Está en la página 1de 44

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO


CENTRO ULADECH: TUMBES

ASIGNATURA:
DERECHO PENITENCIARIO

TEMA:
MEDIDAS DE SEGURIDAD

DOCENTE:
JHONATAN FERNANDEZ RUJEL

INTRODUCCIÓN

El Derecho penal peruano está en constante evolución

Las medidas de seguridad, como forma de reacción penal, es el producto de todo


un replanteamiento de las bases mismas del Derecho penal, en razón de la
utilización de un instrumento distinto de control penal, con justificaciones,
fundamentos y fines distintos hasta lo que en ese momento se consideraba debía
resolver el Derecho penal. Primero aparecieron, de la mano de STOOS, sistemas
dualistas que resolvían el problema, de una respuesta complementaria del
sistema penal frente a necesidades de prevención pero luego, utilizada muchas
veces como instrumento de opresión, fue. deslegitimándose hasta alcanzar un
óptimo nivel, en cuanto a sus fines preventivos especiales, en una lógica de
aproximación respecto de su relación con las pena; sobre todo las de orden
privativo de libertad. Con esto se ha alcanzado una descripción detallada de las
meditas de seguridad a la vez que propuesto un contenido conceptual y de
garantías penales en su aplicación con vistas a afianzar un modelo vicarial sobre
el cual descansa nuestro sistema penal.

LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

Orígenes

Las medidas de seguridad se originan a mediados del siglo XIX promovidas por
la escuela positivista como alternativa de la pena. Para la cual el castigo ya no
radicaría en la culpabilidad, sino que también radicaría en la peligrosidad social
de ciertos sujetos determinados a la realización de conductas desviadas. A estos
nuevos castigos se les denominarían medidas de seguridad que se aplicarían
bien sea para recuperar al desviado en caso de que fuera recuperable, o bien
sea para neutralizarlos definitivamente si no lo fuera.

A este respecto Hurtado Pozo precisa que las medidas de seguridad fueron
reguladas de manera sistemática por primera vez por Carl Stoos en un Proyecto
legislativo. Inspirándose parcialmente en las ideas positivas, previó en su
proyecto de Código Penal Suizo de 1893, a lado de las penas, las medidas de
seguridad con finalidad sólo preventivas para luchar contra la criminalidad,
neutralizando o eliminando el carácter peligroso del autor. Esta iniciativa de
Stoos no constituya del todo una primicia en la medida que existía algunos
antecedentes en la ley Belga de 1891 sobre los vagabundo peligrosos, en el
Código Penal Italiano de 1889 (Código Zanardelli) o en la ley francesa de 1885
instaurando la relegación de los multireincidentes.

La aparición de las medidas de seguridad fue el resultado de un proceso de crisis


y de cambio en el paradigma de las ciencias penales. Ellas aparecen como la
consolidación normativa de las doctrinas etiologístas de la criminalidad y del
positivismo naturalista y sociológico. Según Mapelli y Terradillo: “El nacimiento
de las medidas de seguridad responde a coordenadas bien conocidas: desde la
segunda mitad del siglo XIX y hasta bien entrado el XX el positivismo científico
penetra en la reflexión penal, invitando a dejar las anteriormente entendidas y
consideraciones metafísicas ancladas en el Derecho Natural. Se trata, entre
otros objetivos, de volver al delincuente, como sujeto con determinadas
características que el primer positivismo criminológico se encargó de estudiar
con la fiebre clasificadora propia de la época.

LOMBROSO, CUBI Y SOLER serían los paradigmáticos corifeos de esta línea,


que otros, PRINS, VACCARO, FERRI, complementarían intentando incluir
factores sociales que, actuando sobre el sujeto, habrían de determinar su
peligrosidad.
En este punto de partida caracteriza no solo las construcciones doctrinales sobre
peligrosidad y medidas, sino también los primeros textos legislativos que les
dieron acogida y que quedan definidos por dos notas: la consideración del
peligroso como el anormal, el otro, el enfermo, el marginal, y el desprecio por las
garantías propias de la justicia de togas negras, que deben ceder ante la
funcionalidad de la justicia de bata blanca o de las necesidad de defensa de la
sociedad, entendiéndose por tal la formada por los nuestro, lo normales o los
sano, pero también por lo útiles, los integrados.

Sobre este proceso Hurtado Pozo ha sostenido también que “La corriente del
positivismo criminológico italiano propuso el abandono del criterio de la
culpabilidad y su sustitución por la de carácter peligroso del delincuente. Su
fundamento fue la concepción determinista del mundo. Por tanto, percibe el
comportamiento humano como el resultado de un proceso condicionado por la
personalidad de este y las circunstancias exteriores y no como una manifestación
del libre arbitrio del autor.

Considera que la pena es, por tanto, inútil y propugna que sea reemplazada por
las mediad de seguridad. Con esta, se debe neutralizar al delincuente, tratarle
mediante la educación y la medicina o colocarle bajo tutela o asistencia. La
aplicación de estas medidas depende, en consecuencia, del estado personal del
delincuente. Su objetivo es combatir su peligrosidad De esta manera se refuerza
la idea de prevención general”.

Sin embargo, corresponde a la llamada Escuela de la Política Criminal la


iniciativa de integrar penas y medidas de seguridad como mecanismos alternos
para una mejor respuesta estatal ante la criminalidad. Para sus principales
ideólogos con ese proceder pragmático se podrían superar las evidentes
limitaciones y excesos de las tendencias del libre albedrio y del determinismo
absoluto. Es en ese contexto que a través de un Ante Proyecto de Código Penal
de 1839, el penalista suizo Carl Stoos decidió, por primera vez, regular en una
propuesta legislativa un sistema bipartito o dualista de sanciones donde incluían
penas y medidas de seguridad. Para los especialistas este experimento permitía
que la primera encontrara un complemento adecuado en las segundas.

Para Stoos resultaba notoria la necesidad de dotar al Derecho Penal de


sanciones diferentes que no se justificaran exclusivamente en la culpabilidaddel
autor del hecho punible, sino, que también, pudieran legitimarse como medios
de control del peligro que aquel objetivaba con su comportamiento proclive a
comerlos. De esa manera, pues, se adaptó como opción legislativa que ha
trascendido al sigo al XX la configuración al interior de los Códigos Penales
modernos de un sistema dualista de sanciones de doble vía. Es decir, con la
conminación de penas para los sujetos con capacidad de culpabilidad y de
medidas de seguridad para quienes careciendo de ella hacían visible su
peligrosidad subjetiva. Al respecto sostiene JORGE BAERREIRO: “El
ordenamiento jurídico penal aparece integrado por dos sectores: el delito-pena y
el estado peligros, medida de seguridad. Así llega a una solución de compromiso
en cuanto respeta la esencia retributiva de la penal e introduce los nuevos
medios preventivo, especiales de lucha contra el delito.

La evolución de la medida de seguridad en el derecho penal peruano.

Las medidas de seguridad fueron introducidas en el Código Penal de 1924,


siguiendo el modelo de los proyectos del Código Penal Suizo. Posteriormente
durante los trabajos de reforma se dieron varios proyectos tales como: el
proyecto de setiembre de 1984, que en su artículo 103º se preveía que las
medidas de seguridad son curativas, de vigilancia y de internación; el proyecto
de octubre del mismo año que en su artículo 73° se suprimen las medidas de
vigilancia; en todos los demás proyectos (proyecto de 1985, artículo 77°;
proyecto 1986, artículo 76º; proyecto de 1990, artículo 75° y proyecto 1991,
artículo 71°)se prevén como en el texto vigente, sólo las medidas de internación
para inimputables (articulo 71°, 74°) y tratamiento ambulatorio para imputables
relativos (articulo 71° 76º).

En el texto definitivo del Código Penal de 1991 vigente, dictado mediante decreto
legislativo por el poder ejecutivo, no sólo conserva la existencia de las medidas
de seguridad, sino que tal como lo señala su exposición de motivos referente a
este tópico que el Código Penal de 1924 incluyo un amplio catálogo de medidas
de seguridad no obstante esta previsión, las limitaciones económicas del estado
frenaron toda posibilidad de que fueran realmente aplicadas. La comisión
revisora, consciente de esta negativa experiencia, ha buscado conciliar la
aplicación de estas medidas con las inmediatas posibilidades materiales del
estado. En este sentido, solo se prevén dos clases de medidas de seguridad: la
internación y el tratamiento ambulatorio (artículo 71°). Además se introduce un
nuevo artículo 77°, en el que se prevee una medida de internación para
imputables relativos o imputables toxicómanos o alcohólicos, que se aplicará
antes de la pena.

