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LO QUE NO ESTÁ

ESCRITO NO EXISTE

Discurso Doctor Honoris Causa


conferido por la Universidad
Autónoma de Campeche

JOSÉ EMILIO PACHECO


LO QUE NO ESTÁ
ESCRITO NO EXISTE

Discurso Doctor Honoris Causa


conferido por la Universidad
Autónoma de Campeche

JOSÉ EMILIO PACHECO


Mtra. Adriana del Pilar Ortiz Lanz
Rectora de la Universidad Autónoma de Campeche ÍNDICE
Lic. Gerardo Montero Pérez
Secretario General

Lic. Manuel Sarmiento Morales


Coordinador General de Asesores

Lic. Delio Ricardo Carrillo Pérez


Director General de Difusión Cultural JOSÉ EMILIO PACHECO: ESCRITOR
FUNDAMENTAL DEL SIGLO XX
7 Adriana Ortiz Lanz
Lo que no está escrito no existe. José Emilio Pacheco
Primera edición, 2014.

D.R.© Universidad Autónoma de Campeche


Av. Agustín Melgar s/n, entre Juan de la Barrera y calle 20
Col. Buenavista, C.P. 24039, Campeche, Campeche, México LO QUE NO ESTÁ ESCRITO NO EXISTE
© Pámpano Servicios Editoriales S.A. de C.V.
Avenida Paseo de la Reforma No. 505, piso 33,
13 José Emilio Pacheco
Col. Cuauhtémoc, Del. Cuauhtémoc,
C.P. 06500, México, D.F.

De los textos:
© Cristina Pacheco
© Adriana Ortiz Lanz EL EJEMPLO DE JOSÉ EMILIO PACHECO
© Vicente Quirarte
21 Vicente Quirarte
ISBN: 978-607-7887-75-1

Coordinación editorial
ENZIA VERDUCHI

Diseño
ROXANA GONZÁLEZ

Corrección
JULIA PIASTRO

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial


o total de esta obra por cualquier modo o procedimiento, comprendidos la
reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación sin
la previa autorización expresa y por escrito de los editores, en los términos
de lo así previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor.

Impreso y hecho en México/ Printed and made in Mexico


JOSÉ EMILIO PACHECO:
ESCRITOR FUNDAMENTAL
DEL SIGLO XX
Adriana Ortiz Lanz

Palabras de la rectora Adriana Ortiz Lanz durante la ceremonia


donde José Emilio Pacheco recibió por parte de la Universidad
Autónoma de Campeche el grado de Doctor Honoris Causa,
el miércoles 3 de marzo de 2010, en el Aula Magna Tomás Aznar
Barbachano de la máxima Casa de Estudios.

La Universidad Autónoma de Campeche se en-


orgullece de incorporar a su seno a un coloso de
la lengua castellana. Me refiero a José Emilio
Pacheco, extraordinario poeta, narrador, ensa-
yista y traductor. Poseedor de una portentosa
erudición y de un estilo conversacional, colo-
quial, claro y antirretórico, este escritor se dis-
tingue por una preocupación ética y reflexiva
que le ha permitido mantener un estrecho
vínculo con la realidad cotidiana.
José Emilio Pacheco Berny nació el 30
de ju­n io de 1939. Sus padres eran de origen

