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LA RESPONSABILIDAD CIVIL.

CONCEPTO. Responsabilidad significa "responder". Así cuando una persona es


obligada a reparar o indemnizar un daño, esa persona es responsable. Se debe
reparar un perjuicio o daño que se ha causado, existiendo culpa o dolo de parte del
autor, y existiendo una relación de causalidad entre esa culpa y el daño producido.
Es responsable quien debe indemnizar un daño.- La
responsabilidad y la obligación de reparar son inseparables. Hay responsabilidad
cuando una persona tiene que indemnizar o resarcir un daño o perjuicio.-Quien
causa un perjuicio debe responder, es responsable de indemnizar.
Alessandri define la responsabilidad como la obligación que
pesa sobre una persona de indemnizar el daño sufrido por otra.-
Si responsabilidad es obligación, el origen de la
responsabilidad es estudiar una fuente de las obligaciones.
Clasificación. Las personas deben responder respecto de la ley, y también en
otros aspectos de la vida. Ej, hay responsabilidad frente a normas religiosas,
respecto a normas penales, mediante la cual quien ejecuta o comete un ilícito
penal, responde a la sociedad, el funcionario público con respecto al Estado, y,
respecto de normas morales, ya que la ética o moral exige observar conductas
determinadas como social y éticamente aceptables.-
Responder por nuestros actos excede al aspecto meramente
civil y nos conduce a toda clase de normas que regulan la vida en sociedad, por
ello existe la responsabilidad civil, la responsabilidad penal, la administrativa y la
moral
Del punto de vista jurídico la responsabilidad es conformada
por la civil, penal y administrativa; y son las que producen obligaciones de
reparación pecuniaria, Al campo moral o ético, pertenece la responsabilidad
moral. .
Responsabilidad moral. La moral pertenece al campo de la ética o de lo
religioso.
La persona que incurre algunos de estos preceptos tiene
responsabilidad en su conciencia. No reviste mayor relevancia para el derecho,
algunos autores creen ver que sí tiene importancia, desde que toda reparación civil
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tiene un sustento moral, Ej., pagar lo que se debe, es principio ético y jurídico.- Sin
embargo la falta moral que no se traduce en hechos externos, no genera
responsabilidad civil y obligación de reparación.-

La responsabilidad penal y administrativa. La responsabilidad penal nace de un


delito o cuasidelito penal y se traduce en una sanción de carácter penal, como el
presidio o la reclusión.- Así se responde ante el acreedor que es la sociedad, esta
sanción, emanada de la responsabilidad penal, es independiente del daño, e
incluso puede existir sin él, como sucede en los delitos de peligro, o en tipos
penales que no se configuran con el elemento del daño, como ocurre con la
vagancia.- Esto no impide que, además, el delito o cuasi delito penal de origen a
responsabilidad civil, es decir, obligación de indemnizar.

La responsabilidad administrativa, pertenece al campo de la


responsabilidad jurídica, dentro del derecho administrativo, que regula la
administración o función pública. Así tiene responsabilidad el funcionario público
frente al Estado y el Estado frente a los ciudadanos en los casos que se estudian
en derecho administrativo.
Responsabilidad Civil.- Ella abarca dos campos en nuestra legislación; la
responsabilidad civil contractual y la responsabilidad civil extracontractual.-
responsabilidad civil contractual es aquella que emana del incumplimiento de un
contrato y persigue que el deudor repare el perjuicio causado con su
incumplimiento, o cumplimiento imperfecto, o cumplimiento tardío, art. 1556.- La
civil extracontractual es aquella que, siendo civil, emana del delito o del
cuasidelito.
Para algunos autores la responsabilidad civil se clasifica en
responsabilidad contractual, extracontractual y legal. Porque piensan que
responsabilidad extracontractual es solamente aquella nacida de delitos y
cuasidelitos.
Fuentes de las obligaciones o efectos de las mismas.-
La responsabilidad contractual emana del incumplimiento de
una obligación nacida de un contrato: está tratada como efecto de las obligaciones
en el título XII del libro IV del Código. Sabemos que hay responsabilidad
contractual, es decir, obligaciones de indemnizar y que la fuente de estas se
encuentra en el contrato, pero el Código nos dice que ellas son "efecto de las
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obligaciones", pero el epígrafe de este título hay que entenderlo como "efecto de
los contratos " tanto como "efecto de las obligaciones". Por otra parte el título
XXXV y el art. 2314, dispone que el delito o cuasidelito engendra obligaciones de
indemnizar.
Se ha dudado si las obligaciones indemnizatorias
contractuales nacen realmente de los contratos.
Meza Barros, dice que la responsabilidad contractual está
desligada del contrato, ya que la falta de cumplimiento de la obligación contractual
es la que hace nacer una nueva obligación, que es la de responder. Hay dos
obligaciones ligadas, una la nacida del contrato y no cumplida, y la otra es la
obligación de responder y nace del incumplimiento de la del contrato - Así que en
la responsabilidad contractual hay un problema de "fuente de obligaciones" la
fuente es el incumplimiento. Se puede concluir que las obligaciones
indemnizatorias, o de responsabilidad, llamadas contractuales, no nacen del
contrato, sino del incumplimiento de las obligaciones nacidas del contrato. Hay una
relación indirecta entre el contrato y la obligación de indemnizar, una es el
presupuesto de la otra.
Respecto de las delictuales y cuasidelictuales, sucede que,
cometido un hecho ilícito, se sabe quien es el acreedor y quien el deudor. En el
caso de los delitos y cuasidelitos se puede observar con claridad que son fuente de
obligaciones. Sin embargo esto se discute, Meza Barros señala que cuando ocurre
un delito o cuasidelito sólo se sabe quien es acreedor y quien es deudor, pero las
demás condiciones de la obligación indemnizatoria irán naciendo a medida de las
circunstancias. Ej., Así va a pasar tiempo antes de saber a cuanto ascenderá,
cómo se pagará, quien pagará, en realidad, la obligación indemnizatoria en este
caso más parece un estudio del efecto de las obligaciones que fuente de las
mismas Por eso, dice Meza Barros, no es tan correcto decir que la responsabilidad
contractual es asunto de efecto y la responsabilidad delictual o cuasidelictual es
asunto de fuentes. Algo de ambas hay en las dos.
Planiol dice que en ambas responsabilidades hay un problema
de fuente de obligaciones. En las contractuales, la fuente es el contrato; en las
delictuales o cuasidelictuales la fuente es el deber de convivencia esto es no
realizar hechos ilícitos El quebrantamiento de la obligación nacida del contrato o de
la obligación de vivir en convivencia hace nacer la obligación de responder es decir
indemnizar perjuicios.
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Obligaciones que no son contractuales ni delictuales o cuasidelictuales.-


Hemos dicho que para la mayoría de los autores la
responsabilidad civil abarca dos aspectos: el contractual y el extracontractual. En el
campo contractual. aparecen las obligaciones indemnizatorias nacidas de contrato
( o del incumplimiento de contrato ). En el campo extracontractual se encuentran
las obligaciones nacidas de delito o cuasidelito. Se hace sinónimo la expresión
extracontractual con responsabilidad delictual o cuasidelictual.-
La responsabilidad contractual se reglamenta en el Título XII
del libro IV del Código Civil; la responsabilidad delictual o cuasidelictual en el Título
XXXV del libro IV. cada una tiene su propio estatuto legal, pero los límites de uno
ni de otro están delimitados porque el Código nada ha dicho de otras obligaciones
que reconocen fuentes distintas, como son las que nacen de los cuasi contratos y
de la ley, y lo mismo ocurre con las precontractuales, que significa "antes" del
contrato, vale decir "fuera" contrato y el título XII solo se refiere al contrato, de
aquellas obligaciones que nacen una vez perfeccionado el contrato. Para algunos
autores, las obligaciones cuasi contractuales, precontractuales y legales deben
estar junto a los delitos y cuasidelitos por que la responsabilidad delictual y
cuasidelictual es la regla general en nuestro Código. Meza Barro, otorga las
siguientes razones;
1.- El Código francés, trata la responsabilidad bajó el epígrafe " De los contratos y
de las obligaciones convencionales" en general, y nuestro código trata la
responsabilidad bajo el epígrafe " Del efecto de las obligaciones". Si bien es cierto
que a primera vista pareciera que "todas" las obligaciones están tratadas en su
efectos en este título XII en realidad la lectura de sus disposiciones, principalmente
los arts. 1545, 1546, 1547 y 1552, revela que el tituló en referencia trata de los
efectos de las obligaciones contractuales y no de otras
2.- El Código Civil intenta oponer las obligaciones que emanan del contrato a las
que tienen su origen en otra fuente, como ocurre en el art. 2284: las obligaciones
que se contraen sin convención nacen o de la ley o del hecho voluntario de una de
las partes. Por eso es que resulta lógico suponer que se reglamentan en partes
distintas del Código.
3.-Las obligaciones contractuales nacen de la voluntad del obligado en tanto que
las legales y cuasi contractuales tienen algo en común con las delictuales y
cuasidelictuales: nacen de un hecho que no implica voluntad alguna de obligarse.-
En las legales, el marido se casa no para obligarse; ni en el cuasicontrato hay
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voluntad de obligarse; ni menos en los delitos cuasidelitos.


4.-Las reglas de los delitos y cuasidelitos constituyen la norma general en materia
de responsabilidad, porque el título XII sólo está reservado para los contratos, y, en
cambio, el XXXV en su artículo 2329 dice que "por regla general, todo daño que
pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por
esta"'
Para otros autores, estas obligaciones se rigen por las reglas
de la responsabilidad contractual. Entre ellos Alessandri, por las siguientes
razones;
1.- La responsabilidad contractual constituye el derecho común, regla general, en
materia de responsabilidad; la delictual o cuasidelictual constituyen normas
excepcionales. Se demuestra lo dicho con el epígrafe de cada titulo en las
contractuales se habla del efecto de las obligaciones, sin limitación, en las otras se
habla exclusivamente de delictuales y cuasidelictuales.-
2.-El art. 2314, que esta en los delitos y cuasidelitos, en su redacción circunscribe
el tema nada más que aquellas que tienen su fuente en los delitos cuasidelitos.-
3.-La terminología usada en las obligaciones legales y en las cuasi contractuales
calza con la usada para la responsabilidad contractual Así en los delitos y
cuasidelitos no hay graduación de la culpa pero si la hay en la responsabilidad
contractual - Ahora bien, el art. 427 ( vemos un caso de responsabilidad legal en
que se responde de culpa levísima), 2308 ( se habla de culpa en el cuasicontrato
de comunidad), 2288 (el agente oficioso debe emplear en su gestión los cuidados
de un buen padre de familia) es decir existen obligaciones legales y otras
emanadas de cuasicontratos, en las cuales se gradúa la culpa, lo que sitúa a una y
otra responsabilidad al lado de la contractual.
4.- Las obligaciones delictuales o cuasidelictuales suponen la ausencia de toda
relación anterior al hecho que hace nacer las obligaciones, en tanto en las
contractuales como en las cuasi contractuales y en las legales hay una relación
anterior entre el acreedor y deudor, en la cuasidelictual y delictual se genera una
obligación entre personas extrañas, lo que no ocurre en las obligaciones
contractuales y legales.-
Meza Barros dice que las obligaciones precontractuales no
son contractuales, puesto que nacen "antes" del contrato y, por consiguiente, han
de regirse por las normas de la responsabilidad delictual o cuasidelictual -
Alessandri, en cambio dice que deben regirse por las normas de las obligaciones
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contractuales.-
La jurisprudencia actual se inclina por la tesis de Alessandri,
esto es, que la regla general, en esta materia, es la responsabilidad contractual.
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Con lo expuesto se puede concluir que la expresión


responsabilidad civil extracontractual comprende solamente la delictual y
cuasidelictual.
La expresión "responsabilidad civil" envuelve toda forma de
reparación o indemnización.- La expresión contractual implica la reparación del
daño derivado del incumplimiento de un contrato.- La expresión responsabilidad
extracontractual implica las obligaciones nacidas de delito o de cuasidelito
solamente.-y respecto de las obligaciones emanadas de un cuasicontrato o de las
precontractuales o de las legales, están en discusión pero Alessandri las
considera, dentro de las contractuales.
Diferencias entre la responsabilidad contractual y la delictual o
cuasidelictual.
1.-En materia de capacidad: La capacidad en materia delictual o cuasidelictual
es. mucho más amplia que en materia contractual. art. 2319 según el cual,
demostrado que obro con discernimiento, puede ser responsable de delito o
cuasidelito un mayor de 7 años, es distinta a la capacidad contractual en cuanto a
la edad, requiere 18 años.
2.-En cuanto a la graduación de la culpa.- En materia contractual se admite la
graduación de la culpa, en grave o lata, leve o levísima, art. 44 - El art. 1547 señala
la aplicación que puede hacerse de esa graduación.- En cambio en la
responsabilidad delictual y cuasidelictual la culpa es una sola y no se admite
graduación. Toda falta de cuidado o de diligencia engendra responsabilidad.
3.-En cuanto a la mora. El art. 1557 enseña que la mora es requisito para cobrar
y demandar perjuicios contractuales, excepto en el incumplimiento de las
obligaciones de no hacer, en que la obligación de indemnizar nace desde la
contravención - En materia de delitos y cuasidelitos no existe esta exigencia,
porque el perjuicio resulta de la sola existencia del hecho y su autor está obligado
a la reparación por el solo ministerio de la ley.- Sabemos que el requerimiento o
interpelación del art. 1551 es un aviso que se da al deudor para que sepa que el
incumplimiento le está causando perjuicios al acreedor.- No existe esto en materia
delictual o cuasidelictual, porque la ley presume, que el daño o perjuicio
ocasionado no necesita requerimiento previo para ser reparado.- La diferencia,
entre ambas es que en la extracontractual no se requiere mora ni requerimiento.-
4.-En cuanto a la extensión de la reparación.- En materia delictual y
cuasidelictual, la reparación debe ser completa.- En materia contractual la
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reparación sólo comprende: a) Los. perjuicios. que se previeron al tiempo del


contrato;
b) Los perjuicios que pudieron preverse al tiempo del contrato;
c) Los imprevistos. si hay dolo en el incumplimiento. art. 1558.-
d) El daño moral no es indemnizable.
Es distinta la extensión de la reparación. En la contractual la
indemnización es más limitada; en la delictual o cuasidelictual prima la expresión
"todo" daño que expresa Ej.. art. 2329. -
Daño moral y responsabilidad.-
En la responsabilidad delictual y cuasidelictual el daño moral
es indemnizable., en tanto que en la responsabilidad contractual no lo es.
El daño moral o extrapatrimonial, no está definido en la
legislación
pero se ha dicho que es el sufrimiento físico y psíquico y su reparación debe
reducirse en cualquier medio que proporcione alguna satisfacción
compensatoria o por lo menos neutralizadora del mal experimentado, del
dolor físico. o del padecimiento.-
Hay una corriente más amplia del daño moral y consiste en
reparar daños causados a bienes no físicos sino mas espirituales o morales. tales
como la honra, la libertad, por Ejemplo. La Jurisprudencia ha dicho " Consiste en
un sufrimiento psicofísico lesiona el espíritu por dolores físicos o morales;
hiere sentimientos de afección a la familia, quebranta la salud por
mortificaciones o pesadumbres; deprime el ánimo por la pérdida de un
apoyo, una dirección u otra causa.- Provoca daño moral toda. acción u
omisión que menoscaba, deteriora o perturba facultades espirituales, afectos
condiciones sociales o morales inherentes a la personalidad humana.
Importa, pues, daño moral, la aflicción el dolor, el pesar que causa en los
sentimientos, creencias, afectos o sensibilidad, el hecho ilícito, sea en la
víctima o en sus parientes más cercanos.-"
Fundamentos del Daño Moral. Su fundamento se encuentra en la naturaleza
afectiva del ser humano, cuando un hecho externo afecta la integridad física o
moral de un individuo o de aquellos que se encuentran ligados por los lazos de
sangre, que crean un conjunto de afectos recíprocos.
Los arts. 2314 y 2329 no hacen distingo y obligan a la
reparación de "todo" daño. La palabra "todo" comprende tanto el físico,
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patrimonial, como el psíquico o moral.


La reparación del daño moral armoniza con otras
disposiciones: art.2317, 2329 y 44 del C. Civil y 24 y 30 del C. Penal y art. 19 N 17,
letra I, ( aquel sometido a proceso o condenado errónea o arbitrariamente así
declarado por resolución de la C. Suprema tiene derecho a ser indemnizado por el
estado de todos los perjuicios patrimoniales y morales causados) de la
Constitución Política de la República de Chile. Esta última disposición citada, la
constitucional, pone punto final a la antigua discusión en tomo a si procedía en
nuestra legislación la indemnización del daño moral.
Si bien es cierto que la muerte es irreparable en el sentido
material, lo es en el sentido jurídico, además si se dice que el dinero no repara el
daño moral por lo menos lo mitiga.-
El art. 2331 En esta disposición se hace alusión y excepción a
daños morales no indemnizables, con lo cual se demuestra que son indemnizables
en otros casos.
Prueba del Daño Moral.-
Hay casos en que va envuelta la idea de daño moral Ej. ,
muerte de un hijo por un delito.- En estos casos, los Tribunales no necesitan probar
el daño moral, basta probar el hecho que lo provoca, la muerte del hijo.-
Hay casos en que la jurisprudencia exige prueba. Son casos
en que no aparece clara la relación del hecho con el dolor moral. Ej. a un
ciudadano se le protestaron, indebidamente, varios cheques, y se pretendió que se
indemnizara la humillación que habrá sufrido por tales protestos. El Tribunal exigió
prueba del descrédito y, probado el descrédito, se podrá avaluar el daño moral que
este produce
Sin embargo, mayoría de la jurisprudencia ha optado por
aceptar que el daño moral queda sujeto a una regulación prudencial del Tribunal , y
esto porque la prueba del daño mismo es difícil, sobre todo si está representado
por el puro dolor causado.-
Cabe o no la Indemnización del Daño moral en la Responsabilidad Civil
Contractual o su reparación solo está reservada a la extracontractual..- Se ha
negado la procedencia de la reparación moral en el incumplimiento del contrato.
Alessandri dice que el daño moral no está concebido en nuestra legislación en
forma expresa ,y a que los límites de la indemnización en materia contractual están
claramente fijados en el art. 1558, es decir, la reparación de aquellos daños que se
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previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato. y no otros.


Sin embargo, es necesario decir que se abre paso la opinión de
indemnizar el daño moral en materia de responsabilidad contractual. Por que las
mismas razones que justifican aceptar el daño moral en la responsabilidad
extracontractual, son valedera para la responsabilidad contractual, sostiene
Fernando Fueyo cree que debe indemnizarse el daño moral en materia de
incumplimiento contractual porque la equidad conduce a la acentuación de esta
conclusión, pues de otro modo habría un perjuicio injusto ajeno a la
compensación". Se asila, entre otras razones, en el principio de la buena fe que
debe existir en el cumplimiento y ejecución del contrato.
En Chile, la jurisprudencia ha aceptado la reparación del daño
moral en relación con el contrato de transportes y en relación con los accidentes
del trabajo.
La Corte Suprema conociendo de un recurso de casación en el
año 1994 aceptó la reparación del daño moral en materia contractual, a propósito
de la situación de una persona cuentacorrentista respecto de la cual el Banco
entrego un talonario de su cuenta a un tercero, que luego se protestaron, faltando
a su deber contractual derivada del contrato, ha expresado " Que a mayor
abundamiento desde otro ángulo, aún en el evento que se estimase que el
perjuicio patrimonial fuera tan sólo el patrimonial, es decir el que representa
una merma en el haber económico del sujeto , la conclusión sería idéntica,
porque si la demandante, además del disgusto, preocupación y angustia
sufrió menoscabo en su buen nombre y prestigio profesional y comercial y
por lo tanto en su crédito ya que ha visto deteriorada la confianza en su
persona, no puede dudarse que la capacidad de un comerciante para contar
con la fe de terceros para los efectos de celebrar compromisos o
transacciones en su ramo constituye un bien de muchísima significación tan
real como potencial en el mundo de los negocios, por lo que su detrimento
implica una disminución efectiva de su capital o patrimonio, a preciado este
como el conjunto de valores con traducción material y económica inmediata
y directa en el área mercantil.
En consecuencia, tampoco se habría violentado el artículo
1.556 al acogerse la indemnización del daño moral como se ha hecho, porque
la anotada lesión de esos valores, que conforman con otros, el capital
comercial de la demandante viene a ser un perjuicio asimilable al daño
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emergente".
5.-En cuanto a las facultades de los jueces para fijar el monto de la
reparación. En materia contractual si se ha litigado sobre la especie
y monto de los perjuicios, el que los cobra debe acreditar dicho monto, o por lo
menos probar las bases necesarias para que el monto pueda ser determinado.
6.-En cuanto a la solidaridad. Si un delito ha sido cometido por dos o más
personas, todas quedan solidariamente responsables de la reparación. -En los
contratos, si hay incumplimiento de la obligación, no existe solidaridad. a menos
que se haya pactado. El art. 2317 referente a delitos y cuasidelitos, establece
solidaridad entre los varios responsables, y el 1551 dice que la regla general en
materia de obligaciones divisibles, como es la de indemnizar, es que cada uno
deba nada más que su cuota.
7.-En cuanto a la prescripción. -La acción para reclamar la indemnización del
daño provocado por un delito o cuasidelito prescribe en 4 años contados de la
perpetración del hecho; en tanto que la acción ordinaria destinada a obtener la
indemnización correspondiente por incumplimiento de una obligación contractual
prescribe en cinco años conforme las normas de prescripción extintiva art. 2515.-
8.-En cuanto al Tribunal competente.-
En la responsabilidad contractual la competencia depende de
lo que se haya estipulado en el contrato, y si no hay estipulación, habrá que
buscarla en el lugar donde debía cumplirse la obligación, o donde se contrajo la
obligación o donde se hallaba la cosa debida al momento de contraerse la
obligación o en el domicilio del demandado arts. 134 y siguientes del C.O.T.- En
materia delictual o cuasidelictual en cambio es competente el Juez del domicilio del
demandado o, el Juez donde se cometió el delito o cuasidelito, cuando se acciona
conjuntamente con la acción penal, o donde esté radicado ese negocio.
9.-En cuanto al peso de la prueba.
En la responsabilidad contractual el art. 1547, inc. 31 determina
que la culpa se presume.- El deudor que no cumplió quien deberá probar su
diligencia y la existencia del caso fortuito que le impidió cumplir. lo mismo señala el
art. 1698 cuando dice que incumbe probar la extinción de las obligaciones al que
lo alega.- En la delictual o cuasidelictual, es la víctima quien debe probar, salvo que
en casos especiales se presuma la culpa. como en los casos de los arts. 2320.
2321.2322. 2323 y 2326 y el 2329.
Meza Barros señala que en doctrina deben distinguirse dos
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tipos de obligaciones contractuales;. las obligaciones de resultado y las


