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ECONOMÍA

vida cristiana (2005), Por Cristo, con Él y en ca y por la teología coinciden en un pun-
Él. Escritos sobre San Josemaría (2007), y to: el reconocimiento de la existencia de
Vivir la Santa Misa (2010). un terreno en el que la economía, ética y
Como escribió Tomás Gutiérrez en teología confluyen y se complementan. La
1994, “en el trato personal, se descubre ciencia económica, en cuanto versa sobre
pronto que la sonrisa de su rostro envuelve el despliegue de una realidad y actividad
suavemente la entereza de la voluntad, la económica, no puede constituirse ni desa-
recia determinación de un querer decidido, rrollarse sin implicar una referencia a lo que
que avanza en pasos firmes, concretos, es el hombre. Y a la inversa: quien, filósofo
bien ponderados por el afecto y la cor- o teólogo, aspire a pronunciar una palabra
dialidad de quien reconoce abiertamente consistente sobre el actuar económico ha
que el Beato Josemaría Escrivá le enseñó de conocer el entramado de esa concreta
a querer, a interesarse plenamente por los faceta de la realidad” (Illanes, 2000, p. 115).
problemas de los demás, a evitar que nun- En esos puntos en los que economía
ca nadie pueda sentir el amargo sabor de (una ciencia que se despliega en el terre-
la soledad o la indiferencia”. no de los medios, pero que es del hombre
y para el hombre) y teología confluyen, se
Bibliografía:JavierEchevarría,MemoriadelBeatoJose- pueden reconocer opiniones interesantes.
maría Escrivá. Entrevista con Salvador Bernal, Nos centraremos en tres de ellas: la impor-
Madrid, Rialp, 2000. tancia de la actividad económica, la esfera
de libertad y responsabilidad, y la finalidad
Salvador BERNAL
última.

1. Valor de la actividad económica


ECONOMÍA Desde su nacimiento hasta su muerte,
1. Valor de la actividad económica. 2. La
el hombre está inexorablemente sujeto a la
economía, esfera de libertad y responsabi- necesidad: precisa alimento, cobijo, sus-
lidad. 3. Una economía para el hombre. tento y ayuda de sus semejantes. Además,
es un ser con deseos potencialmente ilimi-
En varias ocasiones, san Josemaría tados. Con esas premisas, se comprende
aseguró que nunca hablaría de política. que los medios estén siempre en situación
Por el mismo motivo, no expresó opinio- de escasez en relación con los usos que
nes económicas, que situaba en el amplí- de ellos pueda hacer la sociedad, y que se
simo campo de las actividades humanas precise economizar. En orden a resolver
–la economía, la política, la cultura, el arte, los problemas concretos que los miembros
la filosofía, etc.– en las que los fieles del de una sociedad encuentran en cada mo-
Opus Dei gozan de plena libertad y tra- mento para vivir una vida humana digna y
bajan bajo su propia responsabilidad (cfr. en común (cfr. Martínez-Echevarría, 2005),
CONV, 28). La razón es simple: “Sé que no se precisa realizar una asignación eficien-
me corresponde tratar de temas seculares te. Ése es el marco en el que la economía
y transitorios, que pertenecen a la esfera se desarrolla.
temporal y civil, materias que el Señor ha Pese a lo dicho, es importante seña-
dejado a la libre y serena controversia de lar que la eficiencia es condición, no meta.
los hombres” (ECP, 184). No tiene sentido per se: “La vida econó-
No obstante, en sus escritos pueden mica no tiende solamente a multiplicar los
rastrearse claras afirmaciones sobre lo bienes producidos y a aumentar el lucro y
económico. Como explica Illanes, “los iti- el poder; está ordenada ante todo al ser-
nerarios seguidos por la ciencia económi- vicio de las personas, del hombre entero

