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Responsabilidad 1
Responsabilidad 1
LA RESPONSABILIDAD CIVIL.
tiene un sustento moral, Ej., pagar lo que se debe, es principio ético y jurídico.- Sin
embargo la falta moral que no se traduce en hechos externos, no genera
responsabilidad civil y obligación de reparación.-
obligaciones", pero el epígrafe de este título hay que entenderlo como "efecto de
los contratos " tanto como "efecto de las obligaciones". Por otra parte el título
XXXV y el art. 2314, dispone que el delito o cuasidelito engendra obligaciones de
indemnizar.
Se ha dudado si las obligaciones indemnizatorias
contractuales nacen realmente de los contratos.
Meza Barros, dice que la responsabilidad contractual está
desligada del contrato, ya que la falta de cumplimiento de la obligación contractual
es la que hace nacer una nueva obligación, que es la de responder. Hay dos
obligaciones ligadas, una la nacida del contrato y no cumplida, y la otra es la
obligación de responder y nace del incumplimiento de la del contrato - Así que en
la responsabilidad contractual hay un problema de "fuente de obligaciones" la
fuente es el incumplimiento. Se puede concluir que las obligaciones
indemnizatorias, o de responsabilidad, llamadas contractuales, no nacen del
contrato, sino del incumplimiento de las obligaciones nacidas del contrato. Hay una
relación indirecta entre el contrato y la obligación de indemnizar, una es el
presupuesto de la otra.
Respecto de las delictuales y cuasidelictuales, sucede que,
cometido un hecho ilícito, se sabe quien es el acreedor y quien el deudor. En el
caso de los delitos y cuasidelitos se puede observar con claridad que son fuente de
obligaciones. Sin embargo esto se discute, Meza Barros señala que cuando ocurre
un delito o cuasidelito sólo se sabe quien es acreedor y quien es deudor, pero las
demás condiciones de la obligación indemnizatoria irán naciendo a medida de las
circunstancias. Ej., Así va a pasar tiempo antes de saber a cuanto ascenderá,
cómo se pagará, quien pagará, en realidad, la obligación indemnizatoria en este
caso más parece un estudio del efecto de las obligaciones que fuente de las
mismas Por eso, dice Meza Barros, no es tan correcto decir que la responsabilidad
contractual es asunto de efecto y la responsabilidad delictual o cuasidelictual es
asunto de fuentes. Algo de ambas hay en las dos.
Planiol dice que en ambas responsabilidades hay un problema
de fuente de obligaciones. En las contractuales, la fuente es el contrato; en las
delictuales o cuasidelictuales la fuente es el deber de convivencia esto es no
realizar hechos ilícitos El quebrantamiento de la obligación nacida del contrato o de
la obligación de vivir en convivencia hace nacer la obligación de responder es decir
indemnizar perjuicios.
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contractuales.-
La jurisprudencia actual se inclina por la tesis de Alessandri,
esto es, que la regla general, en esta materia, es la responsabilidad contractual.
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emergente".
5.-En cuanto a las facultades de los jueces para fijar el monto de la
reparación. En materia contractual si se ha litigado sobre la especie
y monto de los perjuicios, el que los cobra debe acreditar dicho monto, o por lo
menos probar las bases necesarias para que el monto pueda ser determinado.
6.-En cuanto a la solidaridad. Si un delito ha sido cometido por dos o más
personas, todas quedan solidariamente responsables de la reparación. -En los
contratos, si hay incumplimiento de la obligación, no existe solidaridad. a menos
que se haya pactado. El art. 2317 referente a delitos y cuasidelitos, establece
solidaridad entre los varios responsables, y el 1551 dice que la regla general en
materia de obligaciones divisibles, como es la de indemnizar, es que cada uno
deba nada más que su cuota.
7.-En cuanto a la prescripción. -La acción para reclamar la indemnización del
daño provocado por un delito o cuasidelito prescribe en 4 años contados de la
perpetración del hecho; en tanto que la acción ordinaria destinada a obtener la
indemnización correspondiente por incumplimiento de una obligación contractual
prescribe en cinco años conforme las normas de prescripción extintiva art. 2515.-
8.-En cuanto al Tribunal competente.-
En la responsabilidad contractual la competencia depende de
lo que se haya estipulado en el contrato, y si no hay estipulación, habrá que
buscarla en el lugar donde debía cumplirse la obligación, o donde se contrajo la
obligación o donde se hallaba la cosa debida al momento de contraerse la
obligación o en el domicilio del demandado arts. 134 y siguientes del C.O.T.- En
materia delictual o cuasidelictual en cambio es competente el Juez del domicilio del
demandado o, el Juez donde se cometió el delito o cuasidelito, cuando se acciona
conjuntamente con la acción penal, o donde esté radicado ese negocio.
9.-En cuanto al peso de la prueba.
En la responsabilidad contractual el art. 1547, inc. 31 determina
que la culpa se presume.- El deudor que no cumplió quien deberá probar su
diligencia y la existencia del caso fortuito que le impidió cumplir. lo mismo señala el
art. 1698 cuando dice que incumbe probar la extinción de las obligaciones al que
lo alega.- En la delictual o cuasidelictual, es la víctima quien debe probar, salvo que
en casos especiales se presuma la culpa. como en los casos de los arts. 2320.
2321.2322. 2323 y 2326 y el 2329.
Meza Barros señala que en doctrina deben distinguirse dos
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RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
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obligación de seguridad.
Esto se determina por las reglas de interpretación del contrato,
conociendo la voluntad de las partes. Esta obligación de seguridad, pueden
aparecer en una cláusula expresa, la que no tiene limitación alguna salvo en
cuanto atente contra el orden público o contra las buenas costumbres, o en cuanto
desnaturalice el contrato. También pueden aparecer en las reglas propias del
contrato, sean de su esencia o de su naturaleza, como aquella a que se refiere el
art. 2394 y por el art. 1546, sea en la correcta interpretación de la buena fe en la
ejecución, sea porque pertenece a la naturaleza del contrato, como la que nace en
el transporte de personas o sea porque pertenece a la costumbre.