Finalmente en el anteproyecto de ley del código penal del 2004, en el que se


refiere a las medidas de seguridad, en su artículo I del título preliminarprecisa
que estos tienen por objeto la rehabilitación los resaltante es la propuesta de la
posibilidad de sustitución de la internación por el tratamiento ambulatorio u otras
reglas que neutralicen la posibilidad del interno de cometer acciones delictivas
(artículo 77°).

Naturaleza Jurídica

La Naturaleza Jurídica de las medidas de seguridad en la doctrina.

Desde las primeras regulaciones penales en los países de la misma órbita


cultural que la nuestra, se ha regulado la institución conocida como las medidas
de seguridad al ser una de la consecuencia del delito.

Las medidas de seguridad como consecuencia jurídica del delito ha llevado a la


doctrina a plantearse el problema acerca de la naturaleza jurídica, pues estando
regulado tal instituto en la legislación penal surge la pregunta acerca de su
verdadera esencia. ¿Las medidas de seguridad tienen naturaleza jurídica penal
a extra penal o, incluso, puede tener una doble naturaleza (mixta)?.
La solución de este problema, dicta mucho de ser un esfuerzo bizantino; por el
contrario, la asunción de una u otra tesis respecto de su naturaleza jurídica tiene
implicancias prácticas, pues, de la determinación de su naturaleza depende, por
ejemplo: la aplicación, la fijación de una reparación civil, la formulación de un
requerimiento fiscal, los límites de su duración, etc., de las medidas de seguridad
como consecuencia jurídica del delito.

Así mismo, de la determinación de su naturaleza jurídica depende la finalidad y


presupuestos para su existencia.

En este orden de ideas analizaremos cuales son los argumentos de una y otra
tesis, estudiados por la doctrina penal, tanto nacional como extranjera y
finalmente, dejaremos sentada nuestra posición respecto al presente tema.

La naturaleza jurídica de las medidas de seguridad en el ordenamiento


penal peruano.

El esfuerzo interpretativo.

A nuestro entender lo que resulta de gran importancia, especialmente, para el


buen desarrollo de la función jurisdiccional y la correcta administración de
justicia, en beneficio de todos los miembros de nuestra sociedad, es averiguar
sobre ¿qué podemos entender o cuál es la interpretación correcta de los artículos
dedicados por nuestro ordenamiento penal peruano a la institución que
analizamos. Esta última interrogante se tratará de responder utilizando los
métodos de interpretación jurídica, recurriendo a la doctrina y citando la
jurisprudencia que sean pertinentes al tema.

La realidad normativa.
Demostraremos en la siguientes líneas, realizando una interpretación
sistemática y teleológica, de los artículos dedicados por nuestro ordenamiento
penal al tratamiento de las medidas de seguridad, concordándolos con los
artículos pertinentes del Código Penal y pudiendo concluir que nuestro
ordenamiento jurídico – penal acoge la tesis de la naturaleza jurídica penal de
las medidas de seguridad.

A esta conclusión llegamos en virtud de los siguientes argumentos:

a. La inclusión en el ámbito penal ¿de las medidas de seguridad post


delictuales, se debe a que a ellas se aplican las garantías individuales
propias al derecho penal, tales como son: el principio de legalidad penal
(artículo II); el principio de prohibición de analogía (artículo III), el principio
de jurisdiccionalidad penal (artículo V), el principio de proporcionalidad de
las sanciones penales (artículo VIII), y el principio de los fines de las
sanciones penales, todos estos regulados en el título preliminar del código
penal.

Este argumento resulta fundamental para establecer que, definitivamente,


nuestro ordenamiento penal acoge la tesis de la naturaleza jurídica penal
de las medidas de seguridad.

b. La naturaleza judicial penal de las medidas se seguridad fundamenta en


que ellas forman parte del derecho penal, debido a que están
disciplinadas en el código penal, destinándole todo un título (título IV), se
regula así sus clases (articulo 71° C.P.), sus presupuestos para su
aplicación (artículo 72° C.P.), su principio de proporcionalidad (artículo 71°
C.P.), la internación (artículo 74° C.P.), la duración de ésta última (artículo
75° C.P.), el tratamiento ambulatorio (artículo 76° C.P.) y el sistema
vicarial (artículo 77° C.P.), establece que las rigidez punitiva de la forma
en que está regulada dicha institución condiciona la materia o su
contenido sustantivo, es decir reafirma su naturaleza jurídica penal de las
mismas.
c. El artículo 71° del código penal al establecer que “las medidas de
seguridad que establece este código son: 1. Intención y 2. Tratamiento.”
ambulatorio, determina que sus clases según el bien jurídico atentado
son: privativas y restrictivas de la libertad; es decir adoptan la misma
clasificación de las penas establecidas en el artículo 28° del código penal,
debido a que dichas medidas consisten siempre en una privación o
restricción de bienes jurídicos propios del derecho penal.

Así mismo, nuestra jurisprudencia ha aceptado este planteamiento. Así la


ejecutoria suprema de carácter vinculante derivada del expediente N°
104-2005-Ayacucho, establece que “las medida de internación es
privativa de libertad (....) por tanto la internación “es una medida de
seguridad que conlleva graves efectos restrictivos en la libertad de las
personas”.

El argumento que acabamos de mencionar fundamenta, aún más la


naturaleza jurídica penal de las medidas de seguridad.

d. El artículo 77° del código penal al optar por el sistema vicarial y al


establecer que “el período de internación se computará como tiempo de
cumplimiento de la pena”, confirma que las medidas de seguridad y las
penas tienen la misma naturaleza jurídica penal, dando como resultado
que las diferencias entre ambas prácticamente desaparezcan, de lo
contrario no se podría descontar pena por medidas de seguridad
cumplida.

e. La imposibilidad de tramitar las medidas de seguridad en otra vía, distinta


a la penal. La norma referente a este tema es el artículo 399° del código
procesal penal del 2004 vigente que prescribe:

“1. La sentencia condenatoria fijará, con precisión, las penas


o medidas de seguridad que correspondan y,.... las obligaciones
que deberá cumplir al condenado
2. En las penas o medidas de seguridad se fijará
provisionalmente la fecha en que la condena finaliza, descontando
los períodos de detención o prisión preventiva cumplidas por el
condenado”. Después de analizar dicho precepto llegamos a la
conclusión de que la legislación procesal penal vigente obliga al
juez a fijar las medidas de seguridad, claro está siempre que se den
los presupuestos para su aplicación. Es así que esta norma
reconoce la condición sancionadora de las medidas de seguridad,
sobre todo de las que, como la internación, son privativas de,
libertad. Se trata pues de un fallo de condena en el sentido procesal
del concepto donde se ha acreditado el prepuesto fáctico que
relaciona a la imputación con la conducta realizada por el imputado.
La condición de inimputable no cancela la presunción de inocencia,
por lo que la aplicación de una medida de internación tiene por
presupuesto procesal la destrucción de estapresunción. Además
como podemos apreciar, el tratamiento que se le da a las penas
respecto a estos puntos son las mismas que se le dan a las
medidas de seguridad, equiparándolas una con otras.

f. En el moderno derecho penal, a la pena se ha añadido, como


consecuencia jurídica de los delitos, de naturaleza específicamente penal
las denominadas medidas de seguridad.

Del mismo modo, la jurisprudencia nacional, de forma adecuada ha


aceptado este planteamiento. Así la ejecutoria derivada del expediente N°
4749-99-Lima, establece: “Las medidas de seguridad constituyen una de
las dos posibles vías de reacción del ordenamiento jurídico penal contra
los hecho antijurídicos, el otro es la pena...”.

g. La existencia de un proceso especial denominado proceso de seguridad,


en el código procesal penal del 2004 vigente. El hecho que nuestra
legislación procesal penal, prevea la existencia de un proceso especial,
denominado proceso de seguridad, según entendemos, es un argumento
categórico para afirmar que nuestro ordenamiento penal respalda la
naturaleza jurídica penal de las medidas de seguridad. Esta especie de
proceso se encuentra ubicado en la sección III, del libro quinto de los
procesos especiales del cuerpo normativo antes mencionado, que
contiene al artículo 456º referente a su instauración, al artículo 457°
referente a sus reglas especiales y al artículo 458° sobre su
transformación a proceso común y advertencia. Además cabe mencionar
que es de aplicación la institución denominada internación preventiva
ubicada en el Título V, de la Sección III de las Medidas de Coerción
Procesal, del libro segundo de actividad procesal del mismo cuerpo
normativo, que contiene al artículo 293°, referente a sus presupuestos y
el artículo 294°, sobre el internamiento previo para su observación y
examen.

h. La naturaleza jurídica penal de las medidas de seguridad se fundamenta


también en la aplicación del principio de retroactividad cuando favorece a
reo o es benigna imponible a las medidas de seguridad.

