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Tesis La Adoracion y La Biblia
Tesis La Adoracion y La Biblia
LA ADORACIÓN EN LA BIBLIA
LICENCIADO EN TEOLOGÍA
A DIOS
Por haberme escogido para escudriñar su Palabra la Santa Biblia y por la
guianza del Espíritu Santo.
A MIS HERMANOS
María Luisa de Barrientos
Juan Barrios
Elizabeth Barrios de Tómas
Marta Rebeca Salas
Isaías Barrios
Por su apoyo, cariño y oraciones.
Introducción……….……………………………………………………………………….I
Hipótesis………………………………………………………………………………….III
Objetivos…………………………………………………………………………………IV
1 Adoración…………………………………………………………………………….….1
2 Sacrificios y ofrendas…………………………………………………………………....2
3 Tabernáculo……………………………………………………………………………..7
4 Templo…………………………………………………………………………………..7
5 Idolatría……………………………………………………………………………….....8
1 Los Patriarcas………………………………………………………………………….14
2 El Éxodo………………………………………………………………………….……18
4 La Monarquía…………………………………………………………………………..24
1 Adoración…………………………………………………………………………..…32
1 El centro de la adoración……………………………………………………………...38
3 Los sacrificios…………………………………………………………………………42
4 Las ofrendas………………………………………………………………..……..…..44
5 La oración……………………………………………………………………………..45
6 Adoración de corazón…………………………………………………………….…..46
Conclusiones…………………………………………………………………………....V
Recomendaciones………………………………………………………………..…….VIII
Bibliografía…………………………………………………………………………….IX
I
INTRODUCCIÓN
La adoración hacia Dios es una ordenanza divina en la cual el hombre puede decidir
dársela o no debido a su libre albedrío, pero ésta adoración no se encierra en una actividad a
desarrollar por una persona. En el ejemplo de la conversación de Jesús con la mujer
samaritana en el pozo, él le indica que vendrá la hora en que a Dios se le deberá adorar en
espíritu y en verdad, pues a éstos adoradores es a quienes Dios busca.
En una ocasión Dios se refiere al pueblo de Israel indicándoles que su pueblo de labios
le honra, pero su corazón está lejos de él. Esto indica que la adoración a Dios no es una
acción determinada sino una forma de vida.
En la vida del pueblo de Israel, la adoración era muy importante por lo que fue necesario
tener una liturgia establecida para poder desarrollar ésta actividad delante la presencia de
Dios.
II
HIPÓTESIS
OBJETIVOS
GENERAL
Presentar a la luz de La Biblia los elementos importantes que se mencionan en ella para
determinar la adoración establecida por Dios y las formas de adoración que existen.
ESPECÍFICO
Usualmente el adorante baja la cabeza hacia el suelo (Exodo 34:8) o se postra en tierra
(Job 1:20) por lo cual se usa la palabra inclinarse como equivalente a adoración (Exodo
20:5; 2 Reyes 5:18). Pero el acto físico de inclinar el cuerpo puede tener otro sentido como
súplica a una persona (Génesis 23:7-12), o simple reverencia ante un rey (1 Samuel 24:8-
9). Para que exista adoración es imprescindible una actitud del corazón que reconoce en el
objeto de la adoración el carácter de soberano señor y dueño, como en el Salmo 99, donde
se comienza reconociendo la grandeza de Dios.
Abraham así como los otros patriarcas, construían altares a Dios, lugares especiales de
adoración (Génesis 12:8) donde rendían culto a Jehová.
1
“Adoración”. Nuevo Diccionario de la Biblia. 1,999. P.24
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las fiestas tradicionales. Muy pronto sin embargo, los cristianos gentiles decidieron
reunirse para hacer su adoración pública el primer día de la semana, que fue llamado el día
del Señor (Apocalipsis 1:10), en conmemoración de la resurrección de Cristo.
2 Sacrificios y ofrendas:
2
Ibid, p.908
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un jefe…‖ debía traer un macho cabrío. ―Si alguna persona del pueblo…una cabra‖ o un
cordero. Si era demasiado pobre y ―no tuviere lo suficiente para un cordero‖, debía
ofrendar ―dos tórtolas o dos palominos‖ y si aun no tuviere recursos para esto, entonces
podía ofrecer ―la decima parte de un efa de harina‖.
El ofertante ponía sus manos sobre el animal, lo que constituía un acto simbólico para
señalar su identificación con la ofrenda. El sumo sacerdote mojando su dedo en la sangre,
rociaba, ―siete veces delante de Jehová, hacia el santuario‖ y también la ponía ―sobre los
cuernos del altar‖, solo una vez al año, en el día de la expiación, hacia esto dentro del lugar
santísimo. La sangre no usada para rociar se echaba ―al pie del altar del holocausto‖.
Toda la grasa del animal, ―la que cubre los intestinos, y la que esta sobre las entrañas, los
dos riñones, la grosura que esta sobre el hígado ―se hacia arder sobre el altar‖ si se trataba
de un becerro ofrecido por el sumo sacerdote o la congregación, los restos se sacaban fuera
del campamento y se quemaban. Cuando los ofertantes eran otros, la carne quedaba como
alimento para los sacerdotes, que la podían comer ―en lugar santo‖. En ciertos ritos
especiales de purificación se requería también un sacrificio por el pecado. Generalmente lo
ofrecido eran ovejas o pájaros. Los principales casos son: para la purificación después de
un parto, cuando un leproso era sanado, cuando alguien era sanado de flujo de semen o de
sangre, o para purificar a un nazareo que se hubiera contaminado. Además, de un sacrificio
por el pecado se requería también en cada uno de los días de fiesta. En el día de la nueva
luna ―al comienzo de vuestros meses‖, en la celebración de la pascua, en la fiesta de las
primicias, al comienzo del año, en el día de la expiación, y en la fiesta de los tabernáculos
etc.
―Este sacrifico se regía por los mismos criterios rituales que el sacrificio por el pecado
―como el sacrificio por el pecado, asi es el sacrificio por la culpa: una misma ley tendrán‖.
Este tipo de sacrificio era requerido ―cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por
yerro en las cosas santas de Jehová‖.3 La idea era clara de que un agravio debía ser
reparado. Si se cometía contra un prójimo, se estaba violando los mandamientos de Dios,
por lo cual ambos debían dárseles satisfacción. Además del sacrificio el ofertante tenia que
devolver ―lo que hubiere defraudado de las cosas santas y añadirá a ello la quinta parte‖. El
sentido de este sacrificio estaba relacionado con la idea de reparación. El ofensor tenía que
confesar su pecado y hacer restitución a la persona ofendida, con la multa. Si esta hubiere
muerto, entonces se entregaba a los sacerdotes. Se aplicaba a personas que pecaren
faltando en el reporte de alguna suma depositada a su cargo, a quien ―robare o calumniare a
3
Ibid, p.909
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2.3 Holocausto
―Este sacrificio se hacía como una expresión de una entrega total a Dios. La palabra
hebrea olam, equivalente a holocausto, quiere decir ―aquello que va arriba‖. La ofrenda que
debía ser ―de ganado vacuno u ovejuno‖ (Lv. 1:2) o aves (Lv. 1:14). El animal era
sacrificado después que el ofertante ponía sus manos sobre el.‖4 Especial cuidado se tenia
en limpiar adecuadamente el cuerpo del animal (―desarrollara el holocausto, y lo dividirá
en sus piezas‖ [Lv. 1:6]). Todo el animal excepto la piel, que era dada al sacerdote, y las
plumas si era ave, se colocaba sobre el altar y era consumido a fuego (―…holocausto es,
ofrenda encendida de olor grato para Jehová‖ [Lv. 1:13]). Era necesario mantener un fuego
constante sobre el altar ―…el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda
la noche, hasta la mañana, el fuego del altar ardera en él‖ [Lv. 6:9]). Por lo tanto el
holocausto era el sacrificio permanente en el santuario, pues se había ordenado un
―holocausto continuo por vuestras generaciones‖ (Ex. 29:42).
Los sábados se ofrecían dos corderos adicionales (Nm. 28:9-10). En el primer día des
mes se ofrecían ―dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin
defecto‖ (Nm. 28:11), asi como también en las fiestas de la Pascua (Nm. 28:19-24) y de las
trompetas, al igual que en el día de la expiación se requerían un becerro… un carnero, siete
corderos de un año‖ (Nm. 29:2-4,7-8). Otro numero de animales era requisito para la fiesta
de los tabernáculos (Nm. 29:17-34). También en algunos ritos de purificación se requería
de un holocausto. Los principales casos son: Para la purificación después de un parto,
cuando un leproso era sanado, cuando alguien era sanado de flujo de semen o de sangre, o
para purificar un nazareo que hubiera contaminado (Nm. 6:10-11). Además, un sacrificio
por el pecado se requería también en cada uno de los días de fiesta. En el día de la nueva
luna, en la celebración de la pascua, en la fiesta de las primicias, al comienzo del año, en el
día de la expiación, y en la fiesta de los tabernáculos.
4
“Holocausto”. Nuevo Diccionario de la Biblia. 1,999. P.490.
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La particularidad principal de esta ofrenda era que siempre culminaba con una comida
comunal, en la cual participaban los sacerdotes y el ofertante y sus familiares. El animal
podía ser de ganado vacuno, o sea macho o hembra‖, asi como ovejas y cabras (Lv. 3:1,
6,12). Si el sacrificio se ofrecía ―en acción de gracias‖, se acompañaba con tortas,
hojaldres o flor de harina (Lv. 7:12). Un nazareo que culminaba felizmente su voto debía
ofrecer un sacrificio de paz (Nm. 6:14). ―El ofertante debía también imponer sus manos
sobre el animal que iba a sacrificar, el cual era degollado ―a la puerta del tabernáculo‖ (Lv.
3:2). Loa otros sacrificios se hacían en el N del altar. Se establecía cual parte del animal
debía ser quemada y cuales eran las porciones que correspondían a los sacerdotes, que las
podían comer con su familia en cualquier lugar dentro del santuario (Nm. 18:10-11)‖.5 El
resto del animal era entregado al ofertante para su consumo comunal, que además de su
familia, podía incluir a levitas (Dt. 12:12). La comida debía realizarse dentro del santuario
señalado por Dios y en el mismo día del sacrificio (Lv. 7:15; Dt. 12:6-7). Si sobraba algo,
debía ser quemado. El sacrificio de paz estaba señalado para el día de las primicias (Lv.
23:19-20), cuando se completaba con éxito un voto de nazareato, en la consagración de un
sacerdote o para eventos conmemorativos especiales.