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campechano y pasó sus primeros años de vida Entre su obra poética destacan: Los elementos
en estas tierras. Realizó estudios de Derecho y de la noche (1963); El reposo del fuego (1966); No me
Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma preguntes cómo pasa el tiempo (1969); Irás y no
de México. Actualmente, es considerado uno de volverás (1973); Islas a la deriva (1976); Desde enton-
los escritores fundamentales de la segunda mi- ces (1980); Los trabajos del mar (1983). Todos estos
tad del siglo xx. libros fueron reunidos bajo el título de Tarde o
Además de su magistral labor como escritor temprano (2009). Algunos de sus textos en prosa
y traductor, Pacheco ha trabajado como direc- son: El viento distante (1963), Morirás lejos (1967),
tor y editor de colecciones bibliográficas y de El principio del placer (1972) y Las batallas en el
diversas publicaciones y suplementos cultu­ desierto (1981), espléndida novela corta que fue
rales. Dirigió, al lado de Carlos Monsiváis, el llevada al cine por Alberto Isaac con el título de
suplemento de la revista Estaciones. Fue secre- Mariana, Mariana (1987).
tario de redacción de la Revista de la Universidad Sus obras azuzan nuestra imaginación. En
de México. Dirigió la colección Biblioteca del ellas los lugares, anécdotas, historias y persona-
Estudiante Uni­versitario. Especialista en lite-­ jes adquieren un hálito de vida. Las palabras
ra­tura mexicana del siglo xix, se ha desempeña­ de Pacheco se transforman en seres de carne y
do también como pro­fesor en diversos centros hueso, con pasiones y pesares. Su escritura in­
edu­cativos de México, Estados Unidos, Reino tima con la vida cotidiana, conspirando con el
Unido y Canadá. punto subversivo de nuestras utopías. Esta magia
Pertenece al Centro de Estudios Históricos inmanente en sus obras trasciende el dominio me­
del Instituto Nacional de Antropología e His­toria ramente intelectual, acercándose a las vi­ven­cias
(inah). En 1986, con su discurso de ingre­so A y a la sensibilidad de los lectores.
ciento cincuenta años de la Academia de Letrán, pasó José Emilio no sólo logró aprehender la vida
a formar parte del Colegio Nacional —institución en sus múltiples facetas, sino que además lo hizo
creada en 1943, que agrupa a los más destaca- con la magnificencia de un escritor de gran vir-
dos científicos, artistas y literatos mexicanos. tuosismo literario. Este atributo lo ha con­vertido

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en uno de los autores más relevantes de las le-­­ Artes y la Secretaría de Educación Pública de
tras hispánicas y le ha hecho merecedor de nu- México (2009) y el Premio de Literatura en Len­
merosos premios tales como Premio Magda gua Cas­tellana Miguel de Cer­vantes (2009).
Do­nato por Morirás lejos (1967), Premio Nacio­nal Entre estas distinciones destacan, por su pres­
de Poesía Aguascalientes por No me preguntes tigio y trascendencia, el Premio Reina Sofía de
cómo pasa el tiempo (1969), Premio Xavier Vi­lla­u­­ Poesía Iberoamericana —máximo reconocimien-
rru­tia por El principio del placer (1973), Premio to mundial en el campo de la poesía en lengua
Na­cional de Pe­riodismo de México en el área castellana—, y el Premio de Literatura en Len-
de divulga­ción cultural (1980), Premio Malcolm gua Castellana Miguel de Cervantes concedido
Lowry por tra­­yectoria en ensayo literario (1991), anualmente por el Ministerio de Cultura de Es­
Premio Na­cio­­nal de Ciencias y Artes en la cate- paña a propuesta de las Academias de la Lengua
goría de lingüística y literatura (1992), Premio de los países de habla hispana, considerado como
José Asun­ción Silva al mejor libro de poemas el galardón literario más importante destinado a
en español publicado entre 1990 y 1995; Premio distinguir la obra global de un autor en lengua
Iberoamericano de Letras José Donoso (2001), castellana cuya contribución al patrimonio cul-
Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y En­ tural hispánico haya sido decisiva.
sayo (2003), Premio de Poesía Iberoamericana Tener en estos momentos entre nosotros a José
Ramón López Velarde (2003), Premio Interna­ Emilio Pacheco es un honor y ocasión propicia
cional Al­fonso Reyes (2004), Premio Iberoame- para encontrarnos con nuestras raíces, reconocer-
ricano de Poesía Pablo Neruda (2004), Premio nos herederos de una fecunda tradición que nos
Internacional de Poesía Ciudad de Granada Fe­ hace únicos y que es menester proteger y conservar.
derico García Lorca (2005), Premio Reina Sofía La universidad crea conocimiento, pero tam­
de Poesía Iberoamericana (2009), la Medalla bién crea memoria y fija los referentes para las fu-
1808 otorgada por el Gobierno del Distrito Fe- turas generaciones. En este sentido, la figura de
deral (2009), la Medalla de Oro de Bellas Artes José Emilio Pacheco cobra una dimensión toda-
otorgada por el Instituto Nacional de Bellas vía mayor. Vivimos momentos de incertidumbre,

