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El impacto que genero la transición al modelo neoliberal en el ingreso laboral

1. INTRODUCCION

El neoliberalismo como base actual de la ideología detrás de las políticas económicas que han sido
implementadas en los países pertenecientes al bloque de américa latina, el cual se adoptó como un
experimento en Chile alrededor de 1973 y que después se expandiera a la mayoría de países tales
como Brasil y México, Argentina, etc., por mencionar algunos. En términos generales, el
neoliberalismo propone la no intervención Estatal en la actividad económica otorgándole a éste sólo
preservar el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo,
dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes
mercados libres y libertad de comercio (Harvey, 2007). Ante esto el papel del Estado se reduce a
crear las condiciones necesarias para la atracción de capitales del extranjero, convirtiendo a esto en
pilar del crecimiento económico.

Previo al modelo neoliberal, se implementó el llamado modelo de industrialización por sustitución


de importaciones (ISI), en el cual se logra desarrollar un concepto clave, la “la intervención Estatal”,
en donde el Estado se comprometió a forjar las bases para el desarrollo económico y a la vez brindar
bienestar a los ciudadanos del país bajo políticas que garantizaran la cobertura de necesidades
básicas.

Bajo el contexto anterior, se desarrolla éste artículo partiendo de la hipótesis que asegura que la
transición al modelo neoliberal mejoro las condiciones macroeconómicas, pero no renovó las
condiciones del ingreso laboral en las economías del caso de estudio; se eligió la economía mexicana
y la chilena por su gran similitud en lo que respecta a sus principales indicadores económicos. De
manera específica, se pretende puntualizar cuáles fueron los factores que influyeron para la
instauración del modelo neoliberal, a partir de las condiciones generadas por del modelo ISI,
mediante un análisis de la estructura de las economías en cuestión. Por otra parte, y de manera
general, se tratará de comprobar el efecto qué tuvo tal transición en el ingreso laboral y las
condiciones económicas, partiendo de la premisa de que el modelo neoliberal se asocia a un
creciente flujo de capital del exterior y apertura comercial.

2. Breve Historia económica previa a la implementación del neoliberalismo en América


latina

A partir de la crisis de 1929 los países de América latina comenzaron a tener serias dificultades, la
gran mayoría sufrió severas alteraciones en sus economías, principalmente por una caída en las
exportaciones, la gran dependencia de algunas de estas economías hacia los mercados
internacionales, los cuales se caracterizaban por su alto nivel de exportación de materias primas
como minerales y productos agrícolas presentaron complicaciones, en principio una gran reducción
de la demanda externa de los productos, lo que se tradujo en la disminución de los ingresos de
exportación (Martínez, 2001). Como consecuencia de la Gran Depresión, básicamente se generó la
situación antes descrita en con especial énfasis en los países mono exportadores trayendo como
consecuencia que el número de desempleados aumentara y disminuyeran los días laborales. (Aguila,
2010). Si bien, al salario se le asocia como un costo del proceso productivo es de esperarse que las
empresas ante la presión de la crisis busquen reducir al máximo sus cotos, sin embargo, los salarios
no fueron a la baja permitiendo que el mercado interno se expandiera como consecuencia ante la
escasez de importaciones.

Entre la década de los treinta y hasta finales de la década de los setenta, América Latina adoptó con
mucho entusiasmo el modelo de industrialización por sustitución importaciones, aunque
inicialmente dicha política se adoptó de manera “necesaria” frente a la escasez de bienes
manufacturados que importaba la región de los países desarrollados en el contexto de la Segunda
Guerra Mundial, pues ésta corto los flujos comerciales que se habían establecido décadas atrás;
después la sustitución de importaciones se concibió como la vía hacia el desarrollo (Vázquez, 2017).
La principal característica de dicho modelo era el fortalecimiento de las industrias nacionales frente
al sector externo, mediante la intervención del Estado. Éste jugó un papel importante, pues planteó
un comercio mejor administrado que implicaba mayores gravámenes a las importaciones,
sumándole la gran inversión que se logró en infraestructura, creando así, las condiciones adecuadas
para que la industria interna se desarrollara. Cabe mencionar que la Segunda guerra mundial no fue
de todo mala para los países Latinoamericanos, pues el flujo del comercio en el continente
americano no se cortó, los países latinoamericanos intercambiaban productos entre ellos y con
Estados Unidos, teniendo así un incentivo más para desarrollar sus economías nacionales.

