

Resultado final: el español pasa más tiempo hablando castellano que inglés. Consecuencias para su
inglés: catastróficas.

Si contemplas irte a pasar algún tiempo a un país anglohablante, búscate un pueblo


perdido de provincias donde el único idioma que se hable sea el inglés.

25
Me lo apunto todo
Siempre me acordaré de Paquita. Entre sus amigos era considerada un verdadero fenómeno. Llevaba
más de diez años asistiendo religiosamente a clase de inglés y no hacía más que apuntar. Y apuntaba, y
apuntaba y apuntaba. Luego, en casa, memorizaba todos sus apuntes, y así, todos los días hasta
convertirse en el fenómeno que es ahora con un vocabulario realmente amplio par a una persona no
nativa. Era la envidia de todos sus compañeros de clase e incluso de su profesor, una persona que
compartía con Paquita ese afán por las palabras.

Bueno, hasta ahí bien. Pero, la historia de


Paquita no es una de éxito sino, más bien, raya lo realmente triste.
El día que Paquita tuvo que recibir a tres clientes canadienses en su trabajo llegó. La eligieron a ella
precisamente por la buena reputación que tenía en cuanto a sus dotes lingüísticas. Sus jefes confiaban
en que ella podía tanto ganarse la confianza de esos tres individuos como ganar un más que
importante contrato par a la empresa.

Lamentablemente Paquita fue incapaz ni siquiera de saludarles con naturalidad, y pronto sus clientes se
dieron cuenta de que iba a ser necesario contratar a un traductor. Por motivos dispares, el traductor
nunca llegó y los tres canadienses tuvieron que marcharse.

Paquita hizo el ridículo ante toda la empresa. Llevaba años apuntando vocabulario en inglés pero
nunca había practicado las estructuras verbales más impor tantes del idioma que, según ella, se sabía y
consideraba por debajo de su nivel.

No tomes apuntes en tus clases de inglés.


Los apuntes sirven para evitar la participación
26
Inglés en casa

Todos sabemos que el inglés es cada vez más importante en el ámbito laboral, una
herramienta profesional imprescindible para muchas personas hoy en día.
Pero ¿sabías que tu inglés también tiene una función muy importante en casa?
Me explico.
Mi familia llevaba dos meses absoluta y despiadadamente tiranizada por las llamadas constantes de una
empresa de telemarketing ubicada en Barcelona. Cada día, a partir de las seis, se repetía la misma
avalancha de llamadas y no había nada que pudiéramos hacer para conseguir que cesaran. Y lo
intentamos todo. Desde el más somero “Lo siento; no estamos interesados”, pasando por un
“¡DEJARNOS EN PAZ!” de lo más enojado y llegando a suplicas de las más desesperadas y patéticas,
tipo “Por favor, le suplico; no entiende usted que sólo estamos intentando vivir tranquilamente en
familia y que no hemos hecho nada para que usted estropee este momento...”.Pero no había manera.

Hasta el día en el que decidí contestarles en inglés: “I’m sorry, if you want to sell me anything, you’ll have to
do so in English”. ¡Qué maravilla! El efecto fue inmediato y letal. La voz tan chula a la que ya me había
acostumbrado se descompuso en el acto. “Uh...perdón...no le....entiendo...”. Yo insistí y a los veinte
segundos un muy apurado operador suspiró y colgó...¡¡¡PARA SIEMPRE!!! No han vuelto a llamar y
nosotros hemos renacido, y todo gracias al inglés.

Si te pasa lo mismo, inténtalo y verás qué resultado más gratificante. Ahora sí, si trabajas como director
en el mundo del telemarketing, te recomiendo que a partir de este momento un buen dominio del
inglés sea un requisito fundamental en la selección de los teleoperadores. ¡Falta les hará!

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Por muy bien que hables inglés...
El otro día me puse a pensar en lo que realmente importa para mí, como extranjero, a la hora de
hablar castellano, ¿hablarlo perfectamente o poder comunicarme eficazmente?

