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Dentro de la historia del tabaco, hay que comentar que el hombre fumaba
tabaco, como hemos visto, desde mucho antes del descubrimiento de América.
Desde hace mucho tiempo, el tabaco era utilizado en rituales religiosos y se le
concedían poderes mágicos en el continente americano. La primera descripción
completa que se realiza de la planta del tabaco fue en 1535 por Gonzalo
Fernández de Oviedo, que era en ese momento el gobernador de Santo Domingo
(La Española), en su Historia General y Natural de la Indias, si bien el médico
sevillano Nicolás Monardes fue quien divulgó las propiedades curativas del tabaco
en su obra "La Historia Medicinal" de las cosas que se traen de nuestras Indias
Occidentales (1565-1574), editada en Sevilla en 1580. Encabezando la segunda
parte de esta obra, Nicolás Monardes hace una rigurosa descripción botánica de la
planta del tabaco y aporta el primer grabado conocido sobre la planta del tabaco
Francisco Hernández de Bóncalo, médico de la corte de Felipe II, fue enviado para
estudiar las distintas plantas de tabaco del Nuevo Mundo y especialmente las que
tenían carácter medicinal o con propiedades terapéuticas. Hernández de Bóncalo
permanece allí desde 1570 a 1577 y escribe un buen número de volúmenes
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(posiblemente 17) que se pierden al ser devorados por las llamas en el incendio
del Monasterio del Escorial en 1671. Solamente conocemos parte de su obra
gracias a dos obras providenciales: un compendio publicado en 1625 que Felipe II
encomienda a otro médico de la Corte, el napolitano Nardo Antonio Rechi: Rerum
Medicarum Novae Hispaniae y otra obra más extensa que se publica en 1615 por
Francisco Jiménez (discípulo de Boncalo), se trata de Cuatro libros de naturaleza
y virtudes de los árboles, plantas y animales de la Nueva España. En ambos se
describen las propiedades terapéuticas del tabaco en el tratamiento de diversas
enfermedades, por ejemplo el asma.
Hernández de Bóncalo sembró por primera vez tabaco en unas tierras
denominadas los cigarrales, porque solían ser invadidas por plagas de cigarras, y
situadas en los alrededores de Toledo. Por este motivo algunos historiadores han
asociado, que el nombre de cigarro pudiera proceder de esta denominación,
donde el tabaco vio por primera vez la luz en el Viejo Mundo.
El nombre que los aborígenes daban a la planta de tabaco es distinto dependiendo
de cada zona, así en la descripción del tabaco que hace Hernández de Bóncalo en
su segundo libro habla de que los aztecas la llamaban picietl o quauh iyetl, según
la variedad de tabaco, pito en Brasil, patoun o petún, o finalmente cohiba, que
realmente era la ceremonia de fumar y no la propia planta de tabaco.
Igualmente se piensa que la palabra tabaco dado a nuestra planta de tabaco
solanácea, pudiera proceder (equivocadamente) del tubo bifurcado en forma de
"Y" que los indígenas taínos usaban para aspirar el humo, que denominaban
Tobago, aunque también utilizaban otro instrumento o pipa de tabaco más sencillo
que consistía en un solo canuto de caña con el cuál aspiraban el humo aplicando
una de sus extremidades a la nariz.
Con el paso del tiempo se intercambiaron los nombres, pues el vocablo maya
CIKAR que significaba FUMAR se asignó al CIGARRO o CIGAR y el TOBAGO o
utensilio en forma de "Y" con el que lo aspiraban lo asignaron a la propia planta de
TABACO, lo cual se puede leer en las crónicas de Gonzalo Fernández de Oviedo.
Las cosas importantes en la historia del tabaco se produce cuando el Almirante
Cristóbal Colón emprende el viaje que le llevaría a descubrir América, realmente el
objetivo principal del primer viaje fue la quimera del oro de Capingo (antiguo
nombre dado por los europeos y chinos a Japón en la Edad Media). Era un
proyecto complejo, en él se mezclaban intereses comerciales, políticos y
religiosos. Se deseaba encontrar una nueva ruta hacia los mercados de Oriente y
establecer relaciones con las Indias, el Gran Khan de la China y la isla de Capingo
(Japón).
