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Quiénes somos y en qué creemos

El Concilio Nacional de las Asambleas de Dios, Asociación Religiosa, es una iglesia evangélica, que surgió a partir del
movimiento pentecostal iniciado a finales del siglo XIX. Las Asambleas de Dios tiene presencia en todo el país.

Actualmente cuenta con alrededor de 6,000 centros de predicación donde son ministrados aproximadamente un millón
de fieles. Esta tarea es llevada a cabo por cerca de 7,000 ministros reconocidos al seno de la Iglesia y debidamente
acreditados ante las autoridades en materia de culto público.

La estructura eclesiástica nacional está presidida por una Directiva General (integrada por el Superintendente General,
Secretario General, Tesorero General y tres superintendentes adjuntos para cada una de las zonas: Norte, Centro y Sur)
y cuerpos de gobierno denominados Presbiterios Ejecutivo y General, que representan a los 23 distritos en que la Iglesia
nacional está estructurada.

A nivel distrital la organización está dirigida por una Directiva de Distrito (Superintendente, Secretario y Tesorero) y un
cuerpo de gobierno llamado Presbiterio de Distrito. Además, administrativamente están los presidentes de Sección, que
imparten consejo y cuidado en su respectiva Sección.

Las iglesias locales son pastoreadas por un ministro de las Asambleas de Dios, y su forma de gobierno es
eminentemente congregacional y representativa.

Registrada ante la Secretaría de Gobernación con el número de registro constitutivo SGAR/164/93, las Asambleas de
Dios, es respetuosa de las leyes del país y se esfuerza para bendecir a México con la superación integral que acarrea la
predicación del evangelio.

Asambleas de Dios es una Iglesia nacional, aunque posee su membrecía en la Fraternidad Mundial de las Asambleas de
Dios, organismo colegiado de presidencia rotativa, por elección, que aglutina alrededor de 66 millones de fieles en 210
países.

Las iglesias de esta denominación evangélica efectúan obras de asistencia social mediante dispensarios médicos,
caravanas de salud, orfanatorios, albergues, centros de rehabilitación, comedores públicos, y dirigen escuelas de
instrucción preprimaria, secundaria y preparatoria, además de los 48 seminarios con que cuenta para la formación
teológica de sus ministros.

Asambleas de Dios es firme elemento contribuyente para la consolidación de una verdadera identidad nacional, plural e
incluyente, al inculcar a sus fieles no sólo el respeto hacia los símbolos que realmente nos vinculan como nación, sino
fomentando también la práctica vivencial de los ideales más sublimes, como igualdad, libertad, justicia, solidaridad y
democracia.

La superación de vicios y conductas patológicas de sus fieles, la adquisición y desarrollo de una conciencia de
responsabilidad espiritual, individual, familiar, civil y social, hace de los pentecostales una especie de cultura dentro del
contexto general.

El mensaje de Asambleas de Dios es instrumento de reconciliación que construye relaciones fraternales fructíferas y
positivas, encaminadas hacia la consecución de la paz eterna. De esta forma, el satisfacer las profundas necesidades
espirituales del hombre es su propósito enfático, pero de ninguna forma desestima la búsqueda del bienestar físico y
material del ser humano. Antes bien, esto igualmente forma parte, por derecho propio, bíblico se diría, de la estructura
eclesial evangélica.
Síntesis de la Declaración de Fe de las Asambleas de Dios
En un mundo cambiante que frecuentemente modifica sus divisas y valores, los principios absolutos del evangelio
permanecen firmes, dando una referencia constante del propósito divino para la humanidad. Los cristianos tenemos en la
Biblia precisamente la revelación de Dios, dada a los santos hombres por inspiración del Espíritu Santo.

Por ello, las Asambleas de Dios la reconoce como autoridad única e infalible en cuanto a fe y conducta. De esta divisa
se deriva su Declaración de Fe, que consta de 16 puntos doctrinales, de los cuales se ofrece la siguiente síntesis.

1. La inspiración de las Escrituras: Creemos que la Biblia es la palabra de Dios, nuestra única regla infalible de fe y
conducta, por haber sido inspirada por el Espíritu Santo.

