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Manuel De La Fuente2
Bolivia durante mucho tiempo fue conocida por sus Golpes de Estado. Militares
golpistas que impedían que los gobiernos civiles concluyan sus mandatos o militares que se
sucedían las unos a los otros, era el pan de cada día en este país sudamericano. Pero a partir
de los años ochenta, Bolivia comenzó a ser percibida como uno de los países menos
violentos de la región. Las razones para ello, como señalan Albo y Barrios (1993), son
porque no había vivido la ferocidad de las dictaduras militares semejantes a las de
Argentina, Chile o Uruguay. Ni tampoco había conocido los elevados niveles de violencia
política, resultado de la insurgencia guerrillera y del autoritarismo estatal, que se
presentaron en algunos países como Colombia, Perú, u otros de América Central.
Desde la recuperación de la democracia en 1982 y con mayor fuerza desde 1985,
año del inicio de la “era neoliberal”, el país parecía encaminarse a la consolidación de una
cierta institucionalidad que hubiera permitido el tratamiento ordenado y pacífico de los
conflictos, teniendo como instancias de mediación, entre otros a los partidos políticos, todo
en el marco de un Estado de Derecho. Sin embargo ya en este siglo XXI, la “tranquilidad”
neoliberal fue rota. A partir de la “guerra del agua” de Cochabamba del 2000, se sucedieron
una serie de eventos, como ser los sucesivos bloqueos de caminos y el derrocamiento
violento de dos presidentes, hechos que han modificado las percepciones y ahora se
considera a Bolivia como uno Estado conflictivo.
Algunos autores, como Quiroga (2005) ven al Estado boliviano en su momento de
agonía., en un periodo en que las normas no se cumplen, en un estado de anomia en que
todo esta permitido a condición de que uno tenga la fuerza suficiente para imponer sus
“derechos” y por ello Bolivia podría ser caracterizada como un “Estado al margen de la ley,
un Rogue State, según la aberrante tipología propuesta por el gobierno norteamericano”.
Otros, como Falcoff (2004) indican que el sistema político estaría en su fase última de
desintegración y sugiere que si bien es cierto que “los países normalmente no cometen
suicidio, Bolivia podría ser la excepción”.
En oposición a estos autores que plantean la inviabilidad de Bolivia en razón de los
numerosos conflictos violentos que se han producido en los últimos años, otros cientistas
sociales como Crabtree al responder en una entrevista a Quintana (2006), sobre los
“Estados fallidos” decía no estar de acuerdo en colocar a Bolivia dentro de esa categoría y
añadía que a pesar de las obvias debilidades institucionales y la evidente polarización
social, en Bolivia “existe la posibilidad de rearticular las pretensiones sociales y este es el
reto boliviano” y mas adelante indicaba que en el país “hay un deseo manifiesto de
1
Esta es una versión actualizada de un texto que fue publicada bajo el titulo de « La violence collective en
Bolivie » en André Corten (sous la direction) avec la collaboration de Côté (2008): La violence dans
l’imaginaire latino-américain, Paris: Les éditions Karthala et Presses de l’Université du Québec, pp 105-
116. A publicarse por el Institutto Prisma, La Paz : 2011.
2
Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Coordinador del Area de Estudios del Hábitat del
Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba
(CESU-UMSS). E mail: mdelafuenteotmail.com
2
construir pactos y acuerdos” y esto hace que la situación boliviana pueda caracterizarse
como la de un “estado que está en proceso de reconstitución”.
Nosotros estamos de acuerdo con esta última caracterización y lo que trataremos de
plantear en este artículo es que la conflictividad que ha conocido el país desde el 2000 hasta
el 2005 ha puesto en cuestión un modelo económico que beneficiaba solo a ciertos sectores
de la población, manteniendo las grandes desigualdades sociales3 y los altos niveles de
desempleo y pobreza existentes en el país. A su vez, la violencia ejercida por los
movimientos sociales ha develado las estructuras racistas y excluyentes que todavía
subsisten a pesar de los importantes avances que se han producido desde la Revolución de
1952 y mas recientemente, desde la aprobación de la Ley de Participación Popular en 1994.