Este problema se relaciona íntimamente con el contrato de
transporte, y se resuelve señalando, que atendido el art. 1546, la obligación del
transportista es llevar a su destino a los pasajeros y a las cosas, pero llevarlas
sanas y salvas, es decir, respondiendo de la seguridad de ambas. De manera
que, en líneas generales ocurrido el accidente, se aplican las normas
contractuales y la víctima deberá probar la existencia del contrato y la circunstancia
de haber sufrido un daño en el curso de la ejecución del contrato.
Sin embargo se distingue entre transporte de cosas y
de personas.
En el transporte cosas existe un control absoluto del
transportista sobre estas. Las cosas no se mueven, de manera que cualquier daño
que las cosas sufran en el camino la responsabilidad es de cargo del porteador.
Respecto del transporte de pasajeros ese control no
existe por que el pasajero se mueve, baja, sube, alza la ventanilla, se asoma por
la ventana, y en el tren pasa de un carro a otro. Pareciera injusto, presumir la
culpa en el transportista si un accidente ocurre al pasajero movedizo y más
equitativo parece obligar al pasajero que pruebe que el accidente ocurrió con
motivo del contrato. Deberá probar entonces, que la ventanilla estaba mal
ajustada, o que el paso de un coche a otro no tenía las medidas de se seguridad, o
en fin, que el transporte mismo ocasionó el accidente del cual resultó una víctima.
Debe determinarse además si existe texto legal al respecto.
En nuestra legislación positiva hay que
considerar los artículos 2015 del C. Civil y artículos 171 y 207 del Código de
Comercio. La primera disposición expresa que el acarreador es responsable del
daño o perjuicio que sobrevenga a la persona por la mala calidad del carruaje,
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cambien con el tiempo, Ej., una lesión irreparable hoy, puede no serlo más
adelante, o bien puede agravarse significativamente con el paso del tiempo y
cause perjuicios que no se tomaron en cuenta al fijar la indemnización.
Aquí se armoniza el principio legal que ordena que se
indemnice el total del perjuicio; y la cosa juzgada que impide discutir nuevamente
los perjuicios.
Para evitar una colisión de estos principios hay dos
alternativas. Una es que el fallo prevenga las posibilidades de cambio y que la ley
haga tal prevención.
La ley en algunos casos previene tal posibilidad. Ej.. materia de
alimentos arts. 330 y 332 permiten revisar la sentencia. Respecto de los seguros
de accidentes del trabajo la ley establece que las declaraciones de incapacidad
serán revisables por agravación o por mejoría art. 63 de la ley 16.744.
Casos en que el daño no varía, pero cambia el valor del mismo.
Reajustabilidad de la indemnización. Hay otros casos en que el daño es
invariable, pero en cambio circunstancias diversas hacen cambiar el valor del
mismo. La inflación monetaria es la causa de esta variación. Ej.. se demanda valor
auto que durante el proceso cambia de valor, se reajusta la indemnización.
El asunto parece de justicia, pero, sin embargo, hay
objeciones. La primera es que la desvalorización no es consecuencia del hecho
que produjo el daño, de manera que no se ve por qué el autor tiene que asumir el
cargo de la desvalorización. Esta objeción no se acepta porque el daño permanece
igual y la obligación del demandado y autor es dejar el patrimonio en el estado en
que estaba. Si a consecuencia de la lesión injusta se perdió un vehículo, la
indemnización tiene que ser de un monto que permita comprar el mismo vehículo.
Algunos autores sostienen que el art. 1558 del C. Civil ordena
reparar los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato y,
por ello el deudor responsable del perjuicio, no responde de la inflación por
tratarse de un perjuicio imprevisto. Esta objeción vale para la responsabilidad civil
contractual, porque en la delictual o cuasidelictual la responsabilidad abarca
además los perjuicios directos e imprevistos. Otros dicen que la depreciación
monetaria es un hecho previsto y previsible, de manera que debe comprenderse
en la indemnización.
Para que la indemnización sea completa, debe comprender
tanto el reajuste como los intereses corrientes calculados sobre la cantidad
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reajustada ( I.P.C) desde la fecha del ilícito, y hasta el pago efectivo ha dicho la C.
Suprema.
La reajustabilidad de oficio. Se refiere a si la reajustabilidad hay que pedirla en la
demanda o si la sentencia de oficio puede decretarla. La Corte Suprema ha dicho
que si la sentencia otorga reajustabilidad sin que esta se haya pedido en la
demanda, incurre en ultrapetita. En otro fallo aceptó que se reajustarán de oficio
las sumas a pagar Se ha dicho que no hay ultrapetita si la sentencia ordena el
reajuste de una suma respecto de la cual la demanda no pidió se reajuste, porque
al ordenarse el pago del reajuste no se establece una fuente de ganancias para el
demandante y sólo se trata de que la indemnización sea completa. Conviene
pedirlo expresamente.
Meza Barros, y López Santa María estiman que no
corresponde pagar reajustes en la demanda si no se pidió tal reajustabilidad.
pueden reclamar indemnización. el art. 2315 quien dispone que pueden pedir
indemnización todos los que resulten perjudicados, sean dueños, poseedores,
usufructuarios, el habitador, el usuario, e incluso el que tiene la cosa con obligación
de responder de ella.
5.-El interés del cual fue privado la víctima ha de ser legítimo.
Es titular del derecho a cobrar perjuicios todo quien lo haya
sufrido. En los casos de daños o perjuicios sufridos por las personas, tiene
derecho a cobrarlos la víctima, además los padres, la mujer, el cónyuge, los hijos, y
en general, todos aquellos a quienes la muerte, lesión, o perjuicios de la víctima ha
provocado un desmedro patrimonial. Esto en materia contractual, porque en
materia extracontractual, además hay derecho a cobrar el daño moral.
La ley 16.744, sobre accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales en su art. 43 otorga el carácter de titular de pensión de supervivencia
a la madre de los hijos naturales, del afiliado y el art. 45 de la misma ley señala
que la madre de los hijos naturales del causante, soltera o viuda, que hubiere
estado viviendo a expensas de este hasta el momento de su muerte, tendrá
derecho a una pensión equivalente al 30% de la pensión básica, etc. Es un caso
en que el legislador reconoce el concubinato que origina una indemnización si se
pierde este estado..
