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LAS RELACIONES ENTRE EL PROCESO SOCIAL Y LA SUBJETIVIDAD HY Ana P. de Quiroga (1998) Capitulo de un texto de Psicologia Social editado y utiizado por fa Unk. versidad de Madrid (Espafia) en su Programa de Educacidn a Distancia £2 Psicologia Social es una disciplina que nace con fa modemidad, cuando ia pro- pematica de le historia y la organizacién social pasa a un primer piano en fa reflexién loséfics- como fo podriamos ver en Hegel- y emergen disciplinas como la Economia Foiltica con Adam Smith y Manx, 0 la Sociologia con Durkheim. Fenémenos de masas, procesos revolucionarios, cambios en las instituciones y en las formas de organizacién interrogan a ia relacidn sujeto-sociedad. Desde una reflexién epistemoldgica y desde el andlisis que piantea una socio- ogie del conocimiento entendemos que hay -en ciertos periodos histéricos- concicio- nes sociales para desplegar ciertas preguntas, o plantear un problema en sus téminos pertinentes (0 que dard lugar ai desarrollo de distintas respuestas. En este sentido nuestro siglo ha sido particularmente fecundo en hechos que configuran esie camoo Gel conocimiento que concierne a la Psicologia Social. Hoy, en el periodo que se save con ie caida del Muro y la llamada globalizacién, o atin un poco antes, al gest: fos aflos 70 las primeras elaboraciones de ia posmodemidad, emergen nueves sre. guntas y teorias acerca de la sociedad, lo subjetivo y sus relaciones. En consecuencia el interragante acerca del destino y la tarea de la Psico: Social se redimensiona y actualiza en el fin del siglo por ios profundos cambios cus es han planteado en el orden social, politico, econémico, y a causa de su incidencia en configuracién de la subjetividad. Estos cambios han instalado —entre otras cuestiones- intensos debates #9 = ‘reno del conocimiento cientifico, la epistemologia, la produccién y validez de os saberes, los eriterios de verdad, la definicién de la relacién sujeto-realidad, 1a concep. cién de causalidad y @ la vez plantean nuevas problematicas en ef plano de los idea- 88, '@ concepcidn del sujeto y los criterios de salud. Taies debates no son extemos a la Psicologia Social en sus distintas formas de arctica y elaboracién conceptual, sino que recorren las instituciones en las que traba- ames, nos implican y no pueden ser eiudidos sino transitados, Nuestra disciplina, a jo largo de su historia, buscé precision en la definicién de Su campo. Precision ¢ identidad, aunque sostuviera siempre el cardcter interdiscipiina- rio de su hacer y su procesamiento tedrico. 2QUE INVESTIGA LA PSICOLOGIA SOCIAL? Nos concierme un objeto de gran complejidad, ya que no se trata de “un cbieto", sino de una muttiplicidad de procesos y relaciones que se determinan y afecten ect. procamente. Hace 2 la especificidad de ia Psicologia Social el indagar un nexo di fundante: el que se da entre el orden socio-histérico y la subjetividad, Esta indagacién implica ei estudio de las relaciones sociales que gesian ese orden; las instituciones y las précticas que expresan esas relaciones y que emerge” 7 elias, las formas de conocimiento social, los sistemas de representacién que racc- ‘en ese estructura @ interpretan ia experiencia de los sujetos de la misma, as’ como ‘es formas organizativas que se dan ios hombres en ese orden particular. Esto es. sus ‘rodalidades de agrupacién, de vinculacién, sus formas comunicacionales Ese complejidad cuasi infinita es analizada desde una perspectiva especitica {come operan esas relaciones y procesos en la génesis y desarrollo del sujeto? Sujeto $0! gue '2 identidad, como integracién y continuidad del ser, como interjuego necesario téctico y entre permanencia y cambio, entre multiplicidad y unidad, es rasgo fundamental. Qu remos resaltar la importancia del tema de ia identidad, hoy controvertide cesde wm in discontinuista y fragmentada del ser que opore, cileméticamente, sudjet'vided Identidad sin comprender su relacion dialéctica. ‘Seran investigadas entonces las distintas instancias y mediaciones ooean* adoras entre [o socio-historico y los procesos psiquicos. Pero al tre: acién diaiéctica, hace a la pertinencia de la Psicologia Social, ei estudio de ies + Galidades con ies que los sujetos producen, desarrolian, sostienen o trens‘ormen es: reieciones sociales, instituciones, formas de organizacién, representacion y comurice- artic indegemos esa multiforme dialéctica sujeto-mundo ieniendo en cuenta que in vestigamos 2 seres concretos productores de un orden social, material y simbdico, e) gue & su vez (os alberga, produce e instituye. Se afirma asi la identidad de la Psicologia Social come critica de la vide ccti- sleng, enélisis cientifico de los mecanismos por ios que las estructuras sociales orga- sizer materiaimenie y otorgan significacién a las experiencias de los sujetos. Sin este analisis que permite interpelar e los procesos sociales desde un crite- ro de salud, se nos escaparia el sentido de los acontecimientos aparentemente mas banales de una conducta, de las vicisitudes vinoulares o de las formas de la grupali- dad. Harfamos técnica sin ciencia. SUBJETIVIDAD Y PROCESOS SOGIALES. MARCO TEGRICO. Creo oportuno una expiicitacién del marco tedrico en el que me sustento, 22 vez que un mayor desarrollo y profundizacién de algunos de sus conceptos cent-aies. ara Enrique Pichon-Riviére, en cuyo pensamiento