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Carmen Miro Al Pob y Dllo Libro PDF
Carmen Miro Al Pob y Dllo Libro PDF
población y desarrollo
Acción colectiva e identidades indígenas,
obreras y populares en Bolivia
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Emir Sader, Secretario Ejecutivo de CLACSO
Coordinador Académico
Pablo Gentili, Secretario Ejecutivo Adjunto de CLACSO
Consultor Editorial
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Responsable Editorial
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Director de Arte
Marcelo Giardino
Asistente Editorial
Sabrina González
Consejo Editorial
Alejandro Grimson
Dídimo Castillo
Emir Sader
Gerardo Caetano
Horacio Tarcus
Pablo Gentili
Víctor Vich
Carmen A. Miró
Antología y presentación
Brígida García
Dídimo Castillo
304.6 cd 21 ed.
A1229042
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© Carmen A. Miró
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Carátula
Alejandro Ospina
Armada electrónica
Ángel David Reyes Durán
ISBN: 978-958-665-143-1
Impresión
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Calle 65 Nº 95-28 Bogotá D.C.
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medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro,
sin el permiso previo por escrito de la editorial.
Brígida García1
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8 Carmen A. Miró, “Política de población: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Có-
mo?”, en Actas 2, Conferencia Regional Latinoamericana de Población, México,
El Colegio de México, 1970, pp. 276-281.
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9 Ibid.
10 Según Miró, “el Estado tiene la obligación de definir aquellas metas cuyo logro
se considera indispensable para asegurar el máximo bienestar de la mayoría de
la población, lo que, desde luego, tiene que hacerse en el marco de un estricto
respeto a los derechos humanos ampliamente reconocidos” (Carmen A. Miró,
“América Latina: la población y las políticas de población entre Bucarest y El
Cairo”, en Papeles de Población, año 5, Nº 20, México, Centro de Investigación
y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de
México, abril-junio de 1999).
11 Carmen A. Miró, “Política de población: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?”,
op. cit.
12 Ibid.
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PANAMEÑA COMPROMETIDA
16 Carmen A. Miró, “Los derechos humanos y las políticas de población”, op. cit.
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FORJADORA DE INSTITUCIONES
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20 Ibid.
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RECONOCIMIENTOS
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BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
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4 Ibid., p. 169.
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3 Éstas son UN General Assembly Sixth Special Session Resolutions 3201 (S-VI) y
3202 (S-VI), respectivamente.
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4 UN Economic and Social Council Resolution 1672 (LII), itálicas añadidas por el
autor.
5 UN General Assembly Sixth Special Session Resolution 3202 (S-VI), capítulo 10,
párrafo 2.
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corchetes a continuación de la cita. Todas las itálicas han sido añadidas por la
autora.
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Si, en lugar de sus directivas para una acción política, uno estu-
viera tentado a descartar el Plan como instrumento con poca in-
fluencia política, es todavía innegable que el interés y la discusión
sobre este documento no se han extinguido en estos tres años
desde su adopción. Más bien por el contrario, el Plan continúa
recibiendo atención tanto en el ámbito nacional como en el in-
ternacional. Mientras que conferencias mundiales previas sobre
población fueron responsables de contribuciones básicas al fon-
do de conocimiento científico sobre población, en comparación
con Bucarest sus repercusiones sobre la acción política fueron
prácticamente inexistentes. Aunque el interés generado por la
conferencia de 1954, celebrada en Roma, dentro de las Naciones
Unidas en pos de crear capacitación demográfica regional y cen-
tros de investigación, haya tenido un impacto considerable en el
área a lo largo de los años, la influencia política directa de la Con-
ferencia fue insignificante. La Conferencia de 1965, de Belgrado,
se acercó más a las preocupaciones predominantes en Bucarest:
numerosas reuniones abordaron las relaciones entre los factores
demográficos y socioeconómicos. Las principales contribuciones
de la Conferencia de Belgrado fueron ayudar a aumentar la con-
ciencia de estas relaciones e inducir a importantes cambios en el
contenido del programa de trabajo de la División de Población
de las Naciones Unidas. Aparte de esto, cualquier efecto en la
esfera política nacional pronto se esfumó.
El siguiente análisis de efectos y desarrollos desde la Confe-
rencia de 1974 demuestra que el Plan de Acción Mundial sobre
Población ha tenido un importante impacto, probablemente sin
precedentes. También muestra, no obstante, que en muchos sen-
tidos, la comunidad internacional ha fracasado tanto en realizar
avances más que nominales respecto de lograr los objetivos fun-
damentales del Plan, así como en sacar provecho de su potencial
como un “instrumento político dentro del amplio contexto de
las estrategias adoptadas internacionalmente para el progreso
nacional e internacional” (Preámbulo).
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Entre los hechos que han tenido lugar dentro del sistema de Na-
ciones Unidas desde 1974, ha habido algunas consultas y reunio-
nes complementarias directamente relacionadas con la imple-
mentación del Plan, y ha habido diversas conferencias centradas
en temas tan estrechamente relacionados con los asuntos de po-
blación que sería de esperar que las referencias a las pautas esta-
blecidas por el Plan de Acción Mundial sobre Población fueran
centrales en sus deliberaciones. Estos eventos y los documentos
que produjeron son analizados a continuación respecto a la me-
dida en la cual ellos consideraron el Plan.
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14 Para una comparación detallada de Asian, Latin American, and African Consul-
tations, véase Lyle Saunders y Ann Leonard, Population Policies and Programmes
Post-Bucharest, Nueva York, The Ford Foundation, 1975. Un resumen de los
procedimientos de las cinco consultas se encuentra incluido en Naciones Uni-
das, Result of the Regional Consultations Subsequent to the World Population
Conference (UNFPA/WPPA/14/Rev. 1), 1 de octubre de 1975.
15 United Nations Economic and Social Commission for Asia and the Pacific,
Follow-up Action on the Decisions and Recommendations of the World Popula-
tion Conference (E/CN.11/1208), 29 de enero de 1975.
16 Los objetivos para la reducción de la morbilidad y la mortalidad fueron aproba-
55
dos indirectamente por referencia explícita a las metas dispuestas en Ten Year
Health Plan of the Americas. Véase United Nations Economic Commission for
Latin America, Report of The Second Latin American Meeting on Population (ST/
ECLA/Conf. 54/L9/Rev. 1), 31 de marzo de 1975, p. 43.
