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de Bill Smith
Dos años después de la victoria rebelde sobre la luna boscosa de Endor, la batalla contra el
Imperio continúa. La Alianza Rebelde, ahora conocida como la Nueva República, lucha por
llevar la libertad a los miles y miles de mundos de la galaxia conocida.
Por debajo de Brin, se arremolinaba el siguiente turno de soldados rebeldes. Parecían tan
descontentos con el turno de vigilancia como lo estaba él. Por supuesto, alguien tenía que
estar de guardia contra los piratas.
Mientras los pensamientos de Brin vagaban hacia el bote de sabacc que planeaba ganar esa
noche, pudo vislumbrar algo acercándose por una colina cercana.
Qué extraño, pensó. Los sensores deberían haber detectado algo a esa distancia. Un vistazo
rápido con sus macrobinoculares no reveló nada... pero entonces destelló un brillo metálico.
Entonces se dio cuenta de que había tres objetos que se acercaban rápidamente.
Agachándose en busca de cobertura, Brin pudo ver claramente por primera vez a los droides
que se aproximaban a su posición. Parecían mucho más modernos que los droides piratas que
se había encontrado hacía tres días. Si no se engañaba, incluso diría que podrían tratarse de
prototipos. Pero nadie tenía los créditos para ese tipo de maquinaria en aquellos días...
excepto el Imperio. Mientras se ponía en pie con dificultades, Brin se dio cuenta que esta no
iba a ser una escaramuza ordinaria.
Los droides de guerra imperiales superaron la colina y abrieron fuego sobre el VER-1 rebelde
que esperaba en las cercanías. Mientras los soldados de infantería de la República corrían
buscando protección, los pilotos corrieron hacia sus cazas clase Defensor estacionados justo al
otro lado de la torreta artillera. Sin embargo, antes de que pudieran hacer siquiera la mitad del
camino, un agudo chillido llenó el aire. Brin pudo vislumbrar varios deslizadores aéreos en
formación cerrada y acercándose, aunque no pudo reconocer el modelo. Más tarde,
Inteligencia de la República descubriría que eran los recién desarrollados deslizadores aéreos
imperiales clase Francotirador.
Los gritos de advertencia de Brin fueron ahogados por el rugido de los motores iónicos de los
Francotiradorres. Misiles de conmoción se fijaron en los cazas Defensor de la República, pero
fallaron sus objetivos por los pelos cuando los pilotos de la República activaron sus impulsores
y maniobraron los reactores justo a tiempo. Ascendiendo al cielo con una trayectoria curva, los
Defensores trataron de fijar el blanco en los nuevos deslizadores aéreos imperiales y abrieron
fuego. Los Francotiradores mostraron su agilidad, esquivando fácilmente los torpes disparos y
disparando una segunda salva de misiles. Esa andanada consiguió su objetivo y uno de los
Defensores estalló, rociando a las tropas de tierra con ardientes trozos de metal.
Mientras los droides de guerra imperiales avanzaban hacia las tropas de la Nueva República,
Brin abrió a duras penas la escotilla en la parte trasera de la torreta. Comenzaron a salir
oleadas humo, y tuvo que cubrirse nariz y boca para amortiguar el olor de circuitería ardiendo.
Saltando por encima de los escombros, Brin activó el panel de comunicaciones.
Brin cayó desmayado al suelo, tosiendo por el espeso y acre humo. En la distancia, los AT-AT
imperiales comenzaron a apuntar a la solitaria y humeante torreta artillera de la Nueva
República...