me baso, Ia Psicologia Socia: designa sdlo un area de procesos y fenémenos. implica una concepcién de su} mo ser complejo y sostiene ia esencia social de! psiquismo. Dicha concepcién caracteriza al sujeto como “ser de necesidades, que soi se setisfacen socialmente, en relaciones que fo determinan. Ei sujeto no es solo un sujeio relacionaco, es sujeto producido en una praxis. Nada hay en é) que no sea i te de la interreiacién entre individuos, grupos y clases’ (Aportaciones a is didactice c= ‘jcoiogia Social ~ E.Pichon-Riviére — Ana Quiroga — 1972. Publicado en Ei Proce- so Grupai, Nueva Visién). hombre, por su condicién primordial de “ser de necesidades’, se constituye 9% 8u subjetividad, en su dimensién psiquica y social, en y por una actividad transfor- madora de si y de la realidad. En tanto configurado y determinado en y por una rec vetacional, es “sujeto producide”, emergente de procesos sociales, institucioneles, vin- culares. A ia vez, al ser sujeto de necesidades, es por ello sujeto de Ia praxis, del co- necimiento. Hace 2 su esencia ser el productor de su vide material, lo que 'o define ‘come suleto de la Historia, creador del orden social y del universo simbélico que es su ‘escenario. En consecuencia, si las relaciones sociales hacen 2 ia esencia ' de ic sub- Jetivo, 2 su causalidad interna, podemos decir que tanto en su forme como en su exis- fencia, no tienen respecto a los procesos psiquicos una reiacién secundaria, azarose y Ge exterioridad, sino de interioridad y, como hemos dicho, de compieja determinac's ‘Al analizar la interrelacién de causas internas y condiciones externas entence- mos que no resulta pertinente hablar de un “afuera” social, contexio de ur “adeno psiquico, alin cuando esto pueda corresponderse con vivencias subjetives de “ron 2” (ia que nos remite a otra cuestiGn, a la problematica de la diferenciacién yo — 70 yo. ce! limite y la identidad). Pero desde la perspectiva planleada, en ei interjuego sujet 0 "Ad referirnos a fa esencia de un proceso, designamos con este término aquello que le é especificida roto gue, pese a su relativa permancneia, en modo alguno es inmutable sino sujeto 3 transformacibn, & ‘movimiento y por ello dotado de historicidad. mundo, ‘0 extemo se hace intemo, y éste a su vez se transforma en su opuesto ya que lo interno se externaliza. 'nsistimos en el cardcter de ser complejo que reviste el sujeto. La compren- Sion dieléctica de su unidad y multiplicidad permite distinguir la especificidad de aspec- tos 0 instancias de lo subjetivo, reconocer su interpenetracidn reciproca, y no fragmen. {a" 982 Unidad compigja en supuestas “entidades” ontolégica y epistemolégicamente autonomas, tales como un “sujeto social” que sea otro que e “sujeto de! inconse’s, ie", 9 el “sujeto del grupo’. Esta concepcién de ‘Sujeto que fundamenta a ja Psicologia Social pichoniane tiene implicancias en la elaboracién de un criterio de salud, orientador de nuestre =. rea, GONCEPCION DE SUJETO. CONCEPCION DE SALUD. Al afirmar que el hombre es esencialmente “ser-en-el-mundo”, en relaci Cialéctica con él, y ai caracterizar al psiquismo como un sistema ablerie al murda, constituyéndose en y por su ser en un mundo material, social, vincular, estamos ‘endo implicitamente hipétesis acerca de la contradiccién salud — enfermedad. in‘en- temos estabiecer los términos en que entendemos se desarrolla esta problemtica. Nuestra reflexion concieme, como hemos sefiaiado, al sujeto de la praxis, suje- ‘o de una relacion de reciproca determinacién y transformacién con une realidad ous \o stasciende y @ la que a su vez modifica y produce. La elaboracién de un eriterio de S2uC requiere el andlisis de las formas concretas que toma la relacién sujeto-mundo. Por eso indagaremos en los dos polos de esa relacion. Ello impiica estudiar las posibilidades de! sujeto para realizar una accién trans formadora, una adaptacién activa a la realidad que tenga en cuenta necesidades, con Giciones concretas, potencialidades. Investigaremos el grado de flexibilidad 0 de ect. eotipia en la relacién mundo interno, mundo externo, Nos preguntaremos 90° su se. Pacidad para alcanzar un conocimiento de si “en situacién”, en el universo Ge exoe- Fiencia y significacién que configuran sus condiciones concretas de existencia requiere, en el analisis de su conducta, sus vinculos, su hacer y su representacian c= mundo, indagar el grado de plasticidad de aquellas operaciones ps{quicas, que =r-- que Pichon-Riviere denominé “técnicas del yo", y que permiten ese encuentro ciiéct’- co ¢ instrumental entre el sujeto y el mundo y que estan al servicio de! aprendiza‘e, o- tanto aprehensién de la realidad. Aprehensién que en un proceso, permite la elaboracién de una visién progresi- vamente integradora de hechos y relaciones, que posibilite establecer nexos, cescubr- nuevas arliculaciones, superar escotomas, asi como reconocer fractures, quiedras, vacios y ausencias, o formas inesperadas o hasta alli desconocidas de presenciz. E> este vasio isterrogar, nos preguntamos por su capacidad cognitiva y emocional ce sight y elaboracién de conflictos. Por su creatividad, como potencialidad de recorre: y geste’ caminos alternatives, que implican innovacién, apertura al cambio, trabajo de cuelo vor lo que se pierde y gestacién de proyectos. Sin embargo no seré séio el sujeto el interpelado. Como hemos dicho, focalizar 282 