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Exégesis: Levítico 17, 1-16

Cristhian José Martínez Martínez

Seminario Nacional Cristo Sacerdote

Pentateuco

Pbro. Jose Jairo Holguín

La Ceja, Antioquia

2018
INDICE

1. Introducción

2. Texto original

3. Delimitación del texto

3.1 Comienzo y fin del relato

3.2 Tiempo

3.3 Lugar

3.4 Criterios estilísticos

4. Contexto anterior y posterior

5. Vocabulario y análisis semiótico

6. Estructura y división del texto

7. Análisis del texto

7.1 Tipo de trama

7.2 Escenas

7.3 Personajes

8. Teología del texto

-Bibliografía
INTRODUCCIÓN

La presente exégesis bíblica tiene como idea central, presentar de una manera clara y
enfática, los aspectos internos del análisis narrativo que comprende la sección del libro
del Levítico, en este caso, de su Capítulo 17, versos 1-16. En esta se interpretará con
la ayuda de fuentes bibliográficas todo su trasfondo y estructura, además de presentar
su importancia en relación con otros libros y su teología a la luz de la fe y del mismo
análisis narrativo. Se trata de un recorrido donde, pasando por la vida de un pueblo
que fue salvado por un Dios fiel, le recuerda que su principal deber es ser santo y esto
requiere unos respectivos parámetros que al cumplirse, asegurarán el bienestar en el
porvenir del pueblo de la Alianza frente a Yahvé, como su único Dios y salvador.

Habría que comenzar con algunas características generales sobre el libro del Levítico.
La palabra “Levítico” viene del hebreo ‫“ תיקרא‬Wayyiq-rá”, que significa “Y llamó”,
como indica la primer palabra de este libro, como la que une al libro del Éxodo. Se le
colocó precisamente Levítico por parte de los Griegos; este libro trata sobre el culto,
como ámbito propiamente sacerdotal y de su santidad, como descendientes de la tribu
de Leví. Es el tercer libro de la Torá o Pentateuco, escrito en tiempo postexílico y de
origen sacerdotal. Posee referencias marcadas por citaciones explícitas del Nuevo
Testamento, especialmente en la carta a los Hebreos y en general, cada vez que se
hace referencia a temas como sacrificios, fiestas y liturgia, sobresale este libro.

El contexto histórico del libro se da entre el libro del Éxodo y el de los Números;
habían temas que el Éxodo no abordó y que eran importantes, por lo cual se escribió
el Levítico antes de que el pueblo se fuera del Sinaí. Es un libro notoriamente cultual,
que contiene gran cantidad de leyes sobre sacerdotes, sacrificios y rituales, basándose
el autor en las leyes dadas en la Alianza del Sinaí, pero que necesitaba concretarse en
aspectos de vida humana, de donde surge la Ley de Santidad (Lv 17, 1-16).

En el libro se puede distinguir unas 4 características, que acompañan su redacción: A)


La Ley de Santidad (Lv 17-26), incluye cuerpos legales que abarcan aspectos de la
vida cultual, que fueron ampliados por un redactor sacerdotal. B) Los rituales del
templo y los tratados de los sacerdotes fueron escritos antes del destierro y
completados y adaptados para el postexílio. C) El último redactor del libro, de corte
sacerdotal, se limitó a recoger el material y empalmarlo. D) Terminada la obra, algún
sacerdote próximo agregó un apéndice en el capítulo 27. Es un libro que puede
decirse, según Rendtorff y Koch, en la Enciclopedia de la Biblia (1964) “es síntesis
de 2 familias sacerdotales, las de Abiatar y Sadoq, luego del destierro”. (p. 985).

La finalidad del libro del Levítico, fue, según lo explica el Comentario al Antiguo
Testamento (1997), conservar las tradiciones judías que se fueron olvidando luego del
destierro; al perder la monarquía, el templo y la esperanza en el profetismo, lo que le
quedaba al pueblo como signo de validez como nación santa, eran la ley y el culto y
para esto el levítico pretendió salvaguardar su fe, su creencia en la Alianza y su
identidad como pueblo de Dios por medio de sus escritos. Para ello se hizo una
reactualización de la ley y el culto al contexto postexílico, se promulgó la piedad
cultual de la pureza ritual y ética y se valieron del personaje de Moisés, el monte Sinaí,
la ley de Santidad y el nombre Yahvé para tener garante de autoridad (pp. 175-176).

