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PARASITOS

DRA. BELIA PULIDO DE LA CRUZ


Parásitos: durmiendo con el enemigo!
Investigaciones realizadas por el Instituto de Medicina Tropical “Daniel A. Carrión”–
UNMSM demuestran que la toxocariosis humana es frecuente en la población de
Lima afectando al 23.3% de Ella. La toxocariosis es una enfermedad parasitaria que
afecta accidentalmente al hombre tras la ingestión de huevos larvados del nemátodo
del perro, Toxocara canis; Luego las larvas liberadas en el intestino migran hacia
los tejidos. Clínicamente se manifiesta en dos formas, visceral y ocular, siendo esta
última la que deteriora progresivamente la visión y puede originar ceguera en 64%
de los casos. Asimismo, se evidencia que la infección inicial se produce durante la
infancia.

Otros parasitos intestinales considerados como más frecuentes fueron: Blastocystis


hominis, Entamoeba coli, Giardia lamblia & Helicobacter pilory
No hay lugar del ser humano que no pueda ser invadido por algún tipo de parásito.
Cerebro, ojos, pelo, piel, corazón, pulmones, intestinos, hígado, vejiga, genitales...
Todos ellos están expuestos a una infección parasitaria más o menos grave
dependiendo del tipo de microorganismo y del estado general del propio afectado.
Los parásitos y sus consecuencias para la salud humana debería ser un asunto
sanitario de interés internacional. Y más cuando muchas de las patologías de las
que aún no se conocen las causas podrían estar provocadas por las distintas
especies de protozoos, gusanos o artrópodos que a menudo se instalan en nuestros
cuerpos.
"EL QUE COME LO QUE NO ES PROPIAMENTE DE ÉL"
Dice la literatura científica que parásito –al que se denomina huésped- viene del
griego pará ( "que no es propiamente") y sito (“comida”) que puede traducirse
como"el que come lo que no es propiamente de él". Pero además, por definición, un
parásito es el que vive, se protege o protege a sus crías y se nutre a expensas de
otro ser vivo -al que se denomina hospedador - sin aportarle ningún beneficio y en
ocasiones incluso provocándole daños o lesiones más o menos graves que se
derivan de esa "invasión".
Ya los antiguos papiros egipcios como el Kahun ( 1850 a.C.) o el de Ebers ( 1500
a.C.) hacen referencia al diagnóstico y tratamiento de enfermedades producidas por
parásitos como los nematodos, las tenias y otros; Sin embargo, al día de hoy los
zoólogos y parasitólogos confiesan no tener idea de cuántos existen aunque
consideran que su número podría ser varias veces superior al de especies de vida
libre. Lo que sí se sabe es que todos los seres vivos -incluso los propios parásitos-
tienen algún tipo de parásito que vive dentro o sobre ellos.
En la especie humana se conocen por centenares. La dificultad para clasificarlos no
estriba en su elevado número sino en su inmensa diversidad morfológica y en las
múltiples y sorprendentes habilidades que estos organismos han desarrollado a lo
largo de millones de años de evolución para lograr adaptarse al cuerpo de sus
hospedadores y viajar por su interior pasando inadvertidos para sus sistemas de
defensa lo que, a su vez, complica su reconocimiento y evaluación por parte de los
parasitólogos. Por ejemplo, se sabe de parásitos que para sobrevivir a la respuesta
inmunitaria del hospedador forman antígenos que imitan a los de éste; otros que,
para enmascararse, adhieren antígenos del hospedador a la superficie externa de
su cuerpo; otros más que modifican constantemente sus antígenos de forma que
los anticuerpos del hospedador no los reconozcan; y otros, como
el triponosoma africano -que provoca la enfermedad del sueño y la muerte del
infectado si no se trata a tiempo- incluso se comen los anticuerpos humanos que
podrían ser letales para él como han descubierto científicos de la Universidad
Técnica de Darmstadt en Alemania. Eso sin mencionar a los parásitos que inducen
en sus hospedadores comportamientos suicidas para poder completar su ciclo vital.
Por tanto al hablar de parásitos podemos estar refiriéndonos a decenas o cientos
de miles de organismos que incluyen virus, bacterias, hongos y parásitos
procariotas -que son materia propia de la Microbiología- y protozoos, helmintos y
artrópodos -que son los que se encarga de estudiar en exclusiva la Parasitología-.
Los parásitos se clasifican atendiendo a diferentes criterios.
Uno de los que utilizan los parasitólogos es el lugar que ocupan en el cuerpo de su
hospedador y, se habla de ectoparásitos cuando viven en el exterior (por ejemplo,
el piojo), de endoparásitos cuando viven en el interior (como la tenia) y
demesoparásitos cuando tienen una parte de su cuerpo viviendo dentro y otra fuera
del hospedador (es el caso del copepodos pennellidae que parasita a algunos
peces).
Otro criterio clasificador es el de sus características. Se distinguen así
en protozoos(cuando se trata de seres unicelulares que poseen la estructura de las
células eucariotas) y metazoos (parásitos pluricelulares de los cuales tienen interés
en Parasitología clínica los helmintos o gusanos y los artrópodos). También es
importante conocer la vía de entrada del parásito al hospedador humano. Lo normal
es que penetre en el organismo por vía cutánea, mucosa o digestiva, mediante
transfusiones de sangre contaminada, por contacto sexual o por inhalación.
Una vez dentro del organismo la mayoría de los parásitos logra burlar los
mecanismos de defensa del sistema inmune y llegar al órgano o tejido específico
que utilizará para nutrirse, madurar y reproducirse mientras provocan en el
hospedador problemas de salud más o menos graves. Y es que hay que tener en
cuenta que los parásitos, además de portar bacterias, virus y oncovirus que se
introducen en nuestro cuerpo transportados por ellos, producen sustancias tóxicas
que debilitan el sistema inmune y serían responsables de varios tipos de
enfermedades consideradas autoinmunes: la diabetes, el alzheimer, la artritis, el
lupus eritematoso, la fibromialgia, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Crohn,
entre otras. Una de esas toxinas producidas por los parásitos sería por ejemplo el
amoniaco, especialmente tóxico para el sistema nervioso y para el cerebro. Cada
parásito -como cada bacteria, por ejemplo- tiene preferencia por un órgano u
órganos determinados hacia los cuales se sentirá atraído, si en ellos encuentra el
tipo de sustancia contaminante (toxinas medioambientales, sustancias químicas,
metales pesados, etc.) que le sirve de alimento. En suma, una vez instalados los
parásitos pueden generar un amplio abanico de las llamadas enfermedades
"crónicas", "incurables", "genéticas", etc.. Incluido el cáncer.
Los Parásitos excretan sus heces, los cuales a su vez, generan y alimentan hongos.
Estos hongos finalmente producen Metales pesados. Del mismo modo, un parasito
tarda solo 36 hrs en desarrollar de 20,000 a 200,000 críos (de los cuales sólo se
desarrolla el 10%), el resto de huevecillos muere y forma material de desecho que
contamina la sangre.
Problemas asociados con parásitos:
· Los parásitos que se alojan en los ovarios ocasionan abortos en fetos de 2-3 meses
de gestación (perros, gatos – cuidado) Es importante desparasitar a la mama
· Las epilepsias [definitivamente ocasionadas por parasitos]
· Hidrocefalia
· Cuadros anémicos
· Sudoración nocturna
· Alteración de los nervios
· Infecciones urinarias
· Gastritis &Ulceras péptidas
· Hinchazón abdominal/gases
· Problemas mentales como la esquizofrenia y otros casos de locura
· Déficit de atención
· Quistes (contienen larvas)
· Asma & Bronquitis asmatiforme
Los parásitos se llevan el oxígeno de las células produciendo Anemia [por
disminución de los glóbulos rojos] Todos los casos de Cáncer, tuberculosis y SIDA
manifiestan enormes cantidades de parásitos en sangre e intestinos. A su vez,
desmineralizan nuestro organismo y nos dejan sin las vitaminas del complejo B.
EL CASO DEL TOXOPLASMA GONDII
El Toxoplasma gondii es un parásito intracelular muy inquieto -tanto que cambia de
residencia habitual un mínimo de cuatro veces a lo largo de su vida- pero alcanzada
la edad de su jubilación prefiere instalarse en su hostal definitivo: el gato. Le gusta
vivir dentro de los cuerpos de los mamíferos y el del ser humano es uno de sus
hábitats favoritos.
Hasta hace pocos años se sabía que la presencia del Todo en una mujer podía ser
causa de abortos afectando también al feto con gravísimas consecuencias:
hidrocefalia, sordera, daños en la retina y retraso mental, entre los más graves. A
medida que se adquirieron nuevos datos sobre los efectos del Toxo -tanto en seres
humanos como en otros mamíferos- comenzaron a aflorar evidencias que
relacionaban la infección en personas y ciertos casos de esquizofrenia,
En el año 2003 los doctores E. F. Torrey -del Stanley Medical Research Instituteen
Bethesda- y R. H. Yolken -del John Hopkins University Medical Center de
Baltimore completaron un extenso estudio epidemiológico donde la conexión entre
las infecciones del Toxo y algunos casos de esquizofrenia se dejaban ver con clara
evidencia. Descubrirían así que el contagio más habitual en humanos se produce a
través de las heces de los gatos domésticos (por eso hoy se recomienda a las
embarazadas que eviten el trasiego de "camas" de gatos) y por la ingesta de carne
cruda Y, por supuesto, que el progreso de la infección está relacionado con la
capacidad de reacción del sistema inmunitario del huésped humano. Se demostró
entonces que el Toxo afecta con especial incidencia a las células de la glía cerebral
así como a varios neurotransmisores.
El Toxoplasma gondii habita, en suma, en miles de especies distintas, incluidos
varios cientos de millones de seres humanos merced a su estrategia de
formar cystos(células de reposo con gruesas paredes) en el interior de las células
de la glía para evitar ser atacado por el sistema inmune. Se trata pues de un
protozoo “inteligente”. Cuando infecta a los ratones, por ejemplo, induce en ellos
cambios neuronales-hormonales en su cerebro de forma que pierdan su aversión
natural al olor de los gatos y éstos puedan acercarse. Varios estudios biológicos
han demostrado que los ratones infectados por el Toxo hacen frente a los gatos o
les ignoran totalmente. Por supuesto, los ratones son rápidamente devorados por
los gatos y así el Toxo cambia su residencia a otro de sus hogares favoritos: el
cuerpo del gato. En biología evolutiva a esto se le llama manipulación del huésped
por el parásito. Y aunque no se sabe todavía cuál es el mecanismo exacto que utiliza
el Toxo para transformar la conducta de los ratones se sospecha que libera una
toxina cuyo efecto es aumentar la segregación de un neurotransmisor: la dopamina
(los ratones tienen los mismos neurotransmisores que los humanos).
Algunos investigadores especulan sobre un efecto similar del Toxo en los seres
humanos. K. Lafferty - biólogo de la Universidad de California-Santa
Bárbara(EEUU)- mantiene que en poblaciones donde la infección de este parásito
es muy alta se deberían detectar diferencias culturales que señalen la
preponderancia de individuos con altos niveles de dopamina.
Hoy se calcula que cerca de la tercera parte de la humanidad está infectada por
elToxo.

