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La intimidad, un bien en extinción

Susana Ambiarci de Elia *

El presente trabajo tiene p or objeto profundizar acerca de las dificultades que se


les presentan a los adolescentes de nuestro tiempo a la hora de construir una identi­
dad adulta, propia y diferenciada de la de sus padres.
Los adultos que responden al culto de la imagen, la juventu d como necesidad
narcisística y el horror p or el paso del tiempo y la declinación de la sexualidad obstacu­
lizan el surgimiento de los espacios de intimidad, diferenciación y confrontación que
deben darse en el vínculo con los hijos, para que éstos devengan sujetos éticos y
construyan sus propios proyectos, en el marco de una generación diferenciada de la de
sus padres.

Psicología - Adolescencia - Sexualidad - Cultura - Vínculos

The objective o f this p aper is to study the difficulties that today's adolescents face
when constructing an adult identity o f their own, different from that o f their parents.
Adults who worship image, for whom youth is a narcissist need and who are
terrified by the passing o f time and the decline o f sexuality hinder the appearance of
the intimacy, the differentiation and the confrontation that have to take place in their
bond with their children in order to allow them become ethic subjects and develop
their own projects within the fram ework o f a generation different from that o f their
elders.

Psychology - Adolescence - Sexuality - Culture - Bonds

* Licenciada en Psicología. Especialista en Psicología Clínica. Especialista en Psicología Educacional.


Psicoterapeuta de niños y adolescentes. Docente e investigadora de la Universidad Nacional de Villa
María, Córdoba. E-mail: susanamblard@hotmail.com

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ARTÍCULOS

Introducción modo en el que expresaron su "in tole­


rancia", llamó la atención a los mismos
En una m ultitudinaria escuela s e ­
re fo rm u la n d o el cu rso de la ta re a a
cundaria del interior de la provincia de
a b o rd a r. S o s p e c h a n d o u n a a c t it u d
Córdoba, se realizó una encuesta a los
descalificadora respecto de los progra­
alum nos de nivel medio, a la que d e ­
mas de prevención que los adultos pro­
bían responder dos preguntas, con el
m ovían para ellos, d isp u sieron e s c la ­
fin de facilitar a los docentes la elabora­
recer previam ente este punto, pregun­
ción de un proyecto de salud acorde a
tand o qué re sp o n sa b ilid a d , según su
las necesidades de los m ismos. Estas
criterio, les cabía a los adultos en los
preguntas pretendían averiguar: 1) cuá­
conflictos inherentes a la adolescencia
les (a criterio de los chicos) son los prin­
de hoy.
cipales problemas por los que atravie­
san los ad olescen te s hoy, y 2) cóm o Las conclusiones a las que arriba­
creen que la escuela puede ayud ar y ron los docentes, respecto de las nue­
acompañar. vas respuestas de los alum nos, fueron
sintetizadas de la siguiente manera:
Respecto de las respuestas a la pri­
mera p reg u n ta , en su to ta lid a d , los a) Que los jóvenes carecen de fig uras
alumnos de tercero a sexto año contes­ adultas (familia o escuela) a quienes
taron que ia principal dificultad es el puedan co m un icar lo que les pasa.
deterioro de la salud que provocan las Aseguran que los mayores hablan sin
sustancias tóxicas que se consumen en conocer la realidad, no los escuchan
exceso (alcohol, drogas, malos hábitos y cuando lo hacen tienden a censu­
alimenticios, cigarrillos etc.), los em ba­ rarlos.
razos a temprana edad, el sida, la agre­
b)Q ue los adultos hoy tratan de im itar­
sión física entre los pares y falta de con­
los, copiando sus modas, su lengua­
tención de los adultos.
je y costum bres e invaden los luga­
Respecto de la segunda pregunta res a los que asisten, anu land o de
expresaron la necesidad de investigar este modo la brecha generacional ne­
sobre estos tem as y d eb atirlos en la cesaria para diferenciarse.
escuela. En particular un grupo dijo que
c) C ritica ro n d u ra m e n te a p ro fe so re s
no quería que el proyecto consistiese
que "se la dan de amigos, de se r uno
en charlas informativas, porque con si­
más de nosotros y hasta nos cuentan
deraban que tenían suficiente inform a­
las cosas que les pasa a ellos (...) en
ción y que no toleraban que les fueran a
ellos no se puede confiar".
hablar sobre lo que estaba mal, porque ya
lo sabían. Sí, pedían debatir y reflexio­ d)Tam bién co n sid e ra ro n que m uchos
nar sobre las causas que llevan a los adolescentes están muy solos porque
jóvenes a caer en estas d ificu ltad es, los padres trabajan todo el día "o sim ­
aun conociendo las consecuencias. plem ente están en otra".

