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1 .

rOAN TORRES-POU
SAl TlAGO JUAN- AVARRO
(EOS. )

LA CIUDAD
EN LA LITERATURA Y EL CINE
ASPECTOS DE LA REPRESENT.A.CIÓN DE LA CIUDAD EN LA PRODUCCiÓN LITERARIA
Y CINEMATOGRÁFICA EN ESPAÑOL

FLORIDA INTERNATIONAL UNIVERSITY


DEPT. OF MOD ERN LANGUAGES SERIES
ESTUD IOS CULTURALES DE LITERATURA Y CINE EN ESPAÑOL

PPU
ÍNDICE

Primera Edición, 2009


Introducción ... . ... . .. . ... . . .. . .. .. .. .. .... .... ... . .. .... ...... .. .. . . . . .9
Quedan I;gurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares d el Copyrigh t, bajo
las sanciones establecidas el! las leyes, la reproducción parc iai o [Otal de esta obra po r cualqUIer SAl'\lJUAN: CUENTOS Y N OVELAS PARA FOMENTAR EL TURISMO 17
medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, y la distri bución Edgardo Rodríguez Juli á
de ejemplares de ella, mediante alqui ler o préstamos públicos.

LA CIUDAD ES PARA MÍ: LA REPRESENTACIÓN


Título: LA CIU DAD EN LA LITERATURA YEL CINE DE LA HABANA YSAl'\lTIAGO DE CUBA EN LOS HOME-MOVIES
NORT~~ERICANOSDELOSAl~OSVErnTE. . . .31
Emmanuel Vincen o t
© JOAl'\J TORRES-POU
SANTIAGO JUAN-NAVARRO
AL RESCATE DEL CENTRO DE SAl'\lTIAGO: EL DETECTIVE HEREDIA
(EDS. )
YSU RECUPERACIÓN DE LOS ESPACIOS MARCINALES
DEL GRAN SANTIAGO EN Át'\lGELES y SOLITARIOS .. . . ....... .. . ... .. . .49
Edita: PPU . Promociones y Publicaciones Universital;as, S. A.
Claudia Femenias
Diputación, 21 3, 08011 Barcelon a
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CINE ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO .. . . . .. 49

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LA HISTORIA MULTICULTURAL DE UNA CIU DAD "NOVÍSIMA
ODAA BARCELONA" DEJOSÉ AGUSTÍN GO't'fISOLO ... . .57
Maquetación: B-Creative
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Imprime: MM
NÁPOLES y LA ESPAJ~A IMAGINADA . . . .. .. .. . . . . . . . . . .65
Yolanda Gamboa-Tusguets

5
,
I

!
EL MULATO Y LA HAS NA DEL SIGLO XlX EN CECILIA VALDÉS .73
María Espinoza

DE lA PROMOCIÓN TURISTlCA A LA CONCIENCIA DE MARCA:


LA MARCA-CIUDAD EN EL CI E ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO .. . .81
Alfredo Martínez Expósito

ESPACIO DE FLUJOS, ESPACIO DE LUGARES: CULTURA URBANA


ESPAÑOLA EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN . . .. 97 INTRODUCCIÓN
Molly Palmer

DESDE SARMIENTO A COETZEE: LA GRANDEZA Y CAÍDA DE LA


CIUDAD LETRADA . . . 105 COMO SEÑALA el antropólogo argentino Néstor García Canclini, no sólo experimen-
Heike Scharm tamos la ciudad sino que, en nuestro devenir urbano , construimos super-posi-
ciones imaginarias sobre lo que vemos, de manera que la ciudad la imaginamos
JOSÉ MARTÍ YLA CIUDAD DE MÉXICO: HETEROTOPÍA INAUGURAL tanto como la vivimos, por lo que es posible afirmar que , puesto que los imagi-
DE UNA VISIÓN FUNDACIONAL DE LO HISPANOAl\1ERICANO narios han nutrido tod a la historia de lo urbano, las ciudades han tenido siem-
REGIO AL MODERNO .. ..... ... . . 1l5 pre una doble fundación , la geográfica y la que realizamos al recrearlas en nuestras
José Antonio González mentes (Imaginarios 89). Así, desde los antiguos textos é picos del Próximo Orien-
te , Grecia y Roma hasta las más recientes producciones de la cultura de la globa-
LA CIUDAD OPRESORA: MUJER Y ESPACIO URBANO EN IFIGENIA lización, resulta evidente que la ciudad desempeña un papel predominante e n
DE TERESA DE LA PARRA . .. 123 el imaginario colectivo. De hecho, casi podría afirmarse qu e la li teratura es en sí
Elena González-Muntaner u na consecuencia más de la ruptura con el orden natural que supone la aparición
de la ciudad .
BORGES EN BUENOS AIRES CON BENJAMIN YDERRIDA . . 133
Rafael Lamas En su estudio The lmage ofthe Cily in Modern Literature, el crítico estado-uni-
dense Burton Pike señala que la ciudad, al ser la creación de la humanidad qu e
LA CIUDAD METAFÓRI.CA, SIMBÓLICA, y PERSONIFICADA EN marca nuestra separación del orden natural y, por lo tanto , la imposición de la
EL SEÑOR PRESIDENTE DE MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS . 1 41 voluntad hum ana sobre el orden divino , constituye el acto más signifi cativo del
Laura A. Chesak hombre por lo que la ciudad en la literatura es el vehículo a través del cual se
expresan las tensiones conscientes e inconscien tes que en cierra el acto creativo (3-
ENMARCANDO EL MOMENTO : VISIONES DE DESESPERACIÓN 4) . De ahí que la fundación de la primera ciudad se prese nte en el Génesis como
YLAGRAN CIUDAD . 149 un acto de rebeldía an te Dios: Tras e l asesin ato de Abel, Dios condena a Caín a
Marlyn H enríquez vagar ete rnamente por la tierra de Nod, pero éste levanta la primera ciudad, Enoc,
que se convierte para él en un entorno protector, aunque también en el símbo-
lo de su destierro, de su aiejamiento de Dios. En lo sucesivo , las ciudades de La
Biblia recrean los contradictorios sentimientos del primer fundador. Sentido de l
pecado y temor ante el castigo, deseos de emular a Dios y miedo al fracaso, am-