PARÁSITOS MANIPULADORES
En su libro Parasite Rex el periodista norteamericano Carl Zimmer ofrece ejemplos
de otros parásitos que tienen igualmente la habilidad de manipular la conducta de
sus huéspedes. Es el caso del Dicrocoelium dendriticum, un gusano parasitario que
vive en los intestinos de las hormigas y dirige a éstas a la parte más alta de las
hierbas para que los animales herbívoros que pastorean puedan comérsela. Algo
que para el parásito es vital ya que completa su ciclo de vida... en el hígado de las
ovejas.
Y similar es la intención de otro gusano, el Euhaplorchis californiensis, que obliga a
los peces en los que reside a permanecer en la superficie del agua y saltar por los
aires con lo que aumenta la probabilidad de ser fagocitado por alguna ave piscícola
en cuyo cuerpo completar su ciclo vital.
La Dra. E. Harris -que lleva 30 años como encargada de la sección de gusanos
parásitos en el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido)- llama por su
parte la atención sobre un nematodo -especie de microgusano- parásito
denominadoSpinochordodes tellinii que en su estado larval se encuentra dentro de
muchos insectos y, en especial, de cucarachas, grillos y saltamontes. También tiene
la propiedad de cambiar la conducta de su huésped haciendo que éste busque y se
zambulla en el agua de ríos o lagunas donde perece ahogado. El parásito emerge
entonces del cuerpo del insecto y se aleja nadando en su nuevo hábitat hídrico. Es
frecuente ver a este parásito como largas y finas cabelleras de color marrón oscuro
en ríos o lagunas.
En su libro ¿Adivina quién vino a cenar? la experta parasitóloga A. L.
Gittlemanexpone todas las enfermedades derivadas de infecciones parasitarias y
cómo su sintomatología puede confundirse con enfermedades frecuentes que la
medicina convencional trata mediante métodos equivocados o ineficaces. Desde las
típicas colitis causadas por amebas que son diagnosticadas como colitis
ulcerosa hasta los síntomas de hipoglucemia y diabetes que no son ni lo uno ni lo
otro sino una sencilla colonización de los intestinos por distintos tipos de tenia
(solitaria).
La ansiedad puede asimismo derivarse de la acción de sustancias neurotóxicas
sobre el sistema nervioso que son el producto de los desechos metabólicos de
infinidad de tipos de parásitos que pueden habitar en nuestro organismo.
Algunos nematodos -gusanos redondos del tipo Áscaris - pueden a su vez producir
síntomas de úlcera péptica.
Y muchos casos de artritis derivan de la inflamación que
provocan vermes (gusanos) que se alojan en músculos o en las cápsulas
articulares.
También la anemia puede derivarse de una infección intestinal que al afectar a las
mucosas impide la absorción normal de nutrientes. Un efecto que puede estar
asimismo en el origen de muchas alergias alimentarias resultado del aumento de la
permeabilidad intestinal que provoca la reacción autoinmune al colarse
macropéptidos por los capilares sanguíneos. Sin olvidar que muchos casos de
dermatitis, urticarias y otras afecciones de la piel se han relacionado con invasiones
de protozoarios.
Se especula también sobre la posible relación entre el autismo y la
bacteriaClostridium, causante del peligroso tétanos. Al parecer la presencia de esta
bacteria en cantidades subclínicas podría afectar los receptores sinápticos de las
neuronas. Ensayos hechos con ratones inoculados con cantidades mínimas de
toxinas tetánicas demuestran alteraciones de conducta muy similares a las
características del comportamiento autista. También se observaron claras mejorías
de pacientes autistas cuando fueron tratados con antibióticos específicos
anti- Clostridium lo que confirmaría su presencia.
En todo caso la vía antibiótica no parece la más aconsejable ya que en muchos
casos de autismo hay evidencias de que la enfermedad se asocia también con la
proliferación del hongo Cándida. Hablamos de un hongo o moho que se encuentra
normalmente en nuestro organismo pero cuyo crecimiento está muy controlado
tanto por nuestro sistema inmunitario como por la flora bacteriana protectora. Por
tanto, es conveniente que el tratamiento anti- Clostridium se realice mejor
potenciando el sistema inmunitario e ingiriendo bacterias intestinales benéficas. De
esa forma controlamos a los dos posibles enemigos: la bacteria Clostridium y
la candidiasis.

PRINCIPALES PARÁSITOS HUMANOS


Describir cada grupo de parásitos, su morfología, características, ciclo vital y
distribución geográfica así como sus peculiaridades y la sintomatología que
producen en el ser humano abarcaría voluminosos libros. En este espacio, no
podemos ni siquiera enumerar más que algunos de los 342 parásitos identificados
de los que el hombre es hospedador potencial. Por eso nos detendremos
exclusivamente en los parásitos más frecuentes de todos los tipos que estudia la
Parasitología, es decir, protozoos, helmintos y artrópodos.

LOS PROTOZOOS
Los protozoos son organismos unicelulares con un complejo ciclo de vida que pasa
por diferentes estadios y en ocasiones por diferentes hospedadores y/o
hábitat siendo su posible vehículo de transmisión el agua, los insectos, las plantas,
los alimentos contaminados con restos fecales y las manos, lista a la que suma la
carne cruda o insuficientemente cocinada. De ellos se han descrito unos 50.000
pero se considera que sólo una veintena son patógenos para el hombre. Al
diagnóstico de las infecciones que provocan estos diminutos parásitos se suele
llegar mediante la identificación de sus huevos en las heces del afectado. Caben
destacar:
1) Giardia lamblia.
Es el parásito unicelular que produce la enfermedad conocida
como giardiasis olambliasis, una infección del intestino delgado. Se produce en todo
el mundo y se considera una de las infecciones parasitarias más frecuentes y ocurre
especialmente entre los niños. La vía más frecuente de transmisión es la fecal-oral,
sobre todo en las guarderías donde son frecuentes los brotes de giardiasis. Otra
forma de transmisión son las relaciones sexuales, el agua, las frutas, otros alimentos
contaminados por los huevos de este parásito (tras haber llegado a la tierra o a las
aguas procedentes de las heces humanas) que posteriormente son ingeridos por
las personas. Estos huevos llegan al estómago y después al intestino delgado
donde se pegan a las paredes y se aprovechan de los nutrientes que ingiere la
persona. Por lo que respecta a los síntomas de esta infección suelen ser leves e
incluyen náuseas, eructos, flatulencia, molestias estomacales, heces voluminosas
y diarrea; y en ocasiones se confunden con los síntomas del síndrome del intestino
permeable, los de la candidiasis e, incluso, con los de la fatiga crónica. Cuando la
infección es grave o el paciente está inmunodeprimido puede llegar a ocurrir que el
afectado no pueda absorber los nutrientes y/o padezca diarrea crónica y, como
resultado, pierda mucho peso y sufra importantes desórdenes nutricionales.
En cuanto al diagnóstico de la giardiasis se hace mediante el análisis de las heces
o la biopsia de las secreciones del duodeno donde se suelen encontrar los huevos
del parásito.