Durante mis años aquí en España, he conocido a dos o tres individuos, todos angloparlantes, que
tenían una capacidad expresiva en castellano muy superior a la del 80% de los españoles. Increíble.
Maravillaban a sus interlocutores y les vendían lo que quisieran. Ahora sí, cometían algunos errores
gramaticales y a veces empleaban expresiones un poco forzadas, aún así comunicaban sus ideas como
pocos.

Al fin y al cabo, ningún no nativo puede pretender hablar el idioma con la misma
naturalidad que una persona nativa, pero sí puede aspirar a ser un buen
comunicador en una lengua que no sea la suya.
En todos los países hay muchas personas que, aun teniendo una capacidad de expresión del 100%
nativa, solamente funcionan al 70% de sus posibilidades expresivas. Por eso, un no nativo que goza de
una capacidad de expresión del 90%, funcionando a ese 90% acaba siendo mejor comunicador que el
nativo que acabamos de mencionar.

Igual, con muchísimo esfuerzo, tú acabarás comunicándote en inglés mejor que yo, aunque mi técnica
sea superior.

Si eres buen comunicador en español, puedes llegar a serlo en inglés también.

28
Sísifo el vago
Imagina que tienes una enorme y pesada pelota (¡por favor!) y que tu tarea es empujarla hasta la
cima de un monte. Tras horas sudando como un pato y con un esfuerzo considerable, lo consigues
y llegas al punto más alto.

Pues ahora, imagina tu consternación cuando, de repente, ves la pelota empezar a rodar hacia
abajo, la pierdes de vista y todo ese trabajo tuyo se esfuma en un segundo.Y luego que te obliguen
a ir a por ella y a empezar de nuevo.Y así no una vez, ni dos, ni tres, sino durante toda la eternidad.
Desesperante ¿no? Pues si sustituimos la pelota por una roca, tenemos el destino del pobre Sísifo.

Para algunos la figura de Sísifo representa la encarnación del tormento eterno; para otros, la
misma imagen de la vida, una vida absurda, sin reglas, ni buena ni mala. Pero para mí representa
algo mil veces más transcendental, por lo menos en lo que concierne a la vida profesional de miles
y miles de españoles.

Sísifo es un español y la roca es el inglés. Empiezas fuerte y adquieres un momento considerable;


sigues un poco, te relajas, olvidas el tema unos meses y te vuelves a encontrar en el mismo sitio
donde empezaste. Dos meses más tarde la historia se repite, una y otra vez.

En realidad, Sísifo era un vago. No se daba cuenta que lo realmente importante no era el esfuerzo
que requería llegar a la cima sino el esfuerzo de mantener la roca arriba. Y podemos decir lo
mismo respecto al aprendizaje del inglés.

El esfuerzo ha de ser continuo aunque creas que no va a ninguna parte.

29
¡Un par de...!
Para sensaciones extremas, algunos dirían que no hay nada que iguale a la que uno experimenta
cuando está a punto de arrojarse al vacío desde un avión volando a cuatro mil metros con tan sólo un
pañuelo gigante para regresar sano y salvo a la tierra. Otros quizá dirían que estar a seiscientos metros
bajo tierra, en un laberinto de túneles cada cual más estrecho, con tan sólo una cuerda como escaso
vínculo con el resto de la humanidad supone lo máximo para la adrenalina humana. Pero yo no estoy
de acuerdo ni con unos ni con otros.

Como rey de los deportes de riesgo, nada puede competir con “stoat stuffing” , cuyo campeonato del
mundo se celebra cada año en el pub de un tranquilo pueblecito rural al sur de Inglater ra. Para
ayudarte a concebir por qué este depor te es tan peligroso debo empezar por explicarte lo que
significa la palabra “stoat”.