II.- LA CULPA.-
revisión.-
7.- En las obligaciones de hacer y de no hacer. El Código no se refiere al caso
fortuito en las obligaciones de hacer ni en las de no hacer. Abeliuk entiende que no
hay inconvenientes para aceptarlo en estas obligaciones como por ejemplo, una
enfermedad en quien debe prestar un servicio.
Efectos del caso fortuito. El inc 2º del art. 1547 y el inc 2º del art. 1558 son
categóricos al afirmar que existiendo caso fortuito, el incumplimiento del deudor no
es culpable; queda liberado del incumplimiento; no puede exigirse el cumplimiento
forzado; no hay derecho a cobrar indemnización de perjuicios y ello porque a lo
imposible nadie está obligado.
Hay casos en que el caso fortuito no libera al deudor.
1.- Cuando el caso fortuito sobreviene por culpa del deudor. art. 1547, inc 2º.
2.- Cuando el caso fortuito ocurre durante la mora del deudor. inc 2 art. 1547, en
los arts. 1672 y 1590, inc. 1. Salvo si la cosa hubiere perecido igual en manos del
acreedor.
3.- Cuando se ha convenido que el deudor responda del caso fortuito. Esta
cláusula está autorizada expresamente en el inc 3º del art. 1547 y en el art. 1673.
4.- Cuando la ley hace responsable al deudor del caso fortuito. art. 1676 quien ha
hurtado o robado un cuerpo cierto no pude alegar el caso fortuito para restituirla.
Prueba del caso fortuito. Debe probar la exigencia del caso fortuito el deudor
que pretende liberarse de responsabilidad. inc 3º art. 1547 y, a propósito de la
pérdida de la cosa que se debe, el deudor es obligado a probar el caso fortuito que
alega 1.647.
El estado de necesidad no exime de culpa. La aplicación del estado de
necesidad implica que el deudor queda liberado de cumplir, si cumpliendo, se
impone un sacrificio desmedido. Esta situación es más relacionada con la teoría
de la imprevisión que con el caso fortuito. En el caso fortuito el deudor queda
imposibilitado de cumplir.
En el Código hay un caso de estado de necesidad, art. 2178,
N 3, el comodatario responde incluso del caso fortuito cuando en la alternativa de
salvar de un accidente la cosa prestada o la suya propia, prefiere la suya.- Es una
situación excepcional.- Mientras el estado de necesidad no pueda convertirse en
caso fortuito, no libera al deudor.
El hecho ajeno y la culpa del deudor. La regla es que para el deudor el hecho de
un tercero puede se considera como caso fortuito en la medida en que presente los
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son los terceros por los cuales responde el deudor, de manera que para determinar
esta situación existen tres alternativas;
Primera alternativa. Señala que no existen más casos que los enumerados. En
materia contractual, la enumeración expresada es taxativa. Por lo que el art. 1679
es aplicable a los casos expresados solamente.-
Segunda alternativa. Propone aplicar al campo contractual por analogía el art.
2320, que señala que “toda persona es responsable no sólo de sus propias
acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado” y que “cesará
la obligación de esas personas si con la autoridad y el cuidado que su respectiva
calidad les confiere y prescribe no hubieren podido impedir el hecho”. Abeliuk dice
si la cosa debida ha sido destruida por el hijo que vive con su padre, éste deberá
probar que no ha tenido culpa en el hecho según la regla general de presunción de
culpa y evidentemente esta prueba no será otra que probar que con autoridad no
pudo evitar la acción de su hijo.
Luis Claro Solar desestima esta aplicación por analogía del art.
2320, porque dice que esta disposición es propia de los delitos y cuasidelitos. Y por
que son muy distintos los campos de aplicación de las reglas de la responsabilidad
contractual como para pretenderlas aplicar en la responsabilidad extracontractual.-
Tercera alternativa. Es sustentada por Claro Solar y cuanta con una sentencia de
la Corte Suprema a su favor. Señala que todos los casos que se han expresado
determinan la regla general que dice que el deudor responde por todos aquellos a
quienes emplea o le ayudan en el cumplimiento de la obligación y por ello es que
responde por el hecho de sus empleados y dependientes.
Este autor restringe la responsabilidad contractual al caso del
tercero que ha sido encargado de la ejecución, sea por la ley sea por el deudor. El
caso del encargo por ley es el de la representación legal, el segundo caso ocurre
cuando el deudor pide a un tercero que lo ayude en la ejecución o lo substituya
enteramente a él en la ejecución.
Se debe concluir que el incumplimiento de una obligación
contractual debido a culpa del mandatario hace responsable al mandante. Esto es
en el aspecto contractual y limitado a la culpa no al dolo, por el carácter
personalismo que este tiene.
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lata., porque ello implica condonar el dolo futuro, lo que impide el art. 1465.
Condonación del dolo y culpa grave futuros. El art. 1465 señala que el “pacto
de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al dolo
contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del
dolo futuro no vale.
El dolo pasado o que se ha producido, es renunciable, porque tal renuncia
es renunciar a la acción de indemnización de perjuicios. El art. 1465 ordena
expresar el dolo que se vaya a condonar, de manera que si se aprueba una cuenta
y posteriormente se sabe que en ella hubo dolo, no vale el pacto de
irrenunciabilidad. El dolo debe expresarse, es decir, debe decirse expresamente
que tal o cual acto ha sido cometido en forma que implica mala intención o dolo, y
a pesar de eso, el acreedor lo perdona. Lo expuesto es válido para la culpa grave,
la que se equipara al dolo en cuanto a sus efectos.-
No puede renunciarse el dolo futuro, art. 1465.
autores como Ducci; Meza Barros y Domínguez, estiman que la regla general está
con los delitos y cuasidelitos.-
Obligaciones legales y responsabilidad que genera el incumplimiento de
estas.
Muchos autores estiman que la única fuente de obligaciones es
la ley, la verdad es que la ley actúa indirectamente en todos los casos, salvo en las
obligaciones estrictamente legales, en las cuales hay una relación directa entre el
hecho que causa daño y la ley.
Son obligaciones legales aquellas que nacen de la “sola
disposición de la ley” art. 578.-
Las obligaciones son legales en la medida que la propia ley les
otorgue este carácter no hay obligaciones legales por analogía y son
excepcionales. El art. 2284, indica “Las que nacen de la ley se expresan en ella”.