2) Entamoeba histolytica.
Conocido también como ameba es el parásito unicelular que produce
la amebiasis odisentería, una infección del intestino grueso. Suele vivir en aguas
estancadas, charcos y pozos, especialmente en zonas tropicales o con deficientes
condiciones sanitarias aunque su distribución geográfica es mundial. Afecta a más
de 400 millones de personas en todo el mundo pero especialmente en África,
Iberoamérica y Asia. Sus huevos llegan a la tierra a través de las heces humanas y
acaban contaminando el agua y los alimentos que luego pasan de nuevo al ser
humano por las mismas vías de entrada mencionadas en el caso de la giardia. Una
vez ingeridas las amebas pasan al intestino grueso donde se desarrollan y viven
entre el contenido intestinal alimentándose de bacterias o de la propia pared del
intestino. Generalmente su sintomatología es leve y llega a pasar desapercibida. Lo
más común es que produzcan diarrea y estreñimiento intermitentes, flatulencia y
retortijones. El abdomen puede resultar doloroso al tacto y si la situación se
mantiene en el tiempo se puede producir adelgazamiento y anemia. En algunos
casos la amebiasis provoca diarrea dolorosa con abundante moco y sangre en las
heces. En casos muy raros los trofozoitos (la forma activa del parásito) perforan la
pared intestinal lo que requiere una intervención quirúrgica inmediata. También se
ha observado que desde el intestino las amebaspueden entrar en la corriente
sanguínea, introducir infecciones en el hígado, pulmones, cerebro y otros órganos
e, incluso, provocar la aparición de úlceras en la cara o alrededor de las nalgas y
los genitales. En el caso del hígado la infección se manifiesta en forma de abscesos
o quistes llenos de trofozoitos cuyos síntomas son dolor o malestar en la zona
hepática, fiebre intermitente, sudores, escalofríos, náuseas, vómitos, debilidad,
pérdida de peso y, ocasionalmente, ictericia leve. En cuanto a cómo se diagnostica
la amebiasis hay que decir que la invasión amebiana induce la formación inmediata
de anticuerpos específicos por parte del hospedador pero sin que se desarrolle una
protección inmunitaria eficaz lo que favorece la reinfestación pero, al mismo tiempo,
ayuda a su diagnóstico mediante análisis de sangre. También se puede diagnosticar
mediante el examen de las heces o con una biopsia del duodeno.
3) Plasmodium.
Es el parásito unicelular que ocasiona la infección de los glóbulos rojos que se
conoce como paludismo o malaria. Esta enfermedad parasitaria -la de mayor
incidencia del mundo pues cada año se diagnostican entre 300 y 500 millones de
nuevos casos- se transmite a través de la picadura de la hembra infectada del
mosquito Anopheles, por una transfusión de sangre contaminada o por una
inyección con una aguja previamente utilizada en una persona infectada. En cuanto
al ciclo vital de este parásito comienza cuando un mosquito hembra pica a una
persona infectada, succiona la sangre que contiene los parásitos y los deposita en
otra persona mediante una picadura. Una vez en su nuevo hospedador los parásitos
se alojan en el hígado donde se multiplican y maduran. Luego abandonan el hígado
e invaden los glóbulos rojos en los que se vuelven a multiplicar provocando que,
finalmente, se rompan facilitando la liberación a la sangre de más parásitos que
invaden otros glóbulos rojos produciendo fiebre alta.
Lo común es que los síntomas se manifiesten entre 10 y 30 días después de la
picadura del mosquito y que primero aparezcan fiebre leve e intermitente, dolor de
cabeza y muscular junto con escalofríos y malestar general lo que hace pensar en
una simple gripe. Los síntomas subsiguientes y su gravedad dependen de la
especie concreta de parásito plasmodium que esté infectando a la persona pero en
todas ellas el parásito produce cambios en los eritrocitos y alteraciones en los
capilares de los órganos que dejan sin riego afectando al cerebro, hígado, riñón y
bazo. Así, por ejemplo, en el paludismo causado por el plasmodium
falciparum puede producirse una alteración de las funciones cerebrales que se
conoce como malaria cerebral cuyos síntomas son fiebre alta (al menos 40º C),
intenso dolor de cabeza, vértigo, delirio y confusión.