2.5 La oblación:
Juntamente con el holocausto, así como con los sacrificios de paz (Levítico 7:12 – 14),
se había que realizar esta ofrenda, que debía ser de ―flor de harina, sobre la cual echara
aceite, y pondrá sobre ella incienso‖ (Lv. 2:1). De la harina el sacerdote quemaba un
puñado sobre el altar y el resto era para él (Lv. 2:2-3). Se podía ofrecer cocida en horno, o
frita en sartén o cocida en cazuela, siempre ―harina sin levadura‖ amasada o untada con
aceite (Lv. 2:4-5). No se permitía el uso de miel y era necesario que todo fuera hecho con
sal (Lv. 2:11-13). En cuanto a las ofrendas de primicias, estas debían ser tostadas ―al fuego
las espigas verdes, y el grano desmenuzado‖, junto con aceite e incienso (Lv. 2:14-15). Se
establecía una relación entre los tipos de animales sacrificados en el holocausto y el tamaño
o cantidad de la oblación (Nm. 15:2-10). En el caso de los sacrificios de paz, la harina
cocinada de alguna manera, ya fuera como hojaldras o de otra forma, se comía con la carne
del sacrificio, es de notar que las oblaciones se hacían también en las ocasiones de sanidad
de un leproso y en la consumación de un voto de nazareato (Nm. 6:15), pero no en los casos
de purificación después de un parto, o cuando alguien era sanado de flujo de semen o de
sangre (Lv. 15:15,30).
5
Ibid, p.910
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―En los holocaustos y los sacrificios de paz se hacía también una libación, de la cual se
dice que eran ―olor grato a Jehová‖ pero nunca como parte de un sacrificio por el pecado o
culpa. Se usaba vino en una cantidad que era diferente según el sacrificio fuera de un
carnero, un cordero o un novillo (Nm. 15:1-10)‖.6 Al igual que en el holocausto, la libación
era toda usada en el altar, no tocando nada al sacerdote (―…derramaras libación de vino
superior ante Jehová en el santuario‖ [Nm. 28:7]). En los sacrificios de purificación por la
sanidad de un leproso no se hacia libación, pero si se realizaba en la consumación de un
voto de nazareato. (Nm 6:17).
En algunos casos, parte de la ofrenda era tomada por el sacerdote y mecida. Esto
sucedía, por ejemplo en la ofrenda que se hacía para la consagración de los sacerdotes (―...
y los pondrás todo en las manos de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como
ofrenda mecida delante de Jehová‖ [Ex. 29:24]). Evidentemente esto esta relacionado con
el concepto de ―llenar las manos‖, en el sentido de colocar en las manos de una persona los
símbolos de un oficio (consagración). En el sacrificio de Paz también se mecía una parte
del animal (―...el pecho para que sea mecido como sacrificio mecido delante de Jehová‖.
Otro termino que se utilizaba también es ―elevar‖ (―comeréis asimismo en un lugar limpio,
tu y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la espaldilla elevada‖ [Lv. 10:14]).
Según algunos eruditos, ―mecer‖ era un movimiento horizontal, mientras que ―elevar‖ era
vertical. Aunque en castellano se aprecia la diferencia, para mencionar las ofrendas de
materiales para la construcción del tabernáculo se usa la misma expresión hebrea que
significa ―mecer‖ (Ex. 35:22; 38:29).
Estas ofrendas se hacían con motivo de algún voto hecho ante Dios, o por el siempre
deseo de gozarse de la presencia de Dios en su santuario. En el caso de que se realizara de
manera espontanea, que no obedecía a ninguna, ordenanza u obligación, se permitía comer
de la carne el mismo día del sacrificio o al día siguiente. Pero al tercer día había que
quemar lo que restaba (Lv. 7:16-17). En tiempos de Josías, por ejemplo, cuando se celebro
la Pascua de una manera muy especial, los ―príncipes dieron con liberalidad al pueblo y a
los sacerdotes… dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes‖ (2 Cr. 35:8).
6
Ídem
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3 Tabernáculo
―Los israelitas conocían los enormes templos que existían en Egipto, pero para la
peregrinación por el desierto no era posible erigir nada parecido a ellos. Dios dio
instrucciones a Moisés para que hiciera un santuario portátil, en forma de tienda
desarmable. En hebreo se utilizaban varios términos para referirse al Tabernáculo. Entre
ellos: mishkan, que significa ―habitación‖, porque era el lugar donde Dios habitaba. A
veces se decía mishkan YHWH (Tabernáculo de Jehová), como en Lv. 17:4 (―…para
ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová‖. También se le llama ohel
mo‘ed (tabernáculo de reunión), como en Ex. 28:43 y mikdash (santuario) (―Y harán un
santuario para mí, y habitare en medio de ellos‖) Ex. 25:8).‖7
El diseño del tabernáculo le fue mostrado por Dios a Moisés en el monte Sinaí (―Mira y
hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte‖ [Ex. 25:40]). El autor de
hebreos interpreta que Moisés vio cosas celestiales que tuvo que plasmar en materiales de
la tierra (―…los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se
le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira haz todas las cosas
conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte‖ [He. 8:5]). De manera que es muy
claro que con cada detalle del tabernáculo Dios deseaba trasmitir alguna enseñanza de
carácter simbólico y espiritual al pueblo. Para la construcción se hizo una suscripción
popular. Todo el pueblo contribuyó con los muy diversos materiales que eran necesarios
(―Di a los hijos de Israel que tomen para mi ofrenda, de todo varón que la diere de su
voluntad, de corazón, tomareis mi ofrenda‖ [Ex. 25:2]).
En Ex. 35:1-35 se detallan las ofrendas realizadas: ―…oro, plata, bronce, azul, purpura,
carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones,
madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el
incienso aromático, y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral‖.
El pueblo dio con tanta abundancia que Moisés tuvo que suspender las ofrendas, porque
eran demasiadas. Bezaleel, de la tribu de Judá y Aholiab, de la tribu de Dan fueron las
personas quienes Dios lleno ―de sabiduría de corazón‖ para dirigir los trabajos.
4 Templo
―El tabernáculo estuvo en diversos lugares de Israel hasta que David decidió trasladarlo
a Jerusalén (―metieron, pues, el arca de Jehová y la pusieron en su lugar en medio de una
tienda que David le había levantado‖ [2S. 6:17]). Pero no se quedo conforme con esto,
7
Ibid, p.985
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pues sentía que el vivía en una casa cómoda, mientras que el arca estaba en una tienda. Por
lo cual dijo al profeta Natán: ―Mira ahora yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios esta
entre cortinas‖ (2S. 7:2). Aunque inicialmente el profeta alentó a David en su propósito de
levantar un tabernáculo para Dios, mas tarde recibió la revelación de que no seria David
quien lo haría, sino su hijo, lo cual comunico al rey (2S. 7:12-13)‖.8 David adquirió los
terrenos de Arauna en ocasión de una crisis causada por el mismo (―Y edifico allí David un
altar a Jehová… y cesó la plaga‖ [2S. 24:25]). Como consecuencia de esto, decidió que ese
seria el lugar donde se construiría el tabernáculo. La tradición judía, basándose en 2 Cr.
3:1, piensa que este es el mismo lugar donde Abraham fue a ofrecer a su hijo Isaac en
sacrificio. Aunque David sabia que no seria el quien levantaría el tabernáculo., hizo cuanto
pudo por acumular materiales que se utilizarían en el proyecto (1Cr. 22:2, 3,14-16).
En efecto, fue su hijo Salomón quien comenzó la obra. Para ello busco la ayuda de los
experimentados fenicios, a través de su alianza con Hiram. Los fenicios habían construido
muchos templos, tanto en Tiro como en Chipre y otras partes, asi como mercados y obras
portuarias. Hiram envió madera de cedro y madera de ciprés por vía marítima, asi como a
expertos en metalurgia, entre ellos a Hiram-abi. También canteros, albañiles y carpinteros.
Salomón pagaba por esto en trigo y aceite (1R. 5:2-18; 2Cr. 2:1-18) para conseguir la
mano de obra necesaria ―el rey Salomón decreto leva en todo Israel; y la leva fue de treinta
mil hombres‖, mas unos ciento cincuenta mil cananeos que fueron también forzados como
cargadores y cortadores. La etapa de construcción tomo unos siete años, y se inauguro con
una gran festividad que duro catorce días.
El diseño del templo siguió ciertos lineamientos del tabernáculo. Pero el edificio
principal tenía una forma oblonga en la cual había tres compartimientos. Primeramente, un
pórtico o vestíbulo, que era llamado Ulam, luego el cuarto para el ministerio sacerdotal, el
Hekhal. Y finalmente el Lugar Santísimo (Devir). En cuanto al mobiliario del tabernáculo,
se encuentran todos producidos en el templo, pero con diferentes dimensiones, excepto el
arca, que era la misma.
5 Idolatría:
8
Ibid, p.1001
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9
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. Microsoft Corporation.
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de Jacob (véase Gn. 31.13), y es más fácil interpretar que pertenece a la categoría de los
monumentos conmemorativos (p. ej. Gn. 35.20; 24.27; 1 S. 7.12; 2 S. 18.18). Finalmente,
la prueba de Gn. 35.4, a menudo empleada como indicación de la idolatría patriarcal, en
realidad se refiere a la reconocida incompatibilidad entre los ídolos y el Dios de Bet-el
Jacob debe desprenderse de los objetos inaceptables antes de presentarse ante este Dios. El
hecho de que Jacob los haya ―escondido‖ no debe interpretarse como que tuvo miedo de
destruirlos debido a razones de reverencia supersticiosa. Sería permitir que las sospechas
gobernaran la exégesis, si hacemos más que suponer que esta era la manera más simple, así
como la más efectiva, de deshacerse de objetos no combustibles.
El peso de las pruebas relacionadas con el período mosaico resulta igual. El relato del
becerro de oro (Ex. 32) revela hasta dónde llegaba el contraste entre la religión emanada del
monte Sinaí y la forma de religión aceptable para el corazón no regenerado. Vemos que
estas religiones son incompatibles. La religión del Sinaí es decididamente enemiga de las
imágenes. Moisés advirtió al pueblo (Dt. 4.12) que la revelación de Dios que se les otorgó
allí no tenía ―figuras‖, a fin de que no se corrompiera con imágenes. Esta es la posición
mosaica esencial, como podemos ver en el Decálogo (Ex. 20.4; cf. Ex. 34.17). Debemos
notar que la prohibición de Dt. 4.12 pertenece a la esfera de la religión, y no a la de la
teología. Es correcto hablar de una ―figura‖ del Señor, y Dt. 4.12 y Nm. 12.8 tienen el
término (―figura‖) en común. Pero haberla llevado a la práctica religiosa habría significado
para Israel corromper la verdad y la vida. Este es un notable testimonio del carácter no
icónico del culto de Israel. El segundo mandamiento era único en el mundo en aquellos
días, y el hecho de que la arqueología no haya podido encontrar una representación de
Yahveh (en épocas en las que los ídolos abundaban en todas las demás religiones) indica el
lugar fundamental que dicho mandamiento ocupó en la religión de Israel desde los días de
Moisés.