Casos de obligaciones legales. Es reducido el campo de las obligaciones
legales. vemos las de origen tributario porque la obligación de pagar impuestos
es obligación legal. En derecho privado civil se señalan aquellas que nacen de la
vecindad, las obligaciones que median entre los cónyuges, aquellas de padres e
hijos, la de alimentos, y en general las provenientes del derecho de familia.
La responsabilidad emanada del incumplimiento de estas
obligaciones seguirá la suerte del incumplimiento contractual o delictual o
cuasidelictual, según sea la teoría que se acepte en esta materia. Lo que resulta
claro es que esta responsabilidad no es contractual, de manera que si le aplican
las reglas de las responsabilidad contractual, será únicamente porque se han
seguido las razones de Alessandri. ( regla general o derecho común).-
LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
(responsabilidad contractual).
- el delito y el cuasidelito civil, que originan la responsabilidad extracontractual o
aquiliana.
- por último, también es fuente de responsabilidad civil la ley, la cual origina la
responsabilidad legal.
La responsabilidad que emana del delito civil, del cuasidelito
civil y de la ley, constituye la denominada "responsabilidad extracontractual", cuya
fuente
principal son los delitos y cuasidelitos civiles. Los casos de responsabilidad legal
son excepcionales.
Estas expresiones de "delitos" y "cuasidelitos" se emplean tanto en el derecho civil
como penal, y si bien es cierto que en ambas ramas del derecho se trata siempre
de hechos ilícitos, los que constituyen delitos y cuasidelitos presentan tales
diferencias entre sí que no es posible confundirlos. Así, el delito civil "es el hecho
ilícito cometido con la intención de dañar y que ha causado injuria o daño en
otra persona". El cuasidelito es el hecho culpable cometido sin la intención
de dañar y que ha inferido injuria o daño a otra persona (arts.1437 y 2284).
Lo que caracteriza al delito y cuasidelito civil es el hecho de
inferir injuria o daño a otra persona. Por ello, un hecho ilícito que no causa injuria o
daño a otra persona no constituye delito ni cuasidelito civil, porque la consecuencia
del delito y cuasidelito es el deber de reparar el daño, y ello sólo es procedente
cuando el daño se ha causado: "sin daño no hay responsabilidad civil" (así fluye de
los arts.1437 y 2314).
El delito y cuasidelito civil se asemejan entre sí en que ambos
son hechos ilícitos, causan daño y producen obligaciones.
La diferencia que existe entre ellos se encuentra en la intención
que el autor ha tenido. Así, el delito civil es el hecho ilícito cometido con la
intención de cometer daño; aquí la voluntad del autor era causarle daño a otra
persona. En cambio, el cuasidelito se ha ejecutado sin intención de dañar. Lo que
sucede es que el delito civil supone dolo: el daño ha sido deseado por el autor
del hecho; en tanto que el cuasidelito civil supone culpa, es decir, una falta de
diligencia o de cuidado del autor. Es por eso que en materia civil un mismo hecho
puede ser delito o cuasidelito según si ha habido o no intención de dañar a otra
persona.
Esta distinción entre delito y cuasidelito es una distinción
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clásica y tradicional, pero en realidad ella no presenta utilidad y, aún más, hoy en
día se sostiene que es totalmente inútil hacer esta distinción, y también se señala
que carece de justificación teórica porque ambos son hechos ilícitos, porque uno y
otro obligan al autor a reparar el daño causado en su totalidad y el monto de la
indemnización se regula atendiéndose al daño causado y no a la naturaleza del
hecho que originó el daño. Luego, es muy posible que la indemnización causada
por un cuasidelito civil sea mayor a la originada en un delito civil. Es por estas
razones que el CC sometió a los delitos y cuasidelitos civiles a una misma y única
reglamentación en los arts.2314 y siguientes. Estos hechos ilícitos pueden consistir
en la ejecución de un hecho, lo cual recibe el nombre de culpa in cometendo; o
también pueden constituir una abstención, caso en cual se habla de culpa in
omitendo. En el primer caso son de acción, como el que mata a otro
intencionalmente o el que hiere a otro al disparar un arma imprudentemente. En el
segundo caso estamos frente a una omisión, como sería el caso de aquellas
personas que estando obligada a realizar una acción, no lo realiza.
El CC admite estas clasificaciones en varios artículos (2320,
2321, 2322, 2323), pero esta es una clasificación más bien doctrinaria, porque
desde el punto de vista práctico todas ellas producen el mismo efecto y se rigen
por las mismas reglas: obligan al autor a indemnizar el daño causado si el hecho o
la abstención que lo originaron es ilícito.
Concepto de delito y cuasidelito en materia civil y penal:
No obstante emplearse la misma denominación, ambos
conceptos difieren sustancialmente. Lo esencial en el delito y cuasidelito civil es el
daño causado a otra persona o a la propiedad de otro. En cambio, en materia
penal el delito es toda "acción u omisión voluntaria penada por la ley" y el
cuasidelito penal es "toda acción u omisión culpable penada por la ley" (arts.1 y 2
CP). En el derecho penal una acción u omisión voluntaria o culpable constituye
delito o cuasidelito sólo cuando está penada por la ley (nullum crimen sine lege).
En cambio, en el derecho civil, delitos y cuasidelitos son hechos ilícitos que causan
daño, de modo que si no hay daño no hay delito o cuasidelito civil, pudiendo eso sí
haber delito o cuasidelito penal.
La explicación de esta distinción es la siguiente: se justifica en
que el hecho civilmente ilícito crea un problema de orden privado, enfrentando al
autor del daño con su víctima, el derecho civil se preocupa de que la persona que
ha experimentado el daño obtenga la correspondiente reparación, es decir, enfoca
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dolo de la empresa.
