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MÁS ALLÁ DE LA POLÉMICA POR LOS NUEVOS BILLETES

El pasado martes 10 de abril el presidente Evo Morales lanzó el primer corte de la nueva
familia de billetes, el nuevo lote de billetes vendrá a sustituir la familia de billetes en
circulación desde el año 1987 que de acuerdo al Banco Central de Bolivia (BCB) ha
cumplido su ciclo con creces y requiere de una renovación, señalan que los bancos
centrales del mundo recomiendan una duración de 10 a 20 años como máximo por varios
motivos entre ellos el desgaste natural de los mismos.
Es así que el Banco Central de Bolivia dio inicio a la renovación de billetes en nuestro
país que se inició el paso martes con el billete de 10 bolivianos (Bs.) y que se extenderá
hasta abril de 2019 cumpliendo lapsos de 3 meses para poner en circulación los billetes
de 20, 50, 100 y 200 bolivianos (Bs.) que forman parte de la nueva moneda papel vigente
en Bolivia.
El lote completo asciende a 671 millones de piezas, el cual comprende 214 millones de
piezas de 10 bolivianos (Bs.) 161 millones de piezas de 20 bolivianos (Bs.) 70 millones de
piezas de 50 bolivianos (Bs.) 185 millones de piezas de 100 bolivianos (Bs.) y 41 millones de
piezas de 200 bolivianos (Bs.); hasta ahí todo bien, pero ¿Qué hay detrás de la nueva
familia de billetes? ¿Qué efectos tendrá sobre la economía nacional?
Pues bien, los 671 millones de piezas tienen un valor nominal, con el cual ingresan a la
base monetaria de Bolivia, estamos hablando de 2.140.000.000 billones de bolivianos (Bs.)
en cortes de 10 bolivianos (Bs.), 3.220.000.000 billones de bolivianos (Bs.) en cortes de 20
bolivianos (Bs.), 3.500.000.000 billones de bolivianos (Bs.) en cortes de 50 bolivianos (Bs.),
18.500.000.000 billones de bolivianos (Bs.) en cortes 100 bolivianos (Bs.) y 8.200.000.000
billones de bolivianos (Bs.) en cortes de 200 bolivianos (Bs.) de acuerdo a información del
propio presidente interino del Banco Central de Bolivia (BCB), Pablo Ramos, a finales de
diciembre de 2017.
Recurriendo a información acerca de la Base Monetaria vigente en el país tenemos del
propio informe del BCB para enero de 2018 que la misma asciende a 63.930.378 millones
de bolivianos (Bs.) compuesta por el circulante (monedas y billetes en posesión del
público) y las Reservas Bancarias (depósitos en bancos comerciales) por montos de
38.657.469 millones de bolivianos (Bs.) y 25.272.909 millones de bolivianos (Bs.)
respectivamente.
Entonces si las versiones del BCB son ciertas en relación a que la nueva serie de billetes
circularán en paralelo con los antiguos estamos ante un escenario bastante complicado
en sentido que la nueva familia de billetes no solo va a reemplazar paulatinamente la
antigua serie de billetes, sino que estos van a ampliar la base monetaria de Bolivia de
manera exagerada puesto que de una base monetaria a enero de 2018 de 63.930.378
millones de bolivianos (Bs.) se pasara a 35.560.000.000 billones de bolivianos para abril de
2019, un incremento de 55.623% en la base monetaria.
La transición de un lote de billetes antiguo a uno nuevo es un tema netamente de
responsabilidad del Banco Central, el mismo se realiza siempre en base a la cantidad de
billetes y monedas que evidentemente necesita ir renovando y quitando de circulación
por deterioro. Pero siempre es equivalente: tanto se retira y tanto se imprime.
En este caso estamos hablando de un desfase colosal en lo que respecta a lo que se retira
y a lo que se imprime. ¿Cuál es entonces el motivo para imprimir moneda por encima de
lo que requiere la economía de Bolivia?
Existen muchos factores que podrían explicar este tipo de comportamiento, en primera
podemos citar que el Gobierno Nacional en su Presupuesto General 2018 prevé un déficit
fiscal del orden del 8,3% del PIB nominal, 270.406 millones de bolivianos (Bs.), que
ascendería a 22.000 millones de bolivianos (Bs.) lo que hace pensar que el Gobierno
Nacional estaría tentado a cubrir el déficit en base a ese excedente de la oferta
monetaria que ha creado el Banco Central de Bolivia en su afán de renovar la familia
de billetes de nuestra economía.
Segundo la caída de precios en el petróleo y las exportaciones de gas natural a Argentina
y Brasil ponen en crítica situación las arcas del Estado, para este año 2018 se tiene que
por concepto de Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) se espera una recaudación
de 6.204 millones de bolivianos, y de regalías, 3.490 millones, haciendo un total de 9.694
millones. El monto se acerca al que el Estado boliviano percibió en 2007 cuando se alcanzó
un total de 9.239 millones de bolivianos.
Tercero, el horizonte político para el 2019, año electoral, hace esperar un incremento de
la campaña proselitista oficial, en sentido que se juega su continuidad por otro periodo
más de gobierno. Es así que la entrega de dadivas y compromisos para volver a cautivar
al electorado tendrán su punto más alto en esa gestión, situación que demanda de una
cantidad enorme de recursos que se verán traducidos en pago de bonos, doble aguinaldo
y programas sociales que tanto redito político han dado al Gobierno de Morales en los
últimos 12 años.
Finalmente haciendo un poco de memoria histórica, no nos olvidemos del drama en la
Alemania Oriental pos Primera Guerra Mundial, en el periodo conocido como República
de Weimar en el que el nivel de endeudamiento del país fue tratado con una política
errada de impresión masiva de papel moneda para cubrir la deuda acuñada durante el
episodio bélico.
A partir de mediados de 1922 los precios se dispararon a tal extremo que una pieza de
pan pasó de costar apenas 1 marco a tener que pagar por un monto alrededor de
200.000.000.000 mil millones de marcos, llegó incluso a haber un momento en el que el
papel utilizado en cada billete tenía un valor muy superior al que marcaba en el mismo
y salía más barato quemarlo para encender la chimenea que comprar leña o carbón, todo
a razón de una política monetaria irresponsable.
Bolivia está encaminándose peligrosamente a un escenario hiperinflacionario si es que
no se llevan adelante políticas complementarias que puedan manejar la nueva base
monetaria que se irá consolidando en el próximo año, estamos a 3 meses de una nueva
inyección de circulante, cabe preguntarse ¿Qué hará el Banco Central de Bolivia al
respecto?
Por: Carlos Armando Cardozo Lozada
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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