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de escasez de asideros ciertos para re­sistir los LO QUE NO ESTÁ ESCRITO
em­bates de una vida cada vez más competida y es­ NO EXISTE
trecha de valores. Es por esto que las obras y José Emilio Pacheco
el quehacer de este excepcional ser humano se
hacen imprescindibles.
Don José Emilio, permítame expresarle nues- Palabras de José Emilio Pacheco Berny al recibir por parte de la
tro agradecimiento, no sólo por haber aceptado Universidad Autónoma de Campeche el grado de Doctor Honoris
Causa el miércoles 3 de marzo de 2010, en el Aula Magna Tomás
ser parte de nuestra comunidad universitaria,
Aznar Barbachano de la máxima Casa de Estudios.
sino por haber venido con esa sencillez y calidez
que es atributo de los grandes hombres, libres de
pensamiento, que saben permanecer cerca de la
realidad y de las personas.
Hoy después de muchos años ha regresado
a Campeche, al origen, para ser acogido en el
seno de esta Casa de Estudios, con la máxima Hubiera querido corresponderles mínima-
distinción que se otorga a quienes han destaca­ mente con un discurso formal y solemne que
do por sus aportaciones en beneficio de la so- es­tuviera a la altura de mi gratitud. En él, hu­
ciedad en las áreas de las ciencias, las humani- biese hablado de la importancia decisiva de
dades y la creatividad artística. la educación pú­blica y hubiera hecho un diag-
José Emilio Pacheco Berny, reciba por mi nóstico del atroz mo­m ento mexicano y un
conducto, en nombre de la Universidad Autó- apunte sobre los urgentes remedios y las po­
noma de Campeche, el grado de Doctor Honoris sibles salidas.
Causa, en reconocimiento a su destacada tra- Lo que tendrán que escuchar ustedes es más
yectoria literaria y su estrecha vinculación con bien una conversación pública y a la vez íntima.
el quehacer universitario nacional. Nunca lo he hecho y jamás lo repetiré, pero ésta
“Del enigma sin albas, a triángulos de luz”. es una circunstancia única que no hubiera

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podido darse antes ni en ningún otro lugar que Después murió mi padre y empecé a ganarme
no fuera Campeche. la vida escribiendo, cosa que nunca hubiera lo-
Durante mucho tiempo he trabajado en una grado sin la ayuda de Cristina, mi esposa, a quien
versión española de los Cuatro cuartetos, el gran tanto debo.
poema de T. S. Eliot. Entre tantas otras cosas, Para nosotros nunca hubo vacaciones, por
este trabajo con Eliot o en Eliot me ha enseña- eso no vinimos a Campeche. Nuestras hijas la
do hasta qué punto una función de la poesía es pasaron mal en la escuela porque, a diferencia
hallar palabras para algo que está en nosotros de sus compañeras, sus padres jamás pudieron
y no habíamos sabido expresar. Así, unos ver- llevarlas a Acapulco ni mucho menos a Disney­
sos de la parte final describen mucho mejor de landia. Lo paradójico del caso es que su madre
lo que yo podría hacerlo mis sensaciones de esta y ellas en años posteriores sí viajan a Campeche
maña­na. Dice Eliot: “No cesaremos en la explo- con el mayor placer y entusiasmo.
ración / Y el fin de todas nuestras búsquedas / Más tarde, sin que me lo propusiera, pasé
Será llegar a donde comenzamos, / Conocer el muchos años lejos de México. Como resultado
lugar por vez primera”. de todo esto, no hubo regreso en tanto tiempo
En efecto, vuelvo a donde comencé y al mis- y hoy vuelvo a Campeche después de medio si-
mo tiempo conozco el lugar por vez primera. En glo de ausencia —absolutamente impresionan-
modo alguno intento hacerme pasar por campe- te para mí—, un increíble y lacerante medio
chano, no nací aquí, pero en la catedral de Cam- siglo de ausencia. El que se fue cuando apenas
peche fui bautizado. Afortunadamente se ha en- dejaba atrás la adolescencia regresa ya en ple-
contrado el acta, porque ya uno a esta edad tiende na ancianidad. Es algo muy dramático y sería
a ficcionalizar su pasado o decir, para quedar bien dolorosísimo si no fuera porque en algún mis-
con ustedes, “me bautizaron acá”. No, hay un acta terioso sentido nunca he salido de Campeche,
que demuestra que en efecto fui bautizado en la jamás salí: mi casa era un centro de reunión
catedral de Campeche. Y hasta mis diecinueve no campechano que estaba lleno todos los días de
hubo un sólo año en que no viniera a Campeche. gente de Cam­­peche; se tocaba y se escuchaba