17 United Nations Economic Commission for Latin America, Report of The Second
Latin American Meeting on Population, op. cit., p. 36.
18 United Nations Economic Commission for Africa, Regional Post World Po-
pulation Conference Consultation (E/CN.14/POP/135), 11 de marzo de 1975,
párrafos 10 y 11.
19 Ibid. Itálicas añadidas por el autor.
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20 United Nations Economic Commission for West Asia, Final Report on the UN/
UNFPA Post World Population Conference Consultation.
21 United Nations, Economic Commission for Europe, UN/UNFPA Post World Po-
pulation Conference Consultation Among Countries of the ECE Region (ESA/P/
AC.5/5), 18 de agosto 1975, p. 16.
22 Ibid., p. 20.
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CONFERENCIAS POSTBUCAREST
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33 Barnett F. Baron, “Population and the Seventh Special Session: A Report”, op.
cit., pp. 303-304.
34 United Nations Development Programme, Informe Nº 186, 21 de mayo de 1976.
Todas las citas en la siguiente discusión pertenecen a ese informe.
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35 United Nations, Concise Report on Activities of the Bodies of the United Nations
System Working in the Field of Population (E/CN.9/328), 22 de noviembre de
1976.
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36 United Nations, Concise Report on Activities of the Bodies of the United Nations
System Working in the Field of Population, op. cit., afirma que “tras la considera-
ción acerca de cómo el sistema puede desarrollar más sus actividades relaciona-
das con la formulación e implementación de las políticas poblacionales, debería
66
haber una mejor indicación acerca de qué tipo de colaboración es necesaria en-
tre los organismos de las Naciones Unidas en sus respectivas áreas de interés”.
37 Lyle Saunders y Ann Leonard, Population Policies and Programmes Post-Bucha-
rest, op. cit., pp. 64-73.
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10 Para una discusión más a fondo de las debilidades que presentan las teorías ac-
tuales sobre pertinencia, véase James B. Rule, Insight ando Social Betterment: A
Preface to Applied Social Science, Nueva York, Oxford University Press, 1978.
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MORTALIDAD
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12 Banco Mundial, Health: Sector Policy Paper, Washington, World Bank, 1975.
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FECUNDIDAD
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MIGRACIÓN INTERNA
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nisms as Related to Various Forms of Development”, op. cit. Este tipo de análi-
sis comparativo seguiría los pasos y ampliaría el campo de la investigación que
completó recientemente la División de Población de las Naciones Unidas en
Patterns of Urban and Rural Growth, Nueva York, Naciones Unidas, 1980.
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17 Vale la pena mencionar que si bien es cierto que los movimientos de personas
amparadas por los contratos de trabajo que permiten la exportación temporal
de trabajadores a esta región pueden clasificarse dentro de la migración inter-
nacional en su sentido más estricto, con frecuencia es más fructífero analizarlos
dentro del contexto del comercio e intercambio internacional.
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REFLEXIONES A POSTERIORI
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Investigación descriptiva
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Seguridad financiera
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Quizás una de las barreras más grandes que debe enfrentar una
agenda de investigación con el alcance propuesto por el GIE es la
baja productividad que con frecuencia se da en las instituciones
de investigación y el personal que trabaja en ellas. Este problema
se torna aún más significativo cuando los recursos son escasos.
Es frecuente que los resultados de la investigación se divulguen o
tomen demasiado tiempo en producirse, que se ocupen de temas
de importancia secundaria o que sean deficientes en términos de
las normas profesionales. Algunas de estas limitaciones surgen
de las condiciones de trabajo y del contexto general en que se
lleva a cabo la investigación en los países en vías de desarrollo.
Debido a que generalmente los sueldos en las universidades son
bajos, los profesionales de estas instituciones se ven obligados a
buscar otras tareas remunerativas. Además, como hay escasez de
personal, muchas veces se les asigna una carga académica muy
pesada. Todo esto disminuye considerablemente el tiempo que se
puede dedicar a la investigación. Es más, dado que la demanda de
personal calificado con frecuencia excede a la oferta, el ambiente
dentro de las instituciones académicas no es muy competitivo y
hay pocos incentivos para publicar o para divulgar los trabajos
con la frecuencia que sería necesario hacerlo en otras circunstan-
cias, con el fin de alcanzar reconocimiento profesional u otras
recompensas que el sistema ofrezca.
Aun cuando los consejos nacionales de investigación y los pa-
trocinadores internacionales tienen una influencia limitada sobre
los incentivos que se dan dentro de la comunidad de investigado-
res en ciencias sociales, existen ciertas áreas en las que recursos
adicionales podrían mejorar el contexto de investigación en forma
tal que produjera aumentos en la productividad. Los sistemas de
intercambio y divulgación de resultados de investigación, así co-
mo foros para la crítica y discusión de los mismos, merecen que
se les dé apoyo tanto a escala nacional, como regional y mundial.
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CONCLUSIÓN
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INTRODUCCIÓN
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1970 entre 4.601 en el estado de Chiapas y 474 en el Distrito Federal. Esta situa-
ción no mejoraba mayormente si la posibilidad de acceso a la salud se medía por
la disponibilidad de personal paramédico (posible agente para la prestación a la
comunidad de servicios médicos mínimos). Ésta oscilaba entre 1.559 habitantes
por paramédico en el estado de Oaxaca y 128 en el privilegiado Distrito Federal.
9 Este derecho está naturalmente vinculado al de recibir educación en general,
que ha sido reconocido como uno de los derechos básicos del ser humano.
10 IX Censo General de Población de 1970: resumen general, México, cuadro 19,
p. 299.
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11 CONAPO sin duda parece haber tomado en cuenta estos factores, como lo indica
la iniciación hace algunos meses de un Programa Integrado de Comunicación
en Población y Desarrollo Rural.
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13 Datos de 1976 tomados del cuadro 4 (p. 27) de la publicación del Population
Reference Bureau, Inc. titulada México’s Population Policy Turnaround, diciem-
bre de 1978, y datos de 1978 del cuadro Nº 5.6 del Informe de resultados de la
encuesta, publicado por la Coordinación del Programa Nacional de Planificación
Familiar.