obligaciones de medios. Son de resultado aquéllas en que el deudor debe
entregar un resultado. Ej.. artífice que debe entregar un producto terminado con lo
que cumple su obligación: en el mutuo el deudor cumple entregando el dinero
debido. Pero en las obligaciones de medio el deudor no se compromete ni obliga a
entregar un resultado, solo a hacer lo que esté de su parte para obtener el
resultado. No es el resultado el que determina que la obligación se cumpla sino la
diligencia puesta en tratar de obtener el resultado. Ej.. médico que atiende a un
enfermo de gravedad no puede comprometerse a sanar al enfermo y su obligación
solamente consiste en actuar con máxima diligencia para obtener su curación. Si el
enfermo muere no es justo exigir al médico que pruebe la existencia del caso
fortuito o la fuerza mayor. Los parientes del difunto deberán probar que el médico
no actuó con diligencia. Ej., quien contrata a profesor de piano para enseñar a una
persona sin talento.- Existen obligaciones de resultado, en el incumplimiento de las
cuales la prueba de la exoneración corresponde al deudor: y se presume su culpa
en el incumplimiento. En las de medio, en que la obligación consiste en actuar con
diligencia, no es dable esperar que el deudor se comprometa al resultado, la falta
del resultado no puede ser imputable al deudor
Alessandri señala que esta teoría no es aplicable a nuestra
legislación, por lo que estima que la culpa contractual se presume.
10.- En relación a la representación y a la nulidad.
En la responsabilidad contractual el responsable puede alegar
la nulidad del contrato, alegación que resulta inadmisible e inconcebible en los
delitos y cuasidelitos: de la misa manera, la responsabilidad contractual puede ser
originada por representante, en tanto que es difícil concebir la extracontractual
nacida de esa forma.
Cúmulo de responsabilidades.
Se trata de establecer si es posible que una víctima pueda
acudir tanto a las normas de la contractual o extracontractual, vale decir infringido
el contrato el perjudicado puede ejercer las acciones propias del incumplimiento
contractual o podría en su reemplazo ejercer las acciones derivadas de delitos y
cuasidelitos, este problema se manifiesta por que en el fondo todo incumplimiento
de contrato es un hecho ilícito lo que puede suponer que es un delito civil o
cuasidelito civil. Alessandri dice, "el problema del cúmulo consiste simplemente en
determinar si la infracción de una obligación contractual. o cuasi contractual o
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legal, puede dar origen a una u otra responsabilidad indistintamente o sólo a la


contractual". O, que es lo mismo, se trata de determinar si el acreedor de tal
obligación puede elegir indemnización de acuerdo a las normas de la
responsabilidad contractual o a las de la extracontractual, según sea su decisión.-
Alessandri, señala que el problema es de "opción" de
responsabilidades, de elección de la acción más beneficiosa, no de acumular lo
mejor de ambas acciones para obtener una reparación superior al perjuicio. Plañiol
así lo sostiene. Ej.. Un pasajero resulta herido en un accidente ferroviario y pierde
un brazo; este pasajero con quien el transportista está obligado contractualmente) t
iene o no derecho a reclamar perjuicios a su deudor; ya sea por, la vía contractual
o por la vía delictual o cuasidelictual? Si se admite que el pasajero puede optar
entre ellas, el cúmulo de responsabilidades es admisible. Si sólo puede hacerlo
dentro de la responsabilidad contractual y no por las normas de los arts. 2.314 y
sgtes, el cúmulo, sería rechazado".
Al analizar las diferencia entre una y otra responsabilidad se
aprecia la importancia del tema, sea en cuanto a la extensión de la indemnización
en uno u otro caso ( Ej. daño moral, prueba, graduación de la culpa, prueba etc).-
Los autores que aceptan el cúmulo piensan que sólo
"acumulando" las ventajas de una y otra responsabilidad se consigue
efectivamente la reparación total del daño causado, pero reconocen que existe el
peligro de qué, si sé actúa de esta forma es posible que la víctima pueda obtener
doblé reparación, lo que se evita aplicando el principio del enriquecimiento sin
causa.
Otros autores y en nuestra legislación niegan el derecho a
optar La razón básica es que la existencia de un contrato hace aplicable la fuerza
obligatoria que emana de él y del art. 1545, y es ilógico pretender qué los efectos
del contrato puedan regirse por leyes y normas establecidas para los delitos y
cuasidelitos. (Francia).
Pero hay una tercera posición. Según ella la víctima ha de
tener derecho a optar por unas u otras reglas. Esto es, existiendo incumplimiento
contractual que a su vez implique un delito o cuasidelito, él acreedor o víctima
podrá elegir o por las normas que se refieren a la responsabilidad contractual o por
aquellas dadas para la extracontractual, debiendo aceptarlas en su integridad y no
podrá elija lo mejor de cada una de ellas.( Tendencia italiana)
Nuestra jurisprudencia ha rechazado el cúmulo.
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Ello por el art 1545 que otorga fuerza obligatoria al contrato ya


que si del incumplimiento del contrato resulta que una de las partes puede recurrir
a normas ajenas al contrato, ( responsabilidad extracontractual) se está quitando
fuerza obligatoria al contrato y es injusto colocar al deudor en situación de tener
qué responder más allá de lo pactado.-Así si la partes eximen de responsabilidad
al deudor, no puede el acreedor exigirle perjuicios vía responsabilidad
extracontractual.
Lo expuesto no obsta que a pesar de la existencia del
contrato, y el perjuicio se produce fuera del contrato aún cuando sea con ocasión
de él; estamos fuera del campo contractual y deberá recurrirse a las normas de la
responsabilidad delictual o cuasidelictual. EJ.. La Corte de Apelaciones de Talca
estimó que el deudor había excedido los términos del contrato y ordenó aplicar las
reglas de delitos y cuasidelitos, en el caso de un mandatario que vendió la cosa,
pero no entregó el precio al mandante.
La Jurisprudencia ha dicho que las partes pueden estipular
que en el evento del incumplimiento del contrato se sometan las normas de la
responsabilidad extracontractual.
Excepcionalmente se ha aceptado el cúmulo de
responsabilidades. En el caso en que el incumplimiento de la obligación principal
constituya un delito o cuasidelito penal. Ej. art. 47O Nº 1 C. Penal, el contrato es un
mandato, o un contrato de administración o cualquiera que contenga la obligación
de devolver una cosa apropiada por el deudor, y 491 que sanciona el cuasidelito
cometido por ciertos profesionales que, por negligencia, han causado daños. En
ambos casos el acreedor, si se le mira como contrato, o la víctima, desde la órbita
extracontractual; puede elegir, optar por uno de los dos caminos, sea persiguiendo
la responsabilidad extracontractual en el juicio penal, o ejerciendo las acciones
emanadas del contrato correspondiente. Meza Barros dice que algo parecido pasa
con el delito de giro doloso de cheques ya que el acreedor puede perseguir la
acción civil contractual, o, si lo desea, la acción extracontractual nacida del delito.
Hay que señalar que el cúmulo implica optar o elegir, no
acumular
Responsabilidades, Alessandri, estima válido por la autonomía de la voluntad, el
pacto de cúmulo de responsabilidad.( contrato es ley para las partes).

RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
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Requisitos para que exista Responsabilidad Contractual.


Hemos dicho que el cúmulo de responsabilidad no es
aceptado, de forma que para saber si estamos en presencia de responsabilidad
contractual el acreedor debe saber si se ha producido un incumplimiento
contractual o un hecho delictual o cuasidelictual. Para determinar el
incumplimiento de un contrato son necesarios los siguientes requisitos:
a.- Que exista el contrato.
b.- Que el contrato sea válido.-
c.- Que el contrato se haya celebrado entre el responsable y la víctima del daño;
d.- Que el daño provenga del incumplimiento del contrato.
1.-Que exista un contrato.
Sin contrato no hay responsabilidad contractual y, si hay daño, la
responsabilidad habrá que buscarla en el campo de los delitos o cuasidelitos. Sin
embargo hay casos en que la situación se encuentra en el borde del contrato con
el hecho extracontractual.
Es lo que ocurre con los llamados contratos benévolos, en
especial el denominado “transporte benévolo “que consiste en que un empresario
acarree gratuitamente a otro. El transporte normal es contrato oneroso por la
compra del pasaje y por lo mismo cualquier daño que ocurra al pasajero, producto
de falta de cuidado del porteador, es motivo de acción contractual. En el transporte
benévolo la situación es distinta, si un pasajero sube sin boleto, vale decir sin
celebrar el contrato de transporte
En otros casos en que el transporte aparece como
dependiente de otro más general, ( hospedaje ) donde el vínculo contractual habrá
que buscarlo en ese otro contrato.
En los casos expuestos se puede llegar a la responsabilidad
contractual acudiendo a las normas del contrato general o principal al cual está
unido el transporte.
Hay ciertos casos en que el transportista no tiene interés
alguno en transportar al pasajero y actúa sólo de un modo benévolo, donde el
transporte no figura ni siquiera como accesorio de otro, ( transporte a dedo ). Si
resulta un perjuicio para el transportado, para determinar si hay responsabilidad
contractual hay que determinar si entre el transportado y el porteador existió
contrato ( el contrato genera obligaciones ) En el Ej.mplo expuesto para el
16

transportado no nació obligación alguna, porque siendo benévolo el contrato, nada


tiene que pagar, e igualmente se debe aceptar que quien transporta a otro
gratuitamente no tiene intención alguna de obligarse y, por lo mismo, habrá que
concluir que no hay contrato. Si no hay contrato, el transportado que sufrió un
daño deberá recurrir a las reglas de los delitos y cuasidelitos.
Otro caso citado lo constituyen los eventos que se celebran
para promoción en forma gratuita, donde pueden ocurrir daños o perjuicios a los
asistentes, para algunos autores señalan que en tal caso no hay responsabilidad
contractual con los organizadores, sino responsabilidad extracontractual.- Sin
embargo debe tenerse presente que los contratos gratuitos son contratos y
generan obligaciones.
En estos casos sobre todo en materia de transporte, resulta a
veces difícil descubrir la naturaleza contractual de la responsabilidad que de él
pueda provenir.
También existen problemas respecto de la extensión y vigencia
del contrato. Son los casos de responsabilidad postcontractual, esto es, aquella
que puede existir una vez terminado el contrato.-
Meza Barros ejemplifica esta situación de la siguiente manera;
Una vez terminado el contrato, el ingeniero y la empresa quedan totalmente
desligados, de manera que, al parecer, no puede ya nacer responsabilidad del uno
contra el otro. Pero, si ese ingeniero ha sido puesto en conocimiento de los
secretos de fabricación y los divulga a su nuevo empleador competidor del primero,
que tipo de responsabilidad surge.
En el caso propuesto se podría pensar en hacer al ingeniero
responsable contractualmente, fundado en el principio de la buena fe respecto al
cumplimiento de los contratos, por el art. 1546. principio que se extiende incluso
más allá de la vigencia y cumplimiento del contrato. Para, Meza Barros, también
podría sostenerse que el primer contrato aparece totalmente desvinculado del
perjuicio causado y que, por lo mismo, la responsabilidad es delictual o
cuasidelictual.
Otro caso, es el contrato de transportes de pasajeros, en que
resulta difícil saber cuando comienza el contrato y cuándo termina el mismo.
Puede decirse que empieza cuando el pasajero compra su boleto. Con buenas
razones puede sostenerse que el contrato surte efectos desde que el pasajero
franquea el control que se usa en estos casos. También se puede sostener que la
17

responsabilidad empieza cuando el pasajero sube al vehículo, porque el boleto o


pasaje puede haber sido adquirido días antes. Meza barros estima que la
responsabilidad de la empresa de transportes empieza cuando se perforado o
controlado el boleto. y respecto a su término, dos posibilidades, cuando el pasajero
ha descendido del vehículo o cuando ha franqueado la puerta de salida del recinto.
Parece evidente, dice el autor, que hay responsabilidad contractual de la empresa
en el caso en que el pasajero resbala en el piso engrasado del recinto o cuando es
alcanzado por un objeto que sobresale de un vehículo en marcha.
2. Que el contrato sea válido.
De manera que, existiendo un contrato nulo, no hay contrato,
porque falta una de las bases o pilares para que pueda hablarse de
responsabilidad civil contractual.
Todo contrato es válido mientras no se declare su nulidad, lo
que significa que por muy nulo que sea el contrato, si no se ha declarado nulo, hay
que cumplirlo. Y si no se cumple nace responsabilidad civil contractual.
Hay casos especiales sobre esta materia;
1.-La parte inocente del vicio. Si la parte es inocente, si no tiene responsabilidad
alguna en el vicio que ocasionó la nulidad, se le puede obligar a cobrar perjuicios
conforme a las reglas de la responsabilidad contractual, esta parte inocente sería
considerado como “contratante putativo”, sin embargo no es posible considerar
esta situación, porque ello implicaría que el contrato nulo surte efectos para una de
las partes y no para la otra, lo que desnaturaliza la teoría del contrato.-
2.- La nulidad absoluta. No hay para qué explicar que en el caso de existir
nulidad absoluta, el contratante responsable del vicio deberá indemnizar al otro,
que ignoraba el vicio y cualquier responsabilidad deberá perseguirse por la vía
extracontractual.
3.- El contrato celebrado por incapaces. Si el contrato es celebrado por un
incapaz adolece de un vicio de nulidad de la cual sólo podrá reclamar el incapaz
(por medio de su representante legal, por supuesto, o él mismo, una vez cesada la
incapacidad), de acuerdo al art. 1684. Si el incapaz demanda cumplimiento, hay
que cumplir, y si no se cumple se incurrirá en responsabilidad contractual.
Si el incapaz se encuentra en el caso del art. 1685, esto es,
cuando obro con dolo para inducir al acto o contrato, estará impedido de alegar la
nulidad, se le considera como capaz. De manera que el incumplimiento hace
incurrir a la otra parte en responsabilidad de indemnizar perjuicios.
18

Si el incapaz ha celebrado el contrato sin maniobras dolosas


para mostrar mayoría de edad o de no existir interdicción u otra causa de
incapacidad (segunda parte del art. 1685), podrá pedir y obtener la nulidad del
contrato. En tal caso, esto es, si en vez de cumplir, alega nulidad, el menor no
incurrirá en responsabilidad porque, si no fuere así, de hecho le estará vedado el
derecho a pedir la nulidad. Lo mismo ocurre si se le pide el cumplimiento y se
excepciona alegando incapacidad.
Si de parte del incapaz ha habido dolo para inducir al acto o
contrato y este ha resultado nulo, el incapaz incurrirá en responsabilidad
extracontractual. A este respecto hay que recordar que la capacidad delictual es
más amplia que la contractual, como señala el art. 2319 del C. C, por lo cual
resulta perfectamente posible que un incapaz de responder contractualmente,
tenga sin embargo responsabilidad para responder por el delito cuasidelito civil
cometido.
3.-Que el daño haya sido causado por un contratante al otro contratante.-
Este requisito no tiene mayores complicaciones.- Debe tenerse
muy en cuenta para estudiar este principio el efectivo relativo de los contratos,
consagrados por el art. 1545.
La estipulación por otro. Ocurre que es un caso en que un tercero que no ha
celebrado el contrato puede reclamar perjuicios, o hacer efectiva la responsabilidad
a otro. el art. 1449 permite que el tercero puede demandar lo estipulado, es decir,
el contrato ha surtido efectos respecto de un tercero. Este tercero no es parte,
pero de conformidad con el art. 1449 puede exigir el cumplimiento de lo pactado.
Este derecho sólo lo tiene respecto del promitente, nunca respecto del estipulante.-
La estipulación por otro es una excepción al afecto relativo de
los contratos, y es un caso excepcional en que un tercero que no es parte puede
cobrar indemnización de perjuicios al contratante.-( contrato de seguro).-
Los causahabientes. Si el perjuicio ha sido causado por un contratante a los
causahabientes o herederos del otro contratante hay que considerar como si el
contratante hubiere perjudicado al otro contratante. Lo mismo puede decirse de los
legatarios. Meza Barros, dice por ello que el legatario de una casa que el causante
entregó en arrendamiento, tiene derecho a cobrar perjuicios por la falta de entrega
oportuna de la propiedad. La responsabilidad es contractual, y el contrato es el
arrendamiento.
En el caso del viajero que muere en el curso del transporte.
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En tal caso existe un incumplimiento contractual del cual nace responsabilidad.- Si


los herederos actúan como tales, deben ejercer las acciones que al difunto
correspondían y entre ellas es difícil que haya alcanzado a ingresar la de cobro de
los perjuicios sufridos, si la muerte se produjo instantáneamente.-
Pero si los herederos actúan como terceros que han sufrido un
perjuicio por la muerte del viajero, deberán actuar conforme las reglas de la
responsabilidad extracontractual, la ventaja es la extensión del daño ( Ej.. moral) y
la desventaja es que se debe probar la culpa del transportista.
Los hechos son los mismos, pero en uno se trata de reparar el
daño que se causó a la víctima, representada ahora por los herederos, en el otro
se trata de reparar el daño personal causado a los herederos, prescindiendo de la
calidad de sucesores de la víctima.
El tercero es autor o cómplice del incumplimiento.
Si un contratante ha encargado a un tercero el cumplimiento
del contrato y el tercero no cumple, se genera responsabilidad civil contractual del
que encargó y en favor del otro contratante.
Si el tercero, sin recibir encargo, se inmiscuye en el contrato e
impide por un hecho suyo el cumplimiento, resulta difícil saber si el contratante que
no cumplió es responsable.
Hay que determinar si ese tercero es tercero absoluto o es un
tercero por el cual responde un contratante. Se puede señalar que en el hecho de
un tercero es asimilado a un caso fortuito. Sin embargo hay casos en que el
deudor responde por el tercero y en tal caso hay que considerar el art. 1679 del C.
Civil: “En el hecho o culpa del deudor se comprende el hecho o culpa de las
personas por quienes fuere responsable “.
Pero no hay en materia contractual una norma que diga por
cuáles tercero se responde, solo hay disposiciones aisladas como el art. 1941,
según el cual el arrendatario responde por su familia, sus huéspedes y
dependientes. En estas condiciones, y a falta de disposiciones expresas, Meza
Barros propone que se apliquen las normas respectivas del art. 2320, que
corresponden a la responsabilidad extracontractual.
Pero, si un tercero impide el cumplimiento, el hecho de ese
tercero es la causa del incumplimiento y si es considerado caso fortuito, el deudor
se libera. Ahora bien, de acuerdo al art. 1677 el deudor debe ceder las acciones
que tenga contra el tercero. Esa responsabilidad, es decir la que el contratante
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cumplidor hace valer contra el tercero en virtud de la cesión, es extracontractual.


Ej. un propietario promete vender la casa a su arrendatario. Sabiendo de la
promesa, un tercero ofrece más precio y consigue que le vendan la casa a él.
Entre el propietario y el arrendatario hay responsabilidad contractual; respecto del
tercero, si ha obrado con culpa o dolo, en relación al arrendatario, tiene
responsabilidad extracontractual, es decir delictual civil.
4.- Que el daño provenga del incumplimiento del contrato.
Debe existir un nexo o relación inmediata, de causa a efecto
entre el incumplimiento del contrato y el daño o perjuicio, es decir se debe
establecer que el daño no se habría producido sin el incumplimiento.-
Debe existir una obligación contractual infringida, sin importar
si esta obligación es esencial, sustancial o accesoria, porque el contrato obliga no
sólo a lo que en él se expresa, sino a todo aquello que se entiende pertenecerle,
emanado de la naturaleza de la obligación, o que por ley o la costumbre le
pertenece art. 1546.
Si se trata de otra obligación, habrá responsabilidad delictual o
cuasidelictual.
En algunos casos, además de las cláusulas del contrato, o de
la costumbre, es la ley quien ordena art. 1546. Estas obligaciones impuestas por
la ley pueden considerarse contractuales, ya que en el fondo, todas las
obligaciones son impuestas por ley. De estas obligaciones, emanadas del
contrato, pero impuestas por la ley, como el caso del art. 2235, en virtud del cual el
depositante debe indemnizar al depositario de las expensas que haya hecho en la
conservación de la cosa, o del mutuante, quien es responsable, contractualmente,
de los perjuicios que experimente el mutuario, por la mala calidad o vicios ocultos
de la cosa prestada, o el del art. 1861 del vendedor que conocía y no manifestó el
vicio de la cosa vendida, es obligado a la indemnización de perjuicios causados por
el vicio.
La obligación de seguridad
Son obligaciones de seguridad aquéllas que se refieren a la
persona o a los bienes de una de las partes y respecto de los cuales la otra parte
se ha comprometido a responder. Ej. Accidente que ocurre con motivo del contrato
de transporte, ¿de este accidente, surge o emana responsabilidad contractual o
extracontractual?
Para determinarlo es previo establecer si el contrato incluye
21

obligación de seguridad.
Esto se determina por las reglas de interpretación del contrato,
conociendo la voluntad de las partes. Esta obligación de seguridad, pueden
aparecer en una cláusula expresa, la que no tiene limitación alguna salvo en
cuanto atente contra el orden público o contra las buenas costumbres, o en cuanto
desnaturalice el contrato. También pueden aparecer en las reglas propias del
contrato, sean de su esencia o de su naturaleza, como aquella a que se refiere el
art. 2394 y por el art. 1546, sea en la correcta interpretación de la buena fe en la
ejecución, sea porque pertenece a la naturaleza del contrato, como la que nace en
el transporte de personas o sea porque pertenece a la costumbre.
Este problema se relaciona íntimamente con el contrato de
transporte, y se resuelve señalando, que atendido el art. 1546, la obligación del
transportista es llevar a su destino a los pasajeros y a las cosas, pero llevarlas
sanas y salvas, es decir, respondiendo de la seguridad de ambas. De manera
que, en líneas generales ocurrido el accidente, se aplican las normas
contractuales y la víctima deberá probar la existencia del contrato y la circunstancia
de haber sufrido un daño en el curso de la ejecución del contrato.
Sin embargo se distingue entre transporte de cosas y
de personas.
En el transporte cosas existe un control absoluto del
transportista sobre estas. Las cosas no se mueven, de manera que cualquier daño
que las cosas sufran en el camino la responsabilidad es de cargo del porteador.
Respecto del transporte de pasajeros ese control no
existe por que el pasajero se mueve, baja, sube, alza la ventanilla, se asoma por
la ventana, y en el tren pasa de un carro a otro. Pareciera injusto, presumir la
culpa en el transportista si un accidente ocurre al pasajero movedizo y más
equitativo parece obligar al pasajero que pruebe que el accidente ocurrió con
motivo del contrato. Deberá probar entonces, que la ventanilla estaba mal
ajustada, o que el paso de un coche a otro no tenía las medidas de se seguridad, o
en fin, que el transporte mismo ocasionó el accidente del cual resultó una víctima.
Debe determinarse además si existe texto legal al respecto.
En nuestra legislación positiva hay que
considerar los artículos 2015 del C. Civil y artículos 171 y 207 del Código de
Comercio. La primera disposición expresa que el acarreador es responsable del
daño o perjuicio que sobrevenga a la persona por la mala calidad del carruaje,
22

barco o navío en que se verifica el transporte. La segunda aplica al transporte de


pasajeros las normas sobre transporte dadas por el Código de Comercio. El art.
207 del Código de Comercio dice que se presume que la pérdida, avería o retardo
ocurre por culpa del porteador. Se concluye que en nuestra legislación al pasajero
le basta con probar la existencia del contrato de transporte y el daño. La excusa de
la responsabilidad es de cargo del transportista.
Las obligaciones de seguridad no existen solamente en
relación con el contrato de transporte, Ej.: Si se arrienda una propiedad en altura y
el arrendatario sufre un accidente en el ascensor, se entiende que en el contrato de
arrendamiento no puede estar incluida la obligación de seguridad en el ascensor y,
sólo habrá responsabilidad cuasidelictual en contra del negligente en el cuidado del
ascensor.
En los juegos de entretenimientos, tales como columpios
y otros. No hay contrato de transportes, es un contrato innominado, y quien
explota estas entretenciones asume una obligación de seguridad.
Cuando se confía a un establecimiento la educación de
un niño, el colegio se obliga a velar por la seguridad del alumno, si el art. 2320
hace responsable al dueño del establecimiento por los daños que el niño cause a
terceros, debe además responde por los perjuicios que el niño se cause a sí
mismo. Por eso, si al niño sobreviene algún daño, al establecimiento se le
presumirá culpable. La responsabilidad es contractual.-
El contrato de trabajo tiene reglamentación especial y
los accidentes que de él provengan están sujetos a la ley 16.744. Pero vale la
pena examinar el art. 69 que dispone que la entidad aseguradora tiene derecho a
repetir en contra del responsable del accidente y que la víctima tiene derecho a
reclamar al empleador responsable de otras indemnizaciones no pagadas por el
seguro, como el daño moral, por Ej. La aseguradora deberá accionar por la vía de
responsabilidad extracontractual, ya que no es parte del contrato de trabajo, pero
el trabajador víctima deberá accionar conforme las normas contractuales.
Otro caso él médico que abandona enfermo viola el
contrato, infringe una obligación de seguridad y es responsable contractualmente.
La obligación de seguridad no existe solamente en los
contratos que dicen relación con las personas, puede haber obligación de
seguridad respecto de las cosas. Ej.; En el contrato de depósito la obligación de
seguridad se extrae de la ley. Así, los arts. 2220, 2228 y 2229, ponen de cargo del
23

depositario la obligación de seguridad, con la limitación de no responder sino de la


culpa grave, conforme al art. 2222.
Elementos de la Responsabilidad Civil Contractual.- Obligación,
mora, Perjuicio, culpa y relación causal entre el perjuicio y el incumplimiento.