Ahora, si bien es cierto que este es el gran defecto de esta
teoría, se han buscado diversos caminos para paliar sus inconvenientes. Tanto la
ley, la jurisprudencia como la doctrina, sin alterar el fundamento subjetivo de esta
teoría, han adoptado diversas medidas y soluciones a los problemas que ella
plantea. Así, en primer lugar, el legislador, para liberar a la víctima de la prueba de
la responsabilidad, ha establecido en su favor diversas presunciones legales (en
nuestro CC tales presunciones se encuentran en los arts.2320, 2322, 2326, 2328 y
2329). Cuando existen estas presunciones, la víctima va a tener que probar
solamente los hechos de los cuales la ley deduce la culpa; luego, establecidos
estos hechos, se va a presumir la culpa de la persona civilmente responsable y le
va a corresponder a ella probar que no hubo culpa para exonerarse de
responsabilidad. Estas presunciones pueden ser simplemente legales o de
derecho:
- son simplemente legales en todos los artículos señalados precedentemente.
- son de derecho en los arts.2321 y 2327.
En segundo lugar, la jurisprudencia ha ampliado cada vez
más el concepto de culpa; así por Ej. se ha resuelto que el ejercicio abusivo de un
derecho puede importar culpa y generar responsabilidad; también se ha resuelto
que hay culpa en el no ponerse a tono con el progreso (Ej. empresario que trabaja
con máquinas obsoletas).
También se ha delineado otro camino, que es el de sustituir la
responsabilidad delictual o cuasidelictual por la contractual, y ello porque la
responsabilidad contractual pone al acreedor en una posición más ventajosa que la
de la víctima en la responsabilidad extracontractual, desde el momento en que el
peso de la prueba en la responsabilidad extracontractual recae o le incumbe al
deudor. Ahora, Cómo se hace esta sustitución? Partiendo de la base de que ciertos
contratos, además de las obligaciones y derechos consignados en ellos, generan
una obligación de seguridad (es lo que sucedería con el contrato de trabajo, el cual
daría origen a una obligación de esta naturaleza, porque el empleador está
obligado a garantizar la seguridad de los trabajadores, de tal modo que si se
produce un accidente de trabajo, él constituiría una infracción a este deber de
seguridad, posibilitando el cobro de la respectiva indemnización) y, en este caso, el
peso de la prueba no sería de cargo de la víctima, sino que le correspondería al
empleador, de tal forma que para exonerarse de responsabilidad el empleador
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1.-Ley 15.703. Sobre aplicación de pesticidas. Toda persona que ordene una
fumigación debe indemnizar los daños causados( actualmente derogada).
2.-Ley 18.302 sobre seguridad nuclear.
3.-Ley de Navegación D.L.2.222. ( dice relación con derrames de hidrocarburos en
el mar).-
4.-Ley de navegación Aerea D.F.L.221 de 1931
5.-Ley 18.290 de tránsito, su art. 174 establece presunción de responsabilidad para
el propietario del vehículo, por el sólo hecho de ser dueñlo debe responder.
6.- Responsabilidad del Estado por el error judicial. art. 19 Nº 7 letra I C.P.E.
7.-Código del Trabajo, hace responsable al Empleador , quien debe tomar todas
las medidas de seguridad y protección de la vida e integridad del trabajador.
deudor va a tener que probar que ello no se debió a la culpa suya; en cambio, en
las obligaciones de prudencia va a haber que probar que el deudor no actuó con la
debida diligencia para obtener el resultado buscado, y esta prueba corresponde al
acreedor. La importancia de esto es que ello no opera solamente en materia de
responsabilidad contractual, sino que también en materia de responsabilidad
extrancontractual.
Ambos tipos de responsabilidades llevan a distinguir entre
obligaciones de prudencia, llamadas también de medio, en que el peso de la
prueba corresponde al acreedor, y obligaciones de resultado, en que el peso de la
prueba recae sobre el deudor.
2.-Las presunciones de culpa: En Chile, la doctrina mayoritaria se inclina por no
aceptar esta distinción (obligaciones de medio y de resultado), fundándose en que
en materia de responsabilidad contractual el legislador en el art.1547, establece
una presunción de culpa. Como el problema de la prueba de la culpa es
complicado y se pone de cargo de quien ha sufrido el daño el probar que el autor
de ese daño actuó con culpa, el legislador ha establecido presunciones de
responsabilidad para ciertos y determinados casos; así sucede, por Ej, en los
casos de responsabilidad por el hecho ajeno, de responsabilidad por hecho de las
cosas, en los casos de accidentes de tránsito, etc.
En relación con esta materia se ha planteado entre nosotros
una discusión acerca de lo que establece el art.2329 inc.1 en relación con lo
dispuesto en el art.2314 y que tiende a determinar cuál es el alcance de la norma
del art.2329.
Algunos estiman que esta norma lo único que hace es reiterar
lo establecido en el art.2314, norma que impone a quien ha cometido un hecho
ilícito la obligación de reparar el daño que de el se deriva.
Pero, Alessandri estima que en el art.2329 hay una
presunción de responsabilidad por hecho propio, en aquellos casos en que el daño
proviene de un hecho que por su naturaleza o por las circunstancias en que ese
hecho se realizó, puede atribuirse a dolo o culpa del autor. Para ello, se funda
principalmente en 3 puntos para sustentar su tesis:
* en la ubicación del art.2329, el cual está situado inmediatamente después
de las presunciones de responsabilidad por hecho ajeno o por hecho de las cosas.
* en cuanto a la redacción del art.2329, esta norma nos dice "...que pueda
imputarse..." y no "que sea" imputable: entonces, para que exista responsabilidad
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A) EL ABUSO DE DERECHO:
La regla en esta materia es que si una persona actúa
ejerciendo un derecho que le corresponde, aunque cause daño a otro no tiene
responsabilidad. Pero, en ciertos casos el ejercicio de un derecho puede hacer
responsable a su titular cuando lo ejerce en forma abusiva. Esto es lo que
configura la llamada "teoría del abuso de derecho".
La doctrina no está de acuerdo en cuáles son los requisitos
que deben concurrir para que haya abuso de derecho, pero en general se aceptan
los siguientes requisitos:
1.- Tiene que existir un derecho: si una persona actúa sin que exista un derecho y
causa daño a otro, se está ante los casos generales de responsabilidad.
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2.- Ese derecho tiene que ser de ejercicio relativo, lo cual constituye la regla
general. Pero, hay algunos casos en que la ley le da a ciertos derechos el carácter
de absolutos, es decir, no les señala limitación alguna: en estos derechos
absolutos no cabe el abuso de derecho. Como ejemplos de derechos absolutos,
podemos citar los siguientes:
- el derecho del padre o de la madre de autorizar el matrimonio: estos no
tienen que dar razones para fundar su negativa.
