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Los derechos y los intereses políticos.

Es deber del estado velar por la protección y la garantía de los derechos, o al menos

ese el discurso que nos ofrecen. Para nadie es un secreto de los atropellos

constantes de los derechos humanos de las que se es víctima aquí en Colombia, un

país que se dice ser democrático , pero a que cuando alguien dice –“NO” a sus

abusos de poder , o toma la palabra para denunciar amanece muerto, un gobierno que

toma las decisiones a sus anchas para su propio beneficio, incapaz de pensar en el

bien común y que se solapa entre si, haciendo y deshaciendo cantidades de barbaries

arrasando todo a su paso por unos “simples intereses políticos”, pero tan potentes

para acabar con la dignidad humana.

Podría citar muchos casos para justificar lo dicho anteriormente, pero solo me

permitiré hablar de uno y que además es reciente y refleja claramente que la toma de

decisiones del estado Colombiana no atentan los derechos humanos. Como pan

caliente están vendiendo los territorios colombianos a empresas extranjeras para que

puedan hacer sus fechorías, y el gobierno es el principal precursor de eso, un ejemplo

claro es la construcción de la represa el quimbo en el Huila, a cargo de la empresa,

EMGESA que dejo más de 28.000 personas afectadas (aunque se estimas que son

mas), generando un desastre natural y rompimiento de tejidos comunitarios, violando

todos sus derechos de comunidad, familiar y personal, con el pretexto de “es

desarrollo para el país” y celebrado (ASOQUIMBO,2010) por el mismo presidente

porque significa “confianza de los inversionistas en nuestro país” -¿Cómo puede ser

sinónimo de “desarrollo” cuando esta afecta contra la integridad de la persona?, es el

colmo que el estado no sea capaz de entender que la destrucción del ecosistema
afecta (S. S Boaventura, 2014) directamente a las poblaciones que dependen

directamente de la vitalidad de los ecosistemas, ejemplo de los pescadores, que les

quitaron el rio; el caso de los agricultores, que les quitaron sus tierras.

Lo más triste de todo es que el mayor beneficiado es la multinacional dueña del

megaproyecto, (S.S Boaventure, 2014) este intercambio desigual lo que hace es

condenar a los países tercermundistas a exportar materias primas cuyos precios son

fijados por los países que las necesitan y no por los países exportadores. No pretendo

decir que los países no deban buscar desarrollarse, de hecho es un derecho, la misma

ley lo permite mediante La declaración sobre el proceso y desarrollo social (1969) , el

problema es cuando se convierte en un deber y peor aun cuando emplean los

métodos neo-extractivitas para lograr tal fin y criminalizando la vida misma, no se

puede negar que el concepto de desarrollo del que hoy se habla resulta ser un

sinónimo de “el depredador del medio ambiente”

Son tan urgentes los intereses políticos que todo lo hacen a espaldas de la

comunidad, al Quimbo le otorgaron ANLA (Autoridad nacional de licencias

Ambientales) aunque este ya había sido declarada no viable años atrás, y agregando

también que la comunidad no fue informada. Esto demuestra la tensión del estado y la

razón de los derechos en la que parece que los interese del estado son prioritarios.

Ahora llega una nueva grandiosa idea –la compensación. Después de que la

población campesina y los pescadores fueron desalojados de sus propias tierras sin

tener claro a dónde ir, y después de que se le violaron todo los derechos hablan de

compensarlo, ¿los lazos colectivos se pueden compensar, la vida se puede

compensar, la confianza se puede compensar? Y peor aun cómo se compensan las


daños de la naturaleza: Cómo se compensa los efectos del invernadero causado por

las represas que rompen la capa de ozono, cómo se compensan los árboles talados

fabricadores del oxígeno, como se compensa los nutrientes del rio, cómo se

compensa la vitalidad de los ecosistemas, tal como lo dijo el candidato a la presidencia

Gustavo Petro Cómo vamos a destruir una cosa que no se ha construido con nuestras

manos, ¿y ahora cómo pensamos compensarlo?

¿Acaso este país no tiene más vías para generar economía?

Todo colombiano debería tomar posición y hacer valer sus derechos por encima de

todo, ser capaz de reconocer que las políticas de estado están acabando con la poca

tranquilidad que hay en un país con un historial de violencia nefasto. Resistir contra los

intereses del estado. Es inevitable dejar de hablar del claro ejemplo que dan las

comunidades indígenas, los cuales han sido históricamente invisibilidades, su lucha de

resistencia ha sido un pilar clave en sus procesos, ejemplo en Ecuador, la decisión de

construir, sin consulta previa una carretera que atraviesa el Territorio Indígena y

Parque Nacional Isiboro-Sécure (Tipnis) generó un enfrentamiento persistente entre el

Gobierno y parte de las organizaciones indígenas, como pueblos demandaron al

estado ante la corte Interamericana de derechos Humanos y en 2012 después de una

década de luchas la corte fallo a favor de los pueblos Kichwa de Sarayaku, donde se

reconoció que el estado ecuatorian efectivamente violó el derecho la consulta previa

del pueblo indígena al permitir que la empresa argentina Compañía General de

Combustibles(CGC) entrara en 1996 al bloque 23 a explorar el territorio y determinar

la presencia de petróleo. Esto generó tensiones entre el gobierno de Correa y las

organizaciones Indígenas, pero nada los has detenido defender su territorio, porque si
no la hacen ellos quiénes mas lo harán por ellos. El pueblo colombiano debería

considerar la resistencia de los indígenas como un claro ejemplo a seguir, no es

posible que vean caer a toda una comunidad a la miseria y no ser capaz de decir –

No, esto está mal.

No ser capaces de sentir cuando las maquinas locomotoras de la minería, el petróleo,

el gas natural destruyen el verde de la naturaleza, cambiando la dinámica de los

ecosistemas. No se pueden quedar en un simple asombro ver todas las violaciones de

derecho que ocurren en Colombia, por los intereses de uno pocos.

Viviana Chindicue Largo.

Referencias :

1) LA NACION (2014) Censo de afectados por el quimbo.

2) S.S Boaventure,, Derechos Humanos, democracia y desarrollo (2014) primera

edición.

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