Animado por las leyendas, el sueño del almirante Colón era encontrar esas tierras
extraordinariamente ricas de las que Marco Polo hablaba en su "Libro de las
Maravillas", escrito en 1298. Colón, siguiendo a Toscanelli, creía que las primeras
tierras que se encontraban por el Atlántico, navegando hacia el Oeste, serían
precisamente las de Catay y el imperio del Gran Khan y la isla de Capingo
(Japón). Por eso solicitó a los Reyes Católicos una carta para aquel soberano
oriental.
El 12 de octubre de 1492 al amanecer, en un lugar cercano de la actual Cuba en
el litoral nordeste, el Almirante Cristóbal Colón tomó por primera vez contacto con
el Nuevo Mundo en una isla a la que los pobladores indios (los arawak) llamaban
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Guanahani, bautizando el lugar como la Isla de San Salvador. Guanahani es una
de las islas del archipiélago de las Bahamas (las Antillas más orientales).
Se sigue dudando cuál fue la primera isla a la que llegara Colón en su primer viaje.
La Nacional Geographic Society mantiene desde 1986 que Cayo Samaná es el
sitio más probable del primer desembarco de Colón, y por lo tanto de la ubicación
de la isla Guanahani. La isla estaba habitada mayoritariamente por los Taínos.
Cristóbal Colón fue muy bien recibido por los indios, que le hicieron ofrendas con
frutos y unas toscas hojas secas en señal de amistad entre los nativos y sus
hombres, que fueron despreciadas por los españoles al entender que no tenían
ninguna utilidad.
Dentro de la historia del tabaco los españoles tienen una gran repercusión porque
fueron los que dieron a conocer el tabaco en Europa. La versión más aceptada se
basa en el análisis de las crónicas del viaje del descubrimiento, éstas afirman que
fueron los propios compañeros de Cristóbal Colón, quienes observaron por
primera vez a la población nativa hacer uso de la aromática hoja de tabaco, y por
lo tanto serían los descubridores de las primeras plantas de tabaco en la parte
oriental de la isla de Cuba en las márgenes del río Caunao en presencia de dos de
sus hombres de confianza, Rodrigo de Jerez y Luís de Torres.
Menciona Cristóbal Colón en sus crónicas del viaje, que han llegado hasta
nosotros a través de transcripciones del padre Bartolomé de las Casas: "los
nativos nos trajeron frutas, lanzas de madera y ciertas hojas secas que emitían
una fragancia especial". Insatisfecho con lo encontrado, tomó rumbo directo hacia
Poniente sin detenerse en otras pequeñas islas que divisaba.
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y maíz "a manera de un mosquetón hecho de papel", quemarlas e inhalar el humo
que emanaban. A su vuelta, describieron esta escena en la que por primera vez
observaron el uso de unas peculiares hojas. Iban pues muchos indios con tizones
encendidos en la mano y ciertas yerbas secas que hacían un rollo o canuto, lo
encendían por un lado y se ponían en la boca el otro, chupaban el humo y lo
echaban después al aire". Luís de Torres y con Rodrigo de Jerez, protagonizaron
el primer contacto europeo con el tabaco.
El 5 de diciembre de 1492 Colón descubre la isla de Santo Domingo, y fue
precisamente en su costa atlántica norte, en la zona que llamó Puerto Plata por el
color de sus aguas, donde se hundió la embarcación Santa María, en la
Nochebuena de ese mismo año. A la nueva tierra se le asignó el nombre de La
Española. Con los restos de la carabela se construyó un asentamiento al que
llamaron Fuerte Navidad, donde Cristóbal Colón dejó al mando a Luís de Torres
con 38 hombres, de quienes se pierde el rastro tras la destrucción del fuerte por
los ataques indígenas. Colón pone rumbo de regreso a España a bordo de La
Pinta.
La planta de tabaco, junto con otros muchos productos descubiertos en el Nuevo
Continente, se difundieron por todo el mundo con una gran rapidez. El tabaco en
concreto siempre estuvo rodeado de una impronta mágico-religiosa y de distinción
social, consecuencia directa del uso propio que los mismos indígenas hacían de
ella en sus ceremonias y rituales.
