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HALBERSTAM Introducción (Resumen) PDF
HALBERSTAM Introducción (Resumen) PDF
Halberstam, J. (2011). Queer Art of Failure. Durham y Londres: Duke University Press.
Indisciplinado [Undisciplined]
Quien, como Halberstam, trabaja basándose en dibujos animados como Bob Esponja o
Buscando a Nemo, puede correr el riesgo de no ser tomado con seriedad. En realidad, los términos
de seriedad y rigurosidad, son palabras-código, que tanto en la academia como en otros contextos,
demuestran el correcto disciplinamiento; es un entrenamiento basado en una metodología del saber
que no aprueba ideas visionarias. Este entrenamiento es un modo de rechazar un tipo de relación
Benjaminiana con el saber que se piensa como un paseo por calles desconocidas en la dirección o
sentido incorrectos. Esta corrección disciplinaria tiene que ver precisamente con un quedarse en
territorios bien iluminados y de conocer exactamente qué camino se tomará antes de partir en su
dirección. Halberstam propone, por el contrario, que el objetivo es perder el propio camino y, de
hecho, estar preparados para perder aún más que el propio camino.
En las ciencias, particularmente en matemática y en física, abundan los ejemplos de
intelectuales que deambulan por espacios extra-académicos porque se niegan a publicar dentro de
los límites de la academia, ya que ésta se encuentra dentro de los límites del saber convencional.
Para algunos, la disciplina se mete y estorba el camino hacia las respuestas y hacia los teoremas
porque ofrecen mapeos del pensamiento en lugares en los que la intuición podría otorgar mejores
resultados. Estos y otros ejemplos iluminan el mundo de las culturas alternativas al mundo
académico, mundos creados por perdedores, fracasados y desertores [drop-outs] que intentan
ofrecer alternativas precisamente donde las prácticas universitarias no lo hacen.
El conocimiento disciplinado y estandarizado está perdiendo terreno y perdiendo oportunidad
de dar respuesta tanto a los proyectos de conocimiento del mundo real como hacia los intereses de
los estudiantes. En la medida que el fundamento de las grandes disciplinas empieza a
resquebrajarse, podemos empezar a preguntarnos si es que queremos sanar esas heridas o si
queremos aprovechar la oportunidad para repensar el proyecto de aprendizaje todos juntos.
Las mismas escuelas secundarias buscan dar por tierra con la creatividad y con el
pensamiento original, en vez de fomentarlo. Esto resulta evidente cuando observamos los tests
estandarizados en los EEUU. Incluso el buen estudiante es aquel que mantiene y que es conformado
por las actitudes disciplinares de la norma.
Este libro es un paseo o recorrido por fuera de los confines del conocimiento convencional,
que se adentra en los territorios no regulados del fracaso, la pérdida y lo impropio, tomando un
desvío alrededor de las disciplinas y los modos ordinarios de pensar. La disciplinaridad
[disciplinarity], como la definía Foucault, es una técnica de poder: que depende de la
normalización, las rutinas, convenciones, tradición y regularidad, y que produce expertos y formas
administrativas de gobernanza. La estructura universitaria se encuentra en un momento de
bifurcación, de encrucijada [crossroads], ya no entre disciplinas e interdiscplinas, sino entre la
universidad como un corporación pensada como oportunidad de inversión, y la universidad como
destinada a un nuevo público con una propuesta diferente de conocimiento, de ideas y de política.
Para Fred Moten y Stefano Harney, los intelectuales críticos académicos no presentarían
respuestas que avanzaran sobre la profesionalización, sino que por el contrario serían una extensión
de la misma. Estos autores dirigen entonces su atención a los “intelectuales subversivos”, a aquellos
pensadores dejados por fuera del sistema que resisten y se niegan a las demandas académicas del
“rigor”, de la “excelencia” y de la “productividad”. Defienden que se debe robar la iluminación que
se ha producido en las universidades para actuar contra lo que Foucault llamó la Conquista, esa
guerra silenciada, para refundar la sociedad. Ellos quieren convertirse en una fuerza no-profesional
de conocedores fugitivos con un conjunto de prácticas intelectuales no sujetas al sistema de
examinación y a los puntajes. El objetivo de esta desprofesionalización no es la eliminación o
abolición de algo, sino la fundación de una nueva sociedad. Ellos nos recuerdan que los mundos
sociales que hoy habitamos no son de carácter inevitable; no siempre estuvieron destinados a
terminar de esta manera; y lo que es más importante, que en el proceso en el que se fue produciendo
esta realidad, muchas otras realidades, campos de conocimiento y modos de ser han sido
desechados y, citando a Foucault, “descalificados”/ “desacreditados” [disqualified].