relacién implica también analizar desde esta perspectiva, lo que constituye su es- cenario de experiencia, mundo de significaciones, de relaciones y procesos en los que ¢ebe posicionerse el sujeto. Con esto aludimos al orden social, institucional, vineviar ‘nel que emerge y se despliegan las vicisitudes de su configuracién y desarrollo, Serd entonces objeto de nuestro estudio el destino que las necesidades de ios Suletos tienen en esas instancias, hasta qué punto elias son reconocidas o desconoe.. das, velorizadas 0 descaifficadas. Qué sostén 0 continencia offecen esos espaooe interaccionales. y de la promocién de ia misma, teflexionaremos acerca de la or Social de la experiencia personal y colectiva en un orden socio uastigaremos si ia interpretacién de fa experiencia y de si mismo que es propia ce los de ese orden social conoreto se relaciona, 9 mas atin, emerge de une cotidie~ nee. y 2 través de qué procesos opera en la configuracién de io subjetivo. intentare- cog profundizar en las significaciones, en el universo de sentido que condense el sis- 2 de representaciones que legitima esa cotidianidad como “orden vaiide”, “natural, umano" Nos preguntaremos si ese orden social favorece el aprendizaje, el movimiento del sujeto sobre ei mundo, ia relacién de reciproca transformacion, 0 por el contrario fe Gotura, tendiendo a instalar el estereotipo o distintas modalidades de pasividad, ges- fande © ahondando fracturas entre sujeto y realidad. Son estos interrogantes los ove olorgan a la Psicologia Social su cardcter de oritica de le colidianeided como inves gecién sistemética acerca de los hombres en un momento hisiérico, er une Soc Darticular. Este andlisis los abarca en ia complejidad de su praxis, su experienc, Econtecer interno, en un mundo de relaciones objetivas que consttuyen Sus co nes concretas de existencia. ae a0 & ° LA SITUACION ACTUAL. Esta perspectiva define como campo de conocimienio una multipiicidad ce =echos que aicanza tanto a aconteceres sociales, desarrollos tecnolégices, movimien- 's oe crisis y cambio, como a procesos inter ¢ intrasubjetivos. Consiceramos parte ce slog zconteceres sociales los discursos que los interpretan exoresanco sistemas oe ‘esantacién social, y que tienden a incidir en la percepcién de ios mismos crientén- col, Encarar hoy el analisis de esta diversidad nos enfrenta con hechos que marcen signiicativamente el fin del siglo XX y signan al inicio del tercer milenio, delineanoo algunas tendencias de desarrollo. Estos hechos, pese a sus diferencias sustantivas, convergen en generar nue- vas formas de cotidianeidad y organizacién de la experiencia, con un profundo impacto en la subjetividad. Nos detendremos en el analisis de algunos de ellos, quizas- 10s mas significativos. ‘Une ¢e estos hechos consiste en ta actual reunificacién dei mercado mun- dial bajo el signo del sistema capitalists con lz hegemonia de jos EE UU. Este reunificacion es posibilitada en un proceso que se iniciara con la derrote de ias revels ciones socialistas en Rusia en la década de! °50 y que culmina con ios cambios o¢ orientacién capitalista desarrollados en China a partir de la muerte de Nao Tse Tales hechos aceleran el colapso de la URSS y la desaparicion dei campo sec: 1 conjunto de estos acontecimientos marca el fin de una etapa histdrica y nuece Ser considerada !2 base real de la tlamada giobalizacién. ‘Otro acontecimiento, en este caso de naturaleza tecnoldgica, esié dado 20° amergencia y desarrollo de una revolucién infcrmatica y meciétioa en ia que se dest ta creacién de una nueva dimensién: ef ciberespacio. Esta innovacién as! come sos profundos cambios experimentados en {a ciencia y la técnica, nos convocar snvestigarlos ya que las actuales transformaciones tecnoidgicas se menifiesien, @7 Su magnitud y aoeleracién, tanto en los procescs macrosociales, como en los hechos anaventemente mas banales de nuestra vida. Se producen asi significativos impactos en io subjetive ai modificarse, por core de io mediatico, fos regisiros de tiempo y espacio. Estos son esenciales a la organiz: cién Ge ia cotidianidad, la percepcién de nosotras mismos y nuestre contexto. En Sintesis, a la identided y la nocién de projimo el que es, a la vez, semejante y oir Esia iransformacién incide en forma contradictoria en procesos comunicacionales & identificatorios. ‘La invencién del ciberespacio produjo una modificacién cualitativa en un proce- 0 preexistente: la universalizacion de fos Ambitos comunicatives. La citada revolucisn medidtica introduce un cambio profunde en el plano de la vivencia de temporalica: hace posible Ia simultaneidad entre el hecho y su potencial percencién comple! en cualquier parte dei mundo. A fe vez el ciberespacio permite un reprocesamiento Personal de ta informacién y la cibernavegacién en las llamadas realidades virtusies. junto con la descomposicién y recreacién de imagenes, formas y figuras. S) die = realidad virtual es simulacién hace factible una modalidad hasta aqui desconocid= se relacién sujeto — realidad. Hemos sefialado que este fendmeno de simultaneidad, que algunos autores como MC Luckan consideran una abolicién del tiempo y espacio, opera en forma con {radictoria en los procesos identificatorios que definen al otro como proiimo. Esta son- tradiccién esta ligada a los procesos de “construccion de la noticia", la mostracién del hecho, que pueden orientarse tanto