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música de Campe­che y se comía sin falta comi- “Presentimiento”, que tiene letra de Pedro Mata,
da de Campeche. un poeta español del siglo xix.
Si un escritor es lo que lee, pero en primer Cuando empecé a escribir —por cierto, el
término lo que oye, sobre todo lo que escucha primer texto que publiqué en mi vida, cuando
en sus primeros años de vida, es natural e ine­vi­ tenía dieciséis años, se titula “Campeche” y trata
table que el lenguaje en que están escritos todos de Campeche—, en esa época, cuando empecé
mis libros tenga su origen en el habla de Cam- a escribir, muchas personas me dijeron: “¡Ah!,
peche. Y el mar que siempre resuena al fondo la vena artística le viene de su padre, el genial
de mis páginas es y no puede ser otro, el primero autor de ‘Presentimiento’”. Aclaro que yo no soy
que conocí y el que más frecuenté de niño: el nada del señor Emilio Pacheco. Las aclaracio-
mar de Campeche. nes fueron en vano; a estas alturas de mi edad,
a los setenta años cumplidos, todavía encuentro
*** gente que me dice: “De todo lo que ha escrito
usted, lo que más me gusta es su canción ...el día
Aquí haría un paréntesis a fin de mitigar el dra- que cruzaste, por mi camino, tuve el presentimiento...”.
matismo de esta página con un intermedio có- Y de repente en las pocas estaciones radiofóni-
mico que demuestra también el absurdo de la cas que aún transmiten música mexicana —que
vanidad y la búsqueda del renombre. ya están desapareciendo por desgracia— se ha
Tal vez ustedes saben que mi padre hizo una oído decir: “Y ahora del inspirado compositor
composición, al parecer muy popular aquí pero y poeta José Emilio Pacheco: ‘Presentimiento’”.
desconocida en el resto de México, que se titu-
la “Vámonos a Campeche”. Tampoco ignoran ***
que hubo otro compositor campechano llama-
do Emilio Pacheco —éste sin relación algu- Hablaré de mi padre y a él quiero dedicarle el
na—, autor de una hermosa canción —yo no sé inmenso honor que hoy recibo. Nada le hubiera
qué es, si bambuco o un pre-bolero—, llamada alegrado tanto como ver que su hijo obtenga esta

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distinción de la Universidad Autónoma de Cam­ 1871 el general Sóstenes Rocha, tras una rebe-
peche, originada en el Instituto Cam­pe­cha­no lión militar, en un día toma la Ciudadela y eje-
que encontró en él uno de sus mejores alumnos. cuta a 1,200 personas —cuando eso, no había
El mayor orgullo de un hombre sin vanidad la resonancia como en los medios actuales— .
alguna era ver que en las paredes del Instituto Y el 2 de octubre de 1927, es el asesinato del ge­
estaban los cuadros con sus altas calificaciones, neral Francisco R. Serrano y sus acompañantes,
notas logradas por un niño muy pobre producto en Huitzilac.
de las clases y de las etnias más despreciadas, El niño pobre pero muy brillante del Instituto
que pudo estudiar gracias a la escuela pública Campechano se había abierto camino en la Revo-
y a su trabajo musical en la pequeña orquesta lución y en aquel año era el procurador de Justi-
que dirigía su padre. cia Militar. Su firma resultaba indispensable para
Lo que no está escrito no existe. Su acción he­ que, ante el acoso de la prensa norteamericana
roica no consta en ningún libro y yo me enteré al régimen del general Plutarco Elías Calles, el
de ella en mi infancia por los desconocidos que asesinato en Huitzilac del general Serrano y sus
muchos años después de los acontecimientos lo acompañantes, a manos del general llamado cu-
abordaban en la calle para elogiar su valor y riosamente Claudio Fox, se presentara no como
su honestidad. un crimen, no como un asesinato, sino como la
Lamento que mi padre haya muerto antes ejecución legal de unos militares rebeldes.
de que habláramos de muchas cosas, pero so- Para ello se elaboró el acta de un inexistente
bre todo de ese 2 de octubre de 1927. El 2 de consejo de guerra, que no tenía validez alguna
octubre no sé por qué tiene un efecto muy raro sin la rúbrica de mi padre. Él se negó a firmar
en la historia mexicana. el acta infame y entonces le hicieron consejo de
El 2 de octubre de 1865 Maximiliano firma guerra por insubordinación militar, lo encarce-
un manifiesto y decreto que condena al fusila- laron en Tlatelolco y lo condenaron a ser fusilado
miento a todos los mexicanos que se opusieran al alba siguiente. La extraña y milagrosa actitud
a la Intervención francesa. El 2 de octubre de a última hora del todo poderoso caudillo Álvaro