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CONCLUSIÓN
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I. INTRODUCCIÓN
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3 Por ejemplo, véase CEPAL, Las transformaciones rurales en América Latina: ¿de-
sarrollo social o marginación? (serie Cuadernos de la CEPAL, N° 26, Santiago de
Chile, CEPAL, 1979), donde se llega a conclusiones muy similares a las expuestas
en la primera parte del presente trabajo. Cabría mencionar que esta similitud
es relevante, pues el universo de investigaciones consideradas no se superpone;
concretamente, para el trabajo de CEPAL no se consultó ninguno de los resultados
de investigaciones de PISPAL. Esto es relativamente lógico si se piensa que la ma-
yor parte de las investigaciones concluyeron y se publicaron muy recientemente.
A título de ejemplo pueden citarse, entre otras: M. Margulis, Contradicciones
en la estructura agraria y transferencias de valor, México, El Colegio de México,
1979; Andrés Opazo y otros, Estructura demográfica y migraciones internas en
Centroamérica, San José, Educa, 1978; Geraldo Muller, Estado, estructura agra-
ria y población, São Paulo, Vozes, 1980; Ximena Aranda, Empleo, migración
rural y estructura productiva agrícola: informe final, Santiago de Chile, FLACSO,
1980; Lucio Geller, Fecundidad en zonas rurales: el caso de Santiago del Estero,
México, CIDE, 1979; José Matos Mar y José Manuel Mejía, Los eventuales del
Valle del Chancay: migración estacional, proletarización rural y reforma agraria en
un circuito regional, Lima, IEP, 1979. De otras investigaciones terminadas con
anterioridad, sólo en muy pocos casos se difundieron sus resultados a través de
publicaciones.
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tura: cultura como oposición a naturaleza; cultura como forma de vida de una
sociedad; cultura como civilización. Aquí, específicamente, se utiliza el término
en su dimensión “forma de vida” como obra y práctica total del hombre que
tiene una concreción social y espacio-histórica particular. Los portadores de es-
ta dimensión de la cultura no son clases o segmentos sociales, sino “sociedades
enteras”, tales como pueblos, naciones, tribus. Una sugerente discusión sobre el
tema se encuentra en José Luis Najenson, Cultura nacional y cultura subalterna,
Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, 1979.
6 Entre otros trabajos pueden consultarse: CEPAL, Las transformaciones rurales en
América Latina: ¿desarrollo social o marginación?, op. cit.; Andrés Opazo y otros,
Estructura demográfica y migraciones internas en Centroamérica, op. cit.; José
Matos Mar y José Manuel Mejía, Los eventuales del valle del Chancay: migración
estacional, proletarización rural y reforma agraria en un circuito regional, op. cit.;
y Teófilo Altamirano, Estructuras regionales, migración y asociaciones regionales
en Lima, Lima, Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Católica, 1977.
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9 Dícese del trabajador rural temporal que viaja diariamente desde un área urbana
llevando sus alimentos, los que consume sin calentar (boias-frías).
10 José Matos Mar y José M. Mejía, Los eventuales del valle del Chancay: migración
estacional, proletarización rural y reforma agraria en un circuito regional, op. cit.
11 Definidas como aquellas donde predomina el pequeño campesino y los mini-
fundistas, y donde todas las tierras están ocupadas.
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17 Se los define como no capitalistas, de acuerdo con las relaciones sociales internas
de producción o trabajo que tipifican a estas unidades; por ejemplo, trabajo fa-
miliar no remunerado, relación de “inquilinaje”, “colono”, “huasipungo”, etc.
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18 Geraldo Müller, Estado, estructura agraria y población, op. cit., pp. 140 y ss.
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19 José Matos Mar y José Manuel Mejía, Los eventuales del valle del Chancay: mi-
gración estacional, proletarización rural y reforma agraria en un circuito regional,
op. cit., pp. 126 -127.
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27 Hay otras alternativas. Recuérdese, por ejemplo, que autores como E. Feder,
quien ubicándose como descampesinista, no cree en la futura proletarización de
dichos sectores. Al respecto consúltese su artículo “Campesinistas y descampesi-
nistas”, en Revista del México Agrario, año XI, N° 1, México, D.F., enero-marzo
de 1978. Allí Feder enfáticamente sostiene que “la expansión capitalista hasta
el último rincón del sector rural de los países subdesarrollados, bajo la iniciativa
y el dominio extranjero, debe concluir inevitablemente en el desplazamiento de
los campesinos y los asalariados” (ibid., p. 65).
28 C. Ruiz Chiapetto, Caracterización de zonas para el estudio de la dinámica demo-
gráfica del sector agrícola de México, 1970, México, El Colegio de México, Centro
de Estudios Económicos y Demográficos, 1971.
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32 A su vez, esto parecería deberse a que esa variable demográfica es, a corto plazo,
la más sensible a los cambios operados en la estructura económica. Para observar
impactos de transformaciones económicas sobre la mortalidad y la fecundidad,
parecerían necesarios tiempos relativamente más prolongados que aquellos du-
rante los cuales se producen impactos en los flujos migratorios.
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34 Debe recordarse que esta hipótesis, desde diferentes puntos de vista y emplean-
do lenguajes diversos, fue sugerida antes por varios autores; entre ellos pueden
mencionarse José Nun, Revista Latinoamericana de Sociología, N° 2, Buenos
Aires, 1969, pp. 138-236; el propio Marshall Wolfe, “Rural Settlement Patterns
and Social Change in Latin America: Notes for a Strategy of Rural Develop-
ment”, op. cit.; o Aníbal Quijano, Dependencia, cambio social y urbanización en
Latinoamérica, CEPAL, Santiago de Chile, 1967; también M. Margulis, Contradic-
ciones en la estructura agraria y transferencias de valor, México, D.F., El Colegio
de México, 1979, entre otros. No es nuestro propósito discutir aquí la posición
que defiende la hipótesis de la “funcionalidad” para entender el proceso de
acumulación del crecimiento del sector terciario, de los llamados trabajadores
de baja productividad, sector “informal”, etc. Para una sugestiva exposición de
esta perspectiva véase Francisco de Oliveira, “A economia brasileira: critica á
razão dualista”, en Seleções, São Paulo, CEBRAP, 1976, especialmente pp. 24 y
55. Tampoco se trata de intentar “revivir” ideas ya superadas, como la teoría de
la marginalidad, sino de adoptar una hipótesis específica que plantearon algu-
nos autores que estudiaron el tema de la marginalidad, y que no es exclusiva de
dicha corriente de pensamiento, para intentar salir del callejón sin salida que
nos plantean en la actualidad los autores que todo lo explican por la lógica del
capital.