Ley que inicia un proceso de descentralización que para muchos es insuficiente ya
que solo se fortalecen los municipios y se deja de lado el nivel departamental, por lo que
otra serie de movilizaciones, algunas veces también cargadas de violencia, protagonizadas
por los movimientos cívicos regionales han planteado una profundización de la
descentralización mediante las autonomías departamentales.
Ahora bien estos tres conflictos, económicos (principalmente alrededor de los
recursos naturales), étnicos y regionales no agotan todos los conflictos que existen en el
país, pero son los más importantes y serán objeto de atención en este artículo. Por otra
parte, nuestra mirada no se limitará al periodo 2000-2005, sino que trataremos de examinar
el tratamiento que el gobierno de Evo Morales está dando en miras de la resolución de estos
conflictos.
3
El índice de Gini que muestra estas desigualdades pasó de un 0,52 de principios de los 90 a un 0,59 en
1999 y a un 0,61 en el 2002. Convirtiendo a Bolivia, junto con Brasil en los países que presentan mayores
desigualdades en América Latina (Tokarsky: 2005).
4
Durante la “guerra del agua” se tuvo que lamentar la muerte de un manifestante y de centenares de
heridos. Ver De La Fuente (2000)
3
El haber logrado hacer retroceder por la primera vez a un Gobierno que desde 1985
estaba implementando, sin mayor oposición, las medidas promovidas por el llamado
“Consenso de Washington” fue visto como un gran logro que animó a otros a seguir por la
misma senda. La siguiente gran batalla por los recursos naturales5, fue cuando los
movimientos sociales se plantearon impedir la exportación del gas a Estados Unidos,
pasando por Chile, y la recuperación de los hidrocarburos. Que habían sido privatizados en
1995. Las confrontaciones alrededor de esta temática fueron muy duras en octubre del
2003, ocasionando decenas de muertos. En razón de esta represión brutal que fue
desaprobada por la mayoría de la población el presidente Sánchez de Losada tuvo que
dimitir. Su sucesor Carlos Mesa, sin poder solucionar esta temática también fue obligado a
renunciar en medio de una convulsión social en junio del 2005.
Estos conflictos muestran el desgaste de los partidos políticos tradicionales y su
incapacidad de portarse como mediadores entre la sociedad civil y el gobierno. El
descrédito de dichos partidos políticos es, entre otros, resultado del prebendalismo y la
corrupción que ensombrecieron el proceso de privatización. Era de esperarse entonces, que
el discurso del MAS en cuanto a la “nacionalización de los hidrocarburos”, logre una gran
receptividad y que haya sido uno de los factores para su triunfo electoral del 2005. Sobre
este tema, la credibilidad de Evo Morales era superior a las de sus oponentes. Tanto Jorge
Quiroga de Podemos como Samuel Doria Medina de Unidad Nacional fueron parte de
aquellos que privatizaron las empresas públicas en los años 90 y “achicaron” el Estado
siguiendo los consejos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional6.
Una vez en el poder Evo Morales procedió, el 1ero. de mayo del 2006, a la
“nacionalización de los hidrocarburos” que consistió en un primer momento en un aumento
de los impuestos que pagaban las empresas petroleras7 y en una renegociación de los
contratos con las transnacionales. Una negociación que significó que las empresas
petroleras tuvieron que adecuarse a ley de hidrocarburos aprobada durante el Gobierno del
presidente Meza. Es decir que tuvieron que aceptar impuestos y regalías del orden del 50%.
Un cifra sin embargo menor que la señalada en el decreto de nacionalización de mayo.