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y de toda la comunidad humana” (CCE, do, institución común en la historia, que ha


n. 2426). Si la economía está ordenada a sufrido enormes mutaciones. Lo indicado
la persona, se infiere que el juicio sobre el no debe entenderse como que la econo-
mercado, la empresa o el sistema de pre- mía sea fruto de una actuación política,
cios no es sólo técnico –eficiente o inefi- cuanto que deriva de la iniciativa personal
ciente–, es también moral. Si la economía y responsable de los miembros de una so-
se ordena a la comunidad y al bien común, ciedad, regida, sin duda, por normas ins-
se concluye que la esfera de las relaciones titucionales. La economía resulta así fruto
económicas presenta facetas culturales y de un ámbito propio de la libertad humana
sociales. Ambas cosas se perciben plásti- y personal que se despliega de múltiples
camente en la contundente afirmación de formas a lo largo de la historia, del lugar
Juan Pablo II: “la opción de invertir en un geográfico y de los rasgos culturales, con
lugar y no en otro, en un sector productivo responsabilidad y creatividad, y siempre al
en vez de otro, es siempre una opción mo- servicio del hombre.
ral y cultural” (CA, 36).
Durante siglos, por influjo aristotéli-
Por tanto, conviene remarcar varias co, las actividades económicas tuvieron
cosas. Primero: la economía no busca tan- escasa consideración entre los teólogos,
to satisfacer crecientemente las necesida- que las consideraban torpes. Aristóteles
des materiales del hombre, cuanto mejorar reconoce que hasta la vida buena requie-
sus condiciones para desarrollarse como re bienes externos, pero entiende que
hombre, en su sentido pleno. Si produjera estas actividades son poiéticas, tienen el
abundancia material y empobrecimiento fin fuera de sí: cesan con la obtención del
personal, sería una catástrofe y una mala producto, algo que es exterior al hombre y
economía; si organizara la producción que deja en él poca o ninguna huella. Otras
usando al hombre como medio sería una controversias –alrededor de la usura, es-
lamentable economía de la pobreza. Se- pecialmente– provocaron ríos de tinta, de
gundo: si bien la economía se centra en la los que la economía no salió bien parada:
asignación eficiente de bienes para agen- tanto ésta como su materia medular, el tra-
tes económicos individuales, presupone
bajo, más parecían restricciones al obrar
necesariamente una comunidad. En tanto
que actividades importantes para la socie-
que acción humana, “a diferencia de la fa-
dad y el hombre. Trascender esa mentali-
bricación (que requiere sólo la presencia
dad –concluir que el desarrollo humano y
de la naturaleza material), nunca es posi-
el proceso creador son tanto o más impor-
ble en aislamiento” (Arendt, 1983, p. 211),
tantes que el producto fabricado– ha sido
de modo que guarda estrecha relación
un logro moderno, en el que la doctrina ca-
con la justicia o la solidaridad. Una eco-
tólica ha tenido un gran papel, sobre todo,
nomía, donde un pequeño porcentaje de
en la visión del trabajo, punto decisivo de
población acumula la mayoría de la renta,
la doctrina del fundador del Opus Dei.
mientras que el resto padece necesidad es
una economía con poco futuro, ineficien- En los escritos de san Josemaría
te por inhumana. Tercero: la economía no puede encontrarse un posicionamiento
se construye sobre el vacío, cuanto sobre claro respecto a los puntos citados. En
un concreto marco institucional y legal, primer lugar, nunca tuvo una visión nega-
que varía con el tiempo, la sociedad y las tiva de las actividades comerciales y mu-
circunstancias. Una sociedad primitiva de cho menos del trabajo empleado en ellas.
autoabastecimiento presenta problemas y Las apreció con manifestaciones claras
soluciones económicas diferentes a una y tajantes, con gran anticipación para su
sociedad industrial y de servicios globali- tiempo: “Te está ayudando mucho –me di-
zada. Lo mismo puede decirse del merca- ces– este pensamiento: desde los prime-