Los temas fundamentales del libro son, según el Comentario al Antiguo testamento
(1997), los sacrificios rituales, de comunión y expiatorios; el sacerdocio, como
consagración total a Dios; la pureza como reflejo de la que posee Yahvé, junto a su
belleza; la santidad, donde se recalca “sed santos, porque yo Yahvé su Dios, soy santo”
(Lv 19, 2) y además que es el mismo Dios santo y perfecto del Éxodo, que invita a
vivir santamente en relación con Él y los coterráneos y extranjeros (pp.176-177).

El libro cierra explicando la caída en el exílio como justo castigo de un pueblo, que a
pesar de ver la acción del Dios salvador y fiel en sus vidas y con sus prodigios,
persistieron en su desobediencia a la Alianza, produciendo la caída de Israel en manos
enemigas. Con esto no se indica que Dios castigue y se olvide; muestra que el mismo
Dios que los salvó antes, volverá a hacerlo y llenará los corazones de alegría.
TEXTO ORIGINAL

17 1 Yahvé habló así a Moisés: 2 «Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas:
Ésta es la orden de Yahvé:
3
Cualquier hombre de la casa de Israel que mate buey, oveja o cabra dentro del
4
campamento o fuera del mismo, y no los lleve a la entrada de la Tienda del
Encuentro, para presentarlos como ofrenda a Yahvé ante su Morada, será considerado
reo de sangre*. Tal hombre ha derramado sangre y será excluido de su pueblo. 5 Así
los israelitas sabrán que deberán presentar en honor de Yahvé al sacerdote, a la entrada
de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que inmolan en el campo, para que se
ofrezcan como sacrificios de comunión. 6 El sacerdote derramará la sangre sobre el
altar de Yahvé, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como
calmante aroma para Yahvé. 7 En adelante no seguirán sacrificando sus sacrificios a
los sátiros* tras los cuales se prostituían*. Decreto perpetuo será éste para ellos, a lo
largo de las generaciones.

8
«Diles también: Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que residen
entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio de comunión 9 y no lo traiga a la entrada
de la Tienda del Encuentro para sacrificarlo en honor de Yahvé, será excluido.

10
«Si un hombre cualquiera de la casa de Israel, o de los forasteros que residen entre
ellos, come cualquier clase de sangre, yo volveré mi rostro contra el que coma sangre
y lo excluiré de su pueblo. 11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he
dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la
vida se hace con la sangre*. 12 Por eso tengo dicho a los israelitas que ninguno de ellos
coma sangre; ni siquiera el forastero que reside entre ellos.

13
«Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que residen entre ellos,
que cace animal o ave que la ley permite comer, derramará su sangre y la cubrirá con
tierra, 14 porque la vida de toda carne está en su sangre. Por eso mandé a los israelitas
que no comieran la sangre de ninguna carne, pues la vida de toda carne está en su
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sangre. Quien la coma será excluido. «Todo nativo o forastero que coma carne de
bestia muerta o destrozada lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la
tarde. Sólo después será puro. 16 Si no los lava ni baña su cuerpo, cargará con su falta.»

DELIMITACIÓN DEL TEXTO

Comienzo y fin del relato

Este texto se enmarca como una especie de prólogo a la conocida “Ley de Santidad”,
presente en el libro del Levítico. Este cap. 17, 1-16, actúa como aquel que da inicio a
toda la estructuración cultual y de leyes que debe cumplir el pueblo por orden de
Yahvé, en orden a ser santos como Él lo es. El texto de la Ley de Santidad comienza
en este cap 17, refiriéndose en su tema central a las inmolaciones y sacrificios,
teniendo una idea y discurso completo y finaliza en el cap 26, con una conclusión de
bendiciones y maldiciones respecto al cumplimiento o no de esta Ley. Como ejes
transversales de esta famosa Ley en términos generales, se resaltan el hecho de que
Yahvé insista en que cumplan sus normas y preceptos, que sean santos, tengan caridad
por el próximo y que las leyes tengan fundamentalmente verbos en sentido negativo.

Se puede delimitar evidentemente este texto de Lv 17; comienza con un discurso


directo en el verso 1: “Yahvé habló a Moisés” y finaliza en el verso 16:“Si no los lava
ni baña su cuerpo, cargará con su falta”. Se demuestra que allí finaliza una idea
completa; en Lv 18,1 se inicia con otro discurso “Yahvé dijo a Moisés”. (Lv 18, 1).