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Obregón le salvó la vida. Mi madre, recién ca- EL EJEMPLO
sada, perdió a su primer hijo y a todos los que DE JOSÉ EMILIO PACHECO
siguieron. Otro milagro —como el de Obregón— Vicente Quirarte
permitió que yo naciera en 1939.
A cambio de todo lo que de mi padre recibí
hasta hoy, yo no le había dado nada. Tuve que José Emilio Pacheco pertenecía a todos, y sus lectores nos sentíamos
esperar a cumplir mis setenta años para corres- orgullosos de pertenecerle. El siguiente texto fue publicado como
prólogo a la antología Los días que no se nombran, edición
ponderle con lo que él más hubiera querido para
conmemorativa del Día del Libro para 2011. Conserva el presente
mí: este honor incomparable que hoy recibo en en que fue escrito y publicado, pues aún no asimilamos el hecho
el lugar que más amó y yo, con la más onda grati- de haber perdido tangiblemente a uno de nuestros mayores
tud, coloco simbólicamente como una ofrenda hombres de palabra.

en su digna y ejemplar sepultura.

En la página 45 de Las batallas en el desierto, uno


de nuestros escasos libros clásicos que gozan de
fama pero además de numerosos y cada vez más
jóvenes lectores, José Emilio Pacheco hace el
retrato de Carlos, ese niño héroe que se atreve
a entrar en el más solitario de los combates.
Cuando el psiquiatra lo interroga sobre aque-
llo que más detesta, el personaje responde: “La
crueldad con la gente y con los animales, la vio-
lencia, los gritos, la presunción, los abusos de
los hermanos mayores, la aritmética, que haya
quienes no tienen para comer mientras otros se

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quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el pocos ejemplos tenemos en nuestras letras de
arroz o en los guisados; que poden los árboles o una correspondencia tan fiel entre las palabras
los destruyan; ver que tiren el pan a la basura”. y las cosas.
Quien conoce la obra de José Emilio Pacheco El altruismo y las buenas intenciones no bas-
o ha gozado el privilegio de su cercanía, puede tan para hacer literatura. En un amplio espectro
hallar en las características anteriores un retrato que va de John Donne a Mafalda, José Emilio
del autor. La personalidad de Carlos, el niño que Pacheco sufre auténticamente como si cada una
en su edad adulta tiene el valor de recordar, es de las dolencias del mundo fueran la suya. Lo
un resumen de los valores defendidos por José admirable es que, con base en las rebeliones in­
Emilio Pacheco, esos que lo han llevado a cons- mediatas que todo ser sensible experimenta ante
truir una escritura que admite varias fraterni- los desequilibrios de la creación, él haya podido
dades pero al final nos deja con la sensación de construir una obra unánimemente admirada por
estar ante un estilo que, por diversos motivos, su compleja sencillez, por su envidiable claridad,
hacemos inmediatamente nuestro. Mis alumnos por su honestidad avasallante, por su maestría
de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que para para borrar la primera persona del singular y
el curso Historia y Literatura leyeron Las batallas fundirla, imperceptible y permanentemente, con
en el desierto, me agradecieron haber compartido la primera persona del plural. José Emilio Pache-
con ellos la odisea de Carlos y no haber necesi­ co ha logrado, con sus letras articuladas en los
tado acudir a un diccionario para descifrarla. Para diversos géneros, el triunfo del nosotros consi-
un miembro del Colegio Nacional, que pertenece derado como obra de arte. La familiaridad de
a tan alta institución por el modo cimero en que los lectores con su escritura ha llegado a ser tan
utiliza el lenguaje, semejante opinión parece­ próxima que ha logrado, en nuestro imaginario,
ría una ofensa. En el caso de José Emilio se trata perder su apellido para ganar el más próximo
de un elogio y un agradecimiento. Elogio, porque y cálido de José Emilio.
la limpieza de su sintaxis es fruto de una inten­sa Existen los escritores que construyen la gran
lucha con el lenguaje; agradecimiento, porque obra y después guardan silencio. Y existen los