Como decíamos, han habido muchas propuestas que han sido descalificadas, según Foucault,
en la medida que se ha tomado como válida la de esta realidad. Hay algunos libros que nos pueden
ofrecer un muestrario de otros caminos que no se han tomado. James C. Scott en su libro Seeing
Like a State: How Certain Schemes to Improve the Human Condition Have Failed (1999) muestra
otras formas indisciplinadas de conocimiento, así como muestra su estructura social y sus prácticas
políticas. Para el autor, ciertas formas de ver y de ser fueron establecidas como normales o
naturales, como obvias y necesarias, cuando en realidad eran constructos sociales. A Halberstam le
interesa rescatar algunos de los conocimientos descartados en un orden económico que privilegia la
ganancia y el lucro sobre cualquier otro tipo de motivación de ser y estar en el mundo. Scott
identifica la “legibilidad”[legibility] como una técnica del alto modernismo [high modernism] que
le permite organizar y sacar ganancia de la tierra y de las personas y abstraer sistemas de
conocimiento de las prácticas locales de conocimiento. Habla de los jardines y jardineros como
representantes de un nuevo espíritu de intervención y orden favorecido con el alto modernismo, y
apunta al minimalismo y la simplicidad del diseño urbano de Le Corbusier como parte de un nuevo
compromiso hacia la simetría y la división y planeamiento que complementa las preferencias
autoritarias jerárquicas y que desprecia la complejidad de las formas orgánicas y la creatividad de la
improvisación.
Para Scott, la “legibilidad” es una condición de manipulación. Propone como alternativa
tomar prestadas del pensamiento anarquista europeo formas más prácticas del conocimiento, las que
el autor llama metis. Estas rescatan lo colectivo, lo plástico, la diversidad y la adaptabilidad. La
ilegibilidad, entonces, puede ser la vía de escape de la manipulación política a la que muchas
universidades están atadas.
Mientras que la visión de “ilegibilidad” tiene implicaciones para los sujetos que son
manipulados cuando se hacen legales y visibles para el Estado (trabajadores indocumentados,
minorías, etc.), también subraya un argumento para la antidisciplinaridad [antidisciplinarity] en el
sentido de prácticas del conocimiento que rechazan la forma y el contenido de los cánones
tradicionales, puede permitir abrir paso a nuevos modos de pensar que se establecen no con rigor y
con orden, sino con inspiración y con impredecibilidad.
Las disciplinas califican y descalifican, legitiman y deslegitiman, recompensan y castigan,
pero lo más importante es que se reproducen estáticamente y desalientan el disenso. En Defender la
sociedad, Foucault provee un contexto para su propio pensamiento antidisciplinar y declara la era
en la que las teorías globales están terminadas, lo cual da lugar a una suerte de teoría autónoma y no
centralizada, una producción teórica que no necesita de una visa que provenga de algún régimen
común para establecer su validación. En esta línea, Foucault propone a sus estudiantes que indaguen
sobre el conocimiento subyugado, esas formas del conocimiento que han sido barridas en
sistematizaciones formales y coherentes. Estas formas de conocimiento no han sido borradas u
olvidadas, sino que han sido descalificadas, o calificadas como sinsentido o como insuficientemente
elaboradas. Esto es lo que Halberstam llama conocimiento desde abajo [knowledge from below].
En la propuesta de Moten y Harney, éstos alientan al intelectual subversivo a que rechace la
profesionalización, arme una colectividad y se involucre con el mundo exterior a las universidades.
Halberstam, en primer lugar, añadirá a las de Moten y Harney las siguientes tesis/propuestas:
1) Resistir la maestría [resist mastery]. Esto implica invertir en modos contraintuitivos de
conocimiento como lo son el fracaso y la estupidez. Pensando el fracaso como una crítica a la lógica
capitalista del lucro y la ganancia. Pensando a la estupidez no como un falta de conocimiento o
saber, sino como una forma de romper con las estructuras del conocimiento.
Halberstam, en relación a un trabajo etnográfico, encuentra en la conversación, en el diálogo,
en vez de en la maestría [dominar un conocimiento, ser “maestro” en ese conocimiento], una
manera muy concreta de ser en la relación con otra forma de ser y de pensar sin tener que medir esa
vida con estándares que le son ajenos.