a favorecer ¢l enlace afectivo, el encuentro con el Oi"e como semejante, como por el contrario, instalar una distancia emocional, en oue i sujeto y el acontecimiento se tornan abstractos, deshumanizados. En cuanto al ciberespacio quisiera sefialar que es un rasgo potencial del mismo ‘Su potencialidad atin inconmensurable para entender nuestro universo de experiencia y sonocimiento. Sin embargo la expansién de los sentidos, el transitar el dominio digital y los mundos virtuales, ef apropiarse de esta complejidad impensable, la efectivizacién de los cambios de estilo en la presentacidn y organizacién del conocimiento, permitido oor as multimedias, se encuentran atin en pianos de incipiente investigacion y desarrollo. Fenémenos como el isomorfismo entre el cardcter multimodal de la vida y el aprendizaje y su expresién multimedidtica, la causalidad reciproca enire ls met: morfosis de los mods de comunicacién y la estructura de la percencién, si como la dinamica y forma en que rades, hipertextos y realidades virtuales pue- den modificar, como modalidades comut acionales, ja subjetividad y ias reces sociales, se hallan todavia en al terrero de la hipotesis y experimentacién. Consideramos parte de ese universo a indagar, los discursos que recorren s! orden socio-histérico, formando parte de! mismo interpenetrandolo. Los discursos nombran, enuncian, exptican. Tienden a configurar percepciones, interpretar experier- clas, @ construir una visién del mundo. (Weltanschaung). Aportan y expresan sistema: de representacién social. Pueden ser desocultantes, expresi6n de conocimientc, o Tstificadores. Por ello no resulta “Irrelevante”, para un sujeto definide como cognos- Cente, la cuestién de la relacién con fa realidad, la posibilidad o imposibilidad del cono- ‘ento objetivo, la problemética de la verdad. El que las palabras, el lenguaje sdio remita a palabras y lenguajes 0 por el contrario denote, remita a un mundo objetivo. Este anticipacién acerca del desarrollo tecnoldgico y sus efectos, que para al- os autores ya es teorla,” si bien tiene bases experimentales, éstas no son masivas, sinc por ei contrario, altamente restringidas y sofisticadas. Ni atin fa difusién actual de internet, con sus 66 millones de usuarios, cembia — nivel de pobiacion mundial- el caracter selectivo de las experiencias en el ciberespa- io, en un mundo en que aproximadamente la mitad de la Poblacién de! planeta no ha vtilizade jamas un aparato telefénico. De alli ue los fendmenos que hoy permiten ja existencia de esta nueva dimensién comunicacional, asi como los que se perfilan para cl futuro, exigen de una investigacién. Y esto en particular en lo que hace a {a oro. blematica de fa subjetividad y la vivencia de identidad. Esta indagacién ha de ser sis- tematica, masiva y sostenida en e! tiempo, a fin de discernir la ciencia de la ficcién. La existencia del ciberespacio es, como hemos indicado, un hecho de rz \eza esencialmente tecnoldgica, que se da ~como todo proceso tecnolégico- 6 rela. siones sociales concretas. Estas son hoy las de la llamada “globalizacion’. Este oro. ceso creciente de acumulacién y concentracién de poder y riqueza, (que instrumente 'e tecnolégico) y que es factibie en alguna de sus formas actuales (por ejemplo, ope- eon en simultaneo ge los mercados, lo que redimensiona el desarrallo y movilidac 22! capital financiero) por la existencia de! ciberespacio, mo tiene ni su origen n! = Nickolas Negroponte, taz6n de ser en [a tecnologia, en la cualidad de las fuerzas produclivas, sinc er fas selaciones de produccion en las que aquelias se generan y despilegn. Esta relacién causal es la que distintos discursos acerca de los proces econémicos, la organizacion de la produccién y “el fin del trabajo”, intentan mostrar toma nvertida, abstracta y mistificadora. Estos discursos y los hechos que enuncian, "moacizn en la subjetividad al aportar una visién dei munce. Nos detendremos er © andiisis de algunos de ellos, quizas los mas significativos. ‘Es entonces importante definir con precision los alcances de Ia insirumentacion ce 2 cibernética en una economia muncializada Esta definicién limita le tendencia @ Zajudicar 2 "ese ambiente intangible y a los juegos cibernéticos’ que permite, une fe n comiante en el sostén de la sociedad. ‘Sobre la base objetiva del funcionamiento de los mercados y el actual desarre- ‘Jo dei capital financiero, no son pocos los que caen en el absurdo de atribuirie al mo- vimisnto especulativo, faciitado por e! ciberespacio, aun en su actual incremento, 2! jugar central en la génesis de los procesos econdmicos. Esta inversion causal, inseparable de un axioma o “paradigma tecnolégice’, cisocie trabajo de produccion, negandole a aquel su carécter de procuctor de dienes, creador de tecnologias e instrumentos y generador de riqueza. En consecuencia s: € trabajo es un rasgo constitutivo de Io humano, es el sujeto ei que queda cespojeco Ce ‘su condicién de productor, protagonista de procesos socio-histéricos. “Tal disociacién se eniaza con otro contenido de este supuesic axiome, * 2 la globalizacidn y que se expresa en esta afirmacién: “ia tercere revolucién Indust Ge naturaleza esencialmente informatica es ia causa principal e inevitable de ie des- ruccién de empleos ai producirse el desplazamiento del hombre por (a méquine”, reemplazo, en sus formas actuales, anunciarla una mutacién historica: