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1.2. Objetivos
La CPC tomó nota de las conclusiones del informe, y los políticos lo fueron
complementando con leyes de reparación de daños o de compra de tierras,
que culminaron a los pocos años en un complejo metalúrgico e industrial, e
inclusive, agrícola y ganadero, donde se realizaban labores experimentales y
genéticas para la mejora del ganado y de productos lácteos (Kruijt y Vellinga
1987: 17).
La Oroya, que había sido una comarca poblada por unos pocos cientos de
habitantes, entre arrieros, viajeros y pastores, rodeada de algunas haciendas y
asientos mineros, tenía una posición geográfica especial como punto de
convergencia de los ríos Mantaro y Yauli (Alarcón 1994: 13); además, era
equidistante de los principales yacimientos de la región, a lo que se sumó la
llegada del ferrocarril en 1893.
Para 1923, todas las fundiciones que no pertenecían a la CPC y que pudieron
significar competencia para La Oroya cerraron definitivamente (Alarcón 1994:
13). Con esta nueva planta, a la que la CPC dotó de moderna tecnología para
la época, ya se podían procesar los minerales con alto contenido de sulfuros
provenientes de la sierra central del Perú.
En 1924 fueron varias las comunidades que reclamaron por las emisiones de
humo de la fundición de La Oroya, como lo acredita la siguiente tabla
5. TRAYECTORIA Y SITUACIÓN DEL ACTUAL CONFLICTO
SOCIOAMBIENTAL EN LA OROYA
Luego se ofrece una segunda tabla que ordena e identifica las distintas
fuerzas sociales y políticas, sus tendencias, posicionamientos e intereses.
6 de junio de 2010: El MEM señala que la empresa DRP tiene hasta julio
para conseguir financiamiento y reanudar sus operaciones (El Comercio,
2010).
Junio 2010: El caso DRP vuelve a ponerse en los reflectores de la opinión
pública. Los trabajadores de DRP, tras vacaciones forzadas, organizan
movilizaciones orientadas a presionar a que el complejo metalúrgico retome
sus operaciones. El presidente Alan García declara que DRP ha tenido
«muchas gollerías y excepciones» a lo largo de este gobierno y del anterior.
Julio de 2010: mes muy crítico para la situación de DRP y de sus
trabajadores. Mientras el Gobierno da un ultimátum de 48 horas a DRP para
que certifique reanudación de operaciones y los trabajadores acuden a la
planta metalúrgica, la empresa no reanuda sus operaciones, tal como se
estuvo rumoreando. El 27 de julio, el Gobierno anunció un plan de cierre de
DRP, luego de que la empresa no logró garantizar que completará un
costoso plan ambiental o pagará su deuda.
2 de agosto de 2010: El MEM notifica a DRP el incumplimiento de las
obligaciones decretadas en la Ley 29410, la cual establecía la reanudación
de sus operaciones el 27 de julio.
4 de agosto de 2010: El viceministro de Trabajo, Javier Barreda, señala que
trabajadores de DRP son “utilizados y chantajeados” por la empresa (El
Comercio 2010b).
24 de noviembre de 2010: El ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez,
indicó que si DRP quiere realizar un reclamo sobre el contrato de
privatización del Complejo Metalúrgico de La Oroya, que firmó con el Estado
en 1997, deberá recurrir a un arbitraje, tal como lo establece el contrato (El
Comercio, 2010c).
Diciembre de 2010: DRP inicia una campaña de comunicados a la opinión
pública en la que asegura estar haciendo todos los esfuerzos por reabrir el
complejo metalúrgico y posibilitar la viabilidad de la ciudad de La Oroya,
afectada económicamente por la paralización de las operaciones. Asimismo,
señala al Estado peruano como responsable de la contaminación histórica
de la ciudad, por lo que lo insta a asumir las consecuencias legales y
económicas derivadas de las demandas presentadas por habitantes de La
Oroya ante tribunales norteamericanos, por daños relacionados con la
contaminación proveniente del complejo de La Oroya.
4 de enero de 2011: La multinacional Renco, propietaria del complejo
metalúrgico de La Oroya a través de DRP, anunció su intención de iniciar un
proceso de arbitraje internacional que solucione el conflicto que mantiene
con el Estado por dicho complejo (La República, 2011).
31 de marzo de 2011: El Ministerio del Ambiente, a través del Organismo de
Evaluación y Fiscalización Ambiental, multó a DRP con dos mil Unidades
Impositivas Tributarias (UIT), equivalentes a 7,1 millones de nuevos soles,
debido a que incumplió con sus compromisos asumidos anteriormente (El
Comercio, 2011b)
15 de abril de 2011: el Estado peruano designó a dos estudios de abogados
para que los represente en un arbitraje internacional interpuesto por la
estadounidense Renco Group y su filial Doe Run (El Comercio, 2011c).
3-10 de enero de 2012: tras continuar la paralización de las operaciones
metalúrgicas, los trabajadores de la DRP retoman sus acciones de fuerza y
se movilizan al Congreso de la República para demandar la reapertura del
complejo metalúrgico. También piden se le amplíe el plazo para la
culminación del PAMA.
18 de enero de 2012: la junta de acreedores aprobó el Plan de
Restructuración de la empresa DRP y de Buenaventura y decidió entregar la
administración del complejo a la empresa a DRP y no a Cormin, empresa
acreedora que aspiraba a obtener dicha administración.