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biciones de superación y presentimientos de destrucción , pero sobre todo, un de la cultura occidental. La fundación de las ciudades hispanoamericanas es un fe-
intrin cado sentimiento de culpabilidad y orgull o; culpabilidad por haber des- nómeno complejo, pues en muchos casos la ciudad es anterior a! mundo rural del
acatado la volun tad divina y orgullo por haber impuesto a! orden natural su pro- que se rodeará posteriormente y que se percibirá como su opositor. En o tros ca-
pia creación. sos, la ciudad hispana se superpone a una urbe y una cultura nativa preexisten-
tes, a las que desplaza, p ero a las que tambié n, en mayor o m en o r medida,
Las ciudades de la literatura greco-latina actúan también como el medio a asimila. Por otro lado , los establecimientos urbanos fundados por los españoles
través del cual el hombre expresa las tensiones ante el acto creativo. Los poemas se idean a partir de un trazado racional que encierra e l centro d el poder colo-
épicos, La lliada y La Eneida, nos hablan de arrogancia, culpabilidad, éxito y fra- nial y aspira ,a afianzar el orden en lo que los colonizadores consideran el caos,
caso, mientras que La Odisea servirá de base para una de las más notables ficcion es como diría Angel Rama, son las ciudades de los letrados. Sin embargo, sus pri-
urbanas del siglo XX, Ulysse5 (1922) de J ames Joyce. Yes que la literatura moder- meros pobladores provien en de zonas rurales de España y, a pesar de su paso
na , acude igualmente a la ciudad para hablar de aquellos sentimientos que los por las ciudades costeras españolas en las que se embarcaron, muchos de estos his-
seres humanos experimentamos desde el momento en que nos desvinculamos del panos d e América experimentan p or prim e ra vez en el Nuevo Mundo la vida
orden natural, creamos la primera ciudad y cambiamos la vida nómad a por el ciudadana en toda su complejidad, recayendo en ellos tambi én la supervisión
sedentarismo urbano. del mundo rural (Holmes 16) . La ciudad de los letrados diIigida por una élite pre-
parada para establecer el orden y afianzar el poder se apoya pues en una población
En la literatura en lengua castellana encontramos también estos elemen- iletrada y, en gran parte, ajena a los usos y los códigos urbanos.
tos ya en las primeras manifestaciones literarias que se desarrollan en la ciudad . La
Trag;icomedia de Calisto y Melibea (1499) , que ha pasado a la historia como La Ce- Con todo, aunque España proyectó su imperio colo nial como una exten-
lestina, es la primera obra española en la que el protagonismo de la ciudad es sa red d e ciudades, por lo que cabría esperar que su literatura fuera básicamen-
d etermin ante d e la acción . La ciu dad de La Celestina se nos muestra como un te urbana, lo cierto es que , d esd e su s ini cios hasta nuestros días , la literatura
entorno laberíntico que con diciona las vidas de sus habitantes condenán dolos hispan oamericana ha sido a la vez urbana y rural, de tal modo que la oposición
al aislamiento, la incomunicación, la soledad o la muerte. La novela picaresca per- civilización y barbarie, con que los escritores de la Argentina independiente carac-
severará en ese tema. Los protagonistas de estas novelas llegan a la ciudad en el cur- terizaron la lucha para dominar el entorno americano, se ha convertido -con múl-
so de un proceso formativo y en ella terminan de perder su inocencia viéndose tiples variantes- en un tema recurrente a lo largo de toda la producción literaria
obligados a adoptar un comportamiento social que con tradice los dictados éti- hispanoamericana. Así pues, encontramos que la voluntad civilizadora de la ciu-
cos y religiosos en los que se sustenta la sociedad, pues sólo con este comportamien- dad letrada aparece cuestionada ya en los primeros textos d e la literatura hispano-
to es posible sobrevivir en ese ámbito confuso y engañoso que constituye la ciudad. americana, al igual que se resaltan los valores morales y éticos de la supuesta
Con el renacimien to de la novela española en el siglo XIX, y especialmente en barbarie . Los pensadores d el siglo XIX insistieron en los defectos del p royecto
la pluma de Benito Pérez Galdós, quien convierte a Madrid en el personaje cen- civilizador de carácter europeísta yen el resquebrajamiento de las bases del orden
tral de sus novelas, reencontraremos esa misma percepción de la ciudad a través en las que se suste ntaba la ciudad. Con la ll egada del siglo XX, la ciudad hispa-
de la experiencia de unos personajes que se enfrentan con un entorno alienan- noamerican a se enfrentó con la modernidad y las exigenc ias de una transfor-
te e incomprensible cu yos mecan ismos n o d om in an. La visión de la ciudad mación , a la vez socia! y estructural, puso aún más en evidencia los problemáticos
como un medio enaj enante y confuso, pero en el que se pulsa el día a día de valores de los que se la había h ech o depositaria.
nu estro devenir como sociedad, se convierte a partir de este momento en uno
de los temas primordiales de la literatura española. Ahora bien, como señala acertadamente Ángel Rama, la ci udad hispano-
americana fue en todo momento "u n parto de la inteligencia, pues quedó inscrip-
En Hispanoamérica, las ciudades aparecen como una extensión d el mundo ta en un ciclo de la cultura universal en que la ciudad pasó a ser el sueño de un
europeo y por lo tanto es en ellas donde se afianza y se asegura el predominio orden y encontró en las tierras d el Nuevo Contin ente, el único sitió propició

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para encarnar" (1) , por lo que es comprensible que en Hispanoamérica, la ciudad
rastrea el protagonismo d e la ciudad en la narrativa pu e rtorriqueña desde sus
h aya sido objeto d e frecuentes estudios. La importan cia en el campo de las ide-
primeras obras hasta nuestros días . Rodríguez juliá inici a su recorrido con los
as d e las obras de autores como Juan J osé Sebrelí,josé Luis Romero, el anterior-
textos de Alejandro Tapia y Rivera y va introduciéndonos a los diferentes modos
mente citado Ángel Ram a, Néstor Carcía Canclini, Ceorge Yudice y Mark
de presentar la ciudad de los autores más significativos de la literatura puertorri-
Szuchman son buena prueba del interés suscitado por la ciudad. Precisam e nte,
queúa . Tenemos así visiones aparentemente objetivas y englobadoras, visiones a
este último, en su artículo "The City as Vision -the Development ofUrban Cul-
nivel de calle, visiones evocadoras del pasado o premonitoras de un futuro inmi-
ture in Latin America, " afirma que en ninguna otra cultura se ha prestado más
nente. Nos encontramos con la ciudad modernizada, deshumanizada, comer-
atención a la dimensión urban a que en América Latina ya que esa preocupa-
cializada, la ciudad como fase de tránsito en la emigración, con los extrarradios
ción es evidente en casi todo tipo de género y discurso, desde el académico has-
elegantes o los barrios miserables. El resultado es un detallado resumen de la li-
ta el más popular (1).
teratura urbana puertorriqueúa que ofrece una perspectiva única sobre la produc-
ción literaria latinoamericana.
A su vez, la reciente transformación de los centros urbanos en Espaúa, debi-
da especialmente a la globalización, la inmigración y al desaforado desarrollo
El profesor de la Universidad Franr;:ois Rabelais de Tours, Emmanuel Vince-
urbanístico ha centrado la atención de la sociedad en los cambios que experimen-
not, recupera la visión de la ciudad a través del cine amateur en "La ciudad es para
ta la ciudad, la cual ha adquirido en la literatura y el cine espaúol un papel de
mí: la representación de La Habana y Santiago de Cuba en los home-movies nor-
renovada actl1alidad, atrayendo el interés de aquellos estudiosos familiarizados con
teamericanos de los aúos 20." Vincenot se pregunta cuáles son las representa-
las técnicas analíticas de los estudios culturales. Para estos investigadores, los es-
ciones de la ciudad que se desprenden de una serie de filmes realizados por turistas
tudios sobre la producción del espacio de sociólogos como Henri Lefebvre, David
americanos que visitaron Cuba en la década de los 20 y advierte como estas pelícu-
Harvey, Edward Soja y, más recientemente , los del espaúol Manuel Castells cons-
las, aparentemente ingenuas y sin propósitos aleccionadores, son testimonio de la
tituyen la piedra de toque con la que aproximarse al análisis de la ciudad en la
psique colectiva estadounidense de una época que percibía a Cuba como un en-
ficción, lo que ha generado aproximaciones interdisciplinarias desde distin tas pers-
torno colonizado y colonizable. El estudio de Vincenot demuestra cómo, tras la su-
pectivas críticas de los textos literarios. Así pues, el estudio de la función de la
perficialidad de estas películas filmadas para el recuerdo personal , pued~
ciudad en el cine y la literatura se ha beneficiado de toda una serie de aproxi-
observarse un imaginario estructurado por el pensamiento colonial en el que la
maciones críticas poco habituales en el estudio del texto literario.
periferia sólo existe por y para el centro, de manera que esas imágenes de La
Habana y Santiago de Cuba reafirman la tesis de Dennison Nash de que el turis-
Los trabajos que re úne este libro tie nen su origen en la Sixth Biennial Con-
mo no es sino una nueva forma de imperialismo.
ference on Spanish and SpanishAmerican Cultural Studies: "Writing andFilming the Ci!:y, "
organizada por la Sección de Espaúol d el Departamento de Lenguas Modernas
En "Al rescate del centro de Santiago: el detective Heredia y su recuperación
de la Universidad Internacional de la Florida y celebrada en m arzo de 2008. Se
d e los espacios marginales del gran Santiago," Claudia Femenias estudia la re-
trata de un conjunto heterogéneo de estudios que giran en torno a distintos aspec-
presentación de Santiago en las novelas policíacas d el escritor Ramón Díaz-Ete-
tos y funciones de la ciudad en la literatura y el cine. En un primer bloque he-
rovic y muestra cómo en ellas se pretende entablar un diálogo con el discurso oficial
mos dispuesto aque llos textos que mues tran el protagonismo de la ciudad e n
cuyo propósito es revelar las carencias y los males que se observan en la aparen-
diferentes momentos de la producción literaria y seguidamente presen tamos aque-
temente exitosa transición política chilena. Femenias señala que tras la creación
llos estudios que prestan un a mayor atención a nuevas técnicas o teorías de aná-
del detective Heredia podemos observar la inten ción de Díaz-Eterovic d e co n-
lisis li te rario.
trarrestar el proyecto del gobierno chileno de mostrar el país com o exitoso po lí-
tica y econ ómicamente al hacer que las aventuras del protagonista de su novela
El primer capítulo, "San juan: Cuen tos y novelas para fomen tar el turismo ,"
se desarrollen en en tornos urbanos que el discurso en el poder pretende silenciar.
corre a cargo del conocido escritor puertorriqueñ o Edgardo Rodríguez juliá, quien
El detective H eredia actúa así como un jláneurque reflexiona sobre el país y se con-

