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rias, Luis Sandrini, Nini Marshall y, es; ecialmien ‘Alberto Olmedo. ° wer os: Pompeyo Audivert, Ricardo Bartis y Alfredo Ramos " Intérpretes: Pompeyo Audivert, Maria José Gabin y Carlos Viggiano Musica: Carlos Viggiano Numinacion: Jorge Pastorino Asistencia: Andrés Barragan Produccion: Sportivo Teatral de Buenos Aires Direcci6n: Ricardo Bartis Postales Argentinas obtuvo los Premios “Juana Sujo” al Mejor Espectaculo Extranjero (Temporada 1988-1989, Ca- racas, Venezuela) y el “Maria Guerrero” al Acontecimiento Teairal (Temporada 1989, Buenos Aires, Argentina). cee Revelaci6n). Internacional de acional de Teatro de Sitges, Espafia Internacional de Teatro de Londrina, Brasil ‘al Internacional de Teatro de Montevideo, suay ACTOI Escena I de la compania. Trovadores del futuro re- aran “Postales argentinas”. La vida de Héctor Girardi, oscuro empleado de Correos, y su pasion por escritura. ure la presentacién en el ario 2043. La actriz es cla de manager de boxeo y bibliotecaria, haba- Oca y anteojos posmodernos. El actor lleva un y una nariz postiza exagerada. El bando- una mueca absurda y el bandoneén 3€ ve a todos deteriorados. Expresion y tre el melodrama y el absurdo. Ves- ord con un aire tanguero, ropa -e ar para petites om este pais borrado ya de la faz de la ustedes, la estampa de hoy. (Con una senal ordena vayan a Sus lugares. Apagon.) 5 Escena II Buenos Aires en el 2043, una ciudad devastada. Nues- tro héroe se dirige en busca de inspiraci6n a la casa de su madre. Casa de la madre enterrandose en las mar- genes secas del Rio de la Plata. Juego de cartas, “El Truco”. Héctor comprende que sélo sera en la medida en que escriba. Ser como su padre. Ser un hombre. Des- cubrimiento del plagio. Busqueda de su identidad a través de la literatura. Muerte y resurreccién de la ma- dre. Las madres son inmortales. Musica de bandoneén. Héctor subido a una escalera. Al fondo izquierda (del espectador) un roperito viejo. A la derecha, mesa con dos sillas precarias. Adelante, a la izquierda, pilas de diarios. Delante de la mesa, una — valija grande, tipo batil. aa Hector: (Escribiendo con un metro amarillo de Jerreteria bre un pedazo de diario e intermitentemente | su alrededor) Cuarenta y cinco afios hoy, a ires que emite sus ul S — Heeror: (Perplejo.) Usted multiplica mi literatura, mama. Por eso la quiero. (Baja sus cartas.) ;Poquer de ases! Mapre: jEscoba, Héctor! (Se lleva todo.) Hecror: (Se queda perplejo, saca una libreta de nolas y se pone en actitud de escribir.) Mama, hableme de mi pa- dre. (Bandoneon. Brusca transicién hacia el ptiblico.) Planteaba esta pregunta a mi madre para generar en ella un estado de ebriedad poética que induciria a mi pluma a escribir por fin. Mapes: (Entrando en un éxtasis ambiguo, deja las cartas, se recuesta y mira hacia delante.) {Tu padre! jOh, tu pa- dre! jComo te queria! Fue el hombre mas bueno que jamas se haya conocido. Para él no habia ni sabados ni domingos, su bondad no condescia con el almana- que. (El se queda dormido, la madre golpea sobre la mesa para despertarlo.) Siempre estaba dispuesto a levantarte sobre sus hombros y levarte a dar una vuelta por la barranca. jOh, su amor, abismo sin medida! Otros tiempos... (Mtisica de bandoneén.) Las calles tenian la luz y la fragancia del sol y las uvas madurando en cada esquina, cantaban los ruisefores su canto mejor y al viento las campanas cantaban su amor. (El comienza.a escribir, se levanta mientras va escribiendo en la libre- tita.) ;Ah, tu padre! Era rubio y sus ojos celestes alumbraban una pasién argentina. Era blando, peludo y suave, casi se diria que no tenia huesos... Erase un hombre a una nariz pegado que te amaba con el amor de los elegidos, de los bienaventurados que cambian toda su fortuna por el amor de un hijo. (Deja de escri- bir en la libretita y en pleno éxtasis poético empieza a escribir en el aire con un cable que tiene atado al bee lon.) Tu padre, para desgracia de esta casa, murio— cuando tu naciste. ga lector: (Cae hacia adelante. brusconiitieas iS Depilo a la cera negra. Paritarias leva los papeles a la boca yse Y Negocia. 