―El registro histórico de Jueces, Samuel, y Reyes narra la misma historia del abandono
por la nación de las formas espirituales propias de su religión. El libro de los Jueces, por lo
menos a partir del cap(s). 17, se propone deliberadamente poner de manifiesto una época de
rebeldía y desorden generales (cf. 17.6; 18.1; 19.1; 21.25) No deberíamos pretender ver en
los acontecimientos del cap(s). 19 la norma de la moralidad israelita.‖10 Se trata,
sencillamente, de la historia de una sociedad degradada; del mismo modo no nos asisten
razones para ver en la historia de Micaía (Jue. 17–18) una etapa fiel pero primitiva de la
religión de Israel. El mismo comentario por parte del autor de Jueces hace ver, a su vez, la
corrupción religiosa (17.1–13; véase vv. 6), la inquietud social y el desorden (18.1–31;
véase v.1), como también la declinación moral (19.1ss) de la época.
10
“Idolatría”. Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. 1,982. P.506
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No se detalla la forma que tenían las imágenes de Micaía. Se ha sugerido que, dado que
posteriormente llegaron a ocupar un lugar en el santuario danita en el N, tenían forma o
figura de becerro o toro. Es muy posible, porque es sumamente significativo que cuando
Israel se inclinó a la idolatría, siempre tuvieron que imitar las formas exteriores del
paganismo existente en la región, lo cual indica que había algo en la naturaleza misma del
culto a Yahvéh que evitaba el desarrollo de formas o figuras idolátricas autóctonas. Los
becerros de oro hechos por Jeroboam (1 R. 12.28) eran símbolos cananeos muy conocidos,
e igualmente, cada vez que los reyes de Judá e Israel cayeron en la idolatría lo hicieron
copiando de otros pueblos y elaborando sincretismos. Afirma que los indicios de idolatría
que existieron después de Moisés, se explican ya sea por la tendencia al sincretismo o por
la tendencia que tienen las costumbres extirpadas en una generación a aflorar nuevamente
en la generación siguiente (cf. Jer. 44). A estas podríamos añadir la tendencia a corromper
el empleo de algo que en sí era permisible: el uso supersticioso del efod (Jue. 8.27), y el
culto a la serpiente (2 R. 18.4).
Las principales formas de idolatría en las que cayó Israel fueron el uso de imágenes
grabadas y fundidas, las columnas, el culto a Asera, y los Terafines. La masseµk_aÆ, o
imagen de fundición, se hacía colando metal en un molde y dándole la forma con una
herramienta (Ex. 32.4, 24). Hay alguna duda sobre si esta figura y los becerros que
posteriormente fabricó Jeroboam estaban destinados a representar a Yahvéh, o si estaban
concebidos como pedestales sobre los cuales se lo entronizaba. La analogía de los
querubines (cf. 2 S. 6.2) sugiere esto último, opinión que también recibe el apoyo de la
arqueología (cf. G. E. Wright, Biblical Archaelogy, pp. 148 [trad. cast. Arqueología bíblica,
1975], para una ilustración del dios Hadad cabalgando sobre un toro). Sin embargo, los
querubines no eran visibles, y decididamente eran ―de otro mundo‖ en lo que se refiere a su
aspecto. No podían indicar ninguna asociación inaceptable entre el Dios soberano y
paralelos terrenales. Los toros, por el contrario, no estaban ocultos (por lo menos en cuanto
a lo que sugiere la narración), y no podían dejar de relacionar a Yahvéh con la religión y la
teología de la fertilidad.
Tanto los pilares como las imágenes de Asera estaban prohibidos en Israel (cf. Dt.
12.3; 16.21–22). En los santuarios de Baal las imágenes de este dios (cf. 2 R. 10.27) y el
poste de Asera estaban al lado del altar. Se consideraba al pilar como una representación
estilizada de la presencia del dios en el santuario. Era objeto de gran veneración; a veces
tenía partes ahuecadas para recibir la sangre de los sacrificios, y a veces, como puede verse
por su superficie pulida, sus devotos lo besaban. La imagen de Asera era de madera, según
se demuestra por su forma usual de destrucción, que era por fuego (Dt. 12.3; 2 R. 23.6), y
probablemente su origen fue una planta perenne sagrada, símbolo de la vida. Su relación
con los ritos cananeos de la fertilidad bastaban para hacerlos abominables ante Yahvéh.
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Pero aunque se esté enteramente sujeto a Yahvéh (p. ej. Sal. 95.3), existen fuerzas
espirituales malignas, y la práctica de la idolatría lleva a los hombres a un contacto mortal
con estos ―dioses‖. Isaías, del que generalmente se dice que llevó a su punto máximo la
burla irónica contra los ídolos, estaba muy al tanto de este mal espiritual. Sabe que hay un
solo Dios (44.8), pero aun así, nadie puede tocar un ídolo, aunque no sea ―nada‖, y salir
libre de consecuencias. El contacto del hombre con el falso dios lo infecta con una mortal
ceguera espiritual, que afecta su corazón y su mente (44.18). Aunque lo que adora no es
más que ―cenizas‖, está, de todos modos, lleno del veneno del engaño espiritual (44.20).
Aquellos que adoran ídolos se vuelven igual que ellos (Sal. 115.8; Jer. 2.5; Os. 9.10). A
causa de la realidad del espíritu de maldad detrás del ídolo, el ir en pos de ellos es
abominación a Yahvéh (Dt. 7.25), abominación y suciedad (Dt. 29.17, °sba), y el más grave
de los pecados, el adulterio espiritual (Dt. 31.16; Jue. 2.17; Os. 1.2). No obstante ello, hay
un solo Dios, y el contraste entre Yahvéh y los ídolos debe trazarse en función de vida,
actividad, y gobierno. El ídolo no puede predecir ni provocar acontecimientos, Yahvéh sí
puede (Is. 41.26–27; 44.7); el ídolo es una impotente pieza a la deriva en el río de la
historia, sabio solamente después del hecho, e incapaz de hacer nada ante el mismo (Is.
41.5–7; 46.1–2), mientras que Yahvéh es el Señor de la historia, y el que la rige (Is. 40.22–
25; 41.1–2, 25; 43.14–15, etc.).
El Nuevo Testamento refuerza y amplía la enseñanza del AT. Ya hemos hecho notar su
reconocimiento de que los ídolos no son nada pero que, al mismo tiempo, son potencias
espirituales peligrosas. Además, Ro. 1 expresa el argumento del AT de que la idolatría
representa una declinación de la verdadera espiritualidad, y no una etapa en el camino hacia
el conocimiento puro de Dios. El Nuevo Testamento reconoce, sin embargo, que el peligro
de la idolatría existe, aun cuando no se fabriquen ídolos materiales; la asociación de la
idolatría con los pecados sexuales en Gálatas. 5.19–20 debería ligarse con la equiparación
de la codicia con la idolatría (1 Co. 5.11; Ef. 5.5; Col. 3.5), porque en la codicia Pablo
11
Ibid, p.506
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incluye y destaca la lascivia (cf. Ef. 4.19; 5.3; 1 Ts. 4.6, gr.; 1 Co. 10.7, 14). Después de
haber recalcado el carácter definitivo y pleno de la revelación en Cristo, Juan advierte que
toda desviación es idolatría (1 Jn. 5.19–21). Ídolo es todo lo que exige una lealtad que
solamente pertenece a Dios (Is. 42.8).
―La relación entre la enseñanza bíblica referente a los ídolos y su doctrina monoteísta
de Dios no puede pasar inadvertida. Al reconocer el magnetismo de la religión idolátrica
para Israel, como así también en su aparente aceptación de la existencia de otros dioses,
como es el caso, p. ej., en Sal. 95.3, el Antiguo Testamento no acepta la existencia real de
los ―dioses‖, sino la existencia real de la amenaza que suponen para Israel, la amenaza de
cultos y lealtades alternativos. Es así como mantiene constantemente su monoteísmo (como
también lo hace el Nuevo Testamento) en el marco de la religión y la atmósfera religiosa
del pueblo de Dios‖.12
12
“Idolatría”. Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. 1982. P. 506
P á g i n a | 14
1 Los Patriarcas
El pueblo escogido por Dios, Israel se originó en el llamado hacia Abraham (antes
llamado Abram que significa Padre enaltecido), que posteriormente sería el padre de Isaac
y a su vez abuelo de Jacobo, quienes serían los patriarcas o precursores de lo que
posteriormente se llamaría Israel.
1.1 Abraham
La etimología del nombre de Abram (empleado en Gn. 11.26–17.4 y rara vez en otras
partes, p. ej. 1 Cr. 1.27; Neh. 9.7) es incierta. Probablemente significa ‗el padre es
exaltado‘, y es una forma típica y específica del nombre personal Ab(i)ram entre los
primitivos semitas occidentales. Después del pacto en Gn. 17.5 su nombre se convierte en
Abraham, que se explica como ―padre de una multitud‖ de naciones. Ambos nombres se
encuentran en textos cuneiformes y egipcios a partir del ss. XIX a.C., pero no como
personas idénticas. Esta última forma, posiblemente como etimología popular,
generalmente se considera como variante dialectal de Abram, aunque tiene el sentido de un
nombre nuevo y diferente.
Abraham nació en Ur pero se fue con su esposa Sarai, su padre, sus hermanos Nacor y
Harán, y su sobrino Lot a Harán (Gn. 11.26–32). A la edad de 75 años, cuando murió su
padre, Abraham se trasladó sucesivamente a Palestina (Canaán), cerca de Bet-el, a Mamre,
cerca de Hebrón, y a Beerseba. En cada uno de estos lugares erigió un altar y una tienda-
santuario.
Sus relaciones con extranjeros mientras vivió cerca de Siquem, y en Egipto, Gerar y
Macpela, lo muestran como el respetado jefe de un grupo, al cual trataban en un plano de
igualdad. Fue el jefe reconocido de una coalición que rescató a su sobrino Lot, capturado en
Sodoma por un grupo de ―reyes‖ (Gn. 14). El acento recae sobre su vida, no tanto como
―peregrino‖, sino como ―inmigrante-residente‖ sin ciudad capital. Era rico, tenía sirvientes
(14.14) y posesiones (13.2), y vivió pacíficamente entre los cananeos (12.6), los ferezeos
(13.7), los filisteos (21.34) y los egipcios; tuvo trato con los heteos o hititas (23).13
sacrificio (Génesis 22: 1-2; 10-13 ―1Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a
Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu
único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre
uno de los montes que yo te diré. 10Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para
degollar a su hijo. 11Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo:
Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12Y dijo: No extiendas tu mano sobre el
muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me
rehusaste tu hijo, tu único. 13Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus
espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el
carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. 14) Esto nos indica que la
adoración a Dios no era extraña para Abraham, y que como en otras culturas se sacrificaban
humanos a sus dioses, Abraham no rehúsa sacrificar a su hijo, lo que además representa la
sumisión de Abraham a Dios.
1.2 Isaac
(Isaac: ‗ríe‘ o ‗risa‘). Abraham rió cuando recibió el anuncio del nacimiento de Isaac
(Gn. 17.17), y posteriormente también Sara rió ante la idea de que tendría un hijo cuando
era de edad tan avanzada (Gn. 18.12–15). Al nacer Isaac, cuando Abraham tenía 100 años
de edad, Sara declaró que Dios la había hecho reír (Gn. 21.6). Ismael rió el día que Isaac
fue destetado (Gn 21.9). Es difícil descubrir un sujeto exacto para el verbo, y posiblemente
lo mejor es tomar la forma impersonalmente. Algunos eruditos traducen ―Dios ríe‖, pero
hay poca base para esta interpretación.