I.-EL DAÑO O PERJUICIO.


En doctrina se utiliza la expresión daño para ser usada en la
responsabilidad extracontractual, y perjuicio para la responsabilidad contractual.
En nuestra legislación son sinónimas.-
El daño es necesario tanto en la responsabilidad contractual
como en la extracontractual, en ambas se exige junto a la culpa, un perjuicio que
haya que repararse y además debe existir relación de causalidad entre el
incumplimiento, si se trata de la responsabilidad contractual, y el perjuicio.
El elemento más importante es el perjuicio, porque no es
admisible la posibilidad de demandar daños que no existan, salvo contadas
excepciones ( cláusula penal y obligaciones de dinero). En materia
extracontractual los arts. 2314 y 2329 señalan con precisión que la reparación ha
de recaer respecto a un daño. No existe una norma igual en la responsabilidad
contractual, a pesar que el art. 1556 señala que la reparación comprende el daño
emergente y el lucro cesante, lo que supone la existencia del perjuicio.-
El perjuicio contractual: es la lesión o menoscabo a un
interés. Casos en que hay responsabilidad a pesar de no existir perjuicio.
Dos casos: la cláusula penal y los intereses en el caso del art. 1559, en el caso
de la cláusula penal el art. 1542 señala que el acreedor, existiendo cláusula penal,
puede cobrar la pena indemnizatoria aun cuando el incumplimiento no haya
causado perjuicio y el N 2 del art. 1559, establece que, en las obligaciones de
dinero, el acreedor, si existe mora en el pago, podrá cobrar intereses sin necesidad
de justificar los perjuicios. Aparte de estos casos, no hay diferencias con respecto
al daño entre la responsabilidad contractual y la extracontractual, para ambas se
requiere la existencia del perjuicio.
Requisitos del perjuicio
No siempre el perjuicio es igual, hay perjuicio cuando se afecta
el patrimonio de una persona; daño patrimonial, y cuando se afecta la honra de
una persona, daño moral.
En general, cualquier perjuicio o daño autoriza para pedir
24

reparación por la vía de la responsabilidad civil, sea contractual o extracontractual.


Sólo se requiere que ese perjuicio o daño haya sido cometido con dolo o culpa del
autor y que exista relación de causalidad entre el incumplimiento y el perjuicio.
En materia contractual hay límites que ya conocemos, así no
hay obligación de reparar los perjuicios indirectos, porque uno de los requisitos de
la responsabilidad civil es el vínculo de causa a efecto entre la culpa y el daño. Y
en materia contractual se indemnizan los perjuicios previstos.- Los imprevistos se
indemnizan en el caso de existir dolo en el incumplimiento o si se hubiere pactado
responder de ellos, art. 1558.
El daño requiere las siguientes condiciones:
a) debe ser cierto o real;
b) Se debe considerar su monto al momento de la infracción o de la comisión de
hecho ilícito.
c) El daño no debe haber sido reparado.
d). Debe ser personal del que solicita la indemnización.
e) El daño debe consistir en privar a la víctima de un interés legítimo.

1.- REAL o CIERTO.


Significa que debe tratarse de un perjuicio real y efectivo. La
calidad de ser cierto dice relación con la efectividad de su ocurrencia y no con su
posible indeterminación, o mayor o menor facilidad para apreciarlo. No importa
que el daño se haya realizado o se deba producir en el futuro. El daño es cierto
cuando se ha realizado y también cuando necesariamente se va a producir Ej.: la
mutilación de un miembro es perjuicio presente, pero es futuro en la medida en que
la víctima queda incapacitada.- Se debe indemnizar el perjuicio futuro, no se puede
exigir que la víctima periódicamente demande al autor por que se trata de daño
emergente. Así se pude condenar al pago de una renta vitalicia.
Es perjuicio la privación de una posibilidad o probabilidad, Ej.,
quien no llega a tiempo o no llega con el auto al autódromo, hay incumplimiento, se
indemniza no el hecho de no haber ganado por dicha causa sino la privación de la
probabilidad de ganar.
2.- El monto del perjuicio debe considerarse al momento del incumplimiento,
en la responsabilidad contractual, o al de la comisión del hecho, si es
extracontractual.
Puede ocurrir que las condiciones derivadas de un perjuicio
25

cambien con el tiempo, Ej., una lesión irreparable hoy, puede no serlo más
adelante, o bien puede agravarse significativamente con el paso del tiempo y
cause perjuicios que no se tomaron en cuenta al fijar la indemnización.
Aquí se armoniza el principio legal que ordena que se
indemnice el total del perjuicio; y la cosa juzgada que impide discutir nuevamente
los perjuicios.
Para evitar una colisión de estos principios hay dos
alternativas. Una es que el fallo prevenga las posibilidades de cambio y que la ley
haga tal prevención.
La ley en algunos casos previene tal posibilidad. Ej.. materia de
alimentos arts. 330 y 332 permiten revisar la sentencia. Respecto de los seguros
de accidentes del trabajo la ley establece que las declaraciones de incapacidad
serán revisables por agravación o por mejoría art. 63 de la ley 16.744.
Casos en que el daño no varía, pero cambia el valor del mismo.
Reajustabilidad de la indemnización. Hay otros casos en que el daño es
invariable, pero en cambio circunstancias diversas hacen cambiar el valor del
mismo. La inflación monetaria es la causa de esta variación. Ej.. se demanda valor
auto que durante el proceso cambia de valor, se reajusta la indemnización.
El asunto parece de justicia, pero, sin embargo, hay
objeciones. La primera es que la desvalorización no es consecuencia del hecho
que produjo el daño, de manera que no se ve por qué el autor tiene que asumir el
cargo de la desvalorización. Esta objeción no se acepta porque el daño permanece
igual y la obligación del demandado y autor es dejar el patrimonio en el estado en
que estaba. Si a consecuencia de la lesión injusta se perdió un vehículo, la
indemnización tiene que ser de un monto que permita comprar el mismo vehículo.
Algunos autores sostienen que el art. 1558 del C. Civil ordena
reparar los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato y,
por ello el deudor responsable del perjuicio, no responde de la inflación por
tratarse de un perjuicio imprevisto. Esta objeción vale para la responsabilidad civil
contractual, porque en la delictual o cuasidelictual la responsabilidad abarca
además los perjuicios directos e imprevistos. Otros dicen que la depreciación
monetaria es un hecho previsto y previsible, de manera que debe comprenderse
en la indemnización.
Para que la indemnización sea completa, debe comprender
tanto el reajuste como los intereses corrientes calculados sobre la cantidad
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reajustada ( I.P.C) desde la fecha del ilícito, y hasta el pago efectivo ha dicho la C.
Suprema.
La reajustabilidad de oficio. Se refiere a si la reajustabilidad hay que pedirla en la
demanda o si la sentencia de oficio puede decretarla. La Corte Suprema ha dicho
que si la sentencia otorga reajustabilidad sin que esta se haya pedido en la
demanda, incurre en ultrapetita. En otro fallo aceptó que se reajustarán de oficio
las sumas a pagar Se ha dicho que no hay ultrapetita si la sentencia ordena el
reajuste de una suma respecto de la cual la demanda no pidió se reajuste, porque
al ordenarse el pago del reajuste no se establece una fuente de ganancias para el
demandante y sólo se trata de que la indemnización sea completa. Conviene
pedirlo expresamente.
Meza Barros, y López Santa María estiman que no
corresponde pagar reajustes en la demanda si no se pidió tal reajustabilidad.

3.-Que el daño no haya sido reparado.


Si ha sido reparado no hay perjuicio.
Si el autor del daño reparó, el daño ha desaparecido, pero qué
ocurre si es un tercero el que repara el daño o si la reparación es parcial.-
Es común que la persona que sufre un daño, aparte de la
indemnización que le deba el autor, reciba o tenga derecho a recibir, de un tercero
una prestación en razón del daño.- La víctima tiene derecho a cobrar lo que no ha
sido reparado por el tercero. Ej. art. 15 ley 18.490, de seguros accidentes
personales permite imputar el valor de la indemnización que establece a la que fije
el Tribunal. La víctima no tiene derecho a cobrar dos veces, porque tal caso
constituye enriquecimiento sin causa y se produce para el autor un pago doble.
El art. 553, del C. de Comercio establece que el asegurado podrá exigir al
asegurado que le ceda las acciones que tenga contra terceros con ocasión del
daño.
También el art. 553, inc. 2 del C. de C. permite, aun sin
cesión, que la aseguradora accione directamente contra el autor del daño, porque
puede convenirle mas actuar directamente. Es decir la compañía aseguradora en
el caso del art 553 del C. de Comercio, tiene opción excepcional al cúmulo,
porque puede actuar como cesionaria de los derechos del perjudicado y en tal
caso actúa por la responsabilidad contractual, si entre la víctima y el tercero existía
contrato, o, si lo prefiere puede actuar directamente por vía del delito o cuasidelito.
27

La existencia del daño es requisito de indemnización. En el


caso de las Compañías aseguradoras se discute si sufren o no perjuicios. Ej:
incendio de propiedad asegurada, la aseguradora paga los daños y, actúa
directamente contra el arrendatario culpable. Algunos autores estiman que el
demandado puede excepcionarse señalando que la compañía no sufrió daño
alguno porque la aseguradora no ha sufrido perjuicio alguno, ya que, cuando pagó
al propietario no hace más que cumplir el contrato de seguro, y por cumplir un
contrato no hay derecho a indemnización alguna. Además cuando contrata la
compañía estaba cubierta anticipadamente del riesgo y para pagar los daños del
incendio había recibido el pago de las primas. Las posibilidades de siniestro la
compañía lo reparte entre todos sus asegurados. Con las primas pagadas por los
asegurados pagó los daños y su patrimonio no sufre en realidad detrimento
alguno.-.
Compatibilidad de indemnizaciones en casos de carácter previsional. En los
seguros de vida o de accidentes, el seguro no tiene por objeto reparar. El daño
aquí cumple otra función es una condición, o suceso o evento que hace nacer el
derecho del asegurado a cobrar una cantidad, por ello Meza Barros estima que es
posible y justo que la víctima tenga derecho a cobrar el valor total del seguro y
además sobre eso la reparación que le debe el causante del daño. En otras
palabras el autor del perjuicio no podrá excusarse del pago en razón del seguro.
4.- El perjuicio debe ser personal del que solicita la reparación.
Para accionar hay que tener interés.
Hay situaciones en que el daño sufrido por una persona
aparece como consecuencia del daño sufrido por otro. Es el caso del hijo que vive
a expensas del padre. Este es un caso de un daño material inmediato, sufrido por
una persona; pero hay otro daño que deriva del primero y que en sí mismo también
es daño: el padecido por el hijo.
En estos casos ocurre que el perjudicado indirectamente puede
ejercer la acción de indemnización de perjuicios para que sea resarcido de su
propio daño, sin que sea obstáculo para ello que se haya indemnizado al
directamente ofendido.
Alessandri señala que tiene derecho a cobrar el alimentario
quien a causa del accidente sufrido por el alimentante, se ve privado de alimentos
futuros.-
Respecto de las cosas la ley ha dicho expresamente quienes
28

pueden reclamar indemnización. el art. 2315 quien dispone que pueden pedir
indemnización todos los que resulten perjudicados, sean dueños, poseedores,
usufructuarios, el habitador, el usuario, e incluso el que tiene la cosa con obligación
de responder de ella.
5.-El interés del cual fue privado la víctima ha de ser legítimo.
Es titular del derecho a cobrar perjuicios todo quien lo haya
sufrido. En los casos de daños o perjuicios sufridos por las personas, tiene
derecho a cobrarlos la víctima, además los padres, la mujer, el cónyuge, los hijos, y
en general, todos aquellos a quienes la muerte, lesión, o perjuicios de la víctima ha
provocado un desmedro patrimonial. Esto en materia contractual, porque en
materia extracontractual, además hay derecho a cobrar el daño moral.
La ley 16.744, sobre accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales en su art. 43 otorga el carácter de titular de pensión de supervivencia
a la madre de los hijos naturales, del afiliado y el art. 45 de la misma ley señala
que la madre de los hijos naturales del causante, soltera o viuda, que hubiere
estado viviendo a expensas de este hasta el momento de su muerte, tendrá
derecho a una pensión equivalente al 30% de la pensión básica, etc. Es un caso
en que el legislador reconoce el concubinato que origina una indemnización si se
pierde este estado..

II.- LA CULPA.-

Hay tres hechos que impiden que el deudor cumpla sus


obligaciones; culpa, dolo, y caso fortuito o fuerza mayor.
En materia contractual la culpa se presume, esto es, el
incumplimiento es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Lo contrario es
el caso fortuito o fuerza mayor. Actuar con culpa es faltar a la diligencia o cuidado
en la ejecución de una obligación.
29

Culpa y dolo, elementos de la imputabilidad. En materia de cobro de perjuicios,


contractuales o extracontractuales la ley atiende a factores subjetivos del causante
del daño.
El art. 1547 señala que el deudor es responsable si hubo
culpa en el incumplimiento, y la culpa es distinta según el contrato sea útil al
acreedor solamente, o al deudor solamente, o ambas partes. culpa lata o culpa
grave, grado de culpa de la cual se responde si el contrato sólo es útil al acreedor,
como en el depósito, según lo dice el art. 2222, inciso segundo: o de culpa leve, de
la cual se responde en los casos en que el contrato es útil a ambos, como en el
caso de art. 2394, en relación con el inciso cuarto del art. 44; o de la culpa levísima
si el contrato solo cede en beneficio del deudor, art. 2178.
En la responsabilidad contractual se exige al deudor que
cumpla sus obligaciones y si deja de cumplir es responsable siempre que este
incumplimiento lo haya sido por culpa de él. Para actuar sin culpa, el deudor debe
ser más atento y cuidadoso en los contratos que solo le interesan a él y menos
cuidadoso si el contrato interesa solamente a la otra parte. Los grados o
graduación de la culpa lo hemos visto (art. 44 ). La culpa grave equivale al dolo y la
culpa contractual se presume.
La culpa grave equivale a dolo. El art. 44 inc. 2º La culpa grave no es dolo, pero
se le asimila. Y trae consecuencias para el deudor ya que pasa a responder incluso
de los perjuicios imprevistos y responde también de la destrucción de la cosa, aun
cuando esté en mora de recibirla el acreedor, art. 1680 y 1827. Si hay culpa grave
en varios deudores, responden solidariamente, por aplicación del art. 2317, inc. 2º
que señala “ todo fraude o dolo” lo que significa que no sólo se aplica a los delitos
y cuasidelitos, sino también al incumplimiento contractual. De otra forma no
tendrá sentido el haber dicho todo fraude o dolo. Y además, la culpa grave futura
no puede condonarse, art. 1465.
La culpa contractual se presume. art. 1547, inc.31, que señala que la prueba del
cuidado debido debe ser probado por quien lo alega, es el deudor quien debe
probar que el incumplimiento ocurrió sin culpa, o probar la ocurrencia del caso
fortuito o fuerza mayor.
Sabemos que los perjuicios que se pueden cobrar existiendo
dolo son distintos a aquellos que cabe pedir cuando solo hay culpa. La asimilación
legal de la culpa grave al dolo no alcanza al extremo de presumir el dolo el art.
1459 exige probar el dolo. El dolo no se presume, y en consecuencia tampoco la
30

culpa grave equiparada al dolo. Si el acreedor cobra indemnizaciones ordinarias,


aún cuando alegue culpa grave, nada tendrá que probar porque el art. 1547 obliga
al deudor a la prueba de la diligencia o cuidado. Pero si el acreedor cobra
indemnización de perjuicios imprevistos propios del dolo, entonces corresponde al
acreedor probar la existencia de la culpa grave.
Caso fortuito o fuerza mayor. Es lo mismo que decir ausencia de culpa. El caso
fortuito exonera al incumplidor. art. 1558, inc. 2º.
En teoría no son la misma cosa el caso fortuito y la fuerza
mayor. Caso fortuito, es todo fenómeno que es obra de la naturaleza, como un
terremoto o un rayo y se llama fuerza mayor todo hecho del hombre que
imposibilite el cumplimiento de la obligación, tales como un acto de la autoridad
pública. El elemento común es la imprevisión y la imposibilidad en que se halla el
deudor de poder de evitarlo o resistirlo. El art. 45 considera sinónimos al caso
fortuito y a la fuerza mayor.
Requisitos caso fortuito o fuerza mayor:
1.- Hecho ajeno a la voluntad de las partes: que las partes no tengan
responsabilidad en su ocurrencia el art. 1547 inc. 2º. exige que el caso fortuito no
sobrevenga por culpa del deudor. Pero si el caso fortuito sobreviene durante la
mora del deudor, no exonera al deudor.
2.-Debe ser imprevisto. Implica que las partes no lo hayan previsto al contratar,
ni el deudor al momento de presentarse el acontecimiento.
3.- Imposibilidad de resistir. Que no es posible evitar sus consecuencias, en
términos que ni el agente, ni persona alguna colocada en las mismas
circunstancias habría podido evitarlo. Si la imposibilidad es relativa, no hay caso
fortuito.
Casos que son casos fortuitos. El Código, dice que son fortuitos.
1.- Naufragio, terremoto, apresamiento de enemigos, actos de autoridad ejercidos
por un funcionario público, art. 45.
2.- Avenida, rayo o terremoto, que bota un edificio, art. 934.
3.- Epidemia, art. 788, inc. 2º, señala los animales que el usufructuario no está
obligado a reponer.
4.- Actos de autoridad.-
5.- Huelga, ilegal, hay problema si la huelga es legal, porque el deudor puede
evitarla, aceptando las peticiones de los huelguistas.
6.- No son caso fortuito las fallas mecánicas porque pueden ser evitadas con
31

revisión.-
7.- En las obligaciones de hacer y de no hacer. El Código no se refiere al caso
fortuito en las obligaciones de hacer ni en las de no hacer. Abeliuk entiende que no
hay inconvenientes para aceptarlo en estas obligaciones como por ejemplo, una
enfermedad en quien debe prestar un servicio.
Efectos del caso fortuito. El inc 2º del art. 1547 y el inc 2º del art. 1558 son
categóricos al afirmar que existiendo caso fortuito, el incumplimiento del deudor no
es culpable; queda liberado del incumplimiento; no puede exigirse el cumplimiento
forzado; no hay derecho a cobrar indemnización de perjuicios y ello porque a lo
imposible nadie está obligado.
Hay casos en que el caso fortuito no libera al deudor.
1.- Cuando el caso fortuito sobreviene por culpa del deudor. art. 1547, inc 2º.
2.- Cuando el caso fortuito ocurre durante la mora del deudor. inc 2 art. 1547, en
los arts. 1672 y 1590, inc. 1. Salvo si la cosa hubiere perecido igual en manos del
acreedor.
3.- Cuando se ha convenido que el deudor responda del caso fortuito. Esta
cláusula está autorizada expresamente en el inc 3º del art. 1547 y en el art. 1673.
4.- Cuando la ley hace responsable al deudor del caso fortuito. art. 1676 quien ha
hurtado o robado un cuerpo cierto no pude alegar el caso fortuito para restituirla.
Prueba del caso fortuito. Debe probar la exigencia del caso fortuito el deudor
que pretende liberarse de responsabilidad. inc 3º art. 1547 y, a propósito de la
pérdida de la cosa que se debe, el deudor es obligado a probar el caso fortuito que
alega 1.647.
El estado de necesidad no exime de culpa. La aplicación del estado de
necesidad implica que el deudor queda liberado de cumplir, si cumpliendo, se
impone un sacrificio desmedido. Esta situación es más relacionada con la teoría
de la imprevisión que con el caso fortuito. En el caso fortuito el deudor queda
imposibilitado de cumplir.
En el Código hay un caso de estado de necesidad, art. 2178,
N 3, el comodatario responde incluso del caso fortuito cuando en la alternativa de
salvar de un accidente la cosa prestada o la suya propia, prefiere la suya.- Es una
situación excepcional.- Mientras el estado de necesidad no pueda convertirse en
caso fortuito, no libera al deudor.
El hecho ajeno y la culpa del deudor. La regla es que para el deudor el hecho de
un tercero puede se considera como caso fortuito en la medida en que presente los
32

caracteres de impresibilidad e irresistibilidad.