“A stoat” es un animalito con pequeños ojos y dientes muy afilados; vamos, un armiño. Pues en el
deporte que aquí nos interesa, dicho roedor es introducido a la fuerza en los pantalones de los
participantes a la altura de los tobillos. Huelga decir que aquí no hay pañuelos gigantes, ni cuerdas de
seguridad, ni cascos, ni ningún tipo de protección.Toda la gracia consiste en conseguir que el bicho salga
lo más rápido posible por la cintura. Pero, claro, igual que los revólveres de la ruleta rusa, los armiños
son imprevisibles. ¿Morderán o no morderán?

Hablar inglés, en cambio, no supone ningún riesgo para nadie. Así que, la próxima vez que se te ocurra
ponerte ner vioso cuando estés a punto de iniciar una conversación en inglés, piensa en esos valientes
insensatos de aquel lejano pub dispuestos a todo para conseguir la gloria.

En resumidas cuentas, desgraciadamente existen muchas cosas que son para


ponerse nervioso en esta vida pero el inglés no es una de ellas.

30
ummm... vacilar es bueno
Para un extranjero la clave de una buena pronunciación no está en las palabras sino en las no-palabras,
no tanto en lo que se dice como en lo que no se dice. Me explico.

Un español se acerca al inglés a través de su experiencia lingüística con el castellano. Lee las palabras
empleando sonidos que lleva toda la vida empleando. De ahí el verbo “come” suena como “com” en
lugar de “cáam” como debería ser. Nosotros tenemos el mismo problema a la hora de hablar español:
el vocablo “trabajo” se deforma en nuestras bocas y sale algo como “truabahou”.

Todos, (y es un gran error), tendemos a estudiar un idioma extranjero desde la palabra escrita. Pero yo
siempre leo el castellano desde la perspectiva de un inglés igual que tú leerás el inglés desde la de un
español. Por eso, nosotros en Vaughan hacemos tanto hincapié en la importancia del aspecto auditivo.

Sin embargo, existen unos sonidos que no se escriben y que nos pueden ayudar a mejorar la forma de
la boca y posicionamiento de la lengua. Me refiero a estos sonidos que creamos cuando dudamos,
cuando no sabemos lo que queremos decir.Y cada idioma tiene su sonido particular. El “er” francés, el
“é” italiano, el “eeeh” español y el “ummmm” inglés. Cuando recreamos estos sonidos tal y como los
pronuncia un nativo, nuestra boca y lengua adopta la forma y posición correcta para seguir hablando
con un acento nativo.

El problema es que normalmente yo, como inglés, en cuanto no tenga idea de lo que voy a decir en
español, digo “ummm” – para mantener mi acento perfecto de guiri. Pero si me esfuerzo obligándome
a decir “eeeh” mi boca cambia y la siguiente palabra me sale de la boca como si yo fuese español.

“Ummm” se pronuncia “áam”, cerrando la boca fuerte al final. Intenta decirlo cada vez que vacilas
hablando inglés y verás cómo mejora tu pronunciación.

Cuanto menos idea tienes de lo que vas a decir en inglés, ¡mejor para tu
pronunciación!
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Las mesetas
La meseta ibérica
Si eres montañero, quizá no haya mayor contratiempo o desilusión que darte cuenta que cuando
andas por una meseta y miras al horizonte, aparentemente éste no tiene fin.

Cuando se trata de mesetas, puede que la ibérica no se encuentre entre las más desmoralizadoras
para nuestro intrépido alpinista. Con una extensión de aproximadamente 400.000 km², está
entrecruzada por cuatro sierras, lo que significa que nunca desaparece la posibilidad de seguir
escalando.

La primera meseta en el aprendizaje del inglés es algo parecido. Suele llegar a los seis o siete meses de
estudios, tras la euforia inicial debido al torbellino de aprendizajes diarios; de repente eres consciente
de la cantidad de cosas que no puedes expresar en inglés y el mareo es considerable. Ante una tarea
aparentemente tan hercúlea, la gente tiende a retirarse y a apostar por la inercia.

Pero no lo hagas; estás en la meseta ibérica y el siguiente pico nunca está a demasiada distancia de ti.Te
encuentras a una altura media de 610 metros pero puedes llegar a alcanzar el pico del Moro Almanzor
a 2.592 metros. ¡Venga! Esfuérzate un poco.