Después de la Segunda Guerra Mundial los flujos comerciales se restablecieron, sin embargo, el
deterioro de la economía exportadora de la periferia se debió a que los productos industriales, que
producía de economías desarrolladas, se apreciaban más rápido que las materias primas que
producía la periferia. La CEPAL se vinculó desde sus primeros documentos con la idea de que los
TNIC latinoamericanos se verían sometidos a una prolongada decadencia, que la respuesta política
adecuada seria el desarrollo hacia adentro y que este a su vez exigiera mayores barreras a las
importaciones con el objetivo de promover la industrialización. (Blúmer, 1998)

Dadas las condiciones anteriores la industria nacional se convirtió en el eje del proceso de
acumulación de capital. Por primera vez en la historia latinoamericana, la economía contó con un
motor interno y con un proyecto nacional de desarrollo. La gran crisis de los años treinta y la segunda
guerra mundial no sólo crearon condiciones propicias para la sustitución de importaciones, sino que
involucraron profundos cambios políticos y sociales. El modelo de sustitución de importaciones
atravesó por dos grandes etapas: la primera, la que el pensamiento estructuralista definió como
“sustitución fácil”, que termina a grosso modo a mediados de los años cincuenta, y la etapa de la
“sustitución difícil” que culminaría en 1982 con el quiebre del modelo, a raíz de la crisis de la deuda
externa. La primera etapa corresponde a lo que puede llamarse, en sentido estricto, “sustitución de
importaciones”, es decir importaciones de manufacturas que son sustituidas por fabricación
interna. La segunda etapa, involucra cambios importantes en el funcionamiento del ISI. Si bien sigue
siendo un crecimiento orientado “hacia dentro”, el modelo presenta cambios sustantivos pues en
esta etapa el proceso meramente sustitutivo se ha nublado, pues los nuevos bienes industriales que
comienzan a producirse son, principalmente, bienes de consumo duradero; más que una sustitución
de importaciones, era una descentralización de actividades desde el centro hacia la periferia. Esto
es así, porque a diferencia de la etapa anterior, en que, el esfuerzo de industrialización descansó en
capitales nativos, en esta segunda etapa son las empresas trasnacionales (ETN), sobretodo
estadounidense, las que comandan el proceso de industrialización. (Guillén, 2008).

La sustitución de importaciones comenzó a mostrar señales de agotamiento a comienzo de los


setenta. Fueron varios factores detrás de este proceso, algunos tuvieron que ver con la
implementación del modelo, otros con las economías políticas nacionales y otros con el contexto
internacional” (Vázquez, 2017). El caso más notable entre los países latinoamericanos es la crisis de
la deuda por la que atravesaron durante finales de la década de los setenta y comienzos de la década
los ochenta, esta coyuntura podría decirse en forma general que marca el fin del modelo de
sustitución de importaciones y se impone el modelo neoliberal. Este modelo se pudo implantar en
países Latinoamericanos gracias a que las políticas que se imperaron fueron con el objetivo de
generar recursos necesarios para pagar la deuda, esto implico que varias economías de América
Latina se transformaran en economías abiertas dando a un mayor flujo de capitales extranjeros.