1.3 Jacob
Se justifica que casi la cuarta parte del libro de Génesis se haya dedicado a la biografía
de Jacob, padre del pueblo elegido. Hay documentos escritos del 2º milenio a.C. que han
provisto gran cantidad de material que corrobora el fondo de las narraciones de Gn. 26–50.
14Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
15Ibid, p.496
P á g i n a | 16
No se puede fijar con exactitud la duración de la vida de Jacob, por la carencia de una
explícita relación entre las narraciones bíblicas y los relatos seculares que subsisten
(CRONOLOGÍA DEL ANTIGUA TESTAMENTO). Los indicios de los cuales se dispone en este
momento sugieren aproximadamente el ss. XVIII a.C. Esa fecha ubicaría su radicación en
la tierra de Gosén, a poca distancia de la corte egipcia, a principios del período de la
dominación de los hicsos, con centro en Tanis (EGIPTO; ZOAN). Esta fecha, a la vez,
permite fijar la vida de Abraham en los ss. XX y XIX a.C., lo cual concuerda con lo que
sugieren las indicaciones bíblicas y arqueológicas.16
Jacob nació con la mano trabada al calcañar de su hermano Esaú (Gn. 25.26), de manera
que el nombre que le fue dado significa ―se agarra‖ o, según otra interpretación aceptable,
―se agarró‖. Esto pudo haber sido un intencional juego de palabras basado en un nombre
muy común, ‗que Dios proteja‘ o ‗Dios ha protegido‘. Ciertos documentos cuneiformes y
egipcios de este período contienen nombres personales originados en la misma raíz, incluso
algunos de forma paralela, muy en boga entre la gente perteneciente al grupo semítico
occidental (AMORREOS).
16Ibid, p.512
P á g i n a | 17
de Esaú a la casa paterna en Ed (Gn. 28.1ss). Utilizó como excusa la necesidad de que
Jacob contrajera enlace con una mujer perteneciente a la misma tribu, evitando así un
matrimonio entre miembros de distintas razas y religiones, como había sucedido con Esaú,
que se había casado con una mujer del lugar.
1.4 Adoración
Pocos detalles encontramos en asuntos de religión. Es evidente que los patriarcas eran
conscientes de la necesidad de depositar fe en Dios en forma personal, ya que él los había
guiado toda su vida, y los estimulaba con sus promesas (Gn. 12.1–3; 15.4s; 17; 28.11–22,
etc.). Con respecto a la guía, Dios no estaba restringido a un lugar particular, sino que hizo
sentir su presencia en Ur, Harán, Canaán, o Egipto (cf. Gn. 35.3). Una vez que los
patriarcas entendían cuál era la voluntad de Dios, el único curso que tenían por delante era
creer y obedecer (Gn. 22).
La circuncisión era un rito religioso que marcaba a los que pertenecían a la familia del
pacto. Tan intensamente conscientes estaban los patriarcas de la actividad de Dios en medio
de ellos, que tanto a ciertos lugares como a sus propios hijos, les ponían nombres de
acuerdo con alguna circunstancia vinculada con la relación de Dios con ellos (Gn. 16.11,
14, todos los nombres de los hijos de Jacob en Gn. 29.31ss; cf. Gn. 32.30; 35.15, etc.).
Aparentemente cada patriarca tenía su propio nombre para Dios, lo que sugiere cierto
sentido de relación personal, el ―temor‖, o como sugirió W. F. Albright, el ―pariente‖ de
17Ibid. p.17
18Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
P á g i n a | 18
Isaac (Gn. 31.42, 53), el ―Fuerte‖ de Jacob (Gn. 49.24). Podríamos decir que este sentido de
relación personal, el conocimiento de las promesas de Dios, y el tener conciencia de que la
obediencia a la ley de Dios forma parte de la esencia de la fe verdadera, constituyen la
médula de la religión patriarcal.
2 El éxodo
2.1. El acontecimiento en sí
19Ibid, p.356
P á g i n a | 19
totalmente vanos, por cuanto Dios usó contra él las fuerzas de la naturaleza, con nueve
plagas y un castigo sobrenatural en la décima, y anegando los carros que participaron en la
persecución en el mar Rojo (o de los Juncos). El hecho de llamar a una nación de este modo
específico para que sirviese a Dios y cumpliese un pacto en relación directa con él no tiene
paralelo. Las gentes que huyeron a Isuwa seguramente también se consideraban oprimidas,
pero no tenían ninguna comisión específica o llamado divino a cumplir un elevado destino.
Con Israel partió una multitud de otras gentes, con motivos diversos y de orígenes tamb.
Diversos (―grande multitud de toda clase de gentes‖, Ex. 12; 38. Este elemento racial
prefería carne en lugar de maná (Nm. 11.4, heb. safsuf, ‗chusma‘).
Sinaí recibe también el nombre de Horeb en el AT. Pasando por Mara y Elim, los
israelitas llegaron al Sinaí en el tercer mes posterior a su partida de Egipto (Ex. 19.1), y
acamparon al pie del mismo, en una llanura desde la cual resultaba visible su cumbre (Ex.
19.16, 18, 20). El Señor se reveló a Moisés en esta montaña y entregó los Diez
Mandamientos y otras leyes. El pacto concertado allí entre Dios y el pueblo representó un
papel importante en la función de unir entre sí a las tribus y convertirlas en una sola nación
servidora de un solo Dios. Si bien ciertas escuelas modernas rechazan la autenticidad de
este relato, es evidente por Jue. 5.5 que la tradición del Sinaí forma parte desde antiguo de
las creencias israelitas. El papel prominente del mte. Sinaí en el AT y la fuerte tradición a
que está ligada ofrecen amplias pruebas para apoyar la historicidad del relato (Éxodo).21
20Ídem.
21Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
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(31,18) fueron grabados por el propio Dios sobre dos tablas de piedra. Es probable que se
tratara de tablas de arcilla, del tipo utilizado en la escritura cuneiforme. Más tarde, Moisés
destruyó las tablas, enojado porque su pueblo había abandonado su fe. Dios le ordenó
entonces labrar nuevas tablas, que fueron depositadas en el Arca de la Alianza.
Por tradición, los mandamientos han sido enumerados de acuerdo con tres criterios. La
mayoría de los cristianos protestantes y ortodoxos dividen y enumeran los mandamientos
del siguiente modo: (1) prohibición de adorar a cualquier divinidad que no sea Dios; (2)
prohibición de la idolatría; (3) prohibición de tomar el nombre de Dios en vano; (4)
observancia del sábado; (5) honrar a los padres; (6) prohibición de matar; (7) prohibición
del adulterio; (8) prohibición de robar; (9) prohibición de prestar falso testimonio; (10)
prohibición de codiciar la propiedad o desear a la mujer del prójimo.
Los católicos y los luteranos siguen la división utilizada por san Agustín de Hipona
(siglo IV). El prólogo y las dos primeras prohibiciones están combinados, y el último
mandamiento se divide en dos prohibiciones: desear a la mujer del prójimo y codiciar los
bienes ajenos. Por ello, la enumeración de los demás mandamientos difiere en un número.
En realidad, los Diez Mandamientos engloban los principios comunes para toda la
humanidad. Los filósofos y teólogos escolásticos del medioevo, como santo Tomás de
Aquino y san Buenaventura, sostienen que todos los mandamientos son parte de la ley
natural y, por consiguiente, aprehensibles para todos los seres racionales. Ambos alegaron
que Dios reveló los mandamientos a Moisés para recordar a la humanidad sus obligaciones,
olvidadas con facilidad por causa del pecado original. En realidad, se hacían eco de una
idea similar expresada por los primeros padres de la Iglesia, como Tertuliano y Agustino,
que manifestaron que los mandamientos ya habían sido grabados en el corazón humano
antes de ser escritos sobre tablas de piedra.
―Es posible hallar amplias secciones del Decálogo en las leyes de otros pueblos de la
antigüedad. Por ejemplo, en la religión egipcia, eran de obligado cumplimiento
determinados preceptos (las prohibiciones de robar, matar y comportarse de forma injusta)
para entrar en el templo de Osiris, diosa y sacerdotisa de los muertos‖22.
Los ―diez mandamientos‖ o ―palabras‖ ( Ex. 34.28; Dt. 4.13; 10.4) fueron pronunciados
originalmente por la voz divina desde el Sinaí a oídos de todo Israel (Ex. 19.16–20.17).
Después, dos veces fueron escritos por el dedo de Dios en ambos lados de dos tablas de
piedra (Ex. 31.18; 32.15–16; 34.1, 28; cf. Dt. 10.4). Moisés destruyó el primer par, para
simbolizar el quebrantamiento del pacto por parte de Israel al pecar con el becerro de oro
(Ex. 32.19). El segundo par fue depositado en el arca (Ex. 25.16; 40.20). Más tarde Moisés
volvió a publicar los Diez Mandamientos en forma ligeramente modificada (Dt. 5.6–21).
La designación frecuente del contenido de las dos tablas como ―el Decálogo‖, si bien
tiene precedentes bíblicos, ha tendido a restringir indebidamente el concepto general de su
carácter. No resulta adecuado clasificar esta revelación como ley; pertenece a la categoría
más amplia del pacto. Se le aplica la terminología ―pacto‖ (Dt. 4.13) y ―las palabras del
pacto‖ (Ex. 34.28; cf. Dt. 29.1, 9). También se denomina ―testimonio‖ (Ex. 25.16, 21;
40.20; cf. 2 R. 17.15), término que describe la organización de la vida según el pacto como
algo impuesto en forma solemne y juramentada de tal manera que se vuelve prácticamente
sinónimo. Las dos tablas se llaman ―tablas del pacto‖ (Dt. 9.9, 11, 15) o ―testimonio‖ (Ex.
31.18; 32.15; 34.29).
Por lo tanto, cuando la Escritura se refiere a la revelación de las dos tablas como ―los
diez mandamientos‖ (o ―palabras‖), lo hace claramente aplicando el concepto de ―la parte
22
Enciclopedia Microsoft Encarta. 2005. Microsoft Corporatión.
P á g i n a | 22
por el todo‖. Al mismo tiempo, esta terminología y la preponderancia del contenido legal
que ella refleja indican que el tipo de pacto a que se refiere es esencialmente el
establecimiento de un reino organizado bajo el señorío del soberano elegido según las
estipulaciones de dicho pacto.