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vierte en una especia de cronista de la historia contemporánea de Santiago de Chi- El segundo apartado se abre co n el estudio d el profesor de la Universidad
le silenciada por el discurso en e! poder. de Queensland, Alfredo Martín ez Expósito, quien, en "De la promoción turÍsti-
ca a la conciencia de marca: La marca ciudad en el cine español contemporáneo,"
En la m isma línea de! trabajo de Femenias,J ason Klodt subraya en su estudio señala la insufi ciencia d e la crítica li te raria tradicional para ex pli car la cultura
"La corrupción, la estafa y la ciudad costera en el cin e espaii.ol contemporáneo" d e la globalización, la economía d el conocimi ento, el internet, la realidad vir-
cómo en la producción cinem atográfica española de los últimos años se observa tual, el genoma humano, entre otros aspectos de nuestra e ra, y propone una
una variante de cine policíaco que denuncia la fl exibilidad moral ante el dinero ampliación de nuestros horizontes teóricos. A tal efecto, Martínez Expósito acud e
fáci l. Klodt analiza La caja 507 e Incautos y sus conclusion es lo llevan a afirmar a teonas de marketing y de promoción cultural para demostrar cómo, al igual que
que estas historias de corrupción denuncian un complejo sentir nacional en el que una marca come rcia l can aliza y estimula los efec tos d el consumid or hacia un
el fraude y el engaño son excusables si con ellos se consigue la riqueza. producto concreto, e l cine ayuda a crear una marca-ciudad que aspira a agluti-
nar las características esenciales de la ide ntidad de la ciudad con el fin de con-
"La historia multicultural de una ciudad 'Novísima oda a Barcelona' de J osé vertirla en un produ cto d eseable y diferente capaz de sostenerse en el tiempo y
Agustín Goytisolo" deJaime María Ferrán observa como este poema de Goyti- de evolucionar con él.
solo, con el que el autor pretendía promocio nar la ciudad de Barcelona en su can-
didatura a los Juegos Olímpicos, desarrolla dos temas fundamentales: la historia A con tinuación , Molly L. Palm er en su artículo "Espacio d e flujos , espa-
y el multiculturalismo. De acuerdo con Ferrán , el texto de Goytisolo nos invita a cio de lugares: Cultura urbana española en la Era de la Información, " acude a
revisar la historia oficial , al mismo tiempo que presenta una imagen cosmopoli- las teorías de Manuel Caste lls sobre los estudios urbanísticos de la que él deno-
ta y multicultural de la capital catalana. mina La Era de la Información para mostrarnos cómo a través de la obra de An-
drés Neu mann , La vida en las ventanas, al igual que a través d e diferente s
La ciudad como una creación literaria es también el tema que Yolanda Gam- movimientos culturales urbanos, podemos observar como la tecnología crea nue-
boa Tusquets trata en su estudio "Nápoles y la 'España imaginada' en el Siglo de vos canales a través de los cuales construir nuevas comunidades y formular pro-
Oro. " Gamboa-Tusquets analiza cómo las diferentes ciudades que aparecen en testas sociales.
la lite ratura de ese periodo d e formación nacional que es el Siglo de Oro res-
ponden a diversos aspectos de la visió n qu e los ideólogos querían dar d e Espa- En "Desde Sarmiento a Coetzee: grandeza y caída de la ciudad letrada," Hei-
lÍ.a. Gamboa se cen tra en el estudio d e la imagen de la ciudad de Nápoles que se ke Scharm lleva a cabo un estudio co mparativo d e la dicoto mía Civili zación y
d esprende de las obras de Miguel de Cervantes, Lope de Vega y María de Zayas, Barbarie, a través del cual analiza el porqué de esta dicotomía y cómo la misma
imágenes que constituye n una re presentación del "otro," sin embargo no se tra- es formulada, sostenida o disuelta por el discurso oficial. Scharm traza la pre-
ta de la representación d el otro susceptible de ser asimilado, sino del otro pode- sencia y la auto-representación de la ciudad letrada y su relación con la forma-
roso, el que representa la gloria del imperio y de ahí que ese Nápoles imagin ado ció n y la destrucció n d el concep to Civilización y Barbarie a través ele las obras
por los escritores españo les d el Siglo de Oro contribu ya a lo que, en términ os fun dacionales ele Sarmiento, Echeverría y de los escritores contemporáneos Mi-
d e Benedict Anderson, podríamos denominar la "España Imaginada." chele Tournier yJ oh n Maxwell Coetzee, pues, según Scharm, tal como la define
Ángel Rama, la ciudad letrada puede equipararse a lo que Coetzee denomina whi-
Finalmente, en "El mulato y La H abana de l siglo XIX en Cecilia Valdés," te writing, la escritura d e un círcu lo privilegiado de escritores en el poder.
María Espin oza comen ta que la problemática racial de La Habana decimonóni-
ca que encontramos expu esta en la novela fundacional d e Cirilo Villaverde, Ce- J osé Antonio Gonzá lez, en 'José Martí y Ciud ad de México: heterotopía
cilia Valdés, evidencia que la narrativa esclavista es en realidad un artefacto cul tural in augural de un a visió n fundacio nal de lo hispanoamericano moderno," estu-
que explica la iden tidad hibrida del sl!Íeto urbano estableciendo algunas de las co- dia el nivel mítico de la capital mexicana en la obra de J osé Martí. La ciudad la ti-
ord enadas a partir de las cuales es preciso imagi nar la nacionalidad cubana. noamericana es también e l tema de estudio de Rafael Lamas quien , en "Borges e n

