El concepto de bioética es un concepto de aparición reciente, surgiendo en los años 70 en USA,
desde donde se ha extendido al mundo, con sus peculiaridades en cada lugar. El término “bioética” fué acuñado por Van ResielaerPotter, médico oncólogo y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin (USA), quien publicó en 1971 su libro titulado “Bioethics, bridge to the future”. Potter, interesado también en la relación del hombre con la tierra, los animales y las plantas, había llegado al convencimiento de que si no se ponía freno al comportamiento del ser humano frente a la naturaleza, su supervivencia sobre el planeta no sería muy larga. Después de profundas reflexiones concluyó que la pervivencia del hombre podía depender de una ética basada en el conocimiento biológico. A esa ética le dio el nombre de “Bioética”. “Una ciencia de la supervivencia decía debe ser más que ciencia sola; por lo tanto yo propongo el término Bioética en orden a enfatizar los dos más importantes ingredientes, necesarios para la nueva sabiduría tan desesperadamente necesaria: los conocimientos biológicos y los valores humanos. La ética en sus inicios tuvo que ver con la relación de los individuos entre sí, después con la relación del individuo y la sociedad. En 1978, también en los Estados Unidos, el llamado “Informe Belmont”32 consagró los tres principios morales que orientan a la Bioética: autonomía, beneficencia y justicia, los cuales no son aceptados por todos como principios morales propiamente dichos, sino como procedimientos para resolver problemas corrientes surgidos en el proceso de prestación de servicios sanitarios. Siendo la Bioética Médica un producto típicamente norteamericano, anglosajón, dista mucho de la Ética Médica primigenia. Ésta fue siempre naturalista, paternalista y algo metafísica; debía de ser así pues se nutrió en fuentes tales como la filosofía griega, el derecho romano y la religión judeo-cristiana. La Ética Médica se mantuvo en su estado inicial durante veinticinco siglos. Habiendo sido la medicina tradicional absolutamente paternalista y absolutista, a la razón de ser de ella -el enfermo- se le trató siempre como a un incompetente físico y mental. Sólo hasta la década de los setenta se le concedió la ciudadanía moral, es decir, se le reconoció su condición de agente moral autónomo, libre y responsable. El propósito de Potter al proponer la creación de la Bioética no era otro que tender un puente entre la ética y las ciencias biológicas. De esa manera los valores éticos deberían tenerse en cuenta al investigar los hechos biológicos, al igual que al momento de darles aplicación práctica a sus resultados. La fundamentación teórica de la Bioética es, sin duda, sólida y amplia. La introducción acelerada de tecnologías médicas de gran complejidad y poder invasivo, disparó los costos de los servicios de salud y estimularon su comercialización, así como la especialización hacia la más rentable atención médica hospitalaria en detrimento de las acciones de promoción y prevención. El peligro de deshumanización ante el resquebrajamiento del ancestral deber hipocrático de actuar en el mejor interés del paciente en el entorno de una práctica atencional tradicionalmente autoritaria, pero ahora investida de un poder inusitado sobre la intimidad, la vida y la muerte.