Está en la página 1de 4

Informe de “Discursos interrumpidos” en la obra de Arte en la época de su

reproductibilidad técnica por Walter Benjamín


Néstor Angulo Caballero
Teoría y Crítica del Arte I – Maestría en Historia del Arte (Cartagena) – Universidad de Antioquia

Viernes 28 de Octubre de 2016

En este documento se rinde informe del ensayo escrito en 1936 por el pensador alemán Walter
Benjamín. El texto cuenta con un epígrafe del poeta francés Paul Valéry en el que entre otras cosas,
declara: “En un tiempo muy distinto del nuestro, y por hombres cuyo poder de acción sobre las
cosas era insignificante comparado con el que nosotros poseemos, fueron instituidas nuestras
Bellas Artes y fijados sus tipos y usos…” a esto le acompañaba Valéry con una suerte de
premonición sobre cambios profundos en la industria de lo Bello y transformaciones en la técnica
y noción misma de las artes, producto del acrecentamiento de los medios y el poder de acción del
hombre sobre las cosas.

A lo largo de la historia de la humanidad, la obra de arte ha sido susceptible de ser reproducida, el


hombre está en capacidad y se halla tentado de imitar lo que otros hombres han hecho. Los alumnos
aprenden copiando o los maestros perfeccionan su arte y difunden obras a través de la copia
también. Es a esto a lo que Benjamín distingue como reproducción a secas. En la otra mano expone
una reproducción más joven y con apellido; la reproducción técnica, cuyos orígenes se remontan
a los procesos de reproducción griegos de fundir y acuñar. Bronces, monedas y terracotas se
producían en masa en ese entonces.

A lo largo de la historia se fueron sumando más procesos como la xilografía, la imprenta, el


aguafuerte y la litografía, pero a estas últimas les sobrevenía un proceso más aventajado, la
fotografía, de cuyos principios más adelante se desarrollaría el cine.

Con las reproducciones técnicas Benjamín expone un problema propio de tales copias; carecen de
autenticidad. Tal concepto es constituido por el aquí y ahora del original, por la existencia
irrepetible de la obra, por todo el bagaje y la historia que carga a cuestas, por los propietarios y
alteraciones que ha tenido en el curso de su existencia, entre otros elementos.
La reproducción de la obra de arte deprecian su aquí y ahora, la copia puede salir en busca de su
destinatario, es gestora de un abandono del emplazamiento.

En el contexto de la reproducción técnica se presenta por parte de la obra de arte, una pérdida o
atrofia del aura. “Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una
presencia irrepetible. Y confiere actualidad a lo reproducido al permitirle salir, desde su situación
respectiva, al encuentro de cada destinatario.” (Benjamin, 1936, pág. 4) La pérdida del aura es
por extensión la pérdida del valor único de la auténtica obra artística, esto es, el valor útil en el que
surgió la obra.

La recepción de la obra sucede bajo diversos acentos; Benjamín resalta el valor cultural y el valor
exhibitivo de la obra artística. El último valor hace referencia a la capacidad de mostrar la obra, de
trasladarse de aquí para allá o de multiplicarse para estar aquí y allá. Con los métodos de
reproducción técnica se acrecientan las posibilidades de exhibir la obra de arte. Es según el autor
este valor exhibitivo el que tiene preponderancia absoluta en la época de la reproductibilidad
técnica, al grado de reprimir en gran medida el valor cultural. El valor cultural, otrora
preponderante, reside en el culto y el instrumento mágico.

Para ilustrar sobre estos dos valores Walter Benjamín da un ejemplo muy claro, “En la fotografía,
el valor exhibitivo comienza a reprimir en toda la línea al valor cultural. Pero éste no cede sin
resistencia. Ocupa una última trinchera que es el rostro humano. En modo alguno es casual que
en los albores de la fotografía el retrato ocupe un puesto central. El valor cultural de la imagen
tiene su último refugio en el culto al recuerdo de los seres queridos, lejanos o desaparecidos.”
(Benjamin, 1936, pág. 9)

La época de la reproductibilidad técnica desligó al arte de su fundamento cultural; la función arte


se modificó. Benjamín en adelante se refiere constantemente al cine, tanto a su desarrollo como a
la pérdida del aura del actor al ser su trabajo exhibido ante y por un mecanismo, la manipulación
y perdida de la unidad en la experiencia actoral es expuesta; el actor se encuentra maniatado en su
actuación, mermado en sus posibilidades de por ejemplo acomodar su actuación al público durante
la función como se hiciese en el teatro.

A la atrofia del aura, el cine responde con una construcción artificial de la personalidad fuera de
los estudios; el culto a las “estrellas”, fomentado por el capital cinematográfico, conserva aquella
magia de la personalidad, pero reducida, desde hace ya tiempo, a la magia averiada de su carácter
de mercancía. (Benjamin, 1936, pág. 13) El desmoronamiento del aura es entendido o produce
modificaciones de la percepción sensorial de las colectividades humanas. Los progresos técnicos
conducen a la vulgarización, la reproductibilidad técnica de la obra artística modifica la relación
de la masa para con el arte, en participación haciéndoles aspirar a más con menos talento (ser
estrella, ser escritor) y en percepción en cuanto se da una aproximación más progresiva.

Benjamín se extiende en el cine exponiendo que sus características estructurales esquivan a la


contemplación a la que invita la pintura y no dan espacio de abandonarse al fluir de las ideas. La
naturaleza que habla a la cámara no es la misma que habla al ojo, el cine tiene una capacidad
aislativa y por virtud del cine se experimenta el inconsciente óptico. Es precisamente en este
espíritu y aprovechándose de esas facultades que Benjamín lo menciona (al cine) como
herramienta propagandística del Fascismo para organizar a las masas y hacer que estas se expresen
en la conservación de las condiciones de propiedad que ellas mismas urgen por suprimir. Lo
anterior desemboca según Walter Benjamín en un esteticismo de la vida política que culmina en
la guerra.

“La guerra, y sólo ella, hace posible dar una meta a movimientos de masas de gran escala,
conservando a la vez las condiciones heredadas de la propiedad. Así es como se formula el estado
de la cuestión desde la política. Desde la técnica se formula del modo siguiente: sólo la guerra hace
posible movilizar todos los medios técnicos del tiempo presente, conservando a la vez las
condiciones de la propiedad." (Benjamin, 1936, pág. 23)

Benjamín iniciaba el prólogo de este ensayo relatando el carácter de pronóstico al que orientaba
Marx su análisis de la producción capitalista en base a sus relaciones fundamentales; prediciendo
que entre más se agudizara la explotación del proletariado, más se daban las condiciones para que
el capitalismo se aboliera. Al final de su texto me abarca la duda ¿Es acaso esto una analogía a los
desarrollos en la reproductibilidad técnica y el cine que desde sus relaciones fundamentales con el
poder y las masas decantaran en la alienación y destrucción? Yo lo encuentro bastante extremista,
pero hay quienes en nuestros tiempos plantean posiciones similares, para la muestra los análisis
sobre cine del filósofo esloveno Slavoj Zizek por ejemplo.

También podría gustarte