Este principio es uno de los pilares de un sistema de derecho penal propio


de un estado social y democrático; esto es debido a que las medidas de
seguridad también están sometidas al principio delegalidad, y que
además equivalen a penas. De manera que si de varias leyes se concluye
que alguna mejora, empeora o mantiene la situación de los inimputables
sometidos a medidas, el juez debe acudir a la que más favorezca la vida
de recluso.

i. El artículo 73° del Código penal al establecer el principio de


proporcionalidad de las medidas de seguridad, concordado con el artículo
75° del mismo texto legal que prescribe “la duración de la medida de
internación no podrá exceder el tiempo de duración de la pena privativa
de libertad que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido”,
reafirma la naturaleza jurídica penal de las medidas de seguridad; debido
a que la exigencia de proporcionalidad es un límite necesario a toda
sanción, sea pena o medida de seguridad, por lo tanto la duración de la
medida de internación no debe ser indeterminada. La sentencia que la
impone tiene que precisar expresamente cuál es la extensión temporal.

Con todos los argumentos acabados de mencionar se ha demostrado, en


forma categórica, que el ordenamiento penal peruano acoge la naturaleza
jurídica penal de las medidas de seguridad.

El asumir posición por la naturaleza jurídica penal de las medidas de seguridad


implica, igualmente, comentar las consecuencias que se derivan de tal
naturaleza. Sin embargo, debemos indicar, ante todo, que muchas de ellas ya
han sido mencionadas y tratadas a lo largo del presente trabajo, por lo cual en
ese caso, nos limitaremos a realizar sólo una breve referencia y de algún aspecto
todavía no tratado. Realizada esta advertencia, procedemos a señalar que las
principales consecuencias derivadas de la naturaleza jurídica penal de las
medidas de seguridad son:

a. La aplicación de las medidas de seguridad debe verse rodeada de las


mismas garantías que rigen para las penas, las cuales están previstas en
los capítulos II, III, V, VIII, IX al título preliminar del código penal. “Pues es
definitiva y se trata también de una intervención coactiva y limitadora de
los derechos individuales. En tal sentido son aplicables todas las
exigencias derivadas del principio de legalidad”.

Así se pronuncia también nuestra jurisprudencia. Por citar un ejemplo, la


ejecutoria derivada del expediente Nº 5634-97-Cuzco establece que: “El
código penal vigente, en su título preliminar, enarbola un conjunto de
principios garantistas, entre los que destaca el de legalidad, por el cual,
nadie será sancionado por un acto u omisión no previsto como delito o
falta por la ley vigente al momento de su comisión, ni sometido a pena o
medida de seguridad que no se encuentra en ella”.

b. La aplicación del sistema vicarial en el cual el tiempo de cumplimiento de


la medida de seguridad se descontará al de la pena impuesta. Esta
característica de dicho sistema, es debido a que tanto la medida de
seguridad como la pena, tienen la misma naturaleza jurídico penal. Éste
sistema se encuentra desarrollado en el artículo 77° del código penal y de
la lectura del mismo se aprecia que se hace más difícil establecer una
distinción nítida entre pena y medida.

c. La sentencia condenatoria donde se fije las medidas de seguridad


decidirá también sobre la reparación civil, a fin de que no se frustre
ilegalmente el derecho indemnizatorio de la víctima. Ya se ha precisado
que esto se ha reconocido la condición de sanción de las medidas de
seguridad, confirmando así su naturaleza jurídica penal, así se regula el
contenido de la sentencia condenatoria y su correspondiente reparación
civil en el artículo 399° inciso 1 y 3 del código procesal penal del 2004
vigente.

Cabe precisar que la reparación civil se fija en la sentencia condenatoria


cuando del hecho previsto como delito realizado por el agente, se
produzcan daños y perjuicios así mismo es necesario que el agraviado se
constituya en actor civil en el proceso penal conforme al artículo 98° del
código procesal penal del 2004.

d. El Ministerio Público formulará su requerimiento de imposición de


medidas de seguridad, precisando su extensión temporal. Las medidas
de seguridad, debido a su naturaleza jurídica penal, al ser consideradas
sanciones al igual que las penas, pueden también ser sometidas a estos
requerimientos, claro está siempre y cuando se considere que se ha
cumplido los presupuestos para su aplicación, así se tendrá en cuenta lo
dispuesto por la acusación fiscal con la indicación precisa de la medida
de seguridad que solicita, esto conforme lo establece el artículo 456° inc.
1 del código procesal penal del 2004 vigente.

e. No habría diferencia sustancial entre penas y medidas de seguridad,


debido a que éstas al igual que las penas consisten siempre en una
privación o restricción de bienes jurídicos. Dichas medidas en su
aplicación conllevan graves efectos restrictivos en la libertad de las
personas. Este planteamiento, la jurisprudencia nacional lo admite, como
ya se ha precisado anteriormente.

La imposición de una medida de seguridad debe establecer el límite


cuantitativo de su duración. Ya que estas medidas se rigen por el principio
de proporcionalidad establecido en el artículo 73° del código penal, siendo
así ellas no deben convertirse en una sanción intemporal, otra forma en
que se exprese este principio es estableciendo límites de los cuales no
podría excederse la duración de las mismas, como en el caso de la
internación y según el artículo 75° del mismo texto legal, a fin de evitar
que se adjudique un plazo excesivo de duración que no sería compatible
con el requerido por el tratamiento para el control del estado peligroso del
inimputable.

Clases de medidas de seguridad y ámbito de aplicación: inimputables, semi-

inimputables, e imputables peligrosos.

Como ya se ha podido ver, producto de la exigencia constitucional del principio


de legalidad en la aplicación de las medidas de seguridad (2.24.d Cons. Per.), la
Ley debe establecer previamente el tipo de medida a aplicarse en determinados
casos. Esto es que, en tanto instrumento de reacción penal y como consecuencia
jurídica del delito, en su naturaleza preventivo especial y conforme a la antes
mencionada garantía penal, deberá respetar las formas de aplicación o clases
de ellas (supuestos de aplicación forma] que deben atender a la naturaleza del
peligro que pretende preveer) y el ámbito del mismo (a quienes y bajo qué
circunstancias se deben imponer). El ordenamiento penal peruano ha resuelto
medianamente estas exigencias garantistas por lo que es preciso ocuparnos de
ello.

Clases de Medidas de Seguridad

Partiendo de la base de que las medidas de seguridad Y rehabiltación social


tienen como fin la prevención especial, las clases de medidas, en tanto formal
aplicación, que existan en un sistema de penal determinado dependerá
deldesarrollo conjunto del mismo en cuanto a sus posibilidades de
represiónprevención y tratamiento rehabilitador. De ahí las diferencias de
regulación existente entre nuestro código penal peruano y otros en el
Derechocomparado. Sin embargo ello puede ser sintomático en relación a si en
verdadel legislador nacional ha interiorizado la función que, por lo menos desde
unvista legal, debe cumplir estas medidas de seguridad y rehabilitación social.

La aparición de las medidas de seguridad y rehabilitación social en et Perú se


remonta al CP de 1924 (artículos 10 y ss) optando, esta vez, como casi todos los
códigos del mundo, por un modelo de reacción penal de doble vía o dualista. A
su vez, las reformas introducidas en el nuevo código penal de 1991, aunque
reconociendo antecedentes legislativos importantes, optó por un modelo vicaría/;
modelo de cuyas características ya nos hemos ocupado a lo largo de este
trabajo.

El sistema de medidas de seguridad en el Código Penal Peruano de 1991,


reconoce dos clases de medidas:

a. El tratamiento en internación - privativo de libertad - (art. 71.1 CP), y;


b. El tratamiento en ambulatorio - no privativo de libertad - (art. 71.2 CP).

En ambos casos están presentes todas las características conceptuales y


garantias penales con antelación para las medidas de seguridad en general. En
especial el de la proporcionalidad y la necesidad (esta como co-relato de la
proporcionalidad - art. 73 CP -), a la vez que del peligro criminal post-delictual
(art. 72.l y 72.2 CP).

a. El tratamiento por internación - Medidas privativas de


libertad - , 74 y 75 CP)

Como no podía ser menos, también como co-relato del principio de


proporcionalidad y legalidad en la aplicación de las medidas de seguridad,
la duración de éstas, aunque fundadas en el peligro criminal post-delictual
(que en un sistema dual puro podrían ser indeterminadas), no pueden
exceder del límite fijado para una pena privativa de libertad en caso de
aplicarse dado el mismo hecho
delictual. Esto se ha recogido expresamente en el CP (art. 75 del CP) el
cual establece que la internación (en cuanto medida privativa de libertad)
no podrá exceder el tiempo de duración de la pena privativa de libertad
que hubiera correspondido aplicarse por el delito cometido. Se intenta
corregir lo inhumano y degradante que resultaban ser el sistemas
anteriores en donde al considerarse a la peligrosidad como fundamento
de la imposición de una medida de seguridad, ésta no acababa si dicha
peligrosidad (a juicio de los ejecutores de la misma) consideraban que no
babia desaparecido; pudiendo volverse indeterminada. Esto ocurrió en el
Perú y los casos más abominables lo encontraron quienes considerados
peligrosos por razón de su cultura fueron internados y separados de la
sociedad, hasta haberse "civilizado".