2) Privilegiar lo naif (ingenuo) o sinsentido (estupidez). Lo naif o sinsentido puede romper
con el sistema estructural del conocimiento, guiando hacia una apertura de nuevas prácticas de
conocimiento. Esto requerirá lo que algunos han llamado pedagogías oposicionales. La cuestión de
la no-enseñabilidad se advierte como un problema político, o como un problema nacional, como se
evidencia en la película francesa Entre Les Murs (La clase, de Laurent Cantet, 2008). En la película,
el profesor intenta acceder a sus estudiantes desinteresados y profundamente alienados (la mayoría
inmigrantes africanos, asiáticos o árabes). La brecha social y cultural que se instaura entre ellos
hace que la comunicación efectiva sea casi impracticable. Las referencias culturales de cada uno
son equidistantes; por un lado El diario de Ana Frank, Moliére, la gramática francesa, por otro lado
el hip-hop, el Islam, el fútbol. Una alumna, en una escena final, dice frente a toda el aula que “no
aprendió nada”. Esta intervención nos recuerda que el aprendizaje no es una calle de dos manos y
que no se puede enseñar sin una relación dialógica.
“No aprendí nada” podría ser un intertexto con Jacques Rancière quien, en El maestro
ignorante, examina la forma de conocimiento típica de las universidades, con maestros y
estudiantes, sus métodos expositivos y sus estándares de excelencia, y propone una forma de
pedagogía que supone y demanda igualdad antes que jerarquía. Aquí examina que lo que hace a un
maestro “bueno” es el entender que la gente, en este caso los alumnos, necesitan ser guiados hacia
el aprendizaje en vez de ser enseñados a seguir, o a repetir contenidos como si fueran loros. Y así,
mientras el “buen” maestro guía a sus estudiantes entre los caminos de la racionalidad, el “maestro
ignorante” debe permitirles que se pierdan en los caminos para que puedan experimentar confusión
y para que luego encuentren su propio camino.
Así como Paulo Freire en Pedagogía del oprimido formula una crítica al sistema bancario de
enseñanza y apuesta por un modo dialógico de aprendizaje que promueve una práctica de libertad,
Rancière ve a la educación y la transformación social como mutuamente dependientes. Cuando nos
enseñan que no podemos saber cosas a menos que nos las enseñen personas de grandes mentes (o
grandes pensadores), nos sometemos a toda una serie de prácticas sometidas que toman la forma de
una relación colonizante. Halberstam encuentra muchas posibles respuestas frente a la formaciones
del conocimiento colonial:
• una respuesta violenta, como Franz Fanon que sostenía que la imposición violenta de la
regla colonial debía ser enfrentada con una resistencia violenta;
• una respuesta homeopática, de acuerdo con la cual el sujeto aprende el sistema mejor que
sus defensores para socavarlo desde adentro;
• y una respuesta negativa, en la cual el sujeto rechaza el conocimiento disponible y rechaza el
ser un sujeto de conocimiento en la forma mandada por las filosofías iluministas del ser y
otras.
El libro de Halberstam simpatizará con la primera y la tercera respuesta, es decir, las formas
violentas y negativas de conocimiento anticolonial.
3) Sospechar la memorialización [Suspect memorialization]. A pesar de que la producción
de nuevas bóvedas de memoria acerca de la homofobia y el racismo parece algo de sentido común,
varios textos combaten la memorialización: Toni Morison con Beloved (1987), Saidiya Hartman con
Lose Your Mother (2008), Avery Gordon con Ghostly Matters (1996). Estos son defensores de una
cierta forma de borramiento [erasure] sobre la memoria porque la memorialización precisamente
tiene una tendencia a emprolijar historias desordenadas (de esclavitud, del Holocausto, de guerras,
etc). La memoria es en sí misma un mecanismo que Foucault llama “ritual de poder”: selecciona lo
que es importante (la historia de los triunfos), introduce una narrativa continua en lo que era un
entramado lleno de rupturas y contradicciones, e instaura precedentes para otras
“memoralizaciones”. En este libro de Halberstam, olvidar [forgetting] se convierte en una forma de
resistencia y propone nuevas formas de memoria que se relacionan más con la espectralidad que
con la evidencia dura, que tiende más al borramiento que a la inscripción.