4) Toxoplasma gondii.
Del cual ya hablamos extensamente a manera de ejemplo sobre la naturaleza y
comportamiento de los parásitos. Este parásito unicelular es el responsable de la
dolencia conocida como toxoplasmosis y afecta mas o menos a la tercera parte de
la población humana adulta y también a otros mamíferos y aves.
Si una mujer se infecta estando embarazada puede transmitir la infección a su feto
que, por tener un sistema inmune inmaduro, puede morir o sufrir graves daños
cerebrales. En un gran porcentaje de casos los bebés que sobreviven a la fase
intrauterina de la infección y nacen con toxoplasmosis congénita presentan
síntomas graves y/o rápidamente mortales -inflamación de los ojos que conduce a
ceguera, ictericia grave, facilidad para formar hematomas, convulsiones,
hidrocefalia, cabeza grande o pequeña, retraso mental importante, etc.- o bien no
presentan ningún síntoma que sí aparecerá pasados unos meses o unos años.
En el caso de que la toxoplasmosis se adquiera después del nacimiento rara vez
producirá síntomas y por lo general se diagnosticará sólo cuando un análisis de
sangre revele la presencia de anticuerpos contra el parásito. De presentarse
síntomas éstos dependerán de qué forma tome la infección por toxoplasma. Así, en
el caso de latoxoplasmosis linfática leve puede provocar agrandamiento de los
ganglios linfáticos del cuello y las axilas, sensación de malestar, dolor muscular y
fiebre baja además de anemia leve, presión arterial baja, valores reducidos de
glóbulos blancos, mayor número de linfocitos en la sangre y resultados ligeramente
anormales en las pruebas hepáticas. Si se trata de toxoplasmosis crónica produce
inflamación dentro del ojo mientras que la diseminada aguda provoca erupción
cutánea, fiebre alta, escalofríos y agotamiento extremo. Cuando además la persona
presenta un sistema inmune deficiente la infección puede causar inflamación del
cerebro y las membranas que lo recubren (meningoencefalitis), del hígado
(hepatitis), de los pulmones (neumonitis) o del corazón (miocarditis).
5) Cryptosporidium sp.
Es la tercera causa de parasitosis intestinal y provoca una enfermedad
llamadacriptosporidiosis. Su transmisión puede tener lugar a través del agua y el
hielo -al echarlo a una bebida-, al bañarse en piscinas, estanques, etc., por
alimentos contaminados o por vía fecal-oral a partir de las heces de personas o
animales ya infectados. Los que con mayor frecuencia afectan a los humanos son
elcryptosporidium parvum y el crystosporidium homis. Se sabe que se replican en
el interior de las vellosidades que recubren el tubo digestivo y que su prevalencia
ha aumentado en relación a casos de inmunodeficiencias congénitas o adquiridas
tras procesos virales o medicamentosos.
Las criptosporidiosis pueden no presentar síntomas o bien provocar sintomatología
intestinal (gastroenteritis con deposiciones acuosas, dolor abdominal y, a veces,
náuseas, vómitos y fiebre que en personas sanas raramente duran más de 10 días)
o extraintestinal (más frecuente en personas inmunodeprimidas suelen consistir en
hepatitis, colecistitis, artritis reactivas y síntomas respiratorios). En enfermos de
Sida, en pacientes oncológicos en tratamiento con quimioterapia, en trasplantados
o en personas que estén tomando inmunosupresores puede incluso llegar a producir
la muerte. Y en diabéticos, alcohólicos o embarazadas ocasionar complicaciones
importantes.
Cabe añadir que además de los mencionados existen otros protozoos que afectan
a millones de personas en todo el mundo. Por razones de espacio mencionaremos
únicamente el tryponosoma brucei -que provoca la enfermedad del sueño, mortal
en un buen número de casos- y el blastocystis hominis -que generalmente provoca
malestar abdominal, anorexia, distensión abdominal, cólico y diarrea alternada con
estreñimiento y que es el tercer parásito más común tras la giardia lamblia y
elenterobius vermicularis.
LOS HELMINTOS O GUSANOS
Este tipo de parásitos -entre los que se
distinguen nematodos, cestodos y trematodos- suelen acceder al hospedador a
través de la boca o de la piel y una vez en el intestino lo colonizan. Una vez allí
pueden atravesar la pared intestinal e infectar otros órganos. Por lo que respecta a
su diagnóstico lo común es que se realice cuando -tras los indicios que proporcionan
los síntomas- se realiza un examen exhaustivo y durante varios días de las heces
del afectado y se encuentran huevos, larvas o fragmentos de estos gusanos
parasitarios de lo que incluimos ejemplos de las tres especies.
A) Nematodos.
Los nematodos (de nemas, hilo, y oedes, similar, parecido) son gusanos cilíndricos
y alargados que suelen habitar en un único hospedador aunque también sus larvas
pueden pasar de un hospedador a otro directamente o mediante la ingesta de
huevos eliminados a través de las heces, orina, esputo o piel. Los que con más
frecuencia parasitan al hombre son:
1) Ascaris lumbricoides.
Es el parásito nematodo más grande y más común de cuantos infestan al ser
humano y produce cada año en todo el mundo 100 millones de nuevos casos
de ascariasis oascaridiasis (se calcula que ya la padecen más de 1.500 millones de
personas) aunque con mayor frecuencia elige como hospedador a niños que viven
en zonas cálidas con deficientes condiciones sanitarias.
El ciclo vital del parásito comienza cuando sus huevos -de los que la hembra puede
poner hasta 250.000 al día- llegan a la tierra por medio de las heces de una persona
afectada. Como en los procesos anteriores esos huevecillos acaban llegando de
nuevo al interior del cuerpo y, en este caso, se desarrollan en el intestino delgado
donde se alimentan de la comida a medio ingerir que llega a la zona intestinal. Una
vez que han madurado las larvas migran por la pared del intestino y son
transportadas por los vasos linfáticos y el flujo sanguíneo al hígado, de ahí al
corazón y después a los alvéolos pulmonares desde donde ascienden por el tracto
respiratorio y son tragadas por deglución del esputo. De esta forma una larva
madura vuelve a llegar al intestino delgado donde, ahora sí, permanecerá como
gusano adulto entre 9 meses y 1 año pudiendo alcanzar entre 15 y 50 centímetros
de largo y entre 2,5 y 5 milímetros de diámetro.
En cuanto a la clínica cabe decir que las personas con ascariasis pueden no
presentar síntomas o éstos ser leves y muy variables. Dependiendo de la cantidad
de lombrices se producirían complicaciones graves como el asma, el alzheimer, la
fibromialgia, los ezcemas o la epilepsia. También se relaciona con el cáncer, la
varicela, las paperas, los herpes 1 y 2, la fiebre aftosa y la psoriasis pues dichas
