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En 1935 llega con su familia a Caracas, donde ingresa al liceo Andrés Bello para continuar
sus estudios, graduándose de bachiller en filosofía. Ya durante este tiempo, mostró sus
inclinaciones por la política, al actuar como presidente del Centro de Estudiantes de dicha
institución.
Presidencias
Postulado como candidato de Acción Democrática a la presidencia en las elecciones del 9 de
diciembre de 1973, lanza la consigna "Democracia con energía", obteniendo el triunfo con
2.142.427 votos, asumiendo el poder el 12 de marzo de 1974. (Jingle de su campaña) En su
primer año de gobierno desarrolló dos iniciativas relacionadas con el ámbito cultural: la
Biblioteca Ayacucho (calificada colección de las obras maestras de las letras
latinoamericanas) y el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, para la capacitación
de millares estudiantes venezolanos en los centros universitarios más prestigiosos del mundo.
En 1975 nacionaliza la industria del Hierro y al año siguiente, la industria del Petróleo. Al fin
de su mandato pudo afirmar la absoluta normalidad registrada en el orden militar durante todo
el ejercicio de su quinquenio. Por su desvelo insistente en la protección a la naturaleza y en
pro de la recuperación ecológica, recibió en 1975 el reconocimiento mundial del Premio
"Earth Care", otorgado por primera vez a un jefe de Estado de América Latina. En 1976 se
convirtió en el vicepresidente de la Internacional Socialista. En 1979 entrega el cargo de
presidente a su sucesor Luis Herrera Campins y se incorpora a la Cámara del Senado como
miembro vitalicio.
El 2 de octubre de 1987 fue escogido de nuevo por su partido como candidato a la Presidencia
de la República, resultando electo en los comicios del 4 de diciembre de 1988 con 3.879.024
votos (52, 91% de los sufragantes) para el período 1989-1994. (Jingle de su campaña) Durante
su segundo mandato, le tocó enfrentar graves manifestaciones de violencia cívica y militar,
una intensa oposición política, y un antejuicio de mérito ante la Corte Suprema de Justicia
por malversación de fondos públicos. El 16 de febrero de 1989 presentó ante el país un
programa de ajustes macroeconómicos de orientación neoliberal con cuya aplicación se
buscaba resolver los problemas nacionales de mayor entidad y encausar, sus acciones hacia
la normalización de las variables fundamentales. Entre las primeras medidas puestas en
práctica estuvo el aumento del precio de la gasolina, lo que incidió significativamente en el
encarecimiento del transporte colectivo, por lo que los días 27 y 28 de febrero de 1989
surgieron una serie de protestas, realizadas por quienes viviendo en las ciudades dormitorios
de Caracas debían trasladarse a diario a trabajar en esta capital. En poco tiempo, el
movimiento que comenzó en Guarenas se extendió rápidamente a Caracas y otras ciudades—
La Guaira, Valencia, Barquisimeto, Mérida, Guayana y los Valles del Tuy—convirtiéndose
en pobladas que saquearon todo lo que se encontraba a su paso, hecho éste que obligó a las
fuerzas del gobierno actuar con todo rigor, incluida la utilización del Ejército.
Con motivo de los acontecimientos de los días 27 y 28 de febrero y los excesos represivos, el
presidente Pérez perdió mucho de la popularidad que lo acompañó al comenzar su segundo
mandato. Por tal motivo, en los días sucesivos se produjeron varias manifestaciones en su
contra, las que conjuntamente con las críticas políticas formuladas por varios partidos y
sectores, a él y a su programa, debilitaron el piso político en el que se sustentaba. En tal
sentido, a pesar que durante este lapso se implementaron medidas (el aumento de sueldos, un
programa de becas alimentarias, una política de subsidios directos a los componentes de la
canasta alimentaria básica, así como la constitución de 42.000 hogares de cuidado diario)
orientadas a compensar a las clases populares por el impacto en las mismas del programa de
ajustes macroeconómico de Pérez, la situación social empeoró progresivamente.
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El 27 de noviembre de 1992, se produjo una nueva asonada militar, ésta de mayor gravedad
que la anterior debido a la participación de parte de la Fuerza Aérea, por la jerarquía de sus
máximos dirigentes y la incorporación al mismo de sectores civiles. Sin embargo, luego de
combates por aire y por tierra los sublevados fueron vencidos por las fuerzas que se
mantuvieron al lado del presidente. Pese a la derrota de los alzamientos militares, la presión
política contra Carlos Andrés Pérez se incrementó, llegando a expresarse en la propuesta de
su remoción del cargo.
En marzo de 1993 el fiscal general de la República introdujo una acusación en su contra por
malversación de 250 millones de bolívares de la partida secreta por cuyo manejo era
responsable. El 20 de mayo siguiente la Corte Suprema de Justicia dictaminó que había
méritos suficientes para su juicio, por lo que el Congreso Nacional resolvió destituirlo para
que continuara dicho proceso. Una vez retirado de la Presidencia de la República fue
consignado en el Retén Judicial de El Junquito y de allí, en aplicación de las previsiones
legales relativas a límites de edad para el encarcelamiento, pasó a su casa donde fue recluido
en espera de la sentencia del caso. El 30 de mayo de 1996, la Corte Suprema de Justicia lo
condenó por malversación genérica agravada a 2 años y 4 meses de arresto domiciliario.