Si bien el propósito de los encues- Por otro lado, lo que ellos perciben
tadores era conocer las respuestas de como problemática de la población ado­
los alumnos a estas dos preguntas, el lescente es co rro b o ra d o en la clínica

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psicoterapéutica a través de las consul­ cipar y resolver los riesgos en la ado­


tas de los padres. La asistencia psicoló­ lescencia, consiste en el fracaso de las
gica a jóvenes me llevó a considerar otro representaciones que el joven tiene de
dato interesante, y es que desde hace sí mismo, de sus certezas, fortalezas y
aproximadamente una década, la franja debilidades, pues ha perdido aquéllas
etaria sobre la que más se consulta es que poseía en la infancia, a partir de las
la com prendida entre los 15 y los 17 ten sion e s que el d esarro llo horm onal
años, lo cual me convocó a poner la mi­ produjo, d ificu ltan d o la reflexión y la
rada sobre aquellos aspectos de la ado­ anticipación de su conducta, particular­
lescencia media que ponen en riesgo a mente cuando se trata del acceso a si­
los jóvenes en este momento de la vida. tuaciones nuevas como lo son sus par­
ticipaciones en lugares nocturnos y su
El objetivo de este trabajo es re­
debut sexual, facilitando la producción
flexionar acerca del impacto que produ­
de conductas impulsivas, ya hacia afue­
ce en el psiquismo del adolescente que
ra, ya hacia la propia persona.
debuta en los lugares públicos (léase
salida al mundo exogámico) la presen­ Se produce a esta edad un vacío
cia de adultos que en lugar de estar para identificatorio, ya no se sabe quién es.
confrontar, cuidar y establecer diferen­ Se ha com enzado a desidealizar a los
cias, intentan igualarse a aquel u su r­ padres de la infancia, a descubrirlos fa­
pando espacios, códigos y vínculos. llidos y en aras de construir una nueva
identidad, a poner la mirada en otros
adultos de referencia: docentes, pre­
Marco teórico ceptores, padres de sus amigos. Debe
diferenciarse, para elegir quién ser sin
El comienzo de la adolescencia me­
parecerse a lo que la fam ilia deseó y
dia marca un momento de reconocimien­
para dejar atrás la atracción edípica e
to del cu erpo que ha com p letad o su
incestuosa de los años de infancia para
desarrollo genital, con lo cual están da­
la elección de una pareja contem porá­
das las condiciones para desplazar las
nea y exogámica.
investiduras paternas y narcisistas ha­
cia nuevos objetos. De modo que tom a­ Sobrevienen entonces sentimientos
rán sustancial importancia tanto el gru­ de vacío, desprotección, soledad, con­
po de pares, como otros adultos signifi­ fusión y extrañeza respecto de sí, ante
cativos. lo cual el Yo reacciona defensivamente
disociándose, conectándose con aspec­
En este contexto la escuela se cons­
tos de esta realidad d olorosa por un
tituye en un espacio de pertenencia in­
lado, y por otro desmintiendo la pérdi­
termedio entre el mundo y la casa, en el
da e idealizando recuerdos de infancia
que la subjetivación que produzcan tan­
con padres protectores. Ésta es la ra­
to los com pañeros como los docentes
zón por la cual los adolescentes pare­
se rá de s in g u la r im p o rta n c ia en la
cen estar siempre tan enojados con los
estructuración de la identidad adulta.
padres, han descubierto que ya no pue­
Entiendo que la ineficacia de la in­ den esperar de ellos el alivio y protec­
formación, como único recurso para anti­ ción, los culpan y, al mismo tiempo, re­