- en materia de condición resolutoria tácita (art.1489): el acreedor tiene un
derecho absoluto, en cuanto puede demandar el cumplimiento o la resolución del
contrato a su arbitrio, en caso de no cumplirse por el otro contratante lo pactado.
3.- Que el ejercicio del derecho sea abusivo: aquí es donde se plantea el grave
problema de esta teoría porque es sumamente difícil precisar cuándo hay abuso en
el ejercicio de un derecho. Hay autores que incluso sostienen que no puede
hablarse de abuso de derecho, sino que lo que habría sería un exceso en su
ejercicio. Pero, hay legislaciones que señalan en qué casos puede entenderse que
hay abuso de derecho; así, en Alemania el CC en su art.226 dice que: "el ejercicio
de un derecho no está permitido cuando no pueda tener otro fin que causar daño a
otro". Esto prácticamente equivale al dolo, porque se entiende que habría abuso de
derecho cuando ese derecho se ejerce con el solo fin de causar perjuicios a otra
persona y sin reportarle utilidad al titular de ese derecho.
Otros, en doctrina, señalan que los derechos deben ejercerse
de buena fe en el sentido de que el ejercicio del derecho no debe sobrepasar el
objeto en cuya consideración se otorgó ese derecho al titular.
Otras legislaciones se limitan a sancionar el abuso de
derecho, y dejan al juez la calificación de si hay o no abuso de derecho.
En la doctrina francesa, seguida por Alessandri, se estima que
el abuso de derecho no difiere de otros casos de responsabilidad extracontractual,
y sostiene que habrá lugar a él siempre que concurran los requisitos de la
responsabilidad extracontractual, esto es, una acción u omisión, dolosa o culposa,
que cause daño a otro y con la particularidad que la acción va a corresponder al
ejercicio de un derecho.
El abuso de derecho a la luz de la legislación chilena: en
nuestra legislación no existen normas expresas relativas al abuso de derecho, sólo
hay algunas normas aisladas que dicen relación con esta materia. Hay casos,
entre estas normas, en que al establecer derechos absolutos, el legislador no
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acepta el abuso de derecho, como sucede por Ej: con el art.1489. Hay otra
circunstancias en las cuales el legislador hace aplicación de los principios del
abuso de derecho.
En cuanto a la doctrina y jurisprudencia nacional, ellas
aceptan el abuso de derecho en situaciones no contempladas en la legislación,
como sucede por ejemplo en el caso del art. 2110: este es un caso en que el
legislador consagra el abuso de derecho porque no acepta la renuncia que a una
sociedad se hace en forma intempestiva o de mala fe.
En otros casos, el legislador sanciona con la obligación de
indemnizar perjuicios el ejercicio de acciones temerarias.
Los tribunales han acogido la teoría del abuso de derecho
principalmente en relación con el ejercicio abusivo de acciones criminales, como
sería el caso del querellante que ejerce la acción criminal a sabiendas de que el
querellado es inocente. Se ha sostenido por los tribunales que si del ejercicio de un
derecho se deriva un daño, mediando dolo o culpa, éste se transforma en un delito
o cuasidelito civil.
El efecto que produce el abuso de derecho es que se
sanciona a quien ha hecho uso abusivo de sus facultades con la indemnización por
los perjuicios que hubiere causado.
B) CULPA DERIVADA DE LAS RELACIONES DE VECINDAD: las relaciones de
vecindad plantean un problema en relación con el ejercicio de las facultades que
confiere el derecho de dominio, porque una de las limitaciones que se señalan
para el derecho de dominio son las que derivan justamente de las relaciones de
vecindad. Así, hay numerosos casos en que la obligación de indemnizar los daños
causados a vecinos se fundan en el abuso del derecho de dominio.
El problema es que los roces entre vecinos pueden ser muy
frecuentes, lo cual nos lleva necesariamente a exigir un mayor respeto hacia el
derecho ajeno. Donde con mayor frecuencia se pueden plantear estos problemas
es en los inmuebles acogidos a la ley de propiedad horizontal ( no sólo se aplica a
los edificios en altura, sino que también a los condominios). Es por ello que la ley
en materia de propiedad horizontal exige la dictación de un reglamento de
copropiedad, reglamento que generalmente contiene numerosas prohibiciones
para prevenir molestias a las personas que viven en el propio edificio,
estableciéndose sanciones para el caso de infracción, sin perjuicio de las
indemnizaciones de perjuicios que procedan.
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C) LA CULPA POR OMISIÓN: la culpa no sólo puede provenir de una acción, sino
que también puede originarse en una omisión, es decir, por no actuar. Lo normal
en estos casos va a ser que la omisión se produzca en el ejercicio de una
determinada actividad, principalmente por no adoptarse una precaución que debió
tomarse o por preverse un determinado peligro. Algunos la llaman
"culpa- negligencia", para oponerla a la "culpa- imprudencia", que sería la culpa
por acción.
También se sostiene que hay culpa no sólo en la omisión, sino
también en la abstención de realizar un hecho, como sería el caso de un médico
que sin una razón fundada se niegue a atender a un herido en un accidente.
Hechos que altera o eximen de responsabilidad:
Estos son hechos que excluyen la existencia de culpa o de
dolo y otros que, no obstante existir culpa o dolo, hacen que no se responda
civilmente o que se modifique la responsabilidad. En el primer caso, estamos ante
las llamadas "eximentes de responsabilidad" y, en el segundo, ante las llamadas
"cláusulas de irresponsabilidad".
Las dos producen el mismo efecto, cual es que el autor no sea
civilmente responsable, pero en el fondo existen diferencias entre ambas, ello
porque las eximentes de responsabilidad suponen la ausencia de culpa o dolo en
el autor; en cambio, en las cláusulas de irresponsabilidad hay culpa o hay dolo,
pero no se responde de ellas porque así se ha convenido.
Entre los hechos que alteran o eximen de responsabilidad
podemos señalar los siguientes:
1.- El caso fortuito.
2.- El estado de necesidad.
3.- El hecho de un tercero.
4.- La culpa de la víctima.