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ros cristianos, ¿cuántos comerciantes se culturales que le tocó vivir, en sus escri-
habrán hecho santos?” (S, 490). Además, tos insiste reiteradamente en la libertad y
insistió en la importancia de desempeñar autonomía del individuo. La idea de que
bien esas actividades porque el progreso la economía no es una cuestión eclesial
social compete a todo hombre de bien y, ni religiosa tiñe sus escritos. En esa me-
por tanto, a todo cristiano: “Pensad que dida, ahuyentó siempre connotaciones
con vuestro quehacer profesional realizado confesionales: “Personalmente no me ha
con responsabilidad, además de sostene- convencido nunca que las actividades co-
ros económicamente, prestáis un servicio rrientes de los hombres ostenten, como un
directísimo al desarrollo de la sociedad, letrero postizo, un calificativo confesional.
aliviáis también las cargas de los demás Porque me parece, aunque respeto la opi-
y mantenéis tantas obras asistenciales –a nión contraria, que se corre el peligro de
nivel local y universal– en pro de los indivi- usar en vano el nombre santo de nuestra
duos y de los pueblos menos favorecidos” fe, y además porque, en ocasiones, la eti-
(AD, 120). Dirigiéndose a los Amigos de la queta católica se ha utilizado hasta para
Universidad de Navarra afirma: “Al prestar justificar actitudes y operaciones que no
vuestra cooperación, sois claro testimo- son a veces honradamente humanas”
nio de una recta conciencia ciudadana, (ECP, 184).
preocupada del bien común temporal”
Por ese mismo motivo, insiste en que
(CONV, 120).
difundir doctrina económica no entra den-
En esa línea, insistía en la grandeza del tro de los fines del Opus Dei, pues sus fieles
potencial creador que Dios ha puesto en “son cristianos corrientes, trabajan dónde
manos del hombre: “El trabajo, todo traba- y cómo les parece oportuno: la Obra sólo
jo, es testimonio de la dignidad del hom- se ocupa de ayudarles espiritualmente,
bre, de su domino sobre la creación. Es para que actúen siempre con conciencia
ocasión de desarrollo de la propia perso- cristiana (…). Quienes al ver a los miem-
nalidad. Es vínculo de unión con los demás bros del Opus Dei trabajando en los más
seres, fuente de recursos para sostener a diversos campos de la actividad humana,
la propia familia; medio de contribuir a la no piensan sino en supuestas influencias
mejora de la sociedad, en la que se vive, y controles, demuestran tener una pobre
y al progreso de toda la Humanidad” (ECP, concepción de la vida cristiana. El Opus
47). “No tenemos derecho a olvidar que Dei no domina ni pretende dominar ningu-
somos un obrero, entre tantos, en esta ha-
na actividad temporal; quiere sólo difundir
cienda, en la que Él nos ha colocado, para
un mensaje evangélico: que Dios pide que
colaborar en la tarea de llevar el alimento
todos los hombres, que viven en el mun-
a los demás. Este es nuestro sitio: dentro
do, le amen y le sirvan tomando ocasión
de estos límites; aquí hemos de gastarnos
precisamente de sus actividades terrenas”
diariamente con Él, ayudándole en su labor
(CONV, 64). “La mayoría de los miembros
redentora” (AD, 49).
de la Obra son personas de condición so-
cial ordinaria o incluso modesta: obreros
2. La economía, esfera de libertad y res- manuales, oficinistas, campesinos, em-
ponsabilidad pleadas, maestros, etc. Hay también algu-
Como sacerdote, san Josemaría evitó, nos –muchos menos– que desarrollan su
como ya dijimos, cualquier intento de in- profesión en el mundo de la política y de la
miscuirse en las actividades económicas, economía. Tanto unos como otros actúan
que consideraba propias de la libertad y a título exclusivamente personal, obran
autonomía del hombre. Y, quizás como con plena autonomía y responden perso-
reacción a los fuertes sesgos históricos y nalmente de sus actuaciones” (CONV, 49).