Pero si el incumplimiento se debe a hecho o culpa de un
tercero por quien es responsable el deudor, el hecho del tercero se mira como
hecho del deudor. art. 1679 : En el hecho o culpa del deudor se comprende el
hecho o culpa de las personas por quienes fuere responsable y el art. 1590, inc.1º.
Esto dice relación con el deudor que incurre en incumplimiento
por culpa de un tercero. Ej, Transportista contratado por el deudor que por
negligencia no entrega en la fecha y forma debida por negligencia.- Ser trata de
determinar se estamos en presencia del hecho o culpa del tercero, o simple hecho
ajeno.-
Para determinar lo anterior debe verse si el deudor es
civilmente responsable por el tercero, o si no lo es. El tercero es civilmente
responsable en varias circunstancias que el Código señala respecto de delitos y
cuasidelitos Ej, el hijo de familia, por quien responde el padre siempre que el hijo
habite la misma casa, art. 2320 Inc. 2, el pupilo y el discípulo por quienes
responden el curador o tutor y el jefe de la escuela en las condiciones que señala
el art. 2320, incisos 3 y 4. y en los casos de los arts. 2319, 2321, 2322 y 2326.-
En materia contractual existen normas señaladas en algunos
contratos respecto del incumplimiento en los cuales hay responsabilidad por
hecho de terceros. arts. 1925 y 2926, 1929, 1941, 1947, inc. final 2000, inc.1 1,
2003 N3, 2014, 2015, inc. final respecto del arrendamiento, y arts. 2242 y 2243,
respecto del depósito.
Hay un caso en que el deudor no responde por el hecho de un
tercero, cuando el hecho del tercero constituye un caso fortuito, el que libera al
deudor. art. 1679 se deduce a contrario sensu de esta disposición y del contexto
de las normas de la responsabilidad contractual, especialmente del inc. final del
art. 1590, que dice: “ si el deterioro ha sobrevenido antes de constituirse el
deudor en mora, pero no por hecho o culpa suya, sino de otra persona por
quien no es responsable, es válido el pago de la cosa en el estado en que se
encuentre....”
Cuando se responde por el hecho ajeno hablamos de
“responsabilidad indirecta” y la encontraremos en la responsabilidad
extracontractual. Los Ejemplos citados son casi todos relativos a delitos y
cuasidelitos (responsabilidad extracontractual).
En materia contractual el Código no señala expresamente quiénes
33

son los terceros por los cuales responde el deudor, de manera que para determinar
esta situación existen tres alternativas;
Primera alternativa. Señala que no existen más casos que los enumerados. En
materia contractual, la enumeración expresada es taxativa. Por lo que el art. 1679
es aplicable a los casos expresados solamente.-
Segunda alternativa. Propone aplicar al campo contractual por analogía el art.
2320, que señala que “toda persona es responsable no sólo de sus propias
acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado” y que “cesará
la obligación de esas personas si con la autoridad y el cuidado que su respectiva
calidad les confiere y prescribe no hubieren podido impedir el hecho”. Abeliuk dice
si la cosa debida ha sido destruida por el hijo que vive con su padre, éste deberá
probar que no ha tenido culpa en el hecho según la regla general de presunción de
culpa y evidentemente esta prueba no será otra que probar que con autoridad no
pudo evitar la acción de su hijo.
Luis Claro Solar desestima esta aplicación por analogía del art.
2320, porque dice que esta disposición es propia de los delitos y cuasidelitos. Y por
que son muy distintos los campos de aplicación de las reglas de la responsabilidad
contractual como para pretenderlas aplicar en la responsabilidad extracontractual.-
Tercera alternativa. Es sustentada por Claro Solar y cuanta con una sentencia de
la Corte Suprema a su favor. Señala que todos los casos que se han expresado
determinan la regla general que dice que el deudor responde por todos aquellos a
quienes emplea o le ayudan en el cumplimiento de la obligación y por ello es que
responde por el hecho de sus empleados y dependientes.
Este autor restringe la responsabilidad contractual al caso del
tercero que ha sido encargado de la ejecución, sea por la ley sea por el deudor. El
caso del encargo por ley es el de la representación legal, el segundo caso ocurre
cuando el deudor pide a un tercero que lo ayude en la ejecución o lo substituya
enteramente a él en la ejecución.
Se debe concluir que el incumplimiento de una obligación
contractual debido a culpa del mandatario hace responsable al mandante. Esto es
en el aspecto contractual y limitado a la culpa no al dolo, por el carácter
personalismo que este tiene.
34

Derechos del acreedor cuando el incumplimiento es obra de un tercero por


quien el deudor no es responsable.
Si la obligación no se cumple por el hecho de un tercero, y el
deudor no es responsable del hecho de ese tercero el acreedor tiene algunos
derechos. Estas acciones son de dos tipos: unas son las propias acciones que el
deudor tiene contra el tercero y las otras son acciones directas del acreedor contra
el tercero.
Acciones del deudor: El acreedor puede exigir al deudor que le ceda las acciones
que tenga contra terceros por cuyo hecho no se cumplió la obligación. Se
desprende de los art. 1677 y 1590, que señalan dos casos particulares, pero que
sientan la regla general. El art. 1677 dice: “ Aunque por haber perecido la cosa se
extinga la obligación del deudor, podrá exigir el acreedor que se le cedan los
derechos o acciones que tenga el deudor contra aquellos que por cuya culpa haya
perecido la cosa” y el art. 1590 inc. final: “Si el deterioro ha sobrevenido antes de
constituirse el deudor en mora, pero no por hecho o culpa suya, sino de otra
persona por quien no es responsable, es válido el pago de la cosa en el estado en
que se encuentre, pero el acreedor podrá exigir que se le ceda la acción que tenga
su deudor contra el tercero autor del daño”.
Con estas normas se evita el enriquecimiento sin causa,
porque, de otra forma, el deudor por una parte se libera de pagar y por otra parte
podría, además perseguir y cobrar al tercero.
Acción personal y extracontractual. Además, el acreedor puede intentar una
acción personal contra el tercero mediante las normas de la responsabilidad
extracontractual, porque entre él y el tercero no hay contrato alguno. El acreedor
tendrá que probar dolo o culpa en el tercero y que sufrió un perjuicio- El daño es la
extinción de su crédito respecto del deudor que pertenecía a su patrimonio y por el
cual debe ser resarcido.
En doctrina la imprevisión es otra forma de eliminar la culpa.-
El caso fortuito impide en absoluto cumplir la obligación. En la imprevisión la
obligación se puede cumplir pero en términos mucho más onerosos para el deudor
de lo que había pensado al perfeccionarse el contrato.
Esta teoría no tiene aplicación general en nuestra legislación,
salvo los casos excepcionales y puntuales como el del art. 332 relativo a alimentos
del art. 1496 respecto a la caducidad del plazo, art. 2180 en el comodato, art. 2227
en el depósito y art. 2348 regla 3 en la fianza.
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Cláusulas que alteran la responsabilidad del deudor. Cláusulas de


irresponsabilidad.

Prever la posibilidad de incumplimiento puede ser una


convención que permita a una de las partes eximirse de responsabilidad o atenuar
la responsabilidad ocurrido el incumplimiento.- Estas cláusulas eximen a veces de
responsabilidad, por ello uno de los requisitos de la culpa es que no exista cláusula
de irresponsabilidad. Pueden atenuar la responsabilidad de manera que se altera
el efecto normal del incumplimiento. Ej. Se puede pactar que el comodatario no
responda de culpa levísima art. 2178, inc. 1º sino que la culpa leve. El art. 1547,
inciso final así lo permite.
Es decir estas cláusulas agravan la responsabilidad del deudor,
o la limitan o eximen de responsabilidad al deudor.
Cláusulas que agravan la responsabilidad del deudor.
Las cláusulas que agravan la responsabilidad del deudor son
perfectamente lícitas con la limitación de la prohibición de ampliar el plazo de
prescripción, es decir no puede convenirse que una obligación de indemnizar
perjuicios que prescribe en cinco años, se amplíe a 15 años en caso que el deudor
no cumpla., esto porque las reglas de prescripción son de orden público e
irrenunciables en consecuencia. Pero se estima que es posible reducir un plazo de
prescripción, porque en tal caso se cumple, con anticipación, el fin de la ley de
estabilizar los derechos. Sin embargo esto es discutible, pero, si se aceptara la
posibilidad de reducción del plazo, estamos en presencia del plazo de caducidad.
( Recordar que el plazo de prescripción del pacto comisorio puede reducirse por
convención).
Se puede en consecuencia pactar que el deudor responda de
un grado mayor de culpa que aquella que la ley le fija. Ej. de culpa levísima en un
contrato donde normalmente responde de la culpa leve.
Se puede pactar que el deudor responda del caso fortuito. arts.
1547 inc. final y art. 1673.
Se puede pactar que el deudor responda de perjuicios que
normalmente no se adeudan en caso de incumplimiento. Ej, que el deudor pague
perjuicios imprevistos a pesar de que no actúe con dolo o culpa grave, o que el
deudor debe pagar los perjuicios indirectos, los que normalmente no se
indemnizan. El inciso final del art. 1558 ratifica esta facultad de las partes.
36

Cláusulas que limitan la responsabilidad del deudor.


Pueden disminuir el grado de culpa del deudor. Ej, que el
comodatario responda de culpa leve, en vez de culpa levísima que le corresponde.
Se puede pactar que el deudor responda hasta una
determinada suma y no mas. Es similar a la cláusula penal, pero la diferencia entre
ellas es importante; en la cláusula de limitación hay que acreditar la existencia de
los perjuicios y que exceden de la suma pactada. Si son menores, no podrá
cobrarse lo estipulado, solo los reales. Si los perjuicios son más que lo pactado,
rige el pacto. En la cláusula penal , en cambio no hay que probar la existencia de
perjuicios y aun cuando estos no se hubieren causado, habrá derecho a cobrar el
monto que la cláusula penal indica. art. 1542.
Se pueden limitar los plazos de prescripción, como lo
señalamos.
Se discute si se pueden alterar las reglas del onus probandi.
La culpa se presume en materia de incumplimiento contractual. Hay un fallo de la
Corte Suprema que dice que estas cláusulas son nulas, porque las reglas del onus
probandi son de orden público. Abeliuk, Claro Solar y Somarriva, estiman que
tales cláusulas son válidas, porque no se aprecia qué relación tienen con el orden
público, puesto que el onus probandi en tal caso favorece al acreedor, y el
acreedor, puede renunciar a este derecho. Y por el inciso tercero del art. 1547 ya
que el inciso que está inmediatamente antes, señala quien debe probar la
diligencia y caso fortuito, es decir, señala las reglas del onus probandi.
Convenciones de irresponsabilidad. Estas son cláusulas en que se conviene
que el deudor, si no cumple, queda liberado de pagar perjuicios. En materia de
delitos y cuasidelitos, esta cláusula no es bien vista. En materia contractual se les
da valor en ciertas circunstancias y en virtud del principio de la autonomía de la
voluntad. La doctrina y la jurisprudencia chilenas fijan algunos límites a estos
pactos de irresponsabilidad;
No valen cuando la ley expresamente las prohibe. Ej, en la
legislación del trabajo.
No valen en lo que se refiere a daños en las personas, porque
las personas no están dentro del comercio humano, y cualquier pacto que diga
relación con la vida o integridad del hombre adolece de objeto ilícito.
No vale pactar irresponsabilidad del deudor por dolo o culpa
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lata., porque ello implica condonar el dolo futuro, lo que impide el art. 1465.
Condonación del dolo y culpa grave futuros. El art. 1465 señala que el “pacto
de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al dolo
contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del
dolo futuro no vale.
El dolo pasado o que se ha producido, es renunciable, porque tal renuncia
es renunciar a la acción de indemnización de perjuicios. El art. 1465 ordena
expresar el dolo que se vaya a condonar, de manera que si se aprueba una cuenta
y posteriormente se sabe que en ella hubo dolo, no vale el pacto de
irrenunciabilidad. El dolo debe expresarse, es decir, debe decirse expresamente
que tal o cual acto ha sido cometido en forma que implica mala intención o dolo, y
a pesar de eso, el acreedor lo perdona. Lo expuesto es válido para la culpa grave,
la que se equipara al dolo en cuanto a sus efectos.-
No puede renunciarse el dolo futuro, art. 1465.

TERCER ELEMENTO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL:


RELACION DE CASUALIDAD O NEXO CAUSAL.
Este elemento es fundamental en la indemnización de
perjuicios si el perjuicio es desligado del incumplimiento, nada debe el deudor. Se
debe determinar la existencia de relación entre incumplimiento y perjuicio, es una
relación de causa a efecto.
En el Código aparece esta exigencia en el art. 1558 cuando se
habla de “imputar” dolo al deudor, puesto que una de las acepciones que se
pueden dar a esta palabra es atribuir algo a una persona. Y agrega que los
perjuicios deben ser “consecuencia” directa e inmediata del incumplimiento de la
obligación, es decir la existencia de la relación de casualidad entre el perjuicio y el
incumplimiento. Consecuencia inmediata y directa, se impide con
este nexo causal, que el acreedor abuse de la relación causal y la extienda hasta
el infinito.
Este nexo causal no esta reglamentado en el Código, en
cuanto a sus pautas, de modo que configurar esta relación está entregada a la
apreciación del juez porque es muy difícil precisar cuando un hecho es causa de
una consecuencia.
El Juez la configurará cuando es obvio que el incumplimiento
es causa necesaria del perjuicio, Ej. Trigo se echa a perder por no sacarlo del
38

granero y entregarla oportunamente.


Pero también existen las causas posibles o “con causas”,
entre las varias que concurren hay que buscar cual es la que originó el perjuicio.
Algunos autores creen que debe buscarse la verdadera causa
a través de su intensidad, y será causa del perjuicio aquella que ha obrado
con más fuerza o potencia. Se critica porque equivale a un juicio de cantidad
solamente. A veces una simple causa o detalle es suficiente para causar el daño.
Otros autores estiman que el incumplimiento del contrato es
causa de un perjuicio cuando aparece como causa apropiada para producirlo
(criterio de probabilidad). Esta teoría no excluye el problema de las concausas y no
resuelve el problema de la causalidad.
Otros señalan que la equivalencia de las condiciones ha sido
aceptada en la responsabilidad extracontractual y no se divisa razón para no
aceptarla en la contractual. Von Buri, dice que la causa de un efecto o perjuicio,
está constituida por todos los hechos que han concurrido a producir el perjuicio.
Todos estos hechos son causa y se miran como equivalentes. Es la más aceptada.
Sin relación de causa efecto entre incumplimiento y perjuicio,
no hay indemnización de perjuicios, así si hay culpa del acreedor se altera la
relación de causalidad, y desaparece la obligación de indemnizar. También se
rompe el vínculo de causalidad o nexo causal en los casos de mala calidad de la
cosa, como en los arts. 2015 y 2203. El caso fortuito también puede ser
considerado como un hecho que rompe la relación de causalidad que debe existir
entre incumplimiento y perjuicio.
Hay casos en que la ley prescinde la ruptura del nexo casual y
hace responsable al deudor por los perjuicios ocasionados por el incumplimiento.
Ej, el caso fortuito ocurre durante la mora del deudor art. 1547, inc. 21., o el caso
en que el comodatario emplea la cosa en uso indebido, caso en el cual, aun
existiendo caso fortuito debe responde. art. 2178, inciso tercero N 1.
Es necesario recordar que la responsabilidad civil nace de
estos elementos o exigencias:- Preexistencia de una obligación, contractual en
este caso.
- Incumplimiento de la misma.( mora ).-
- Un perjuicio.
- Culpabilidad del deudor.
- Relación de causalidad entre el incumplimiento y el perjuicio.
39

- Algunos autores agregan como exigencia que el incumplimiento sea antijurídico,


no siendo tal por ejemplo, aquel que no cumple asilado en el art. 1552.( excepción
de contrato no cumplido).
RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL

Hay responsabilidad precontractual cuando se causa un daño a


la persona o bienes de otro en el curso o etapa de formación del consentimiento.
Su base legal se encuentra en varias disposiciones del C. Civil y particularmente
en la expresión “todo daño” que ustedes pueden leer en el art. 2329 y el C de C.
art. 100 que establece la obligación de indemnizar perjuicios en determinadas
circunstancias ocurridas en la formación del consentimiento.
El fundamento de esta responsabilidad es el misma de las
otras, quien causa un perjuicio debe repararlo. En la formación del consentimiento,
antes del nacimiento del contrato, se puede causar un daño que debe ser
resarcido.
Tratos preliminares. o “tratativas” o “negociaciones preliminares”.
Constituyen una etapa de formación del contrato anterior al nacimiento de la oferta
y se caracteriza por varias conductas de las futuras partes en que dan a conocer
su punto de vista respecto al negocio que se proyecta, pero sin que exista la
intención del contraer obligaciones.
Esta etapa supone que las negociaciones no se inicien por
oferta, de lo contrario estamos en presencia de la oferta. Aquí hay solo discusión
sobre diversos puntos relacionados con el contrato que se pretende. Es una etapa
previa o preparatoria de la oferta.-
Establecer esta etapa o la oferta es cuestión de hecho.-En las
tratativas se pretende llega a una oferta, en la oferta se pretende llegar a la
celebración del contrato.-
Esta etapa termina: 1.-- Cuando la intención toma forma
material como oferta y esta se hace; 2.- Cuando se celebra el contrato.- 3.- Cuando
una de las partes se desiste en forma unilateral de las tratativas. 4.- Cuando las
partes de común acuerdo estiman poner fin a las tratativas.
Tradicionalmente se ha negado importancia a esta etapa de la
formación del contrato y se ha negado la posibilidad que en ellos pueda nacer
algún tipo de responsabilidad. Porque las futuras partes no tienen intención de
obligarse, tal posibilidad incluso puede desanimar la formación del contrato.
40

Hugo Rosende Alvarez, dice que puede existir


responsabilidad. Pero es requisito que exista consentimiento en las tratativas, sin
consentimiento, no hay tratativas y menos responsabilidad.-
La responsabilidad en esta materia tiene como fuente a la
ruptura de las conversaciones.
1.-Esta nace de una cuestión de justicia o de equidad. Si se responsabiliza a quien
se retira de las tratativas, se está limitando el derecho de negociar. Pero si se
permite que, usando este derecho, se cause un perjuicio a otro sin derecho a
indemnización, también, se está aceptando un acto injusto. Rosende dice: “la
solución debe encontrarse en el justo equilibrio entre dos principios básicos para el
desarrollo de una sana negociación, esto es, por una parte el respeto a la liberta de
los tratantes de retirarse de las tentativas en cualquier momento, y por otra, el
principio de protección de los patrimonios”.
En las tratativas habrá derecho a cobrar perjuicios
excepcionalmente y concurriendo estas exigencias;
- Que exista retiro de las tratativas de parte de uno de los
interlocutores;
-Que falte la buena fe en este retiro;
- Que dicho retiro se produzca con dolo o culpa;
- Que a consecuencias del retiro se produzca un daño o
perjuicio.
Si existen estos requisitos, el daño da derecho a cobrar
indemnización de perjuicios.-
Los daños normalmente son gastos que son necesarios para
iniciar las tratativas, viajes, violación de secretos comerciales, etc.-
Para perseguir esta responsabilidad la acción de indemnización
se norma por las reglas de los delitos y cuasidelitos- Para otros autores, siguiendo
a Alessandri conforme a las reglas de la responsabilidad contractual, no porque
haya contrato, sino porque la regla general o derecho común es la responsabilidad
contractual.
Los perjuicios comprenden solo el daño emergente.-
2.- Caso en que exista pacto sobre gastos. En tal evento el perjudicado tendrá
derecho a pedir el cumplimiento de ese acuerdo generador de obligaciones
(contrato innominado). Aquí la indemnización se perseguirá conforme las reglas de
la responsabilidad contractual.
41

La etapa de las tratativas puede dar origen a responsabilidad


siempre que en ellas exista consentimiento para los tratos, y esto obliga a las
partes futuras a actuar de buena fe y aunque mantienen el derecho a retiro, puede
ocasionar perjuicios que deberán indemnizarse si el retiro o retracto ha sido hecho
de mala fe. La acción de perjuicios se intenta por la vía
delictual o contractual según sea la tesis que se acepte, pero si hay una
convención previa sobre los gastos y posibles perjuicios se debe estar al pacto y la
acción indemnizatoria se seguirá por las reglas de lo contractual.

Responsabilidad civil y oferta.


La oferta está reglamentada en el C. de Comercio, la Corte de
Apelaciones de Santiago, ha dicho: “las responsabilidades del C. de Comercio que
se refieren a la responsabilidad precontractual no tienen aplicación en el juicio en
que se solicita que los demandados deben indemnizar perjuicios por haberse
retractado tempestivamente el actor en la oferta de venta de un bien raíz”.
La oferta es fuente de responsabilidad civil, por ello conviene
determinar el momento en que terminan las tratativas y empieza la etapa de oferta.
En las tratativas hay una sucesión de ofertas y contraofertas y en ellas intervienen
ambas partes sin que se sepa con exactitud quien es el proponente.
Las conversaciones preliminares terminan cuando una de las
partes especifica las condiciones en un ofrecimiento formal y serio, esto es la
oferta: “una declaración de voluntad unilateral hecha por una parte llamada
proponente u oferente y dirigida a otra, que es su destinatario, proponiéndole
la celebración de un contrato en las condiciones determinadas en ella misma,
de suerte que el contrato se perfecciona por la adhesión pura y simple que el
aceptante haga a esa proposición de negocios en tiempo y forma útiles ".
La oferta, debe contener el ánimo de formalizar un negocio,
ser dirigida a una persona determinada y completa, vale decir contener los
elementos esenciales del contrato propuesto. art. 105 del C. de Comercio inc. 1º.
Con la oferta comienza la formación del consentimiento. La
oferta es un acto unilateral de voluntad del oferente. ¿Se puede o no retractar una
vez emitida o es autónoma y no permite revocación?
Pothier no creía que la sola manifestación de voluntad pudiera
engendrar obligaciones, porque la obligación necesita un vínculo que una a un
deudor con un acreedor, y por esta teoría se ha aceptado que la oferta puede ser
42

retirada en cualquier momento.