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Buenos Aires con Benjamin y Derrida," iden tifica los detalles circunstanciales que OBRAS CITADAS
componen el paisaj e urbano en la obra del escritor argentino y, acudiendo a te-
orías deconstruccionistas, seJ'íala cómo esos detalles ofrecen la posibilidad de con- H olmes, Amanda. GilyFictions. Language, Body, and Spanish American Urban Space.
cebir una grieta en la construcción urbana moderna la cual revela la imposibilidad Le",~sburg: Bucknell UP, 1984.
de fijar paradigmas dominantes en las grandes ciudades del siglo XX. Carcía Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos. Buenos Aires: Eudeba, 1997.
Pike, Burton . The Image 01 the Gily in Modern Literature. Princenton: Prince ton UP,
Elena Conzález Muntaner analiza en "La ciudad como proyección social en 1981.
Ifigeniaele Teresa de la Parra, " cómo en la literatura femen ina de principios elel Rama, Ángel. La ciudad letrada. Hanover: Ediciones del Norte, 1984.
siglo XX, el tratamiento de la ciudad difiere del de la Li teratura masculina, pues Szuchman , MarkD. "The CityasVision - the Developmen t ofUrban Culture in La-
sirve para denunciar una sociedad que determina el papel que la mujer debe de tín Arnerica. " En 1 Saw a Gity Invincible: Urban Portraits 01 Historical Latin
ocupar en ella y por lo tanto no supone una huida de las cuatro paredes del ho- America, eds. Cilbert CJ oseph y Mark D.Szuchman. Wilmington: Scholarly
gar sino que sigue constituyendo un entorno opresor en el que a la mujer le era Resources, 1995.
imposible crearse un espacio propio. También en esta misma línea de aproxi-
mac ión, pero subrayando el carácte r gen eralizado de la opresión , los dos últi-
mos trabajos se p lantean la represen tación del entorno urbano como el de un
entorno peligroso en el que sus habitantes son víctimas de un sistema asfixian te
que aspira a anular todo tipo de oposición. Así, en "La ciudad metafórica, sim-
bólica y personificada en El señor presidente de Migu el Ánge l Asturias, " Laura
Ch esak acude a las teorías de Néstor Carcía Canc1ini para examinar los símbo-
los y metáforas con los que Asturias identifica el espacio urban o en un espacio
de vulnerabilidad, peligro y miedo. A su vez, Marlyn Henríquez nos habla, en "En-
marcando el momen to: Visiones de desesperación y la gran ciudad," de la visión
apocalíptica de la ciudad presentada por diversos autores hispanoamericanos y ob-
serva el común interés que ha movido a escritores de periodos distintos para, a tra-
vés de técnicas ecfrásicas y de mise en abime, denunciar el caos que encierra el
concepto de orden en el que desde sus orígenes, se ha sustentado la imagen de
la ciudad hispanaoamericana.

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SAN JUAN: CUENTOS Y NOVELAS
PARA FOMENTAR EL TURISMO

Edgardo Rodríguez Juliá

Universidad de Puerto Rico, Río Piedras

EN LA VIÑETA de Alejandro Tapia y Rivera titulada A vista de p ájaro, a parecida


en el Almanaque de la isla de Puerto Rico publicado en 1857, año en que nuestro
primer literato viaja a Cuba, quizás se estrene la primigenia visión panóptica de
nuestra ciudad antillana: San Juan aparece descrita desde el aire, desde la pers-
pectiva del ave cóndor que ha volado desde Perú para ofrecernos esta vista única.
Es algo m ás que una perspectiva aérea, d o nde la ciudad aparecería en lonta-
nanza casi confundiéndose sus lejanías en fuga con la lín ea del horizon te. Aquí
la ciudad es vista desd e ar riba, como si la sobrevoláramos. Es un texto juvenil ,
escrito a los treinta y un años , quizás su primera visión li teraria de esa ciudad
que recu peraría en Mis Memorias mediante la evocación , h acia 1880, ya a los
cincuenta y cuatro añ os y poco an tes de morir. Ocho años despú és d el primer Gí-
baro d e Manuel Alonso tenemos esta visión fundacional de San Juan y sus mo-
numentos, aunqu e cie rtamente no de su vida ciudadana.

CalifIco así la viñeta porque la mirada d el ave cóndor es más del San Juan
de plazas y mo n asterios, cementerios y edificios púb li cos, que de sus call es y
paisanaje. Si fuéramos a caracterizar esta visión según las denominacion es de la
perspectiva, diríamos que esa perspectiva e n fuga de la calle, y donde está im-
plícita la multitud d e que hablaba Engels como e mblema de la ciudad , aquí
está ausente. Las ge ntes de la ciudad apenas so n escuchadas por el có ndor. La
p erspectiva ll amada de caballera contiene, d e manera imp lícita, el silencio de la

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ciudad monumental. Parecería que la ciudad se ha deshabitado , así vista desde la perspectiva no pretende ser abarcadora de la totalidad sino descriptiva de lo que
las nubes. sucede en la cal le. Como Mis Menwrias de Tapia, texto de 1880, Alonso indaga tam-
bién en la evolución de la ciudad, su historicidad. El acento está puesto, esta vez,
Tapia anhela ese golPe de vista que abarque la totalidad del recinto mura- . en esa vida ciudadana que también estrena Tapia en Mis Memorias. Se destaca la
do, aunque se detenga en lo minúsculo y asocie la escala diminuta de la ciudad con importancia d el paseo en la ciudad; se hace el historial de las plazas; se concibe
el encanto más que con la grandeza, o grandiosidad. Compara a San Juan con Vene- la tertulia como modo superior de convivencia. Y el jíbaro Reyes, a la manera de
cia, no reparando, sin embargo, en paisajes naturales que ambas ciudades compar- un alter ego, o contrafigura, del propio Alonso, también vislumbra la ciudad del
ten, como las lagunas y los caúos umbrosos. También la asemeja a Cádiz, ello porvenir. Es aquí donde ya reconocemos el umbral, el portal a una sucesión de
muy de pasada. ciudades invisibles- imaginarias algunas, entrevistas otras- dentro de la que
ya hemos visitado. La ciudad cumple su historicidad plena cuando ya empieza a
Como buen criollo liberal, deseoso del progreso para su ciudad, convierte contener otras, las d e l p asado y las del por ve nir. El ensanche de la ciudad, la
el puerto en el "cambio bienhechor y las riquezas de otras tierras." El puerto es pro- eventual demolición de las murallas, se nos insinúa como la posibilidad de esa ciu-
piamente la única referencia al trajín humano. Lo otro es la visita, desde ese sobre- dad dedicada al comercio y que bien superaría las antiguas señas de la Plaza
volar del cóndor, de hitos y monumentos, los dos "titanes", las fortalezas de El Morro como fortificaci ó n , la ciudad murada. Lo mismo que en Tap ia, ya h ay una ciu-
y San Cristóbal, la Casa Blanca, La Fortaleza, ei Hospicio de ia Caridad, la Mansión dad entrevista en el horizonte ciudadano. La vida popular de la ciudad exige
de la Beneficencia, el Convento Dominico, la Catedral, el Campo del Morro, el for- crónica y estampa.
tín El Cañuelo, la Intendencia, El Consistorio, el Convento de San Francisco, la
Plaza de Santiago o Prado, que tan ta importancia tendrá en Mis Memorias como Yuna de esas ciudades--tan exploradas por Tapia-será justo la de la me-
seña de vida burguesa y ciudadana, el lugar donde se inaugura el pasearsanjua- moria, el sitio de la evocación. La ciudad ya no es sólo vista desde su historicidad sino
nero; también reconocemos, desde lo alto, la puerta de San Justo y la de Santia- desde la interioridad vivida, el recuerdo: En el fragmento de Alonso titulado Algunos
go, el cementerio de María Magdalena, el Depósito Mercantil y el Arsenal, Recuerdos notamos esa evolución literaria de la estampa, o crónica, hacia el cuento.
finalmente el Paseo de la Princesa. Esta mayor complejidad en la urdimbre del texto es correspondida por la aparición
del geniecillo romántico, aquél que custodia las ruinas de la memoria. El mundo pa-
La ciudad es vista desde su encanto, como ya seI'ialamos; pero también es tricio y patriarcal es recu perado a través de esa figura imprescindible, la casona so-
contemplada como ocasión d e asombro y novedad, tal y como la vería un viaje- lariega. El apuntalam ien to del yo, del temperamento y la interioridad, proceso
ro con poco tiempo para reco nocer y recorrer su tejido citadino y humano . también notable en Tapia y su captación de la ciudad, aquí se acerca, de man era
Tendremos que esperar a Mis Mernoria.s-para esa visión llena de ternura hacia la ciu- similar, a ese lugar olvidado del recinto: el rincón que incita la memoria.
dad , y que también inicia cierta comp lejidad interior, el asomo de la intimidad
en nuestras letras. Por ahora, la ciudad yace silenciosa allá abajo; su ciudadanía, En Algunos Recuerdos ese rincón ocurre-a la manera de Machado--como
el paisanaje buscado en las calles, brilla en la quietud d e su ausencia. evocación d e la infan cia. Se trata de un cuento que toma como ambientación
un predio entre la Puerta de España-cletrás del Teatro Municipal-y la Puerta d e
El Gíbaro de Manuel Alonso, muestra otra gran obra fundacional de la Tierra. En ese solar, donde permanece la vieja casona que Alonso habitó mientras
li teratura puertorriqueña, en su segunda edición de 1883, in augura una visión estudiaba las primeras le tras, todavía se respiraba aquella atmósfera bu có lica,
alterna de la ciudad murada, esta vez más desde la perspectiva en fuga, la de la casi rural, del San Juan que Tapia conoció en su infancia, el de los "cor ral ones"
calle, ésa que está sumida en el rumor de la muchedumbre. donde todavía se sembraban hortalizas. En Alonso y Tapia la memoria de la ciu-
dad , su historicid ad , está íntimamente ligada a la me moria personal , interior,
Coetáneo de Alej andro Tapia y Rivera, Manuel Alonso publica, en su Segun- evocadora de la infancia y sus inocencias, deslumbramientos y fascinacion es,
do Cíbaro, el de 1883, una estampa-cuento que titula El Gíbaro en la capital. Aquí, esas ruinas de la memoria en el adulto, sobre las cuales se han fundado tantas li-