Hasta aquí se puede decir que antes de la década de los 80, el Estado creo condiciones favorables
para que la industria nacional se desarrollara, sin embargo, no se puede asegurar que tal desarrollo
vino con acompañado con una disminución de la desigualdad, pues la protección elevada favoreció
a los beneficios con respecto al ingreso laboral, lo que aseguró una alta rentabilidad en los sectores
protegidos (Guillen, 2013). Si bien, a partir de la crisis de deuda que sufrieron la mayoría de las
naciones latinoamericanas, el estado dejo de jugar un papel importante en las economías nacionales
dando paso a un mayor flujo de capitales extranjeros, tal transición no deja de asegurar que la
desigualdad haya seguido latente.

3. Análisis de los principales indicadores económicos en México antes y durante la transición


al modelo neoliberal

México, durante la recuperación del shock causado por la Gran Depresión, dispuso de las mediadas
congruentes para el cremento que ocurrió durante las tres décadas posteriores a 1950. Se puede
asegurar que este crecimiento es fuel el producto de la urbanización, el aumento en la escolaridad,
la adopción de tecnologías avanzadas provenientes del extranjero, principalmente de los Estados
Unidos, las nacionalizaciones y principalmente la industrialización nacional. A demás se le suma a
lo anterior, que durante la década de los 40, el país ya había adoptado un objetivo bastante claro
siguiendo los estatutos recomendados por la CEPAL. La visión de tales estatutos era adoptar políticas
congruentes que planteaban la separación del centro respecto a la periferia, esto llevo al país a
adoptar la estrategia del modelo de sustitución de importaciones (ISI) que tal cual se llegó a
entender como la modernización e industrialización del país. Esta modernización fue posible por el
papel que juego el Estado el cual planteaba una alta intervención económica. El modelo ISI en
México se puede dividir en dos etapas, la primera de ellas contempla la década de 1940 hasta finales
de la década 1950, a esta etapa se le llama en la literatura como el “milagro mexicano”; la segunda
etapa comprende los años finales la década de los 50 hasta la década de los 70, a este periodo se le
denomina el desarrollo estabilizador. Con fines prácticos, este apartado solo pretende analizar a
partir de esta última etapa. Las variables a analizar son aquellas que creemos tienen impacto en el
ingreso laboral tales como, el crecimiento del PIB, la inflación, el comercio y la inversión nacional y
extranjera.

3.1. 1960 -1982: el auge y el quebrantamiento del desarrollo estabilizador

Durante la década de los 60, la economía del país entra en un periodo de relativa estabilidad y
crecimiento sostenido, el crecimiento promedio fue cercano al 6%, siendo la tasa de crecimiento del
PIB per cápita mayor al 3%. Este crecientito sostenido del producto se debe a que la participación
de la industria se elevó del 23% al 32%, sin embargo, la participación del sector primario se contrajo
del 19% al 13% (Américo Saldivar, 1988). La mayor parte del crecimiento industrial sin dudas se
atribuye al impulso que le dio la política de sustitución de importaciones que a su vez se derivó en
el crecimiento de la demanda interna. La inflación promedio oscilaba entre el 4.13%, esta estabilidad
de precios según Gollás, puede atribuirse, en gran medida, a la forma como se financió el déficit del
gobierno, con el fin de reducir la escasez de recursos financieros, se aplicaron políticas que
incrementarían la tasa de interés real y el ahorro. Aunado a lo anterior también se buscaba una
estabilidad cambiaria, por lo tanto el requisito indispensable era el control de la inflación (Gollás,
2003).
A partir de los años 70 los desequilibrios dominaban la economía nacional, tales desequilibrios
llevaron a que se abandonara forzosamente el modelo ISI y se adoptaran otro tipo de políticas
macroeconómicas para corregir dichos desequilibrios. La visión general que tenía el gobierno
federal en ese entonces iba encaminada al crecimiento económico y la reducción en la desigualdad
del ingreso que según se lograría mediante el incremento del gasto Publico. El promedio del PIB per
cápita fue del 4%; mientras que la inflación a lo largo del periodo fue del 17%. Es cierto que durante
este tiempo se tuvo un alto crecimiento del producto, a un 6.5% como promedio, el cual tuvo base
en un crecimiento elevado de la producción industrial y la inversión nacional. Sin embargo, en 1971
el PIB sólo creció en 3% debido a la caída de los precios de petróleo. Para aliviar las presiones, el
gobierno en turo opto por incrementar el gasto público, buscando fortalecer el control de la
economía, aumentando la intervención estatal, fortaleciendo las paraestatales dando así mayor
énfasis al desarrollo del mercado interno y poca atención a los mercados externos. De 1976 a 1982
la tendencia a incrementar el gasto público, que en su mayor parte fue destinado a servicios e
infraestructura pública, creación y adquisición de empresas para estales, seguía al alza y como
resultado se tendría un aumento del déficit fiscal, debido a que el incremento en el gasto y en la
inversión no fueron acompañados de una ampliación en la recaudación fiscal. Al mismo tiempo se
generaría un desequilibro de la cuenta corriente en la balanza de pagos, el cual sería financiado con
endeudamiento externo que se volvería muy difícil de manejar, sobre todo cuando se añadió el
problema de la inflación y la devaluación del peso (GUERRERO, 2011). En 1976 la proporción de la
deuda sobre el PIB era del 29%, mientras que para 1982 ya era del 50%. Lo anterior da una visión
general del endeudamiento que sufrió el país a afínales de la década de los 70, que tuvo como efecto
inmediato que el gobierno anunciara que no podia hacer frente a los pagos programados de la
deuda, con lo que dio inició la crisis de la deuda de 1982.