10S empuig r jQué horror, mama! jQué horror! No Puedo ese}. ir... La inspiracion ha huido de mi como una amante oladora.) No digas eso, hijo, ya volvera... : No, madre. Estoy arido como estos barrios que se _ mueren, no soy un hombre. abRe: Vamos, mi chiquilin... : Nunca seré como papa... Aver, Héctor... déjame que te vea, pero si estas cada a mas parecido a tu padre. or: (Haciendo pucheros avanza hacia la madre, que esta Sobre la silla y recuesta su cabeza sobre su falda.) No __€s cierto, lo dice para consolarme, para que me duer- como otrora... ‘Si, duerme, mi poeta y mi escritor... Sueha con tu que murio somando que se reencarnaria en tus ‘uminosos... |Duerme, hijo mio! (Lo muerde en El grita como una comadreja acorralada, ella él) lo.) jNo, mama! jNo puedo, no! (Ella se de él y se bambolea procazmente.) u iTG puedes! jPapa! iCabalga- ] ak “ escribir, lo hace en el mang = n nes de él frente a la letania. Intrigado, ___ inquieto, desesperado, abandona la accion, se al __ reflexiona.) Durante ocho meses no hizo mas que repe- tir esas palabras agoreras que caian sobre mi craneo gastado como gotas de plomo hirviente, (Avanza nue- vamente hacia proscenio.) Cuando toda letra impresa 0 manuscrita habia ya desaparecido de la faz de esta ciu- dad agonizante, cuando todas las bocas capaces de proferir un ultimo aliento inspirador habian enmude- cido, mi madre, razon de mi existencia y unica musa posible, pendia de un clavo repitiendo un texto fijo. Qué hacer, Dios mio, qué hacer?... (Vuelve hacia el mueble, se apoya en él, se golpea la cabeza recordan- do.) jOtaegui! jSi, Gerardo Otaegui! Farmacéutico anarquista sobreviviente del paupérrimo Bernal, me habia entregado antes de morir un poderoso aluciné- geno que en el interior del cuerpo de mi madre produciria alta temperatura intestinal, acelerando su torrente sanguineo, provocandole asociaciones y figu- ras literarias... (Va al armario, busca la goma, la sombrilla y se dirige hacia la madre.) Mapre: (Sorprendida.) Qué es eso, Héctor? Hector: (Falsamente obsequioso.) Calcio, mamina. Calcio para sus huesitos. Mapre: (Como volviendo al trance.) Dichoso el arbol que es apenas sensitivo... raat Héctor: jDéme la mano, mama! (Le ata la goma al Abra y cierre el puiiito, mama. (Le inyecta brilla. Le conecta el teléfono.) Conecté ae despegaban del Bin! = pieza a citar mondlogo de Mache ios maternales y convertid mi lec recitando.) : ! Wpetwe que no me iba a dar eh el fos afios de lectura habian caido en. ura arrobado.) Te quiero, mi amor, (al, mn Epocas felices, Durante un tiempo, escr pulso de la mirada de Pamela Watson: mad letes, novelas, canciones, operetas... (Pa -miradas, paso del tiempo.) Curiosidades d mirada que otrora me sostuviera, no haci mente, insoportablemente comprensiv éctor, no te preocupes. Ta eres un e€ diario.) {Qué escribiste hoy, H | texto.) = olesto.) Nada... Son ri invocarlas! jHéctor!... (En éxtasis. El, confundido, se contagia de ella, tratando de creer) jYa vienen, Héc- tor!... ;Aquil... j|Aquil... Hecror: (Exaltado, agitando papeles de diario.) ;Si, si! ;Aqui