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Estudios de Historia y Etnohistoria

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Escuela Nacional de Antropología e Historia


Enero - Junio 2016, núm. 1, año. 1
Estudios de Historia y Etnohistoria, enero-junio 2016, núm 1 51

industrialización en México, a finales del siglo XIX y Mandrini, Raúl (2013) América abori-
principios del siglo XX, es meritoria no sólo por el tema, gen. De los primeros pobladores a la
sino también por su contribución indirecta a las formas invasión europea. Buenos Aires, Siglo
incipientes de organización de las mujeres, como son las XXI Editores. 289 pp. Con fuentes,
sociedades mutualistas, las instituciones de beneficen- mapas e ilustraciones.
cia y otras asociaciones que forjaron y llegaron a con-
solidar su activismo y sus métodos de organización, los
cuales diferían de los hombres, por cuestiones de géne- Horacio Miguel Hernán Zapata
ro. Su trabajo me ha generado una nueva interrogante: Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Universidad Nacional
¿cómo el feminismo influyó en la organización de estas del Chaco Austral (UNCAus),
trabajadoras?, bajo el supuesto de que la autora esta- horazapatajotinsky@hotmail.com
blece que los años de experiencia de la organización de
las trabajadoras coincidieron con el florecimiento del
feminismo de la ciudad de México en la década de 1920. No es común encontrar libros que reflejen tan fielmen-
te su propósito y contenido en el título. Este que se re-
seña, América aborigen. De los primeros pobladores a
la invasión europea, del historiador argentino Raúl J.
Mandrini, es uno de ellos, puesto que justamente se
aboca a recuperar la historia –mal conocida, cuando
no expresamente borrada de la memoria histórica– de
la vida y la cultura de los diferentes pueblos que, para
la época de la conquista, ya llevaban varios milenios
habitando el continente. Esta obra, enmarcada en el
emprendimiento más amplio de la colección Bibliote-
ca Básica de Historia del sello editorial Siglo XXI, se
muestra a primera vista atractiva, original y rigurosa.
En primer lugar, se trata de un libro de histo-
ria social: una reconstrucción del pasado prehispánico
diferente a los análisis de arqueólogos y antropólogos
sociales, quienes, por muchos años, indagaron acerca
de estas sociedades, dadas las tradiciones disciplinares
forjadas al calor de las ideologías decimonónicas. A la
vez presenta un tratamiento específico que procura de-
jar en claro que la historia no es una verdad fijada de
una vez y para siempre, sino que se trata de una cons-
trucción intelectual que forjamos desde el presente,
producto de los trabajos sucesivos que, en conjunto,
van modificando la comprensión del pasado prehispá-
nico. De esa manera, el autor parte de la noción de que
no sólo el futuro es impredecible –por el hecho de que
está siendo construido– sino que incluso el ayer nun-
ca está cerrado definitivamente. En concordancia con
esta premisa, Raúl Mandrini cuestiona los parámetros
sobre los cuales se asentó la historiografía america-
nista del siglo XIX y gran parte del XX, que mostró
a estos colectivos sociales como “pueblos sin historia”
o –en algunos casos– de poca antigüedad, homogé-
neos en términos culturales y raciales, primitivos y es-
táticos. Amparado en una concepción específica de la
historia social, su propuesta contribuye a confirmar la
antigüedad de la presencia de estas comunidades, su
gran diversidad y heterogeneidad, la complejidad de
sus formas de organización económica, social y cultu-
ral, sus elaboradas expresiones artísticas y estéticas,
sus destrezas y habilidades para adaptarse a un medio
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a veces hostil, las profundas transformaciones que ex- rogeneidad ecológica, en la cual se ve implicada una
perimentaron y, en definitiva, el dinamismo de su vida pluralidad de climas, suelos, ambientes y recursos, lo-
histórica. grando así sintetizar tanto los cambios como las conti-
En segundo lugar, es una obra de síntesis que nuidades, así como mostrar que las comunidades hu-
trata de delinear una perspectiva general, sistemática manas no eran receptoras pasivas de dicha pluralidad,
y organizada del pasado (o los pasados) de esas pobla- sino que actuaban sobre el medio y lo transformaban.