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que piensan que no basta romper el cerco in- del anonimato”, título de uno de sus poemas, es
dividual, sino que es necesario volver a decir de una fe de vida y uno de los principales emblemas
otro modo lo mismo. En 1956, un muchacho de su quehacer.
de diecisiete años publica “Tríptico del gato” en Entre 1963 y 1967, el joven José Emilio Pache-
la revista Estaciones. El texto parece obra de un co publicó tres libros perfectos, articulados en
autor experimentado: la cuidadosa disección diferentes géneros: los cuentos de El viento dis-
del animal doméstico y siniestro está realiza­ tante, los poemas de Los elementos de la noche y la
da con la maestría de Durero al reproducir cada novela Morirás lejos. Tradición y vanguardia, cla­
uno de los detalles en la armadura natural del sicismo y experimentación se dan la mano en los
rinoceronte; con el buril seguro y obsesivo de un trabajos de un autor que parecía haber nacido
maestro mexicano de José Emilio, Juan José hecho. Sus temas y obsesiones pasan en esas obras
Arreola, que trazó cada una de las criaturas de lista de presente: la solidaridad con los conde-
su Bestiario. Más que el hallazgo metafórico, la nados de la tierra, el huracán implacable de la
idea que modela el concepto; más que el retrato Historia, la materia en constante transformación,
lírico, el ensayo que es conceptualidad muscu- la infancia como territorio del descubrimiento
lada, sabiduría esencial. Todo parecía anunciar, y anticipo del futuro desastre. Sin embargo, nunca
en “Tríptico del gato”, que ese joven autor, lector los concibió como obras terminadas. Sus libros
tanto de Jules Renard como de tratados de zoo- son, como la obra maestra de Michael Ende, la his-
logía, era de la estirpe de aquellos que labran toria interminable y, en su perfecto mecanismo,
libros perfectos. Más de medio siglo después, cada una de sus piezas narrativas es un ejemplo
José Emilio Pacheco es el hermano más fiel de del género. En sus homenajes a la pulp fiction, José
ese joven: aún es el niño grande, rebelde ante Emilio es nuestro Tarantino; en sus magistrales
los entuertos del mundo. Ahora es también el cuentos de fantasmas, no olvida el consejo de
maestro que enseña sin pontificar, que ilumina Montague Rhode James en el sentido de dejar la
sin querer deslumbrar, que rescata sin exigir una puerta abierta con objeto de permitir, mínima-
recompensa ni siquiera nominal. “En defensa mente, la explicación racional. En Morirás lejos

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obliga a replantear las estructuras narrativas tra­ En la feria de vanidades de nuestra República
dicionales, en una novela que aún hoy mantiene Literaria, José Emilio Pacheco escapa a toda cla­
su vigor formal y su peso moral. sificación. La versatilidad de su trabajo lo hace
Maestro en todos los géneros literarios que indefinible; no concede entrevistas, casi nunca
cultiva, José Emilio dejó de apostar todas sus presenta sus libros, se niega rotunda y valiente-
cartas a la idea de El Libro, para emprender, mente a responder encuestas sobre temas de los
me­­diante textos breves e intensos, un combate que se espera que el escritor sepa todo. La mo-
con­tra la ignorancia, la indiferencia y el olvido. destia es su principal enemiga pero también el
Con sus ediciones, prólogos, notas e inven­ta­rios, arma que se vuelve contra quienes, en busca de
José Emilio es uno de los más impor­tan­tes histo­ elementos para criticarlo, lo quisieran más mun­
riadores y críticos de la literatura mexicana, uno dano, más débil, más expuesto a las mezquinda­
de nuestros auténticos educadores. Su impor- des de nuestro a veces tan innoble oficio.
tancia proviene no solo de su fecundidad sino José Emilio es uno de nuestros grandes es­cri­­
de su preocupación por aventurar nuevos juicios tores porque es el más inseguro de todos. Su
o por corregir rumbos trillados. El gran escritor exi­­gencia es uno de las lecciones que nunca agra­­
se ade­lanta en la práctica a los teóricos literarios. deceremos suficientemente. No se trata sólo de
La intertextualidad, la deconstrucción, la escritura que todo lo hace bien, sino que en cada una
del desastre son constantes en los textos de José de sus actividades propone caminos nuevos. Sus
Emilio, siempre de manera activa, nunca como intentos, en su opinión modestos, y que son au-
ejer­cicios de retórica. A él no se le ocurriría lla- ténticos logros, siempre trascienden la primera
marse historiador de las mentalidades, pero sus intensión. A fuerza de huir la originalidad, es
inventarios constituyen, en conjunto, un Tratado uno de nuestros escritores más originales. De ahí
de la Vida Privada como no lo ha hecho ningu- que cada vez sea más común la frase “yo quisiera
no de nuestros historiadores, sobre todo de un hacer esto como lo hace José Emilio”.
siglo contra cuyas calamidades no ha dejado de En un fin de siglo donde la palabra libro pre­
ad­ver­tirnos y cuyos esplendo­res ha celebrado. tende ser sustituida por el término soporte papel,