Como medida aseguratoria, este tipo de medidas consisten en el ingreso


y tratamiento del inimputableen un centro hospitalario especializado u otro
establecimiento adecuado, con fines terapéuticos o de custodia,
pudiéndose ordenar este internamiento sólo cuando se prevea la comisión
de hechos criminales considerablemente graves. Sin duda, la tarea de
calificar la gravedad de los hechos que se preveen cometerá el sujeto,
necesita de un control estricto a fin de evitar excesos en la aplicación de
este tipo de medidas. Como veremos más adelante, la inexistencia de
normas relativas a la ejecución de medidas de seguridad, a excepción de
la denominada Ley de "Higiene mental" produce que las calificaciones de
peligrosidad y gravedad de los hechos queden en manos de un restringido
equipo médico el cual no se da avasto con las exigencias del ·sistema.
Más adelante nos ocupamos de los problemas de ejecución.

b. Tratamiento en ambulatorio - Medidas no privativas de libertad


(art. 76 CP)
La aplicación de este tipo de medidas de seguridad y rehabilitación social
es propio para los sujetos semi-imputables o imputables disminuidos
loscuales en razón de criterios de política criminal y previamente
establecidos enla Ley, tienen una capacidad de culpabilidad restringida
por lo cual no lesatribuible una total responsabilidad penal. En mérito a
ello y reconociendo una necesidad de tratamiento complementario a una
sola respuesta punitiva del Estado (pena) se establece que, a fin de lograr
una resocialización del penado; deben ser sometidos a tratamiento
terapéutico y rehabilitador propio de las medidas de seguridad, en tanto
fin preventivo especial de cara al futuro.

El doctor Fernando Velásquez manifiesta que de acuerdo a distintos criterios


clasificadores, las medidas de seguridad son objeto de diversas divisiones como
son las siguientes:

a) Según el fundamento
Con base en este punto de partida, pueden ser agrupadas de dos
maneras: las pos delictivas, esto es, las impuestas al sujeto que ha
realizado una conducta punible, y las pre delictivas, es decir, las
asignadas a la persona antes de que cometa trasgresión alguna de la ley
penal; el basamento asignado a ambas es la in demostrada "peligrosidad
del agente" antes o después de haber cometido el delito. Esta división,
cuya acogida en el derecho comparado es indiscutible, tuvo su mayor
esplendor durante el imperio del derecho penal defensista, propio de la
concepción liberal intervencionista de comienzos del SIGLO XX; no
obstante, es rechazada por la doctrina contemporánea.

b) Según el bien jurídico afectado


Con este punto de partida, pueden agruparse de la siguiente manera":
privativas de la libertad, esto es, las que, como su nombre lo dice,
desproveen al condenado de su derecho inalienable a la libertad personal,
tal como sucede con el internamiento en clínica o establecimiento
psiquiátrico adecuado, o casa de rehabilitación; restrictivas de la libertad,
las que limitan la libertad del agente, pero sin privarlo de ella, tal como
sucede con la prohibición de residir en libertad vigilada. Así mismo,
pueden ser privativas o restrictivas de otrosderechos, cuando vedan o
reducen el ejercicio de atribuciones del ser humano distintas de la libertad,
tales como la prohibición de conducir vehículos automotores y para
terminar, serán pecuniarias si comportan una limitación de carácter
patrimonial que incide en el peculio del encartado, como sucede con la
caución.

c) Según el destinatario
Se escinden en personales, cuando son impuestas a personas naturales,
tal como sucede en los ejemplos hasta ahora mencionados yreales, si
recaen sobre personas jurídicas, como, por ejemplo, el cierre de un
establecimiento o la disolución de una sociedad.

d) Según el tiempo
Pueden ser duraderas, cuando tienen una permanencia más o menos
determinada y se aplican según las circunstancias concretas y pueden
conducir a la indeterminación con la consiguiente trasgresión del principio
de legalidad; y no duraderas o aisladas, si no dependen deltiempo, como
sucedería con la amonestación.

e) Según la finalidad objetiva


Se agrupan en delictivas o criminales pretenden evitar un delito o un
crimen; y sociales, si buscan impedir conmociones de orden social, lo que
les resta carácter delictivo.

f) Según su relación con las penas


Pueden ser sustitutivas cuando se imponen en lugar de las penas a las
que reemplazan, como sucede si se interna al condenado en una clínica
psiquiátrica; y complementarias, las que persiguen completarlas o
perfeccionarlas.

g) Según su importancia
Desde este punto de vista, pueden ser principales si se aplican por sí
mismas sin sujeción a ninguna otra, como sucede con la internación en
clínica psiquiátrica; y accesorias, cuando penden de otra u otras para su
subsistencia, como acontece con la libertad vigilada.

Según Jakobsadmitiendo de entrada que todas las medidas de seguridad están


vinculadas en la práctica con un mal que el autor ha de soportar, clasifica las
medidas de seguridad en:

a) Medidas complementarias de pena


Es decir aquellas que se aplican junto con la pena, por ejemplo un hospital
psiquiátrico o una institución educativa.

b) Sustitutivas de la pena
Es decir aquellas que se imponen por el comportamiento inculpable del
autor.

c) Medidas impuestas en lugar de la pena


Es decir aquella que se impone o se ejecuta frente al autor culpable en lugar de
la pena.

Sistemas de aplicación de las medidas de seguridad

Propio de los modelos vicariales nuestro sistema de medidas de seguridad opta


por una base dualista de respuesta penal en el que la aproximación de las penas
y las medidas de seguridad, dadas las zonas comunes y las orientaciones
funcionales de política criminal posibilitan que en los supuestos de necesaria
aplicación conjunta entre penas y medidas (dado el fin preventivo que las nuevas
posturas le han atribuido a la pena), no
necesariamente sea la pena «privativa de libertad» la que se aplique primero,
siendo tardío (en ese caso) el tratamiento resocializador de las medidas;
conforme ya lo hemos anotado párrafos arriba. Sin embargo, este razonamiento,
propio del sistema vicaria! en el que nos movemos, no es óbice para establecer
una forma de aplicación pura de las medidas de seguridad y rehabilitación social.
a. Aplicación pura. - De ello, partiendo de reafirmación dualista encuanto
respuesta penal y ataviada con todas las característicasconceptuales y
garantías penales de las medidas de seguridad, lasmedidas privativas de
libertad de internamiento se aplicarán solas(respondiendo a una
necesidad de prevención frente al no culpablepeligroso) cuando se prevea
la comisión de un delito considerablementegrave (art. 74 CP).

b. Aplicación conjunta. - En el sistema peruano, para los casos de


aplicaciónconjunta, existen dos posibilidades: 1) La primera que sea
deaplicación conjunta de modo accesorio, y; 2) la segunda, de
aplicaciónconjunta sucesiva.

En los supuestos de tratamiento ambulatorio, la aplicación conjunta de la


medida de seguridad terapéutica y rehabilitadora se realiza de modo
accesorio a una pena, la cual será de aplicación principal (art. 76 CP).

En los casos de aplicación de una medida privativa de libertad de


internación. Cuando el sujeto sea un imputable relativo o semi-imputableo
un imputable toxicómano o alcohólico que haya cometido un delito y que
exista peligro en la comisión, a futuro, de otros más; la aplicación conjunta
de las medidas de seguridad es de orden sucesivo. En este caso se prevé
que las medidas se apliquen primero que la pena para así evitar los
errores en el tratamiento, existentes en anteriores modelos que hacían
prevalecer la aplicación de la Pena privativa de libertad siendo la medida
irrelevante o tardía.

Con todo esto se pretende añadir a los fines retributivos y de prevención general,
propios de la pena en el Perú, uno de orden preventivo especial y de carácter
resocializador (en una lógica de apuesta por las teorías "plurifuncionales",
"eclécticas'" o de "la unión" de la pena), conforme a las exigencias
constitucionales y de garantía penal del art. 139.22 Const. Per. y art. lX del
Tít.Prelm. del CP.
Sin embargo el problema no está tanto por el lado de la voluntad del
legislador peruano sino por cómo funciona el sistema penal y penitenciario y si
satisface por lo menos un mínimo de exigencia legal fijado, en orden a lo que se
quiere conseguir.