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teraturas nacionales en Latinoamérica a partir del Romanticismo. De los hitos mo- derribo de las murallas, se cumpl e bajo las palas y piquetas de un verdad ero
nu me ntales de A vista de pájaro, hemos pasado a los hi tos sentimentales, esos ejército de blanquitos y señorita~stas eran "aguadoras"-que derribaron los pa-
que germinan la complej idad en cualquier literatura. ños d e la llamada Puerta de Tierra y la Puerta de España,justo aquel rincón bu-
cólico de la ciudad donde Manuel Alonso pasó parte de su infancia. Curiosamen te,
Para Eugenio María d e Hostos, uno de los principales ro mánti cos lati- estos blanquitos y señoritas, que posan para la cámara fotográfica con un a insisten-
noamericanos, la ciud ad fue siempre sospechosa; no el lugar d e una mayo r cia emblemática, están vestidos a usanza de los mambises cu ban os; como si el
complejidad en las relaciones y el cu ltivo de la vida interior, sino justo el sitio derribo d e esas murallas, co nstruidas durante siglos por el Imperio Español,
donde se gesta lo peor de la humanidad. En su Peregrinación de Bayoán, el mora- fuera cédula, la credencial definitiva de nuestra cívica- ya que no aguerrida-
lista H ostos se dedica, por lo tanto, a otear la ciudad antillan a desde mar afue- emancipación política. El derribo de las murallas es el equivalente simbólico de
ra, a distancia de la costa. Esta vez la perspectiva es marina; lo mismo que en la nuestra natimuerta Carta Autonómica de 1897.
perspectiva aérea de Alejandro Tapia y Rivera en A vista de pájaro, la ciudad es
un ámbito silencioso d onde se cumple la idea del ase ntamien to, pero sin huma- No todas las puertas de San Juan d esaparecieron, tampoco la totalidad
nidad presente . Veamos este pasaj e donde Hostos medita sobre las diferencias de las mura ll as . Pero aquel la demolición abrió la ciudad a otros umbrales , a
entre la ciudad ameri cana y la europea; está en tierra, pero a la vez ausente de la otros portales, materiales y tam bién simbólicos, y que tendrían que ver con la
ciudad; en su peregrinación prefe rirá, la mar d e las veces, aquella perspectiva ciudad de San Juan como tránsito humano; primero del comercio, luego de las ar-
desde la borda del barco: "Estoy en tierra, y tan cansado de ella como acostumbra- tes, la discusión política y cultural, la bohemia, en [m, el progreso ciudadano en-
do a estarlo , cuando en vez del libre vagar por campos y montañas, vago, enco- tendido como una urdimbre cada vez más compleja en lo tocante a la convivencia
gido y preocupado, por calles alineadas: son, sin em bargo , estas ciudad es de urbana. El llamado ensanche d e San Juan es también un ensanche d e la naciona-
América tan distintas de las de Europa; forma tanta parte de ella la atrevida ve- lidad y las complejidades humanas suscitadas por esa confrontación, o tensión-
getación que las rodea; son tan pintorescas las colinas, los valles, las vegas; tan tan de nuestra literatura antill ana e hispanoamericana-entre campo y ciudad ,
varia la luz que ilumina los objetos; tan limpia la atmósfera; tan brillante el cielo la concepción del campo como arcadia o lugar de explotación, la ciudad como de-
que , con sus celajes vigorosos, engaña al soñador, para quien tierra y cielo so n positaria de modelos de convivencia cada vez más complejos, según el mercantilis-
decoración de un escenario inm enso, que soporto resignado mi detención mo dio paso al capitalismo y la industrialización agrícola.
aquí " (53) .
* * *
Como vemos, a diferencia de la ciudad europea, es la circundante n atura-
leza agreste, con sus exuberantes y acechantes frondosidades, cielos brillantes y at- En 1912, en crónica titulada Arecibo, Ram ón Juliá Marín reseña el progreso al-
mósfe ras límpid as, lo que redime la ciudad americana, y particularmente la canzado por esa principalísima ciudad de la vega norteña de la isla de Puerto Rico.
anti ll ana. El romanticismo h ostosiano siempre concibió América como el sitio La prosperidad d e la ciu dad es ese comercio añorado , a fines d el Siglo XIX ,
de la Arcadia. Cuando regresa a San Juan en su Peregrinación de Bayoán, p refiere para la ciudad murada de San Juan. Es una riqueza fundamentada en el cultivo
visitar Dorado, en la campiña cercana a San Juan, a pasear esa ciudad murada y procesamiento de la caña de azúcar, principalmente en los ingenios de "Cam-
que el liberalismo ilustrado criollo iden tificó con el despotismo y oscurantismo del balache" y "Caños".
Imperio Español en decadencia.
La prosperidad y riqueza h an traído una renovación urbana; en la misma
Ese mismo li beralismo ilustrado y criollo exigió, a lo largo d el último ter- crónica del Puerto Rico flustradose incluyen fotos de la llamada Avenida de los Obre-
cio del Siglo XIX, el ensanche de la ciudad murada, es decir, el derribo de algunos ros, una especie d e antes y después para pun tualizar cómo la prosperidad comercial
paú os d e muralla y la transformación de la ciudad en espacio ab ierto para la ha h echo de Arecibo una ciudad nueva. Las fotos llevan por calce: "Arecibo An-
ciudadanía y el comercio. A fin es del Siglo XIX , vemos cómo ese e nsanche , el tiguo que era, poco años ha, la Aven ida de los Obreros" y "Arecibo Moderno, la