En síntesis, las dos tablas contenían la esencia del pacto sinaítico. Yahvéh, creador de
cielo, tierra, mar, y todo lo que en ellos hay, figura como el soberano. La relación teocrática
del pacto se retrotrae hasta la elección y liberación redentoras de Yahvéh, y su continuación
hasta la milésima generación se atribuye a su fidelidad y misericordia. El modo de vida
según el pacto se dicta soberanamente en diez mandamientos, la norma para la
consagración de Israel a su Señor.23
El hecho mismo de que la ley está contenida en la revelación divina del pacto es
indicativo del principio religioso de la devoción personal a Dios como la médula del
verdadero cumplimiento de la ley. Pero no existe incompatibilidad alguna entre la
exigencia divina comunicada en imperativos concretos y el llamado de Dios a una entrega
personal a él en amor. Yahvéh describe a los beneficiarios de su misericordia como
aquellos ―que me aman y guardan mis mandamientos‖ (Ex. 20.6; cf. Jn. 14.15). La ética
bíblica está arraigada en la religión bíblica, y la religión bíblica no es un misticismo
informe sino un orden estructurado.
23Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
P á g i n a | 23
Las leyes del Decálogo están formuladas en términos apropiados para el orden que
establece el pacto, del cual este último constituía la constitución-tratado. Por ejemplo, la
forma específica de la ley del día de reposo refleja la perspectiva escatológica del Antiguo
Testamento, y la promesa agregada al quinto mandamiento (y que en otras partes se
relaciona con la totalidad de la ley, cf. Dt. 5.33–6.3) se vale de las imágenes de la
manifestación contemporánea y típica del reino de Dios. Esto no quiere decir que los Diez
Mandamientos no sean normativos para una vida ajustada al pacto en el día de hoy; pero
para establecer su aplicación precisa siempre tenemos que tener en cuenta nuestra ubicación
escatológica.
Por lo que hace a la división en diez ―palabras‖, el paralelismo del Decálogo con la
estructura de los tratados de soberanía muestra el error de considerar el preámbulo y el
prólogo histórico como un mandamiento. Además, las formas diversas de la prohibición de
la codicia en Ex. 20.17 y Dt. 5.21 contradicen la división de la misma en dos
mandamientos. La división habitual del Decálogo en ―dos tablas‖ surge del error de no
reconocer que las dos tablas constituyen textos iguales del mismo tratado.
La alta crítica especulativa, si bien postula un Decálogo muy primitivo (incluso mosaico),
considera que la forma canónica es el resultado de revisiones ampliatorias posteriores. Una
reconstrucción de este tipo resulta incompatible con el criterio sustentado por la crítica
formal en el sentido de que el Decálogo ostenta forma de tratado, porque los tratados no
estaban sujetos a modificaciones posteriores por otros. Más aun, la forma de tratado que el
contexto del Sinaí exigía para el pacto se perdería en el caso de un original hipotéticamente
sintetizado. La teoría de que Ex. 34.11–26 es un primitivo ―Decálogo‖ cúltico se apoya en
una equiparación errónea de este pasaje con los ―diez mandamientos‖ mencionados en Ex.
34.28. La verdadera relación de Ex. 34.5–27 con los dos textos siguientes del Decálogo
(Ex. 34.1–4, 28) es semejante a la de Ex. 20.22–23.33 con las tablas originales.24
24Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
P á g i n a | 24
El período histórico de los jueces se extiende desde Josué y los ancianos hasta el
reinado de Saúl. Después de la muerte de Josué (1390 a.C.) los ancianos continuaron
gobernando por cerca de 15 años, lo que da la fecha de alredero del año 1375 a.C. como el
principio del período de los jueces. Puesto que Saúl llegó a ser rey el año 1050 a.C., esto
da un período no mayor de 325 años de administración bajo los jueces.
Los detalles que fueron escogidos para ser incluidos en éste libro demuestran una
filosofía específica de ese período histórico, que puede resumirse en cuatro etapas: 1)
Pecado, 2) Esclavitud, 3) Súplica y 4) Liberación.
En ésta época se pueden señalar que los jueces fueron trece, pero los más notables
fueron: Otoniel, Aod, Débora/Barac, Gedeón, Jefté y Sansón.
Los siete jueces secundarios están intercalados entre ellos, y son : Samgar, el juez de
aguijada (entre Aod y Débora); Tola, juez de Isacar (entre Gedeón y Jefté); Jair, juez de
Galaad (después de Tola, entre Gedeón y Jefté); Ibzán, juez de Belén (entre efté y Sansón);
Elón, juez de Zabulón (después de Ibzán, entre Jefté y Sansón) ; Abdón, juez familiar
(después de Elón, entre Jefté y Sansón).
4 La Monarquía
25Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
P á g i n a | 25
Heb. melek gr. basileus. Ambos términos son de origen oscuro; el primero, común a
todos los idiomas semíticos, posiblemente esté relacionado, ya sea con una raíz ár. Que
significa ―poseer‖, o con una voz as. y arm. que significa ―consejo‖. Esta última
probablemente fue tomada de una primitiva lengua egea.
La investidura real se generalizó en el Cercano Oriente desde los tiempos más remotos;
generalmente se trataba de un gobernante que ejercía dominio sobre una región habitada, a
menudo con centro en una ciudad (Gn. 14.1–2; 20.1ss). Su autoridad parece haber sido
hereditaria (pero cf. Gn. 36.31ss), y se derivaba del rey divino o dios de la tierra donde
ejercía su dominio (J. A Soggin, Protestantismo 17, 1962, pp. 85–89), de quien a menudo
se decía que era antecesor o padre del rey gobernante (p. ej. Ras Shamra, leyenda del rey
Keret). En Egipto se tendía a considerar que el rey o faraón era idéntico al dios; en Asiria
más bien representaba al dios.
En el gr. clásico basileus denota al gobernante hereditario legal, que dirige la vida del
pueblo por su justicia o injusticia, pero que se distingue del tirano o usurpador. El origen
del poder real se remonta a Zeus. Más tarde, bajo Platón, encontramos un movimiento
destinado a considerar al rey como ―benefactor‖, cuya voluntad es ley, lo que lleva a la idea
del ―rey divino‖ en Alejandro y los Césares.
26
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2,005. Microsoft Corporation.
P á g i n a | 26
En la historia de Israel las primitivas tribus nómadas eran gobernadas por el patriarca
del clan. Durante el éxodo de Egipto el gobierno fue ejercido por Moisés, a quien sucedió
Josué, en lo que virtualmente fue una teocracia, con un líder no hereditario elegido por
llamamiento divino y reconocido por el pueblo, aunque no sin alguna protesta (Ex. 4.29ss;
Nm. 16.1ss). Cuando Israel se estableció en Palestina por primera vez, las tribus fueron
gobernadas principalmente por los padres o ancianos de la aldea (Jue. 11.5), que
nombraban a un hombre determinado para guiar a la milicia contra el enemigo. Jefté (Jue.
11.9) exigió que se lo nombrara ―caudillo‖ para cumplir esta función, pero su hijo no lo
sucedió. A Gedeón se le pidió que gobernara a Israel (8.22) y rehusó, pero su hijo Abimelec
hizo suyo un reinado local y temporario después de él (9.6ss). El libro de Jueces termina
con una nota de caos social (caps. 19–21), lo cual se atribuye a la falta de rey (19.1; 21.25).
El pacto davídico puede haber sido una extensión del pacto mosaico, particularmente si
G. E. Mendenhall está en lo cierto cuando piensa que la forma del pacto mosaico era
análoga a la de los tratados hititas. Bajo estos últimos, el amo hitita otorgaba una dinastía
duradera a su vasallo en el caso de ser pariente; si no, asumía personalmente la
responsabilidad del nombramiento de un sucesor. La referencia al rey como hijo de Dios
(Sal. 2.6–7), y la promesa de mantener la dinastía en función del pacto (1 R. 9.4–5), dan
bastante credibilidad a este parecer.
La principal responsabilidad del rey era la de mantener la justicia (Is. 11.1–4; Jer.
33.15), posiblemente señalada por la posesión de los testimonios o la ley o toÆraÆ (Dt.
17.18ss; 1 S. 10.25; 1 R. 9.4ss; 2 R. 11.12), con el deber de actuar no solamente como juez
(1 R. 3.28), sino también de preservar la justicia y proclamar la ley (2 R. 23.2; cf. 2 Cr.
17.7ss; cf. tamb. Jue. 17.6).
Pero muchos de los reyes fueron impíos y estimularon la injusticia y la maldad, no sólo
en el cismático reino del N sino también en el del S (1 R. 14.16; 2 R. 21.16). La reforma de
Josías (2 R. 22–23) puede haber sido un esfuerzo para reavivar los preceptos mosaicos en
relación con el pacto davídico, pero sobre todo fue un movimiento profético para limitar el
desenfreno de los reyes (2 S. 12.1ss; 1 R. 18.17–18; Jer. 26.1ss) (Profecía).
Podrá notarse que a la dinastía davídica hemos aplicado varios de los llamados pasajes
mesiánicos (Sal. 2; 110; 132; Is. 11.1–4; Jer. 33.15), y según el punto de vista de muchos
estudiosos modernos, esta es su referencia primaria; los salmos mencionados posiblemente
sean salmos de coronación utilizados en el templo de Jerusalén. Como los reyes se
desviaron del ideal, sin embargo, la esperanza de un gobernante justo se llevó cada vez más
al futuro. Con la caída del reino del S, y posteriormente el fracaso del príncipe davídico,
Zorobabel (1 Cr. 3.19; Hag. 2.23; Mt. 1.12), de restaurar la dinastía en el trono del estado
posexílico, la expectativa cristalizó en lo que técnicamente se conoce como la esperanza
mesiánica, aunque muchos eruditos creen que empezó antes (Mesías).
Pero corresponde notar que, según parece, los profetas no eran nombrados por el rey,
aunque sí los sacerdotes (1 R. 2.27). Ambos oficiaban en la coronación de un rey (1.34),
pero a veces el profeta tomaba las iniciativas de mayor envergadura, especialmente cuando
se producía un cambio de dinastía, como ocurrió en el reino del N (1 R. 19.16). Otros
servidores del rey eran el comandante del ejército (2 S. 19.13); el secretario (2 S. 8.17; 2 R.
12.10), y el escriba, además de un número de funcionarios adicionales (1 R. 4.3ss). El
escriba (mazkéÆr, literalmente uno que hace recordar) quizás estaba vinculado con la tarea
de hacer la crónica de los asuntos de estado (cf. 2 R. 21.25), aunque este término puede
indicar la posición ejecutiva y de consejero de un primer ministro o gran visir. Otra
P á g i n a | 28
Durante el período 104–37 a.C. algunos de los sumos sacerdotes asumieron el título de
rey, y algunos fueron proclamados como cumplimiento de la esperanza mesiánica, pero el
mensaje del NT es que, esencialmente, esta esperanza fue cumplida solamente en Jesucristo
(Mt. 1.1–17; 21.5, con el cual cf. Zac. 9.9 y el procedimiento de coronación en el caso de
Salomón, 1 R. 1.33; tamb. Jn. 1.49). El mensaje de Jesús comenzó con la proclamación de
que ―el reino de Dios se ha acercado‖ (Mr. 1.15), y anunciaba a los fariseos que el reino
estaba ―entre ellos‖ (Lc. 17.21). Hizo resaltar que no era un reino de este mundo (Jn.