La “nacionalización” continuo con la tratativa por parte del gobierno de lograr una
parte accionaría mayoritaria de las empresas8. Tratativa que llego a buen puerto con algunas
de ellas, mientras que con otras tuvo que realmente nacionalizarlas, comprando las acciones
de estas empresas. Algo similar sucedió en el caso de las refinerías. En efecto el Estado
tuvo que comprar el 100 de las acciones de Petrobrás, que no aceptó asociarse con
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), empresa publica que tiene la
5
Hubo otros enfrentamientos en relación a los recursos naturales que por falta espacio no se los examinara.
6
Para un análisis más detallado de las elecciones del 2005 ver De La Fuente (2007).
7
Para los campos cuya producción certificada promedio de gas natural del año 2005 haya sido superior a
los 100 millones de pies cúbicos diarios, se incremental los impuestos y regalías hasta un 82%.
8
Antes de la “nacionalización” las empresas petroleras extranjeras en varios campos poseían un 51% de
las acciones y el Estado Boliviano alrededor de un 49%, en algunos casos algo menos ya que los
trabajadores de las empresas tenían un parte accionaría mínima.
4
formidable tarea de dirigir a las empresas mixtas que actualmente controlan buena parte de
la explotación de petróleo y gas del país.
Todas estas medidas fueron bien recibidas por la población boliviana9, pero a pesar
de ello, los conflictos alrededor de los hidrocarburos no cesaron. Las presiones sociales y
regionales se incrementaron particularmente en cuanto a la utilización de la renta producida
por la explotación de los hidrocarburos. Todos se sienten con derecho a exigir su cuota
parte. Uno de estos conflictos fue en febrero del 2007, cuando la población de Camiri,
paralizó la región mediante un bloqueo de caminos, exigiendo que una de las
vicepresidencias de YPFB se localicé en dicha ciudad. Los enfrentamientos con la policía y
el ejército dieron un saldo de 12 heridos (La Prensa, 4 de febrero del 2007).
Meses después, se produjo una disputa de límites entre tres municipios Villamontes,
Entre Ríos y Caraparí, cada cual quería que el megacampo Margarita esté ubicado en su
territorio y así lograr mayores regalías. El conflicto se agudizó cuando autoridades de
Villamontes pidieron que una de las vice-presidencias de YPFB se localice en el municipio.
El 17 de abril de 2007 se produjeron fuertes enfrentamientos entre la población y el ejército
que dejaron un saldo de un muerto y varios heridos. (Valverde 2009)
Otro conflicto mayor, esta vez, por el control de una de las minas de estaño más
importantes del país opuso a los cooperativistas mineros y a los trabajadores asalariados de
la empresa estatal COMIBOL. Este enfrentamiento en Huanuni, a bala y a dinamitazos
entre mineros, se produjo en octubre del 2006, dejando un saldo trágico de 16 muertos y 61
heridos (La Razón, 6 de octubre 2006) La violencia entonces, esta cambiando de signo.
Antes era portadora de un otro modelo de desarrollo diferente al neoliberal, y oponía a la
población con los aparatos de represión del Estado. En cambio ahora la violencia es por la
defensa de intereses particulares y enfrenta a parte de la población contra otra parte de la
población.
El Gobierno no pudo evitar los enfrentamientos y después de estos lamentables
acontecimientos tomó partido por los asalariados de COMIBOL, defendiendo el
potenciamiento de esta empresa estatal, núcleo de su programa de gobierno, que es el de
colocar nuevamente al Estado al centro de la economía. Sin embargo sus pretensiones de
“nacionalizar las minas”, encontraron meses después una fuerte resistencia por parte de los
casi 60 mil cooperativistas mineros, que obligó al gobierno a retroceder. Nuevamente se
nota la debilidad del Gobierno (cualquiera sea este) de imponer políticas públicas y se ve la
dificultad que tiene el MAS de plantear un otro modelo de desarrollo.