un mundo 8/7 tradelo. Mutacién que se enlazaria con otra: la de! sujeto sin pensamiento abstracic atragado por la imagen.” DISCURSOS SOCIALES Y SUBJETIVIDAD Nos hemos detenido en algunos de los rasgos. de los discursos que engendre este nuevo orden a fin de refiexionar acerca de su funcién ideolégica y sus efectos subjetives, ya que les falacias y distorsiones cue encierran inducen 2 nuevas formas dei proceso de alienacion. ‘Como produccién simbdlica que impregna ia vida social, el discurso universa- ‘igante de ia globalizacién nacié con un anuncio triunfal: Ia culminacién de ta evolu clén humana en el terreno de las ideologias. Este fin de la historia encerraba un crensaja que la humanidad no tardé mucho tiempo en desciftar: las nuevas condicio- nes objetivas y las relaciones de poder que ia sostienen - que han implicado cambios radicales en {a vida de millones de seres humanos & nivel planetario- es um inevitabis corolario histérice. Por tanto un orden y un acontecer irreversible. ‘En este concepto central se enlazan y potencian los enunciacos ae! "oaradiom= tecnolégico”, “el fin del trabajo" y “el horror econdmico”. Milos de un entramaco ms cador y alienante. 2 ‘Camo construccién ideolégica el texto de la globalizacién es superiic cambiante y ambiguo. identifica en un mismo proceso sociocultural une civersicec contradictoria y eventuaimente antagonica. n él “ia racionalidad del mercado unificado” implica 'a abolicién de diferencias y fronieras, ocultando en la figura de una supuesta homogeneizacién, te eusencie ce reciprocidas e intercambio, la ‘asimetria de poderes, ias crecientes manifestaciones Co resistencia i modelo intrusive y hegemdnico de! Primer Mundo, Una forme de este Seren EL fin del trabajo”. G. Sartori “EI homo videns' 4 Frane's Fekuyama; “El fin de Ia historia” y “El sltimo hombre”, Jeremy Rifkin: “El fin del tabajor Vivian Forrester: “E! hortor econmico’ resistencia se expresa en a intensificacién de los antagonismos entre etnias, culluras, Sreencies religiosas y la emergencia de nuevas formas de fundamentalism, Convocendo a [a unificacién de los pueblos, no solo intenta arrasar con cos- ‘umbres e identidades, sino que escamotea las desgarrantes desigualdades, la rigide esiratificacién que bajo multiples formas de opresion, expulsién y amenaza de inexis. tencia, instala para sujetos y naciones, este autodefinido “tinico mundo posible". A ia vez silencia fa impiacable y evidente lucha por el control de los mercados y la agudiza- clon de las contradicciones entre los centros de poder. Coherente con su estrategia, el discurso de la globalizacién declare caducos os conceptos de nacién y soberania, y con ellos el derecho intemacionai que los soe. tiene. EI narcotrafico, el terrorismo y la corupcién, en ios que estén profuncamente involucrades dichos centros de poder, dan fundamento a formas cada vez mae on flestes de intervencionismo y control supranacionai, alegando un supuesio "debe co injerencia’. El trabajo ideolégico acerca de estas cuestiones, tan sensibles para ios Sujetos, apunta hoy @ lograr consense para la legitimacién juridica de estas formes co invasién y control. Estos son los rasgos del discurso de la globalizacior. Tomerernos ahora también otra vertiente. En al plano de los discursos, las interpretaciones del mundo, del homave y ia Vee social, el movimiento cultural denominado posmodernismo — aun en su hetercge- Reided ~ converge en una ruptura con las concepciones prevalentes en las repesen- ‘aciones colectivas hasta la década de! '70.° Sustentandose en algunas exégesis de descubrimientos de la fisica cudntica y subouantica se instala en el relativismo y agnosticismo filosdfico y cientifico, deciarar. c's imposibtiidad dei conocimiento de ia realidad, inexistente el orden de Io “objetivo™ & “relevanie” (a cuestién de fa verdad en el conocimiento. El hombre es un ser atre- Pado en Ios ifmites de sus sensaciones y categorias conceptuales, encerrado en la rd Ge lenguajes que sdlo conducen a otros lenguajes. El sujeto y el mundo estellan en una multiplicidad sin unidad. Caos sin ley, desorden sin orden, azar sin necesidad se imponen en un pensamiento exolicitamente antidialéctico. Nacido en una sustentable critica al dogmatismo vigente en organizaciones Boliticas, histéricamente de avanzada, pero en las que habian sido ya derrotades as ‘Geas revolucionarias, el posmodernismo se instala en el escepticismo en o te-reno politico y social. Sefiaia la caducidad de los “grandes relatos’, el fin de las uton‘as, e ie vez que cae en la paradoje de acufiar otra utopia. Nos referimos a la sociedad, an iz que €n una “era del vacio" no surgen proyectos movilizadores, sociedad posmode-aa en Je que, en un proceso creciente de “personificacion” liberada de las formas autor ‘las de socializacion de tas sociedades modernas, las instituciones se modelan soz 2s motivaciones de los individuos. Sociedad abierta y plural que tiene en cuss cesses personeles, aumenta ia libertad de eleccién y multiplca las oportunidaces y = oferta. Se exalta como valor supremo Ia realizacién personal y la autonomia, 2 2 vox Gus el cerecho a la singularidad y las diferencias, al gozo de la vida en un mundo ce placer y de logros, L2 utopia posmodema aporté su texto a la sociedad de libre mercado, la aue fo “Son Tente 09 Su estrategia de franjas homogéneas y minorias diferenciadas y sofist_ cadas de