ciones originarias a partir de una narración atrapante En vinculación con este conjunto de conside-
donde su objeto nunca se desdibuja, por lo que su re- raciones, otro aspecto que diferencia este libro de otros
dacción no puede más que concebirse como un esfuer- volúmenes dedicados a la historia de la América preco-
zo por compaginar el ingente volumen de información lombina es la organización de los contenidos y del rela-
–producto de los impresionantes avances de la inves- to, organización que se presenta alejada de los marcos
tigación arqueológica y la disponibilidad de un mayor historiográficos comúnmente aceptados, así como de
número de testimonios– que conforma el estado actual las periodizaciones arqueológicas convencionales, al
de nuestro conocimiento sobre los entornos ecológicos tiempo que enfatiza el análisis de los grandes procesos
y las prácticas socioculturales de aquellas sociedades. sociales que vivieron los pueblos indígenas america-
Por tanto, su composición deja entrever las virtudes de nos por sobre la descripción de la cultura material y
quien, como Mandrini, domina de modo magistral tan- los documentos. Tampoco se arroga la ciclópea tarea
to la profesión docente como el oficio de historiador, de ensayar una historia total, sino que por el contra-
permitiéndole ofrecer un texto de lectura sencilla, elo- rio se centra en las experiencias más significativas que
cuente y accesible, sin que su apego a la rigurosidad del atravesaron aquellas poblaciones originarias en el cur-
conocimiento científico signifique sobrecargar la obra so del tiempo y que permiten comprender de manera
con los tecnicismos de la jerga académica, las compleji- vívida y sugerente los significados que una comunidad
dades del lenguaje científico y el abuso de la cita erudi- atribuye a los acontecimientos en los que participa.
ta. Esto no ha impedido que el autor dote varias de sus Así, el libro consta de una introducción, diez capítu-
afirmaciones con cierto tono hipotético o que no refleje los, un epílogo y un acápite con bibliografía comenta-
las polémicas vigentes y si no las soluciones para las da, en el que el lector puede encontrar textos de refe-
mismas, al menos algunas de las distintas interpreta- rencia susceptibles de ser consultados ante cualquier
ciones que actualmente coexisten y compiten sobre una duda o intento de profundización de una temática
misma problemática, lo no sólo hace más interesante al particular o de un período específico. De igual modo,
libro, sino que, además, lo convierte en el reflejo de un la presente edición se encuentra, por fortuna, profu-
mundo académico en perpetuo debate y construcción. samente acompañada por mapas, imágenes y fuen-
A lo largo del volumen se traza el cuadro de tes, un aspecto que merece subrayarse precisamente
una historia cercana a veinte milenios, marcada por porque, en tanto recurso bien empleado, contribuye
profundas y complejas dinámicas sociohistóricas, al entendimiento de las explicaciones y a reforzar el
desde los primeros pobladores hasta el surgimiento sentido del texto haciendo más vívida la historia, pero
de las formas económicas y sociopolíticas más com- también posibilita concientizar sobre el significado y
plejas, expresadas en las dos grandes construcciones la importancia de ese patrimonio histórico y cultural.
estatales encontradas por los españoles: los imperios Luego de la introducción, destinada a plantear
azteca e inca. La obra concluye en torno al año siglo sintéticamente algunas cuestiones vinculadas a los
XV, momento en que la presencia de los europeos, a desafíos que significa construir una historia social del
través de sus instituciones y prácticas políticas, econó- mundo indígena prehispánico, el primer capítulo ofre-
micas, sociales y culturales, trastocó definitivamente ce un panorama general de las poblaciones del conti-
el mundo social y espiritual aborigen. En lo que atañe nente en la etapa inicial de las exploraciones españo-
al marco espacial es necesario remarcar la flexibilidad las, hacia 1500. La decisión de comenzar el libro con
y pertinencia de su dilucidación, en la medida en que ese momento encuentra su justificación en una doble
Mandrini sortea los escollos de las historiografías lati- premisa: en primer lugar, dejar en claro que América
noamericanas nacionalistas que proyectaron los lími- no era un continente vacío ni poco poblado, y que los
tes geopolíticos y las jurisdicciones contemporáneas espacios no ocupados eran aquellos donde las condi-
–nacionales o provinciales– sobre las realidades que ciones ambientales eran tan extremas que hacían im-
se remontan milenios atrás, y plantea que es preciso posible la vida humana; y en segundo lugar, mostrar la
tener en cuenta que la percepción misma de los medios multiplicidad de adaptaciones creadas por las comu-
y paisajes, así como de la organización del espacio de nidades humanas, la variedad de formas económicas,
las poblaciones indígenas, eran distintas de las nues- sociales y políticas, y la diversidad y riqueza de sus ma-