Los numerosos bloqueos de caminos de abril y septiembre del 2000, junio-julio del
2001, enero-febrero del 2002 y octubre del 2003 protagonizados particularmente por los
“originarios” aymaras del altiplano paceño; así como las movilizaciones de los indígenas
del Oriente de Bolivia de junio del 2002, a parte de las variadas motivaciones que
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Evo Morales llegó al poder con un apoyo del 54% de los votantes, simpatía que en momentos que se
produce la “nacionalización de los hidrocarburos”, según una encuesta de opinión, fue del orden del 81%
(Anuario de La Razón, 14 de diciembre de 2006).
5
suscitaron dichos eventos10 han planteado la necesidad de una mayor atención por parte del
Estado hacia los campesinos e indígenas, que en su gran mayoría (82%) son pobres (Landa:
2003). Por otra parte, los movimientos indígena campesinos, en esos primeros años del
2000 plantearon la exigencia de una mejor distribución de la tierra y una mayor inclusión
social y política que debería plasmarse en una nueva Constitución Política del Estado,
resultado de una Asamblea Constituyente que debería convocarse a la brevedad. La defensa
de estos planteamientos por parte del MAS fueron otras de las razones de su triunfo en las
ya mencionadas elecciones de diciembre del 2005.
Antes de examinar como el Gobierno del MAS está resolviendo estos conflictos, es
pertinente tener los antecedentes que son señalados a continuación. Por una parte, están los
grupos más conservadores que defienden el status quo y por otra parte, están los sectores
más radicales del indigenismo que califican aún en nuestros días a la Bolivia
contemporánea como un Estado colonial que hay que destruir. Y al medio una gran parte de
la población, a veces oscilando entre una y otra posición, a veces planteando posiciones
intermedias. Estos últimos grupos si bien reconocen como Quiroga (2005) que el “pecado
original” de Bolivia fue el de no haber dado ningún tipo de representación a la población
indígena en la Asamblea que dio nacimiento a la República en 1825 ni el de haber
permitido posteriormente su participación en los órganos de gobierno ni en la
administración pública. También, registran los avances que se han dado desde la
Revolución de 1952, que eliminó la servidumbre en el campo, dotó de tierras a los
indígenas y a los campesinos, organizó las milicias campesinas y reforzó sus sindicatos
para que pudieran defender con mayor propiedad sus intereses. Además, instauró el voto
universal y varios dirigentes de las áreas rurales llegaron a ser diputados y engrosaron las
filas de la administración pública.
Sin duda todo ello fue insuficiente y el Estado del 52 tuvo aires señoriales que
discriminaba a los indígenas del país. Según, un estudio de Seligson y otros (2006), más de
30% de las personas que aprendieron a hablar en uno de los idiomas indígenas del país se
sintieron discriminados cuando estaban buscando trabajo o cuando hacían algún trámite en
las oficinas gubernamentales o al asistir a la escuela o al colegio.
Sin embargo, esta situación no impidió el surgimiento de la Confederación Unica de
Trabajadores Campesinos de Bolivia ni de la Confederación Indígena del Oriente de
Bolivia, ni de los partidos kataristas ni de otras organizaciones indígenas aun más radicales.
Poco a poco los niveles de exclusión fueron menores y la apertura cada vez mayor lo que
permitió entre otros la elección a la vicepresidencia de Víctor Hugo Cárdenas dirigente
aymara de una fracción del katarismo en 1993. Y ya con la implementación de la Ley de
Participación Popular, se eligieron a “464 autoridades indígenas a cargos de alcaldes y
concejales en la elección de 1995 y más de 500 en la elección de 1999, que suman una
cuarta parte del total de autoridades municipales” (Ayo 2003). También se eligieron a
numerosos consejeros departamentales y a diputados como fue el caso de Evo Morales en
1997, y de otros más, muchos más, en el 2002 y en el 2005. Año que recordemos fue
elegido a la presidencia de la república un dirigente sindical “cocalero” de origen indígena.