2. El Dios único y verdadero: Creemos que hay un solo Dios verdadero, que se ha revelado como el Creador de todas
las cosas, y que existe eternamente. En la unidad esencial de Dios hay distinción de personas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. Esta doctrina de un solo Dios que subsiste eternamente en tres personas es llamada la Trinidad.

3. El hombre, su caída, redención y esperanza: Creemos que el hombre fue creado por Dios en estado de inocencia,
pero a consecuencia de la desobediencia adquirió una naturaleza pecaminosa y quedó sujeto a la condenación eterna.
Su única fuente de redención y esperanza de vida eterna está en el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario y su
resurrección de entre los muertos.

4. La salvación del hombre: Creemos que la salvación se obtiene cuando el hombre se arrepiente de sus pecados y
acepta por la fe el perdón de Dios ofrecido a través de Jesucristo. Además, el Espíritu Santo le da seguridad interna de
que ha sido hecho hijo de Dios. A partir de este momento el hombre salvo debe vivir una nueva vida, recta y santa.

5. La santificación del creyente: Creemos que la santificación es un estado de gracia al cual entra el creyente al
aceptar a Cristo, e implica separarse de la mundanalidad y consagrarse a Dios, procurando vivir en un estado de pureza
moral mediante la ayuda diaria del Espíritu Santo.

6. El bautismo en el Espíritu Santo: Creemos que el bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia espiritual
diferente a la salvación y posterior al nuevo nacimiento en Cristo. La manifestación de que se ha recibido es hablar en
otras lenguas, no por propio impulso del hombre, sino bajo la dirección del Espíritu Santo. Es dado para capacitar al
creyente en el cumplimiento de la gran comisión.

7. La sanidad divina: Creemos en la sanidad divina, y ésta se recibe por fe con base en el sacrificio expiatorio de
Cristo.

8. La Iglesia: Creemos que la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo; está compuesta por cada creyente nacido del
Espíritu cuyo nombre está escrito en el libro de la vida. Su propósito es adorar a Dios, evangelizar al mundo, edificar a
los fieles y llevar a cabo la obra social. En un sentido amplio todo creyente es un ministro, llamado para servir, testificar,
interceder y contribuir, aunque también han sido provistos un llamamiento específico y un servicio escrituralmente
ordenado por Dios para los ministros de la Palabra.

9. La mayordomía financiera: Creemos que la mayordomía financiera es deber y privilegio de todos los cristianos, que
como fieles mayordomos de Cristo contribuyen al sostenimiento y extensión de la obra con sus ofrendas, primicias y
diezmos.

10. El arrebatamiento de la Iglesia: Creemos que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesucristo regrese por
los suyos, en ese momento los que hayan muerto siendo salvos serán resucitados primero y trasladados junto con
aquellos creyentes que se encuentren vivos, para estar con el Señor por la eternidad. Este acontecimiento puede ocurrir
en cualquier momento y será antes de la gran tribulación.

11. La segunda venida de Cristo y el reino milenial: Creemos que la segunda venida de Cristo en gloria será cuando
el Señor regrese con sus santos a la tierra para establecer su reinado físico y visible por mil años. Este reino milenial
traerá paz universal y el cumplimiento de las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento.
12. El juicio final de los incrédulos: Creemos que el juicio final será para todos los impíos que rehusaron aceptar a
Jesucristo. Ellos, junto con Satanás y los ángeles caídos, serán arrojados al lago de fuego donde estarán por la
eternidad.

13. Los cielos nuevos y tierra nueva: Creemos que habrá cielos nuevos y tierra nueva, donde morará la justicia. Allí
vivirán todos los santos por la eternidad.

14. El bautismo en agua: Creemos en el bautismo en agua por inmersión, en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Es un sacramento para la Iglesia, un testimonio público de la fe del creyente que ha aceptado a Jesús
como su Salvador.

15. La santa cena del Señor: Creemos que la santa cena es también un sacramento para la Iglesia, del que participan
los miembros de la congregación que ya fueron bautizados en agua, como un símbolo de nuestra unión con Cristo, un
recordatorio de su sufrimiento y muerte y un anuncio de su inminente retorno.

16. La desaprobación de doctrinas erróneas: Creemos que la desaprobación de doctrinas erróneas es necesaria para
evitar confusiones y herejías, preservando la sana doctrina y la unidad del cuerpo de Cristo.

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