De estas calles que ahonda el poniente, Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986) una habrá (no sé cuál) que he recorrido ya por última vez, indiferente [LA IMAGEN DE SU CARA] y sin adivinarlo, sometido
Un hombre se propone la tarea de dibujar el a Quien prefija omnipotentes normas
mundo. A lo largo de los años puebla un espacio y a una secreta y rígida medida, con imágenes de provincias, de reinos, de a las sombras, los sueños y las formas montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, que destejen y tejen esta vida. de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, Si para todo hay término y hay tasa descubre que ese paciente laberinto de líneas y última vez y nunca más y olvido traza la imagen de su cara. ¿quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo, nos hemos despedido? (El hacedor, “Epílogo”, 1960) Tras el cristal ya gris la noche cesa LA SUMA y del alto de libros que una trunca sombra dilata por la vaga mesa, Ante la cal de una pared que nada alguno habrá que no leeremos nunca. nos veda imaginar como infinita un hombre se ha sentado y premedita Hay en el Sur más de un portón gastado trazar con rigurosa pincelada con sus jarrones de mampostería en la blanca pared el mundo entero: y tunas, que a mi paso está vedado puertas, balanzas, tártaros, jacintos, como si fuera una litografía. ángeles, bibliotecas, laberintos, anclas, Uxmal, el infinito, el cero. Para siempre cerraste alguna puerta Puebla de formas la pared. La suerte, y hay un espejo que te aguarda en vano; que de curiosos dones no es avara, la encrucijada te parece abierta le permite dar fin a su porfía. y la vigilia, cuadrifronte, Jano. En el preciso instante de la muerte descubre que esa vasta algarabía Hay, entre todas tus memorias, una de líneas es la imagen de su cara. que se ha perdido irreparablemente; no te verán bajar a aquella fuente (Los conjurados, 1985) ni el blanco sol ni la amarilla luna.
LÍMITES No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas, Hay una línea de Verlaine que no volveré a cuando el ocaso, ante la luz dispersa, [recordar. quiera decir inolvidables cosas. Hay una calle próxima que está vedada a mis [pasos, ¿Y el incesante Ródano y el lago, hay un espejo que me ha visto por última vez, todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino? hay una puerta que he cerrado hasta el fin del Tan perdido estará como Cartago [mundo. que con fuego y con sal borró el latino. Entre los libros de mi biblioteca (estoy [viéndolos) Creo en el alba oír un atareado hay alguno que ya nunca abriré. rumor de multitudes que se alejan; Este verano cumpliré cincuenta años; son lo que me ha querido y olvidado; la muerte me desgasta, incesante. espacio y tiempo y Borges ya me dejan.
De Inscripciones, de Julio Platero Haedo (1958)
(Montevideo, 1923) [Jorge Luis Borges. Obra poética. Buenos Aires: (1946) Emecé, 1990. pp.166, 170, 200-201 y 663.]