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José Emilio ha sido fiel al texto impreso, en una en cada una de sus jornadas a dar fe de las cosas
que es literalmente, columna de la cultura mexi­ como si por primera vez ocurrieran. Para citar
cana, de la cultura desde México. Pocos espacios una de sus obsesiones más caras, aquellos textos
nuestros gozan del horizonte de expectación de donde habla de temas familiares son como el
“Inventario”, palabra que, de acuerdo con María naufragio del Titanic: aunque todos co­nocemos
Moliner, significa “Lista de lo encontrado. Lista las líneas generales de la historia, siempre que-
de cosas valorables”. En cualquiera que lo prac- remos que nos la vuelvan a contar. Si quien nos
tica, el oficio es motivo de gratitud. Si quien lo la dice se llama José Emilio Pacheco, entonces no
firma es el monograma JEP, es digno de nues- dudamos. De Nahui Ollin a la anatomía de la
tro homenaje. José Emilio descubre, pero nos torta, de las diversas hipótesis sobre el asesinato
hace creer que está encontrando y, más aún, que de Álvaro Obregón al silencio de Jean-Arthur
nosotros con él somos responsables y partícipes Rimbaud, de la indagación sobre el murciélago
de la iluminación. Quiere ser el cronista en su a los innumerables y siempre nuevos retratos del
más original sentido: la conciencia de la tribu, mar, José Emilio no propone ni dispone: ex­po­
el encargado de mantener viva la llama de la ne. Sus lectores no tenemos más remedio que
historia. Edmundo Valadés, en un volumen que aceptar las conclusiones del más do­tado de
reúne colaboraciones de su columna Excerpta, nuestros Sherlock Holmes, que siempre deja atrás
escribió la siguiente dedicatoria: “A José Emi­ a los numerosos Lestrade que firman y cobran en
lio Pacheco que lo hace mejor”. ¿Por qué cada la nómina de nuestra academia. Vi­sionario y
“Inventario” es leído, disfrutado y atesorado, más erudito, detective y juez, José Emilio tiene una
allá de la intención pragmática y presente para especial habilidad para encontrar mis­terios don-
la cual fue escrito? Difícilmente habrá un lector de otros miran soluciones fáciles.
suyo que no conserve alguno de esos “Inventa­ El trabajo de José Emilio Pacheco que con-
rios” donde el autor reinventa el término donde vencionalmente llamamos periodístico, tiene en
todo cabe: la agudeza de José Emilio, su amor a la tradición mexicana una genealogía definida.
la verdad, su huida del lugar común lo obligan De Luis de la Rosa a Francisco Zarco, de Ignacio

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Manuel Altamirano a Manuel Gutiérrez Nájera, y la unam proyectaron publicar ín­te­gramente los
de Amado Nervo a Martín Luis Guzmán, José “Inventarios”. El trabajo de recopilación lo había
Emilio pertenece a la estirpe de autores que pu­ realizado, paciente y apasionadamente, sin becas
dieron haberse dado el lujo de labrar la obra ni estipendios institucionales, Carlos Muciño, de
maestra, como lo hicieron, pero además cumplie- ocupación lector de José Emilio y uno de sus
ron el deber de registrar en la página efímera me­jores geógrafos. Con ejemplar obstinación,
el momento que pasa. Escritores profesionales, cortés y convincente, José Emilio se negó hasta
trascendieron el qué para insertarse en la heren- que los editores desistimos del intento. Su prin­
cia más vasta del cómo. José Emilio escribe sobre cipal argumento: la palabra, fulgurante en el
todo y sobre todos, pero siempre para hallar la momento de la articulación, se pierde en esa
nota nueva o señalar el camino para el futuro in- for­ma de cárcel que es el libro con­sagratorio y
vestigador, para el poeta o el novelista en ciernes. a veces amedrentador. Los libros que leímos,
Hablar sobre José Emilio Pacheco conduce ávidos y vírgenes, pobres y felices, en edi­ciones
de manera casi inevitable a recordar a Alfonso ba­ratas durante nuestra adolescencia, pierden
Reyes. Talento, poligrafía y preocupación uni- su frescura en los volúmenes marmóreos.
versal son cualidades que evidentemente los her­ Ser poeta y ser inteligente es una de las dua­
manan, pero es justo establecer también sus lidades más difíciles de sobrellevar. José Emilio
diferencias. Alfonso Reyes decía que publicar era nació con ambas alas, y si su obra tiene esa ten­
una forma de limpiar de papeles el escritorio. sión esencial es porque su actividad primordial
Con todo, Reyes creía en la transformación de lo es la poesía. José Emilio nunca emociona a su
periódico en permanente: la odisea no siempre poesía: por eso nos emociona. Si sus dos prime­
afortunada de la página diaria a la del libro que en- ros libros lo muestran continuador de la gran tra­
frentará los vientos del futuro. En este sentido, dición de la poesía como fiesta del intelecto, a
José Emilio es el peor enemigo del interesado partir de No me preguntes cómo pasa el tiempo da
en su obra. Al mismo tiempo, y por tal motivo, su un giro radical. Sin abandonar su preocupación
mejor aliado. En alguna ocasión, Ediciones Era por lo mexicano, José Emilio mira la tierra, sus