Ciertos elementos como el fuego, el humo y el aroma, se añadían a su atractivo
natural, además de un cierto adormecimiento de los sentidos, que lo hacían
singular entre todos los productos y experiencias halladas en América. Pero, lo
más importante eran sus propiedades curativas o terapéuticas, que los caciques
indios se encargaban de enseñar y propagar dentro de sus funciones de
sacerdote, curandero y adivino. Ese carácter mágico y curativo del tabaco,
sumado al componente exótico que adornaba en general a todo lo que se
importaba del recién descubierto Nuevo Continente Americano penetraba con
fuerza en las supersticiosas e ignorantes sociedades europeas, colmadas de
leyendas, mitos, historias y cuentos.
Su hermosa apariencia y lo exótico, un uso realmente exitoso, un aroma agradable
e intenso, y sin olvidar su conocida fama de estimulante en situaciones de
esfuerzo, recogido ya por los primeros cronistas españoles, hacían del tabaco una
planta realmente interesante, tanto que un siglo después del viaje de Colón, el
cultivo del tabaco ya se había extendido además de por España, Italia, Inglaterra,
Bélgica y Suiza, y al terminar el siglo por las Filipinas, China, Japón, India y África
Occidental. Desde China es llevado por los mercaderes a Mongolia y Siberia.
A mediados del siglo XVI dicha planta era objeto de cultivo en diversos jardines
botánicos de España, Francia y Holanda. Aparece en los jardines reales de
Bélgica hacia el 1550.
El cardenal Próspero se encargó de introducir el tabaco en la península italiana en
1561. En Italia lo denominaron "Hierva de la Santa Cruz", en honor a los
cardenales Tornaboda Y Santa Croce, que se encargaron de generalizar su uso.
Un capitán de la Armada Real Inglesa, sir John Dawkins, fue quien llevó el tabaco
a Inglaterra en 1564. Además tuvo el dudoso honor de ser el primer mercader
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inglés de esclavos. A finales del siglo XVI el consumo se había extendido por toda
Europa. De mano de los portugueses el tabaco llegó a la India, China y Japón. Y
siguió extendiéndose.
Para hacer frente al monopolio español del tabaco, en 1612 John Rolfe comenzó a
cultivar tabaco en Jamestown (Virginia) para la corona inglesa. Su producción
igualó en pocos años la española.
Prueba del interés despertado por la planta de tabaco en pleno siglo XVI es la
gran cantidad de autores que la describen en libros monográficos o en capítulos
de otras obras. En 1554 Rembet Dodoens, en su libro "Sruvboeck", muestra por
primera vez un grabado reproduciendo la variedad Nicotina rústica. Pietro Andrea
Mattioli en su "New Kreuterbuch", Praga 1563, inserta su grabado de la planta del
tabaco y hace referencia también a la misma. Girolamo Benzomi, autor de "La
Historia del Mondo Nuovo" (Venecia, 1565), describe el tabaco y el modo como lo
usaban los indoamericanos para la cura de sus dolencias. Fierre Pena y Matthias
de Lobel, en su obra "Stirpium Adversaria Nova" (Londres, 1571), hablan
profusamente del tabaco, reproduciendo grabados de la cabeza de un indio
fumando un tabaco de forma cónica y el primer grabado conocido de la variedad
Nicotina Tabacum, que es la cultivada en Cuba.
Nicolás Monardes en su obra sobre el tabaco La Historia Medicinal de las cosas
que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), escribió a mediados
del siglo XVI una frase que demuestra que el interés por el tabaco en aquel
momento se debía en exclusiva a su empleo ornamental y medicinal del tabaco. Él
dedicó en esta obra un extenso relato al tabaco, en que narra la manera en que
cómo los indoamericanos cultivaban y empleaban la planta del tabaco, a la que
dicho autor no le atribuye virtudes extraordinarias, ofreciendo en su relato una
larga lista de las dolencias que el tabaco podía aliviar y aún curar por completo
(...). Su libro fue pronto traducido a los idiomas inglés, francés e italiano, y su
lectura, en extremo curioso y plena de interés, trajo sin duda la atención de los
hombres de ciencias sobre dicha planta de tabaco que sirvió de base para otras
obras referentes a la misma publicadas por aquellos días y posteriormente.
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Posterior a esta obra, el francés Jacques Gohory publicó un libro que está
considerado el primero dedicado exclusivamente al petum, nombre por el cual lo
conocían los aborígenes del Brasil, país de donde, como comentamos antes, la
había traído el monje André Thevet, y que fue como se denominaba en Francia en
aquel momento.