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chazan lo que de ellos provenga. Es un pérdida de padres diferenciados g en e­
momento en el que se prestigia y nece­ racion alm en te , tan o rg u llo so s de sus
sita de amigos, juntos construirán códi­ certezas, tan nostalgiosos de los recuer­
gos de com unicación, un lenguaje co ­ dos de su propia juventud, cuya d ife ­
mún, vestim entas que los identifiquen, rencia también facilitaba la confrontación
un reducto de intimidad excluido de la entre una y otra postura, afianzando a
mirada de los mayores. cada cual en los a sp ecto s su b je tiv o s
que les son propios y definiendo la iden­
Deseo hacer hincapié particularm en­
tidad con una referencia que se podía
te en la importancia de la construcción
pelear sin miedo por la solvencia que la
de este espacio psíquico, que im plica
sostenía. Pero adem ás, lo más rico de
cerrarle las puertas al adulto, no ser
e s ta c o n fr o n t a c ió n era la p o s tu ra
transparentes com o en la infancia, te ­
generacional implacable en la que se fi­
ner secretos, protegerse de su intromi­
jaban ambas partes, quedando clara la
sión. Esta construcción es decisiva para
intransigencia: ni el padre daba m ues­
salir airoso de esta etapa, en tanto da
tras de q u erer estar en el pellejo del
lugar a una nueva vuelta a aspectos
hijo, ni el hijo tenía por qué tem er la in­
narcisísticos cuyo espejo será el confor­
tromisión del padre (o madre).
mado por el que imagina y desea llegar
a ser, poniendo distancia con los víncu­ Hoy L. Kancyper nos advierte sobre
los primarios y dando muerte simbólica las patologías generadas por la dificul­
a los padres protectores de la infancia. tad de confrontación, discrim inación y
diferenciación entre las generaciones;
G. Obiols se cuestiona la vigencia actual
Los padres también duelan de los duelos de Aberasturi (por el cuer­
po y los padres de la infancia y por la
Advierto que en mis primeros años
b is e x u a lid a d ) , to m a el c o n c e p to de
de formación, se tomaba el tema de la
"pastiche" (de Jameson), para describir
familia del adolescente, más como so ­
a un a d olescen te que ya no necesita
porte pasivo de la turbulencia del creci­
rebelarse, porque no ve grandes d ife ­
miento del hijo, que como desestabili­
rencias entre sus padres y él.
zación de la propia estructura intrapsí-
quica individual y de pareja. Por otra parte, en un trabajo ante­
rior llamado "La intromisión de la sexua­
Los psicoterapeutas no nos cu e s­
lidad adulta en el niño y su im pacto en el
tionábam os d e m a sia d o los a sp e c to s
n iv e l in ic ia l" (Cfr. AM BLAR D de ELIA,
narcisistas de los padres a la hora de
2004) d e scrib o cóm o m uchos padres
darle paso al hijo en el protagonism o
en e s to s tie m p o s , se a p ro p ia n del
de la sexualidad y la muerte simbólica
cuerpo del hijo pequeño como lugar de
de la autoridad parental. Era natural
g o ce , o b s t a c u liz a n d o lo s d e s p la z a ­
que se expresara el deseo de verlo adul­
mientos de las investiduras hacia otros
to, con elecciones tomadas, con la vida
objetos, dificultando el desarrollo de la
resuelta.
inteligencia y el pensam iento y g en e­
Aberastury consideró los duelos que rando una e x cita b ilid a d im p o sib le de
debía tramitar el joven a partir de la m e t a b o liz a r p o r el p s iq u is m o q u e

