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En qué se diferencia la contabilidad gubernamental con la tradicional

Dentro de la contabilidad existen dos sectores que siempre son mencionados durante
la carrera como campos laborales para un contador, estos sectores son el público en el cual
se maneja la contabilidad de las organizaciones gubernamentales y el privado en el que se
lleva la contabilidad de las organizaciones privadas.

La contabilidad de las organizaciones, tanto públicas como privadas tienen algunas


semejanzas como también diferencias, la contabilidad privada por lo general es con la que
más nos familiarizamos, es de la que más sabemos, simplemente es la más tradicional.

Pero ¿en qué se diferencia la contabilidad gubernamental de la que


conocemos tradicionalmente?

La Contabilidad Gubernamental es parte de la Contabilidad que se aplica al sector del


Gobierno, la cual está regulada por un marco constitucional, una base legal y normas que la
hacen distinta a las normas que rigen a las entidades del sector privado.

Las principales diferencias entre la contabilidad gubernamental y la tradicional son las


siguientes:

 El objetivo primordial de la contabilidad gubernamental es contribuir a la gestión


y economía de la hacienda pública y para la contabilidad del sector privado el
objetivo esencial es contribuir a la economía de la entidad, propiedad de los
accionistas.
 La información financiera que presenta el sector público debe apegarse
completamente a la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG), entre
otras leyes, y sus estados financieros se orientan a informar sobre la aplicación del
presupuesto autorizado por el gobierno federal, en la contabilidad del sector
privado se informan sobre la marcha del negocio, su solvencia, y la capacidad para
generar utilidad para los propietarios.
 El presupuesto para las entidades públicas representa responsabilidades formales
y legales, hacia la ciudadanía, y en las entidades privadas las responsabilidades
están orientadas hacia el beneficio de los dueños.
 La información que se genera en la contabilidad gubernamental es de dominio
público, y por lo tanto debe informarse obligatoriamente sobre los resultados de
la gestión pública, en la empresa privada es facultad de su administración divulgar
los resultados de sus operaciones que principalmente interesa a los involucrados
directamente como los accionistas, propietarios de la empresa, a menos que
coticen en la Bolsa Mexicana de Valores.
 La contabilidad gubernamental está bajo la fiscalización de los Congresos o
Asambleas Legislativas en este caso bajo la Auditoria Superior de la Federación,
así que tiene la obligación de rendir cuentas, dentro del ámbito privado esta
función de vigilancia o control depende del tipo de empresa, ya sea por el Consejo
de Administración o la Asamblea General de Accionistas y en su caso auditoría
externa o interna.
 Los recursos con los que trabaja el sector público es previamente autorizado
por el Gobierno Federal y el capital con el que trabaja una empresa privada es
aportado por los propietarios o accionistas.

En lo que respecta a las Normas de Información Financiera (NIF), la contabilidad


gubernamental debe regirse también bajo estas normas, solo que en este caso el Consejo
Nacional de Amortización Contable (CONAC) es el encargado de adoptar estas normas y
adaptarlas al sector publico además de emitir lineamientos para generar la información
financiera aplicada a las entidades públicas, federales, estatales y municipales.

Como verás, aunque existen diferencias, llevadas a la práctica no son tan grandes como la
tradicional.
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LA IMPORTANCIA DE LA TOMA DE DECISIONES

El entorno externo son todas aquellas circunstancias que nos rodean y sobre las que no
tenemos ningún control, no tenemos manera de influir sobre ellas.

Algo distinto sucede con esas otras circunstancias que nos acompañan en la vida y sobre
las que sí tenemos posibilidad de influir. Sobre algunas tendremos control total y sobre
otras simplemente podremos influir en cierto grado. Controlamos o influimos sobre todas
esas circunstancias mediante las decisiones que tomamos. Es por esto que lo que en el futuro
sea nuestra vida dependerá de las decisiones que adoptemos a lo largo del tiempo,
porque tomando decisiones es como influimos en la realidad.

Podemos decir que nuestra historia personal es la historia de las decisiones tomadas, y
que nuestro futuro —que está condicionado por aquellas que ya hemos tomado- lo
vamos forjando a través de las futuras decisiones. De ahí la importancia de la toma de
decisiones en la vida de las personas, ya que en último término cada uno es lo que decide
ser. De hecho, tomar decisiones es la actividad más importante que realizamos las personas.
En el ámbito empresarial, es el acto directivo fundamental, porque un directivo lo es en la
medida que decide.

La toma de decisiones está tan ligada a nuestra vida que no podemos prescindir de ello:
no podemos abstenernos de hacerlo, porque decidir no tomar una decisión implica de por
sí haberlo hecho. Lo que sí podemos decidir es si la queremos tomar nosotros o si
preferimos que otros lo hagan por nosotros. En ese caso estamos decidiendo poner el control
de nuestra vida en manos de terceros. Por eso no podemos renunciar a decidir, porque
haciéndolo nos convertimos en espectadores en vez de en actores protagonistas de nuestra
existencia. La toma de decisiones no la podemos subcontratar, a diferencia de, por ejemplo,
la gestión patrimonial de la empresa. Cada persona está irremediablemente obligada, por
acción o por omisión, a tomar decisiones. Por todo esto es bueno acostumbrarse a adoptar
decisiones activamente, aunque sea sobre cosas pequeñas. Este es un hábito que
fortalecemos con la práctica y que sin ella se anquilosa. Si nos acostumbramos a no tomarlas
proactivamente, entonces nos costará más hacerlo, porque la indecisión genera más
indecisión.

A la decisión siempre va ligada la posibilidad del error. Hay personas que tienden a no
tomar decisiones porque tienen miedo a equivocarse, y dejan que las circunstancias decidan
por ellas, abandonando así el control de su propia existencia. Este tipo de personas, que se
niegan la posibilidad de «fracasar», paradójicamente, lo acaban haciendo porque al no
decidir no tienen posibilidades de salir al encuentro del éxito. Renunciando a la posibilidad
de fracasar, renuncian también a la posibilidad de triunfar.

Las personas de éxito también han tenido desventuras. Personas consideradas como
grandes empresarios acumulan en su historial fracasos, algunos de ellos sonados. El éxito
muchas veces es fruto del fracaso. Tener éxito consiste en levantarse una vez más de las
veces que se haya caído. Si no probamos no podemos ganar.

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