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36 Con todo, se ha observado que entre 1955 y 1976 el personal permanente (que
incluye productores) ha aumentado en 79%, en tanto que el sector no perma-
nente ha aumentado 176%. Silvia Hernández, El desarrollo capitalista del campo
chileno, Buenos Aires, Periferia, 1973.
37 El término economías campesinas se utiliza aquí en su sentido lato. En ningún
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44 Al respecto Solon Barraclough sostuvo que “ya no existe lugar adonde los cam-
pesinos puedan dirigirse. No existen nuevas fuentes de empleo urbano en gran
escala”. “Perspectivas de la crisis agrícola en América Latina”, en Revista de
Economía Campesina, N° 1, México, marzo de 1977, p. 24.
45 Al respecto es interesante recordar que, en la temática y conceptualización de
la “marginalidad”, la “pobreza” era una de sus dimensiones entre varias otras.
Con posterioridad el fenómeno pobreza, con el adjetivo de extrema, se consti-
tuiría en tema de discusión y estudio en sí mismo. Una buena sistematización
sobre las formas como fue entendida la marginalidad en la región, así como una
crítica aguda a las mismas, puede encontrarse en Gino Germani, El concepto
de marginalidad, Buenos Aires, Nueva Visión, 1973. Un repaso del surgimiento
histórico del concepto puede encontrarse en Jorge Giusti, Organización y parti-
cipación popular en Chile, Buenos Aires, FLACSO, 1973, cap. I.
46 Para América Latina en su conjunto se estimó en 1975 que desempleo y subem-
pleo alcanzaban el 34%, proporción que en las áreas urbanas de la región era
del 29,3%. Véase OIT, Empleo, crecimiento y necesidades esenciales, Ginebra,
OIT, 1976.
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51 Lucio Geller, Fecundidad en zonas rurales: el caso de Santiago del Estero, op. cit.,
p. 76.
52 Esta desprotección del trabajador por parte del Estado es particularmente aguda
en países como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay.
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LA DÉCADA DE 1970
13 Ibid., p. 305.
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LA DÉCADA DE 1980
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BIBLIOGRAFÍA
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Cuadro Nº 1
Niveles de esperanza de vida al momento del nacimiento
(años)
186
Cuadro Nº 2
Cambios en la tasa global de fecundidad.
Comparación por grupos de países
Menos de 4,50 2 5
4,50 - 5,99 3 7
6,00 - 6,49 2 5
6,50 - 6,99 10 2
7,00 y más 3 1
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199
LAS PERSPECTIVAS
200
201
202
I. INTRODUCCIÓN
205
A. LA MORTALIDAD
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207
208
Argentina 1969-1971
Noreste 51,1
Brasil 1960-1973
Noreste 43,8
Sur 62,1
Chile 1969-1970
209
210
211
5 Para un examen más detallado de este tema véase Carmen A. Miró, “Las ten-
dencias recientes de la fecundidad en América Latina y sus implicaciones”,
documento presentado a la VII Reunión del Grupo de Trabajo sobre el Proceso
de Reproducción de la Población de la Comisión de Población y Desarrollo de
CLACSO, Cuernavaca, México, febrero de 1982.
212
Cuadro B
Distribución de los países de América Latina según el nivel de su TGF
1950-1955 a 2000-2005
Período
Nivel de la TGF
1950-1955 1965-1970 1980-1985 2000-2005
Total 20 20 20 20
Menos de 4 2 2 8a 15b
Continúa
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4 - 4,99 2 2 4 4
5 - 5,99 1 4 5 1
6 - 6,99 10 9 3
7 y más 5 3
a El grupo incluye un país con TGF inferior a 2, y dos con TGF inferior a 3.
b Se mantuvo este grupo sólo para fines comparativos. Una distribución más adecuada sería: menos de
tres, 10, y menos de cuatro, 5.
214
215
216
6 Ibid.
7 Esta medida puede ser criticada por la omisión que siempre se da en la decla-
ración de los hijos tenidos, particularmente en el caso de mujeres de edades
más avanzadas. Como se trata no tanto de establecer con seguridad el nivel de
la fecundidad, sino la dirección de las diferencias entre áreas urbanas y rurales,
parece aceptable utilizar la medida. Además, como es de suponer que la omisión
en la declaración de los hijos tenidos será mayor en el caso de las mujeres de las
áreas rurales, esto actuaría en el sentido de subestimar el exceso de la fecundidad
rural con respecto a la urbana.
217
C. EL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
218
Cuadro C
Número de países
Tasa de crecimiento (%)
1950-1955 1965-1970 1980-1985
Total 20 20 20
Menos de 2 4 3 4
2 - 2,99 10 7 12
3 y más 6 10 4
219
220
A. EL MODELO ECONÓMICO
221
8 Carl Haub, “La futura población mundial: ¿qué sabemos nosotros?”, en Inter-
com, vol. 4, N° 5, mayo de 1983, pp. 6-7.
9 CEPAL, Notas sobre la Economía y el Desarrollo de América Latina, N° 367, agosto
de 1982.
10 No hay que olvidar que las anteriores generalizaciones esconden importantes
diferencias entre países. No es el propósito de este documento entrar a examinar
éstas en detalle, y aunque se han clasificado los países en grupos, esto no siempre
resuelve el problema analítico que implica generalizar acerca de un todo cuyos
componentes pueden ser bastante disímiles.