La inversión nacional, en la década de los 60 se expandió homogéneamente a una tasa promedio


del 8%, llegando al equivalente al 22% del PIB en promedio. Lo anterior muestra el grado de
certidumbre y tendencia positiva que reflejaba la economía para los inversionistas privados, esta
certidumbre favorecía a los indicadores de la acumulación como los acervos brutos de capital, que
tuvieron un crecimiento promedio del 11.3%, y como la formación bruta de capital, que creció en
promedio al 8.6 %. A demás se le suma la creciente inversión que el Estado destino a infraestructura
y generar condiciones adecuadas para las empresas nacionales. En los años posteriores a 1970, la
inversión pública fue canalizada a la creación y adquisición de empresas paraestatales, expansión
de la industria del petróleo, expansión de infraestructura y expansión de servicios públicos, esto
conllevo a que se registrara un marcado incremento, pues para 1981 la inversión en proporción al
producto fue del 29%. Lo anterior refleja la importancia que se le dio a la inversión nacional durante
el periodo de la ISI (Robles). Sin embargo, en la última etapa del ISI, el gasto desmedido provoco
problemas en el balance público tal como se vio anteriormente. Por otra parte, la inversión
extranjera directa (IED) de 1960 hasta finales de la década de los años 70, no tuvo mayor
significancia, pues esta sólo cubría en promedio el 0.6% del producto nacional. Estos bajos flujos de
IED se deben a la crisis de confianza de los inversionistas la cual genero el Estado; misma que se
tradujo en una fuga de capitales. Aun que en 1980 se registra un repunte de la IED esta no cobraría
mayor importancia hasta años posteriores cuando se comenzaron a quitar las restricciones a tal
rublo (Meza, 2013).