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3. Una economía para el hombre Esto exige de ellos en primer lugar que
El no convertir los medios en fines, o vivan escrupulosamente la justicia y la
hacer de la necesidad una meta de la vida, honestidad. Procurarán, por tanto, hacer
es un aviso constante en la predicación de su labor de una forma honrada: pagar un
san Josemaría. Lo verdaderamente impor- salario justo a sus empleados, respetar los
tante no es acumular bienes u honores, es derechos de los accionistas o propietarios
ser feliz (cfr. C, 297). Para eso insiste en y de la sociedad, y cumplir todas las leyes
que hay que ajustar la vida ordinaria, tam- del país. Evitarán cualquier clase de parti-
dismos o favoritismos con respecto a otras
bién las actividades económicas, al ideal
personas, sean o no miembros del Opus
del Evangelio. En Amigos de Dios, 17, se
Dei” (CONV, 52). Finalmente, describe con
lee: “Hemos trabajado tanto, hemos ocu-
sencillez, pero con contundencia, el ideal
pado tales puestos de responsabilidad,
en el que piensa: “Cristianos verdaderos,
has triunfado en ésta y en aquella tarea
hombres y mujeres íntegros capaces de
humana..., pero (…) ¿has intentado de
afrontar con espíritu abierto las situaciones
verdad servir a Dios y a tus hermanos los
que la vida les depare, de servir a sus con-
hombres, o has fomentado tu egoísmo,
ciudadanos y de contribuir a la solución de
tu gloria personal, tus ambiciones, tu éxi-
los grandes problemas de la humanidad,
to exclusivamente terreno y penosamen-
de llevar el testimonio de Cristo donde se
te caduco?. Y en otra homilía se recoge:
encuentren” (ECP, 28).
“Permitidme que insista (…): ningún hom-
bre escapa a algún tipo de servidumbre. Es muy posible que a quien escribió
Unos se postran delante del dinero; otros “todo eso, que te preocupa de momen-
adoran el poder; otros, la relativa tranquili- to, importa más o menos. Lo que importa
dad del escepticismo; otros descubren en absolutamente es que seas feliz, que te
la sensualidad su becerro de oro. Y lo mis- salves” (C, 297), le hubiera alegrado leer
mo ocurre con las cosas nobles” (AD, 34). la controversia sobre economía y felici-
La pregunta, entonces, es cuál debe ser el dad publicada en The Economic Journal
enfoque de un cristiano, a lo que respon- en 1997, donde se reflexiona sobre el es-
tragamiento de aquellos planteamientos
de: “Contribuir a que el amor y la libertad
económicos, según los cuales el agente
de Cristo presidan todas las manifesta-
económico toma sus decisiones sobre la
ciones de la vida moderna: la cultura y la
base de un cálculo utilitarista e individua-
economía, el trabajo y el descanso, la vida
lista regido por los precios y al margen de
de familia y la convivencia social” (S, 302).
cualquier otra consideración. Y donde se
En esa línea, alerta del peligro de con- concluye señalando como fuente de cor-
fundir los proyectos temporales con fines tocircuitos una equivocada selección de la
últimos: “Si transformamos los proyectos categoría clave de la ciencia económica,
temporales en metas absolutas, cancelan- que no debería ser, como a veces se pos-
do del horizonte la morada eterna y el fin tula, la utilidad individualista, cortoplacista
para el que hemos sido creados –amar y y medial, sino la felicidad personalista y
alabar al Señor, y poseerle después en el finalista, abierta a la Verdad. De confun-
Cielo–, los más brillantes intentos se tor- dir ambos términos, la ciencia económica
nan en traiciones, e incluso en vehículo caería, en un reduccionismo antropológico
para envilecer a las criaturas” (AD, 208). difícil de admitir, porque, se mire como se
Así como de alejarse del espíritu evangé- mire, la acción económica es acción hu-
lico y del ejercicio de las virtudes: “Los mana. Pero a nuestro juicio la economía se
directores de empresa que forman parte halla aún lejos de esa meta. Requiere una
del Opus Dei buscan (…) vivir el espíritu nueva vuelta de tuerca: avanzar en el estu-
evangélico en el ejercicio de su profesión. dio de los puntos donde economía, ética