En nuestra legislación el Código de Comercio señala algunos
casos en que de la oferta, determina responsabilidad civil, vale decir origina
obligación de reparar perjuicios o indemnizar.
1.- El art. 99 del C. de Comercio señala el derecho a arrepentirse de la oferta. “El
proponente puede arrepentirse en el tiempo medio entre el envío de la propuesta y
la aceptación...” Pero, acto seguido salta una limitación: “salvo que al hacerla se
hubiere comprometido a esperar contestación o a no disponer del objeto del
contrato sino después de desechado o de transcurrido un determinado plazo”.
Esto significa que la oferta es irrevocable cuando el oferente se
hubiere comprometido a esperar contestación y cuando el oferente se ha
comprometido a no disponer del objeto del contrato, sino después de desechada la
oferta o de transcurrido un determinado plazo. En estas circunstancias el oferente
se arrepiente la retractación no producirá efecto alguno, pero, si de hecho la
retractación hiciere imposible alcanzar la etapa del contrato nacerá el derecho a
cobrar perjuicios.
2.- Art. 98. inciso final. Hay obligación de resarcir perjuicios cuando el destinatario
de la oferta acepta, pero fuera de los plazos a que se refiere el mismo art. 98 (24
horas si el destinatario reside en el mismo lugar que el proponente o a vuelta de
correo si estuviere en lugar diverso). Si la aceptación es extemporánea el
proponente deberá dar pronto aviso de su retractación. Todo esto, “bajo
responsabilidad de daños y perjuicios”.
3.- Art. 100 del C. de Comercio. Se trata del oferente que, dentro de sus
facultades, retracta la oferta. Es la retracción “tempestiva”, de manera que
aparentemente no hay razón para que nazca obligación de resarcir perjuicios,
porque, se hace uso de un derecho. Pero, tiene obligación de indemnizar los
gastos que la persona “a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho y los
daños y perjuicios que hubiere sufrido”.
Retractación en los contratos solemnes y reales.-
En los contratos reales y en los solemnes el consentimiento
sólo se forma por la tradición (la entrega) o el cumplimiento de las solemnidades.
Se dice que, por lo mismo, no cabe aplicar el art. 100 del C. de Comercio a estos
contratos, porque estas normas se refieren solamente a la formación del
consentimiento en los contratos consensuales y no a los reales o solemnes. Ellos
se desprende del art. 101 cuando dice “dada la contestación, si en ella se aprobare
43

pura y simplemente la propuesta, el contrato queda en el acto perfeccionado” frase


que es incompatible con los contratos solemnes y reales que, además, necesitan
de la entrega o de la formalidad para su perfección. De manera que, respecto a
estos contratos, resultaría que los tratos preliminares constituirían la única etapa
generadora de responsabilidad. La oferta en estos contratos debe ser tal que, dada
la contestación se produzca de inmediato el nacimiento del contrato. En contra
Hugo Rosende Alvarez, piensa que las disposiciones del C. de Comercio son
aplicables a la formación del consentimiento en estos contratos.
Alessandri sostiene que en este caso no hay responsabilidad
contractual, porque aun no existe contrato, pero de todas maneras, siendo las
reglas del título XII del libro IV las de derecho común, la regla general, ellas
deberán aplicarse.
Pero en cambio dice cuando la responsabilidad a que puede
dar origen la ruptura de las negociaciones preliminares a un contrato, cuando esta
ruptura es susceptible de producir responsabilidad es extracontractual tales
negociaciones no crean entre las partes ningún vínculo jurídico.
Para Alessandri, si los perjuicios se causan durante la etapa de
oferta, seguirán la suerte de las reglas de responsabilidad contractual; pero si
estas se causan en las conversaciones preliminares, seguirán las reglas de los
delitos y cuasidelitos.-

RESPONSABILIDAD CUASI CONTRACTUAL Y LEGAL


La responsabilidad que nace del incumplimiento de las obligaciones cuasi
contractuales.
La diferencia fundamental con los contratos es que en los contratos
hay un acuerdo de voluntades destinado a generar obligaciones, en tanto que en el
cuasicontrato hay una voluntad cuya finalidad es ejecutar un hecho lícito del cual
resultan obligaciones. Para algunas legislaciones la asimilan a la ley porque es la
ley la que obliga a cumplir en los cuasicontratos, de manera que su incumplimiento
genera responsabilidad legal, y no cuasi contractual como la estimamos nosotros.
Si hay incumplimiento de una obligación cuasi contractual
nace responsabilidad cuasi contractual y esta se hará efectiva usando las normas
que el Código Civil entrega para la responsabilidad contractual, vale decir las del
título XII del libro IV. Así lo dice, Alessandri y un fallo ya señalado que dice que la
responsabilidad contractual es el derecho común, o la regla general.- Para otros
44

autores como Ducci; Meza Barros y Domínguez, estiman que la regla general está
con los delitos y cuasidelitos.-
Obligaciones legales y responsabilidad que genera el incumplimiento de
estas.
Muchos autores estiman que la única fuente de obligaciones es
la ley, la verdad es que la ley actúa indirectamente en todos los casos, salvo en las
obligaciones estrictamente legales, en las cuales hay una relación directa entre el
hecho que causa daño y la ley.
Son obligaciones legales aquellas que nacen de la “sola
disposición de la ley” art. 578.-
Las obligaciones son legales en la medida que la propia ley les
otorgue este carácter no hay obligaciones legales por analogía y son
excepcionales. El art. 2284, indica “Las que nacen de la ley se expresan en ella”.
Casos de obligaciones legales. Es reducido el campo de las obligaciones
legales. vemos las de origen tributario porque la obligación de pagar impuestos
es obligación legal. En derecho privado civil se señalan aquellas que nacen de la
vecindad, las obligaciones que median entre los cónyuges, aquellas de padres e
hijos, la de alimentos, y en general las provenientes del derecho de familia.
La responsabilidad emanada del incumplimiento de estas
obligaciones seguirá la suerte del incumplimiento contractual o delictual o
cuasidelictual, según sea la teoría que se acepte en esta materia. Lo que resulta
claro es que esta responsabilidad no es contractual, de manera que si le aplican
las reglas de las responsabilidad contractual, será únicamente porque se han
seguido las razones de Alessandri. ( regla general o derecho común).-

LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

En el derecho civil hay responsabilidad cada vez que una


persona tiene que reparar el perjuicio que otra persona ha sufrido." Es la
obligación que pesa sobre una persona de indemnizar el daño sufrido por
otra".
La responsabilidad civil puede emanar de distintas causas,
dicho de otro modo, varias pueden ser las fuentes de la responsabilidad civil. Así,
tenemos que son fuentes de la responsabilidad civil:
- el contrato, originando la infracción de las estipulaciones contractuales
45

(responsabilidad contractual).
- el delito y el cuasidelito civil, que originan la responsabilidad extracontractual o
aquiliana.
- por último, también es fuente de responsabilidad civil la ley, la cual origina la
responsabilidad legal.
La responsabilidad que emana del delito civil, del cuasidelito
civil y de la ley, constituye la denominada "responsabilidad extracontractual", cuya
fuente
principal son los delitos y cuasidelitos civiles. Los casos de responsabilidad legal
son excepcionales.
Estas expresiones de "delitos" y "cuasidelitos" se emplean tanto en el derecho civil
como penal, y si bien es cierto que en ambas ramas del derecho se trata siempre
de hechos ilícitos, los que constituyen delitos y cuasidelitos presentan tales
diferencias entre sí que no es posible confundirlos. Así, el delito civil "es el hecho
ilícito cometido con la intención de dañar y que ha causado injuria o daño en
otra persona". El cuasidelito es el hecho culpable cometido sin la intención
de dañar y que ha inferido injuria o daño a otra persona (arts.1437 y 2284).
Lo que caracteriza al delito y cuasidelito civil es el hecho de
inferir injuria o daño a otra persona. Por ello, un hecho ilícito que no causa injuria o
daño a otra persona no constituye delito ni cuasidelito civil, porque la consecuencia
del delito y cuasidelito es el deber de reparar el daño, y ello sólo es procedente
cuando el daño se ha causado: "sin daño no hay responsabilidad civil" (así fluye de
los arts.1437 y 2314).
El delito y cuasidelito civil se asemejan entre sí en que ambos
son hechos ilícitos, causan daño y producen obligaciones.
La diferencia que existe entre ellos se encuentra en la intención
que el autor ha tenido. Así, el delito civil es el hecho ilícito cometido con la
intención de cometer daño; aquí la voluntad del autor era causarle daño a otra
persona. En cambio, el cuasidelito se ha ejecutado sin intención de dañar. Lo que
sucede es que el delito civil supone dolo: el daño ha sido deseado por el autor
del hecho; en tanto que el cuasidelito civil supone culpa, es decir, una falta de
diligencia o de cuidado del autor. Es por eso que en materia civil un mismo hecho
puede ser delito o cuasidelito según si ha habido o no intención de dañar a otra
persona.
Esta distinción entre delito y cuasidelito es una distinción
46

clásica y tradicional, pero en realidad ella no presenta utilidad y, aún más, hoy en
día se sostiene que es totalmente inútil hacer esta distinción, y también se señala
que carece de justificación teórica porque ambos son hechos ilícitos, porque uno y
otro obligan al autor a reparar el daño causado en su totalidad y el monto de la
indemnización se regula atendiéndose al daño causado y no a la naturaleza del
hecho que originó el daño. Luego, es muy posible que la indemnización causada
por un cuasidelito civil sea mayor a la originada en un delito civil. Es por estas
razones que el CC sometió a los delitos y cuasidelitos civiles a una misma y única
reglamentación en los arts.2314 y siguientes. Estos hechos ilícitos pueden consistir
en la ejecución de un hecho, lo cual recibe el nombre de culpa in cometendo; o
también pueden constituir una abstención, caso en cual se habla de culpa in
omitendo. En el primer caso son de acción, como el que mata a otro
intencionalmente o el que hiere a otro al disparar un arma imprudentemente. En el
segundo caso estamos frente a una omisión, como sería el caso de aquellas
personas que estando obligada a realizar una acción, no lo realiza.
El CC admite estas clasificaciones en varios artículos (2320,
2321, 2322, 2323), pero esta es una clasificación más bien doctrinaria, porque
desde el punto de vista práctico todas ellas producen el mismo efecto y se rigen
por las mismas reglas: obligan al autor a indemnizar el daño causado si el hecho o
la abstención que lo originaron es ilícito.
Concepto de delito y cuasidelito en materia civil y penal:
No obstante emplearse la misma denominación, ambos
conceptos difieren sustancialmente. Lo esencial en el delito y cuasidelito civil es el
daño causado a otra persona o a la propiedad de otro. En cambio, en materia
penal el delito es toda "acción u omisión voluntaria penada por la ley" y el
cuasidelito penal es "toda acción u omisión culpable penada por la ley" (arts.1 y 2
CP). En el derecho penal una acción u omisión voluntaria o culpable constituye
delito o cuasidelito sólo cuando está penada por la ley (nullum crimen sine lege).
En cambio, en el derecho civil, delitos y cuasidelitos son hechos ilícitos que causan
daño, de modo que si no hay daño no hay delito o cuasidelito civil, pudiendo eso sí
haber delito o cuasidelito penal.
La explicación de esta distinción es la siguiente: se justifica en
que el hecho civilmente ilícito crea un problema de orden privado, enfrentando al
autor del daño con su víctima, el derecho civil se preocupa de que la persona que
ha experimentado el daño obtenga la correspondiente reparación, es decir, enfoca
47

el delito y el cuasidelito civil como fuente de las obligaciones. En cambio, en el


hecho penalmente ilícito el conflicto se produce entre el responsable de ese hecho
y la sociedad; el derecho penal mira al delito y al cuasidelito como un atentado
contra el orden social y le importa defender a la sociedad en contra de estos
hechos penalmente ilícitos.
Esta disparidad de conceptos entre el derecho civil y penal
produce varias consecuencias:
a) Puede suceder que un mismo hecho constituya a la vez delito o cuasidelito
penal y civil, lo que va a suceder cuando el hecho ilícito esté penado por la ley y
cause un daño a otro, lo que sucede en el caso de las lesiones, en el homicidio, en
el hurto, robo, etc.
b) Otra consecuencia es que un hecho puede constituir sólo delito o cuasidelito
penal y no ser delito o cuasidelito civil. Ello va a suceder cuando el hecho esté
penado por la ley pero no cause daño a la persona o propiedad de otro por ejemplo
delitos de vagancia y mendicidad. Es por esta razón que en el CP se dice que de
todo delito nace una acción penal para el castigo del culpable y puede nacer una
acción civil para obtener la reparación del daño, esto es, la restitución de la cosa o
su valor y la indemnización de perjuicios. Esta acción civil va a nacer cuando el
hecho ilícito sea a la vez delito o cuasidelito penal y civil.
c) La última consecuencia es que un hecho ilícito puede constituir delito o
cuasidelito civil sin constituir delito o cuasidelito penal, lo que va a suceder cuando
se trate de un hecho que cause un daño pero que no está penado por la ley.
Esta última situación es la que se presenta con mayor
frecuencia porque el concepto de delito o cuasidelito civil es más amplio que el de
delito o cuasidelito penal. Así por ejemplo: son de esta calidad la ingratitud del
donatario (art.1428), la injuria atroz del alimentario (art.324), el fraude pauliano
(art.2468).
La responsabilidad extracontractual emanada de los delitos y
cuasidelitos civiles tiene especial importancia en los tiempos modernos y ella
deriva del desarrollo industrial, de los diversos medios de transporte, del uso de
fuentes de energía, etc.; ello porque el problema de la responsabilidad civil es
obtener que todo daño causado a la persona o propiedad de otro sea reparado. En
definitiva, el problema se reduce a determinar quién tiene que soportar el daño: el
autor, la víctima u otra persona.
La responsabilidad extracontractual puede ser delictual o
48

cuasidelictual y, en general, recibe el nombre de aquiliana.


También puede ser objetiva o subjetiva.
La responsabilidad legal se llama también sin culpa.
La responsabilidad jurídica proviene de un hecho que causa
daño a la persona o propiedad de otro, y también puede provenir de una omisión
que produzca iguales efectos, o bien, de un hecho penado por la ley por ser
contrario al orden social.
La responsabilidad penal proviene de los delitos o cuasidelitos
penales, y ella es independiente de el daño que el delito o cuasidelito pueda
producir. Existe esta responsabilidad penal aún cuando el hecho
no produzca daño alguno y la consecuencia de ella es que acarrea sanciones
penales cuya aplicación se persigue y se hace efectiva mediante la acción penal
que nace de todo delito.
Por su parte, la responsabilidad civil proviene de todo hecho u
omisión que causa un daño a la persona o a la propiedad de otro y esta
responsabilidad civil puede ser contractual, delictual, cuasidelictual y, en ciertos
casos, legal, atendiendo esto al origen o fuente de esta responsabilidad. Para que
exista responsabilidad civil es requisito indispensable que se haya causado un
daño, sea a la persona o a la propiedad de otro y, este daño puede originarse en
la violación o incumplimiento de un obligación preexistente, o en la ejecución de un
hecho ilícito y, aún sin culpa alguna, como sucede en la responsabilidad legal.
El efecto que de ella se deriva es la obligación de reparar el
daño causado. Debe tenerse presente que la responsabilidad penal y la
responsabilidad civil delictual o cuasidelictual pueden coexistir respecto de un
mismo hecho, ello sucede cuando el delito o cuasidelito del cual derivan la
responsabilidad civil y penal sea a la vez delito o cuasidelito civil y penal, ello
porque ha inferido un daño a la persona o propiedad de otro y, además, porque es
una acción u omisión penada por la ley. Es lo que sucede en el caso del hurto, del
robo, de las lesiones, que son a la vez delitos civiles y penales.
Si bien pueden coincidir, estas 2 responsabilidades son
independientes entre sí y su coexistencia resulta solamente de que el mismo
hecho es a la vez civil y criminalmente delictuoso. La independencia de estas dos
formas de responsabilidad queda en claro en algunas disposiciones del CC, como
sucede en el art.2314 ("...sin perjuicio de..."); lo mismo sucede en el art.10 CPP.
Por otro lado, estas dos clases de responsabilidad presentan diferencias:
49

* Hay diferencias en cuanto a la sanción, pues, tratándose de delitos y


cuasidelitos civiles, la sanción es la indemnización del daño causado; en tanto que,
en el caso de los delitos y cuasidelitos penales, las sanciones son de carácter
represivo (presidio, reclusión, relegación, etc.). En este último caso, el objeto de la
sanción no es la reparación del daño que se ha causado, sino que es el proteger a
la sociedad de la acción del delincuente.
* Es también diferente la jurisdicción llamada a conocer y juzgar una y otra
clase de responsabilidad. Tratándose de la responsabilidad penal, la jurisdicción le
corresponde a los tribunales con competencia en lo criminal; en tanto que de la
responsabilidad civil pueden conocer la justicia civil o la criminal, a menos que la
acción tenga por objeto la restitución de la cosa o su valor, ya que en tal caso
deben deducirse ante el juez que conoce del proceso penal.
* Hay también diferencias en cuanto a la capacidad para incurrir en
responsabilidad civil y en responsabilidad penal.
En materia penal la capacidad se adquiere a los 16 años, siempre que
el autor haya actuado con discernimiento, lográndose la plena capacidad penal a
los 18 años. Entre los 16 y 18 años habrá responsabilidad para el autor si ha
obrado con discernimiento. En tanto que, en materia de responsabilidad civil, la
capacidad se adquiere a los 16 años, debiendo si considerarse que los mayores de
7 y menores de 16 son civilmente responsables si han actuado con discernimiento
(art.2319).
* Existen también diferencias en cuanto a las personas a quienes afectan
estas clases de responsabilidad. La responsabilidad penal afecta exclusivamente a
la persona del delincuente, se trata de una responsabilidad personalísima y por la
naturaleza misma de esta responsabilidad y por las sanciones que ella produce,
sólo recae en las personas naturales, no hay responsabilidad penal de las
personas jurídicas (art. 39 CPP). En tanto que, la responsabilidad civil, afecta al
autor del daño y a sus herederos (art.2316 inc.1) y puede afectar tanto a las
personas naturales como a las jurídicas.
50

* También se distinguen en cuanto a las personas que pueden perseguir la


responsabilidad. La acción penal, cuando se trata de delitos de acción penal
pública, puede ejercerla toda persona e incluso el juez puede perseguir de oficio
esta responsabilidad (con la excepción de los delitos de acción penal privada). En
cambio, la acción civil de responsabilidad compete a la persona que sufrió el daño
y a sus herederos.
* Por último, hay también diferencias en cuanto a la prescripción. Respecto
de la acción penal hay varios plazos, dependiendo de la calificación que se le de al
hecho delictuoso y que va de los 6 meses hacia arriba. En cambio, la acción civil
tiene un único plazo de prescripción, que es de 4 años contados desde la
perpetración del acto (art.2332).
La responsabilidad delictual o cuasidelictual proviene de un
hecho ilícito, intencional o no, que ha inferido injuria a la persona o propiedad de
otro, es decir, es la que proviene de los delitos y cuasidelitos civiles. En esta forma
de responsabilidad no existe un vínculo jurídico previo entre el autor y su víctima
que sirva de fundamento a esta responsabilidad. La responsabilidad contractual
supone necesariamente la existencia de una obligación anterior, ella se produce
entre personas ligadas por un vínculo jurídico preexistente y es la violación de este
vínculo que la responsabilidad sirve de sanción. En tanto que, la responsabilidad
delictual o cuasidelictual supone la ausencia de una obligación previa entre el autor
y la víctima. Se produce entonces entre personas que son extrañas entre sí; por
ello es que esta responsabilidad es fuente de obligaciones, en tanto que la
responsabilidad contractual es solamente la sanción impuesta por el
incumplimiento de una obligación.
Pero, hay autores como Planiol, que no aceptan la distinción
entre estas dos clases de responsabilidad (contractual y extracontractual). Planiol
sostiene que estas dos formas de responsabilidad son idénticas y ello porque
ambas crean una obligación: reparar el daño causado. Pero, Planiol va aún más
allá, sosteniendo que ambas clases de responsabilidad suponen una obligación
anterior, que en la responsabilidad contractual nace del contrato y en la
extracontractual nace de la ley; y en ambas la fuente de la responsabilidad es el
incumplimiento de las obligaciones. Afirma Planiol que el incumplimiento de una
obligación contractual constituye un hecho ilícito.
No obstante, la mayoría de la doctrina no participa de esta
opinión, señalando que si bien es cierto que la culpa tanto contractual como
51

extracontractual es un hecho ilícito, no es efectivo que ellas consistan en ambos


casos en la violación de una obligación anterior. Es claro que hay violación de una
obligación anterior en la responsabilidad contractual, pero no es efectivo que ello
suceda en la responsabilidad extracontractual, porque en ésta no existe ningún
vínculo jurídico previo entre el autor del daño y la víctima del mismo.
Planiol funda su teoría en que hay un obligación preexistente
emanada de la ley, obligación que no es otra que la de no causar daño a otro.
Pero, esta concepción merece algunas críticas:
- no existe norma que establezca esta obligación.
- por otro lado, pareciera ser más un principio de carácter moral que netamente
jurídico.
Además, no puede dársele el sentido jurídico de obligación
porque ésta supone necesariamente un acreedor y deudor y en la responsabilidad
delictual y cuasidelictual no puede hablarse de deudor y acreedor con anterioridad
al hecho ilícito, toda vez que las calidades de acreedor y deudor nacen después
del hecho ilícito.
Es efectivo que ambas clases de responsabilidad llevan a la
reparación del daño causado, pero eso no obsta a su distinta naturaleza. En la
responsabilidad contractual hay una sanción al incumplimiento del contrato, es
justamente uno de los efectos que la ley atribuye a la fuerza obligatoria del
contrato.
Entre la responsabilidad contractual y la delictual o
cuasidelictual (extracontractual) se presentan numerosas diferencias, entre las
cuales caben destacar las siguientes:
a) En materia contractual la culpa admite graduaciones, así hablamos de culpa
grave, leve y levísima (art.44). En materia de responsabilidad extracontractual, la
culpa no admite esas graduaciones, se habla lisa y llanamente de culpa.
b) También se presentan distinciones con respecto al peso de la prueba: en
materia de responsabilidad contractual, habiendo incumplimiento del deudor, se
presume su culpa y le va a corresponder al deudor, para poder exonerarse de
responsabilidad, el probar que actuó con la debida diligencia o cuidado. En tanto
que en la responsabilidad delictual o cuasidelictual civil la víctima va a tener que
probar que el daño que le fue causado es imputable a dolo o culpa del autor del
hecho, salvo ciertos casos excepcionales.
c) Hay diferencias también en cuanto a la capacidad: en materia contractual la
52

plena capacidad se adquiere a los 21 años. En materia de responsabilidad delictual


o cuasidelictual civil la plena capacidad se alcanza a los 16 años, no obstante que
el menor de 16 y mayor de 7 es responsable si el juez determina que actuó con
discernimiento.
d)También hay diferencias en cuanto a la solidaridad: en la responsabilidad
contractual si varios deudores violan una obligación contractual, entre ellos no hay
solidaridad, a menos que se hubiere pactado expresamente (art.1511). En cambio,
si hay varios autores de un delito o cuasidelito civil, van a responder solidariamente
del daño causado (art.2317).
e) En relación con la prescripción: la acción para perseguir la responsabilidad
derivada de un delito o cuasidelito civil prescribe en el plazo de 4 años, contados
desde la perpetración del hecho (art.2332). La acción para perseguir o hacer
efectiva la responsabilidad contractual prescribe normalmente en 5 años (art.2515).