lombrices contienen los virus, bacterias u oncovirus que causarían las mencionadas
dolencias.
La migración de las larvas de este parásito a través de los pulmones puede provocar
reacciones alérgicas -como la llamada neumonitis ascaridiana-, fiebre,
expectoración mucosa, tos y respiración jadeante. Ya en la fase digestiva una
infección intestinal grave causaría anemia, retortijones abdominales, náusea,
vómitos, síndrome diarreico intermitente (síntomas que hacen que se confunda una
infestación por lombrices con una úlcera péptica) y obstrucción intestinal cuando
varias lombrices se reúnen en un lugar fijo del intestino. Los áscaris de alrededor de
20 pueden causar una colecistitis o una pancreatitis aguda. En los niños las
lombrices pueden invadir el hígado, la cavidad peritoneal y el apéndice produciendo
su muerte. También pueden llegar a la glotis y producir asfixia así como invadir las
vías respiratorias (provocando inflamaciones pulmonares), el corazón o el aparato
genitourinario y provocar hemorragias importantes además de intranquilidad,
alteración del sueño y debilidad general.
2) Ancylostoma duodenale y Necator americanus.
Son los dos parásitos nematodos conocidos como anquilostomas y producen
laanquilostomiasis, enfermedad que afecta a alrededor de una cuarta parte de la
población mundial (con 600 millones de nuevos casos al año), especialmente a la
que vive en zonas cálidas y húmedas con condiciones sanitarias .
El ciclo comienza cuando una hembra adulta pone miles de huevos que salen con
las heces humanas y contaminan la tierra. Pocos días después nacen las larvas que
normalmente entran en el organismo del hombre a través de la piel de los pies
descalzos. Una vez en el interior del cuerpo estas larvas utilizan los vasos linfáticos
y sanguíneos para llegar al corazón y después a los pulmones desde donde suben
por el tracto respiratorio y son deglutidas de nuevo. Así, una semana después de
haber entrado en el cuerpo llegan al tracto digestivo y se pegan a la pared del
intestino delgado para nutrirse, desarrollarse y multiplicarse.
En cuanto a los síntomas, en el punto en el que las larvas atraviesan la piel puede
formarse una erupción cutánea que produce mucha picazón y que ayuda al
diagnóstico de la infestación. Por otro lado, la migración de las larvas a través de
los pulmones provoca en ciertas ocasiones edemas, alergias, fiebre, tos y
respiración jadeante. Cuando los gusanos son adultos pueden producir diarrea y
estreñimiento alternados así como dolor en la parte superior del abdomen además
de un sangrado intestinal que, de mantenerse en el tiempo, podría conducir a una
anemia por deficiencia de hierro y a bajos valores de proteína en sangre. Asimismo
muerden y causan hemorragias y necrosis en la pared intestinal. En los niños la
pérdida crónica de sangre puede generar retraso en el crecimiento y en las
facultades intelectuales, insuficiencia cardiaca y tumefacción generalizada en los
tejidos. Por otro lado, el ancylostoma, junto con las bacterias mycobacterium
phlei y shigella, está detrás de muchos casos de esquizofrenia y que por sí mismo
es responsable de muchas colitis ulcerosas y anemias. En los países
subdesarrollados a este parásito se le relaciona con un gran número de partos con
feto muerto.
3) Enterobius vermicularis.
Provoca la infección intestinal conocida como oxiuriasis o enterobiasis de la que se
registran cada año unos 200 millones de nuevos casos en todo el mundo, la mayoría
de los cuales son niños. De hecho según datos de la OMS es, tras las ascaridiasis, la
enfermedad parasitaria que afecta a mayor número de personas con 1.200 millones
de infectados en todo el planeta. Estos parásitos viven en el ciego, el apéndice y
regiones próximas a los intestinos pero también pueden congregarse en la vulva, el
útero o las trompas de Falopio. La hembra grávida emigra (sobre todo por la noche)
hacia el recto y, atravesando el esfínter anal, deposita más de 15.000 huevos en la
zona del periné. La hembra pica con su estilete y produce un prurito en la zona
perianal que induce al rascado quedando los huevecillos en las uñas que
posteriormente pueden llegar a la boca. De esa forma los nuevos embriones se
vuelven a instalar en el propio hospedador o pasan a otro. Pero además de la
transmisión fecal-oral o por autoinfestación la infección también puede producirse
por ingesta de alimentos, aguas o tierras contaminadas.
También pueden aparecer alteraciones del sueño, irritabilidad o terrores nocturnos
además de hambre desmesurada (porque el gusano consume nuestros alimentos y
reduce drásticamente las sustancias nutritivas que llegan al organismo), apatía
generalizada, dolores menstruales y la apendicitis.
Otros ejemplos de gusanos nematodos que parasitan al hombre son:
-La trichinella spiralis. Ocasiona la llamada triquinosis que es potencialmente
mortal para el hombre y que llega al tracto digestivo humano por la ingesta de carne
de cerdo o de jabalí infectados.
-El strongyloides. produce migrañas además de iniciar procesos cancerosos y
suele encontrarse en los centros de adicción del cerebro. Se especula que el inicio
del cáncer siempre depende de la presencia conjunta en el organismo de los
parásitosstrongyloides en el hipotálamo, de los parásitos clonorchis sinensis (un
trematodo del pescado que para la doctora también es el responsable de la hepatitis
B) en la pituitaria y del trematodo eurytrema pancreático (parásito del ganado
vacuno que, además, porta oncovirus) en el páncreas.
-Las filarias. Son gusanos largos y finos como cabellos que están presentes en
todos los casos de linfomas Hodgkin y no Hodgkin así como en todas las patologías
cardiacas, arritmias y casos de venas varicosas.
-El anisakis simplex. Sus larvas viven en el conducto digestivo de meros,
arenques, salmones, sardinas, boquerones, merluzas, bacalaos, jureles, caballas o
calamares, entre otras especies marinas, especialmente las que viven en aguas
frías o muy frías y el pescado azul. Al ingerir pescados parasitados las larvas llegan
al hombre y provocan la anisakiasis que tiene diferentes manifestaciones clínicas
dependiendo de la zona del tubo digestivo donde se instalen las larvas. Los
síntomas suelen ser gástricos (vómitos, náuseas, dolores estomacales, alteraciones
del ritmo intestinal, etc.) o alérgicos (las reacciones de este tipo suelen ser
inmediatas tras ingerir el parásito). Para evitar la parasitación lo más conveniente
es consumir estos pescado debidamente cocinados ya que las larvas
de anisakis son sensibles al calor. Además, consumirlo junto con grandes dosis de
ajos y kión