18.36), por lo que no estaba en el mismo plano que el del gobernador romano, Pilato, o el
de Herodes, el rey idumeo de Judá y vasallo de Roma (cf. Mt. 2.16).
4.1 El Destierro
27Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
P á g i n a | 29
Entre todas esas comunidades, la más importante era la de Babilonia. Los exiliados
formaron allí una floreciente colonia formada por los judíos deportados en el 597 a.C. y por
otros que ya se habían establecido en la zona desde la caída del reino de Israel en el 721
a.C. Bajo el liderazgo del sacerdote y reformador Ezequiel, la comunidad babilónica pudo
mantener su identidad sustituyendo la patria política por otra espiritual. El ritual ocupó un
lugar prominente dentro de la religión, con el fin de gobernar así la vida de los exiliados.
Los escribas comenzaron a fijar por escrito las tradiciones del pueblo, y esos textos se
convertirían en los libros de la Biblia. El culto que anteriormente se había realizado en el
Templo fue sustituido por la oración en grupo. Un profeta anónimo al que se ha llamado
Isaías, cuyos discursos forman la segunda parte del libro bíblico de Isaías, se encargó de
alentar en los exiliados una fe en una nueva vida, en una nueva y reconstruida Jerusalén.
En el 539 a.C., el fundador del Imperio persa, Ciro II el Grande, conquistó Babilonia.
Al año siguiente, publicó un edicto en el que otorgaba la libertad a los judíos.
Aproximadamente 42.000 miembros de la comunidad babilónica prepararon su regreso a
Palestina, llevándose consigo todos sus bienes, además de las donaciones de los que se
quedaron en Babilonia y, tal como dice la tradición, regalos del propio emperador. Liderada
por un príncipe de la casa de David llamado Zorobabel, la expedición se dirigió a Jerusalén.
El país aún estaba desolado debido a los estragos causados por las guerras caldeas. El
desaliento que sintieron en ocasiones los inmigrantes debido a la enorme magnitud de la
tarea que tenían ante sus ojos fue superado gracias a la labor de dos líderes religiosos, los
profetas Ageo y Zacarías, quienes enarbolaban con fuerza la dimensión espiritual de sus
esfuerzos, tal y como había predicho Ezequiel antes que ellos. Los judíos se concentraron
en la reconstrucción del Templo, hecho que consumaron en el año 516 a.C. Para la
tradición judía, esta fecha marca el verdadero fin del exilio babilónico, cuya duración fue,
pues, de setenta años (586-516 a.C.).
―El sumo sacerdote fue elegido gobernante de la provincia de Judá o Judea, que desde
entonces se transformó en una teocracia. Las labores de reconstrucción fueron lentas y,
aproximadamente en el 445 a.C., Nehemías (protegido del rey Artajerjes I de Persia, quien
reinó entre 465-425 a.C.) recibió autorización expresa para reconstruir la ciudad. Bajo su
dirección Jerusalén volvió a ser una gran ciudad. Durante este periodo la comunidad
babilónica, habiendo oído noticias referentes a la falta de disciplina religiosa en Jerusalén,
decidió enviar a Esdras, un famoso maestro y escriba, para que introdujera las necesarias
reformas religiosas. A mediados del siglo IV, Judea se había convertido en un país
P á g i n a | 30
organizado según unas estrictas doctrinas religiosas, y dominado por una casta sacerdotal
muy poderosa. La Torá (o ‗Ley‘, es decir, el Pentateuco) rigió la vida cotidiana de los
judíos; durante este tiempo, los escribas y los maestros de la Ley dieron su forma definitiva
a las Sagradas Escrituras.‖28
En el año 538 a.C. el pueblo fue liberado de Babilonia tras haber sido instaurado el
Imperio persa por Ciro II el Grande. Los profetas Esdras y Nehemías fueron los líderes de
la época posterior al exilio, cuando se restablecieron las instituciones y se reconstruyó el
Templo. Judá pasó a ser una provincia persa y sus habitantes gozaron de una relativa
autonomía, en especial en el orden religioso.
―En algún momento durante este periodo la historia de Israel devino en la historia del
judaísmo, aunque su fecha exacta es objeto de polémica. Para más información, véase
Judíos; Judaísmo. A principios de la era cristiana, el pueblo había sobrevivido al
surgimiento del imperio de Alejandro Magno (333 a.C.), a la revolución y al régimen de los
Macabeos (168-165 a.C.) y al establecimiento del control romano sobre Palestina (63 a.C.).
Tras ser sofocada una rebelión en el año 70 d.C., que provocó la destrucción de Jerusalén,
su vida cambió por completo.‖29
Pese a la destrucción del segundo Estado judío, y al aumento del anti judaísmo, la
comunidad judía logró mantener su identidad y sus tradiciones por medio de profundos
cambios culturales.
Como reacción a la fragmentación que supuso el comienzo de la era cristiana, los judíos
desarrollaron una religión propia en el exilio: el judaísmo. La continuidad de la unión entre
los judíos se fundó en el empleo de una lengua común, en la herencia literaria que todos los
judíos estaban obligados a conocer y a estudiar, en una vida comunitaria con una sólida
organización y en el estímulo que significaba la esperanza mesiánica.
Durante los primeros seis siglos de exilio, los maestros y rabinos codificaron las leyes
transmitidas hasta entonces oralmente, y volcaron una parte de las mismas en la Mishná y
la Guemará, ambas integrantes del Talmud. Los principales centros de enseñanza del
judaísmo funcionaron como academias; surgieron en Palestina (especialmente en Galilea) y
28
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2,005. Microsoft Corporation.
29
Ídem, p 30.
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30
Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005 © 1993-2004 Microsoft Corporation.
P á g i n a | 32
1 Adoración.
Las iglesias del Nuevo Testamento. ¿Como eras las iglesias del Nuevo Testamento?
¿Cuáles cosas sucedían en ellas? La primera que conocemos fue la de Jerusalén. Los
apóstoles se reunían en un ―aposento alto, donde moraban…‖; ―…partiendo el pan en las
casas…‖ (Hch.1:13; 2:46). Una de esas cosas era la de ―María la madre de Juan…donde
muchos estaban reunidos orando‖ (Hch.12:12) cuando Pedro estaba preso. Se hacían
reuniones en el templo judío (―Y perseverando unánimes cada día en el templo y partiendo
el pan en las casas…‖ [Hch.2:26]). La forma del lenguaje parece indicar que las reuniones
eras diarias. Los apóstoles acudían al templo a orar (Hch.3:1). ―En efecto, los cristianos
iban a las sinagogas y participaban de sus cultos. Los creyentes de Jerusalén, cuando
oyeron los informes de Pablo acerca de lo que Dios hacia entre los gentiles, le dijeron: ―Ya
ves, hermano, cuantos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley‖
(Hch.21:20)‖31.
Fue en el año 90 d.C. cuando los judíos decidieron, con sentido universal, la expulsión
de las sinagogas de todo aquel que confesara que Jesús era el Cristo. Las iglesias de los
gentiles también comenzaron reuniéndose en casas. Se mencionan varios ejemplos, como
el de Priscila y Aquila (―Saludad también a la iglesia de su casa‖ [Ro.16:5; 1Co.16:19]), el
de Ninfas (―…la iglesia que esta en su casa‖ [Flm.2]). En cuanto al gobierno de las
iglesias., es evidente que los apóstoles asumieron la dirección de la de Jerusalén. Luego,
para ciertos trabajos que les distraían de la ―oración y…el ministerio de la palabra‖ se
escogieron siete personas para ―servir a las mesas‖, surgiendo asi lo que se llamo el oficio
de diacono (Hch.6:1-6).
Los lideres de la iglesia de Jerusalén pidieron a Pablo que se acordase de los pobres
(―…lo cual también procurare con diligencia hacer‖ [Gá.2:10]). Las iglesias gentiles se
preocuparon por ayudar a los necesitados en Jerusalén (―porque Macedonia y Acaya
tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos en Jerusalén‖
31
Nuevo Diccionario de la Biblia. (Editorial Unidita: 1992).
P á g i n a | 34
El gran factor contribuyente en la ruptura con el día de reposo, el templo, el ritual, etc.,
judaicos, fue el encarnizado antagonismo de los judíos contra la iglesia. Pero por lo que
hace al NT nuestras nociones en cuanto al culto cristiano son muy vagas. Indudablemente
el día principal de adoración era el día del Señor (Hch. 20.7), aunque se habla de servicios
diarios al comienzo (Hch. 2.46). ―No se hace mención en el NT de servicios para
P á g i n a | 35
3.1.2 Lectura de las Escrituras: Los cristianos usaban los escritos de sus propios líderes
tales como las cartas de Pablo y los Evangelios con relatos de la vida de Jesús y,
probablemente, con recolección verbales referentes a ellos.
3.1.2 Alabanzas: También usaban salmos para expresar alabanzas en la adoración cristiana.
Nuevos himnos eran agregados, escritos por creyentes cristianos, tales como los que se
encuentran en las cartas de Pablo.
3.1.3 El bautismo y la cena del Señor eran adiciones distintivas en la adoración cristiana.
Hay diferencias entre las fiestas o comidas de compañerismo y la cena del Señor como un
memorial o recordatorio. La celebración de la cena del señor era el principal motivo para
que los hermanos se reunieran.
3.1.3.1 El Bautismo:
32
Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
P á g i n a | 36
Ciertamente era un paso decisivo de entrega para el que pretendía hacerse cristiano, lo que
a menudo debe haber dado como resultado el ostracismo y aun la persecución por parte de
sus anteriores compañeros.
33Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
P á g i n a | 37
Pero esta teoría es innecesaria. Hay pocos elementos para suponer que Pablo estaba
innovando de esta manera. Como apunta A. M. Hunter, ―pone a prueba la fe el que hubiese
podido imponer exitosamente esta innovación… a toda la iglesia‖ (Paul and His
Predecessors², 1961, pp. 75). La falta de mención de la copa quizás no sea significativa;
―partimiento del pan‖ puede ser una expresión casi técnica para hacer referencia a toda la
comida. Lo que es significativo acerca de la forma primitiva de la eucaristía es la nota de
gozo que emana directamente, no tanto de las comidas galileas, como de las apariciones
posteriores a la resurrección, muchas de las cuales están asociadas con una comida entre el
victorioso Señor y los suyos (Lc. 24.30–35, 36–48; Jn. 21.9ss; Hch. 1.4 (°ba mg); 10.41;
Ap. 3.20).34
34Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
35
Eduardo Nelson G. Que mi pueblo adore. Casa Bautista de Publicaciones: 1986
P á g i n a | 38
―La cultura actual de competitividad nos enseña a que nunca debemos darnos por
venidos y que nunca debemos rendirnos; no se oye mucho hablar de rendirse. Si todo se
trata de ganar, rendirse es inconcebible. Preferimos hablar de ganar, triunfar, superar las
dificultades y conquistar; nada de ceder, someternos, obedecer o entregarnos. Pero la
entrega a Dios es el corazón de la adoración, es la respuesta natural al asombroso amor y
misericordia de Dios. Nos entregamos a él, no por temor u obligación, sino por amor,
porque el nos amó primero.”36
El temor impide entregarnos, pero el amor echa fuera el temor. Cuanto más nos damos
cuenta de lo mucho que Dios nos ama, mas fácil nos resultara la entrega.
