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Ex 862-96
Ex 862-96
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
III. APELACION
CONSIDERANDO
-I-
-II-
Esta Corte aprecia de que si bien es principio general la aplicación de la ley extranjera,
como predica el artículo 44 de la Ley del Organismo Judicial, es cuestión de la
competencia interna resolver si para oponerse a ello existen razones de orden público
que lo justifiquen, y, en este caso, examinar las cuestiones de forma y fondo que
permitan decidir confome a Derecho. El asunto inició con la presentación de un aviso
notarial circunstanciado, como hubiese correspondido en nuestro sistema interno
cuando es el profesional quien haya autorizado el matrimonio, como lo prescribe el
artículo 102 del Código Civil, sin embargo, no era este el caso, en tanto la notario no
fue la autorizante sino simplemente quien realizó el acto de protocolizar en su registro
un documento proveniente del extranjero que contiene la declaratoria judicial del
matrimonio civil de Bamaca y Harbury. En este caso, además de remitir el documento
en forma de aviso notarial le agregó datos propios del varón que no figuran en ninguna
parte de la resolución judicial cuyo cumplimiento se pide ejecutar en el país. La
resolución judicial extranjera omite uno de los nombres de la persona en cuya partida
de nacimiento se pide la anotación marginal, por lo que se plantea otra cuestión de
identidad que corresponde a la autoridad guatemalteca calificar e igualmente tendría
que hacerlo respecto a la validez de otros documentos protocolizados que se
acompañaron al aviso notarial, particularmente los que contienen la declaración jurada
del abogado José Ignacio Partierra y la del abogado James T. Maleney, respecto de la
legislación y jurisprudencia aplicados al caso , pues los mismos se refieren a los
"Estados Unidos de Norte America", como consta en la traducción jurada que es la
única pertinente para su lectura, y que tal país no existe en ningún registro oficial. Le
corresponde también a la autoridad competente examinar si en los citados documentos
hay prueba suficiente de que en el país de donde procede la sentencia fuese admisible,
por reciprocidad, que el demandado sea notificado o emplazado en el extranjero de
modo substancialmente equivalente al empleado en el procedimiento del caso.
Asimismo, resulta propio de la calificación de la autoridad del Estado ante el que se
pretenda la aplicación de leyes y resoluciones extranjeras, que deban superar
objeciones internas de orden público, como la validez de publicaciones hechas en el
extranjero emplazando a un guatemalteco que en la jurisdicción en que se le cita o
demanda no tiene su domicilio y, en particular, si existen evidencias o presunciones de
que la persona demandante o emplazante tiene conocimiento, en la época de inicio de
las diligencias judiciales, de que el guatemalteco se encuentra residiendo en
Guatemala, tal como la propia amparista lo reconoce en su memorial del veintidós de
marzo del año en curso, diciendo: "cuando yo supe que mi esposo había desaparecido
en Guatemala el doce de marzo de mil novecientos noventa y dos y que estaba vivo en
manos del Ejército Nacional." En este asunto, el tribunal ante el que ella se presentó
podía haber rogado a un tribunal de este país para que las publicaciones se hicieran en
Guatemala, para cumplir con el requisito de que se haga algún intento público que
informe al interesado, en particular porque el Código de Derecho Internacional Privado
dispone en su artículo 81 que en materia de ausencia debe aplicarse el derecho local,
cuestión concordante con el segundo párrafo del artículo 412 del Código Procesal Civil
y Mercantil en materia de las formalidades para las que se pide la declaración de
ausencia, que puede ser precisamente la de solicitar la comparecencia a juicio. Estas
cuestiones de forma y de fondo corresponde calificarlas a la autoridad local, que tiene
el deber jurídico de aplicar la ley extranjera cuando esta revele el Derecho, salvando
las excepciones de orden público que el Estado receptor califica.
-III-
POR TANTO
PRESIDENTE
MAGISSTRADO MAGISTRADO
MAGISTRADA MAGISTRADO
SECRETARIO GENERAL