Primero, por lo hipócrita que resulta el sistema penal en orden a los fines
prácticos que quiere conseguir con la aplicación de las penas privativas de
libertad. Ya hemos visto que la pena, en el sistema penal peruano – privativas
de libertad -, en cuanto a sus fines (a pesar de lo que constitucionalmente ypor
mandato del mencionado artículo del Título preliminar del código penal se orienta
en razón de una finalidad plurifuncional de la pena –descartandouna base
retribucionista exclusiva -), mantiene una perspectiva utilitaria,asignándole
funciones exclusivamente retribucionistas claramente inconstitucionales y
contrarias al Estado de derecho y los postulados democráticosque inspiran la
Constitución, en cuanto a la forma de Estado (art. 43 Const. per.), así como de
la persona - fin supremo de la sociedad y del Estado - (art. 1 Const. per). Esto
se demuestra - y lo que es peor se consciente – con la existencia de Leyes
penales claramente contrarias al Estado democrático de derecho (art. 43 Const.
per.). En este sentido la Ley que modifica el art 29 del CP de 1991 en cuanto se
establece que la pena - privativa de libertad - tiene como duración máxima la
vida del condenado; esto es, que no tiene duración - prisión perpetua - (Ley
26369 del 29 de septiembre de 1994).

Segundo, de no ocurrir los problemas estructurales que hemos detallado en el


párrafo anterior; esto es, que el fin preventivo especial sería no una declaración
simbólica o de principios sino una realidad alcanzable a base de una aplicación
conjunta tanto de penas como de medidas., La carencia de una infraestructura
mínima y necesaria, como ocurre en Perú, hace que de igual modo lo planteado
por el código penal siga siendo no más que otro fracaso de quienes han
manejado hasta hoy el sistema penal. Como anota PRADO SALDARRIAGA, la
carencia de normas complementarias en torno a la ejecución de las medidas de
seguridad, así como a las graves-limitaciones infraestructurales del Sistema
sanitario y penitenciario del Estado, permiten que por ejemplo, del total de la
población carcelaria un gran porcentaje esté constituido por "enfermos mentales"
y su tratamiento preventivo especial de orden terapéutico lo tomen de forma
ambulatoria, en esporádicas visitas de personal especializado. Es decir, las
cárceles son también centros de tratamiento psiquiátrico y psicológico, lo cual es
verdaderamente calamitoso y violatorio de los Derechos más fundamentales. Es
pues tarea de todos denunciar estas fisuras del Sistema; hasta que llegue algo
mejor que el Derecho penal procuremos un mejor Derecho penal.

La medida de seguridad de internación y el proceso de seguridad en el código

procesal penal del 2004

1 Finalidad Procesal y Denominación.

El Proceso de Seguridadreúne normas de procedimientos especiales para el


juzgamiento de procesados inimputables susceptibles de ser sancionados con
medidas de seguridad de internación.

Sin embargo, es de precisar que este procedimiento especial no comprende a


los imputables relativos ni a los imputables dependientes del alcohol o drogas
que también pueden ser afectados por medidas de seguridad de internación.
Para esta clase de procesados se aplicarán siempre las reglas y ritos
procedimentales del proceso común.

Debemos objetar la denominación asignada a este procedimiento ya que no


resulta muy ideográfica en cuanto a su finalidad y contenidos. Efectivamente, no
es un proceso destinado a la seguridad de personas o bienes o a su
aseguramiento procesal, sino al juzgamiento de inimputables por enfermedad
mental a los cuales eventualmente se les aplicaría medidas de seguridad de
internación. En el Código Procesal Penal chileno un procedimiento análogo al
nacional es denominado Procedimiento para la aplicación exclusiva de medidas
de seguridad.

2 La Fuente Legal.
Ninguno de los Códigos Procesales Penales del Perú, anteriores al de 2004, ha
regulado un procedimiento especial similar al de seguridad. Por consiguiente,
carecemos de antecedentes normativos nacionales en este dominio. Sin
embargo, la presencia del proceso de seguridad en el nuevo Código procesal
Penal tampoco es un aporte que haya surgido del ingenio creador de nuestros
legisladores. Se trata, como suele ocurrir en nuestra legislación punitiva, de una
nueva manifestación de la recepción nacional del Derecho extranjero. En efecto,
todas las normas sobre el proceso de seguridad y sobre la internación preventiva
han sido tomadas por el legislador peruano del código procesal penal chileno,
promulgado por la Ley 19.696 del 12 de octubre de 2000.

Ahora bien, la legislación chilena, con mejor técnica legislativa y sentido


sistemático que el texto nacional, contiene todas las normas procesales que se
vinculan a medidas de seguridad de internación en un mismo título. De esta
manera, se logra dar una autonomía especializada a esta clase de disposiciones
adjetivas. En efecto, en el Titulo VII, del Libro Cuarto (Procedimiento especiales
y ejecución) El código procesal penal chileno se regula el “Procedimiento para la
aplicación exclusiva de medidas deseguridad”.Dicho sistema normativo especial
abarca los artículos 455 a 465. Son fuente de las normas nacionales sobre el
proceso de seguridad los artículos 456 a 463. Por su parte, el artículo 464 es la
fuente legal de nuestro artículo 293, relativo a la internación preventiva.

3 Ubicación y Morfología Normativa.

El proceso de seguridad está integrado dentro de las disposiciones que


corresponden al Libro quinto que está dedicado a los Procesos Especiales.

Su sistema normativo es bastante breve y comprende tres artículos, del 456 al


458. La morfología interna de estas normas nos permite visualizar sus alcances
en los siguientes términos:
3.1. El artículo 456está dedicado a la identificación de las vías de acceso
procesal al procedimiento especial. Esto es, en dicha norma se precisa cuándo
debe aplicarse el proceso de seguridad.

3.2. En el artículo 457el legislador ha definido las reglas especiales del


procedimiento. Es decir, qué ritos especiales y excepciones al modelo procesal
común tienen que observarse en el juzgamiento de procesados sometidos al
proceso de seguridad.

3.3. La disposición normativa del artículo 458plantea una situación sobreviviente


a la instauración del proceso de seguridad y que determina su transformación en
un proceso común. Se trata, pues, de una incidencia especial que dará lugar a
un trámite propio.

Ahora bien, el proceso de seguridad no constituye el único punto de reunión del


Código Procesal Penal de 2004 con las medidas de seguridad de internación.
Efectivamente, al interior de sus libros el Código también ha incorporado normas
adjetivas que guardan estrecha relación con la internación de inimputables. En
concreto, encontramos hasta cuatro clases de normas que se relacionan con las
medidas de seguridad privativas de libertad. Estas disposiciones abarcan actos
procesales propios de la investigación preliminar, de la investigación
preparatoria, de la etapa de ejecución e, incluso, de los procedimientos de
cooperación judicial internacional en materia penal. La morfología y el ámbito de
regulación específicos que comprenden estas normas son los siguientes:

3.4. El artículo 294 regula la medida del internamiento previo como una
necesidad operativa complementaria de la realización de exámenes periciales.

3.5. En el artículo 293se legisla sobre la medida coercitiva personal de la


internación preventiva.

3.6. Las disposiciones sobre el régimen de ejecución de medidas de seguridad


de internación están definidas en el artículo 492.
3.7. La ejecución de medidas de seguridad como actos de cooperación judicial
internacional en materia penal se encuentra contemplada en los artículos 545 y
546.

4 Análisis del Proceso de Seguridad.

4.1. Las Vías de Acceso.


El artículo 456 plantea como objetivo central la justificación y la oportunidad
procesal de incoar un proceso de seguridad. Al respecto la norma regula tres
aspectos esenciales:

a) La evaluación de la inimputabilidad.

b) La acusación fiscal y el requerimiento de la imposición de una medida de


seguridad de internación.

c) La desacumulación de cargos en casos de concurrencia de procesados


inimputables con procesados imputables.

a) La evaluación de la inimputabilidad

Esta situación procesal esta conexa con lo estipulado en el artículo 75. En esta
última norma se precisa la facultad que tiene el juez de la investigación
preparatoria o el juez penal para poder disponer el examen pericial de un
procesado cuando existen dudas sobre su
estado de inimputabilidad al momento de comisión del delito imputado.

Ahora bien, practicada la pericia y recibido el informe por la autoridad judicial,


esta llevará a cabo una audiencia con concurrencia de las partes procesales y
de los peritos para decidir al respecto. Si luego de la audiencia, el juez considera
que se ha acreditado el estado de inimputabilidad del procesado, emitirá una
resolución disponiendo la instauración en el caso del proceso de seguridad. Por
consiguiente, la primera vía de acceso a la aplicación del proceso de seguridad
depende de una iniciativa y decisión jurisdiccional.
b) La acusación fiscal y el requerimiento de la imposición de una medida
de seguridad de internación.