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deviene traum ática produciendo fallas un lado, los roles de cada cual por otro,
en la identidad, hiperkinesia y d éficit ni aceptado el sometimiento a la legali­
atencionales. De manera tal que la "im ­ dad impuesta por otros.
plantación" de la erotización, ese ape­
go corporal y protector necesario para
la con stitución del sujeto psíquico se Impacto y consecuencias
convierte en "introm isión", porque re­
En la población de adolescentes con
sulta un exce so de p resen cia en los
este tipo de dificultades, el desarrollo
cu id a d o s p aren tales que un niño re ­
puberal acontece en niñas que jugaron
quiere para desarrollarse, provocando
con barbies, en el que lo lúdico no dra­
una obturación en los procesos de indi­
matizó el maternaje, sino que hubo una
viduación y diferenciación Yo-Otro (Cfr.
identificación tem prana con una mamá
BLEICHMAR, 1993) Consecuencias, en­
que cuida desde aspectos narcisistas,
tre otras, que se manifestarán en este
con un cuerpo que convoca desde el pla­
momento de la adolescencia, en el que
cer eró tico m ás que d esd e lo subje-
se im pone una nueva renuncia a los
tivante ("actividad de representación"),
vínculos incestuosos.
im pulsando la conducta hacia el alivio
En este contexto, los docentes des­ inmediato de las tensiones, la no tole­
criben a estos jóvenes, como renuentes rancia a la espera, y a dificultades en el
a la aceptación de límites, que en gene­ desarrollo de las em ociones de ternura
ral no aceptan las normativas, o que más y amor al semejante (Cfr. BLEICHMAR,
precisam ente parecieran extrañarse de 2005/2006).
que existan. Toda su historia escolar
La situación del varón es tal vez
está signada por esta particularidad y
más complicada, por cuanto resignar el
por la búsqueda constante de ex ce p ­
cuerpo de la madre, aceptar la prohibi­
ciones para ellos. Por lo general están
ción del incesto y rivalizar con el padre
aburridos y son demandantes del adul­
no lo aventaja respecto de la niña, más
to ante cualquier tarea impuesta.
aun cuando en estos vínculos general­
Ya en la escue la se cu n d a ria , los mente no existe un padre interdictor.
padres de estos alum nos han asistido
Son jóvenes para quienes este es­
a infinidad de reuniones con el perso­
pacio de intimidad necesario para cons­
nal directivo, de gabinete, o con el pre­
truir la identidad adulta se produce con
ceptor. Lo vienen haciendo desde que
dificultad y angustia, generando conduc­
éstos cursaban los primeros grados. Por
tas impulsivas y/o agresivas y por lo ge­
lo general, siempre atribuyeron la falla
neral, con dificultades en la adaptación
a la escuela, pensaron que era función
e integración con los grupos de pares.
de ésta poner el límite. En realidad nun­
No term inan de lograr independencia
ca terminaron de incluirlo sim bólicam en­
personal y son proclives a adicciones o
te en la institución, tam poco en otras
enferm edades psicosom áticas.
como el club o la academia de idiomas,
porque en el tipo de vínculo que esta­ Hasta aquí, he intentado describir
blecen estos padres no está claram en­ las condiciones vinculares que inciden
te definida la asimetría adulto-joven por en la form ación de síntom as, particu­

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larmente cuando la brecha generacional tar las conocidas creencias de ellos con
y la definición de roles familiares no son sus nuevos y propios juicios.
los adecuados.
Hoy nos llaman la atención los ho­
Me refiero al sector de adultos, fá­ rarios que tienen los jóvenes para sus
cilm ente advertibles en la actualidad, salidas. Muchos cuentan que ponen el
que se muestran reacios a ceder a los d e sp e rta d o r a las cin co horas los f i­
adolescentes un territo rio propio. Del nes de sem ana para en co n trarse con
mismo modo que fueron renuentes a la los amigos. Los alum nos de la escuela
hora de aceptar las premisas escolares más arriba m encionada realizaron un
para su inclusión, a muchos les cuesta estudio muy serio sobre el consum o de
dar un paso al costado al momento de bebidas en erg izan te s, del cual se in ­
aceptar que la juventud del hijo no sólo fiere que la falta de lugares bailables,
que no los incluye, sino que es el inicio los im p ro visad o s p eq ueñ os p u b s que
surgen en alejados sitios de la ciudad,
de su propio envejecimiento. Al respec­
y la perseverancia para asistir a altas
to, se expedían los adolescentes de la
horas de la m adrugada son esfuerzos
escuela mencionada.
para m a n te n e rs e a d is ta n c ia de los
a d u lto s.

