Su metodología data de la época Cañari cuyos nativos se creían descendientes de
una culebra grande y misteriosa la cual vino sumergiéndose ella misma voluntariamente en una laguna solitaria de agua helada que se halla sobre el actual pueblo de Sígsig, en la cordillera oriental de los andes. Eta laguna era para los Cañaris del Azuay un lugar sagrado y un santuario, y su ofrenda a la culebra que les había dado el ser, acostumbran a arrojar figurillas pequeñas o idolillos de oro. El nombre de Ayllón según la tradición, se origina a partir de un negro llamado Ventura Ayllón quien acompaño a un explorador extranjero que viniera atraído por el oro existente en la laguna. Al acercarse a sus orillas, vieron juntos pepitas de oro que provocó su ambición suponiendo que en el fondo debían existir mayores cantidades del preciado metal. El negrito fue sumergido a las profundidades de dónde sacaba valiosos objetos de oro, pero al tercer intento ya no salió porque “quedo encantado” en su inferior. Varios grupos de exploradores intentaron por varias ocasiones, desecar la laguna para extraer sus tesoros pero sus intentos han sido vanos, la laguna hasta hoy se mantiene intacta.