Este segundo supuesto tiene lugar al terminar la etapa de la investigación


preparatoria. En este contexto, si el fiscal considera que al procesado solo se le
aplicará una medida de seguridad de internación, dispondrá la realización de las
diligencias imprescindibles para el tipo de delito investigado, así como de
aquellas de carácter pericial que permitan consolidar y sustentar su oposición.
Posteriormente, al hacer su requerimiento de apertura de
Juicio Oral, formalizará también su requerimiento de aplicación de la medida de
seguridad de internación, precisando su extensión temporal. Cabe señalar que,
para todo ello, el fiscal deberá observar los mismos requisitos que se exigen para
la redacción de una acusación y para la solicitud cualitativa y cuantitativa de una
pena.

La segunda vía para aplicar el proceso de seguridad queda, pues, en las


competencias específicas del fiscal. Él, indirectamente, al requerir sólo la
imposición de la medida de internación para el procesado, estará solicitando
también la habilitación de dicho procedimiento especial.

c) La desacumulación de cargos en casos de concurrencia de procesados


inimputables con procesados imputables.

Si en un proceso se encuentran implicados varios imputados y uno o más son


inimputables, se dispondrá la desacumulación de los cargos contra ellos y se les
hará un juzgamiento independiente conforme a las reglas del proceso de
seguridad. Esta alternativa legal es coherente con los distintos objetivos
procesales y de sanción que deben concretarse frente a cada tipo de procesado.
Con relación al imputable se debe acreditar su actuación antijurídica y culpable.
Por su parte, con relación al inimputable se debe comprobar su vinculación con
el hecho antijurídico imputado y su peligrosidad subjetiva. Al primero se le
determinará una pena, y al segundo se le aplicará una medida de seguridad.
La Ley no hace alusión alguna a la competencia sobre cada procesado y
procedimiento. Por consiguiente, es de asumir que será el mismo Juez penal el
que habrá de realizar ambos juzgamientos de manera paralela o secuencial. Ello
también resulta justificado, pues el objeto de prueba será siempre el mismo
hecho punible que fue materia de la investigación preparatoria y del
requerimiento fiscal.

4.2. Reglas Especiales del Procedimiento.

En el artículo 457 el legislador ha incluido un conjunto de reglas especiales que


deben observarse en la realización de un proceso de seguridad. Al respecto, la
ley ha establecido lo siguiente:

a) En principio se deben observar los ritos y etapas procesales que


corresponden al juzgamiento en el proceso común. Esta es la regla
general, pero en atención a la calidad del procesado, así como a los fines
específicos de su juzgamiento, se deberán aplicar por excepción las
reglas especiales que el artículo que comentamos detalla.
Fundamentalmente, se trata de aquellas que a continuación
mencionamos.

b) La representación procesal del inimputable y, por ende, el ejercicio de su


facultades y derechos serán asumidos por su curador. Con él se deberán
de entender las actuaciones judiciales que se programen, siempre que
estas no sean de carácter personal como los interrogatorios o
reconocimientos.

Cabe señalar un error de redacción en el inciso b del artículo 457 del


Código Procesal Penal de 2004. Efectivamente, la norma señala a un
imputado que “se encuentre en la situación prevista en el artículo 20.2 del
Código Penal”.Como se precisa, en dicha disposición sustantiva no se
trata de un inimputable por anomalía psicopatológica sino de un “menor
de 18 años”, quien no puede ser procesado por la justicia penal ordinaria,
y al cual, de ser involucrado en un proceso de esa naturaleza, se le debe
excluir conforme a lo dispuesto en el artículo 18 del Código de
procedimientos Penales. Además, el propio Código Procesal Penal de
2004, también en su artículo 18 inciso 2, excluye “los hechospunibles
cometidos por adolescentes”de dicho fuero.

c) Si el estado del procesado inimputable no permite que pueda ser


interrogado, se podrá prescindir de ello.

d) El Juicio en el proceso de seguridad se debe desarrollar sin la presencia


de público. Esta regulación es una excepción al principio y garantía de la
publicidad del juicio oral. Sin embargo, se encuentra plenamente
justificada por la calidad del procesado y la necesidad de no afectar su
dignidad de persona. Por lo demás, la presencia obligatoria de su
representante procesal y de su abogado defensor compensan tal
restricción. Cabe anotar que tal regulación de exclusión de la publicidad
del proceso de seguridad es también acogida en el Derecho Procesal
Penal extranjero. Por ejemplo, el artículo 463 inciso b del código procesal
penal de chile dispone los siguientes: “El juicio se realizará a puerta
cerrada”

e) También se puede llevar a cabo el juzgamiento sin la presencia del propio


procesado inimputable. Sin embargo, esta nueva particularidad sólo se
justifica por razones específicas que impiden que el imputado concurra a
su juicio. La norma señala tres causales de impedimento: el estado de
salud del procesado, razones de orden o razones de seguridad. Sea cual
fuere la causal invocada, esta debe acreditarse debidamente. Ahora bien,
en cualquier caso el procesado quedará representado en el juicio por su
curador.

f) Cuando el procesado no concurra al juzgamiento por las causales


aludidas se le impondrá interrogar con anterioridad al juicio y con auxilio
de peritos. Este interrogatorio previo solo tendrá lugar si los peritos
estiman que el estado del procesado lo hace posible.
g) Si no es posible que el procesado esté presente en el juicio, se deberán
leer todas sus declaraciones sobre el themaprobandumanteriores al
juzgamiento.

h) En el proceso de seguridad, el interrogatorio del perito en el juicio es


imprescindible. Se trata, claro está, del perito que examinó y emitió
dictamen sobre el estado de inimputabilidad o enfermedad mental del
procesado. Al respecto, cabe señalar dos aspectos complementarios.
Primero, que en el juicio se puede disponer, a resultas del interrogatorio
practicado al perito, que se amplíe el examen practicado al procesado por
un nuevo perito. Segundo, que el interrogatorio, pese a que no lo dice la
ley, deberá de focalizarse en torno a la peligrosidad potencial del
procesado (probabilidad de que cometa en el futuro nuevos actos de
carácter delictivo y considerablemente graves), y sobre la duración
probable de su tratamiento (necesidad mínima y máxima del régimen de
internación).

i) Otra regla especial faculta al juez de la investigación preparatoria a


rechazar la aplicación de la medida de seguridad de internación que
propone el fiscal cuando estime que al procesado tendrá que aplicársele
una pena.

Esta decisión de control que ejecuta el órgano jurisdiccional sobre


elrequerimiento del fiscal debe ser debidamente fundamentada. Lo cual
solo puede ocurrir cuando la autoridad judicial llega a la convicción de que,
por los antecedentes del caso, la consecuencia jurídica que corresponde
es la pena. Por ejemplo, el rechazo puede justificarse en la condición de
imputable dependiente en la condición de imputable dependiente del
alcohol o drogas, o por la imputabilidad relativa del procesado, que
impiden que sea sancionado únicamente con la medida de seguridad de
internación (cfr. Artículo 77 del Código Penal) Queda claro que el efecto
derivado de este rechazo es la imposibilidad conforme al procesode
seguridad.En todo caso, la ley posibilita la apelación de la mencionada
decisión judicial con efecto suspensivo.

Por último, las reglas especiales del artículo 457 se ocupan también del
contenido y forma de las sentencias que deben pronunciarse en los juicios
sujetos al proceso de seguridad. El texto legal es bastante escueto y soloalude
al fallo absolutorio o al de aplicación de la medida deseguridad de internación.
Dada su novedad en nuestro medio, dicha disposición debió de desarrollar
pautas más detalladas en torno, por ejemplo, al contenido y fundamentación del
fallo de aplicación de la medida de seguridad de internación. Con relación a esta
omisión, nosotros estimamos que en la sentencia de aplicación, el juez penal
deberá desarrollar fundamentos específicos en torno a lo siguiente:

j) La realización probada del hecho imputado.

ii) La vinculación directa o indirecta del procesado con la realización


del hecho imputado.

iii) La condición acreditada de inimputabilidad del procesado al momento de


realización del hecho punible acción de la mencionada decisión judicial
con efecto suspensivo.

iv) El pronóstico de peligrosidad subjetiva futura del procesado.

v) La necesidad del tratamiento, así como de sus características y


duración para el caso concreto.

Cabe recordar que la necesidad de la medida de seguridad de internación


conlleva, entre otros aspectos, que el juez penal haga un pronunciamiento
específico sobre la naturaleza grave del delito que el procesado inimputable
podría cometer de no ser sometido al tratamiento en régimen de internación.
Esto último es un requerimiento esencial de la aplicación de esta clase de medida
de seguridad, según lo expresamente estipulado en elpárrafo in fine del artículo
74 del Código Penal.
Es el procedimiento especial para
el Juzgamiento de procesados
inimputables susceptibles de ser
sancionados con medidas de
seguridad de internación(artículo
74 del Código Penal)

Vías de acceso: i) el juez dispone el


examen pericial del procesado cuando
dude sobre su estado de
imputabilidad; ii) el fiscal. Al finalizar
Algunas reglas especiales: i)la
representación procesal del imputable
es
asumida por su curador; ii) se puede
prescindir de interrogar al procesado;
iii)
el juicio se debe desarrollar sin la
presencia de público; iv) puede
prescindirse de la presencia del propio
procesado; v) es imprescindible el
interrogatorio del perito en el juicio.