5.- Las causales eximentes de responsabilidad, especialmente de orden penal.
6.- Las convenciones de responsabilidad.
1.- El caso fortuito:
Está definido en el art.45: "Se llama fuerza mayor o caso
fortuito al imprevisto al que no es posible resistir...". Cuando hay caso fortuito o
fuerza mayor no hay culpa del autor del daño y éste queda eximido de toda
responsabilidad. Es diferente el caso fortuito que la ausencia de culpa, puesto que
éste supone un hecho imprevisto e irresistible, en tanto que en la ausencia de
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responder exclusivamente el autor del daño, a menos que para él el hecho del
tercero sea un caso fortuito.
4.- La culpa de la víctima:
No siempre los daños se producen debido a la culpa del autor
del daño, sino que a veces se origina la culpa en quien la sufre, esto es, en la
víctima. Cuando hablamos de culpa de la víctima, tenemos que hacer una
distinción y ver cuál es la causa del daño:
a) Hay ciertos casos en que la única causa del daño es la culpa de la víctima. Aquí,
no hay responsabilidad para el autor, porque no hay culpa suya (ej. peatón que no
cruza la calzada cumpliendo las reglas del tránsito).
b) La otra situación es aquella en que hay un concurso de culpa, hay tanto culpa
de la víctima como del autor del daño. En este caso, se aplica el art.2330,
produciéndose una rebaja de la indemnización, la cual se va a determinar por el
tribunal correspondiente, es la exposición imprudente al daño.-
5.- Las eximentes de responsabilidad:
Estas tienen importancia en materia penal, porque en
ella hay ciertas circunstancias que eximen, atenúan o extinguen la responsabilidad
penal. Si bien tienen gran importancia en materia penal, no la tienen en materia de
responsabilidad civil; así, se ha resuelto que una sentencia absolutoria de
responsabilidad penal, si se ha fundado en circunstancias eximentes de
responsabilidad penal, no produce cosa juzgada en materia civil.
La doctrina ha analizado la posible influencia de estas
eximentes de responsabilidad penal en materia civil en 2 casos específicos: en el
estado de necesidad y en la legítima defensa.
Pero, en general, no se acepta la influencia de estas
eximentes penales en la responsabilidad civil, hasta el punto de que se ha resuelto
en la jurisprudencia que la amnistía que favorece al autor de un delito no extingue
su responsabilidad civil.
6.- Las convenciones sobre responsabilidad:
Esta es una materia que ha sido objeto de discusión tanto en la
responsabilidad contractual como en la extracontractual, y lo que se discute es la
validez de las cláusulas convencionales destinadas a modificar o a suprimir la
responsabilidad del autor del daño. En nuestro país estas cláusulas son en general
aceptadas en materia de responsabilidad contractual, teniendo como base lo
dispuesto en el art.1547 inc.final. El problema se plantea con la procedencia de
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experimentado.
En materia de responsabilidad extracontractual, todo daño
debe ser indemnizado, incluso el moral, no interesa por tanto las clasificación del
daño. Es aquí inversa la situación a la que se plantea en la responsabilidad
contractual, en la cual hay limitaciones en cuanto a los daños que se indemnizan.
Sin embargo en materia de responsabilidad extracontractual
hacen excepción a este principio de que todo daño debe ser indemnizado los
perjuicios indirectos, los cuales no son objeto de indemnización, porque falta un
requisito de la responsabilidad extracontractual, cuál es la relación de causalidad
entre el hecho ilícito y el daño causado.
Prueba del daño: corresponde a la víctima la prueba del daño, siendo la
determinación del monto del mismo una cuestión de hecho.
En lo demás referente al daño nos remitimos a lo
expuesto en materia contractual.
IV.- La relación de causalidad:
Para que surga la obligación de indemnizar no basta con la
sola concurrencia de los requisitos examinados, no es suficiente que el autor del
daño sea capaz, que haya actuado con culpa o dolo y que se haya causado el
daño, sino que además es necesario que entre la culpa o el dolo y el daño exista
una relación de causalidad, es decir, que el daño causado sea el efecto o la
consecuencia de el actuar doloso o culpable del autor.
Este requisito está contemplado en nuestra legislación en dos
disposiciones fundamentales: arts.2314 y 2329 inc.1. El art.2314, al emplear la
expresión "inferido" está denotando la exigencia de la relación de causalidad. Lo
propio acontece con el art.2329, al emplear la expresión "imputarse".
La relación de causalidad tiene que concurrir, sea que el daño
provenga de una acción u omisión, sea que se trate de una responsabilidad simple
o compleja. También debe estar presente la relación de causalidad en la
responsabilidad objetiva y en los casos de responsabilidad sin culpa; pero, en
estos casos, la relación de causalidad se presenta en una forma distinta, porque
ella tiene que existir entre el hecho y el daño y no entre el daño y la culpa o el dolo,
como acontece en la responsabilidad subjetiva.
Existe relación de causalidad cuando la acción u omisión culpable o
dolosa es la causa directa y necesaria del daño, de tal forma que de no mediar el
hecho u omisión culpable o doloso, el daño no se habría producido. No tiene
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importancia a este respecto que el daño tenga una o varias causas, o que se
produzcan coetáneamente con el hecho o con posterioridad. Lo esencial es que el
dolo o la culpa sea la causa directa y necesaria del daño, de tal suerte que de no
mediar ellos, el daño no se habría producido.
Si el daño se hubiere producido de todos modos, aun sin el hecho
culpable o doloso, no hay relación de causalidad y el hecho ilícito no habría sido la
causa directa y necesaria del daño causado.
La teoría de la equivalencia, ya vista, según Alessandri es la
aceptada por el CC en materia de responsabilidad por el hecho ajeno. Indica que
en este caso son causas del daño:
- el hecho ajeno que sería la causa inmediata,
- la falta de cuidado o vigilancia de la persona civilmente responsable, que sería
la causa mediata.
Las dos causas han concurrido a la producción del daño y la
falta de vigilancia o cuidado del civilmente responsable ha sido tan necesaria para
la producción del daño que, si esta persona hubiese tenido la debida diligencia o
cuidado, el daño no se habría producido.