B) Cestodos.
Los cestodos son gusanos planos, segmentados y monoicos (hermafroditas) cuyas
larvas se encuentran en tejidos de vertebrados e invertebrados y que en su forma
adulta ocupan el tubo digestivo de los vertebrados. El hombre puede actuar como
hospedador definitivo (taenia saginata) o intermediario (taenia solium). En el primer
caso los cestodos se fijan en la pared intestinal mientras que en el segundo las
larvas pueden localizarse en el hígado, los pulmones, los músculos, los ojos, etc.
En cuanto a la taenia saginata (o de la vaca) es el parásito cestodo conocido como
tenia o solitaria y produce la enfermedad intestinal denominada teniasis mientras
que la taenia solium (o del cerdo) produce cisticercosis. En el caso de la taenia
saginata el gusano adulto vive en el intestino delgado humano y puede llegar a
medir ¡entre 5 y 10 metros de largo! Las secciones de este cestodo que contienen
los huevos se eliminan por las heces y son ingeridas por el ganado vacuno. Los
huevos maduran en su tracto digestivo, atraviesan la pared intestinal, son
transportados por el flujo sanguíneo hasta los músculos donde se forman quistes
que son los que infectan a las personas cuando comen carne de vaca cruda o poco
hecha. Una vez en el cuerpo humano las larvas se desarrollan y se pegan a las
paredes intestinales chupando sangre y nutrientes.
Por lo que respecta a la tenia de cerdo los huevos llegan al estómago humano y de
ahí pasan al intestino. Una vez abiertos los embriones atraviesan la pared intestinal
y llegan a los músculos, órganos internos, cerebro y tejido subcutáneo en los que
forman quistes. Cuando los quistes se forman en el corazón, los ojos o el cerebro
las consecuencias son muy graves.
Las infecciones por tenías en adultos pueden no producir síntomas o bien
acompañarse de nerviosismo, problemas para conciliar el sueño, falta de apetito,
pérdida de peso, vértigo, dolores abdominales, náuseas y trastornos digestivos
leves. Los médicos suelen diagnosticar muchos casos de teniasis como
hipoglucemias o diabetes.
Por lo general el diagnóstico se produce cuando se encuentran trozos o huevos del
gusano alrededor del ano o en las heces aunque en los estadios iniciales de la
infección puede detectarse incluso en sangre. En cuanto a los quistes localizados
en tejidos como el cerebral se visualizan mejor mediante una tomografía
computadorizada (TC) o una resonancia magnética (RM).
C) Trematodos.
Son gusanos hermafroditas (salvo el llamado schistosoma ) a los que también se
conoce como duelas. Son planos o con forma de hoja y miden desde unos
milímetros hasta varios centímetros. Constan de una ventosa bucal y otra ventral
con las que se fijan a los tejidos. Suelen llegar al hombre principalmente con el
pescado y crustáceos crudos o escasamente cocinados así como con vegetales y
otros alimentos. Normalmente habitan en el intestino (como el parásito fasciolopsis
buski, que está presente en todos los cánceres además de ser portador de
oncovirus y del VIH y estar involucrado en la esclerosis múltiple, al alzheimer, la
enfermedad de Crohn o la endometriosis, entre otras dolencias), en el hígado y los
conductos biliares (tal es el caso de la llamada fasciola hepática que la mencionada
doctora relaciona con la esclerosis múltiple, el linfoma no-Hodgkin o las alergias y
el clonorchis sinensis,trematodo del pescado, en los tejidos (como el paragonimus
westermani que se aloja en el tejido pulmonar) y en la sangre (existen varias duelas
sanguíneas; una de ellas es el schistosoma spp que ocupa los vasos sanguíneos
de diferentes zonas del cuerpo).
Otro trematodo responsable de enfermedades humanas es el eurytrema
pancreáticoque llega a nosotros procedente del ganado vacuno y que, está presente
en muchos casos de cáncer y en el 100% de los páncreas de las personas afectadas
por diabetes tanto tipo I como tipo II.
Todos los trematodos tienen un ciclo vital parecido: Los adultos viven en el interior
de sus hospedadores definitivos donde ponen huevos que salen al exterior por las
heces, la orina o el esputo dependiendo del lugar que ocupe la duela en el humano.
Cuando estos huevos llegan al agua eclosionan y dan lugar a una larva que busca
un hospedador intermediario (en este caso, un caracol de agua dulce) donde pasa
por distintas fases en su desarrollo larvario. Posteriormente abandonan al caracol y
pasan a un segundo huésped intermediario que puede ser un pez o un crustáceo.
Cuando el hombre consume peces o crustáceos que contengan larvas de duelas el
parásito llega al estómago y después migra al órgano adecuado donde se desarrolla
el trematodo adulto.
Y dentro de estos helmintos existe un grupo singular conocido como duelas de la
sangre o schistosomas que dan lugar a enfermedades conocidas
como bilarziasis oesquistosomiasis y que se estima que afectan a cientos de
millones de personas en todo el mundo en sus distintas especies ( schistosoma
haematobium, schistosoma mansoni o schistosoma japonicum).
En cuanto a su ciclo vital, los huevos de este parásito que llegan al agua tras ser
expulsados por la orina o las heces humanas buscan al caracol adecuado en el que
completar su ciclo larvario. Hecho esto salen del caracol y buscan activamente a su
hospedador definitivo que es el hombre y otros mamíferos que se lavan, bañan o
beben en las aguas en las que vive el caracol. Las larvas del schistosoma perforan
la piel desnuda y el tejido subcutáneo del hospedador y pasan al torrente sanguíneo
donde a través del corazón llegan a los pulmones. Allí permanecen 15 días tras los
cuales pasan al sistema porta-hepático donde alcanzan la madurez y se
reproducen.
En el caso del schistosoma haematobium su destino definitivo son los vasos
sanguíneos de la vejiga por lo que en el hombre producen sobre todo trastornos
urinarios (micción frecuente y dolorosa, presencia de sangre en la orina, etc.) pero
también graves lesiones en la vejiga y los riñones. En cuanto al schistosoma
mansonipresenta un cuadro clínico semejante a la disentería (dolor abdominal,
diarrea, etc.); Otras veces se hace crónico y entonces se producen esplacnomegalia
y cirrosis. Por otra parte, el schistosoma japonicum produce la más grave de
las bilarziosis llamadaenfermedad de Katayama, con fiebre, disentería y una
esplacnomegalia que acaba desencadenando una cirrosis mortal.