La meseta etíope
La meseta etíope es otra cosa. Tiene una altura media de 1.675 metros y una extensión enorme de
500.000 km². Por muy bellas que sean sus tierras rojizas y sus sabanas herbáceas, para el montañero
tiene poco interés, provocando gran frustración, ya que la cima más alta, su próximo objetivo, puede
encontrarse a muchos kilómetros.

La segunda meseta en el aprendizaje del inglés, por su gran extensión, y también pensando en la altura
de la siguiente meta, es similar a la etíope.Ya te defiendes más o menos en el presente, futuro y pasado
pero tu inglés está plagado de pequeños errores que, si no estás dispuesto a trabajar duro para
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limarlos, marcarán tu inglés para siempre y te condenarán a errar eternamente por las sabanas etíopes
sin esperanza de volver a subir.

Estás a 1.675 metros. No está mal. Pero puedes llegar a alcanzar los 4.621 metros que tiene la cumbre
del Ras Mashen Terara. Requiere mucho esfuerzo, pero es factible. ¡Venga! No te quedes en la meseta.
Las vistas desde arriba son espectaculares.

La meseta tibetana
¡Wow! Llevamos mucho tiempo ascendiendo y tras un esfuerzo enorme hemos alcanzado los más de
4.500 metros pero de repente dejamos de subir.Hemos llegado a una meseta inmensa, la más extensa
del mundo, conocida como la azotea del mundo.

Tu inglés ya es la envidia de todos tus compañeros pero en el fondo sabes que tienes todavía mucho
terreno que recorrer para alcanzar la cima más alta. Si no haces nada, puedes quedarte toda la vida
deambulando por estas tierras sin subir ni bajar un sólo metro. No sueles cometer errores porque
sabes muy bien lo que sabes. Pero si quieres figurar entre los pocos que alcanzan la cima del Everest,
tienes que multiplicar tus capacidades expresivas por mil, leyendo, absorbiendo y arriesgándote. Sin
tomar riesgos, nunca saldrás de la meseta.

Aunque los más de 4.000 metros que te separan de los 8.848 que tiene la montaña más alta del
mundo te resultarán casi imposibles de escalar, no te conformes con estar en la meseta.Todo depende
de ti pero verás que esforzándote serás capaz de alcanzar algún pico importante aunque no sea el más
alto.

Hablando de las tres "mesetas" que experimenta cualquier persona en las diferentes etapas del
aprendizaje del inglés en las que parece que no avanzas hagas lo que hagas, hay que destacar que
suelen ser el resultado de la inercia provocada por el cansancio tras un largo periodo de estudio,
perpetuado por el desánimo y la falta de resultados que llegan cuando uno no estudia.

¡Adelante montañero!
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Lecciones en incomprensión
Alfonso
Le temía. Le tenía auténtico terror pero fui incapaz de compartir mis sentimientos de pavor con nadie
pensando que todos se reirían de mí. Verás, es que desde fuera parecía el tipo más inofensivo del
mundo. Risueño, bonachón, siempre con una buena palabra para todo el mundo, ¿cómo iba yo a
convencer a nadie de que este hombre era mi pesadilla?

Alfonso era albañil, padre de familia, amigo de mucha gente y gaditano, pero hablaba español de la
forma más endiabladamente cerrada del universo. Capaz de hablar cinco minutos seguidos sin ni
siquiera cerrar la boca, desconocía por completo el significado de la palabra "vocalizar". Escupía las
palabras a la misma velocidad que una metralleta; lo único que se podía considerar moderado en su
discurso era cuando le interr umpía su mujer.

Vamos, un verdadero horror para un joven e impresionable guiri. Y siempre me sentaban a su lado.
Daba igual la celebración: misa funeraria, cumpleaños de fulanito, boda de fulanita… yo siempre me
encontraba con ese hombre.Y peor todavía, no sé cómo pero le caía bien.¡Y dale que te pego!