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devastaciones, sus ruinas, pero también sus tre- sección de La arena errante —metáfora de la niñez
guas y epifanías. Su poesía se convierte en un y el futuro desastre— acompaña la aventura del
inventario del paso de los días, donde no cuenta niño que narra su iniciación vital en “El princi-
el testimonio personal sino se privilegia la voz pio de placer”.
del poeta. En sus libros de expresión cada vez José Emilio es un poeta de poemas, pero
más depurada, dentro de su difícil sencillez, José también de series que por su unidad integran
Emilio brinda una constante lección del maestro, momentos inolvidables de nuestra tradición: si
un permanente examen de la vista. la “Elegía del retorno” es el mejor poema extenso
No hay lenguaje unívoco, y menos en la poe- escrito sobre el terremoto de 1985, es porque
sía, pero José Emilio ha logrado, a fuerza de en él historia y poesía se funden para construir
perfeccionar su estilo, una claridad semántica un poema épico. Sus poemas dedicados a los
que no excluye la emoción, una emoción de­ animales alcanzan la categoría de grabados ver­
sapasionada donde el yo se vuelve un nosotros, bales por el vigor y la objetividad con que el poeta
una conciencia crítica que, tras convencerse y los burila. Una serie como “Circo de noche” es
convencernos de la brutalidad del mundo, nos memorable porque en cada poema José Emilio
obliga a apreciar mejor sus fugaces bellezas. Las combina, sin que se noten, la rabia y la ternura,
correspondencias entre sus temas y las repeti­ la compasión y la objetividad.
ciones deliberadas son frecuentes, y en el cuerpo Victor Hugo, uno de los escritores más cita-
de la poesía reunida se complementan y ampli- dos y admirados por José Emilio Pacheco, cubrió
fican, borran sus costuras para dejarnos frente con su genio la segunda mitad del siglo xix.
a la integridad y la congruencia de su discurso. También lo hizo Guillermo Prieto, quien creyó
Baste citar tres de sus temas mayores: el mar, la en el dogma romántico y liberal de que la edu-
niñez, la ciudad, que reaparecen con distinto cación es el arma para conquistar el presente y
ropaje en cada libro y son compañeros de la pensar en un incierto futuro. Polígrafo como
obra narrativa de José Emilio, tan breve como ambos, José Emilio Pacheco ha construido un
intensa, tan necesaria como su poesía. La primera mo­numento verbal que es entre nosotros el más

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completo testimonio del siglo xx con sus héroes
y canallas, sus desiertos y oasis, y de un siglo xxi
en que da a la luz sus poemas más luminosa-
mente oscuros. Un libro clásico se equipara a
este trabajo ejemplar: De rerum natura de Lucre-
cio. Como él, José Emilio Pacheco ha elegido
la humilde y difícil labor de recordar a sus her- Mtra. Adriana del Pilar Ortiz Lanz
RECTORA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE
manos de planeta la naturaleza de las cosas, la
conciencia de navegar acompañados en “esta
molécula de esplendor y miseria que llamamos Lic. Gerardo Montero Pérez
la Tierra”. SECRETARIO GENERAL

Lic. Manuel Sarmiento Morales


COORDINADOR GENERAL DE ASESORES

Lic. Delio Ricardo Carrillo Pérez


DIRECTOR GENERAL DE DIFUSIÓN CULTURAL

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LO QUE NO ESTÁ ESCRITO NO EXISTE
de José Emilio Pacheco

se terminó de imprimir
en los talleres de Offset Rebosán,
en la ciudad de México,
en noviembre de 2014.
El tiro consta de 1000 ejemplares.

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