En lo referente al comercio exterior, durante los años 60, se tiene que las exportaciones registraron
una tasa de crecimiento del 6% en promedio, cuya tasa similar a la del crecimiento del producto
nacional, si se toman en proporción al PIB su participación sólo es del 4%. En lo que respecta a las
importaciones la tasa promedio de crecimiento fue de del 9% y su participación en el PIB se
encuentra cercana al 7%. Lo anterior provoco que se registraran saldos negativos en la balanza
comercial durante toda la década con un promedio de 3.5% en proporción al PIB. Tales déficits
podrían tener explicación por dos factores. El primero de ellos se debe a que el precio y la calidad
de los bienes producidos no eran competitivos hacia el exterior; el Segundo se debe a que para ese
entonces las industrias nacionales ya satisfacían el 95% del mercado nacional de productos más
usuales, sin embargo, para otros productos tales como bienes intermedios, duraderos y bienes de
capital, la demanda se satisfacía desde el exterior. La inversión privada se destinó principalmente a
la compra de maquinaria y equipo importado. Cabe mencionar que la economía, durante este
período registro una intervención del Estado muy marcada, así, el llamado Estado bienestar se
planteó de tal forma que, durante los primeros quince años, de esta etapa no existió una variación
importante en términos de la política industrial. Tal vez la diferencia sustancial fue el énfasis que se
le dio a los aranceles y a las cuotas o permisos previos de importación (Robles). Para los años
posteriores a 1970 la tendencia en el comercio era muy similar a la registrada en la década pasada.
Las exportaciones crecieron en promedio de 6%, si se toman en proporción al PIB su participación
sólo fue del 4.5%. Las importaciones, su tasa promedio de crecimiento fue de del 11% y su
participación en el PIB se encuentra cercana al 7%. Lo anterior provoco que se registraran saldos
negativos en la balanza comercial durante toda la década con un promedio de 8.35% en proporción
al PIB. Esto pone en evidencia que si bien, se dependió altamente de los bienes de capital del
extranjero, durante la última etapa del modelo ISI no se logró consolidar una corriente exportadora
que impulsara el desarrollo tecnológico e industrial del país dirigiéndose hacia la exportación
manufacturera.

Por otra parte, el ingreso laboral tuvo una tendencia creciente. Aunque los salarios mínimos se
ajustaban con relación a la inflación, es por eso que su valor nominal aumentaba
considerablemente, pues evidentemente su tasa de crecimiento durante los años 1960 fue de 21%
en promedio, si bien, la inflación es un factor que juega en contra de los salarios, el poder adquisitivo
seguía siendo alto en comparación con décadas recientes, por ejemplo, un salario mínimo real en la
década de los 60, en promedio equivaldría a 87 pesos de 2003. Veamos que para la década de los
70, el salario mínimo nominal creció en promedio al 29%, ocho puntos porcentuales más que en la
década anterior, pues la inflación fue más alta en estos años, sin embargo, su poder adquisitivo es
de los más altos que se han registrado, pues el salario mínimo real promedio de la época equivale a
121 pesos del 2003. En relación a las remuneraciones laborales, estas registraron una participación
en el PIB en promedio del 29% durante los años 60, mientras que para finales de los años 70 su
participación ocupaba poco más del 35% del producto. Cabe mencionar que estas últimas, son la
forma más factible de medir el ingreso laboral, pues dentro de las cuentas nacionales se registran
como el ingreso al trabajador asalariado.

El Desarrollo Estabilizador a grandes rasgos fue sumamente exitoso en el sentido de aprovechar el


máximo nivel de producción bajo estabilidad de precios. El crecimiento económico se logró, el
ingreso laboral aumento considerablemente, pero esto no implico la erradicación de la pobreza ni
la desigualdad.
3.2. 1982- 2008: la entrada y el auge del neoliberalismo

A principios de la década de los 80 la situación macroeconómica del país era complicada. El déficit
del sector público en proporción al PIB fue de 19.4%mientras que la deuda contemplaba el 50.8%
del PIB. El país enfrentaba una crisis severa, de la cual sería casi imposible salir con recursos propios.
La solución sería permitir la intervención del FMI y el BM, para solucionar los problemas surgidos
por el endeudamiento severo. El financiamiento para corregir estos problemas estaría condicionado
a que el gobierno comenzara un proceso de reformas estructurales cuyo objetivo principal sería el
reducir la intervención del Estado y afianzar la actividad de los privados y poner en practica políticas
de comercio e inversión, tendientes a la liberalización y privatización de la economía, que
favorecieran el libre mercado (GUERRERO, 2011). Dicho lo anterior el pago de la deuda se volvió el
objetivo primordial durante toda la década. Además, las continuas privatizaciones de las empresas
paraestatales fue el común denominar durante toda la década de los 80 y parte de la de los 90. El
punto eminente de delas nuevas políticas adoptadas a partir de la crisis de la deuda se da en 1994,
cuando entra en vigencia el TLCAN, el tratado de comercio e inversión extranjera con los Estados
Unidos y Canadá. Este tratado representaba la culminación de una importante liberación del
comercio exterior y la inversión extranjera emprendida por el gobierno mexicano. (Meza, 2013)