consumo. Lo incluye asi en sus mitos'mas seductores y encubridores que configuran e! discurso de la globalizacién. No es cificil encontrar nexos entre el individualismo posmoderno y los ideales neolbersies, entre su escepticismo agnéstica y los fuertes contenidos adaptacionistes ¢ encietran fos mensajes acerca de la irreversibilidad del nuevo orden mundial. En ia convergencia no pudo quizés reconocer o denunciar el fin de la historia “como un suave gran relat ero en “el nuevo orden mundial” no todo es discurso y representecién. En el seno de la mayor expansién histérica del capitalismo, i2 creciente con- centracién menopélica, la competencia por los mercados, el vertiginoso desarrollo tec nolégico —de alto costo y rapide obsolescencia- que conileva un descense de ia tesa de genancia, y el incremento dei capital especulativo en relacién a la inversién procuc~ tive, son factores de una gravisima crisis del sistema. Esta se da porque se ha aguc'- ‘zado i@ contradiccién que le es esencial: la que se da entre produccidn social y apro- piacién privada. Esta crisis se evidencia dramaticamente hoy con ia caida ce os “oer2!sos emergentes', ia labilidad de los “tigres asidticos’ y las amenazas que se cemnen so: 2 economia de Japén y los riesgos implicitos en el aciual desarrollo econémico sn EUU. Paradéjicamente en el momento de mayor potencial de riqueza se continue en 6 siesgo de una recesion mundial. Es otro hecho, intimamente vinculade con este ‘cr tre de mundializacién de la economia, y el salto cualitative en algunas éreas ce = clencia y la técnica. Le crisis objetiva y en aumento de! capitalismo ha conducide @ una ganizacién de ia produccién. Esta instrument ei desarrollo tecnciégico ¢ liters ioe i agimetria em las relaciones de poder. La nueva organizacién disefia una ex- sictac’én maxima de ja fuerza de trabajo a la vez que instala su expulsion creciente de ‘os orocesos productivos, fraglizandose dia a cia fa insercién labora}, 'o que es iegiti- maco por eyes y convenios. El sistema econdmico de la globalizacién asume como estructural una desocu- pacién que involucra al 30% de la fuerza laboral en el mundo. En la creciente concentracién poblacicnal de las grandes ciudades se multiol- cen jos bolsones de pobreza y marginalidad, a la vez que la miseria y la falta de pers- pectivas en el campo condenan al éxodo a la mayoria de los obreros rurales, en tant ios pequefios y medianos productores son devorados por la usura bancaria y los gran- des monopolios, destruyéndose fa familia campesina como unidad productive @ ‘2 vez ‘que como grupo de pertenencia y espacio de contencién para los sujetes. En estos hechos encuentra su base material un proceso que emerge con intensidad en la vida social. Nos referimos a la contradiccién inciusién/exciusion ¢ insteia “un Horizonte de amenaza’, una vivencia de estar a merced de los aconis cimientos, en riesgo de inexistencia por desinsercién social. Esto no ccurre sic con Ine desempleados. Precariza la vida social en su conjunto. En una complejidad causal, que inciuye otros faciores, estas condiciones o2- vag operan en ia gestacion de movimientss de dispersién socie! y prosescs ¢ fragilizacién y fragmentacién subjetiva y vincuiar. ‘A la vez, la movilidad de las inversiones, favarece, cooperando con ie teorge- nizacién de la produccién y su flexibilizacién, ia precariedad laboral. La “versatiidac y solivai ‘del trabajador, hey tan exaltadas, no es sélo un requerimiento positive de ‘2s nuevas formas produstivas. Lievadas a un extremo expresan también rasges de un sujeto 20% a adaptarse acriticamente 2 la precarizacién e insercién social a través det trabajc. Esto es posible en tanto incorpore en a representacion de si y dei mun¢o uno de ‘os axiomas de la llamada globalizacién: un empieo estable es hoy un mito. Esta incorporacién es uno de los rasgos de un proceso patogénico: la sobreadapiacion. Como fo hemos sefialado previamente, consideramos pertinente el andlisis de zigunes de los rasgos del "nuevo orden muncial”, y en particular en io que hace 3 sv asamenio econémico y su expresién en el plano de las reiaciones de poder, va que 2 definir el campo y objeto de la Psicologia Social como “compleja dialéctica entre rele- clones sociales y subjetividad", nos posicionamos desde una concepcién dei sujstc y un consecuente criterio de salud. 8 Desde alll interrogamos e interpelamos al orden social en tanto posisiltarte & obstaculizador de la existencia de un Sujeto integrado, en si y con otros, concier le SYS Sontradicciones, de las relaciones en las que esta inmerso y de las que es acto: Un Sujeto con capacidad critica, de aprendizaje y creatividad. Un sujeto produce y émergente de condiciones concretas, que pueda asumirse en su identidad esencial de Productor de su vida material y dei universo simbdlico, Sujeto del conocimiente y aro- tagonista de ia historia, Le relacién entre procesos sociales y Subjetividad no es mecanica, simple o unlateral. Su compiejidad desborda todavia nuestros instrumentos de analsis, fo que os lleva a trabajar con hipdtesis e interrogantes. En ese interrogar encontramos que hoy, sila ley del mercado opera como insti- tucién fundamental, reguladora de los intercambios entre los seres humanos, la com- petttvidad excluyente se instala como maximo valor social. Ei individualismo mae exe ‘edo y Ia significacién de! otro como rival a excluir 0 destruir, se redimensionan como ideales hegeménicos. in movimiento de disnersién social, de alteracién en los procesos identi- fieatortes y fractura en los lazos solidarios, que constituyen el sostén del ser de) Gulsto, condicién del psiquismo y de Ja historia, emergen en estos hechos y legitimacisn ideaidgica, Sin embargo, como io sostiene W.Reich “Un orden social opresor, negador de la vida y de las necesidades mas primarias solo puede sostenerse si se transforma en conducta espontanea”. Es decir, se instituye en la subjetividad y en algtn aspecto la configura Este orden de exclusién podria tener su anclaje psiquico en gue ei cujete ster do, aisiado, ante ef riesgo de devastacién, de inexistencia, encuentre en (2 ident!