Todo esto es prueba del interés que en Europa se tenía por la nueva planta de
tabaco. Se indagaba sus orígenes, propiedades y sus múltiples usos.
Ya desde el inicio de su conocimiento, la planta del tabaco es objeto de
selección botánica por los españoles, que distinguían entre el tabaco de las
Antillas y otra especie hallada en el continente americano. En 1535 en las Antillas
se realiza la primera elección de la historia, trayendo de Yucatán la especie
Nicotiana tabacum (flor roja y corola gamopétala con cinco puntas), en lugar de
optar por la Nicotiana rústica (Común en Cuba, de tamaño menor, amarga, con
flores de bordes ondulados y de color amarillo verdoso).
Para hacer frente al monopolio español del tabaco, en 1612 John Rolfe comenzó a
cultivar tabaco en Jamestown (Virginia) para la corona inglesa. Su producción
igualó en pocos años la española.
Prueba del interés despertado por la planta de tabaco en pleno siglo XVI es la
gran cantidad de autores que la describen en libros monográficos o en capítulos
de otras obras. En 1554 Rembet Dodoens, en su libro "Sruvboeck", muestra por
primera vez un grabado reproduciendo la variedad Nicotiana rústica. Pietro Andrea
Mattioli en su "New Kreuterbuch", Praga 1563, inserta su grabado de la planta del
tabaco y hace referencia también a la misma. Girolamo Benzomi, autor de "La
Historia del Mondo Nuovo" (Venecia, 1565), describe el tabaco y el modo como lo
usaban los indoamericanos para la cura de sus dolencias. Fierre Pena y Matthias
de Lobel, en su obra "Stirpium Adversaria Nova" (Londres, 1571), hablan
profusamente del tabaco, reproduciendo grabados de la cabeza de un indio
fumando un tabaco de forma cónica y el primer grabado conocido de la
variedad Nicotiana Tabacum, que es la cultivada en Cuba.
Nicolás Monardes en su obra sobre el tabaco La Historia Medicinal de las cosas
que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574), escribió a mediados
del siglo XVI una frase que demuestra que el interés por el tabaco en aquel
momento se debía en exclusiva a su empleo ornamental y medicinal del tabaco. Él
dedicó en esta obra un extenso relato al tabaco, en que narra la manera en que
cómo los indoamericanos cultivaban y empleaban la planta del tabaco, a la que
dicho autor no le atribuye virtudes extraordinarias, ofreciendo en su relato una
larga lista de las dolencias que el tabaco podía aliviar y aún curar por completo
(...). Su libro fue pronto traducido a los idiomas inglés, francés e italiano, y su
lectura, en extremo curioso y plena de interés, trajo sin duda la atención de los
hombres de ciencias sobre dicha planta de tabaco que sirvió de base para otras
obras referentes a la misma publicadas por aquellos días y posteriormente.
Posterior a esta obra, el francés Jacques Gohory publicó un libro que está
considerado el primero dedicado exclusivamente al petum, nombre por el cual lo
conocían los aborígenes del Brasil, país de donde, como comentamos antes, la
había traído el monje André Thevet, y que fue como se denominaba en Francia en
aquel momento.
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Todo esto es prueba del interés que en Europa se tenía por la nueva planta de
tabaco. Se indagaba sus orígenes, propiedades y sus múltiples usos.
Ya desde el inicio de su conocimiento, la planta del tabaco es objeto de selección
botánica por los españoles, que distinguían entre el tabaco de las Antillas y otra
especie hallada en el continente americano. En 1535 en las Antillas se realiza la
primera elección de la historia, trayendo de Yucatán la especie Nicotiana tabacum
(flor roja y corola gamopétala con cinco puntas), en lugar de optar por la Nicotiana
rústica (Común en Cuba, de tamaño menor, amarga, con flores de bordes
ondulados y de color amarillo verdoso).
El Papa Urbano VIII prohibió el consumo de tabaco en todas las iglesias de la
diócesis de Sevilla bajo amenaza de excomunión, en una Bula de 1642, ya que los
eclesiásticos solían aspirar el rapé mientras celebraban la misa, y les culpa de
usar "una sustancia tan degradante para el alma como para el cuerpo". Si bien, en
1732 el Papa Benedicto XIII, que era fumador, dejó sin efecto los edictos que
prohibían su uso. Esta normativa sólo era válida para zonas cristianas, por lo que
a principios del siglo XVII, mientras Europa central comenzaba a explorar los
efectos terapéuticos que se atribuían al tabaco, otros países como Rusia, Turquía
y China aún castigaban a los fumadores con amputación o pena de muerte.