Con seguridad todavía esto es insuficiente, por lo que el gobierno de Evo Morales
esta transitando particularmente por dos caminos que intentan resolver esta problemática.
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Motivaciones diversas que han sido examinadas por Ayo (2002) en el caso de los bloqueos del 2000.
6
Por una parte, logró que la nueva Constitución Política del Estado (CPE), aprobada en
enero del 2009, reconozca a Bolivia como un Estado plurinacional. Además, la CPE
consagra una serie de derechos a los pueblos indígenas del país, como el derecho a “su libre
determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la
autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la
consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y la ley” (Art. 2).
Por otra parte, el otro camino por el que el Gobierno del MAS trata de resolver la
problemática étnica, tiene que ver con la mejoría de la situación económica de los
indígenas: En el caso de la distribución de la tierra11 se ha avanzado, aplicando la Ley
INRA aprobada en 1996 y modificada en el 2006. Una ley que permite una repartición de
las tierras fiscales y una cierta redistribución de la tierra, expropiando aquellos latifundios
improductivos y las propiedades donde todavía subsisten relaciones de servidumbre.
Gracias a la aplicación de la Ley se han otorgado miles de hectáreas a los pueblos
indígenas, bajo la figura de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y a campesinos sin
tierra. Además, se está dotando a los campesinos e indígenas de maquinaria agrícola y se
esta viendo a posibilitarles acceso al crédito y a los mercados.
Ahora bien, estos avances, particularmente con la aprobación de la nueva
Constitución Política del Estado se han producido en medio de sendos conflictos que han
ocasionado graves enfrentamientos Al principio la Asamblea Constituyente (AC) quedo
entrapado por una cuestión de procedimiento por más de 7 meses. En la Ley de
Convocatoria de la Asamblea Constituyente se especifica que el nuevo texto constitucional
debía ser aprobado por dos tercios de los constituyentes. Para el MAS era suficiente que
este procedimiento se aplique al final de las deliberaciones. Para la oposición, era necesario
que cada uno de los artículos, en las diferentes etapas de su aprobación, logre los dos
tercios. Esta discusión que en el extranjero puede parecer anodina, se convirtió en un
campo de batalla que duró de agosto del 2006 hasta febrero del 2007.
Una vez que se llego acuerdos sobre los procedimientos de aprobación de la
Constitución, la Asamblea Constituyente reinició su trabajo, sin poder finalizarlo a tiempo,
por lo que el Congreso de la República prolongó su mandato de agosto a diciembre del
2007. Pero ahí surgió otro problema, que tuvo que ver con el pedido de las principales
instituciones de Sucre de que todos los poderes del Estado vuelvan a esa ciudad. Este
pedido de “capitalía” plena entrabó las deliberaciones de la AC en la ciudad de Sucre,
donde se produjeron manifestaciones impidiendo que nuevamente sesione la AC en los
ambientes previstos para ello.
El MAS para evitar el fracaso de la AC trató de llegar acuerdos con la oposición,
Varias reuniones se realizaron, sin lograr los resultados esperados. Por lo que el MAS
decidió aprobar la nueva Constitución Política del Estado (CPE) “en grande” en un cuartel
militar a las afueras de la ciudad de Sucre. Lo que enfureció a gran parte de la población,
que trató de evitar por la fuerza que las deliberaciones de la Asamblea se realicen. Esto
ocasionó confrontaciones con la policía, dejando un saldo de dos muertos y un centenar de
heridos. Después de estos enfrentamientos los Constituyentes del MAS y la misma policía
11
Tema extremadamente conflictivo, que ya ha ocasionado en diversas regiones enfrentamientos y
numerosos muertos y heridos.
7
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Estos cambios se produjeron después de varios enfrentamientos, relacionados particularmente con el
tema autonómico que examinaremos más adelante
13
Ver De La Fuente (2005)
8
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Perdió en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que después conformaron lo que se llamo la “media luna”
opositora del Gobierno de Morales.