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223
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225
226
227
228
229
IV. CONCLUSIONES
230
231
232
América Latina: indicadores demográficos estimados entre 1950-1955 y 2000-2005
AmericaLatina,poblacion_final.indd 232
1955 1970 1985 2005 1955 1970 1985 2005 1955 1970 1985 2005
América Latina 5,89 5,53 4,15 2,92 51,56 58,81 64,38 69,52 2,69 2,69 2,37 1,72
Grupo I
Argentina 3,15 3,0,5 3,38 2,56 62,73 65,98 69,71 72,55 1,62 1,34 1,58 1,12
Uruguay 2,73 2,80 2,76 2,30 66,27 68,03 70,34 72,49 1,07 1,08 0,93 0,,68
Grupo II
Brasil 6,15 5,31 3,81 2,71 50,99 57,90 63,41 68,60 2,95 2,57 2,22 1,51
Colombia 6,72 5,95 3,93 2,78 50,65 58,42 63,63 67,89 3,12 2,92 2,33 1,56
Costa Rica 6,72 5,80 3,50 2,68 57,26 65,64 73,0,3 74,65 3,52 3,11 2,63 1,72
Cuba 4,01 4,29 1,98 2,08 58,79 68,50 73,45 74,86 1,87 2,41 1,05 0,76
Chile 4,80 4,05 2,90 2,42 54,10 60,55 67,01 71,09 2,16 1,99 1,70 1,12
México 6,75 6,70 4,61 2,70 50,75 60,31 65,73 70,53 3,05 3,39 2,68 1,76
Panamá 5,68 5,62 3,46 2,48 55,26 64,27 70,98 73,65 2,71 3,09 2,26 1,55
Continúa
8/19/09 6:03 PM
Tasa de crecimiento natural (r)
Tasa Global de Fecundidad (TGF) Esperanza de vida al nacer (e)
(por ciento)
Grupos y países
1950 1965 1980 2000 1950 1965 1980 2000 1950 1965 1980 2000
AmericaLatina,poblacion_final.indd 233
1955 1970 1985 2005 1955 1970 1985 2005 1955 1970 1985 2005
Rep. Dominicana 7,50 7,01 4,18 2,68 45,10 55,35 62,58 69,20 2,72 3,25 2,52 1,74
Venezuela 6,64 6,00 4,33 3,03 52,29 61,85 67,80 71,68 3,23 3,26 2,96 2,05
Grupo III
Honduras 7,05 7,43 6,50 4,73 42,16 50,89 59,91 69,39 2,95 3,43 3,38 3,08
Ecuador 7,00 6,80 6,00 4,26 46,94 54,62 62,57 69,61 2,84 3,05 3,17 2,58
El Salvador 6,46 6,62 5,56 3,98 45,26 55,92 64,83 72,11 2,85 3,20 3,22 2,62
Paraguay 6,62 6,40 4,85 3,42 51,94 59,55 65,11 68,69 3,01 3,04 2,88 2,16
Perú 6,85 6,56 5,00 3,10 43,90 51,50 58,60 68,75 2,55 2,80 2,60 1,90
Guatemala 7,09 6,40 5,17 3,85 42,68 51,16 60,72 69,10 2,89 2,96 2,91 2,44
Nicaragua 7,33 7,10 5,94 4,01 42,28 51,61 59,81 70,12 3,15 3,37 3,45 2,72
Grupo IV
Bolivia 6,75 6,56 6,25 5,14 40,44 45,06 50,74 61,62 2,31 2,55 2,82 2,89
Haití 6,15 6,15 5,74 4,86 37,56 46,25 52,73 60,32 1,87 2,44 2,72 2,82
Fuente: Boletín Demográfico, CELADE, año XVI, N° 32, Santiago de Chile, julio de 1983.
233
8/19/09 6:03 PM
Cuadro N° 2
234
América Latina: velocidad de descenso de la Tasa Global de Fecundidad (TGF)
y velocidad de ascenso de la esperanza de vida
AmericaLatina,poblacion_final.indd 234
Grupos y países
1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985
América Latina 6,11 24,95 29,64 0,48 0,37 0,26 7,27 5,57 5,14
Grupo I
Argentina 3,17 10,82 24,26 0,22 0,25 0,14 3,25 3,73 2,84
Uruguay 2,56 1,43 16,67 0,16 0,11 0,11 2,36 1,71 2,15
Grupo II
Brasil 13,66 28,25 28,87 0,46 0,37 0,26 6,91 5,51 5,19
Colombia 11,46 33,95 29,26 0,52 0,35 0,21 7,77 5,21 4,26
Costa Rica 13,69 39,66 23,43 0,56 0,49 0,08 8,38 7,39 1,62
Cuba 6,98 53,85 5,05 0,65 0,33 0,08 9,71 4,95 1,41
Continúa
8/19/09 6:03 PM
Tasa Global de Fecundidad (% cambio) Ganancia anual Ganancia en el periodo
AmericaLatina,poblacion_final.indd 235
1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985
Chile 15,62 28,40 16,55 0,43 0,43 0,20 6,45 6,46 4,08
México 0,74 31,19 41,43 0,64 0,36 0,24 9,56 5,42 4,80
Panamá 1,06 38,43 28,32 0,60 0,45 0,13 9,01 6,71 2,67
Rep.
6,53 40,37 35,88 0,68 0,48 0,33 10,25 7,23 6,62
Dominicana
Venezuela 9,64 27,83 30,02 0,64 0,40 0,19 9,56 5,95 3,88
Grupo III
Honduras 5,39 12,52 27,23 0,58 0,60 0,47 8,73 9,02 9,48
Ecuador 2,86 11,76 29,00 0,51 0,53 0,35 7,68 7,95 7,04
El Salvador 2,48 16,01 28,42 0,71 0,59 0,36 10,66 8,91 7,28
Paraguay 3,32 24,22 29,48 0,51 0,37 0,18 7,61 5,56 3,58
Perú 4,23 23,78 38,00 0,51 0,47 0,51 7,60 7,10 10,15
235
Continúa
8/19/09 6:03 PM
Tasa Global de Fecundidad (% cambio) Ganancia anual Ganancia en el periodo
236
1965-1950 1980-1965 2000-1980 1965-1950 1980-1965 2000-1980 1965-1950 1980-1965 2000-1980
Grupos y países
1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985 1970-1955 1985-1970 2005-1985
AmericaLatina,poblacion_final.indd 236
(en años) (en años) (en años)
Guatemala 9,73 19,22 25,53 0,56 0,64 0,42 8,48 9,56 8,38
Nicaragua 3,14 16,34 32,49 0,62 0,55 0,52 9,33 8,20 10,31
Grupo IV
Bolivia 2,81 4,72 17,76 0,31 0,38 0,54 4,62 5,68 10,88
Haití -0- 6,67 15,33 0,58 0,43 0,38 8,69 6,48 7,59
Fuente: cuadro N° 1.