El tema es que, más que un problema puramente auditivo,tenía su parte psicológica. Nada más verle la
cara, y ya de antemano, mis oídos se cerraban por la inminente incomodidad que preveían que iban a
sentir.Y, efectivamente, se acercó y como si estuviese hablando polaco, no entendía nada de lo que
estaba intentando comunicarme, ni una sola palabra.

Quizá, si me hubiese relajado algo habría captado algunas palabras y entonces se me habría abierto la
puerta para llegar a entender a ese hombre . Pero la impotencia que sentía se apoderó de mí,
dejándome atontado y quitándome toda posibilidad de comprensión.

Al tener de frente a un extranjero hablando en su idioma, es muy fácil convencerse a sí mismo de que
no vas a entender nada. Si lo haces,así será.

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Monsieur Teston
Siempre me acordaré de MonsieurTeston, ex combatiente de la resistencia francesa. Un hombre bajito
pero robusto que rozaba los ochenta años. Totalmente calvo y muy bronceado, la única cosa que
brillaba más que su calva era su enorme sonrisa, aunque en realidad la enseñaba poco, ya que se
trataba de un hombre de campo, templado y reservado.

Durante dos años tuve la suerte de ser su vecino en una pequeña aldea en los montes de la Provenza.
Se levantaba todos los días a las cuatro para ir con sus perros a cazar al bosque. Volvía a las doce,
almorzaba y se acostaba durante una hora. Luego pasaba la tarde labrando en su pequeña huerta y
cuidando a sus perros.

De vez en cuando me traía melones de su propia cosecha, a veces un conejo o unos albaricoques,y era
en esas ocasiones, casi a su pesar al ver mi agradecimiento, cuando su brillante sonrisa irrumpía en su
cara.

Monsieur Teston hablaba un francés muy cerrado con una voz bastante ronca. Al principio no le
entendía nada pero poco a poco iba pillando algo de lo que me decía, hasta llegar al punto de
mantener largas conversaciones con él. Un día vino a visitarme Clément, un amigo de París. Cuando
llegó, yo estaba hablando con MonsieurTeston de sus berenjenas.

Como en estos pueblos de la Provenza hay tiempo para todo, no interrumpí mi conversación al ver
llegar a mi amigo que se unió a nosotros. Seguimos durante cinco minutos aunque mi amigo,la verdad,
dijo poca cosa. Al despedirnos de mi vecino, que iba a pasar la tarde sentado a la sombra de un
platanero, mi amigo me dijo para gran sorpresa mía: "¿Sabes qué? No he entendido ni una palabra de lo
que ha dicho este señor." Es decir, que él siendo francés tuvo problemas para entender a un
compatriota suyo mientras que yo, el inglesito, le entendí casi todo. Curioso pero cierto. Claro, mi
amigo era parisino y no estaba en absoluto acostumbrado al argot de un cazador de jabalíes de la
Francia profunda.

Finalmente te das cuenta de que entender un idioma o no se reduce a una cuestión de habituar el oído
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a ciertos sonidos. Hay sonidos lingüísticos que nos rodean que nos resultan familiares, mientras que
otros, aunque el idioma sea el mismo,nos cuesta más entenderlos.

Archie
Un buen amigo mío escocés recibía cada año en casa a un ex compañero y compatriota suyo. Archie
era del noroeste de Escocía, donde todavía vivía. Era un tipo grandote con una barriga que miles de
cervezas habían convertido en el or gullo nacional. A pesar de sus casi cuarenta años conservaba una
melena rubia tipo figurante de Braveheart.Vale, físicamente daba bastante miedo pero más miedo daba
todavía su inglés.

No había manera de entenderle. Y no me refiero a nuestros amigos españoles que salían con nosotros
sino a mí, inglés de toda la vida y con pasaporte en vigor para demostrarlo.

Era una experiencia inolvidable. Me encontraba hablando con una persona que en teoría compar tía
mi idioma materno y era incapaz de averiguar lo que me estaba diciendo. A cada frase que me decía,
tenía que interrumpirle con "Sorry?". Al rato, él empezaba a sentirse incómodo y yo más al ver en sus
ojos el furor de los amiguetes de Mel Gibson.