LOS ARTRÓPODOS
Normalmente viven fuera del organismo en distintas partes del cuerpo humano pero,
sobre todo, en aquellas que por estar cubiertas de pelo les permiten una protección
mayor. Entre ellos destacan los siguientes:
- Ácaros. Como el sarcoptes scabei, responsable de la sarna y que excava galerías
bajo la piel produciendo un intenso prurito y descamación por las reacciones
alérgicas inducidas. O como el dermatophagoides pteronyssinus que se asocia a
otros agentes causantes de la dermatitis humana.
- Garrapatas. Como las Ixodes ricinus o Dermacentor que pueden ser
propagadoras de la llamada Enfermedad de Lyme que afecta a las articulaciones y
al sistema nervioso.
- Chinches. Como el Cimex lectularius que durante la noche succiona la sangre al
durmiente escondiéndose durante el día en lugares protegidos.
- Piojos. Tanto de la cabeza ( pediculus humanus capitis ) como del cuerpo
(pediculus humanus corporis ) y del vello púbico o ladillas ( phthirius pubis ) que
chupan la sangre de su hospedador y/o provocan un picor intenso en su zona de
instalación.
- Pulgas. Como las ctenocephalides canis, C. Felix, Pulex irritans, etc., que al
ocupar diferentes hospedadores animales pueden ser vectores de enfermedades
graves como la peste negra o la bubónica.