Los monarcas europeos contrarios al tabaco emitieron normas o leyes que
limitaban su consumo, venta o importación. España, dado su carácter de principal
productor en sus colonias de Cuba, México o Filipinas, intentaron sacar el mayor
beneficio de la planta de tabaco. Con la imposición en 1606 de la Corona de
España, de que el tabaco sólo podía exportarse a través de determinados puertos,
provoca la aparición del contrabando con ingleses, franceses y holandeses que
ofrecían mejores condiciones. Como reacción, Felipe III emite una cédula de 26 de
Agosto cuyo decreto ordena la prohibición de la siembra por 10 años (hasta 1616)
en varios lugares, entre ellos Cuba, Venezuela, Puerto Rico, Santo Domingo). El
decreto intenta conseguir que los nativos trabajasen en las minas de oro y otros
cultivos más rentables para la corona Española.
Los ingleses ven un gran negocio en el tabaco y por ello pretenden romper el
monopolio de España. John Rolfe, colono inglés en Norteamérica, famoso por su
matrimonio con Pocahontas (hija del jefe de la tribu india powhatan), lleva semillas
de tabaco de las Hantillas a Virginia. En 1631 se realiza la primera plantación de
tabaco en Meriland.
La reacción del monarca español, Felipe III es la derogar el decreto de 26 de
Agosto de 1606 y autoriza que pueda sembrarse libremente el tabaco, pero con la
disposición de que todo el tabaco producido en el Nuevo Mundo sea transportado
hasta Sevilla donde se centralizará su comercialización por parte de la Hacienda
española, concentrando toda la manufactura y elaboración en las fábricas de
España, siendo la primera fábrica de tabaco europea la fábrica de tabacos de
Sevilla (1620). También impone la pena de muerte para contrabandistas e impone
los primeros impuestos a la introducción del tabaco.
Se construyen molinos en la Habana, molinos para producir rapé (tabaco en polvo)
viendo el consumo generalizado que se hace en Europa de él, y es que durante
todo el siglo XVIII, el tabaco no se fumaba sino que se inhalaba por la nariz
pulverizado, particularmente entre las clases altas. Fue la época dorada del rapé.
Carlos II de Inglaterra lo puso de moda entre la aristocracia.
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El rey Felipe IV decide por medio de concesiones periódicas a particulares crear la
figura del Estanco del Tabaco. Con la Real Cédula de 28 de Diciembre de 1636,
estableció las normas para la puesta en práctica del Estanco de tabaco. Se
establecía el Estanco del Tabaco únicamente para los territorios del reino de
Castilla, pudiendo realizarse ventas al por mayor, o por menor, pero sólo en
Castilla. Las rentas del citado Monopolio se destinarían a obras públicas y
objetivos sociales y culturales. La fábrica de Sevilla quedaba como centro
productor en exclusiva de las diferentes labores: manufactura de cigarros y polvo
para aspirar. Esta forma de administración de concesiones de arrendamiento
privado sucesivas llegaría hasta 1701 con un breve periodo de monopolio directo
de la Hacienda Real entre 1684 y 1687, en el que la fábrica de tabacos de Sevilla
pasa a depender directamente de Hacienda. Es el comienzo de la instauración del
Monopolio del Tabaco.
Una vez extendido el cultivo de tabaco, en el 1838 se produce una crisis de
precios debido a la gran producción en las diferentes colonias de América. Sólo
queda excluida Cuba, cuya producción, por ser de calidad muy superior al de
Virginia y el resto, siguió creciendo sin verse afectados sus precios.
Ya con los Borbones reinando en España, Felipe V ordenaba el cese de los
arriendos privados, devolviendo a la Administración del Estanco a la Real
Hacienda. Desde 1701 hasta 1730 se fueron dictando órdenes con la intención de
mejorar y reforzar el negocio tabacalero, con penas al contrabando, disposiciones
anti-fraude y otra serie de medidas que garantizaran las compras en La Habana.
La Fábrica de Sevilla queda como pieza fundamental de la Renta. Estas medidas
proporcionaron grandes beneficios a la Corona, hasta el punto que en 1714 su
aportación superaba la tercera parte del total de ingresos por concepto de rentas.