36
Rick Warren. Una vida con propósito. Editorial Vida: 2003.
37
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
P á g i n a | 39
La confusión del ser humano cuando hacen pequeños progresos porque todavía no se
han rendido del todo, lo lleva a pretender dar ordenes y entrometerse con la obra de Dios en
nosotros.‖ No somos Dios, ni nunca lo seremos. Somos seres humanos. Cuando
pretendemos ser Dios acabamos pareciéndonos a Satanás, que pretendía eso mismo.
Aceptamos nuestra humanidad con el intelecto pero no con las emociones. Cuando nos
enfrentamos a nuestras propias limitaciones, reaccionamos con irritación, enojo y
resentimiento.
38
Ibíd., página 80
39
Ibíd., página 80
P á g i n a | 40
Puedes saber si te has entregado a Dios cuando dependes de el para que las cosas
resulten bien, en lugar de manipular a los demás, imponer tus ideas y controlar la situación.
Uno sueltas las riendas y deja que Dios obre. No necesitas estar ―siempre al control‖. La
biblia dice que debemos entregarnos al Señor y esperar en el con paciencia. En lugar de
esforzarte más, confía más. También sabes que te has rendido cuando no reaccionas a la
crítica ni te apresuras a defenderte. Un corazón rendido se destaca en las relaciones
personales. Una vez que nos entregamos a Dios, ya no descalificamos a los demás, no
exigimos nuestro derecho y no buscamos nuestro propio bien.
Jesús hablando sobre el tema de la adoración, pone por ejemplo el diálogo entre él y
una mujer samaritana
2.1 En espíritu
Juan 4:23
―A causa de Jesús, la adoración nunca sería igual. Ya uno no tendría que acudir a un lugar
específico ni participar en ritos especiales para adorar a Dios. Jesucristo hizo posible la
P á g i n a | 41
entrada en la presencia de Dios en cualquier parte‖.40 Jesús quería que la mujer supiera que
la verdadera adoración había tomado una nueva dimensión. El convirtió el acto de
adoración en una experiencia personal para ella. Esto era algo que ahora ella podría hacer
por sí misma, sin necesidad de esperar que otra persona la guiara a la adoración. La
adoración es una experiencia de ―ahora‖, cuando quiera y donde quiera que estemos.
Las personas fueron creadas como seres de carne y hueso con una naturaleza espiritual.
La verdadera esencia de Dios es de un ser espiritual. Puede entenderse que adorar a Dios en
espíritu significa adorar al Padre con el espíritu humano. Esta es la parte del ser humano
que refleja con mayor exactitud la imagen de Dios.
Es en ese plano espiritual que Dios se comunica y tiene comunión con nosotros. Hay
algunas ocasiones en que no podemos pronunciar las palabras apropiadas para expresar
nuestros sentimientos y, mediante la adoración en el Espíritu, le damos a conocer nuestras
necesidades a Dios (Romanos 8:26). Cuando adoramos a Dios en espíritu, se forma una
unión siempre reciente que nos lleva a momentos hermosos de comunión con El. La
importancia de adorara a Dios en espíritu es evidente ―porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren‖ (Juan 4:23).
2.2 En verdad
Juan 4:24-26
Esta mujer samaritana es sólo un ejemplo de esto. Aunque se sabe muy poco acerca de
las creencias religiosas del pueblo samaritano, la mayoría de los relatos parecen indicar que
tenía un sincretismo que combinaban elementos de la fe judía con las religiones paganas de
la gentil exiliados en Samaria por causa de los asirios (2 Reyes 17:27 al 32). Los
samaritanos adoran a Dios, pero no como se revela en la verdad de su Palabra.
Cuando Jesús habló con la mujer junto al pozo, quiso despertar en ella el deseo de
adorar al Dios verdadero tal y como Él se había revelado en su Palabra. Sin el verdadero
40
El Maestro. Rife Publisher International: 2,000
P á g i n a | 42
Dios hablando a su pueblo, los llama a la reflexión acerca de cuando se presentan sus
sacrificios.
3.1 Holocaustos:
“11¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de
holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de
ovejas, ni machos cabríos. 12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a
presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13No me traigáis vana ofrenda; el
incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo
puedo sufrir, son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras
fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de
soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; así
mismo cuando multipliquéis la oración yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad
de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado,
haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.”41
Isaías exhorta al pueblo de Israel a que vuelvan al sentido original de los holocaustos ya
que, pues ésta era una expresión de adoración a Dios que tenía que ir acompañada de una
vida de santidad y misericordia, pues de lo contrario esto no sería agradable a los ojos de
Dios.
41
Biblia del Diario Vivir, RV 60.
42
Ibíd., p 1128
P á g i n a | 43
sacrificios, pues lo que él quiere es una vida de adoración reflejada en el diario vivir del
creyente.
Lo que Dios nos enseña a través de su Palabra es que una verdadera adoración lleva
consigo una vida diaria de santidad, misericordia, amor a Dios y al prójimo, elementos que
agradan a Dios y hacen acepto el sacrificio ofrecido.
3.2 Ayuno:
43
Ibíd., p 962
44
Ibíd., p 1138.
P á g i n a | 44
Dios habló acerca de las ofrendas y da ejemplos sobre la esencia de las ofrendas:
“4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas de lo más gordo de ellas. Y miró
Jehová con agrado a Abel y su ofrenda, 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a
Caín: ¿Por qué te has ensañado y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no
serías enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será
su deseo, y tú te enseñorearás de él.”45
Dios nos muestra a través del ejemplo de Caín y Abel que cada uno ofrendó a Dios,
pero solo una ofrenda agradó a Dios, siendo la ofrenda de Abel la acepta delante de Dios
pues dio de lo mejor que él tenía. Por otro lado Caín presentó su ofrenda que a su parecer
era lo mejor que podía dar, pero ante los ojos de Dios, Caín no estaba dando su mejor
ofrenda, por lo que no recibida por Dios.
Respecto a éste ejemplo Jesús explica en Lucas 1:1-4, que muchos daban de lo que les
sobraba, pero la viuda dio lo único que tenía:
“1 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las
ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En
verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos 4 Porque todos aquellos echaron
para las ofrendas de Dios de lo que les sobraba, mas ésta, de su pobreza echó todo el
sustento que tenía.”46
45
Ibíd., p 12.
46
Ibíd. p1398,
P á g i n a | 45
Jesús se hallaba en el lugar del templo llamado atrio de las mujeres y el arca de las
ofrendas se ponía allí o en un pasillo anexo. En este lugar había siete urnas. En una de las
urnas los fieles depositaban sus impuestos al templo y en las seis restantes se depositaban
las ofrendas voluntarias como la que dio esta mujer. No solo era pobre, además, como
viuda tenía muy pocos recursos para obtener ingresos económicos. Su pequeña
contribución fue un sacrificio, pero lo hizo voluntariamente.
También se puede mencionar que es importante el perdón cuando se está orando como
se menciona en Marcos 11:25, ya que si el creyente perdona éste también recibirá el perdón
de Dios cuando se pida.
5.0 Oración:
Jesús exhorta a los fariseos a apartarse de la codicia de poder y riqueza que tenían en
sus vidas, y que no pusiera la oración como un pretexto (Mateo 23:14) “14¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto
hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.”48
47Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
48Ibíd., p 1268
P á g i n a | 46
que ya tienen su recompensa. 6Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público.”49
Jesús enseña a sus discípulos la forma en que deben de orar, desechando toda vanagloria
de sus corazones y no desear ser vistos por la gente, por lo que no hacerlo en público para
ser visto sino que hacerlo en lo secreto para que el Padre que los escucha en lo secreto, los
recompensara en público.
5.3 Humildad:
Jesús da el ejemplo del fariseo y el publicano en Lucas 18:12, donde la actitud del
fariseo es de ufanarse de su condición de ―santidad‖ y de desprecio del publicano. Por lo
contrario el publicano sabiendo su condición de pecado delante de Dios no se atreve ni a
levantar su vista al cielo y hace una poderosa declaración de fe ―Señor se propicio a mí
pecador‖. Jesús explica que al que Dios oye no es al fariseo aunque de sus diezmos y
ayune, pero su actitud delante de Dios es de orgullo. Al que Dios oye es al publicano pues
éste presenta su oración con humildad reconociendo su condición de pecado y pidiendo el
perdón de Dios
Dios a través del profeta Isaías en el capítulo 29 y el versículo 13, habló al pueblo de
Israel expresando su descontento con el pueblo en su forma de adoración, pues ellos le
adoraban solamente de sus labios, pero no salía del corazón que es lo que tiene un gran
valor delante de Dios, que aprecia cuando el creyente presenta su adoración emanando ésta
de su corazón.
49Ibíd., p 1230
P á g i n a | 47
Con frecuencia es realmente fácil adorar a una persona muy especial para nosotros, o
permitir que un pasatiempo, el trabajo otra actividad ocupe el lugar de Dios en nuestra vida.
Este salmo de alabanza describe a Jehová como si fuera un rey. Por lo tanto, Dios
como Rey, está vestido de majestad y santidad divina. Es su santidad divida la que exige
que sea glorificado y honrado como Rey. La santidad de Dios es uno de sus atributos
admirables que inspira adoración y alabanza de todos los que lo aman. Él es digno de
nuestra alabanza por que su santidad ejemplifica su pureza y su gloria (Isaías 6:3-5). A un
rey terrenal se le honra debido a su posición. A nuestro Señor se le honra debido a su
santidad (Salmo 99:3).
La santidad de Dios se demuestra además en el hecho de que dios ―está sentado sobre
los querubines‖ (v. 1). A este lugar también se le conoce como el propiciatorio de Dios
(Éxodo 25:17-22). El propiciatorio (que significa el pago o la compensación por el pecado)
fue diseñado específicamente por Dios. Cuando el sacerdote rociaba sobre el propiciatorio
la sangre del sacrificio, Dios perdonaba los pecados de su pueblo.
La presencia y la gloria de Dios estaban entre los querubines. El rey celestial diseño una
forma especial de tener un símbolo de su trono y santidad que morara de continuo entre su
pueblo.
Las culturas orientales construían los tronos de sus reyes sobre plataformas elevadas.
De ese modo el rey sería exaltado y enaltecido sobre todo el pueblo a su alrededor. Al
50
El maestro. (Rife Publisher International: 2,000)
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trono sólo se podían llegar subiendo una serie de escalones. El escalón inferior se conocía
como el estrado de los pies del rey.