estan! (Entra en un éxtasis faltido,) “En un dia del hom- bre estan los dias del tiempo...” (Ella empieza a bambolearse como poseida.) *...Alla mueren ciegos re- es, por un palmo mas de tierra ee aqui tengo yo. ..En que un terrible dios prefijé ..por mio cuanto abarcase el claro mar bravio. Los hombres inten- taran el adios porque de alguna manera se creen inmortale: Pameta: (Enfatica, se le acerca por detras.) Vamos, Héctor, no te entregues ni te apartes. (Le muerde el cuello. La accion comienza a subir, la mtisica empieza despacio y luego sube.) Hector: (Alarido de biifalo en falsete. Luego escribe febril- mente.) “Encerrado en la cuenca de su orfandad eterna, el hombre agita el panto fugaz de su existencia con la esperanza vana de alc acaso por azar la aten- cién de un ser inconcebible, capaz de condolerse de su pena...”. (Mitsica graduada, levanta al final con creci- miento. Lo que origina todo es la escritura de él.) Pameta: (En éxtasis, jadeando, moviéndose.) |Aaaah!... jAsi!... jAsi! Héctor: (Volviendo a su lugar) Perdon. (Pamela vuelve al planchado, Se coloca la plancha sobre el vientre, en los senos, en la cara. El la mira impresionado. De pronto, parece comprender, (Al pitblico.) Comprendi sabitamen- te lo que Pamela intentaba hacer: al igual que mi madre, pretendia extorsionarme haciéndome creer que se que- maba con una plancha fria... (Se acerca aella y legrita:) iMentira! Pameta: (Asustada.) jNo, Héctor! cara, se quema.) jAaaah! Escena VI lamos femeninos. Pamela Watson reclama a Héc. or por su incapacidad de escribir, Stibitamente rela Watson duerme. Héctor Girardi, abrumado nef _ su belleza, la lanza al vacio. El volar es para los pa- Jaros. La soledad. El esta sentado, rodeado de papeles desechados, rrotado. Ella se pasea nerviosa por la habitacién, fando. Lo odia, lo desprecia, mds loca la expresién. : (Rompiendo papeles.) No puedo mas... esta mentira, ector! (Sollozando.) Finges escribir, cuando en reali- id robas cartas de un Correo inexistente... obadora.) Pensar que con estos versos me senti Pensé que eras un hombre... (Camina.) {Toma, con ellos!, me voy (Pamela vuelve con una pe- ta y al abrirla se transforma en la madre.) nte debes escribir, recuerda el anhelo de tu deiras de la valijita y ante la confusion nela.) {Estas seco! jEstas seco como mi no el sol de Buenos Aires, Héctor! La > y yo co ella. (Ella solloza, se contor- He vuelto... He vuelto Porque he a a Un pajaro tenia tu rostro, una Jaula, Volve- r, para que tu arte renazca, hay un Pajaro a iorion. libre. Anida en el fondo de tu Pecho, py imenta de tu genio. Se nutre de cada imagen pos. que late en tu interior. jHéctor! (El esiq acostado sobre el piso; ella encaramada sobre él.) iLiberémosig a que tu arte renazca! : (Confundido.) No entendi nada y acepté. : Volveras a escribir. (Llevando sus manos al pecho de él.) Eso es, Héctor... Deja que mis manos operen el Be anlagro de tu resurrecci6n literaria... deja hacer a es- tos dedos empapados de revelaciones... ;Ahora! (Un _ pajarraco mecdnico marca ACME sobrevuela el escena- Tio, El amaga despertar varias veces hasta que lo hace _ Tealmente. Se levanta, va hacia el proscenio. Ella esta ctante.) Llevo en mis oidos la maravillosa musica: Seras lo debas ser o si no no seras nada. (Intenta unas pa- las.) tada.) .Qué pasa, Héctor? sperado.) No... No puedo, Pamela... Algo se ha >... definitivamente. No puedo escribir mas. 10 “e so, Héctor, no tendria sentido vivir cee por favor, | Héctor... Héctor... ;Aaaah! Adiés ) Morir. a ella.) Has abando- ~ Alberto Ure [1990]: “[...] Creo que, pese a su nacional y al apoyo del publico porteno, en