- ficacién con ese orden alguna apoyatura que le permita negar su anguetia, y le vivencia de soledad ¢ impotencia que se ie hace intolerabie. Esta seria la base Gel false seif que distintas instancias de la vida social tenderan a refarzar. Cuands en um orden social se incre mentan las condiciones objetivas para (2 carencia y se Instaiz la amenaza de exciusién y el incentive de la rivalldac, se deteriora [2 trama de relaciones. Si el sujeto es negado o devaiuade en su fun- gion ssenciai de praductor, tiende a darse un impacto en [a subjetive cue se ex. grasa on la melancolizacién, la pérdida de ia autoestima, ia desconfianza, ic cos. “icacién de sf y del otro, Crece ei aislamiento, el encierro en la nropiz piel, en Ine arapios pensamientos, las vivencias de vacio interno, soledad y panico. ‘Al mie. ‘me tiempo se incrementa ia violencia en las relaciones interpersonaies y el ro- chazo de las diferencias. La crisis objetiva se ha transformade en crisis del suje- to. Al sotenciarse las vivencias ds inseguridad e incertidumbre, se pércicda y ateaue, ei monto de ansiedad y confusién fragiliza el necesitade sentimiento co fortaleza yoiea, de seguridad bésica. Esto puede constituirse en un sbetaeuis Bara la Identificacién madura, ef encuentro con el otro en tanto diferente y serra ante, Se vulnera asi nuestra capacidad para la inquietud” (Winnicott), “nuestrs Ereocupacisn por el otro”, uno de fos fundamentos de nuestra condicisn év'ca v Sasamento en la construceién de lazos solidarios, redes vincularoe ¥ gruinsi: que, como hemos dicho, operan como sostén del ser y sustonto da iz identiviac. Hemos mencionado, hipétesis acerca de la institucion de este nuevo orsier on la subjetividad, fa posibilidad de anclaje en el psiquismo. EI nuevo orden mundial, en tanto se define en las actuaies relacionce cis Boder, como “nico mundo posible”, plantea un mensaje univoco y contunsenie esenciaimente adaptacionista. Este ciscurso tiene como escenario la contradiccién inclusién/exclusién, lo que hemos llamado un “orden de escasez”, un “horizonte de amenaze”" En ur terror de ‘rexistencia que emerge de ie posibilidad de una exclusion sin relorss encon- irard e! terreno fértil el mandato, a veces imperative, a veces seducior, ce sum eld ¢ icentificacién con los ideales dei “nueve orden”. Hemos hablado de fragilizacién subjetiva, de alienacién en tanto pérdida y des- conecimiento de si ¢ identificacin del sujeto con ideales y mandatos de un poder que 30 oie ie ¢s ajeno, sino antagonico. Las formas sociales de organizacién de la experiencia, y las significaciones so- clales deminantes en este nuevo orden tienden a producir fragmentacion social y suo~ ‘etiva como formas de la existencia alienada, Estos procesos, profundamente vincula~ Gos entre si, que se sostienen y remiten reciprocamente ofrecen un doble cardcter: nuecen ser sfecto de las condiciones concretas de existencia, ya que éstas plantean drecientes exigencias de respuesta adeptativa a la multiplicacion y diversidad de esti- mulos, la vertiginosidad de los cambios, a la subita pérdida de referentes y pueden tambign operar como defensa ante el masivo ataque a la subjetividad, el potencial da- Ao ai yo, que la emergencia simulténea de esta constelacion de hechos representa. Un camino adaptativo es el que intenta una respuesta “adecuada’, en el plano féclico, de rendimiento laboral y social. Pero esa “adecuacion" no se da desde una forialeza yoica, que permite una relacién critica con el universo de experiencia, sino desde 6! sometimiento, Se trata de una conducta de sobreadaptacion que implica ‘@ consiruccién de un faiso self, una falsa identidad. Esta intimamente ligada al proceso Ge alienacion y requiere una subjetividad fragmentada. EI sujeto se escinde, se desco- hoce en Sus propias necesidades, sentimientos, historia y relaciones, jerarquizenco ‘s6lo quella que lo somete, en tanto supone que [e olorga significativided y existence ‘Asume asi, como conducta esponténea, negando 0 reprimiendo sus conficios, 'o que es mandato y discurso de un otfo, en una relacion de sumisién. Esto - que puede ser analizado en distintas practicas que hacen a nuesiva vice cotidiana- se expresa por ejemplo en fa institucién del trabajo cuande desde ei luger Gel obrero, en la nueva organizacién productiva, no se asume solo la responsabilidec ‘aboral, sino que ésta se extiende a la responsabilidad empresariai de satisfaccién y reiencién del cliente y competitividad en el mercado. Convirtiéndose de hecho, cade trabajador en un agente de control de sus compafieros, e incuciéndose 8 una false representacién acerca del propio lugar en las relaciones productivas. En el