Al año se echó una novia española y cuál fue mi sorpresa un día que salí con ellos al verles conversando
tranquilamente en inglés, que ella le entendía a la perfección mientras yo seguía con mi frustración
anterior. No es que ella tuviera un inglés muy bueno, pero había llegado, por la inercia de un contacto
diario, a entender el inglés cerrado de Archie.

Ningún acento es imposible de entender.


Si te expones a ello lo suficiente, llegarás a entenderlo.

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Bobadas
“Ellos”
Es sábado y son las seis de la mañana y su inconfundible silueta sale del velo de la neblina que envuelve
el andén. En un primer momento la forma rígida de la capucha nos hace pensar que es un
extraterrestre, pero pronto nos damos cuenta de que se trata de uno de "ellos", de estos intrépidos
individuos dispuestos a soportar temperatur as extremas, todo tipo de condiciones meteorológicas
adversas y, lo peor de todo, las crueles burlas del hombre para conseguir sus objetivos. Me refiero a los
ya, gracias a la película de Danny Boyle,legendarios "trainspotters", un término que ni siquiera existe en
español. De hecho,el diccionario de Oxford lo traduce como: "persona que tiene como hobby anotar
y coleccionar números de locomotoras y vagones".

Y semana tras semana se congregan en los extremos de los andenes de todas las estaciones
principales de Inglaterra y, con su sobado cuaderno lleno de estos datos sagrados, anotan, anotan y
anotan. Son inofensivos, no hacen daño a nadie y ¡se contentan con tan poca cosa! Cuando la
locomotora diesel de la serie 3, número 1113242, llega a la estación, se les ilumina la cara, embelesados
porque nunca han tenido la suerte de poder anotar este número en su cuaderno, un hecho que hará
de hoy un día para recordar durante toda la vida.

Vale, casi nadie es "trainspotter" en este país, pero todos hacemos cosas absurdas en nuestras vidas
que nos ocupan bastante tiempo. Sí,todos, incluyéndote a ti.

Si hay tiempo para semejantes bobadas, hay tiempo de sobra para aprender inglés.
Las excusas ya no valen.

Ellos
Para considerarse exper to en cualquier ámbito hay que dedicarle mucho tiempo al tema en cuestión,
leyendo, discutiendo y haciendo mucha investigación de campo. Considerando las horas necesarias a
lo largo de tantos años de estudio, no sorprende que existan tan pocos expertos en este mundo. Pero,
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¿realmente son tan pocos? Pensándolo bien, diría que hay más expertos que laicos. Bueno, al menos en
el campo del fútbol.

Millones de hombres y un número de mujeres en aumento se jactan de sus inmensos conocimientos


del "beautiful game". Son capaces de contarte, por ejemplo,todo el historial médico del defensa italiano
"x" actualmente titular en la Juventus; o la cantidad de veces que el delantero francés "x" del Barca ha
marcado en el estadio de Old Trafford, en qué fechas y en qué equipos.Verdaderamente impresiona,
pero ¿les aporta algo apar te de animar un poco sus conversaciones pre y pos partido?

Si tienes tiempo de aprenderte los nombres de cada jugador que juega en primera
división, tienes tiempo de sobra para aprender inglés.
Las excusas ya no valen.

Ellas
Cada semana miles y miles de mujeres eligen entre un creciente número de revistas del corazón
llevándose una o dos a casa con el fin de ponerse al día en cuanto a las vidas amorosas de los famosillos.
Y día tras día los líderes en audiencia televisiva son los mismos: espacios de corazón, un hecho que
también desmiente el supuesto desinterés en estos asuntos de parte de la población masculina. ¿A
quién vamos a engañar? Es tema casi tanto de ellos como de ellas.