ciertos del teatro [Postales argentinas] ha sido una obra mi da, injustamente reducida a la categoria de ‘gracia moderna’, como si solo fuera un numero de varieté ingenioso yd ambiciosa construcci6n parte de su comicidad. Creo que la comicidad no minoriza una obra, especialmente en el tea- tro argentino, donde han sido los cémicos los que suelen llegar a las mas altas cumbres. Pero, ademas, Postales es uno de los mejores textos que se han estrenado ultima- mente en Buenos Aires. Es, por cierto, muy diferente a lo que el difuso oficialismo del teatro llama ‘cultura’, y es lo suficientemente bueno como para que durante un cierto tiempo no sea considerado literatura dramatica. Su tema central, mejor dicho el cruce central de sus varios temas, apela con impudor deslumbrante a otras artes y a sus téc- nicas. El artista y su modelo, su madre-amante, musa-muerte, esta arrancado, rapinado de la pintura, como si fuera una dramatizacion pensada por un portefio empe- cinado mientras contempla un Tiziano o un grabado de Picasso. El tema es, sin embargo, la literatura, la obra im- posible porque todas las palabras ya pertenecen a frases, y las frases a otros textos, y los textos se han mezclado para _ burlarse del que los invoca. En un teatro donde la - cién se proclama objeto, como modelo de la perdida (recuerdo El protagonista, El partener, UY cho de que la actuacion pueda sostener con p rdida me parece soberbio, y Pompeyo At propio publico de la obra, © Sea qu ri, ite, se carga y lo Carga. No se mete : e de la Argentina [2003]6 o fue constituyéndose el mundo de Postales ar- Varios los elementos. Por un lado, la percep- ' los viajes internacionales con Pavlovsky del interés 0 tipo de lenguaje de actuaci6n, que era reconocido ia y su singularidad Y que aca quedaba ‘ence- Nuestros ejercicios de improvisacién. Pompeyo con quien éramos ya amigos, decia unos textos con Carlos Viggiano, una especie de proto- Wego se sum6 Maria José Gabin, a quien arakultural. Los nucleos tematicos eran: 4, una sensacién muy clara de ‘tener’ no tiempo sentirnos muy vacios. Ese “chad ey Os de textos de la memoria, Je egos al lenguaje. Luego al- _portamiento argentino: la nuestra asistente, que desgrababa ensayo a en Jas improvisaciones como los comentarios y planteos yo hacia, ey 20H —é! valor tenia en ese imaginario argentino la impost- pilidad de escribir de Girardi? ¢Todos los textos que resuenan en sus escritos cumplen la misma funci6n, de los clasifica- dos alas frases de Peron y San Martin? 7! —Las palabras que uno ha dicho, las frases que ha leido © que han dicho otros, conviven. Funcionan tipo ventila- dor: un eje fijo que mueve el aire produciendo pequefios. torbellinos. Todo esta ahi y al mismo tiempo no es mas que aire. Y sin embargo, todo esta ahi. Igualmente, y me debo repetir, lo verdaderamente singular de Postales, si lo habia, era la decidida busqueda en lo actoral de un lenguaje reno- vador, vital, poco solemne, Actuacion. —gQué objetivos buscaba esa renovacién en el lenguaje del actor? —La aceptaci6n del campo poético de los actores. Gabin y Audivert ‘son’ personalidades poéticas, su fuerza asocia- tiva, su erotismo en el trazo, la velocidad en la respuesta, una emotividad profunda y vigorosa. Un espacio reducido, multiplicado por la forma, dos o tres objetos usados como soporte narrativo, y el tema del ritmo teatral, que es pura intuicion, volatil, indescifrable. —éRenovacién respecto de qué otros lenguajes? —Era una broma sobre la tradicion rioplatense. 0 juega en esa broma el homenaje a Olmedo, Nini Pepe Arias? ee

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