El 11 de abril de 1717 se promulga otra Real Cédula, en la cual se dispone que
todo el tabaco producido en Cuba fuera comprado por cuenta de la Real Hacienda
para el abastecimiento de la fábrica de Sevilla. Desde ese momento, la Monarquía
Española ejerció un control total sobre todos los negocios asociados al tabaco,
obligando a los cosecheros a vender toda su producción al estado, creándose a tal
efecto la Real Factoría de Tabacos de la Habana.
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máquina para fabricar de forma automatizada los cigarrillos de tabaco. Lo
consigue tras 5 años, pero no hay datos de la razón por la cual, Allen y Ginter no
utilizaron la máquina. Este invento transformaría radicalmente la fabricación de
cigarrillos y su comercialización a gran escala más adelante.
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En poco tiempo la mitad de la producción de tabacos torcidos de Estados Unidos
se realizaba 100% de forma mecanizada (torcido, despalillado, escogido, etc.)
creando la asfixia económica de las empresas de torcido artesanal.
James Buchanan Duke, además de ser el creador del cigarrillo moderno,
también fue el precursor de la comercialización, distribución, propaganda y
publicidad que hicieron posible su rápida expansión por todo el mundo.
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chocolate. El número de fumadores al final de la guerra en España aumentó de
una manera significativa.
Algunos combatientes revolucionarios como el "Che" Guevara dice en su "Manual
de Guerra de Guerrillas", un complemento habitual y sumamente importante en la
vida del guerrillero es la fuma, ya sean tabacos, cigarros o picadura para la pipa,
pues el humo de tabaco que puede echar en momentos de descanso es un gran
compañero del soldado solitario".
Tipos de Tabaco
Existe una gran disparidad a la hora de definir los tipos de tabaco existentes. Por
poner un ejemplo, diremos que una misma semilla de Virginia, sembrada en
Carolina del Norte, no dará como resultado, una planta con las mismas
características que otra sembrada en Bogotá, ya que el tipo de suelo, clima, etc.
son distintos.
Llamados oficialmente por los especialistas tabacos “flue cured”, son colgados en
grandes secaderos en los que por medio de aire caliente se obtiene el punto
deseado. En general, estos tabacos presentan un buen aspecto y su color es
principalmente amarillo. No tienen un aroma muy acusado y son de lenta
combustión
Son los curados al aire, son expuestos para secarse durante unas semanas al aire
exterior en secaderos abiertos. Son de color marrón y se consumen relativamente
rápido. Se caracterizan por un aroma típico de chocolate. Muchas veces, el
productor acentúa esta característica “tostando” el Burley, un proceso durante el
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cual se somete al tabaco a cierta temperatura elevada. Los tabacos Burley suelen
ser muy sabrosos.
GUÍA DE MEZCLAS
En el siguiente grafico detallamos las principales características de los diferentes
tipos de tabaco.
CUALIDADES KENTUCKY BURLEY VIRGINIA ORIENTALES
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tallo. Las hojas de tabaco superiores forman un ángulo más pronunciado que las
inferiores.
Las hojas más cercanas al suelo son las primeras en madurar y tendrán menos
nicotina, ésta, a medida que la planta de tabaco crece, se va hacia las hojas
superiores. Las hojas de tabaco que se cortan de la parte media baja de la planta
tienen más compuestos que dan aroma y sabor. En la parte media alta de la
planta se encuentran las hojas que tienen contenido de nicotina y aroma más
altos.
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Las hojas de más arriba en la planta queman a más temperatura. Se han realizado
mediciones, utilizando un instrumento muy preciso llamado calorímetro. Sobre las
temperaturas que se observaron en la combustión de las diferentes variedades, la
hoja de tabaco Burley es el que produce menor temperatura, seguido muy de
cerca por el tabaco Oriental y alejado de ambos el tabaco Virginia flue-cured, que
tiene la combustión más caliente. Mezclas de tabaco Virginia flue-cured con
tabaco burley pueden tener temperaturas de combustión similares a las de las
variedades Burley y oriental.
Las hojas de tabaco delgadas arden mejor que las hojas gruesas; y con referencia
a los cortes, hacer hebras más finas aumenta tanto la temperatura como la
velocidad de la combustión, con hebras más anchas disminuyen.
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