8/19/09 6:03 PM
Cuadro N° 3
Diferenciales urbano-rurales de la mortalidad de menores de 2 años
(1.000 oq2), alrededor de 1968-1970
237
Años de instrucción de la
Países y años del censo o de la madre Exceso en
encuesta porcentaje
- 0- 10 y más
238
1975- Porcentaje de
Estratos socio-ocupacionales 1968
1976 reducción
Bajo no agrícola
Asalariados 41 21 48,8
No asalariados 42 27 35,7
Bajo agrícola
Asalariados 61 42 31,1
No asalariados 71 49 31,0
Cuadro N° 6
Chile: mortalidad infantil, neonatal y postneonatal según
categoría de ocupación del padre
(tasa por mil nacidos vivos)
Porcentaje de Porcentaje de
Obreros Empleados exceso tasa de Disminución
Neonatal 37 26 24 17 54 53 30 29
239
240
Porcentajes de disminución de la TGF y de las tasas específicas de fecundidad entre 1965-1970 y 1980-1985
AmericaLatina,poblacion_final.indd 240
América Latina -20,6 -20,9 -14,6 -16,0 -19,5 -26,7 -33,7 -55,7
Costa Rica -39,6 -6,9 -26,7 -38,1 -47,6 -58,8 -63,6 -68,3
Rep. Dominicana -40,4 -48,1 -30,0 -33,7 -42,4 -48,2 -59,4 -52,4
8/19/09 6:03 PM
Disminución en tasas específicas
Grupos Países Disminución en TGF
15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49
AmericaLatina,poblacion_final.indd 241
Honduras -12,5 -18,8 -8,8 -9,1 -12,5 -13,2 -19,0 -30,2
III Paraguay -24,2 -3,5 -16,7 -24,1 -26,9 -27,0 -39,0 -35,4
Fuente: Boletín Demográfico, CELADE, año XVI, N° 41, Santiago de Chile, enero de 1982.
241
8/19/09 6:03 PM
Cuadro N° 8
Diferenciales de la fecundidad en varios países latinoamericanos
A. Diferenciales urbano-rural
Resto 68 Rural 68
Capital 32 Capital 43
El Salvador
Rural 53 Rural 70
Ciudad
Guatemala, 1978
7,6 Capital 58
principal
Bolivia, 1975a
Exceso sobre
Valles 6,9
capital (%)
Ciudad
8,3
principal
Continúa
242
México, 1978
Exceso (%) 26,5 Urbana 57
Bolivia, 1975a
Llanos Rural 76
Ciudad
9,2 Exceso (%) 33,3
principal
Rural 74
Capital 32
Rural 78
Fuente de los demás países: “Las encuestas de prevalencia del uso de anticonceptivos, una nueva fuente
de datos sobre planificación familiar”, en Population Reports, serie M., N° 5, octubre de 1985. Population
Information Program, The Johns Hopkins University, Hampton House, 624 North Broadway, Baltimore,
Maryland 21205, USA, cuadro Nº 23, p. M. 34.
243
fecundidad reducción
Educación
Sector social
Argentina
Área
Educación
Sector social
244
Área
Educación
Sector social
Trabajadores en ocupaciones
3,6 1,9 47,2
predominio intelectual
Área
245
fecundidad reducción
Educación
Sector social
Área
246
Tasa de crecimiento
Países
Grupos 1950-1955 1965-1970 1980-1985
247
Fuente: CEPAL, Notas sobre la Economía y el Desarrollo de América Latina”, N° 355/356, enero de
1982.
248
Fuente: PREALC-Oficina Internacional del Trabajo, Mercado de trabajo en cifras, 1950-1980, Santiago de
Chile, PREALC, 1982.
249
Tasa de crecimientoa
Países
Grupos 1950-55 1965-1970 1980-85
250
251
US$ de
1960 1970 1960 1970 %
1960
Nota: la distribución media de América Latina en 1970 se estimó sobre la base de información de
Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Honduras, México, Paraguay y Venezuela.
Fuente: Estimaciones de la CEPAL sobre la base de encuestas nacionales. Tomado de Omar Argüello,
“Pobreza, población y desarrollo”, documento presentado al Seminario Regional sobre Interrelación
Desnutrición, Población y Desarrollo Social y Económico, Ciudad de Guatemala, 1980.
252
América
26 62 40 10 34 19
Latina
Argentina 5 19 8 1 1 1
Uruguay 10 4
Brasil 35 73 49 15 42 25
Colombia 38 54 45 14 23 18
Costa Rica 15 30 24 5 7 6
Chile 12 25 17 3 11 6
México 20 49 34 6 18 12
Venezuela 20 36 25 6 19 10
Honduras 40 75 65 15 57 45
Perú 28 68 50 8 39 25
Fuente: Óscar Altimir, La dimensión de la pobreza en América Latina, Cuadernos de la CEPAL, Santiago
de Chile, Naciones Unidas, 1979.
BIBLIOGRAFÍA
253
254
255
256
4 Se trataría de una política porque debe tenerse presente que cualquier cambio
en el comportamiento de una variable demográfica afectaría, en general, la evo-
lución de la dinámica demográfica, efectos que deben preverse. Puede darse,
entonces, una política de población con distintos componentes, según sean los
objetivos que ella persiga.
257
258
259
260
261
262
263
264
[…] los intentos por integrar población y desarrollo sólo han te-
nido un éxito parcial. No sólo es necesario definir más claramente
el concepto de integración; no existe desarrollo institucional en el
sector población de muchos países en desarrollo y es necesario lo-
grar una interacción más estrecha entre los encargados de la formu-
265
9 Ibid., p. 19.
10 United Nations, World Population Policies, vol. I, II y III, Nueva York, UN, 1990.
266
267
268
269
270
271
272
273
274
275
276
BIBLIOGRAFÍA
277
278
1. INTRODUCCIÓN
1 Texto extraído de Carmen A. Miró, en Luis Rosero Bixby (ed.), Población del
Istmo 2000: familia, migración, violencia y medio ambiente, San José, Centro
Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica, 2001, pp. 5-25.
2 En Robert West (ed.), Handbook of Middle American Indians, vol. I Natural En-
vironment and Early Cultures, Austin, University of Texas Press, 1966.
279
3 Los siete países de América Central (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y Panamá) y los Estados de Chiapas y Yucatán en México.
280
ANTECEDENTES
281
4 Sólo se mencionan estos Estados sin incluir sus datos en los análisis, que se li-
mitan a los países centroamericanos.
282
283
284
285
Año Porcentaje
1950 40
1975 57
1995 66
2030 76
El Salvador 1995 53
Honduras 2005 52
Nicaragua 1985 51
Panamá 1985 52
8 United Nations, World Urbanization Prospects: The 1996 Revision, Nueva York,
UN, 1998, p. 11.
9 CELADE, Boletín Demográfico, N° 63, enero de 1999, cuadro Nº 11.
286
287
288
289
290
291
292
293
Costa Rica 21 12
Guatemala* 53 42
Honduras 75 66
Panamá 31 18
*se refiere a 1989.