Cúmulo u opción de responsabilidad:


El nombre de "cúmulo" nos puede inducir a error, porque
el problema consiste en determinar si el incumplimiento de una obligación
emanada de un contrato da origen exclusivamente a responsabilidad contractual, o
si en el caso de que origine también responsabilidad delictual o cuasidelictual, el
acreedor puede elegir una u otra clase de responsabilidad para obtener la
reparación del daño.
En caso de aceptarse esta opción se estaría
permitiendo al acreedor situar su caso personal en el terreno más conveniente
para sus intereses. Por consiguiente, no significa, no obstante, de hablar de
cúmulo de responsabilidades, porque si esto se permitiera se daría lugar en el
fondo a una doble reparación del mismo daño, lo cual implica un enriquecimiento
sin causa.
El problema se radica entonces en si es posible que el
acreedor elija una u otra responsabilidad. Desde el punto de vista práctico esto
significaría, en caso de aceptarse el cúmulo, que el acreedor podría elegir la
responsabilidad más conveniente a sus intereses, porque ambas
responsabilidades no están sometidas a las mismas normas. Así, en el campo
contractual el acreedor no necesita probar la culpa del deudor, pero está limitado
en cuanto a la naturaleza de los perjuicios que debe demandar: solamente en
ciertos casos podrá demandar los perjuicios directos imprevistos (sólo cuando
53

prueba dolo), y no puede demandar los indirectos. En cambio, en la


responsabilidad delictual o cuasidelictual, quien sufrió el daño va a tener que
probar la culpa o dolo, pero podrá demandar la indemnización de todo daño que se
le haya causado (art.2314).
La doctrina en general rechaza el cúmulo de responsabilidades,
sosteniendo que la infracción de una obligación contractual da origen solamente a
responsabilidad contractual. El acreedor cuyo deudor viola o no cumple en la forma
convenida o retarda el cumplimiento de una obligación emanada del contrato, no
puede demandar perjuicios con arreglo a los arts.2314 y siguientes. Permitir que el
acreedor pueda prescindir del contrato y perseguir la responsabilidad del deudor
conforme a las normas de los arts.2314 y sgtes. Sería entrar a desconocer la
fuerza obligatoria del contrato y, aún más, sería desconocer aquellas cláusulas en
que las partes pudieran haber eximido o limitado la responsabilidad del deudor.
Cabe recordar que conforme al art.1547 inc. final y art.1558
inc. final, las partes pueden modificar las normas sobre responsabilidad contractual
haciendo que el deudor tenga una responsabilidad menor e, incluso, eximiéndolo
de responsabilidad.
El admitir el cúmulo de responsabilidad significaría desconocer
la validez y eficacia de estas cláusulas, porque si las partes han eximido de toda
responsabilidad al deudor o han limitado dicha responsabilidad a cierta cantidad
de dinero o han convenido que sólo va a responder de culpa grave en caso de
incumplimiento de la obligación, no puede permitirse que se recurra a las normas
de los arts.2314 y sgtes. para hacer efectiva una responsabilidad cuando lo ha
eximido de ella, o para demandar una suma mayor cuando se ha limitado la
responsabilidad a una determinada cantidad, o pretender una responsabilidad
mayor cuando se ha limitado a una cierta especie de culpa. La razón para no
aceptarlo está justamente en el art.1545: si ellos convinieron determinada cosa, a
ello hay que atenerse (fuerza obligatoria de los contratos).
Fundamentos de la responsabilidad extracontractual:
Para fundar la responsabilidad extracontractual existen
principalmente 2 tendencias o teorías:
I.- La teoría clásica o de responsabilidad subjetiva o por culpa.
II.- La teoría moderna, también llamada objetiva o sin culpa.

I.- TEORÍA DE LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA O POR CULPA: para esta


54

teoría, el fundamento de la responsabilidad que la ley impone de indemnizar el


daño causado es la culpabilidad del agente, del autor del daño. Es precisamente la
actitud ilícita del autor del delito o cuasidelito civil la que impone a éste la
necesidad de responder de su conducta.
Para esta teoría son 2 los requisitos fundamentales que
deben reunirse para que exista responsabilidad extracontractual:
a) el daño,
b) que el daño se haya originado por culpa o dolo de quien lo ha provocado.
Se le denomina justamente teoría de la responsabilidad
subjetiva o por culpa porque el fundamento mismo de la obligación indemnizatoria
es la actuación ilícita del autor del daño.
Esta teoría subjetiva es la que sigue el CC francés y también
el CC chileno.
Según esta teoría, como las personas pueden actuar libre e
independientemente, cada una de ellas debe aprovechar los beneficios que le
reporta su actividad y soportar los daños que le causa la naturaleza o el hecho
ajeno. No basta, para esta teoría, con que una persona sufra un daño en sí misma
o en sus bienes para que surga la obligación de repararlo.
Para que exista obligación de indemnizar ese daño, es
necesario que provenga del dolo o culpa del autor: sin dolo o culpa no hay
responsabilidad.
Josserand señala que el dolo y la culpa en materia de
responsabilidad extracontractual son una especie de pecado jurídico, de manera
que quien no ha actuado con dolo o culpa no tiene responsabilidad.
Esta teoría subjetiva es criticada en la actualidad,
señalándose que ella se conformaba a los requerimientos de la sociedad de la
época de su formulación, pero que no responde en manera alguna a los de la
sociedad actual, ello porque en este sistema la víctima de un daño va a poder
obtener la reparación del daño mismo sólo si prueba el dolo o la culpa del autor. De
tal manera que, si no logra probar ese dolo o esa culpa, su demanda va a ser
rechazada, debiendo la víctima soportar la totalidad del daño. Es precisamente
esta prueba la que enfrenta a la víctima del daño a un serio problema, porque en
numerosos casos la prueba de la culpa o del dolo es sumamente difícil y en otros
es imposible; así, por Ej. a un trabajador de una empresa que sufre un accidente
de trabajo le será sumamente difícil probar que ese accidente se debió a culpa o
55

dolo de la empresa.
Ahora, si bien es cierto que este es el gran defecto de esta
teoría, se han buscado diversos caminos para paliar sus inconvenientes. Tanto la
ley, la jurisprudencia como la doctrina, sin alterar el fundamento subjetivo de esta
teoría, han adoptado diversas medidas y soluciones a los problemas que ella
plantea. Así, en primer lugar, el legislador, para liberar a la víctima de la prueba de
la responsabilidad, ha establecido en su favor diversas presunciones legales (en
nuestro CC tales presunciones se encuentran en los arts.2320, 2322, 2326, 2328 y
2329). Cuando existen estas presunciones, la víctima va a tener que probar
solamente los hechos de los cuales la ley deduce la culpa; luego, establecidos
estos hechos, se va a presumir la culpa de la persona civilmente responsable y le
va a corresponder a ella probar que no hubo culpa para exonerarse de
responsabilidad. Estas presunciones pueden ser simplemente legales o de
derecho:
- son simplemente legales en todos los artículos señalados precedentemente.
- son de derecho en los arts.2321 y 2327.
En segundo lugar, la jurisprudencia ha ampliado cada vez
más el concepto de culpa; así por Ej. se ha resuelto que el ejercicio abusivo de un
derecho puede importar culpa y generar responsabilidad; también se ha resuelto
que hay culpa en el no ponerse a tono con el progreso (Ej. empresario que trabaja
con máquinas obsoletas).
También se ha delineado otro camino, que es el de sustituir la
responsabilidad delictual o cuasidelictual por la contractual, y ello porque la
responsabilidad contractual pone al acreedor en una posición más ventajosa que la
de la víctima en la responsabilidad extracontractual, desde el momento en que el
peso de la prueba en la responsabilidad extracontractual recae o le incumbe al
deudor. Ahora, Cómo se hace esta sustitución? Partiendo de la base de que ciertos
contratos, además de las obligaciones y derechos consignados en ellos, generan
una obligación de seguridad (es lo que sucedería con el contrato de trabajo, el cual
daría origen a una obligación de esta naturaleza, porque el empleador está
obligado a garantizar la seguridad de los trabajadores, de tal modo que si se
produce un accidente de trabajo, él constituiría una infracción a este deber de
seguridad, posibilitando el cobro de la respectiva indemnización) y, en este caso, el
peso de la prueba no sería de cargo de la víctima, sino que le correspondería al
empleador, de tal forma que para exonerarse de responsabilidad el empleador
56

tendría que acreditar que no hubo culpa.

II.- TEORÍA MODERNA O DE LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA O SIN CULPA


O TEORIOA DEL RIESGO:
También se la llama teoría del riesgo, ello porque no se atiende
a la conducta, a la culpabilidad del agente, sino que al resultado material de esa
conducta, es decir, al daño que se causa. Para esta teoría, la obligación de
indemnizar exige fundamentalmente la existencia de un perjuicio ocasionado a una
persona por la conducta del autor del daño. Se la denomina teoría del riesgo
porque a falta de culpa se funda en la idea de que toda persona que desarrolla una
actividad crea un riesgo de daño para los demás ( Ej. empresario de buses). Ahora,
si ese riesgo se concreta, es decir, si se produce el daño perjudicando a una
persona, el que creó la posibilidad de riesgo tiene que indemnizar a la persona
dañada, exista o no culpa, porque la obligación de indemnizar se origina por el
riesgo creado y no por el acto que provoca el daño.
El problema que plantea esta teoría es la extensión que debe
dársele a esta noción, y al respecto hay diversas opiniones:
- algunos diferencian entre actos normales y anormales, originando la obligación
de indemnizar sólo los anormales.
- otros consideran el problema desde un punto de vista distinto y hablan del
riesgo-beneficio, sosteniendo que toda persona que desarrolla una actividad para
obtener beneficios para ella, tiene que responder, como contrapartida de esos
beneficios, de los daños que le cause a otra persona.
Esta teoría es también criticada, siendo la principal el hecho
de que ella es peligrosa, porque si hay que reparar de todas maneras el daño,
puede producirse la idea de que ante el derecho es indiferente actuar con o sin
diligencia.
De modo que aún la persona más diligente, si causa un daño a
otro, va a tener que indemnizarlo, y para defenderse de esta posibilidad de
indemnizar todos estos daños y no actuar con la diligencia debida, puede contratar
seguros sobre la materia. Por otro lado, hay que tener presente que el derecho civil
se funda principalmente en la teorías subjetivas, y en estas materias no puede
dejar de considerarse a la persona y a su accionar para adoptar un criterio
meramente material, considerándose sólo el efecto que se ha producido.
Leyes nacionales que admiten la teoría del riesgo:
57

1.-Ley 15.703. Sobre aplicación de pesticidas. Toda persona que ordene una
fumigación debe indemnizar los daños causados( actualmente derogada).
2.-Ley 18.302 sobre seguridad nuclear.
3.-Ley de Navegación D.L.2.222. ( dice relación con derrames de hidrocarburos en
el mar).-
4.-Ley de navegación Aerea D.F.L.221 de 1931
5.-Ley 18.290 de tránsito, su art. 174 establece presunción de responsabilidad para
el propietario del vehículo, por el sólo hecho de ser dueñlo debe responder.
6.- Responsabilidad del Estado por el error judicial. art. 19 Nº 7 letra I C.P.E.
7.-Código del Trabajo, hace responsable al Empleador , quien debe tomar todas
las medidas de seguridad y protección de la vida e integridad del trabajador.

ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL


De los arts.2284, 2314 uy 2319 se desprende que para que
un hecho genere responsabilidad delictual o cuasidelictual civil, es necesario que
concurran los siguientes elementos:
I.- Que el hecho u omisión provenga de dolo o culpa del autor.
II.- Que el autor sea capaz de delito o cuasidelito civil.
III.- Que el hecho u omisión cause un daño a la víctima.
IV.- Que entre el hecho u omisión doloso o culpable y el daño causado
exista una relación de causalidad.
I.- Que el hecho u omisión provenga de culpa o dolo del autor:
Para que un hecho u omisión que causa daño a otra persona
genere responsabilidad delictual o cuasidelictual civil, es indispensable que haya
habido dolo o culpa del autor en su ejecución, porque en el sistema del CC origina
responsabilidad el hecho perjudicial.-
La clasificación en delito y cuasidelito civil se funda en las
diferencias de actitud del autor del daño, siendo todos sus demás elementos
comunes. La diferencia está en que en el delito civil hay dolo, en tanto que en el
cuasidelito civil hay culpa y, salvo este aspecto, no existe ninguna otra diferencia
entre ellos, hasta tal punto que la responsabilidad no es mayor si hay dolo que si
hay culpa, porque la extensión o intensidad de la responsabilidad se mide por el
daño causado y no por el actuar del autor.
El dolo, definido en el art.44, existe cuando de parte del autor
del daño ha existido el propósito deliberado de causarlo, es decir, cuando con la
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acción u omisión lo que se persigue es causar un daño. El dolo presenta la


particularidad de transformar en ilícito todo acto, por lícito que éste haya sido en sí
mismo. Así, incluso el ejercicio de un derecho se hace ilícito cuando lo único que
se persigue es causarle un daño a otra persona.
El dolo se aprecia en concreto, según las circunstancias del
autor, porque el dolo incluye un elemento sicológico: la intención de causar el
daño y la prueba de este dolo le va a corresponder a la víctima del daño, ello
porque el dolo no se presume.
En cuanto a la culpa, el CC la define en el art.44, referida ella
a la culpa contractual, que es la única que admite las graduaciones que ahí se
señalan. Pero, el concepto mismo de culpa es igual en ambas clases de
responsabilidad. De todas las definiciones que da el art.44, se puede concluir que
la culpa es "la falta de aquella diligencia o cuidado que los hombres
prudentes emplean ordinariamente en sus actos o negocios propios". Sin
embargo la culpa aquiliana, comprende además los conceptos de falta de atención,
cuidado, previsibilidad, obrar con negligencia temeraria, contra reglamentos, o
con impericia. En cuanto a la forma de apreciar la culpa, en la doctrina hay dos
concepciones:
a) la de la culpa objetiva o en abstracto.
b) la de la culpa subjetiva o en concreto.
a) En la culpa en abstracto se compara la actitud del autor del daño con la actitud
que habría tenido una persona prudente expuesta a la misma situación, es decir,
aquí se adopta un tipo ideal y se determina cómo habría reaccionado éste
enfrentado a la misma situación que dio origen al daño.
b) En tanto que, en la culpa subjetiva o en concreto se procede a determinar la
situación personal del autor del daño al tiempo del hecho que lo originó.
El C.Civil adopta la posición, de la culpa en abstracto, y
establece también cuál es el sujeto ideal de comparación, siendo éste el del buen
padre de familia (art.44). Es decir, en el sistema del CC lo que debe hacerse es
comparar la conducta del autor del daño con la que habría tenido un hombre
prudente de la misma profesión u oficio, colocado en el mismo lugar, tiempo y
circunstancias externas que el autor del daño, y lo que habrá que determinar es si
este tipo ideal habría actuado o no en igual forma o habría tomado otras
precauciones que el autor del daño. Si se concluye que habría actuado de modo
diferente al autor del daño, hay culpa, en caso contrario no.
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Hay ciertas obligaciones que están establecidas por la ley o


en algún reglamento. Si el daño se produce por infracción a esta obligación, no es
necesario proceder a la apreciación de la culpa del autor, porque en ese caso
estamos ante lo que se denomina "culpa contra la legalidad".
Lo que sucede es que es frecuente que el legislador o la
autoridad, con el fin de precaver accidentes o daños, dicte ciertas normas
prohibiendo la ejecución de determinados actos. En tales casos, cuando una
persona infringe esa prohibición, va a existir culpa por el solo hecho de realizar el
acto prohibido, o bien, por no haber realizado lo ordenado por la ley, significando
aquello que no se ha dado cumplimiento por el autor del daño a las medidas de
prudencia o precaución establecidas por el legislador para evitar la producción de
un daño.
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En materia de cuasidelitos civiles la culpa no admite


graduaciones, es decir, no se diferencian en esta materia entre culpa grave, leve o
levísima, como sucede en materia de responsabilidad contractual. En este campo,
cualquiera que sea la culpa, hace al autor del daño responsable de la totalidad de
éste.
En cuanto a la prueba de la culpa, la regla general en
materia de responsabilidad extracontractual, es que ella tiene que ser probada por
la víctima. La regla es diferente de aquella que se aplica en responsabilidad
contractual, en la cual la culpa se presume y corresponde al deudor probar que no
ha incurrido en culpa (art.1547 inc.3). En materia de responsabilidad
extracontractual no existe una norma similar a la del art.1547 inc.3, por
consiguiente, tiene que aplicarse la regla general en materia probatoria que es el
art.1698. Este hecho hace que sea difícil para la víctima obtener la reparación del
daño causado, ya que la prueba de la culpa presenta dificultades, no obstante que
aquí no existen limitaciones en materia de prueba porque se trata de probar
hechos, pudiendo por consiguiente, recurrirse a todos y cada uno de los medios
probatorios. No existen en este campo limitaciones a la prueba testimonial, como
sucede en la responsabilidad contractual.
En relación con esto, hay que detenerse en 2 temas, que son:
1.- Las llamadas obligaciones de prudencia y las obligaciones de resultado.
2.- Las presunciones de culpa.
1.- Teoría de las obligaciones de prudencia y de las obligaciones de resultado:
esta es una elaboración de la doctrina y jurisprudencia francesa. En las llamadas
obligaciones de resultado o determinadas la obligación es concreta, en el sentido
de que el deudor debe obtener un resultado determinado. En cambio, en las
obligaciones de prudencia, el deudor solamente se obliga a poner de su parte la
diligencia necesaria, a conducirse con la prudencia que se requiere para obtener
un resultado determinado, pero no se obliga a obtener ese resultado.
En las obligaciones de resultado hay incumplimiento cuando no se obtiene
el resultado prometido y en las obligaciones de prudencia hay incumplimiento
cuando el deudor no pone de su parte toda la diligencia necesaria para obtener el
resultado que se busca. Esta diferencia tiene importancia en materia probatoria,
porque en las obligaciones de resultado el acreedor no tiene nada que probar, el
peso de la prueba recae sobre el deudor, el cual va a tener que acreditar que se
obtuvo el resultado prometido y, en caso de no haberse obtenido ese resultado, el
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deudor va a tener que probar que ello no se debió a la culpa suya; en cambio, en
las obligaciones de prudencia va a haber que probar que el deudor no actuó con la
debida diligencia para obtener el resultado buscado, y esta prueba corresponde al
acreedor. La importancia de esto es que ello no opera solamente en materia de
responsabilidad contractual, sino que también en materia de responsabilidad
extrancontractual.
Ambos tipos de responsabilidades llevan a distinguir entre
obligaciones de prudencia, llamadas también de medio, en que el peso de la
prueba corresponde al acreedor, y obligaciones de resultado, en que el peso de la
prueba recae sobre el deudor.
2.-Las presunciones de culpa: En Chile, la doctrina mayoritaria se inclina por no
aceptar esta distinción (obligaciones de medio y de resultado), fundándose en que
en materia de responsabilidad contractual el legislador en el art.1547, establece
una presunción de culpa. Como el problema de la prueba de la culpa es
complicado y se pone de cargo de quien ha sufrido el daño el probar que el autor
de ese daño actuó con culpa, el legislador ha establecido presunciones de
responsabilidad para ciertos y determinados casos; así sucede, por Ej, en los
casos de responsabilidad por el hecho ajeno, de responsabilidad por hecho de las
cosas, en los casos de accidentes de tránsito, etc.
En relación con esta materia se ha planteado entre nosotros
una discusión acerca de lo que establece el art.2329 inc.1 en relación con lo
dispuesto en el art.2314 y que tiende a determinar cuál es el alcance de la norma
del art.2329.
Algunos estiman que esta norma lo único que hace es reiterar
lo establecido en el art.2314, norma que impone a quien ha cometido un hecho
ilícito la obligación de reparar el daño que de el se deriva.
Pero, Alessandri estima que en el art.2329 hay una
presunción de responsabilidad por hecho propio, en aquellos casos en que el daño
proviene de un hecho que por su naturaleza o por las circunstancias en que ese
hecho se realizó, puede atribuirse a dolo o culpa del autor. Para ello, se funda
principalmente en 3 puntos para sustentar su tesis:
* en la ubicación del art.2329, el cual está situado inmediatamente después
de las presunciones de responsabilidad por hecho ajeno o por hecho de las cosas.
* en cuanto a la redacción del art.2329, esta norma nos dice "...que pueda
imputarse..." y no "que sea" imputable: entonces, para que exista responsabilidad
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basta con que sea lógico entender que hubo culpa.


* por último, argumenta con los ejemplos del art.2329, ya que todos ellos
suponen por sí solos que hubo culpa.
Sin embargo, estos no son los únicos casos de presunción de
responsabilidad, porque también existen algunas presunciones de derecho de
responsabilidad y es lo que sucede en los casos de los arts.2321 y 2327. En esta
materia hay que tener cuidado en no confundir los casos de presunción de
responsabilidad con la llamada "responsabilidad objetiva", porque cuando hay
presunción de responsabilidad y se trata de presunciones simplemente legales, el
deudor puede eximirse de responsabilidad acreditando que no hubo culpa de parte
suya; en cambio, en la responsabilidad objetiva, como la culpa no es elemento de
esa responsabilidad, aún cuando el deudor acredite su no existencia, va a ser
igualmente responsable. Donde hay una vinculación más estrecha con la
responsabilidad objetiva es con la presunción de derecho de responsabilidad,
porque ésta no admite la prueba de falta de culpa.
El problema que plantea la noción de culpa es que ella es
relativa y va a depender normalmente de las circunstancias de hecho existentes en
el momento determinado. Sin embargo, es posible señalar algunos casos
generales de culpa, como son los siguientes:
a) La infracción de la ley o de reglamento.
b) El abuso de derecho.
c) Las relaciones de vecindad.
d) La culpa por omisión.

