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LGL 2018

FHCE, UdelaR

1. Od. 18.130ss.
Nada más endeble que el hombre cría la tierra
de todo cuanto sobre la tierra respira y anda.
Pues nunca, dice, sufrirá un mal en el futuro
mientras los dioses le proporcionen areté y sus rodillas tengan fuerza;
pero cuando también los dioses bienaventurados llevan a cabo desgracias,
también estas cosas soporta involuntario con ánimo sufriente;
pues tal es el pensamiento de los hombres terrestres,
cual el día que les trae el padre de los hombres y de los dioses.
yo pude también ser dichoso en el mundo,
mas me di a hacer locuras fiando en mi fuerza, en mis bríos,
en la ayuda y poder de mis padres y hermanos. Por ello
nunca debe un mortal practicar la injusticia; recoja
silencioso los dones que el cielo le dé…

2. Il. 21.435-8 y 461-7


Por su parte, el poderoso sacudidor de la tierra dijo a Apolo:
“¡Febo! ¿Por qué los dos estamos separados? No debemos,
ahora que los otros han comenzado. Será una vergüenza volver
sin luchar al Olimpo, a la morada, de broncíneo piso, de Zeus.”
[…]
Díjole, a su vez, Apolo, el soberano protector:
“¡Agitador del suelo! Me dirías que en mis cabales no
estoy si me avengo a combatir contigo por culpa de míseros
mortales, que, semejantes a las hojas, unas veces
se hallan florecientes, cuando comen el fruto de la tierra,
y otras veces se consumen exánimes. ¡Ea, cuanto antes
cesemos nuestra lucha! ¡Que diriman ellos solos su porfía!”

3. Píndaro, Pítica 8.135ss.


El atleta, en la gloria de su juventud, cuando acaba de obtener un nuevo triunfo,
llevado por las alas de su feliz impulso, se levanta hasta la cumbre de sus esperanzas; y
la riqueza ya no tiene precio a sus ojos. (Pero) La alegría de los mortales aumenta tan
pronto como cae al suelo, dominada por una voluntad enemiga. El hombre sólo vive
un día. ¿Qué es el hombre? ¿Qué no es? No es más que la sombra de un sueño. Pero
cuando Júpiter le concede la gloria, una brillante luz, un rayo de alegría ilumina su
vida.

4. Aristófanes, Aves 685ss.


Ea, seres humanos de vida oscura por naturaleza, parecidos a la estirpe de las hojas,
seres débiles, masas de barro, raza inconsistente con apariencia de sombras, bichos
efímeros sin alas, mortales desgraciados, varones similares a los sueños, prestadnos
atención a nosotros los inmortales, a los que existen por siempre, a los etéreos, a los que
no envejecen, a los que cavilan pensamientos eternos, para que tras obtener de nosotros
una imagen correcta de las cosas del cielo entendáis como es debido la naturaleza de
las aves y el origen de los dioses, de los ríos, del Erebo y del Caos y, por lo que a mí
respecta, enviéis a paseo en lo sucesivo a Pródico.

5. Eurípides, Medea 1220ss.


Rehúso decir palabra alguna de aquello
que te concierne, pues tú misma sabrás el medio de
huir del castigo. No es la primera vez que considero
la condición humana una sombra y valientemente
podría decir que, de los mortales, los que pasan por
sabios e indagadores de conocimientos, ésos son los
que se ganan el mayor castigo. Pues ninguno de los
mortales es feliz y, cuando la prosperidad se derrama,
uno podrá ser más afortunado que otro, pero no feliz.

6. Eliano, Historias curiosas 9.41


Y Filipo, rey de los macedonios, habiéndole sido anunciados tres éxitos al mismo
tiempo: el primero, que había vencido con su cuadriga en los juegos de Olimpia; el
segundo, que Parmenión, su general, había derrotado a los dardanios en una batalla, y
el tercero, que Olimpias le había dado a luz un hijo varón, levantando sus manos al
cielo, dijo: ‘Oh dios, pon en compensación junto a estas cosas algún daño moderado’,
sabiendo que la fortuna tiene una inclinación natural a envidiar los grandes éxitos.

7. Sófocles, Edipo en Colono 1213ss.


Quien no haciendo caso del comedimiento desea vivir más de lo que le corresponde,
es evidente, en mi opinión, que tras una locura anda. Porque los días, cuando ya se
cuentan por muchos, atraen muchas cosas que están más cerca del dolor; mientras que
no podrías ya ver dónde están los gozos cuando se ha pasado por encima del tiempo
debido. Y quien viene a poner remedio trae igual fin a todos: cuando se presenta la
Moira del Hades, sin cantos nupciales, sin música de lira, sin coros, la muerte, para
poner fin.
El no haber nacido triunfa sobre cualquier razón. Pero ya que se ha venido a la
luz, lo que en segundo lugar es mejor, con mucho, es volver cuanto antes allí de donde
se viene. Porque, cuando se deja atrás la juventud con sus irreflexivas locuras, ¿qué
pena se escapa por entero? ¿Cuál de los sufrimientos no está presente? Envidia,
querellas, discordia, luchas y muertes, y cae después en el lote, como última, la
despreciable, endeble, insociable, desagradable vejez, donde vienen a parar todos los
males peores.

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