294
295
296
Población total de América Central por países
Años 1950, 1960, 1970, 1980, 1990, 2000, 2025 y 2050 (en miles)
Años
AmericaLatina,poblacion_final.indd 296
Población % del total Población % del total Población % del total Población % del total
% del total de
5,5 5,7 6,0 6,2
AL-C*
Costa Rica 862 9,4 1.236 9,9 1.731 10,2 2.284 10,3
8/19/09 6:03 PM
Años
AmericaLatina,poblacion_final.indd 297
Población % del total Población % del total Población % del total Población % del total
% del total de
6,4 7,1 8,4 9,4
AL-C
Costa Rica 3.049 10,8 4.023 11,1 5.929 10,1 7.195 9,4
Fuente: CELADE, Boletín Demográfico, N° 61, enero de 1998, cuadro 1a, y Boletín Demográfico, N° 63, enero de 1999, cuadro Nº 1a.
297
8/19/09 6:03 PM
Cuadro Nº 1a
Densidad promedio de población (h/km2) en los países de América Central
Años 1950 y 1999
Años y h/km2
País Extensión (km2)
1950 1999
Cuadro Nº 2
Esperanza de vida al nacimiento en países centroamericanos
Quinquenios 1950-1955, 1960-1965, 1970-1975, 1980-1985, 1990-1995,
2000-2005, 2020-2025 y 2045-2050 (en años)
Quinquenios y años
Países 1950- 1960- 1970- 1980- 1990- 2000- 2020- 2045-
1955 1965 1975 1985 1995 2005 2025 2050
Costa Rica 56,0 61,6 68,1 73,8 75,7 77,3 79,7 81,7
298
Costa Rica 6,7 6,9 4,3 3,5 3,0 2,7 2,2 2,1
Cuadro Nº 4
Tasas de crecimiento demográfico total
Quinquenios 1950-1955, 1960-1965, 1970-1975, 1980-1985, 1990-1995,
2000-2005, 2020-2025 y 2045-2050
Costa Rica 34,7 36,1 25,7 29,0 30,5 20,3 11,7 5,7
299
Grupos de edad
Años Países Total
< de 15 15-64 65 y más
300
Grupos de edad
Años Países Total
< de 15 15-64 65 y más
301
302
AmericaLatina,poblacion_final.indd 303
Población 1.133.978 465.433 225.739 108.923 168.659 85.737
303
Continúa
8/19/09 6:03 PM
Características demográficas Centroaméricaa El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá
304
Universitaria o superior 8,5 4,6 5,8 8,3 14,6 19,5
AmericaLatina,poblacion_final.indd 304
Porcentaje de familias 79,1 78,3 74,3 74,3 89,9 68,4
8/19/09 6:03 PM
Características demográficas Centroaméricaa El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá
AmericaLatina,poblacion_final.indd 305
Trabajadores calificados de la producción,
31,0 33,4 35,9 30,4 29,3 14,8
reparación y transporteb
Población que llegó en los últimos 3 años 4.107 4.023 4.032 3.642 3.923 6.500
Pobreza total
Llegaron en los últimos 3 años 37,1 34,4 34,4 42,9 40,5 35,5
a Incluye a Costa Rica, aunque no se publican datos para ese país por el escaso número de residentes en Estados Unidos.
b Incluye ocupaciones de precisión, operación de maquinaria, de ensamblaje y de supervisión de la producción, ocupaciones de reparación y operación de medios de transporte y
de movimiento de materiales.
c Incluye ocupaciones agrícolas, forestales y de pesca, además de otras ocupaciones no calificadas.
d Cuando el ingreso durante 1989 está por debajo de la línea de la pobreza.
Fuente: Proyecto Estado de la Región, Informe estado de la región en desarrollo humano sostenible, San José de Costa Rica, PER, 1999, cuadro Nº 14.9, p. 373.
305
8/19/09 6:03 PM
Cuadro Nº 8
Participación de las remesas familiares en la economía de
El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua
Años 1995 y 1996
Años
País Indicador
1995 1996
306
307
INTRODUCCIÓN
TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA
309
310
Cuadro Nº 1
Tasa global de fecundidad y esperanza de vida al nacer en seis países
con transición demográfica incipiente, plena y avanzada
1970-1975, 1995-2000 y 2000-2025
3 En general, los datos demográficos utilizados a partir de aquí son los publicados
en el Boletín Demográfico por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demo-
grafía de la CEPAL.
311
312
ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO
313
Cuadro Nº 3
Evolución de la estructura por edad de la población femenina urbana en seis
países con transición demográfica incipiente, plena y avanzada.
Años 1970, 2000 y 2025 (en porcentaje) y tasa de crecimiento demográfico
en los quinquenios terminados en los años 1970, 2000 y 2025
Urbana
Grupo de edad
1970 2000 2025
(en años)
similar, se optó por limitar su examen a la población femenina porque entre las
mujeres, por estar sometidas a una menor mortalidad con la consecuente mayor
longevidad, el proceso resulta algo más pronunciado. Las poblaciones femeninas
urbana y rural se incluyeron con el propósito de comparar cómo evoluciona el
proceso en ambas áreas, aunque la última puede estar parcialmente afectada por
emigración.
314
Grupo de edad
1970 2000 2025
(en años)
Fuente: CELADE, Boletín Demográfico, N° 63, enero de 1999, cuadros Nº 15e, 17e, 19e, 20e, 24e y 28e.
Cuadro Nº 4
Evolución de la estructura por edad de la población femenina rural en seis
países con transición demográfica incipiente, plena y avanzada.
Años 1970, 2000 y 2025 (en porcentaje) y tasa de crecimiento demográfico
en los quinquenios terminados en los años 1970, 2000 y 2025
Rural
Grupo de edad
1970 2000 2025
(en años)
315
Grupo de edad
1970 2000 2025
(en años)
La estructura por edad en cada caso está descrita por tres gru-
pos de edad que de cierta manera pueden considerarse represen-
tativos de momentos distintos en el desarrollo de una población:
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Cuadro Nº 5
Proporción de la población económicamente activa masculina de 15-39
años respecto a la de 40-64 años en Bolivia, Costa Rica y Cuba,
años 1970, 2000 y 2025
1970
2000
2025
319
Cuadro Nº 6
Población femenina urbana de 65 años y más, y 80 años y más,
en seis países con transición demográfica incipiente, plena y avanzada,
años 1970, 2000 y 2025
Urbana
80 y + / 65 y
9 12 15 15 12 15
+ x 100
80 y + / 65 y
12 15 17 20 23 20
+ x 100
320
Rural
80 y + / 65 y + x 100 8 12 14 10 10 15
80 y + / 65 y + x 100 12 15 16 20 20 21
80 y + / 65 y + x 100 18 17 18 22 22 23
Fuente: CELADE, Boletín Demográfico, N° 63, enero de 1999 (cuadros Nº 15b y c; 17 b y c; 19b y c; 24b
y c, y 28b y c).