Esta teoría, la cual presenta algunas ventajas:
a) la sencillez que ella presenta.
b)a través de ella se favorece a la víctima, la cual no va a tener que estar
analizando una por una las condiciones que produjeron el daño.
Ahora bien, la relación de causalidad puede ser mediata o
inmediata:
1.- Es inmediata cuando el daño deriva directamente del hecho ilícito, es decir,
cuando entre el hecho y el daño no se interpone otra causa, como sería el caso de
la persona que manejando su automóvil atropella a otra y le da muerte
inmediatamente.
2.- Es mediata cuando entre el hecho ilícito y el daño se interponen otras causas,
las cuales también han influido en la producción del daño, como sería el caso en
que un vehículo atropella a una persona a cuyas expensas vive otro individuo y la
víctima muere con posterioridad. Cronológicamente, aquí se dan las siguientes
situaciones:
- el atropello con consecuencia de lesiones,
- la muerte de la víctima,
- la pérdida que experimenta la persona que vivía a expensas de la víctima.
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presume la culpa del conductor del vehículo dentro del radio urbano cuando el
accidente se hubiere producido en el cruce de las dos calzadas o en la extensión
de los 10 metros anteriores a la esquina; ocurrido el accidente en otro lugar que no
sea éste, se presume la culpa del peatón (art. 492 CP). Por su parte, la actual Ley
del Tránsito (Ley 18.290), consagra una serie de presunciones de culpa en su
art.172.
b) Presunciones de responsabilidad por hecho ajeno:
La regla general en esta materia está dada en el art.2316: cada
persona responde por sus delitos o cuasidelitos o por la persona de quien se es
heredero. Es decir, la regla general es que la persona responde por hecho propio y
no por hecho ajeno.
Pero, hay casos de excepción, porque hay circunstancias en
que una persona va a entrar a responder por hechos ajenos, lo que va a suceder
cuando el autor del delito o cuasidelito está bajo el cuidado o bajo la dependencia
de la persona que va a responder por el hecho ajeno: este es una caso de
responsabilidad civil que la ley presume (art.2320 inc.1).
El fundamento de esta responsabilidad por hecho ajeno radica
en que la ley estima que cuando una persona tiene a otra bajo su cuidado o
dependencia, aquélla tiene que vigilar a esta última para evitar que cause daño.
Pues bien, el legislador razona sobre la base que es de suponer que si la persona
que está al cuidado o bajo la dependencia de otra causa un daño es porque la
persona que debía vigilarla no empleó el cuidado suficiente para evitar que el
hecho se produjera.. De modo que lo que la ley hace es presumir en estos casos
que el daño se produjo porque no se empleó la debida diligencia para cuidar o
controlar a la persona que se tiene a cargo, ya que si la hubiere empleado el daño
no se habría producido.
Es decir, el fundamento de la responsabilidad por el hecho
ajeno es la culpa en que ha incurrido una persona que tenía a otra bajo su cargo,
cuidado o dependencia al no actuar con la debida diligencia o cuidado, con la
particularidad de que esta culpa se presume y, por ende, no debe probarse por la
víctima.
En los casos de responsabilidad por el hecho ajeno hay una
presunción de responsabilidad, la cual consiste en suponer que el daño se produjo
por culpa de la persona encargada de vigilar al autor del daño y es esa culpa la
que la ley presume.
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4.- La víctima va a tener que probar la culpa del subordinado o dependiente: esto
es así porque lo que la ley presume es la culpa del guardián, es decir, de la
persona que tiene a su cargo a otra persona, pero no se presume la culpa del autor
y por eso la víctima, para que se configure la otra presunción, debe probar la culpa
del autor.
Veamos ahora los casos de responsabilidad por hecho ajeno,
algunos de los cuales están expresamente señalados en el art.2320. Hay otros que
pueden encuadrarse en el inc.1 del art.2320 y, finalmente, también hay algunos
que se encuentran establecidos en otras leyes. Estos casos son los siguientes:
1.- La responsabilidad del padre o la madre por los hijos menores que
habiten con ellos. Para que se configure esta responsabilidad tienen que
concurrir los siguientes requisitos:
a) Esta responsabilidad afecta al padre y, a falta de éste, a la madre. Ello es así
porque corresponde a los padres el cuidado personal y la educación de sus hijos
(arts.222, 233 y 237). El legislador parte de la base que si el hijo menor de edad ha
cometido un hecho ilícito, ello se debe a que los padres no han cumplido su
obligación de cuidado y educación y, en este caso, la responsabilidad le
corresponde en primer lugar al padre, porque a él están subordinados los hijos
(art.219) y, en su defecto, a la madre.
b) Tienen que ser hijos menores de 18 años. Por los hijos mayores de edad no
responden los padres, sino que personalmente el autor del daño. Por esta razón, si
el hijo de familia comete un delito o cuasidelito civil y tiene peculio profesional o
industrial, no va a responder el padre, porque cuando es así, ese hijo se mira como
mayor de edad (art.240).
Esta institución de la patria potestad (conjunto de derechos que la
ley confiere al padre sobre los bienes del hijo) termina por la emancipación y no
con la obligación de cuidado del hijo, por consiguiente, no elimina la
responsabilidad por los hechos ilícitos de él.
c) Que el hijo habite en la misma casa del padre o madre: esta exigencia de la ley
se basa en que solamente puede exigirse esta obligación de vigilancia o cuidado
del padre o la madre en el caso que el hijo conviva con ellos, ya que si no viven
juntos es difícil que el padre o la madre puedan dar cumplimiento a esa obligación.
De tal suerte que si el hijo no habita en la casa de su padre o madre, no va a existir
la presunción de responsabilidad, es decir, el padre o la madre no van a responder
de los delitos o cuasidelitos civiles cometidos por el hijo menor, salvo la situación
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situación, sino que en la anterior, esto es, en el caso de la ruina de un edificio con
la consiguiente responsabilidad del dueño. En este caso, la responsabilidad no es
del dueño.
Para obtener la reparación de los perjuicios, la víctima tiene una
acción indemnizatoria, la cual presenta las siguientes características:
* Es una acción personal: se ejerce en contra de la persona responsable del
daño.
* Es siempre una acción mueble, porque tiene por objeto, normalmente, el cobro
de una suma de dinero y, en ciertos casos, la ejecución de un hecho.
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