4.3. La Transformación en un Proceso Común.

La posibilidad de transformar un proceso de seguridad en un proceso común


está regulada en el artículo 458 del código Procesal Penal de 2004. El citado
artículo contempla varios aspectos:

Primero, se identifica cual es la causal que determina la transformación del


procedimiento. Con relación a ello, el Código no da mayores detalles, limitándose
a señalar que dicha transformación será procedente cuando de los debates e
interrogatorios realizados en el juicio oral, se advierta que no corresponde el
proceso de seguridad, ya que el procesado debe ser sancionado con una pena.
Se trata de un caso análogo al contemplado en el inciso 4 del artículo 457. La
diferencia está en que el artículo que ahora analizamos se vincula con un hecho
sobreviviente a un juicio oral que se ha estado desarrollando conforme a las
reglas de proceso de seguridad. Esto es, como consecuencia de los debates el
juez penal se convence que el procesado no es inimputable, sino imputable o
imputable relativo. Si ello ocurre, el órgano jurisdiccional a cargo del proceso de
seguridad dispondrá su transformación en un proceso común.

En segundo lugar, la norma ha buscado conciliar la facultad judicial con el


derecho de defensa del procesado. En tal sentido, se dispone que el juez penal
deberá advertir de su decisión transformadora al imputado para que este pueda
argumentar lo conveniente en su defensa. Además, deberá dar intervención a
las otras partes procesales. La Ley, sin embargo, para este supuesto no
establece la posibilidad de impugnar la decisión judicial de transformación del
procedimiento, cosa que si ocurría en el caso del inciso 4 del artículo 357.

Consideramos que, dada la trascendencia y el efecto de la misma, el recurso de


apelación debe ser autorizado.

Un tercer aspecto regulado por el artículo 458 se refiere al régimen de adaptación


y tránsito hacia el proceso común, luego en la resolución de transformación.
Según la norma se debe suspender el juiciopara reiniciarse antes del octavo día.
Este plazo guarda relación con loslímites estipulados en el inciso 3 del artículo
360 para suspender o dejar sin efecto el juicio oral.

El cuarto tópico que traba la ley se refiere al fiscal y a que sea este quien advierta
la necesidad de transformar el procedimiento. Efectivamente, la disposición
normativa señala que frente a esa situación se deberá proceder de manera
similar al supuesto procesal de la acusación ampliatoria o complementaria. Por
consiguiente, el fiscal en estos casos deberá observar las reglas específicas que
definen los incisos 2 y 3 del artículo 374. en especial, en lo que corresponde a la
adecuación de circunstancias y penas, así como en lo atinente a la suspensión
del juicio para que los otros sujetos procesales puedan adaptarse al nuevo
requerimiento fiscal y al nuevo esquema del debate.

La suspensión no podrá exceder de cinco días y permitirá a la defensa ofrecer


las pruebas que sean pertinentes a su posición procesal. Ahora bien, el legislador
destaca la necesidad de que, pase a cualquier variante, siempre deberá de
preservarse dentro del nuevo juicio la correlación entre acusado y defensa.

Finalmente, el artículo 458 busca resolver la situación especial, generada por la


no presencia del procesado en el desarrollo del juicio que se le seguía conforme
al proceso de seguridad. Como se explicó anteriormente, la ley permite ello
excepcionalmente, por razones ligadas a la salud del procesado o al orden y a
la seguridad en la realización del juicio. Ante este antecedente, la norma dispone
que todas aquellas actuaciones del juicio que se realizaron en ausencia del
procesado deberán de repetirse con su presencia.

Sin embargo, pese a lo detallado de las reglas sobre transformación del


procedimiento, el legislador nacional no ha incluido reglas similares para resolver
una situación inversa. Es decir, se ha omitido en el Código Procesal Penal
delinear como debe procederse en los supuestos donde, de los debates y
exámenes realizados dentro de un juicio sobre la base de proceso común,
aparece también como necesidad sobreviniente la de imponer una medida de
seguridad de internación en vez de la pena o adicional a esta la primera. A
nuestro parecer, en estos supuestos la situación deberá resolverse
análogamente, esto es, dar lugar a una acusación complementaria y a la
suspensión respectiva para el caso de imputables o imputables relativos que
también requieran una medida de seguridad de internación. Sin embargo,
tratándose de inimputables no quedará otra opción que dejar sin efecto el juicio
y volver a iniciarla, previo requerimiento fiscal, conforme a los ritos especiales
del proceso de seguridad.

La Intervención preventiva
Como ya lo hemos mencionado, el Código Procesal del 2004, a diferencia de sus
predecesores de 1940 y de 1991, autoriza el uso de la medida de internación
como medio de coerción procesal. Se trata, pues, de la medida de
internaciónpreventiva.

Esta medida coercitiva especial se encuentra regulada en el artículo 293. En lo


esencial ella implica el internamiento con carácter preventivo del procesadoen
un establecimiento psiquiátrico.

La Ley no le ha establecido un límite de duración, pero dada su condición de


medida restrictiva de la libertad ambulatoria del imputado, somos de la opinión
que ella no puede prolongarse más allá de los plazos señalados para la medida
de prisión preventiva. Por consiguiente, no debe durar más de nueve meses o
dieciocho en caso de procesos complejos (cfr. Artículo 272).

Es competente para decretar la internación preventiva el Juez de la investigación


preparatoria. Para su procedencia es necesario que concurran los siguientes
presupuestos:

1. Que se haya probado con la pericia correspondiente que el procesado


sufre una grave alteración o insuficiencia de sus facultades mentales de
comprender y querer.

2. Que el estado mental del imputado lo torna peligroso para sí o para


terceros. Una exigencia similar la encontramos en el artículo 646 del
Código ProcesalPenal chileno de 2000.

Ahora bien, los requisitos legales que deben observarse para la aplicación de la
internación preventiva son similares a los requeridos para la medida coercitiva
personal de prisión preventiva (cfr. Artículo 268). Tales requisitos son los que se
detallan a continuación:

1. Que se pueda inferir, sobre la base de elementos o indicios de


convicciónque existe una relación relevante del procesado con el hecho
punible. Esdecir, que de tales medios el órgano jurisdiccional
competenterazonablemente asuma que el imputado es el posible autor o
participe delhecho delictivo que se le atribuye.

2. Que resulte probable la aplicación al imputado de una medida de


seguridad de internación.

3. Que se advierta la presencia de un riesgo procesal trascendente que hace


necesaria la medida de internación preventiva para poder controlarlo. El
inciso b del artículo 293 alude a una presunción suficiente de que el
imputado no se someterá al procedimiento o que pueda obstaculizar u
obstruir un acto concreto de la investigación. Es de mencionar que la
norma que analizamos, señala que dicha presunción puede construirse
sobre la base de las previsiones que sobre peligro de fuga y peligro de
obstaculización se consigna en los artículos 269 y 270 para la medida de
prisión preventiva. Es decir, sobre indicadores objetivables que aluden a
factores relativos al arraigo del imputado, a la sanción penal probable o
conminada, así como a opciones de afectar la actividad probatoria.

Nuevamente, el legislador ha incurrido en errores materiales al volver a


considerar la condición de un imputado conforme al inciso 2 del artículo 20 del
Código Penal (inimputabilidad por minoría de edad), y mezclarlo con medidas
aplicables solo a procesados adultos en quienes concurren causales
psicobiológicas de inimputabilidad. Es mas, se alude también a un juez de la
investigaciónpreliminar, el cual conforme a la estructura del sistema judicial penal
que propone el nuevo Código no existe (cfr. Artículo 16). Efectivamente, en el
inciso 2 del articulo 293, el Código Procesal Penal de 2004 dispone lo siguiente:
“Si se establece que el imputado está incurso en el artículo 20, inciso dos, del
Código Penal, eljuez de la investigación preliminar informará al juzgado penal
competente para dictar la decisión final sobre su inimputabilidad e internación y
lo pondrá a su disposición.