Tiempo

Es posible observar que en el texto, al indicarse una resolución de casos (que se


mencionarán más adelante), a partir de ellos se ve el uso de verbos en presente para
las acciones que el pueblo debe realizar y luego se emplean en futuro, para indicar lo
que ocurrirá si se obedece o no a dicha norma, indicando un imperativo. Así, por
ejemplo, el trozo de los versos 3-5, muestra el uso de verbos en presente y futuro
indicativo: “Cualquier hombre de la casa de Israel que mate buey, oveja o cabra
dentro del campamento o fuera del mismo, y no los lleve a la entrada de la Tienda
del Encuentro, para presentarlos como ofrenda a Yahvé ante su Morada, será
considerado reo de sangre. Tal hombre ha derramado sangre y será excluido de su
pueblo. Así los israelitas sabrán que deberán presentar en honor de Yahvé al
sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que inmolan
en el campo, para que se ofrezcan como sacrificios de comunión”. (Lv 17, 3-5).

Lugar

Hablando ahora sobre el lugar donde ocurren estos acontecimientos, se entiende que
al ser el libro del Levítico una, por así decirlo, continuación del libro del Éxodo, estos
hechos suceden al frente de la Tienda del Encuentro, ubicada en el Sinaí. De hecho,
dentro de las órdenes dadas por Yahvé al pueblo está en que hagan sus sacrificios a la
entrada de esta Tienda del Encuentro, como se indica en el ejemplo anterior. Cabe
indicar también que estas órdenes son dadas no solo para la casa de Israel, sino
también para todo forastero que resida allí, como lo dice este ejemplo: “Diles
también: Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que residen entre
ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio de comunión” (Lv 17, 8).

Criterios estilísticos

Se puede notar claramente que el autor utiliza las repeticiones de manera continua
para hacer su exposición; las fórmulas introductorias de las subdivisiones de este cap.
17 comienzan todas por decir “Cualquier hombre” u “Hombre cualquiera” (Lv 17,
3; 8; 10; 13). También se nota en la frase “La vida de la carne está en la sangre” (Lv
17, 11; 14); en el mismo verso 14, se repite 2 veces: “porque la vida de toda carne
está en su sangre. Por eso mandé a los israelitas que no comieran la sangre de
ninguna carne, pues la vida de toda carne está en su sangre” (Lv 17,14). Además se
notorio observar que la frase “será excluído,” (Lv 17, 9; 10; 14) es una constante, ante
el que incumpla la orden de Yahvé. También se evidencia como el texto queda, en
cierta medida, en suspenso; no tiene una conclusión tan encuadrada: “Si no los lava
ni baña su cuerpo, cargará con su falta”. (Lv 17, 16).
CONTEXTO ANTERIOR Y POSTERIOR

Este conocido relato de la Ley de Santidad y haciendo énfasis en este cap. 17, 1-16,
tiene todo un trasfondo; si bien este cap. actúa de forma introductoria o preliminar a
cada una de las prescripciones posteriores, si se revisa el contexto de los cap.
anteriores se descubre que esta Ley de Santidad se encuentra en la parte número 4 del
libro completo. El libro del Levítico se divide en 4 partes, según la Biblia de Jerusalén:
1) Ritual de los sacrificios; 2) Investidura de los sacerdotes y comienzo del culto; 3)
Leyes de pureza ritual, que incluye El día de la expiación y 4) La ley de Santidad.

Esta ley como tal viene a enmarcar y dar de manera práctica las normas y directrices
que el pueblo y sus forasteros deben seguir, en conformidad con todo lo entre dicho
por las partes anteriores del libro. Cabe recordar que como el libro fue escrito en 2
partes y terminado en tiempos postexílicos, su contexto está delimitado por la
motivación que quería darse a los judíos sobre ser santos al igual que su único Dios
Yahvé y por ello se construye esta Ley de Santidad, que como ya se afirmaba, los
versos 1-16, actúan como prólogo ante la misma.