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Bolivia 22 5
Haití 11 2
Costa Rica 16 9
Panamá 10 4
Cuba 11 3
Chile 8 2
S.f.
322
1970
60 y + / 25 y + 15 18 15 17 20 19
2000
60 y + / 25 y + 16 15 16 16 20 22
2025
60 y + / 25 y + 18 17 26 26 31 36
Fuente: CELADE, Boletín Demográfico, N° 63, enero de 1999 (cuadros Nº 15a; 17 a; 19a; 20a; 24a, y 28a).
323
Cuadro Nº 10
Esperanza de vida a los 15 años de edad en la población femenina
de Bolivia, Costa Rica y Cuba.
Quinquenios 1970-1975, 1995-2000 Y 2020-2025 (en años)
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326
327
Urbano
Bolivia Cuba
1970
3,2 6,7
33,1
38,5
58,3
60,3
2000
3,8 10,8
19,2
36,8
59,4
70,0
2025
6,1 14,6
19,3
27,7
66,2
66,1
- 15 15-64 65 y más
328
Rural
Bolivia Cuba
1970
4,0 3,5
43,8
44,7
51,4 52,6
2000
5,6 7,0
27,2
42,4
52,0
65,8
2025
9,1 13,6
21,9
21,6
59,3
64,5
- 15 15-64 65 y más
329
330
Ya desde fines del siglo XIX algunos pocos países de América La-
tina habían levantado censos de población, lo que les permitió
conocer no sólo el tamaño de sus poblaciones y la distribución de
éstas en su territorio, sino también algunas características, entre
ellas sexo y edad. No es sino hasta mediados del siglo XX (cuando
el Instituto Interamericano de Estadística [IASI], por su sigla en
inglés lanza su Programa del Censo de las Américas [COTA]) que
un buen número de países de la región participa en ese progra-
ma levantando censos de población en el año de 1950, con cierto
grado de uniformidad en el contenido de las boletas censales.
Los resultados de estos censos, comparados con los datos de
que se disponía entonces, vinieron a confirmar que las pobla-
ciones de la mayoría de los países latinoamericanos estaban cre-
ciendo a ritmos acelerados. La tasa anual de crecimiento pobla-
cional en algunos casos rondaba o excedía el 3% anual, tasa que
permitiría duplicar el número de habitantes en un breve periodo
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MIGRACIÓN INTERNACIONAL
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339
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BIBLIOGRAFÍA
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342
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Los Tratados del Canal, con los logros y limitaciones que ellos
significan para Panamá, y con los compromisos que nuestro país
asumió al firmarlos, constituyen un marco apropiado para el
planeamiento de las políticas y la ejecución de las acciones que,
además de hacer efectiva la soberanía de Panamá sobre todo su
territorio, incluyendo el Canal, conduzcan a las transformaciones
económicas que se requieren para que éste deje de ser un enclave
cuya explotación continúe ajena y desvinculada del desarrollo
integral de la región que los circunda y del país en general. Estas
medidas podrían, además, contribuir a disminuir la dependencia
y la vulnerabilidad de la economía panameña y a corregir algu-
nas de sus deformaciones, con lo que la transferencia del Canal a
Panamá tendría un sentido verdaderamente social.
Para el panameño que observa con un interés realmente pa-
triótico el comportamiento de los que han detentado el poder des-
de el primero de octubre de 1979, día en que entraron en vigor los
Tratados, hasta la fecha, resultan totalmente incomprensibles las
faltas graves por comisión u omisión en que han incurrido frente
al problema más importante que la Nación encara a fines de esta
centuria y durante el siglo XXI, que está por iniciarse.
Veamos qué acciones se han ido tomando para usufructuar
beneficios, cumplir compromisos y superar limitaciones:
347
3 Entre ellas, las más flagrantes son ciertas exigencias administrativas para el tras-
paso de bienes a Panamá; la definición del quórum en la Junta Directiva de la
Comisión del Canal que requiere una mayoría de miembros de Estados Unidos,
y la creación del cargo de inspector general.
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4. A MANERA DE CONCLUSIÓN
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Hasta donde nuestro examen de los tres tratados del Canal, que
fueron abrogados por el de 1977, ha podido determinar, en nin-
guno de ellos se hace referencia expresa a bases militares u otra
designación que identifique lugares de estacionamiento de tropas
o fuerzas armadas.
En otras palabras, no existieron disposiciones sobre este te-
ma hasta la firma del Acuerdo para la Ejecución del Artículo IV
del Tratado de 1977. Éste introdujo regulaciones sobre lo que
en el Anexo A de ese Acuerdo se designó y definió como sitios
de defensa. La expresión apareció por primera vez en el lenguaje
diplomático utilizado en las relaciones de Panamá y los Estados
Unidos con respecto al Canal, en 1947, cuando se nos pretendió
imponer el Convenio Filós-Hines, que concedía a Estados Uni-
dos la continuada ocupación de 16 bases militares, incluida la de
río Hato, casi que a perpetuidad, por lo que fue vigorosamente
rechazado por el pueblo panameño.
Es decir que hasta la aprobación del Tratado de 1977, Estados
Unidos procedía de manera prácticamente unilateral a establecer
dentro de la Zona del Canal tantas bases militares como estimara
1 Texto extraído de Carmen A. Miró, Tareas, N° 95, enero-abril de 1997, pp. 5-12.
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1. Movilización ciudadana.
2. Estudio a fondo, con el propósito de ilustrar posterior-
mente a nuestros compatriotas, de lo que proponen el gobierno
panameño, la ARI, los grupos privados y otros que han examinado
la temática.
3. Propuestas alternativas que realmente tomen en cuenta los
mejores intereses de todos los panameños.
BIBLIOGRAFÍA
3 Ibid.
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