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presidencial de 1910 en la cual Porfirio Díaz resulto ganador. El plan también invitaba
noviembre de 1910.
permiten que el gobierno de Porfirio Díaz llegara a su fin, e iniciara una muy frágil
antiporfirista, hace que el gobierno de Díaz tome medidas para evitar que su
otros cargos como pretexto para poder encarcelarle antes de las elecciones. Detenido
en Nuevo León, es posteriormente enviado a San Luis Potosí, donde logra huir hacia
los Estados Unidos de América, después de ser liberado al pagar una fianza. Ya en los
Estados Unidos, desde la ciudad de San Antonio, Texas, y reunido con sus
Francisco I Madero (1873-1913), fue un político mexicano que con el también llamado
Plan de San Luis Potosí despertó el deseo en la mayoría de mexicanos de iniciar una
Se han puesto de relieve dos de las muchas y profundas transformaciones que tuvieron
lugar en el campo de México entre 1876 y 1910: la expropiación de las tierras comunales
de las aldeas y la disminución del salario real de los trabajadores en las haciendas. Al
finalizar el Porfiriato más del 95% de las aldeas comunales habían perdido sus tierras.
El valor adquisitivo del jornal que recibían los trabajadores agrícolas en las haciendas
disminuyó enormemente entre 1876 y 1910.
La expropiación en gran escala de tierras indígenas creó una nueva reserva de mano de
obra. Las nuevas plantaciones, las minas, y en menor grado las industrias, tenían
necesidad de trabajadores. Pero la oferta y la demanda no se concentraban en las
mismas áreas. Las expropiaciones más grandes tuvieron lugar en la región más
densamente poblada del centro de México; las plantaciones se desarrollaron
principalmente en las tierras tropicales del sur, poco pobladas, mientras que la minería
se concentró en los igualmente pocos poblados estados norteños.
Los llamados indios vagos. No eran residentes permanentes de aldeas indígenas libres,
sino trabajadores migratorios que trabajaban parte del año en una hacienda y luego en
otra, o en las minas, o encontraban algún trabajo en la ciudad.
Los arrendatarios podían alquilar desde una pequeña parcela hasta una gran extensión
o un rancho entero, había quienes tenían tierras propias además de las que alquilaban.
Algunos arrendatarios y aparceros cultivaban por si mismos sus tierras, mientras que
otros contrataban trabajadores.
El incremento del mercado permitió que los arrendatarios pagaran sus rentas en
efectivo, en tanto que con el aumento de la mano de obra las haciendas tuvieron cada
vez menos necesidad de tener medieros que podían utilizar como trabajadores
eventuales en tiempo de cosecha.
Los peones acasillados del centro de México no eran, como tan frecuentemente se dice,
los más explotados y oprimidos. Gozaban, lo mismo que los vaqueros y otros
trabajadores no agrícolas, de cierta seguridad y siempre podían contar con una
cantidad básica de bienes y alimentos. Con frecuencia se supone que todo esto lo
pagaban con la pérdida de su libertad, pero hemos demostrado que no todos los
acasillados del centro de México estaban en ese caso. Brading considera que en el Bajío
los acasillados formaban una elite privilegiada al lado de los trabajadores de las
haciendas.
Al finalizar el siglo XVIII e inicios del XIX las condiciones laborales en México seguían
dos grandes patrones: por un lado el del norte y el sur, y por otro, el del centro. Pero
durante la era porfiriana el trabajo en las haciendas tomó diferentes rumbos en el sur
tropical, en la mesa central y el norte del país.
Los agricultores del sur tenían varias maneras de incrementar la producción: 1)
aumentando el uso de maquinaría; 2) utilizando mano de obra contratada; 3)
cambiando el modo de utilizar a los trabajadores de la hacienda, y 4) aumentando el
número de trabajadores procedentes de las aldeas comunales.
Las condiciones de vida y de trabajo de los peones acasillados del sur de México se
asemejaban cada día más a las condiciones de los trabajadores contratados.
En los últimos años del Porfiriato la situación de los acasillados empeoró
progresivamente. Al desplomarse el precio del henequén y aumentar las exigencias de
la International Harvester Corporation a los henequeros yucatecos, los salarios
adelantados a los trabajadores disminuyeron constantemente.
Tienda de raya
Tienda de raya custodiada por soldados estadounidenses durante la Huelga de Cananea en 1906.
La tienda de raya era un establecimiento de crédito para el abasto básico, ubicada junto a las
fábricas o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras.
En México se conocieron como tiendas de raya, pues la gran mayoría de los trabajadores
eran analfabetos y en el libro de registro de pago de nómina ponían una raya en lugar de
su firma. Las tiendas de raya en México, que no se diferenciaban de las de sus similares en
otros países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, tuvieron auge a finales del siglo XIX y
principios del XX durante el gobierno de Porfirio Díaz, quien dio amplias concesiones a
empresarios y hacendados, nacionales y extranjeros, para explotar los recursos naturales.
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condición social, económica, étnica, física o cualquier otra, tengan garantizados sus
derechos sociales y gocen de una vida digna. Coordina la labor de otras nueve
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