Un siervo no se acercaría más allá de este escalón al traer sus súplicas, regalos o
pruebas de lealtad. El salmista está sugiriendo que la verdadera adoración de un Dios Santo
comienza con una postura de humildad en el estrado de los pies de Dios.
Podemos tener la certeza de que hoy Dios sigue respondiendo a las oraciones. Sin
embargo, muchos quisieran recibir de Dios sin antes entregarse a Él. Su deseo es que
recibamos primero su don de salvación. Entonces Él responderá a nuestra adoración con
maravillosa expresión de amor y bendición.
El gozo en el Señor es una de las características distintivas de un creyente que tiene una
buena relación con Dios. La adoración, un instinto primario de todos los pueblos, halla su
expresión en toda cultura alrededor del mundo. En el Salmo 100:2, el salmista escribió de
servir al Señor con alegría. Se estaba refiriendo a una actitud de adoración alegre y festiva.
Los afanes de la vida hacen que muchos olviden la bondad de Dios y sientan temor y
preocupación en lugar de experimentar alegría en su corazón. A pesar de las cargas que
cada uno debe soportar, las razones de la alegría van más allá del peso de las circunstancias
del presente. La bondad de Dios no es sólo una razón de gozo, sino que ella nos guía a la
expectativa de que Dios estará con nosotros en todas las circunstancias.
¿Qué sabemos acerca de Dios que motiva el gozo y la alabanza como reacción espontánea a
su presencia?
El versículo 3 parece indicar que el conocer a Dios hará que una persona quiera
adorarlo. El impresionante hecho de que Él es Dios y nosotros no lo somos una razón
suficiente. Sin embargo, el salmista insiste en hacer notar que fue Dios quien nos hizo. No
nos hicimos a nosotros mismos. Sólo Dios puede cerrar la vida. El salmista también
señaló que ―pueblo suyo somos y ovejas de su prado‖. En esencia nos está diciendo que
P á g i n a | 49
En el Salmo 10:4, el salmista exhorta al adorador a que entre en la presencia del Señor
con una actitud de acción de gracias. Lo más probable es que las puertas y los atrios sean
alusiones al templo, que era el lugar principal de adoración.
¿Es la casa de Dios el único lugar donde puede adorarse? Si no es así, ¿en qué otro
lugar puede el creyente adorar a Dios?
La bondad de Dios debe inspirar acción de alabanza y acción de gracias en los labios
del creyente cada vez que ora. El concepto de bondad lleva implícita la idea de gentileza y
ésas dos cualidades le dan al creyente un buen entendimiento del corazón de Dios. ―Bueno‖
describe de modo excelente la naturaleza de Dios al llegarse el hombre. La bondad de Dios
manifiesta mediante su misericordia y su verdad (Salmo 100:5).
El apóstol Juan pudo ver ene le futuro una ocasión en la que los seres celestiales y los
veinticuatro ancianos daban a Dios gloria y honor. Su canción de alabanza era: ―Santo,
Santo, santo, es el Señor Dios Todopoderoso‖ (Apocalipsis 4:8).
Juan nos relata que los seres vivientes no cesaban día y noche de dar adoración a Dios.
El versículo 11 señala que los seres vivientes y los ancianos alaban a Dios por su resplandor
P á g i n a | 50
en la creación. Su canción de alabanza decía que Dios es digno de recibir gloria, honra y
poder porque Él es el Creador de todas las cosas.
Las coronas que los veinticuatro ancianos ponían delante del trono representan las
coronas de victoria ganadas por la fidelidad de los santos (v. 10). Esto era una forma de
reconocer que esas victorias y su gloria se debían a Dios y a su gracia. Dios es el Señor
supremo porque sólo Él es digno de nuestra adoración.
El poner las coronas a los pies de Jesucristo nos recuerda algunos principios importantes:
Todo lo que hacemos debe hacerse para la gloria de Dios (Colosenses 3:17). No hay
espacio para la ambición personal ni para la exaltación personal en el servicio a Dios. Hay
que tener la actitud mental de Juan el Bautista: Jesús de crecer, yo debo disminuir (Juan
3:30).
Nuestra capacidad de hacer cualquier cosa meritoria en el reino de Dios proviene del
poder que hemos recibido de Dios mediante nuestra relación con Él. Jesús estableció con
toda claridad este principio en las palabras que aparecen en Juan 15 cuando enseño que Él
es la vid y nosotros somos los pámpanos. ―Separados de mí nada podéis hacer‖ (Juan15:5).
Somos simplemente siervos que cumplen con su deber. ―Así también vosotros cuando
hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: ―siervos inútiles somos, pues lo que
debíamos hacer, eso hicimos‖ (Lucas 17:10).
Una adoración espontánea sale de los labios de los adoradores celestiales, quienes
declaran que Dios es digno de recibir la gloria, la honra y el poder.
Dios es digno de recibir gloria, honra y poder. Él recibe gloria por todas las maravillas
de la naturaleza que ha creado. Él recibe honor por su glorioso señorío sobre su creación, y
tiene poder sobre cada aspecto de su creación.
―Es obvio que Dios se deleita mucho en su creación. Al final del seto día, Dios miró su
creación y dijo que era ―bueno en gran manera‖ (Génesis 1:31). La coronación de los logros
de Dios fue la creación del hombre. Desde el principio, Dios deseaba tener comunión con
su creación y se deleitó en hacer que esta comunión fuera una realidad. Dios es digno de
nuestra alabanza porque Él nos hizo y proveyó todo lo que necesitamos para estar en
comunión con Él‖51.
51
Miguel Angel Darino. La Primera Adoración. (Casa Bautista de Publicaciones: 1992).
P á g i n a | 51
Apocalipsis 5 comienza con la visión de todo el cielo buscando a alguien que fuera
digno de abrir el libro (v. 2). Cuando el Cordero vino y tomó en la mano el libro, todo el
cielo entonó una resonante canción de alabanza (v. 9-11).
La obra redentora de Jesucristo lo hace digno. Sin esa obra sólo seríamos capaces de
caer de rodillas y confesar su señoría en reconocimiento de su derecho a juzgarnos como
pecadores. Pero por el derramamiento de su sangre podemos alabarlo como nuestro
Redentor y reconocerlo como Señor de toda la creación.
―Ya sea con gozo o con renuencia, todos proclaman que Jesucristo es el Señor. Todos los
creyentes debemos elevar alabanza y acción de gracias nuestro maravilloso Señor-
Debemos decidir en nuestro corazón que ni un solo día pasarán sin que rindamos adoración
y alabanza a nuestro Señor.‖52
52
Joe R. Staker. La adoración auténtica. (Casa Bautista de Publicaciones: 1992)
V
CONCLUSIONES
En base a la información consultada y a la interpretación de los mismos datos se puede
concluir lo siguiente:
El único que es digno de adoración es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Solamente el creyente que haya tenido un encuentro personal con Dios y que sea
nacido de nuevo puede adorar a Dios.
Una verdadera adoración va acompañada de una práctica de vida que agrada a Dios,
la cual sea en base a la práctica de la misericordia, humildad y santidad.
La adoración no solamente son las ofrendas, los cantos, leer las Sagradas Escrituras,
los ayunos.
El culto es una ocasión para el reencuentro entre los fieles con realidades o
suposiciones, más o menos impersonales que ellos adoran.
ejecución de la voluntad de Dios, que tiene lugar cuando el adorador está lleno de
amor hacia Jehová y hacia el prójimo.
La Iglesia como cuerpo vivo del Resucitado adquiere formal al congregarse para
rendir culto a Dios.
Las formas o elementos litúrgicos que dan expresión al culto cristiano, no pueden
explicarse sino como una manifestación original de la fe de la Iglesia, herencia
hebrea, en ocasiones, inédita en otras.
El Espíritu Santo, gobernador actual de la Iglesia, crea las nuevas fórmulas del culto
cristiano, en el que se anuncia al Jesús histórico y al Cristo que viene.
Los primeros cristianos se reunían en el Templo por ser judíos, en las sinagogas y
lugares adecuados para la enseñanza de los rabinos, porque entonces eran
considerados como una seca de los judíos.
Los símbolos (Confesiones de fe) son de gran importancia para la vida de las
Iglesias, además forman el vínculo que une la Iglesia de hoy con la Iglesia antigua y
apostólica.
VII
La Iglesia tiene que confesar lo que Dios le demanda que confiese en su Palabra, la
cual es suficiente e infalible. Esta Palabra es el único fundamento para la fe y para
la manera de vivir del cristiano.
No hay culto sin sacrificio, puede ser sacrifico de un cordero sobre el ensangrentado
altar del holocausto judío, o el renovado sacrificio de Cristo en el vino y el pan.
La Santa Cena es el testimonio visible de la comunión con Cristo, que trae consigo
la comunión con los demás participantes del Sacramento. La Santa Cena es
comunión con el Señor resucitado sin dejar de ser celebrada en memoria de Él.
Ya en el Nuevo Testamento pueden ver los primeros atisbos de una noción de los
Sacramentos cristianos, en la perspectiva de la historia de la salvación, y tomando
en consideración la celebración misma.
La liturgia eucarística de la Iglesia antigua, revela una clara conciencia del hecho de
que el culto es un privilegio que se debe a la gracia de Dios, y no una prestación
humana válida por sí misma.
VIII
RECOMENDACIONES
Con base en las conclusiones hechas y por la naturaleza del trabajo se hacen las
siguientes recomendaciones.
Todo hombre o mujer debería saber que Dios es el único que merece adoración, por
lo que ninguna cosa sobre ésta tierra o fuera de ella merece adoración, ya que Jesús
se lo dijo al mismo Satanás que a Dios le adoraría y a él le serviría.
Cualquiera que quiera ser un adorador deberá tener un encuentro personal con Dios,
o sea recibirlo en su corazón como su único y suficiente salvador de su vida y nacer
de nuevo, esto quiere decir que de modo que si alguna está en Cristo, nueva criatura
es y todas las cosas viejas pasaron y todas será hechas nuevas. El hombre debe
cambiar su naturaleza pecaminosa por una vida de santidad.
Para que Dios reciba la adoración, ésta deberá hacerse en espíritu y en verdad, pues
siendo Dios espíritu es necesario que los que le adoren, le adoren en espíritu y en
verdad.
El creyente debe manifestar los frutos del espíritu si quiere que su adoración sea
eficaz, se habla del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y templanza.
La adoración no deberá ser una parte de un servicio religioso, sino una forma de
vida donde diariamente se adore a Dios con sus actitudes.
Todo creyente que adore a Dios verdaderamente debe saber que las formas de
adoración van mas allá que una ayuno, una oración, una ofrenda. Estas son
manifestaciones del corazón adorador que existe en el creyente.
Se debe adorar a Dios en todos lados, desde nuestro levantar hasta nuestro acostar.
IX
BIBLIOGRAFÍA
10. J. J., Von Allmen. El culto cristiano. Editorial Clie. (Miami: 1968)
17. Warren, Rick. Una vida con propósito. Editorial Vida. (Estados Unidos: 2002).
18. Witt, Marcos. Adoremos. Editorial Caribe. (México: 1993).
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