Lamentablemente, los pocos comentaristas nacionales del nuevo Código


adjetivo nohan reparado en estos errores, dado el escaso interés que han
demostrado en sus obras por lo atinente al proceso de seguridad y a esta medida
de internación preventiva. Por lo demás, en la legislación chilena una norma
similar no existe. Con relación, pues, al error legislativo mencionado solo nos
queda recomendar de legeferendala aclaración o la supresión del texto citado.
En cuanto a lo primero se deberá consignar el “inciso 1” del Código Penal y
corregir la palabra “preliminar” por “preparatoria”. Con relación a lo segundo, es
de señalar que la norma aludida es innecesaria, pues la medida de internación
no puede plantearse o discutirse en la investigación preparatoria, sino solamente
en la etapa de juzgamiento y dentro de un proceso de seguridad. La disposición
parece querer reproducir una norma parecida a la derogada del artículo 190 del
Código de Procedimientos Penales de 1940, hoy totalmente implicante.
Sin embargo, de lege lata, podríamos sugerir que los jueces de la investigación
preparatoria, al presentarse el supuesto que literalmente contiene el inciso en
cuestión, es decir, la presencia de menores inimputables en el proceso penal
incoado, adecuen los efectos del uso de dicha norma, a los ya antes
mencionados del artículo 18 del Código de Procedimientos Penales o del artículo
18 inciso 2 del Código Procesal Penal de 2004.

El párrafo in fine del artículo 293 señala que la internación preventiva puede
prolongarse por encima de los plazos ordinarios de duración. Para que
elloproceda se requiere solicitud expresa del Ministerio Público. No está
autorizada laprolongación de oficio. En todo caso, el régimen procesal de la
prolongación seregirá por lo establecido en los incisos 2 y 3 del artículo 274, que
regula laprolongación de la medida de prisión preventiva.

Por consiguiente, ante la citada solicitud del fiscal, el juez de la investigación


preparatoria convocará a audiencia dentro del tercer día. En dicho acto, todas
las partes procesales pueden alegar lo conveniente a su pretensión procesal. La
decisión de prolongación de la internación preventiva se resolverá al final de la
audiencia o dentro de las setenta y dos horas siguientes a esta. La resolución
judicial podrá ser apelada. En tal caso, la Sala Penal deberá fijar Vista de la
Causa y resolverá lo pertinente dentro de un plazo de cuarenta y ocho horas.
Cabe señalar que la audiencia sobre la prolongación de la medida de internación
puede realizarse sin la concurrencia física del procesado, pero será
imprescindible que concurra su abogado defensor. Además, la ley autoriza a que
el imputado pueda ser representado por un familiar.

No se menciona expresamente el término no posible de la prolongación. Sin


embargo, estando al uso analógico que hace el Código Procesal Penal del marco
regulador de la prisión preventiva, es de estimar que este también es aplicable
en este dominio. Por consiguiente, debemos inferir que la prolongación de la
internación preventiva debe sujetarse a lo establecido en los artículos 274 inciso
1 y 272 inciso 2. En consecuencia, la prolongación podrá ser hasta por
dieciochomeses.

Tampoco las normas sobre internación preventiva han fijado criterios para la
cesación de esta medida coercitiva. En tal sentido, y por lo antes mencionado,
también aquí supletoriamente deberían utilizarse las normas del Capítulo VI del
Título III de la Sección Tercera del Libro Segundo del Código de 2004, dedicado
a la cesación de la prisión preventiva (cfr. Artículos 283 a 285). Por consiguiente,
cualquier solicitud de cesación de la internación preventiva deberá de evaluarse
sobre la base de las reglas de variabilidad y proporcionalidad, que son las que
rigen a toda medida coercitiva.

Consideramos, por último, que la duración de la internación preventiva debe


descontarse del plazo de ejecución de la medida de seguridad de internación
que se aplique al procesado. Esta interpretación es coherente con lo que
establece el artículo 492 inciso 1 del nuevo Código Procesal Penal: “Las reglas
establecidas en esta sección regirán para las medidas de seguridad privativas
de la libertad en lo que sean aplicables”. Al respecto, es pertinente señalar que
en la secciónaludida, el inciso 2 del artículo 490 establece lo siguiente:
”Producida la captura, eljuez de la investigación preparatoria, una vez que esté
plenamente acreditada laidentidad del condenado, realizará el computo de la
pena, descontando de ser el caso el tiempo de detención, prisión preventiva (...)
que hubiera cumplido (…)

El Internamiento Previo
Es una medida especial que carece de antecedentes en el Derecho Procesal
Penal Nacional. Su naturaleza queda definida por su objetivo que es profundizar
la investigación pericial del estado de imputabilidad de un procesado. El
internamiento previo está regulado en el artículo 294. Pese a su novedad los
autores nacionales no se han ocupado de ella.

Conforme a lo estipulado, en el citado artículo, los peritos pueden solicitarle al


juez de la investigación preparatoria, mediante un informe motivado, que se
disponga el internamiento previo del procesado en un hospital psiquiátrico del
Estado, con la finalidad de practicarle exámenes complementarios necesarios
para emitir un dictamen sustentado sobre condiciones síquicas.

Formulado el pedido, la autoridad judicial citará a las partes para debatir y


resolver el pedido. Si el juez se decide a favor del internamiento previo, este se
ejecutará; sin embargo, el mismo no podrá durar más de un mes. La ley no alude
a ninguna posibilidad de prórroga, lo cual resulta acertado ya que el límite fijado
es bastante razonable para el carácter complementario de las pruebas que
deben realizarse Los requisitos formales para la procedencia del internamiento
previo son algo similares a los de la internación preventiva. En tal sentido, se
requiere lo siguiente:

1. La existencia de elementos de convicción razonables sobre la comisión


del hecho punible.

2. Que el dictamen pericial que ha de emitirse resulte proporcional y


trascendente para el caso sub judice. Esto es, se debe justificar la
necesidad del internamiento previo que implica materialmente una
restricción grave de la libertad ambulatoria del procesado. En coherencia
con ello, debe fundarse debidamente su necesidad y relevancia en las
conclusiones finales del informe pericial. No lo establece la ley, pero
somos de opinión que el imputado y su defensa podrían discutir en la
audiencia la conveniencia del internamiento apoyándose también en el
parecer técnico de otros peritos.
3. Que sea probable la aplicación al imputado de una pena grave o de una
medida de seguridad de internación. Consideramos, en atención a lo
expuesto al tratar de la internación preventiva, que de ser impuesta una
pena o una medida de internación el tiempo utilizado en el internamiento
previo debe ser descontado del plazo de cumplimientode la sanción
aplicada.

CONCLUSIONES

1. Las medidas de seguridad son un instrumento más de control social, que

consiste en la limitación de derechos individuales impuestas coactivamente

por el Estado, razón más que suficiente para tratarlas como a las penas,

desde el punto de vista de las garantías.

2. En la doctrina, la naturaleza jurídica de las medidas de seguridad, busca ser

explicada por las siguientes tesis: de la naturaleza penal, extra penal o mixta.

3. A nuestro juicio, la tesis correcta acerca de la naturaleza jurídica de las

medidas de seguridad, es la que afirma que ésta tiene una naturaleza penal

o punitiva.
4. La aplicación de las medidas de seguridad debe verse rodeada de las mismas

garantías que rigen para las penas, pues en definitiva, se trata también de

una intervención coactiva y limitadora de derechos individuales. En tal

sentido, son aplicables todas las exigencias derivadas del principio de

legalidad.

5. A pesar de la deficiente regulación de las medidas de seguridad en nuestro

ordenamiento penal vigente, realizando una interpretación sistemática y

teleológica, puede concluirse que este acoge la tesis de la naturaleza jurídica

penal de las medidas de seguridad.

6. El proceso de seguridad es un aporte importante para el proceso penal

nacional que debe entrar en vigencia en el corto plazo en todo el país.

7. El proceso de seguridad brinda un tratamiento procesal adecuado a los

inimputables.
RECOMENDACIONES

1. Nuestros magistrados deben cumplir con motivar las sentencias, en el extremo

de las medidas de seguridad, aludiendo a sus requisitos, tiempo de su duración

y observación del principio de proporcionalidad en relación a la peligrosidad

delictual del agente.

2. La judicatura nacional debe ser más rigurosa en la aplicación de las medidas

de seguridad, valorando correctamente la prueba a fín de vincular directa o

indirectamente al procesado con la realización del hecho previsto como delito.

3. Es necesario fomentar la capacitación de los operadores jurídicos en la

aplicación de las medidas de seguridad y del nuevo proceso de seguridad.


Bibliografía

Muñoz Conde, Francisco y Mercedes García A.(1998) Derecho Penal Parte


General. 3ra Ed. Tirant lo Blanch. Valencia. 679pp
Aser A., Hirsch H., y Roxin C.(1992) De los delitos y de las víctimas. Ad Hoc
SRL. 316pp
FontánBalastra, Carlos. Tratado de Derecho Penal. Parte General. Tomo III
2da Ed. Abeledo – Penot. Buenos Aires. 563pp.
Hurtado pozo, José. (1997) Manual de Derecho Penal. Parte General. 2da Ed.
Eddili. Lima. 640pp

También podría gustarte