tras. Con destreza analítica el autor explicita que las nifestaciones culturales. Seguidamente a los procesos
experiencias vividas a lo largo de la historia de estas generales del poblamiento del continente, Mandrini
sociedades evidencian la ocupación de una gran hete-
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aborda el carácter de los primeros cazadores-recolec- sociopolíticas laxas y segmentarias y habitar las peri-
tores que pudieron adaptarse a ambientes desiguales y ferias de las “grandes civilizaciones” no han recibido
aprender a explotar una variedad de recursos a lo largo la misma atención por parte de los especialistas ni
de diversas latitudes, siendo el paso al modo de vida se- han sido objeto de una revalorización equivalente. En
dentario en aldeas y la domesticación de plantas y ani- efecto, se ofrece una aproximación novedosa que re-
males las transformaciones fundamentales para ello. cupera el protagonismo de tales poblaciones amerin-
En los siguientes acápites, el autor profun- dias en la historia junto al de las sociedades estatales
diza en las implicancias que tuvieron el avance de la con las que han coexistido durante milenios, buscando
producción de alimentos, el aumento sostenido de la no sólo hacer comprender los mecanismos concre-
población, el afianzamiento de las aldeas y la incorpo- tos que les han posibilitado conservar modalidades
ración de la alfarería y la metalurgia para las poblacio- de organización sociopolíticas menos centralizadas,
nes de Mesoamérica y los Andes centrales y meridio- pese a estar en contacto con sociedades centralizadas
nales, bases para el ulterior proceso de emergencia de mucho más poderosas, siendo sometidas por ellas en
desigualdades sociales, formación de grandes áreas muchas ocasiones. El libro se cierra con el epílogo,
de interacción e integración regional y, más tarde, de donde se vierten algunas líneas acerca del impacto de
unidades sociopolíticas de tamaños variables en di- la presencia europea sobre las sociedades aborígenes.
chas macro-regiones. Se estudian las diferentes tradi- Por todo lo antedicho, no nos hallamos sola-
ciones político-culturales en ambas áreas, resultado de mente frente a una excelente síntesis, que conecta his-
la profundización de las diferencias sociales, la conso- torias y formas de practicar la historia, sino también
lidación de las sociedades urbanas y la emergencia de ante una muy buena obra de divulgación para aquel
los primeros Estados fuertemente regionalizados, fe- que desee conocer el pasado de estas sociedades a
nómenos que a su vez implicaron la expansión de las través de un recorrido ágil, una perspectiva original
economías políticas, el incremento del poder de las y rigurosa y, sobre todo, una prosa sencilla y directa.
elites urbanas -al vincularlo con el mundo de las di- Un libro como éste se convierte rápidamente –como
vinidades- y el surgimiento de estilos artísticos bien ha ocurrido con otros materiales pensados con el
definidos. También se ocupa sobre los procesos de mismo propósito– en un insumo básico y obligato-
crisis y colapso de las unidades políticas, así como de rio para estudiantes, docentes e investigadores. Son
las nuevas tendencias a la regionalización que estuvie- éstos tipos de producciones sólidas las que motivan
ron acompañadas por el incremento de la violencia, la las disposiciones de continuar explorando novedosos
inestabilidad política, el retroceso en las condiciones medios para investigar y divulgar una amplia, prolí-
medioambientales y el desplazamientos de poblaciones. fica y compleja realidad que todavía ofrece mucha
En último capítulo Mandrini enfoca su atención tela para cortar: las diversas historias de las socieda-
en la construcción de las formaciones políticas más ex- des y culturas originarias del continente americano.
tensas y complejas del mundo prehispánico con las que
se toparon los españoles, los imperios azteca e inca, que
dominaron más de la mitad del territorio mesoamerica-
no y los Andes centrales y meridionales respectivamen-
te. Una especial consideración merece en esta sección el
profundo razonamiento explicitado por el autor acerca
de que más allá de sus diferencias, las políticas imperia-
listas de estos Estados compartían un punto en común:
recogiendo tradiciones y experiencias anteriores, ambos
lograron someter a un abigarrado mosaico de poblacio-
nes cultural, política y lingüísticamente diferentes, exi-
giéndoles tributos y distintas prestaciones o servicios.
Otro aspecto que vale ser subrayado es que, frente a la
tradicional tendencia a centrarse en las “grandes cul-
turas” de Mesoamérica y los Andes, fuente inagotable
de orgullo nacionalista –en especial para ciertos países
como México, Perú y Bolivia–, Mandrini reconstruye
la historia de las sociedades de las áreas culturales de
América consideradas “marginales” (como las tierras
frías y templadas de América del Norte, el área inter-
media y las zonas orientales y meridionales de regiones
bajas tropicales y subtropicales de América del Sur),
esto es, aquellos pueblos que por conservar estructuras

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