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“ Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos” Hechos 2:1
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—Nos vamos contigo —contestaron ellos.
Es necesario que sigamos las instrucciones que nos ha dejado Jesucristo, para
que podamos actuar con el poder que transforma las vidas para redención, por
medio del perdón amoroso del Resucitado en la actividad del Espíritu Santo en
nuestra vidas.
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés tiene para la Iglesia la
dirección que lleva a la meta y el efecto que mostrará de forma clara y
convincente, que estamos en le camino que Dios quiere para nuestrao tiempo.
Cuando los discípulos estaban reunidos en el Aposento Alto y fueron llenos del
Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen, había en Jerusalén gente de todas las naciones. Ante el gran
bullicio del estruendo, se juntó una multitud de curiosos.
Es cuando Pedro asume la dirección que le dio el Espíritu Santo para
hablar con vehemencia la palabra que transformaría la vida de las personas, que
fueron a buscar de Dios en esa fiesta religiosa, y fueron los discípulos quienes
tenían la explicación de lo que había sucedido en Jerusalén semanas antes en la
celebración de la Pascua de ese año. El Espíritu Santo le dio a Pedro la fuerza,
valentía, sabiduría y el entusiasmo que permitió que representantes de muchos
pueblos y naciones entendieran el mensaje de salvación en Cristo y su obra
redentora en la cruz y resurrección.
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Cuando la Iglesia actúa con la vehemencia, sabiduría, entusiasmo y
dirección del Espíritu de Dios, las personas van a entender el mensaje y van a
responder al mismo. La Iglesia es el vehículo, la dirección debe llevarla el
Espíritu Santo. ¿Estamos alineados y caminando como creyentes rescatados del
pecado y caminando hacia la gran pesca de perdidos y perdidas en el mundo
postmoderno que nos ha tocado vivir?
La evidencia de la victoria está muy bien descrita en el capítulo 2 del libro
de los Hechos. Cuando somos dirigidos y alineados por la fuerza y el poder del
Espíritu de Dios, no solo la tierra tiembla de alegría sino que los seres humanos
se preguntarán: ¿qué vamos a hacer? Y la Iglesia tendrá la respuesta en armonía
con la Palabra viva de Jesús, liberadora y que mueve a la acción, para hacer
solidaria la oración de Jesucristo en el evangelio de Juan capítulo diecisiete:
“ 20 »No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en
mí por el mensaje de ellos,21 para que todos sean uno. Padre, así como tú
estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para
que el mundo crea que tú me has enviado.22 Yo les he dado la gloria que
me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:23 yo en ellos y
tú en mí. Permite que alcancen la *perfección en la unidad, y así el mundo
reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has
amado a mí.
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»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy.
Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde
antes de la creación del mundo.
Iglesia Presbiteriana, ¿estás alineada con la visión y dirección de Dios? ¿estás
llegando a la meta o te has estancado? Sabes a dónde vas o te cuesta dirigirte
porque tus ruedas están tirando hacia los lados y no hacia el frente?
Las instrucciones que Jesús dio a los discípulos fueron sencillas y claras y
estos obedecieron: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en
el mismo lugar.” Hechos 2:1 Esto significa que les dijo antes que se reunieran
para recibir el poder y la sabiduría del Espíritu Santo.
¿Necesitas el poder de darte a entender en este siglo? Recibe la seguridad de que
con el Espíritu de Dios, todo es posible. ¿Quieres recibir o avivar tu llama? Este
es el día de salvación y renovación en el Espíritu Santo. ¿Quieres ser fiel en
palabra y en acción para salvar por medio del poder de Dios a este mundo
quebrantado?