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hermosa Avenida de los Obreros". Esta crónica coquetea casi con un planteamien- Zeno Gandía nos d escribe esta Calle del Mar en el puerto de Ponce. Note-
to ideológico publi citario, es decir, propagandístico: Adviertan, parecen d ecir- mos la necesaria caracterización del ambien te; sobre todas las cosas, incluso el d es-
nos Jos calces de las fotos, que esta Avenida d e los Obreros ha sido recién cuido salubrista, está el afán de h acer dinero: "La Call e de l Mar era constante
pavimentada.Juliá MarÍn también recalca la importan cia de institu cion es cultura- trasiego d e vehículos de acarreo. Multitud de carromatos repartían por los con-
les como el Teatro O live r, para luego señalar la viveza d e una vida ciudadana fin es de la ciudad géneros de importación O llevaban al embarcadero productos
animada por los cafés para la burguesía y los cafetines para el prol etariado. El tono rurales que debían ser exportados. Los carros destrozaban la calle formando
medio d e la crónica, sin embargo , es de cómo la idea d el prog;reso requiere un d esigu aldades, d ejando huellas profundas en donde las aguas llovedizas produ-
pacto social-diríamos hoy--de la burguesía con el proletariado. cían pantanos de los cuales el ardor d el sol hacía levantar efluvi os palustres. Por
encima d e aquell a amenaza capaz de liquidarlo todo, giraba el volante de la es-
Esta ambición de armon ía social, propuesta en la crónica periodística, no peculación " (91) .
existe, sin embargo, en la novela de Juliá Marín titulada La Gl.eba, que trata justo
sobre cómo la caña arropó paisaje y paisanaje d e la isla de Puerto Rico en los Luego pasamos a una amplificación digna de Alfonso Reyes o Alejo Carpe n-
primeros vein te años del Siglo XX. De lo que es en La Gleba un paisanaje asola- tier. Los eleme ntos d escriptivos y n arrativos se intensifican en esta escen a de
do , monte adentro, por la siembra d e la caña, el imperio d e las centrales que gran viveza, pautada por el uso del gerundio , donde los tipos humanos se perfilan
convirtiéndose en Saturnos transforman en bagazo al proletariado rural , pasamos con el trajín d el puerto como trasfondo : "Con ellos, otros luchadores tambié n
a una visión harto contradictoria: En la crónica Arecibo Juliá MarÍn es defensor bullían. Negociantes reconociendo muestras; de pendientes anotando cifras o
del capitalismo agrario. Sólo la palabra tentáculos nos insinúa la posición ideo- sumando pesadas; comerciantes en plena contratación vendiendo o compran-
lógica de la novela: "Estos ingenios han extendido sus tentáculos hacia el centroy d o; comisionistas ofreciendo sus artículos; d etallistas inquiriendo precios; mo-
ya las locomotoras, abandonando el plano de las vegas, se internan por la pendien- zos desenfardando comestibles; carabineros empleados de la balanza del fisco que
te de la serranía, como cantando el himno glorioso del trabajo que alegra la en el cen tro del local estiraba la férrea palanca, meciéndola con vario vaivén a cada
vida y la hace próspera y fecunda." (8) peso que le colgaran , y, por último, una turba de puestos de frutas, fre ideros de
pescado, vendedores ambulantes, y gentes desocupadas que estorbaban el libre
Esta complejidad de visión no es nada ajen a a un modernismo li terario con- tránsito formando corrillos en los pasadizos o sentándose en las estibas qu e de-
frontado con la modernidad y el progreso. Lo mismo que ocurre con José Mar- bían removerse o atravesán dose an te el rodar de lo toneles" (94).
tí en sus cró nicas n eoyorquinas, h ay enJuliá MarÍn una visión fascin ada con el
progreso y una mirada, muy romántica, algo nostálgica y reaccionaria. Monte adentro, vega afuera, comenzábamos a reconocer el poblado, el asen-
tamiento alrededor d el ingenio, o central, como una ciudad alterna, como un
En la novela El negocio, de Manuel Zeno GandÍa, tambi én se cumple el lla- espontan eísmo generado por la fiebre del azúcar. La Central Aguirre, la Guáni-
mado ensanche, la profecía del progreso social a causa del comercio. Ponce, la prin- ca Ce ntral en Ensenada, mostrábanse en la disposición d e configurar un nuevo pa-
cipal ciudad portuaria d e la costa sur d el país, se convierte en el ámbito de un trón urbano en cuadrícula, ya no teniendo como norte, este y oeste, el cabi ldo ,
capitalismo comercial donde los nuevos ricos buscan el apaream iento social me- la iglesia y la plaza, sin o la tienda de mercancía para el peonaje, los almacenes para
diante el matrimonio, con fortunas hechas en la importación de productos de con- el trasiego y la plaza para du eños y capataces, quizás alguno que otro campo-lo
sumo y la exportación del café y el azúcar. Pon ce es un San Ju an que ha sufrido mismo que en Cuba- para practicar el baseball. Se configura así un simulacro d e
ensanche por la creación d e una bu rguesía comercial y agraria . Pero a diferen- ciudad e n torno a la indusnialización cañera, el capi talismo agrario
cia de San Juan, ciudad murada y de trasunto marcadamen te peninsular, Ponce es
la ciudad criolla por excelencia; esta ciudad también será cuna del autonomis- En su nove la La Gleba, Ramó nJuliá Marín nos describe , con ese asombro
mo puerto rriqueño, con sus esfuerzos libertarios, aunque- a diferencia del nacia- martiano que no por auténti co resu lta incondicional, la maqú inaria d el inge-
na-lismo cubano--de raíz siempre cívica y much as veces citadin a. nio , ese tránsi to en que la modernidad convirtió en ce n tral lo que antes fue tra-

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piche meladero. Esa maquinaria para triturar la caña y extraer las mi e les, la tico y amargo de su ironía; la portada de la primera edición, ilustrada por el ca-
puesta al día del notorio "trenjamaiquino ", era, también, una imagen de Satur- ricaturista sin par de aquella época, el mordaz Filardi, nos muestra a un perple-
no devorando al peonaje cañero. jo turista tratando de fotografiar al negrito que trepa azorado por el tronco de un
cocotero. Tanto el turista como el negrito lucen sorprendidos por lo absurdo
Ahora bien,junto a la imagen de la ciudad alterna que fue el ingenio azu- de la propuesta: la miseria se vuelve pintoresca siempre que medie el cinismo, pa-
carero, también reconocemos esos asentamientos en el trecho del acarreo de la rece decirnos Belaval.
caña, los poblados espontáneos, las baniadas que surgían porque el antiguo cam-
pesino agregaovolvíase proletario, bracero de la colonia cañera y degradado habi- Ese mismo autor había publicado, apenas una década an tes, Los cuentos de la
tante de arrabales en la ruralÍa, donde prevalecerán la rabia, la violencia doméstica, Universidad, una colección narrativa que bien conforma uno de los umlrrales, o por-
el vicio del alcohol y la locura. He aquÍ una de la~ primeras descripciones de la mue- tales, del regreso del imaginario literario puertorriqueño a San Juan. Estos
va marginalidad, del arrabal puertorriqueño de origen campesino y ambición ci- cuentos, ambientados casi todos en Río Piedras, hoy barrio capitalino y en aquel
tadina. Está en el Capítulo VI de La Gleba, novela publicada en 1911: entonces municipio aledat'io a la capital, giran en torno a los estudiantes de la Uni-
versidad de Puerto Rico. La Torre de la Universidad, con su aire de extranjería mo-
Una centena, a lo sumo, de casitas d e madera, con sus plomizos techos risca, ejemplo del Spanish revival antillano de los años veinte, podría ser emblema.
de zinc en forma de cucurucho, luciendo sus chillones colorines de rojo ber- o portada, de esta colección que trata sobre el estudiantado patricio del primer
mellón , verde esmeralda, amarillo cromo, azul turquesa y blanco algo- centro docente universitario de Puerto Rico, fundado en 1903, poco después de
dón, se aglomeran en aquel recodo, cerrado al norte por las herrumbrosas la ocupación norteamericana.
tapias del vetusto cementerio, y al sur, por las escarpaduras del granítico pro-
montorio que se alza a la izquierda de la carretera. Al fondo comienzan ¿Quiénes son estos estudiantes? El ojo de Emilio S. Belaval para describirnos
las sinuosidades de la sierra de Arenas, y se prolonga el camino tierra las señas de esos señoritos y señoritas, posiblemente hijos de la burguesía y pe-
adentro, cortando laderas y rebasando cimas cuando no perdiéndose en las queña burguesía rural o pueblerina, esta vez con ambiciones profesionales para
hondonadas cubi ertas de matorrales. Es un camino vecinal por el qu e su descendencia, es de una precisión pasmosa, aunque no rehúya la sátira. Es como
transitan muchos carros cargados de caóa durante la época de la zafra, a pe- si a San Juan regresaran, para estudiar las profesiones técnicas y liberales, los hi-
sar del ferrocarril , que , evadiendo la cordillera, se interna por las vegas jos de la producción agrícola y el comercio portuario.
del Huano hasta llegar a la antigua hacienda de Arenas, hoy colonia de la
central. Veamos esta descripción de uno d e esos petimetres o petímetres borinque-
ños de aquella época, pequeños maestros del bu e n vestir, mezcla del dandy
En las casitas del recodo había entonces tiendas, bodegones, puestos de pan francés y el señorito peninsular. El cuento se titula Tony Pérez es un niño flan.
y de verdura, herrerías, barberías y unas cuantas industrias más; pero la Flan quizás por flaneur en el ocio y em palagoso en la vanidad y el don de ge n-
mayor parte estaba destinada a vivienda de gente pobre empleada en la cen- tes. Notemos el nombre anglicado, casi la seña de identidad del neoblanquito
tral. " (83) puertorriqueño:

Las muchachas del curso de ciencias estaban por declarar que Tony Pérez
* * *
era el más adm irable tipo de la univers idad ; las del curso de artes tam-
En una colección de narraciones cortas publicada en 1936, Cuentos para fomen- bién. Pequeño Ídolo de mt~eres , nuestro protagonista se d edicó a estu-
tar el turismo , Emilio S. Belaval concluye algunos relatos con el casi estribillo diar profundamente ese privilegio exclusivo de hacerse bien el lazo de la
de cómo aquel Puerto Rico, miserable y cañero , apenas podía suscitar el inte- corbata, de que gozan los elegantes. Tony Pérez era el más elegante, el
rés del turista con kodak brownie en mano. Es un título genial por lo esperpén- más dúctil y el más afortunado galán de la universidad. (19)

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Otro portal d el regreso a San Juan , d espu és de l largo episodio campesi- tados Unidos continentales, principalmente a Nueva York, el tema urbano y san-
no y cañero de nuestra literatura, se evidencia en la crónica deJosé 1. de Diego juanero se vuelve impostergable e n la literatura puenorriqu6i.a.
Padró sobre el San Juan de los aúos veinte y su boh emia literaria, narración colin-
dante con el ensayo que tituló Luis Patés Matos y su tras mundo poético. En este li- Uno d e los escritores que m ejor testimonió el paso por este umbral , o
bro brillan te , uno de los más originales, raros y excéntricos novelistas an ti ll anos, portal me tafó rico , ya d e regreso a San Juan , lo fue José Luis González. En su li-
recorre su juventud literaria junto a Luis Palés Matos, nuestro más grande poe- bro El hombre en la calle, de 1948, comienza a testimoniar el tránsito del campo a
ta contemporáneo, y el entonces poeta menor y más adelante máximo dirigen- la ciudad. En el cuento La carta, San Juan , el áfea metropolitana, es ese lugar a
te político puertorriquei'io, Luis Muñoz Marín. Lo que fue tertulia señorial d e mitad de camino de la emigración que para tantos culminó en Nueva York. El cam-
botica en el San Juan de Manuel Alonso, aquí ya es bohemia literaria, una de las at- pesino, ahora desempleado en la ciudad, a punto d e convertirse en me ndigo
mósferas imprescindibles en la creación del imaginario citadino a partir del ro- miserable, le escribe una carta a su parentela en el campo , sobre lo bien que le
manticismo europeo. Veamos esta descripción de cómo e l casco antiguo de va en la ciudad . Entonces mendiga cinco centavos para el franqueo y enviar la
SanJuan, sin embargo, resulta lugar de ensoñación para esas se nsibilidades carta. Aunque este brevísimo cuenta de apenas tres párrafos no recala en des-
provincianas que siempre co nciben la vida como habitando en otra parte. No- cripciones de San Juan , los espacios y los tiempos están perfectamente delimita-
temos, de nu evo, ese regusto, tan antillano, por la amplificación barroca, la dos: "San Juan , Puerto Rico , 8 d e marso d e 1947. " El protago nista llega a San
descripción siempre abocada al inconfeso afán de incluirlo todo. El tono evo- Juan después de haber vivido la miseria del cañaveral y esa ciudad alterna que
cativo es de quien recupera, ya maduro , esa temporada especial en la imagina- fue la "central ". De este modo le asegura a sus parientes lo bien que le va: "Como
ción y el e ntusiasmo que es lajuventud. La escena es en el pequeño malecón yo le desia antes de venirme , aquí las cosas me van vién. Desde que ll egué ense-
del casco antiguo, fre nte al puerto: guida incontré trabajo. Me pagan 8 pesos la semana y con eso bivo igual que el
administrador de la central allá" (25) . Es un cuento lleno de suge rencias sobre
Era la pequeúa, la clara dársena situada entre el embarcadero de los Val- el personaje e insinuaciones sobre el espacio real de la ciudad , que todavía no
dés y los antiguos edificios de la Aduana y el Arsenal, hoy convertida en es Nueva York.
un charco inmundo, viscoso, donde se asientan o flotan todas las porque-
rías residuales del hombre, pero que en aquellos tiempos se cundía de ga- En su cuen to En elfondo del ca-ño hay un negrito, de su libro En este lado, de 1954,
llardas embarcaciones menores: motonaves de la guardia costanera, faluchos J osé Lui s González nos coloca esta vez en uno de esos umbrales metafóricos, a
pesqueros, goletas y balandros d e cabotaj e, los cuales alegraban el am- manera de sinécdoque, de la ciudad metropolitana. Aparece en el fondo del caúo
biente con los gritos de sus tribulaciones, con la mezcla de olores sanos y pe- el reflejo d e un n egrito embe lesado que finalmente se ahoga, y que ya nos colo-
netrantes de la brea y la cola, del pescado fresco y salado, de los cueros recién ca en el arrabal corno esa otra ciudad exte ndida a lo largo de los caños y lagu-
curtidos, las cargas de verduras y frutas del país, y el pachulí, el azúcar, los nas, la marginalidad corno pesadilla d e esa Venecia caribeña que elogió Tapia.
envases de melao y demás, que emergían en todo momento de sus abier-
tas y atestadas bodegas. ¡Ninguna decoración más a propósito para abrir Ahora, a diferencia de La carta, se nos describe ese lugar de la miseria ci-
un escape al torrente interior de nuestras quimerizaciones! Allí estuvimos tadina, el caúo pestilente y la vivienda que despierta la curiosidad de una ciudad
recitándonos versos, y discutiendo l ectura~ , y fumando pitillos, hasta esa hora e n pleno d esarrollo: "Luego miró hacia a rriba , hac ia el pu ente y la carretera.
fresca y apacible en que el gallo canta y relinchan los corceles de la auro- Automóviles, guaguas y cam iones pasaban en un desfile in terminable. El hom-
ra. (15) bre sonrió viendo cómo desde casi tod os los veh ícul os algui en miraba con extra-
l1eza hacia la cas ucha enclavada en medio d e aq ue l brazo de mar: e l "caño "
Ya en los años cuarenta, con la in cipi e n te industrializac ió n d el país y la sobre cuyas m árgenes pantanosas había ido creciendo el arrabal " (29). Más ade-
progresiva substitución de la caña co rno monocultivo d eterminante de la eco- lante, nos describe, con gran economía, la man era de zarpar sobre el babo te d el
nomía agraria,junto con la emigración del campo a la ciudad y después a los Es- caño: "A poco se meti ó en el bote y rem ó hasta la orilI a. De la popa del bote a la