El PIB durante la de cada de los 80, registro una tasa promedio del 2.8% muy por debajo a las
obtenidas en décadas anteriores, este mismo tuvo un comportamiento inesperado 1985, al registrar
una caída del 4.2% y una más en 1987 de 3.75%. El PIB per apita creció en promedio al 1%,
registrando una caída en 1984 y otra más 1987 del 6% y del 5% respectivamente, las perores
registras durante décadas. La inflación en esta década fue las más alta jamás registrada, pues la tasa
promedio fue del 48%, mientras que el mayor repunte registrado fue en 1987 al tener una tasa del
139.66%. Tal repunte de la inflación se debe a que el gobierno en turno hizo un esfuerzo para de
reducir la dependencia de la economía de las exportaciones petroleras, a fin de evitar choques como
los de ese año. El proceso fue mediante el encarecimiento del dólar frente al peso, es decir,
subvalorando la moneda con el fin de aumentar las exportaciones no petroleras. (GUERRERO, 2011).
Esta protección artificial que genero el gobierno para los exportadores se daría a costa de la
disminución del ingreso laboral. Para la década de los 90, no fue muy distinto, el PIB creció
lentamente a una tasa promedio del 3%, registrando una caída en 1995 del 6%. Dicha caída se debe
a la crisis que travesó el país entre 1994 y 1995, y que causo una vez más la devaluación de la
moneda. El PIB per cápita creció en promedio al 2%, cayendo un 6% durante la crisis registrada. La
inflación durante la década de los noventas rondo en promedio al 13%, si se compara con la década
anterior, esta decreció considerablemente. Esta se logró reducir mediante un nuevo programa
llamado Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE) implementado entre 1988-
1994 (Meza, 2013). Tal programa implicaba que el gobierno en turno, cambiara radicalmente las
políticas económicas, pasando a primer término la lucha contra la inflación, reducir el déficit del
sector público, el saneamiento y la privatización de la economía nacional, en consecuencia, los
ingresos laborales y la inversión del Estado se verían afectados considerablemente.

