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HEREJÍAS DEL FOLLETO DE ES

EL PAPEL DE LA IGLESIA EN LA COMUNIDAD


JULIO – SEPTIEMBRE 2016
LECCIÓN 6 // VIERNES 5 DE AGOSTO
“Uno no puede llegar cerca sin pasar tiempo con el perdido”. Jesús se mezclaba bien, y Elena
de White indica que así debe hacer hoy la iglesia de Dios. Los miembros son la sal, y deben
impregnar la comunidad.

“No hay aquí un llamado a hibernar en el desierto evangelizando conejos. Aquí el profeta del
Señor hace una invitación solemne a mezclarse, como Jesús, con los no amables, los pobres,
los perdidos. Jesús era amigo de los pecadores. Asistía a sus fiestas, se encontraba con
ellos donde estaban. Sin embargo, aunque a Jesús le gustaba ir donde había pecadores,
nunca comprometió su fe. Las personas que se encontraban más cómodas con Jesús eran
los pecadores, mientras que los más incómodos eran los así llamados santos. Pero, Jesús no
prestaba atención a eso porque él tenía claras sus prioridades. Vino para salvar pecadores.
Esa fue su misión, y debe ser nuestra misión, aun si sobresaltamos a algunos santos [...].

“Por demasiado tiempo los adventistas nos aislamos en guetos o refugios, como si el resto
del mundo no existiera. Ese tiempo ha concluido. No podemos, no nos atrevemos, a vivir
más tiempo en apostasía. Es tiempo de entrar en la comunidad como personas y como
iglesia”.−Russell Burrill, How to Grow an Adventist Church, p. 50.

EL EVANGELIO EN GÁLATAS
JULIO – SEPTIEMBRE 2017
LECCIÓN 10 // SÁBADO 26 DE AGOSTO
LOS CRISTIANOS QUE RECHAZAN la autoridad del Antiguo Testamento a menudo
consideran que la entrega de la Ley en el Sinaí es inconsistente con el evangelio. Concluyen
que el pacto dado en el Sinaí representa una era, una dispensación, de la historia de la
humanidad en la que la salvación se basaba en la obediencia a la Ley. Pero, debido a que el
pueblo fracasó en vivir según las demandas de la Ley, Dios (dicen ellos) puso en rigor un
nuevo pacto, un pacto de gracia por medio de los méritos de Jesucristo. Esta, entonces, es su
comprensión de los dos Pactos: el antiguo, basado en la Ley; y el nuevo, basado en la gracia.

Por más que esta visión sea común, está equivocada. La salvación nunca fue por la obediencia
a la Ley; el judaísmo bíblico, desde sus inicios, siempre fue una religión de la gracia. El
legalismo que Pablo estaba confrontando en Galacia era una perversión, no solamente del
cristianismo sino también del Antiguo Testamento mismo. Los dos Pactos no son una
cuestión de tiempo, sino que reflejan las actitudes humanas. Representan dos diferentes
formas de intentar relacionarse con Dios, que se remontan a Caín y Abel. El antiguo
Pacto representa a aquellos que, como Caín, erróneamente dependen de su propia
obediencia como medio de agradar a Dios; en contraste, el nuevo Pacto representa la
experiencia de aquellos que, como Abel, dependen completamente de la gracia de Dios
para hacer todo lo que él ha prometido.

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