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ECUADOR

y teología coinciden, lugar para el que san (cfr. Larrea, 2007, p. 117). Al día siguiente
Josemaría abrió un amplio surco. de llegar a Quito, visitó, por indicación del
fundador, al cardenal Carlos María de la
Voces relacionadas: Desprendimiento; Fraterni- Torre, que manifestó su agrado por cuan-
dad; Justicia; Moral cristiana; Servicio, Espíritu to Juan Larrea le explicó acerca del Opus
de; Sociedad; Solidaridad; Promoción social y Dei, y le ofreció sus oraciones por el futuro
desarrollo. establecimiento de la Obra en su archidió-
cesis (cfr. Larrea, 2007, pp. 118-119).
Bibliografía: Juan Pablo II, Cart. Enc. Centesi- San Josemaría mantuvo una corres-
mus annus, 1991; Hanna Arendt, La condición pondencia personal, cariñosa y estimulan-
humana, Madrid, Paidós, 1993; José Luis Illa- te con Juan Larrea, a quien animaba a ser
nes, “Economía y discurso teológico: análisis de
muy fiel y a hacer mucho apostolado en las
un encuentro”, en Luis Ravina (ed.), Economía
circunstancias en que se encontraba. Con
y Religión, Pamplona, EUNSA, 2000, pp. 97-
118; Miguel Alfonso Martínez-Echevarría, “Una la ayuda de buenos amigos, Juan organizó
antropología para el agente económico”, en charlas, conferencias, y círculos de estudio
Rafael Rubio de Urquía - Enrique Ureña - Félix para jóvenes estudiantes o profesionales
Muñoz (eds.), Estudios de Teoría Económica y en casa de sus padres, en su despacho
Antropología, Madrid, Unión Editorial, 2005, pp. profesional o en las aulas de algún colegio.
513-533; Juan Velarde Fuertes, Consideraciones Otra actividad que sirvió para consolidar
sobre la Ética en economía y su proyección en amistades fueron las numerosas excursio-
España. Un debate sobre las ideas económicas nes a los montes nevados de los alrededo-
del Beato Escrivá de Balaguer, Madrid, Funda-
res de Quito (cfr. Larrea, 2007, p. 121).
ción Studium, 2002.
San Josemaría había animado a Juan
Reyes CALDERÓN a pedir a su madre que reuniera a sus ami-
gas para que él pudiera explicarles el Opus
Dei. Así lo hizo. Acudieron diez o doce se-
ñoras que “muy espontáneamente se ofre-
ECUADOR
cieron a rezar todos los días por la Obra,
1. Inicio de la labor estable. 2. El viaje de preparar manteles y otros utensilios litúr-
catequesis en 1974. 3. Breve panorámica gicos para un futuro oratorio y hacer una
en el año 1975. aportación mensual con igual finalidad”.
De entre ellas y sus hijas surgieron más
La labor apostólica del Opus Dei en adelante las primeras mujeres ecuatoria-
Quito se inició entre 1952 y 1954, aunque nas de la Obra (cfr. Larrea, 2007, p. 123).
estuvo precedida por el conocimiento en
Entretanto la labor apostólica iba to-
Roma de un ecuatoriano que realizaba sus
mando cuerpo y se conocía más el Opus
estudios universitarios, Juan Ignacio La-
rrea Holguín, y que se incorporó a la Obra Dei en diversos ambientes. San Josemaría
en 1949. A él le correspondió iniciar la la- estaba al corriente de todo y seguía ani-
bor apostólica en su propio país. mando a Juan Larrea con sus cartas (cfr.
Larrea, 2007, pp. 123-124). El 30 de sep-
tiembre de 1954, le escribió una cariñosa
1. Inicio de la labor estable carta en la que le anunció la próxima llega-
El 6 de octubre de 1952 llegó Juan La- da de don Joaquín Madoz: “Querido Juani-
rrea a Quito. En junio de ese mismo año, to que Jesús te me guarde. ¿Habrá llegado
unos días antes de culminar sus estudios Quinito antes de que llegue esta carta? No
universitarios en Roma, el fundador del sabes con qué alegría espero vuestras no-
Opus Dei le había dicho “y tú Juan, irás ticias. No te preocupes por las ordinarias
a Ecuador”: sería él quien iniciara la labor dificultades que nos promueven: contento

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