Porque, aparentemente,hoy en día es imprescindible saber que la rubia de la serie "x" se acuesta con el
concursante moreno del "reality show" "y". Pero es más: no sólo importa la rubia en cuestión sino
también su madre, vecina, perros y amiguetes de dichos animales, que se convierten sin excepción en
monstruos mediáticos de la pequeña pantalla.Y no saber de ellos constituye un gran fallo social que te
puede excluir de un alto y preocupante número de conversaciones.

Si tienes tiempo de indagar en todos los detalles de las vidas de personas que
finalmente te importan un bledo, tienes tiempo de sobra para aprender inglés.
Las excusas ya no valen.
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Cabezas de quita y pon
Nuestra empresa fabrica cabezas.Tenemos cabezas de toda índole: desde cabezas básicas,que aunque
las vendamos no sirven para nada, hasta cabezas de alta precisión, que son,indudablemente, la envidia
del sector.

Estamos hablando de cabezas de rosca, perfectas para cualquier persona que no está del todo
satisfecha con la suya de serie. Simplemente es cuestión de desenroscar tu cabeza de toda la vida y
enroscar una de las nuestras; te sentirás otro, libre de todas las pesadillas lingüísticas que llevan
arrastrándote toda una vida.

Nuestras cabezas te dan la posibilidad tan anhelada de expresarte por fin en inglés. Todo el mundo
quiere una.Y se venden como churros. ¡Son geniales! Bueno, casi. El único problema está en el periodo
de adaptación. Cuando te quitas tu cabeza y enroscas una de las nuestras, no es exactamente cuestión
de coser y cantar. A pesar de los enormes esfuerzos de nuestros ingenieros, quienes se encuentran en
la vanguardia de nuestro campo, no hemos sido capaces de solucionar el tema del enroscamiento.
Nuestra meta es que sea tan fácil como poner y quitar una bombilla pero todavía estamos a años luz
de esto.

El proceso de encajamiento puede durar varios meses, incluso años. Seamos honestos;es más, si para
recortar costes te decides por una de nuestras cabezas de gama baja, es muy probable que tu nueva
cabeza nunca llegue a enroscarse bien. Desafortunadamente, estas cabezas tan económicas son las
que más se venden, a la vez que son las que más daño hacen al sector de fabricantes de cabezas
angloparlantes.

Haz caso a alguien que sabe de qué está hablando. Llevo bastantes años en este negocio y he visto de
todo.

Si quieres una cabeza que te funcione en cualquier situación lingüística, el ahorro a


corto plazo no te vale. Llévate una cabeza como dios manda. Será más cara pero
enroscará finalmente.Te costará bastante esfuerzo, eso sí, pero enroscará. 39
¡Métete con nosotros!
¿Cuántas veces has imitado a un guiri masacrando tu idioma? Unas cuantas seguramente, y además
apuesto lo que sea a que lo haces muy bien. Pues por muy extraño que te parezca, haciendo esto,
algo aparentemente tan trivial, tienes una de las claves para mejorar tu pronunciación cuando
hables inglés.

Todos, sin excepción, imitamos sonidos lingüísticos. Por eso cualquier sevillano tiene acento
andaluz, y cualquier bilbaíno habla con el acento de esta parte del País Vasco.

Cuando te metes con el “pobre” inglés imitándole a hablar, lo haces a la perfección porque sólo te
estás centrando en una cosa: en el acento. Las palabras que utilizas son naturalmente las de toda la
vida, españolas.

El problema surge cuando cambias al inglés, ya que todos tus sentidos están enfocados en el
contenido y no en el continente de tus palabras. Por eso abordas el inglés desde una forma “bocal”
y desde un posicionamiento “lingual” totalmente español. Lo entiendo, es normal.

Pero la próxima vez que intentes imitar a un inglés hablando español, céntrate en lo que están
haciendo tu boca y tu lengua. Sin darte cuenta estarás convirtiéndolas en una boca inglesa y en
una lengua inglesa.

En conclusión, cuando hablas inglés, intenta ser más teatral, exagera más y métete
con nosotros. Imagínate que estás imitando a un inglés y verás como tu acento
suena más natural.
¡Tuu pueydesss!

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