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En Cochabamba los sectores empresariales tienen un capital relativamente modesto, por lo que no existe
una verdadera burguesía.
9
Estatutos Autonómicos de sus regiones. Referéndums que fueron realizados a principios del
2008, lográndose una aplastante victoria por el SI. Por su parte el Gobierno objeto dichos
referéndums y no les dio ningún valor legal.
Sin embargo, los grupos radicales de la oposición fuertes de esos triunfos se
lanzaron a una toma desesperada de las instituciones del poder central que funcionaban en
los departamentos de la media luna. El Gobierno respondió movilizando al ejército y a la
policía. Además convocó a sus seguidores, a que retomen las instituciones públicas
gubernamentales. Estas tomas acabaron en un enfrentamiento sangriento en Pando16, en la
devolución de las instituciones gubernamentales, y en el inicio del dialogo entre el
Gobierno y los prefectos opositores. Este dialogo evitó el enfrentamiento entre miles de
masistas, campesinos e indígenas que marchaban hacia Santa Cruz y la población de esa
ciudad que se proponía no dejarlos ingresar. Afortunadamente, los sectores sociales afines
al Gobierno decidieron levantar la marcha a Santa Cruz el 24 de septiembre, evitando de
esta manera un derramamiento de sangre que hubiera sido aún mayor que el de Pando.
El haber llegado casi al borde del precipicio permitió que todos recapaciten y que se
lleguen también acuerdos sobre el contenido de la nueva CPE y que se incluya en ella las
autonomías departamentales. Adicionalmente el Gobierno incluyó las autonomías
regionales, municipales e indígenas. Autonomías que podrían debilitar a los gobiernos
departamentales o por el contrario si son bien articuladas a ellos se podría dar pasos
importantes en la resolución de la problemática regional; así como, de la temática étnica.
Conclusión.
En los últimos años se han publicado una serie de ensayos 17 para tratar de
comprender la conflictividad que se ha estado marcando al país. Sin embargo, queda
todavía mucho por reflexionar, pero sobretodo como señala Barié (2006), sin querer abolir
los conflictos sociales hay que “buscar formas para su transformación constructiva”. Tanto
el Gobierno como la oposición deben tratar de canalizar los conflictos en los marcos de la
institucionalizada democrática. Institucionalidad venida a menos en lo que va de este siglo,
pero que hay que revitalizarla, hay que darle una nueva legitimidad. Adicionalmente es
necesario fortalecer la capacidad de gestión de los ministerios y otras dependencias
públicas, particularmente aquellas que se ocupan del tratamiento de los conflictos.
Tareas complicadas pero que suponen llegar a acuerdos en cuanto al modelo de
desarrollo. Si bien hay que dar un papel activo al Estado y valorizar las formas
comunitarias de producción como quiere el Gobierno esto no debe suponer mayores
enfrentamientos con los sectores empresariales nacionales y extranjeros. Por otra parte, en
cuanto a la problemática étnica, esta podría resolverse con una equilibrada aplicación de lo
dispuesto en la nueva CPE. Finalmente en la problemática regional hay que lograr como
señala Mitre una “ingeniería institucional e imaginación política en grado mayor que la
16
En Septiembre del 2008 en razón de los enfrentamientos, 2 personas ligadas a la prefectura y más de una
decena de campesinos perdieron la vida. Sobre este evento se tienen diversas versiones. Ver el informe de
UNASUR (2008) y el video Sumamente Pando en http://www.youtube.com/watch?v=x8aMHR6Fl-I.
17
Además de los ya citados ver Crabtree (2005), Fundación Unir (2005), Orozco y otros (2006), Robins
(2006), Rojas (2007), Ticona (2006), Zegada y otros (2007) y la Revista LAZOS 2006 y 2007.
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Bibliografía