Acerca ahora del contexto histórico que rodea toda esta Ley habría que hablar que
este texto, según los comentarios adscritos de la Biblia de Jerusalén, fue escrito luego
de la época Monárquica, que representa las tradiciones del templo de Jerusalén,
incluye una vinculación con el pensamiento del profeta Ezequiel y además, refiere a
que este texto es de redacción sacerdotal, como se indicó anteriormente, como la
fuente dedicada a escribir temas como la organización del santuario, los sacrificios,
las fiestas, la persona y funciones de Aarón y sus descendientes. Es la tradición propia
de los sacerdotes, por eso esta Ley de Santidad apunta tanto a este aspecto.

A esto hace referencia el Comentarios de San Jerónimo “Esta colección de leyes,


originalmente independiente y que constituye la sección más antigua del Lv, inspiró
gran parte de la doctrina y legislación posterior. Su unión fue obra del clero preexílico
de Jerusalén hacia el 586, pero a ese conjunto de leyes se le añaden otras para tener
una edición posterior hecha durante o después del destierro”.

El tema de la Santidad por obvias razones es muy relevante, pero se refiere a la


Santidad de Yahvé revelada desde el éxodo; es el mismo Dios que sacó al pueblo de
Egipto y que desea que ellos sean santos, es una santidad que va más allá de una
pureza legal; incluye una parte moral. En el contexto de los primeros redactores, según
el Comentario al Antiguo Testamento (1997), cuando un pecado afecta a Dios, se
profana algo santo. Dios, que es santo, es el que ha santificado a su pueblo y ser santo
significa vivir según sus mandatos. Dios santifica de manera especial a los sacerdotes;
Él es santificado por su mediación y también santifica al santuario, donde las faltas
del pueblo y de los sacerdotes profanan el santuario, las cosas santas y el santo nombre
del Señor. Para que nadie peque se advierte que se debe sentir temor por Yahvé, que
es quien vela por el oprimido y castiga al impuro.

Para el segundo redactor, los israelitas no manchan ni el santuario ni el nombre del


Señor, sino que se manchan a si mismos. Al primer redactor se atribuye el precepto
de “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19,18) y al segundo se le atribuye
haber extendido el precepto para los forasteros, por lo que este texto de Lv 17, 1-16
al que se hace énfasis, pertenece a las redacciones posteriores, donde las obligaciones
y derechos, al igual que las bendiciones y las maldiciones se acarrean tanto para el
nativo como al forastero. (pp. 197-198).

VOCABULARIO Y ANÁLISIS SEMIÓTICO

-Cualquier hombre: Palabras introductorias a los mandatos de Yahvé, indicados en los


versos 3-7 a los Israelitas y desde los 8-16 a los Israelitas y los forasteros residentes.

-Tienda del Encuentro: También llamado Tabernáculo, fue el santuario construido por
los Israelitas en el Monte Sinaí, del cual se relata el libro del Éxodo. Aquí, es el lugar
donde se deben ofrecer los sacrificios a Yahvé.
-Sacerdote: Encargado de realizar los sacrificios a Yahvé en función de expiar los
pecados del pueblo, eran los primeros llamados a la santidad propia de Yahvé.

-Mate: Hace referencia a los sacrificios hechos a animales para rendir culto a Yahvé.
Estos debían ser por fuera de la Tienda del Encuentro.

-Será excluido: Esto significa, que quien no presente esos sacrificios a Yahvé dentro
de la Tienda y derrame la sangre, Él mismo excluirá a aquel, incluso, se llamará “Reo
de sangre”. Es un verbo importante; está escrito 4 veces (v.4; 9; 10; 14).

-Presentar y ofrecer: Se refiere a que esos sacrificios deben ser precisamente


presentados al sacerdote, para ser ofrecidos como sacrificios comunes.

-Derramará: Este verbo indica que el sacerdote es el único encargado de derramar la


sangre en el altar de Yahvé, como parte del rito cultual a Yahvé.

-Quemará: Verbo interesante; dice el texto que debe quemar las grasas y eso servirá
como “calmante aroma” para Yahvé.

-Prostituían: Verbo que muestra la idolatría que ya venía realizando el pueblo y la cual
será fuertemente denunciada en este libro y todo el contexto del A.T. El caso del texto,
indica los sacrificios que daban a los “sátiros”, como la palabra que indicaba un animal
que se creía frecuentaba lugares desérticos, el más común era el llamado “Azazel”.

-Sacrificarlo: Verbo común en todo el libro del Levítico, para indicar la función de
ofrecimiento que debe tener el pueblo para con Yahvé (9).

