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INTRODUCCION
La visión depende de la luz. La iluminación debe proporcionar
condiciones visuales en las que las personas puedan funcionar de
manera efectiva, eficiente y cómoda. Para predecir el comportamiento
humano en función de las condiciones de iluminación, es importante
comprender las características físicas, fisiológicas y perceptivas del
sistema visual. Este capítulo destaca algunas de las relaciones
básicas entre la luz y la visión. Proporciona algunos datos
fundamentales que el ingeniero iluminador puede considerar útiles y
llama la atención sobre los factores que deben tenerse en cuenta al
diseñar la iluminación para lograr un rendimiento visual y una mayor
comodidad.
El ojo
La estructura del ojo se puede dividir en tres partes distintas:
los componentes ocular-motores (los músculos oculares), los
componentes ópticos (la córnea, el cristalino, la pupila y los
humores intraoculares) y los componentes neurológicos (la retina
y el nervio óptico).
Componentes Ocularmotor.
Los componentes ocular-motores del ojo consisten en tres pares
de músculos (Figura 3-3). Estos músculos posicionan las líneas
de visión de los dos ojos, de modo que ambos apuntan al mismo
objeto de atención (Figuras 3-4 y 3-5). La línea de visión del
ojo pasa a través de la parte de la retina utilizada para
discriminar detalles finos, la fóvea. Si la imagen de un
objetivo no cae sobre la fóvea, se reducirá la resolución del
detalle del objetivo. Además, si las fóveas de ambos ojos no
apuntan al mismo objetivo, el objetivo puede verse como el doble
(diplopía). Los movimientos oculares pueden tomar diferentes
formas.1 Entre los más importantes están:
Componentes ópticos.
La función de los componentes ópticos del ojo es formar una
imagen del objetivo en la retina. Para que esto ocurra, la luz
debe transmitirse a través del ojo sin excesiva absorción y
dispersión, y la imagen del objetivo debe enfocarse en la retina
(Figura 3-1).
El 80% posterior del ojo está encerrado por tres capas de tejido
(Figura 3-1). Colectivamente, protegen y nutren el ojo y
transducen luz en señales eléctricas:
1. La esclerótica. La cubierta más externa del globo, que es
continua con la córnea, protege el contenido del ojo y
define su forma.
2. La coroides. Un tejido altamente vascular que contiene el
suministro de sangre a gran parte del ojo.
3. La retina. La capa más interna, que convierte la energía
radiante en señales eléctricas que se envían al cerebro.
Fotorreceptores.
La retina contiene dos clases principales de receptores,
varillas y conos sensibles a la luz, que se diferencian por su
morfología y por la sensibilidad espectral de los fotopigmentos
que contienen (Figura 3-8).
Figura 3-8. Un diagrama simplificado de las conexiones entre los
elementos neurales en la retina. Las regiones donde las celdas
son contiguas son sinapsis. La dirección de la luz incidente se
encuentra en la parte inferior de este diagrama.
Campos Receptivos.
Los fotorreceptores no envían su información directamente al
cerebro, sino a varias otras células de la retina, que a su vez
las envían a las células ganglionares, cuyos axones terminales
constituyen el nervio óptico (Figura 3-8). De esta manera, la
luz recibida por un número de receptores se "agrupa" para
proporcionar una señal lo suficientemente fuerte como para
estimular una célula ganglionar. El área de la retina que
estimula una célula ganglionar se llama campo receptivo. Aunque
los fotorreceptores son los principales transductores de luz en
las señales eléctricas, los campos receptivos comienzan el
procesamiento de la imagen, lo que permite que el sistema visual
interprete el entorno visual.
Figura 3-11. Las curvas de sensibilidad espectral relativas de
los tres fotorreceptores de cono: largo (L), medio (M) y corto
(S).
Vías neuronales.