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Los gallinazos sin plumas

Para el libro del mismo nombre, véase Los gallinazos sin plumas (libro de cuentos).
Los gallinazos sin plumas es un cuento escrito por el cuentista y novelista peruano Julio
Ramón Ribeyro aparecido en su primer libro de cuentos del mismo nombre (1955); también
figura en La palabra del mudo, que es una recopilación de cuentos escritos entre 1955 y 1977.
Es el cuento más conocido de dicho autor y uno de los hitos en el desarrollo de la narrativa
del realismo urbano en el Perú.
Trata de un modo sorprendentemente crudo sobre la pobreza y la explotación que sufren
muchos niños en Latinoamérica.

Composición[editar]

Este cuento, que encabeza la colección del mismo nombre, fue redactado en París, en 1954,
siendo el último de esa serie que terminó de escribir el autor. Éste, en esos momentos, tuvo la
impresión de que se trataba de su mejor cuento, tal como se lee en sus memorias, con fecha
del 5 de octubre de ese año:
Tengo la impresión de que “Los gallinazos sin plumas” es el mejor cuento que he escrito hasta ahora
[…] Frente a mí, en el café Petit Cluny donde escribía, había un espejo. Me sorprendí haciendo muecas
de cólera, de asco, de frío, según el curso de lo que escribía. Los mozos me miraban. La anécdota de
Flaubert sintiendo el sabor del arsénico cuando moría Madame Bovary me parece verídica. La potencia
creadora reside, creo, en la capacidad de impresionarse con estímulos imaginarios. 1

La colección salió a la luz en 1955, en Lima, siendo el primer libro publicado por Ribeyro y con
el que comenzó su carrera literaria.

Argumento[editar]

El autor relata la historia de los hermanos Efraín y Enrique, dos niños explotados por un
abuelo desalmado, don Santos, viejo y cojo (con pata de palo), que los obliga a rebuscar los
contenedores de basura en busca de comida para su cerdo. Ambos niños se enferman pero el
abuelo insiste en hacerlos trabajar. Enrique se hace cargo de todo el trabajo y lleva a casa a
un perro para que haga compañía a su hermano, que se hallaba más delicado. Pero el abuelo
aprovecha la ausencia de Enrique para matar al perro y darlo como alimento al cerdo. Enrique,
regresa a la casa, descubre los restos del perro y discute con su abuelo; éste resbala, su pata
de palo se rompe y cae dentro del chiquero y debido a su cojera no puede levantarse.
Entonces los dos hermanos huyen de ese lugar escuchando de lejos los gritos del abuelo. El
relato finaliza sugiriendo que el abuelo se convierte en víctima de su propio cerdo.

Explicación del título[editar]

El título es una metáfora que alude a las personas que se ganan la vida buscando cosas de
algún valor en los basurales, comparadas con los gallinazos o aves carroñeras (zopilotes) que
buscan alimento en esos mismos sitios; la única diferencia es que las personas no tienen
plumas.
…los miércoles y los domingos, Efraín y Enrique hacían el trote hasta el muladar. Pronto formaron parte
de la extraña fauna de esos lugares y los gallinazos, acostumbrados a su presencia, laboraban a su
lado, graznando, aleteando, escarbando con sus picos amarillos, como ayudándoles a descubrir la pista
de la preciosa suciedad.

Estructura[editar]

Cuenta con siete secciones, las cuales se hallan separadas por espacios en blanco. El
desarrollo de la historia abarca un período de tiempo bastante extenso, si se compara con los
otros cuentos aparecidos en la colección, donde las historias se resuelven, a lo menos, en el
curso de un día.

Escenarios[editar]

Aunque no se dice explícitamente, el lugar donde viven don Santos y sus nietos, puede
ubicarse en uno de los arrabales limeños situados en las cercanías del mar, por la zona
de Miraflores. Temporalmente, la historia se puede ubicar por ladécada de 1950. Fue
precisamente en esa época cuando se inició una ola migratoria de provincianos hacia Lima,
donde surgieron esas grandes barriadas o pueblos jóvenes (equivalentes a las villas
miserias o favelas de otros países sudamericanos).

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