-Contra el que coma sangre: Esta es una total falta para Yahvé; la sangre significaba
la vida de algo o alguien que fue creado por Dios, por eso la frase “la vida de la carne
está en la sangre” (Lv 17, 11), y el hecho de que esa sangre solo se consagrara para
Yahvé en sus holocaustos y se usara para otros fines, era motivo de exclusión.

-Tengo dicho: expresión que indica que Yahvé ha sido claro sobre sus preceptos, en
el caso del texto es sobre no comer sangre. Va dirigido a Israelitas y forasteros.
-Cubrirá: Verbo que hace referencia a la sangre que se derrame en el suelo después de
haber cazado un animal legalmente, que debía ser cubierta para no usarse para nada
más que para el culto de Yahvé. (13).

ESTRUCTURA Y DIVISIÓN DEL TEXTO

En este texto se encuentra la siguiente estructura, según el Comentario de San


Jerónimo y el Comentario al Antiguo Testamento:

1) Prólogo: (Lv 17, 1-2): Diálogo corto entre Yahvé y Moisés, donde se le pide
que diga a Aarón, sus hijos y a todo el pueblo las órdenes de Yahvé.
2) Los sacrificios a Yahvé o los sátiros y el papel de la Tienda del Encuentro:
(Lv 17, 3-7): Comenzando por la fórmula “Cualquier hombre”, aquí se habla
del carácter sagrado de la sangre. El derramamiento de sangre, por ser acto de
dominio sobre la vida, era ejercicio que solo debía ejercer Yahvé sobre sus
creaturas. Solo era lícito tomar la sangre si se ofrecía a Dios. Por esto, toda
inmolación debía hacerse al frente de la Tienda del Encuentro. El que
incumpliera, debía ser separado de la comunidad. La persona se hace aquí
responsable de la sangre derramada, como si fuera un asesino, donde se
entiende que toda matanza es un sacrificio hecho al Señor o a los sátiros. Si se
hace en el campo, es al ídolo, si es en la Tienda, es a Yahvé. Estas leyes fueron
escritas y retomadas para contraatacar a la idolatría, común en Jerusalén.
3) El derramamiento de la sangre y la inclusión de los forasteros: (Lv 17, 8-
12): Aquí se repiten las directrices de los versos anteriores, pero se incluyen 2
rasgos más: La prohibición de todo sacrificio local, que añadía el Holocausto
y que la ley se dirigiera ya no solo a los israelitas, sino también a los forasteros
residentes con ellos, que por formar parte de la comunidad, deben cumplir las
mismas normas. La prohibición de comer sangre se da porque: A) la vida, como
elemento vital de la carne, está en la sangre y solo Dios como autor de la vida
puede disponer de ella. B) La sangre es de Dios, y Dios la ha dado al pueblo
solo para expiar en el altar por sus vidas, cambiando su vida por la del animal.
Quien incumpla, el mismo Yahvé lo excluirá.
4) Sobre los sacrificios animales y la impureza: (Lv 17, 13-16): En estos versos
se consideran 2 posibilidades que afectan a israelitas y demás residentes: el
animal cobrado durante una caza y el animal muerto de causa natural o
violenta. La caza debería ser prohibida, pero la necesidad hace que, en el
primer caso, haya una relajación de esta norma, haciendo que, se puede comer
el animal, pero había que derramar su sangre con cuidado y luego se cubría en
la tierra. En el segundo caso, aunque se pueda comer el animal; no puede este
ofrecerse en sacrificio y causa además impureza. El que comiera, quedaba
impuro y debía realizar un rito de purificación. Lo que constituye el delito es
la omisión de este lavatorio.

ANÁLISIS

Tipo de trama

Examinando detalladamente el texto, se puede afirmar que el tipo de trama de este


texto es de trama unificada, del género legal; cada parte de la estructura del texto, va
ligada necesariamente a la siguiente, por ser todas leyes y al seguir una secuencia
lógica, donde se da la orden y luego se describe qué ocurrirá con el infractor.

Escenas

En realidad, el texto se desarrolla en un único escenario, bajo un esquema estático,


donde simplemente se dictaminan leyes por parte de Yahvé a su pueblo, pero donde
no ocurren cambios de lugar, ni intervenciones de los otros personajes. Por tanto, todo
se realiza en el Sinaí, haciendo referencia a la Tienda del Encuentro.