adaptacionismo, negacién de contradicciones y sumisién, una parte signi- ‘icativa de ias emociones y el pensamiento, asi como de sefiales del cuerpo, es supri- mida, obiurada y quizds perdida. Se deterioran os procesos de simbolizacién, ya que ¢} sujeto no puede penser ni pensarse. No puede tomarse auténomamente a si mismo nia le realidad como objeto de conocimiento. Este proceso es reforzado por un discut- sc de! poder que ejerce en forma sistematica la “desmentida de |e percepcién”. EI empobrecimiento psiquico, el deterioro de la simbolizacién y el temor 2 le destruccién interna que acechan ai sujeto, lo empujan a la busqueda de satisfecciones sustitutivas. Entre elias se recortan las distintas conductas adiciivas. En esia modalidad de fragmentacién, el sujeto pareciere quedar disperse en le superficie de las casas, en una relacién de exterioridad consige mismo, danaiizenoe sus relaciones. Este puede ser un rasgo de la llamada subjetivided ligint, Pero ter- bien puede ser [a situacién de los que quedan atrapados en une vivencia de fu vacio, propias de una depresién silenciosamente instalada Esla ausencia de pensamiento, esa fragmentacion se hace también manifiesie en ios que no pueden transitar la respuesta supuestamente adecuada, acaptac, pero gue encuentran, ante la imposibilidad de simbolizar y elaborar su angustia, su frustre- Gién y su ira, la descarga en la accién vioiente, en una busqueda incesante de calmar su panico a través de [a aniquilacién de la fuente de ansiedad. Esta es buscada y des piazaca en forma permanente. El otro, los otros son su enemigo. La violencia sin ser- ico, presente en nuestra cotidianidad, tiene su origen en ess proceso. ‘Otro camino, también ligado a la fragmentaci6n y a la dificultad de elaboracién simbélica es el de la melancolizacién. En ella el sujet rompe sus laz0s sociales, se zis’, condensa en si todo el caudal de impotencia y pérdida - por las que se respon- sabilize- y esto puede llevario a distintas formas de autodestruscién. Emergen oa! fas que van desde ia bulimia y la anorexia hasta el suicidio. Definimos esta situacion come punto de urgencia en el campo de ia salud, E\ datio psicolégico que significa para la mayoria de los habitantes de ja tierra ja desocupacién masiva y fa precarizacién labora, que han instalado un “horizonte de menaze” como una inseguridad crénica, ha sido comparado con el que produce una guerra mundial. La OMS en 1997 caracteriza a los efectos de este modelo como catéstrofe epidemioidgica. Le depresién se ha convertido, junto a distintas formas del sindrome de panico, en patologias dominantes. La falta de perspectiva y de proyecto se ubican en ia génesis de las distintas formas de la enfermedad mental. Sin embargo, no todo es acatamiento, no todo es resignacién alienada. Ha despuntado y se desarolla en la practica y en las representaciones, una critica profunda de este modelo de injusticia y opresién. Si bien Ia fragmentacién subjetiva y la atomizacion social continéan vigenies como fendmeno hegeménico, y la sobreadaptacién persiste junto al panico, caso lugar a intensas formas de sufrimiento, se delinean respuestas alternatives. Desplegada la crisis y alcanzados sus puntos algidos, surgen nuevos comp: ‘amientos. Estos se expresan ianto en los movimientos de decenas de miles de obre- fos y estudiantes en Europa, en las movilizaciones masivas en Asia, como en les nue- vas formas de lucha social que se muestran en México, Brasil, Paraguay y Argentina © en la resistencia de los paises del Tercer Mundo como Cuba, Irak y otros, al cerco y agresién imperialista. Esas luchas y formas innovadoras como las de Chiapas, los fogoneros y pigue- teros de Argentina, el Movimiento de fos Sin Tierra de Brasil y Paraguay, ponen de manifiesto eprendizajes sociales y personales. En ellas el silencio ha cedido luger e la palabra, palabra que exige ser escuchada. La pardlisis va dejando jugar a ja accion organizeda. Ei sentimiento de vergiienza y marginalidad, la culpa frente a la desocu- 2aoién es ahora indignacién, conciencia de oprobio. Se advierte un transito de la auto Bercencisn de desocupado victimizado e impotente, a una nueva autopercepcién: ia de Ser sujeto grupal de poder. Muchos de los de hasta ayer - desvastados en su subjetividad por este modelo- se identifican con la condicién de victimizados, pero no ya en términos de excluidos sino de robados, despojados. No aceptan el discurso ni el poder del victimario, rece" nen su autovaloracién. No se identifican con ef agresor a la vez que crecen en ia tarea de identificaric, en el sentido de desocuitar sus métodos e identidad, Es lo compartido, lo articulado, tos nuevos procesos identificatorios, ios cue sostienen este posibilidad de accién y movilizacién, de analisis precisos y pertinencia en el hacer. Este es un proceso complejo, que implicaré tiempo y varias insian: prdctica, Sin embargo, como respuesta a la globalizacién, al “fin de la histor: extincién del trabajo, millones de seres humanos estan intentando recuperar o reaprc piarse de un rasgo esencial de identidad, el de ser protagonistas de la identidac: ei de Ser protagonistas de la historia. Esto se expresa hoy en distintas practicas y en la re- Creacién del discurso, Discurso fundade en la irrenunciable conciencia de la dignicad. Ana P. de Quiroga Buenos Aires, agosto de 1998,

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