La construcción de la intimidad en ¿Cuán despiertos y atentos tienen


la adolescencia media que estar para que los padres y madres
vestidos de adolescentes en búsqueda
Cuando se term inan las salidas a
de sexualidad em ergente no los in v a­
fiestas de quince, los permisos más ex­
dan?, ¿cómo salen a la exogamia si los
plícitos, el control posible, los resabios
representantes edípicos están p resen ­
de una etapa en la que el mayor placer
tes?, ¿cómo, si muchos de ellos perte­
era coincidir con los preceptos inculca­ necen al macro grupo de chicos que fra ­
dos en la casa y en la escuela, el cuer­ casaron en su trabajo de latencia, es
po ha cambiado, el Yo lo reconoce y re­ decir que ya en la escuela primaria no
conoce las nuevas sensaciones. Pero la lograban autonom izarse, apropiarse de
nueva identidad sólo es posible de cons­ la oferta escolar como capital individual
truir a través del desasimiento parental, y propio disfrutando de ella y la introm i­
el espacio propio y el reconocimiento de sión ejercida en la infancia se vuelve en
tener que abandonar ese mundo m ági­ la adolescencia, om inosa con el d esa­
co, seguro y feliz por otro, más incierto rrollo de la genitalidad?
pero propio.
Encuentro relación entre las pato­
Francois Doltó decía que la pauta logías de acto, fobias y com pulsiones y
de normalidad de un adolescente pa­ e sta s c o n d u c ta s a d u lta s. El n ú m ero
saba por el deseo de dejar sus hoga­ abrum ador de consultas por chicos que
res y buscar otras ex p e rie n cia s (Cfr. cursan el cuarto y quinto año de escue­
DOLTÓ, 1990:167), dando cuenta de la secundaria me dice que la intimidad
que el desarrollo lo hacía fuera de la necesaria para p ensarse y con oce rse
mirada de los padres, en otros ámbitos, com o recurso im prescindible para in i­
y necesitaba encontrarlos para confron­ ciarse en el mundo exogámico está fa-

'D:aioyo¿ . A ñ o VI, N ° 11, a b r il 2008. Pág . 7 2 -7 9


La intim idad, un bien en extinción

lia n d o en los g ru p o s e s tu d ia d o s . La No obstante, creo a b solu ta m en te


ingesta de bebidas alcohólicas y otras alentador que los mismos chicos denun­
su sta n cia s tó x icas es reconocida por cien estas actitudes y que haya escue­
ellos "para atreverse". las y mayores que se avengan a consi­
derarlas. Esto no sólo implica una resis­
En mi experiencia psicoterapeútica,
tencia a los signos posm odernos que
m uchos de los pacientes de esta edad
nos arrasan, sino un m odo eficaz de
con características violentas, im pu lsi­
actuar sobre ellos. En resum en, estas
vas, con adicciones y otras patologías
m anifestaciones culturales de nuestro
de acto pertenecen a padres que no
tiempo merecen que los terapeutas es­
han podido resolver sus propios aspec­
tem os atentos al entorno de los chicos
tos narcisistas dando lugar al hijo en
que atendem os y podam os trasm itir y
la conquista de los protagonism os j u ­
c o m p a rtir con las e s cu e la s n u e stra s
veniles. Generalm ente son los hijos que
posturas para ayudarlos, al tiem po de
por ser los más grandes, son los pri­
recibir la invalorable m irada que ellas
m eros a d o lescen te s de la fam ilia, es
tie n e n de los g ru p o s, con el fin de
d ecir los que clausuran la fam ilia con
posicionar al docente en el delicado rol
niños. En otros, coincide este m om en­
que hoy le compete ejercer con los ado­
to de la vida con la separación de los
lescentes, tanto como modelo de iden­
padres, y se sienten pares a la hora
tificación, como de interm ediario entre
de em pezar a vivir una vida propia. Y
la familia y el mundo.
otros tantos sufren las crisis de la m e­
d ian a ed ad , cu an d o no han log rad o
cum plir con sus objetivos o han fraca­ Original recibido: 27-08-2007
sado en ellos. Original aceptado: 25-02-2008

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