CONCLUSIONES
Los parásitos conviven con nosotros desde siempre y tenemos que aprender a
convivir adecuadamente sin vernos afectados poniendo especial énfasis en el
cuidado de los niños
Como hemos visto, además de robarnos nutrientes, pueden ser causa de
numerosas enfermedades y de introducir en nuestro organismo bacterias, virus y
oncovirus, además de generar deshechos metabólicos (huevecillos sin madurar,
heces y parásitos muertos e indirectamente metales pesados) y sustancias tóxicas
como el amoniaco que a su vez propician estados como la ansiedad, el insomnio,
la fatiga, el malestar general, etc. Por tanto, es obvio que es importante detectarlos
e intentar eliminarlos de nuestro cuerpo cuanto antes, especialmente si tenemos el
sistema inmune deprimido por alguna patología previa ya que en estos casos la
gravedad de la parasitosis es aún mayor.
Entre los principales indicios y síntomas de parasitosis podríamos señalar las
siguientes según la doctora Kathryn Marsden que recoge en su libro Salud para tu
estómago (Robinbook, 2005)
-Abdomen hinchado, Alergias,
-Antojo de consumir comidas o bebidas azucaradas
-Apatía.
-Calambres.
-Cansancio.
-Deposiciones con muy mal olor o muy claras y con episodios de estreñimiento.
-Depresión.
-Diarrea.
-Dolor abdominal, de cabeza, articular, lumbar, etc.
-Estreñimiento.
-Febrícula.
-Flato/gases.
-Hambre desmesurada.
-Infecciones frecuentes.
-Mandíbulas apretadas.
-Molestias digestivas.
-Pérdida de apetito, peso o sueño.
-Picor en la nariz, la piel o el ano.
-Piel irritada.
-Rechinar de dientes (sobre todo por la noche).
-Sensibilidades alimentarias.
-Síndrome de colon irritable.
-Sueño discontinuo.
-Uñas quebradizas o con líneas longitudinales muy visibles.

En muchos casos basta para corroborarlo detectar la presencia de parásitos -o sus


huevos o quistes- en las heces. Pero son pocos los que se muestran visibles a ese
nivel
Puede resultar efectivo hacer análisis de heces y de sangre, pero debemos
considerar que para que la muestra resulte efectiva debe tomarse un laxante y aun
así, solo nos va a mostrar parásitos muertos y huevos porque los parásitos vivos se
“enganchan” al tejido o mucosa intestinal sin que puedan ser detectados. Por otro
lado, los análisis de sangre son específicos para hallar determinado tipo de parasito
con lo cual se excluyen a los otros que pueden coexistir.
¿Y qué podemos hacer si no estamos seguros de estar infectados? Pues, como en
los casos de cualquier enfermedad, la clave está en dos cosas:
· Potenciar nuestro sistema inmune y
· Cuidar de nuestros parásitos amigos.
Para mantener nuestro sistema inmune robusto hay multitud de soluciones, desde
una buena dieta hasta el uso de nutrientes, plantas y oligoelementos que potencien
nuestras células-policía recordemos que “lo importante es el terreno y no la
bacteria”.
Respecto a nuestros parásitos amigos recordemos la importancia de nuestra flora
intestinal. Los lactobacilos cultivan su parcelita en el colon y la mantienen limpia y
cuidada. Son ellos los primeros por tanto en defenderla de los "depredadores" que
vienen a importunarles. Claro que no es sólo la flora intestinal. A todos los parásitos
"buenos" -microbios, bacterias, virus, hongos y nanobacterias que conviven con
nosotros desde hace miles de años- les interesa nuestra salud ya que mientras nos
mantenemos vivos ellos aseguran su existencia. Y, en cualquier caso, no olvidemos
que la Naturaleza nos ha dotado de infinidad de plantas que son nocivas para
muchos de los parásitos indeseables. No hace falta pues apelar a la industria
fármaco-química.
Para el naturista está claro que debido a las practicas alimenticias modernas,
costumbres y modus vivendi en la actualidad es prácticamente imposible impedir
que los parásitos ingresen en nuestro organismo, por lo cual la única vía que
tenemos de estar a salvo, es realizando una desparasitación completa en principio,
y en adelante desparasitaciones periódicas sobre todo en los niños y en personas
en estado de salud grave.
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