A) EL ABUSO DE DERECHO:
La regla en esta materia es que si una persona actúa
ejerciendo un derecho que le corresponde, aunque cause daño a otro no tiene
responsabilidad. Pero, en ciertos casos el ejercicio de un derecho puede hacer
responsable a su titular cuando lo ejerce en forma abusiva. Esto es lo que
configura la llamada "teoría del abuso de derecho".
La doctrina no está de acuerdo en cuáles son los requisitos
que deben concurrir para que haya abuso de derecho, pero en general se aceptan
los siguientes requisitos:
1.- Tiene que existir un derecho: si una persona actúa sin que exista un derecho y
causa daño a otro, se está ante los casos generales de responsabilidad.
63

2.- Ese derecho tiene que ser de ejercicio relativo, lo cual constituye la regla
general. Pero, hay algunos casos en que la ley le da a ciertos derechos el carácter
de absolutos, es decir, no les señala limitación alguna: en estos derechos
absolutos no cabe el abuso de derecho. Como ejemplos de derechos absolutos,
podemos citar los siguientes:
- el derecho del padre o de la madre de autorizar el matrimonio: estos no
tienen que dar razones para fundar su negativa.
- en materia de condición resolutoria tácita (art.1489): el acreedor tiene un
derecho absoluto, en cuanto puede demandar el cumplimiento o la resolución del
contrato a su arbitrio, en caso de no cumplirse por el otro contratante lo pactado.
3.- Que el ejercicio del derecho sea abusivo: aquí es donde se plantea el grave
problema de esta teoría porque es sumamente difícil precisar cuándo hay abuso en
el ejercicio de un derecho. Hay autores que incluso sostienen que no puede
hablarse de abuso de derecho, sino que lo que habría sería un exceso en su
ejercicio. Pero, hay legislaciones que señalan en qué casos puede entenderse que
hay abuso de derecho; así, en Alemania el CC en su art.226 dice que: "el ejercicio
de un derecho no está permitido cuando no pueda tener otro fin que causar daño a
otro". Esto prácticamente equivale al dolo, porque se entiende que habría abuso de
derecho cuando ese derecho se ejerce con el solo fin de causar perjuicios a otra
persona y sin reportarle utilidad al titular de ese derecho.
Otros, en doctrina, señalan que los derechos deben ejercerse
de buena fe en el sentido de que el ejercicio del derecho no debe sobrepasar el
objeto en cuya consideración se otorgó ese derecho al titular.
Otras legislaciones se limitan a sancionar el abuso de
derecho, y dejan al juez la calificación de si hay o no abuso de derecho.
En la doctrina francesa, seguida por Alessandri, se estima que
el abuso de derecho no difiere de otros casos de responsabilidad extracontractual,
y sostiene que habrá lugar a él siempre que concurran los requisitos de la
responsabilidad extracontractual, esto es, una acción u omisión, dolosa o culposa,
que cause daño a otro y con la particularidad que la acción va a corresponder al
ejercicio de un derecho.
El abuso de derecho a la luz de la legislación chilena: en
nuestra legislación no existen normas expresas relativas al abuso de derecho, sólo
hay algunas normas aisladas que dicen relación con esta materia. Hay casos,
entre estas normas, en que al establecer derechos absolutos, el legislador no
64

acepta el abuso de derecho, como sucede por Ej: con el art.1489. Hay otra
circunstancias en las cuales el legislador hace aplicación de los principios del
abuso de derecho.
En cuanto a la doctrina y jurisprudencia nacional, ellas
aceptan el abuso de derecho en situaciones no contempladas en la legislación,
como sucede por ejemplo en el caso del art. 2110: este es un caso en que el
legislador consagra el abuso de derecho porque no acepta la renuncia que a una
sociedad se hace en forma intempestiva o de mala fe.
En otros casos, el legislador sanciona con la obligación de
indemnizar perjuicios el ejercicio de acciones temerarias.
Los tribunales han acogido la teoría del abuso de derecho
principalmente en relación con el ejercicio abusivo de acciones criminales, como
sería el caso del querellante que ejerce la acción criminal a sabiendas de que el
querellado es inocente. Se ha sostenido por los tribunales que si del ejercicio de un
derecho se deriva un daño, mediando dolo o culpa, éste se transforma en un delito
o cuasidelito civil.
El efecto que produce el abuso de derecho es que se
sanciona a quien ha hecho uso abusivo de sus facultades con la indemnización por
los perjuicios que hubiere causado.
B) CULPA DERIVADA DE LAS RELACIONES DE VECINDAD: las relaciones de
vecindad plantean un problema en relación con el ejercicio de las facultades que
confiere el derecho de dominio, porque una de las limitaciones que se señalan
para el derecho de dominio son las que derivan justamente de las relaciones de
vecindad. Así, hay numerosos casos en que la obligación de indemnizar los daños
causados a vecinos se fundan en el abuso del derecho de dominio.
El problema es que los roces entre vecinos pueden ser muy
frecuentes, lo cual nos lleva necesariamente a exigir un mayor respeto hacia el
derecho ajeno. Donde con mayor frecuencia se pueden plantear estos problemas
es en los inmuebles acogidos a la ley de propiedad horizontal ( no sólo se aplica a
los edificios en altura, sino que también a los condominios). Es por ello que la ley
en materia de propiedad horizontal exige la dictación de un reglamento de
copropiedad, reglamento que generalmente contiene numerosas prohibiciones
para prevenir molestias a las personas que viven en el propio edificio,
estableciéndose sanciones para el caso de infracción, sin perjuicio de las
indemnizaciones de perjuicios que procedan.
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C) LA CULPA POR OMISIÓN: la culpa no sólo puede provenir de una acción, sino
que también puede originarse en una omisión, es decir, por no actuar. Lo normal
en estos casos va a ser que la omisión se produzca en el ejercicio de una
determinada actividad, principalmente por no adoptarse una precaución que debió
tomarse o por preverse un determinado peligro. Algunos la llaman
"culpa- negligencia", para oponerla a la "culpa- imprudencia", que sería la culpa
por acción.
También se sostiene que hay culpa no sólo en la omisión, sino
también en la abstención de realizar un hecho, como sería el caso de un médico
que sin una razón fundada se niegue a atender a un herido en un accidente.
Hechos que altera o eximen de responsabilidad:
Estos son hechos que excluyen la existencia de culpa o de
dolo y otros que, no obstante existir culpa o dolo, hacen que no se responda
civilmente o que se modifique la responsabilidad. En el primer caso, estamos ante
las llamadas "eximentes de responsabilidad" y, en el segundo, ante las llamadas
"cláusulas de irresponsabilidad".
Las dos producen el mismo efecto, cual es que el autor no sea
civilmente responsable, pero en el fondo existen diferencias entre ambas, ello
porque las eximentes de responsabilidad suponen la ausencia de culpa o dolo en
el autor; en cambio, en las cláusulas de irresponsabilidad hay culpa o hay dolo,
pero no se responde de ellas porque así se ha convenido.
Entre los hechos que alteran o eximen de responsabilidad
podemos señalar los siguientes:
1.- El caso fortuito.
2.- El estado de necesidad.
3.- El hecho de un tercero.
4.- La culpa de la víctima.
5.- Las causales eximentes de responsabilidad, especialmente de orden penal.
6.- Las convenciones de responsabilidad.
1.- El caso fortuito:
Está definido en el art.45: "Se llama fuerza mayor o caso
fortuito al imprevisto al que no es posible resistir...". Cuando hay caso fortuito o
fuerza mayor no hay culpa del autor del daño y éste queda eximido de toda
responsabilidad. Es diferente el caso fortuito que la ausencia de culpa, puesto que
éste supone un hecho imprevisto e irresistible, en tanto que en la ausencia de
66

culpa se ha probado que se actuó con la debida diligencia o cuidado, siendo


accidental el daño causado.
Pero, no siempre la existencia de un caso fortuito implica que
se exima de responsabilidad, porque hay ciertos casos en que no obstante haber
caso fortuito, va a haber responsabilidad. Ello sucede, en primer lugar, cuando el
caso fortuito proviene de culpa, (art.934).-;
2.- El estado de necesidad:
Es aquella situación que se plantea cuando una persona se
ve obligada a causar un daño a otra persona para evitar uno mayor a sí misma o a
un tercero. Aquí hay también un hecho imprevisto, pero no es irresistible, sino que
se puede resistir, pero a costa de causar un daño a otra persona.
El problema que plantea el estado de necesidad es que hay
un claro conflicto de intereses, porque por un lado está el interés de aquél que para
evitarse un daño a sí mismo o a otro, le causa un daño a un tercero y, por otro
lado, el interés de la víctima del daño. De modo que el problema que plantea el
estado de necesidad es el de decidir cuál de estos intereses es el más legítimo. Es
comprensible la actitud de aquella persona que para evitar un daño mayor opta por
causarle un daño a un tercero que es ajeno al hecho, pero también hay que
considerar que el que sufre el daño no ha tenido parte alguna en los hechos que lo
motivan y, en caso de aceptarse que el estado de necesidad sea eximente de
responsabilidad, ese tercero sufriría íntegramente el daño.
La legislación chilena no contempla al estado de necesidad,
por ello, para acogerlo, debe hacerse una asimilación a alguna situación
reglamentada, como ausencia de culpa, caso fortuito, etc.
3.- El hecho de un tercero:
Aquí hay que distinguir si el hecho del tercero es o no la única
causa del daño:
a) Si el hecho del tercero es la única causa del daño, pero el acto no es doloso ni
culpable, no hay responsabilidad.
Si es doloso o culpable, se responderá en los casos de
responsabilidad por hecho ajeno; sino será caso fortuito y responderá el tercero.
b) Si el hecho del tercero concurre con otro a causar el daño, debe distinguirse:
- si en el autor del daño y en el tercero se dan los requisitos de la
responsabilidad, ambos son responsables solidariamente.
- si en el tercero no se dan los requisitos de la responsabilidad, va a
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responder exclusivamente el autor del daño, a menos que para él el hecho del
tercero sea un caso fortuito.
4.- La culpa de la víctima:
No siempre los daños se producen debido a la culpa del autor
del daño, sino que a veces se origina la culpa en quien la sufre, esto es, en la
víctima. Cuando hablamos de culpa de la víctima, tenemos que hacer una
distinción y ver cuál es la causa del daño:
a) Hay ciertos casos en que la única causa del daño es la culpa de la víctima. Aquí,
no hay responsabilidad para el autor, porque no hay culpa suya (ej. peatón que no
cruza la calzada cumpliendo las reglas del tránsito).
b) La otra situación es aquella en que hay un concurso de culpa, hay tanto culpa
de la víctima como del autor del daño. En este caso, se aplica el art.2330,
produciéndose una rebaja de la indemnización, la cual se va a determinar por el
tribunal correspondiente, es la exposición imprudente al daño.-
5.- Las eximentes de responsabilidad:
Estas tienen importancia en materia penal, porque en
ella hay ciertas circunstancias que eximen, atenúan o extinguen la responsabilidad
penal. Si bien tienen gran importancia en materia penal, no la tienen en materia de
responsabilidad civil; así, se ha resuelto que una sentencia absolutoria de
responsabilidad penal, si se ha fundado en circunstancias eximentes de
responsabilidad penal, no produce cosa juzgada en materia civil.
La doctrina ha analizado la posible influencia de estas
eximentes de responsabilidad penal en materia civil en 2 casos específicos: en el
estado de necesidad y en la legítima defensa.
Pero, en general, no se acepta la influencia de estas
eximentes penales en la responsabilidad civil, hasta el punto de que se ha resuelto
en la jurisprudencia que la amnistía que favorece al autor de un delito no extingue
su responsabilidad civil.
6.- Las convenciones sobre responsabilidad:
Esta es una materia que ha sido objeto de discusión tanto en la
responsabilidad contractual como en la extracontractual, y lo que se discute es la
validez de las cláusulas convencionales destinadas a modificar o a suprimir la
responsabilidad del autor del daño. En nuestro país estas cláusulas son en general
aceptadas en materia de responsabilidad contractual, teniendo como base lo
dispuesto en el art.1547 inc.final. El problema se plantea con la procedencia de
68

estas cláusulas en materia de responsabilidad extracontractual, esto es, en el


campo de los delitos y cuasidelitos civiles. Es posible que en algunos casos se
presenten también estas cláusulas en los hechos ilícitos, por ejemplo: si antes de
una carrera de automóviles se conviene entre los participantes la irresponsabilidad
por los accidentes que pudieran ocurrir.
Hay 2 clases de cláusulas o convenciones sobre
irresponsabilidad:
a) aquellas que eximen de toda obligación de indemnizar.
b) las que limitan la responsabilidad, por ejemplo, a una suma determinada.
Las cláusulas de irresponsabilidad no son lo mismo que las
eximentes de responsabilidad, pues en las eximentes el hecho ilícito no existe, en
tanto que en las cláusulas de irresponsabilidad el hecho ilícito existe, pero sucede
que el daño derivado de él no se va a indemnizar total o parcialmente. También
son diferentes estas cláusulas de los seguros en favor de terceros, porque cuando
hay seguros en favor de terceros lo que sucede es que hay un cambio de la
persona a que hay que indemnizar: aquí no va a indemnizar el autor del daño, sino
que el asegurador; en tanto que cuando existen estas convenciones no hay
obligación de indemnizar o esta se reduce.
La regla general en materia de delitos y cuasidelitos civiles ha
sido sostener la ilicitud de estas cláusulas, ilicitud que se funda en que las reglas
sobre responsabilidad delictual y cuasidelictual civil son, en su mayor parte, de
orden público y, por consiguiente, no pueden ni modificarse, ni derogarse por los
particulares.
En lo que si hay general acuerdo es en que después de
cometido el hecho ilícito la víctima pueda renunciar o transigir respecto de las
indemnizaciones que le corresponden. Lo que no se admite es que con
anterioridad al hecho ilícito se establezca la irresponsabilidad o se atenúe la
responsabilidad del eventual autor del daño.
Sin embargo, actualmente ha surgido una tendencia que dice
que aquella posición incurre en una confusión de algunos aspectos de la
responsabilidad penal con algunos aspectos de la responsabilidad delictual y
cuasidelictual civil, señalando que en materia penal sí está en juego el interés
social, el cual está representado por la represión del delito, pero que en el campo
de los delitos y cuasidelitos civiles, en lo que dice relación con la indemnización del
daño causado, está en juego sólo el interés personal de la víctima, la cual puede
69

perfectamente renunciar a la indemnización antes o después del delito.


II.- Que el autor sea capaz de delito o cuasidelito civil:
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La regla general en esta materia es que toda persona natural


o jurídica es capaz de delito o cuasidelito civil. Sólo son incapaces los que carecen
de suficiente juicio y discernimiento para comprender el alcance del acto que están
ejecutando. Ello es así, pues, de acuerdo con el sistema seguido en esta materia
por el CC, sólo hay responsabilidad delictual o cuasidelictual civil cuando la acción
provenga de dolo o culpa del autor y, solamente podrá haberlos cuando éste tenga
voluntad, cuando se dé cuenta de la trascendencia del acto que realiza.
Lo que debe tenerse en cuenta es que la capacidad en
materia de responsabilidad delictual o cuasidelictual es más amplia que en materia
de responsabilidad contractual, porque hay personas que no pueden obligarse a
través de un contrato porque no tienen capacidad para celebrarlo, pero que si
pueden resultar obligadas como consecuencia de un delito o cuasidelito civil que
han cometido, siempre que tengan suficiente juicio y discernimiento. Se funda esto
en la idea de que los seres humanos adquieren la noción del bien y del mal con
mucha anterioridad al momento en que llegan a adquirir la experiencia y la
madurez suficiente para poder actuar en los negocios jurídicos y comprende la
proyección y consecuencia de ello.
En el art.1447 se establece una distinción entre los absoluta y
los relativamente incapaces en materia contractual, norma ésta que no tiene
aplicación en el campo de los delitos y cuasidelitos civiles, porque en esta materia
hay reglas propias de la responsabilidad extracontractual, las cuales, por ser
normas especiales, prevalecen por sobre las del art.1447, que es de carácter
general. La norma importante sobre capacidad en materia de responsabilidad
extracontractual es la del art.2319.
Se comete el error de denominar este requisito de capacidad
como "imputabilidad", lo cual acontece, por ejemplo, en los arts.2328 y 2329. La
imputabilidad en realidad supone que el delito o cuasidelito civil ha sido cometido
por una persona capaz, de tal suerte que si no hay capacidad, desaparece la
responsabilidad.
La regla general en materia de responsabilidad extracontractual es la
capacidad para responder de los daños causados por un hecho ilícito. Sólo hay 3
categorías de incapaces:
a) Los infantes: de acuerdo al art.26 CC, infante o niño es todo aquel que no ha
cumplido los 7 años.
b) Los dementes: aquí se plantea el problema --totalmente teórico-- de si el
71

demente es siempre irresponsable o si tendría responsabilidad en el caso de haber


actuado en un intervalo lúcido, porque aquí no hay una regla como el art. 465 en
materia contractual, que establece que el demente declarado en interdicción no
responde ni siquiera de los actos o contratos ejecutados o celebrados en un
intervalo lúcido. Pero, ésta es una discusión teórica, porque la psiquiatría no
acepta la existencia de los intervalos lúcidos.
c) Los mayores de 7 años y menores de 16, los cuales pueden ser o no
responsables según si han cometido o no el hecho ilícito con o sin discernimiento.
Si han cometido el hecho ilícito con discernimiento, son responsables; en caso
contrario, no (art.2319).
Responsabilidad del ebrio: el ebrio responde de los daños que
haya causado aún cuando la ebriedad lo tenga en un estado de privación de razón
(art.2318). Aquí se plantea también una discusión de carácter doctrinaria, porque la
ley establece esta norma tomando como base el que el ebrio es el responsable de
su ebriedad, pero Qué sucede si el estado de ebriedad se debe a obra de terceros
y el ebrio ha sido colocado en esta situación en contra de su voluntad?. Tendrá o
no responsabilidad en este caso? La doctrina estima que no, pero la ley no hace
distinción alguna.
Ahora, la misma regla del art.2318 se aplica o debe aplicarse a las
personas que actúan bajo influencia de estupefacientes.
Responsabilidad del guardián del incapaz: los incapaces no
responden de los daños causados por ellos, pero pueden ser responsables de
esos daños la persona a cuyo cuidado estén; así lo dice el art.2319 inc.1. La
persona a cuyo cuidado está el incapaz es responsable siempre y cuando pueda
atribuírsele a culpa de esa persona el origen del daño, esto es, a la falta de
cuidado o vigilancia que debió guardar respecto del incapaz. Cuando hay
responsabilidad de la persona a cuyo cuidado está el incapaz, presenta la
particularidad de que esta persona va a poder repetir lo que se haya pagado en
contra del incapaz. La posibilidad de repetir lo que se ha pagado por un daño
causado, se concede sólo al que responde de un daño ajeno en el caso que el
autor del daño esté dotado de capacidad para cometer un delito o cuasidelito civil
(art.2325).
Ahora, en materia de responsabilidad civil debe tenerse presente
que hay una norma diferente de la que existe en materia penal respecto de las
personas jurídicas, porque éstas son incapaces de delito o cuasidelito penal, ello,
72

sin perjuicio de la responsabilidad de la persona natural que haya actuado en el


delito; pero, si hay responsabilidad civil de las personas jurídicas (art.39 CPP),
Cabe consignar que hay ciertas materias muy especiales en que las personas
jurídicas son responsables de delitos o cuasidelitos penales, como ocurre en
materia de cambios internacionales.
III.- Que el hecho u omisión cause daño a otra persona:
La existencia del daño es requisito indispensable de la
responsabilidad extracontractual, porque lo que se persigue en esta materia es
precisamente la reparación del daño sufrido por la víctima, de tal manera que en
una determinada circunstancia pueden concurrir todos los demás requisitos de la
responsabilidad extracontractual: una acción u omisión, de parte de una persona
capaz, que haya actuado con dolo o culpa; pero, si no hay daño, no hay delito o
cuasidelito civil.
Es as por ejemplo, que los delitos frustrados no originan
responsabilidad civil. A la inversa, hay situaciones como las que se plantean en la
responsabilidad objetiva en que hay una acción u omisión, no hay culpa ni dolo,
pero existe un daño: en este caso, va a existir la obligación de indemnizar.
En consecuencia, el daño es el elemento fundamental en la
responsabilidad delictual o cuasidelictual civil. Para estos efectos, daño "es todo
detrimento que sufre un individuo en su patrimonio o en su persona física o
moral".
Sabemos que el daño tiene que lesionar un derecho o interés
legítimo: el hecho ilícito puede lesionar derechos patrimoniales (como el derecho
de dominio) o extrapatrimoniales (como el honor de una persona). Puede ser que
una persona víctima de un hecho ilícito sobreviva a ese hecho ilícito y muera con
posterioridad sin haber cobrado su indemnización; en este caso, el derecho a
demandar la indemnización es transmitido a sus herederos, porque la víctima
adquirió el derecho a ser indemnizada, de modo que ese derecho estaba en su
patrimonio y por eso pasa a sus herederos. Pero, si la víctima del hecho ilícito
fallece instantáneamente, nada transmite a sus herederos, porque nada alcanzó a
adquirir; pero, en este caso, los herederos, personalmente ahora podrán haber
sufrido un daño como consecuencia del fallecimiento de la víctima y, en este caso,
si concurren los requisitos legales para la indemnización de perjuicios, los
herederos podrán demandar perjuicios, pero no los cobran en su calidad de
herederos sino que en su calidad de víctimas del daño personal que ellos han
73

experimentado.
En materia de responsabilidad extracontractual, todo daño
debe ser indemnizado, incluso el moral, no interesa por tanto las clasificación del
daño. Es aquí inversa la situación a la que se plantea en la responsabilidad
contractual, en la cual hay limitaciones en cuanto a los daños que se indemnizan.
Sin embargo en materia de responsabilidad extracontractual
hacen excepción a este principio de que todo daño debe ser indemnizado los
perjuicios indirectos, los cuales no son objeto de indemnización, porque falta un
requisito de la responsabilidad extracontractual, cuál es la relación de causalidad
entre el hecho ilícito y el daño causado.
Prueba del daño: corresponde a la víctima la prueba del daño, siendo la
determinación del monto del mismo una cuestión de hecho.
En lo demás referente al daño nos remitimos a lo
expuesto en materia contractual.
IV.- La relación de causalidad:
Para que surga la obligación de indemnizar no basta con la
sola concurrencia de los requisitos examinados, no es suficiente que el autor del
daño sea capaz, que haya actuado con culpa o dolo y que se haya causado el
daño, sino que además es necesario que entre la culpa o el dolo y el daño exista
una relación de causalidad, es decir, que el daño causado sea el efecto o la
consecuencia de el actuar doloso o culpable del autor.
Este requisito está contemplado en nuestra legislación en dos
disposiciones fundamentales: arts.2314 y 2329 inc.1. El art.2314, al emplear la
expresión "inferido" está denotando la exigencia de la relación de causalidad. Lo
propio acontece con el art.2329, al emplear la expresión "imputarse".
La relación de causalidad tiene que concurrir, sea que el daño
provenga de una acción u omisión, sea que se trate de una responsabilidad simple
o compleja. También debe estar presente la relación de causalidad en la
responsabilidad objetiva y en los casos de responsabilidad sin culpa; pero, en
estos casos, la relación de causalidad se presenta en una forma distinta, porque
ella tiene que existir entre el hecho y el daño y no entre el daño y la culpa o el dolo,
como acontece en la responsabilidad subjetiva.
Existe relación de causalidad cuando la acción u omisión culpable o
dolosa es la causa directa y necesaria del daño, de tal forma que de no mediar el
hecho u omisión culpable o doloso, el daño no se habría producido. No tiene
74

importancia a este respecto que el daño tenga una o varias causas, o que se
produzcan coetáneamente con el hecho o con posterioridad. Lo esencial es que el
dolo o la culpa sea la causa directa y necesaria del daño, de tal suerte que de no
mediar ellos, el daño no se habría producido.
Si el daño se hubiere producido de todos modos, aun sin el hecho
culpable o doloso, no hay relación de causalidad y el hecho ilícito no habría sido la
causa directa y necesaria del daño causado.
La teoría de la equivalencia, ya vista, según Alessandri es la
aceptada por el CC en materia de responsabilidad por el hecho ajeno. Indica que
en este caso son causas del daño:
- el hecho ajeno que sería la causa inmediata,
- la falta de cuidado o vigilancia de la persona civilmente responsable, que sería
la causa mediata.
Las dos causas han concurrido a la producción del daño y la
falta de vigilancia o cuidado del civilmente responsable ha sido tan necesaria para
la producción del daño que, si esta persona hubiese tenido la debida diligencia o
cuidado, el daño no se habría producido.
Esta teoría, la cual presenta algunas ventajas:
a) la sencillez que ella presenta.
b)a través de ella se favorece a la víctima, la cual no va a tener que estar
analizando una por una las condiciones que produjeron el daño.
Ahora bien, la relación de causalidad puede ser mediata o
inmediata:
1.- Es inmediata cuando el daño deriva directamente del hecho ilícito, es decir,
cuando entre el hecho y el daño no se interpone otra causa, como sería el caso de
la persona que manejando su automóvil atropella a otra y le da muerte
inmediatamente.
2.- Es mediata cuando entre el hecho ilícito y el daño se interponen otras causas,
las cuales también han influido en la producción del daño, como sería el caso en
que un vehículo atropella a una persona a cuyas expensas vive otro individuo y la
víctima muere con posterioridad. Cronológicamente, aquí se dan las siguientes
situaciones:
- el atropello con consecuencia de lesiones,
- la muerte de la víctima,
- la pérdida que experimenta la persona que vivía a expensas de la víctima.
75