El ingreso laboral tal como se mencionó, fue afectado severamente por la alta inflación registrada
durante los 80 y las devaluaciones registradas en 1987 y 1994. En los años 80, salario mínimo real
se contrajo en un 5.23% en promedio y su poder adquisitivo se redujo en comparación a las décadas
posteriores, pues el salario promedio de la época equivale a 88 pesos del 2003, es decir 33 pesos
menos en comparación a la década anterior. Para los años 90 y 2000, la tendencia siguió a la baja,
el promedio fue de 50 pesos del 2003, es decir se contrajo en aproximadamente en 47% a pesar que
durante estos años la inflación ya no fue tan alta como la registrada en los años 80, su poder
adquisitivo no logro recuperase. Las remuneraciones laborales redujeron considerablemente su
participación en el PIB durante los años 80. A partir de 1982 su participación promedio en el
producto fue de 28%, seis puntos porcentuales menos en comparación con la década anterior.
Durante 1984, se registró la peor contracción registrada, pues cayeron 35% reduciendo su
participación en el producto a sólo 16%. Después de esta caída las remuneraciones laborales no
lograron recuperar su nivel anterior. Fue hasta 1994 que se registró un repunte llegando a cubrir el
34% del producto, sin embargo, lo anterior fue momentáneo pues su participación en el PIB durante
años posteriores solo ha llegado al 29%. Lo anterior deja entre visto que a partir de los años 80 el
ingreso laboral se ha mantenido estancado y que no ha podido recuperar los niveles de la década
de los 70.
La reforma más importante fue la liberalización comercial, pues esta señalaba un cambio
fundamental en la estrategia del desarrollo del país, ya que ahora sería una economía abierta. Por
primera vez, una respuesta del gobierno ante una crisis en la balanza comercial no fue la imposición
de restricciones adicionales a las importaciones, sino, por el contrario, su disminución (Heredia,
2000). Aun antes de que el país ingresara en 1986 al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio
(GATT), el sector exportador ya comenzaba a dar indicios de crecimiento. La participación de las
exportaciones en el PIB fue en promedio de 13.50% casi 8 puntos porcentuales por encima en
comparación con la década anterior, mientras que las importaciones se comportaron de una forma
bastante similar a las exportaciones, teniendo una participación el PIB del 12.27%. Pese al
crecimiento notorio de las exportaciones el saldo comercial deficitario sólo pudo contenerse para
algunos años de 1982 a 1988. Sin embargo, el mayor crecimiento del flujo comercial se dio hasta
1994 cuando el sector exportador comenzó a crecer considerablemente. En 1996 la ocupación de
las exportaciones e importaciones en el PIB fue del 27% y el 25% respectivamente. Durante los años
90 y 2000, el comercio continúo creciendo, pues durante estos años en promedio las exportaciones
e importaciones ocuparon en promedio 26% y 27% del PIB respectivamente. Si bien la brecha entre
exportaciones e importaciones se redujo en comparación con años anteriores, los déficits de la
balanza comercial siguen imperando, aunque en menor medida, ya que en promedio sólo ocupan
0.77% del producto.

La inversión durante la década anterior crecía constantemente, hasta que en 1983 registro una
inesperada caída del 23%, reduciendo su participación sobre el PIB a solo 13%. A lo largo de la
década de los 80 y hasta mediados de la de los 90, la inversión se vio restringida, pues la inversión
pública se redujo considerablemente en consecuencia de las políticas que se tomaron para reducir
el déficit público. Su participación en el PIB no fue mayor al 15%, si se compara con el flujo de
inversión de la década de los 70, se aprecia que hubo un decrecimiento de 7 puntos porcentuales.
Para los años 2000, la inversión logro recuperarse ya que ocupo en promedio 22% del producto, sin
embargo, no logro tener el mismo peso que en la década de los 70. En cuanto a la IED, comenzó a
tener una mayor importancia a partir de 1981 ya que se fueron dando una serie de reformas al
régimen que la regulaba, se dejaron de limitar muchos de los sectores que antes o bien estaban
limitados a la participación de nacionales o al Estado (Elizalde, 2008). Hasta antes de 1994, ocupaba
en promedio 1.18% del PIB. A partir de la apertura comercial que se dio con la entrada en vigencia
del TLCAN, los flujos de IED aumentaron notablemente durante los años 90 y 2000, ya que en
proporción al PIB se encuentra cercana al 3% en promedio.
3.3. El ingreso laboral, la inversión y el sector exportador
40.00%
35.00%
30.00%
25.00%
20.00%
15.00%

1978

1996
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976

1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994

1998
2000
2002
2004
2006
2008
Remuneraciones laborales como proporcion al PIB

35.00%

30.00%

25.00%

20.00%

15.00%

10.00%

5.00%

0.00%
1976

1994
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974

1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992

1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
Exportaciones como proporción al PIB
Importcaiones como proporcíon al PIB

30.00%

25.00%

20.00%

15.00%

10.00%

5.00%

0.00%
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008

IED como proporción al PIB


Inversión como proporcion al PIB

4. Comparación entre México y Chile


5. Conclusiones

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