Solo podría describirse un sutil cambio, cuando en Lv 17, 8, se pasa de hablar solo de
las leyes prescritas al pueblo de Israel, para pasar también a su deber de cumplimiento
por parte de los forasteros. Pero es el único mínimo cambio.
Personajes

Se incluyen aquí a Yahvé, Moisés y el pueblo. La mayoría tienen un papel semiótico,


es decir, solo deben realizar ciertas funciones, a diferencia de Yahvé, que si actúa
como un personaje dinámico y protagónico. Cabe notar que el narrador solo tiene una
intervención en el verso 1, sin volver a aparecer: “Yahvé habló así a Moisés” (Lv 17,1)

-Yahvé: Participa como el sujeto central del texto; es aquel que estipula las normativas
y quien da las condiciones para que estas se realicen, al mismo tiempo que describe
lo que ocurrirá con aquel que no cumpla con estas normas, sea nativo israelita o
forastero residente entre ellos. Definitivamente es el protagonista del relato.

-Moisés: Utilizado por el escritor sacerdotal para dar validez a sus escritos, pero este
personaje no dice una sola palabra, solo aparece como aquel a quien Yahvé pide que
comunique el mensaje a Aarón y al pueblo.

-Pueblo: Es el sujeto a quien va dirigida la ley que Yahvé ha decretado. Es conocido


por sus prácticas idolátricas y de desobediencia a las leyes de Yahvé, por lo que estas
leyes se construyeron con el objetivo de que este pueblo de dura cerviz, dejara las
idolatrías, el comer sangre y siguiera los preceptos de su Dios y salvador.

TEOLOGÍA DEL TEXTO

Al hacer un análisis más de tipo teológico se pueden resaltar 3 ideas fundamentales:

1) Yahvé nos ha pedido fidelidad hacia él; él es el primero en ser fiel

Dios en su gran misericordia, ha llevado al pueblo con amor desde siempre en su plan
de salvación y les ha mostrado grandes prodigios para que vean que Él está siempre
allí con ellos. Sin embargo, la actitud del pueblo ha sido de rechazo, duda e incluso
de optar por creer y ofrecer culto a otros dioses, por su dureza de corazón, incluso por
el hecho de comer sangre. Yahvé invitó e invita la sociedad actual a que, viendo su
ejemplo en que Él ha sido quien ha acompañado cada momento de la vida de Israel y
que incluso a pesar de sus infidelidades, él los levante y cuide, cada persona debe
responderle de la misma manera, alejándose de las cosas que no le permiten ser fiel a
Yahvé. Es de lo poco que pide Yahvé en esencia, serle fiel; Él es el primero en serlo.

2) El cumplimiento de la ley divina siempre será instrumento de unión con


Dios y con el hermano

Estas leyes no fueron puestas por Yahvé como una imposición irracional o como
recurso de esclavitud, antes bien, fueron puestas por un Dios bueno, que ha querido
que su pueblo camine por los caminos de la santidad y de la paz y que le asegura a
quien la siga, que en su devenir cercano habrá bienestar, paz y alegría; eso es lo que
desea Dios para cada persona. Además, estas leyes no fueron solo estipuladas para un
grupo cerrado, se hicieron públicas para todos, por lo que, al cumplirse, también
aseguran que en las relaciones con los más próximos también habrá amor y paz mutua.
Yahvé da la libertad y el hombre debe elegir, solo que, si cumple, habrá una mayor
unión con su Dios que es amor y con su hermano, a quien debe amar.

3) Dios siempre nos dará segundas oportunidades

A pesar que el pueblo sea terco, Dios tiene muchas alternativas para hacer que los
hombres cambien de parecer y regresen a sus manos. Dios no es aquel que juzga y
castigue sin dar una puerta abierta hacia su misericordia y permitirle que el hombre
se redima. El mismo hecho de los sacrificios expiatorios o que haya un rito de
purificación ya es muestra de esto. Dios es aquel que viendo al pueblo que cae, lo
llama a la santidad, lo levanta y le muestra su mano abierta al arrepentimiento, pero
por supuesto, es siempre decisión del mismo pueblo elegir entre seguir cayendo o
levantarse sin dudar, donde Yahvé estará para acompañarle.
BIBLIOGRAFÍA

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