En el hecho, el que la relación de causalidad sea mediata o


inmediata, no tiene mayor relevancia, porque lo que importa es que el daño sea la
consecuencia directa y necesaria del hecho ilícito, de tal suerte que si el hecho
ilícito no se hubiere presentado, el daño no se hubiere producido. La relación de
causalidad existe por mediato o alejado que sea el hecho ilícito, de tal suerte que
la relación de causalidad desaparece cuando el daño no tenía por causa el hecho
ilícito. Es lo que sucede cuando con posterioridad al hecho ilícito, como el caso
fortuito, el hecho de la víctima o el hecho de un tercero, siendo esta causa extraña
la que en definitiva produce el daño. Así por ejemplo, sucedería en el caso de una
persona que ha sufrido lesiones leves por un hecho ilícito, y esa persona muere
porque no se cuidó o porque hubo una negligencia médica. En este caso, hubo
hecho ilícito, pero la causa del daño (muerte) no es el hecho ilícito, sino que es
esta causa extraña (el no haberse cuidado o la negligencia médica, en su caso).
Presunciones de responsabilidad o de culpa:
Uno de los problemas graves que presenta la
responsabilidad delictual o cuasidelictual civil es el de la prueba, especialmente de
la culpa, la cual recae sobre la víctima. Para subsanar este inconveniente, el
legislador ha establecido algunos casos de presunciones de responsabilidad o
presunciones de culpa. De acuerdo con el sistema de responsabilidad subjetiva
(que es el aceptado por el CC), la víctima de un hecho ilícito tiene sobre sí el peso
de la prueba de la culpa o dolo del autor, lo cual evidentemente presenta
dificultades para la víctima, en ciertos casos supone la existencia de culpa, es
decir, presume la responsabilidad del autor del daño. Cuando estamos ante estas
presunciones, la víctima no debe probar ni el dolo ni la culpa, solamente va a tener
que acreditar la existencia del hecho que produjo el daño, es decir, va a tener que
probar los hechos de los cuales la ley deriva la presunción. En este caso, se
invierte el peso de la prueba, porque no es la víctima la que va a tener que probar
la ausencia de culpa, es decir, debe acreditar que el daño se debe a caso fortuito,
culpa de la víctima o hecho de un tercero.
Los casos de presunción de responsabilidad son agrupables en tres categorías:
a) Presunciones de responsabilidad por hecho propio (art.2329).
b) Presunciones de responsabilidad por hecho ajeno (art.2320, 2321 y 2322).
c) Presunciones de responsabilidad por hecho de las cosas (arts.2323, 2324,
2326, 2327 y 2328).
a) Presunciones de responsabilidad por hecho propio:
76

Alessandri sostiene que en el art.2329 inc.1 se establece una


presunción de responsabilidad o de culpa por hecho propio, opinión ésta que no es
compartida por la doctrina y jurisprudencia. Alessandri ve en esta disposición
solamente una repetición de la norma general consagrada en el art.2314.
El art.2329, en general, es una muestra de la concepción
subjetiva que, en materia de responsabilidad, inspira al CC, destacando
principalmente los 2 elementos fundamentales de ésta: la culpa y el dolo.
Lo que sucede es que esta disposición en su inc.1 establece
la regla general en materia de responsabilidad delictual o cuasidelictual civil al
decir que: "por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta". Cuando el CC utiliza la
expresión "malicia", se está refiriendo al dolo y, con la expresión "negligencia", se
está refiriendo a la culpa.
Pero, esta norma del art.2329 añade en su inc.2: "son especialmente
obligados a esta reparación..." y hace una enumeración de las personas obligadas
a reparar. En cuanto a esta enumeración, la norma se aparta de la regla general
del inc.1; ello, sostienen los autores, queda evidenciado por la redacción del inc.2.,
quienes toman como base la expresión "especialmente" y dicen que la norma se
separa de la regla general, porque se está refiriendo necesariamente a aquello que
se diferencia de lo general y la singularidad que tiene esta situación de apartarse la
norma de la regla general es que, en estos casos enumerados, hay una presunción
de culpa del autor.
La importancia de establecer una presunción de culpa del autor es
que se modifican por este hecho las reglas generales en materia de prueba de la
responsabilidad delictual y cuasidelictual civil, porque en estos casos que enumera
el art.2329, como se presume la culpa del autor, la víctima no va a tener que entrar
a probar la culpa de éste, sino que es el autor del daño quien va a tener que probar
que actuó con la debida diligencia o cuidado.
Uno de los motivos principales que origina la responsabilidad
delictual o cuasidelictual civil deriva de los accidentes causados en la actualidad
por vehículos motorizados y sucede que ya en el CP se establecieron normas para
los accidentes causados por vehículos de tracción mecánica o animal y en que
resultaren personas lesionadas o se produjere la muerte.
La norma del CP nos dice que en estos accidentes causados por
vehículos de tracción mecánica o animal en que resultare herido un peatón, se
77

presume la culpa del conductor del vehículo dentro del radio urbano cuando el
accidente se hubiere producido en el cruce de las dos calzadas o en la extensión
de los 10 metros anteriores a la esquina; ocurrido el accidente en otro lugar que no
sea éste, se presume la culpa del peatón (art. 492 CP). Por su parte, la actual Ley
del Tránsito (Ley 18.290), consagra una serie de presunciones de culpa en su
art.172.
b) Presunciones de responsabilidad por hecho ajeno:
La regla general en esta materia está dada en el art.2316: cada
persona responde por sus delitos o cuasidelitos o por la persona de quien se es
heredero. Es decir, la regla general es que la persona responde por hecho propio y
no por hecho ajeno.
Pero, hay casos de excepción, porque hay circunstancias en
que una persona va a entrar a responder por hechos ajenos, lo que va a suceder
cuando el autor del delito o cuasidelito está bajo el cuidado o bajo la dependencia
de la persona que va a responder por el hecho ajeno: este es una caso de
responsabilidad civil que la ley presume (art.2320 inc.1).
El fundamento de esta responsabilidad por hecho ajeno radica
en que la ley estima que cuando una persona tiene a otra bajo su cuidado o
dependencia, aquélla tiene que vigilar a esta última para evitar que cause daño.
Pues bien, el legislador razona sobre la base que es de suponer que si la persona
que está al cuidado o bajo la dependencia de otra causa un daño es porque la
persona que debía vigilarla no empleó el cuidado suficiente para evitar que el
hecho se produjera.. De modo que lo que la ley hace es presumir en estos casos
que el daño se produjo porque no se empleó la debida diligencia para cuidar o
controlar a la persona que se tiene a cargo, ya que si la hubiere empleado el daño
no se habría producido.
Es decir, el fundamento de la responsabilidad por el hecho
ajeno es la culpa en que ha incurrido una persona que tenía a otra bajo su cargo,
cuidado o dependencia al no actuar con la debida diligencia o cuidado, con la
particularidad de que esta culpa se presume y, por ende, no debe probarse por la
víctima.
En los casos de responsabilidad por el hecho ajeno hay una
presunción de responsabilidad, la cual consiste en suponer que el daño se produjo
por culpa de la persona encargada de vigilar al autor del daño y es esa culpa la
que la ley presume.
78

Basta ver los casos de responsabilidad por hecho ajeno para


ver cuál es el principio que inspira a todas estas presunciones.
Requisitos de la responsabilidad por el hecho ajeno:
1.- Tiene que haber un vínculo de subordinación o dependencia entre el autor del
daño y la persona responsable, o sea, que la persona que comete el daño tiene
que estar subordinada a la persona que responde civilmente. El fundamento de
esta responsabilidad es la falta de vigilancia y, para que exista este fundamento, es
necesario que se tenga autoridad respecto de la persona por quien se responde. El
art. 2320 es muy claro al respecto al decir que se responde por los hechos de
aquellos que estuvieren a su cuidado.
En los casos que la ley señala, se presume la existencia de este
vínculo de subordinación; así por ejemplo: el padre, para eximirse de la
responsabilidad por el hecho del hijo, tendrá que probar que no lo tenía a su
cuidado y, en los demás casos, el que invoca la responsabilidad va a tener que
probar el respectivo vínculo entre las personas.
2.- Es necesario que sean capaces de delito o cuasidelito civil, tanto el autor como
el responsable: ello fluye del art. 2319, norma que establece la capacidad como
elemento del delito o cuasidelito civil y exige la concurrencia de la capacidad sin
distinguir si se responde por hecho propio o por hecho ajeno y, como la ley no
distingue, el requisito se aplica a ambos casos. Es decir, la persona que comete el
hecho ilícito tiene que ser capaz de delito o cuasidelito civil y también tiene que ser
capaz, en el mismo sentido, la persona que lo tenía a su cuidado. En caso
contrario, no hay responsabilidad por el hecho ajeno.
Si la persona que comete el delito o cuasidelito civil es
incapaz, tiene aplicación el art. 2319 y va a responder por este hecho ilícito la
persona que lo tiene a su cuidado, sólo si puede imputársele negligencia.
La diferencia entre estas dos situaciones está en que si el
autor del daño es capaz, se presume la culpa de la persona que lo tenía a su
cuidado. En cambio, si es incapaz, la víctima va a tener la culpa del guardián,
porque la ley exige como requisito para su responsabilidad el que pueda
imputársele negligencia.
3.- La comisión de un hecho ilícito por la persona de cuyos actos responde el
guardián: en la responsabilidad por el hecho ajeno se está respondiendo por el
daño causado por la persona por quien se responde derivado de un delito o
cuasidelito civil, es decir, respecto del hecho cometido por la persona por quien se
79

responde, tienen que concurrir todos los elementos de la responsabilidad delictual


o cuasidelictual civil.
80

4.- La víctima va a tener que probar la culpa del subordinado o dependiente: esto
es así porque lo que la ley presume es la culpa del guardián, es decir, de la
persona que tiene a su cargo a otra persona, pero no se presume la culpa del autor
y por eso la víctima, para que se configure la otra presunción, debe probar la culpa
del autor.
Veamos ahora los casos de responsabilidad por hecho ajeno,
algunos de los cuales están expresamente señalados en el art.2320. Hay otros que
pueden encuadrarse en el inc.1 del art.2320 y, finalmente, también hay algunos
que se encuentran establecidos en otras leyes. Estos casos son los siguientes:
1.- La responsabilidad del padre o la madre por los hijos menores que
habiten con ellos. Para que se configure esta responsabilidad tienen que
concurrir los siguientes requisitos:
a) Esta responsabilidad afecta al padre y, a falta de éste, a la madre. Ello es así
porque corresponde a los padres el cuidado personal y la educación de sus hijos
(arts.222, 233 y 237). El legislador parte de la base que si el hijo menor de edad ha
cometido un hecho ilícito, ello se debe a que los padres no han cumplido su
obligación de cuidado y educación y, en este caso, la responsabilidad le
corresponde en primer lugar al padre, porque a él están subordinados los hijos
(art.219) y, en su defecto, a la madre.
b) Tienen que ser hijos menores de 18 años. Por los hijos mayores de edad no
responden los padres, sino que personalmente el autor del daño. Por esta razón, si
el hijo de familia comete un delito o cuasidelito civil y tiene peculio profesional o
industrial, no va a responder el padre, porque cuando es así, ese hijo se mira como
mayor de edad (art.240).
Esta institución de la patria potestad (conjunto de derechos que la
ley confiere al padre sobre los bienes del hijo) termina por la emancipación y no
con la obligación de cuidado del hijo, por consiguiente, no elimina la
responsabilidad por los hechos ilícitos de él.
c) Que el hijo habite en la misma casa del padre o madre: esta exigencia de la ley
se basa en que solamente puede exigirse esta obligación de vigilancia o cuidado
del padre o la madre en el caso que el hijo conviva con ellos, ya que si no viven
juntos es difícil que el padre o la madre puedan dar cumplimiento a esa obligación.
De tal suerte que si el hijo no habita en la casa de su padre o madre, no va a existir
la presunción de responsabilidad, es decir, el padre o la madre no van a responder
de los delitos o cuasidelitos civiles cometidos por el hijo menor, salvo la situación
81

excepcional que se contempla en el art. 2321, en el cual hay responsabilidad de


los padres por los actos del hijo, no obstante que no habiten en la misma casa.
d) Que el padre, con la autoridad que le corresponde y a través del Ej.rcicio de
ésta, haya podido evitar el hecho ilícito, porque si no fuere así no hay
responsabilidad para ellos (art.2320 inc. final).
De estos requisitos, tan solo el peso de la prueba le
corresponde a los padres en el último caso y, lo que ellos deberán probar allí es
que no obstante su diligencia y cuidado no pudieron impedir el hecho ilícito, prueba
que no le es admisible en la situación que contempla el art.2321. Las demás
condiciones tienen que ser probadas por la víctima del hecho ilícito.
2.- La responsabilidad del guardador (tutor o curador) por los hechos del
pupilo: para que se configure esta responsabilidad es necesario que el pupilo viva
bajo la dependencia de éste. De tal manera que esta responsabilidad afecta a
aquellos guardadores a quienes se encomienda la tuición o el cuidado personal del
pupilo, porque no todo guardador tiene tuición o el cuidado personal del pupilo, ya
que hay algunos a quienes lo que se encarga es la administración de los bienes
del pupilo, tal es la situación que se presenta con los curadores de bienes, los
curadores especiales y los curadores adjuntos. De tal suerte que un curador de
bienes no va a tener responsabilidad por los hechos ilícitos que hubiere cometido
el pupilo por la sencilla razón de que él no tiene el cuidado personal de éste (la
curaduría de bienes está tratada en los arts.473 y sgtes.).
Si el pupilo no tiene capacidad delictual o cuasidelictual civil,
no existe la responsabilidad por hecho ajeno, es decir, no opera la presunción de
culpa y el guardador sólo va a responder si se prueba su culpa conforme a las
reglas generales (art.2319).
Ahora bien, no obstante existir esta presunción, el guardador puede
liberarse de la responsabilidad que recae sobre él probando que no pudo evitar el
hecho ilícito no obstante haber ejercido la autoridad que le corresponde y haber
empleado el cuidado a que estaba obligado en su calidad de tal (art.2320 inc.
final).
3.- La responsabilidad de los jefes de escuelas y colegios por sus discípulos:
estas personas están afectadas por una responsabilidad por los hechos ilícitos de
sus discípulos mayores o menores de edad (la ley no hace distinción). Pero, esta
responsabilidad existe y subsiste sólo mientras el discípulo esté al cuidado del jefe
de la escuela o colegio respectivo.
82

También en este caso, los jefes de escuelas o colegios pueden


liberarse de su responsabilidad probando que no obstante su autoridad no
pudieron impedir el hecho.
4.- La responsabilidad de los artesanos y empresarios: según el CC, se
entiende por artesano la persona que ejerce un oficio o arte meramente mecánico
y, por empresario, la persona que se encarga de la ejecución de una obra o
explotación de un determinado servicio o espectáculo.
Los artesanos y empresarios responden de los hechos ilícitos de sus
aprendices o dependientes. Por aprendiz se entiende aquella persona que se está
iniciando en el conocimiento de un determinado oficio y, por dependiente, la
persona que está al servicio de otra y sujeta a su autoridad. La responsabilidad de
los artesanos y empresarios por los hechos de los aprendices o dependientes se
refiere o comprende solamente los hechos ejecutados por el aprendiz o
dependiente mientras se encuentra bajo la vigilancia o cuidado del artesano o
empresario. Esto implica que la víctima va a tener que probar que el delito o
cuasidelito civil se cometió mientras el aprendiz o dependiente se encontraba bajo
el cuidado del artesano o empresario. Pero, aún cuando el hecho ilícito se
cometiera mientras el aprendiz o dependiente esté bajo la vigilancia del artesano o
empresario, éstos van a poder liberarse de responsabilidad probando que no
obstante su autoridad y cuidado, no pudieron impedir el hecho ilícito.
5.- Otros casos fuera del art. 2320: existe uno muy particular en el art. 2322, aquí
el legislador emplea la expresión "amo", entendiéndose por tal la persona que tiene
a sus servicios a empleados domésticos; y por "criados" o "sirvientes", las
personas empleadas en esos menesteres. El amo responde sólo de los actos
ejecutados por el sirviente o criado que se realicen mientras este último
desempeñe sus funcione, labores o cumple las órdenes que se le han impartido.
No hay si responsabilidad por los actos ejecutados por éstos y que
sean ajenos a las funciones que les corresponden, ni tampoco por los actos que
importen un abuso de las funciones que le corresponden al criado o dependiente.
El civilmente responsable, en este caso, puede liberarse de
responsabilidad por los hechos de sus criados o dependientes, aún cuando lo
hayan cometido en el ejercicio de sus funciones, si prueba que esas funciones
fueron ejercidas de un modo impropio, que el civilmente responsable no podía
prever ni impedir empleando el cuidado ordinario y la autoridad que le compete.
Esto no significa que en esta situación no haya responsabilidad, sino que significa
83

que el amo no va a responder, siendo el criado o dependiente el civilmente


responsable.
6.- Casos fuera del Código Civil: por ejemplo, en la Ley del Tránsito se establece
la responsabilidad por del propietario del vehículo por los hechos ilícitos que haya
cometido el conductor.

Efectos de la responsabilidad por hecho ajeno:


Produce única y exclusivamente efectos civiles: jamás tiene
efectos de carácter penal. Los efectos civiles que produce son:
1.- Se establece una presunción de responsabilidad, la cual generalmente es
simplemente legal.
2.- La víctima no solamente puede demandar perjuicios a la persona responsable
por el hecho ajeno, sino que también puede demandar al autor del hecho ilícito y,
además, el tercero que paga la indemnización, puede repetir en contra del autor
del hecho ilícito pidiéndole la devolución de lo que él hubiere pagado.
La razón del primer efecto está en que la responsabilidad por
hecho ajeno tiene por fundamento la idea que de parte del responsable ha habido
un descuido, una negligencia, es decir, una culpa por falta de vigilancia de la
persona que está sometida a su autoridad y, es por ello que se presume la
responsabilidad de esta persona, presunción esta que es simplemente legal, ya
que la regla general en la materia nos la da el inc. final del art.2320.
Pero, hay un caso en que la presunción no es simplemente
legal, sino que es presunción de derecho y es la presunción de responsabilidad de
los padres que se contempla en el art.2321.
El segundo efecto, no lo dice expresamente la ley, sino que se
deriva de la aplicación de las reglas generales, porque el autor ha cometido un
delito o cuasidelito civil y porque es plenamente capaz en lo que dice relación con
los hechos ilícitos y, por consiguiente, queda comprendido en las disposiciones
generales de los arts.2314 y 2329 inc.final.
Por lo demás, no hay ninguna norma legal expresa que
excluya la posibilidad de dirigirse contra el autor, es decir, si la víctima del hecho
ilícito no ha sido reparada por la persona civilmente responsable, va a poder
accionar en contra del autor del hecho ilícito. No va a ser esta la situación
frecuente y normal, porque la presunción de responsabilidad se encuentra
establecida, entre otras razones, por la posible insolvencia del autor o autor. Basta
84

analizar los casos de responsabilidad por hecho ajeno contemplados en el art.2320


para concluir que en la mayor parte de ellos el autor o hecho no tiene la capacidad
económica suficiente como para responder de los perjuicios que hubiere causado.
Lo que no puede hacer la víctima del hecho ilícito es
demandar al autor y al tercero civilmente responsable en forma conjunta, porque la
regla general en esta materia es que no existe solidaridad, salvo en el caso del
propietario de un vehículo, que responde solidariamente con el conductor.
No obstante que no puede demandar conjuntamente al autor
y al tercero responsable, la víctima podría hacerlo en forma subsidiaria, de tal
modo que uno responde si el otro no puede hacerlo.
Tampoco le está permitido por la ley el que pueda acumular la
responsabilidad por hecho ajeno proveniente de distintas causas, como sería el
caso de un hijo menor que a la vez es estudiante: no podría acumular la
responsabilidad del padre o de la madre y la del director de la escuela o colegio.
Por último, la ley le reconoce a la persona civilmente
responsable el derecho de repetir lo que se ha pagado en contra del autor
(art.2325). Para que exista este derecho a repetir por parte del tercero civilmente
responsable, deben concurrir determinados requisitos:
a) El hecho ilícito tiene que haber sido cometido por persona capaz.
b) Que el tercero civilmente responsable pague la indemnización.
c) El hecho ilícito tiene que haberse cometido sin orden de la persona que
pretende repetir.
d) Que el autor tenga bienes sobre los cuales pueda dirigirse el civilmente
responsable.
c) Casos de presunción de responsabilidad por hecho de las cosas: se
presenta cuando ellas actúan con independencia de la acción del hombre, esto es,
por la fuerza misma de la naturaleza o por la falta de intervención de la acción
humana.
Aquí la responsabilidad se funda en la falta de vigilancia o de
precaución por parte de la persona que tiene a su cuidado la cosa o se sirve de
ella. Es justamente esta falta de vigilancia o cuidado lo que
constituye la culpa, la cual se presume, mejorando con ello considerablemente la
situación de la víctima.
Dentro de esta presunción de responsabilidad se puede
distinguir:
85

a) responsabilidad por hecho de los animales,


b) responsabilidad por ruinas de un edificio,
c) daños causados por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un
edificio.
1.- Responsabilidad por hecho de los animales: arts.2326 y 2327, que
establecen la responsabilidad del dueño o de la persona que se sirve de un animal
ajeno por el daño causado por éstos, e incluso por aquellos daños que causaren
después de haberse soltado o extraviado.
La responsabilidad se funda en estos casos en el deber de vigilancia
de esas personas que deben mantener con el objeto de evitar que el animal cause
daño a otro. De tal suerte que si el animal causa daño a un tercero, se presume
que el dueño o el que lo tenía bajo su responsabilidad no emplearon la debida
vigilancia o cuidado y les corresponde entrer a probar la ausencia de culpa. La
víctima nada deberá probar, porque la culpa se presume.
Hay ciertos casos en que la prueba de culpa por parte del dueño o
del que tenía el animal bajo su responsabilidad ni siquiera es admisible, como
sucede en la situación contemplada en el art.2327 respecto del animal fiero del que
no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio.
2.- La responsabilidad por ruina de un edificio: arts.2323 y 2324. En estas
disposiciones las expresiones "edificio" y "ruina" están tratadas en un sentido muy
amplio. La palabra "edificio" se refiere a toda construcción que se adhiera al suelo
en forma permanente y "ruina" no implica necesariamente la destrucción total de la
obra.
Esta responsabilidad recae sobre el propietario cuando ha omitido
las reparaciones necesarias o ha faltado de alguna manera al cuidado de un buen
padre de familia. Esto es así porque al propietario de un edificio le corresponde
mantenerlo en buenas condiciones y, si no lo hace, el incumplimiento de esta
obligación se mira como una culpa del propietario.
Ahora, si la ruina del edificio se debe, no a la falta de cuidado del
propietario, sino que a defectos en la construcción del mismo, la responsabilidad
va a recaer sobre el constructor y, para hacerla efectiva, habrá que considerar el
respectivo contrato de construcción.
3.- El daño causado por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de
un edificio: (art.2338) Aquí debe tratarse de una cosa que no forma parte del
edificio (no debe estar adherida a éste), porque si así fuera no se estaría en esta
86

situación, sino que en la anterior, esto es, en el caso de la ruina de un edificio con
la consiguiente responsabilidad del dueño. En este caso, la responsabilidad no es
del dueño.
Para obtener la reparación de los perjuicios, la víctima tiene una
acción indemnizatoria, la cual presenta las siguientes características:
* Es una acción personal: se ejerce en contra de la persona responsable del
daño.
* Es siempre una acción mueble, porque tiene por objeto, normalmente, el cobro
de una suma de dinero y, en ciertos casos, la ejecución de un hecho.
87

* Es una acción patrimonial y, como tal, es renunciable, transigible, prescriptible y


susceptible de ser cedida.

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