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puerta de la casa había una soga larga que permitía a quien quedara en la casa co nstrucciones centenarias de ladrillos}' piedra, con sus balcones de hie-
atraer nuevamente el bote hasta la puerta. De la casa a la ori lla había también rro forjado como negros encajes de mantillas viejas, con sus antepechos
un puentecito de madera, que se cubría con la marea alta " (30). de intimidad familiar, y sus amplias y soleadas azoteas. Yallá, en el fondo,
la sobria bell eza del fuerte español. Una dulzura infinita fue invadiendo
En La Carreta de Re né Marqués, uno de los más proféticos dramas de su corazó n. Extendió los brazos como para acoger en ellos la ciudad amada.
nuestra literatura antill ana, y de toda la literatura hispanoamericana, el tránsito Hubiera querido besar cada piedra, cada ladrillo. Hubiera querido estrechar
del campo a la ciudad ya es in evitable que culmine en el Bronx, Nueva York. El sobre su pecho la ciudad, y arrullarla con viejas nanas, y protegerla de los pe-
lugar de estadía en el cam ino , el sitio de espera para ya entonces "embarcarse ligros que amenazaban su felicidad. (46)
pa' los niuyores" es La Perla, "arrabal al pie de las viejas fortificaciones del Morro,"
segú n las acotaciones del propio René Marqués para e l estreno de esta obra Justiciera e irónicamente, el nacionalismo cultural que fl oreció durante esos
maestra en el Teatro Experimental del Ateneo, 1954. años cincuenta en Puerto Rico, promovido por la némesis política de Albizu Cam-
pos, el gobernador Muñoz Marín , y su dirigente cultural Ricardo Alegría, co-
Ese ámbito y ambiente , La Perla, que el escritor norteamericano Hunter menzó la restauración sistemática del an tiguo recinto murado; aquella ciudad
Thompson, en sus andanzas sanjuaneras, consideró, más que maldito, perfecta- ruidosa y proletaria, de fondas y cafetines, prostitutas y marinos, h a sufrido des-
men te aborrecible, digno de desaparecer de todos los mapas o guías turísticas, vie- de entonces lo que hoy llamaríamos un "gentrification " progresivo.
ne a ser el andén para la próxima parada, el ghetto del Norte. Así se cumple ese
trecho ya anticipado por Juliá Marín en la descripción de la barriada que hace su Como parte de esa restauración urban a y arqui tectónica, ocurre una
aparición en La Gleba. especie de restauración literaria. Con sus Cuentos de la Plaza Fuerte, escritos
entre 1954 y 1960 , Em ili o S. Belaval completa su visi ón del Siglo XX puerto-
Un importante portal metafórico de los años cin cuenta del pasado siglo rriq ueño , revisita el recinto como apreciado espacio del im aginario histórico
es el que atañe a la recuperación historicista d el casco antiguo de SanJuan. puertorriqueño. Pero fue sólo el comienzo. Si De Diego Padró restauró a través
Tuvo que ver mucho, ese aprecio histórico de la ciudad antigua, con varios acon- de su crónica-memoria e l San Juan bohemio de los años veinte y treinta, descri-
tecimientos políticos de la época ocurridos en el recinto murado y una tenden- biendo y narrando el casco antiguo cual sitio de actua lidad literaria, Marqués
cia sociopolítica y cultural cada vez más notable. Los acontecimientos fueron los y Belaval intentan la recuperación de la ciudad histórica como metáfora de una
varios arrestos del líder nacionalista Pedro Albizu Campos en el vi ejo San Juan a nacionalidad en co n strucción, p'royec to qu e continu ará la generac ió n más
partir de la Revuelta Nacionalista de octubre de 1950 y el ataque al Congreso de recien te de escri tares.
los Estados Unidos en marzo de 1954, también el ataque armado a La Fortaleza
por un comando suic ida de nacionalistas dispuestos a asesinar al entonces go- Junto a la anterior visión nostálgica, encontramos en la novela Una gota de
bernador, Luis Muñoz Marín. En el cuento Otro día nuestro, escrito en 1955 y re- tiempo, de 1958, de César Andreu Iglesias, un intento por convertir el viejo ba-
cogido en la colección En una ciudad llamada SanJuan, René Marqués convierte rrio universitario de Río Piedras en portal de la nueva ciudad desarrollista de los
a Pedro Albizu Campos en protagonista; éste aparece como una figura quijotes- años cincuenta. En Río Piedras nace la emblemática Avenida 65 de InfantelÍa, cuya
ca y algo romántica, un anacrónico patricio fuera de su tiempo y lugar, arrum- construcción inauguró buena parte de la convivencia suburbana haciaJa costa este
bado en el viejo caserón de una ciudad en ruinas. A~í describe Marqués aque ll a del país. En esa novela, se estrena en nuestra li teratura contemporánea lo mis-
ciudad que entonces era proletaria y vocinglera. La ciudad es más arquitectura his- mo el trasiego de drogas que los novedosos embe lecos de aquella década de
tórica que popular vocerío: "optimismo político y pesimismo literario", según Ren é Marqués. Es la novela don-
de se habla, por vez prim era, de un encuentro ilegal para la distribución de dro-
El sol dejaba ya escurrir sus primeros rayos sobre los adoquines brillantes de gas. Ocurre en la en trada del en tonces reci én inaugurado, y ahora desaparecido,
rocío. Alzó la vista y tendi ola hacia la ciudad. Era la parte antigua con sus Drive In de Cobián: "La cita era para las tres de la madrugada, a la entrada del

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Cobián 's Drive-In Theatre, en la carretera de Río Piedras a Caguas. ¿Cómo ll e- Pero San Juan , muy específicamente la Ave n ida Baldorioty de Castro, es tam-
gar allí, a esa hora, sin automóvil? " (132) bién el espacio del tapón, del em botellamiento, la cola de La guaracha del Macho
Carnacho. Se abre así el umbral no sólo del SanJuan suburbano sino del San
En su novela Ardiente suelo, jria estación, de 1961, Pedro Juan Soto nos testi- Juan motorizado y congestionado por el tránsito. La urbanización da paso a ese
monia dos importantes umbrales de la ci udad , esta vez de naturaleza extramu- multipisos extremosamente vertical que llamamos condominio. Mientras tanto . la
ros, pero sin las insinuaciones de marginalidad contenidas en la barriada, el arrabal playa, otrora espacio para fomentar el turismo, se transforma ahora en el sitio
O el poblado cañero. Ahora se trata de la urbanización, ese fenómeno suburbano que de la marginalidad , barrio que incita la intriga amorosa, el frenesí de la gozade-
en Europa se conoció con la esperanzadora denominación de "ciudad parque". ra, la sanación del pugilato neurótico y las persecuciones de detectives privados.
Levittown,justo al otro lado de la bahía de San Ju an, en la vega norteña entre Hablo, por supuesto, de ese novísimo San Juan que responde al nombre de Isla
Cataño y Dorado, se convertirá no sólo en el sitio de la urbanización, ese nuevo Verde , ambien te de la novela Sol de rnedianochey Corno aire de abril, esta última de Ar-
umbral, sino el lugar del encuentro, ¡otro tipo de portal!, de los puertorrique- turo Echavarría. En Corno aire de abril la mirada a veces es la de Edward Hopper,
ños proletarios que hacia los años sesenta o se mudaban del casco antirruo o se o Richard Ford en el cuento Privacy: se trata de la fugaz adivinación de vidas entre-
b
regresaban después de casi dos décadas en el norte. Levittown , en la vega de los vistas allá en las habitaciones de los edificios del frente . Mientras el novelista
mogotes que pintó J osé Campeche en el Siglo XVIII, se convirtió así enJa ciu- Wilfredo Mattos Cintrón le da cuerda a su detective Isabelo Andújar para caminar
dad prometida después del regreso , o cierta promoción social ahora claseme- las calles de ese antiguo barrio sanj uanero ahora vuelto dominicano, Río Pie-
dianera, la última parada de la carreta de bueyes, en aquel acarreo de la ya para dras, Arturo EchavarrÍa se dedicaría a la indagación de lo que ha ocurrido allá
entonces casi desaparecida industria cañera. La uniformidad del "suburbio " en el rear window del décimo piso. De esta manera, la ciudad ha vuelto a ser ote-
norteamericano es satirizada por Soto. Así nos describe la ficticia "Sunset Gardens ", ada a vista de pájaro, en la lejanía del silen cio y el extrañamiento , ante esos
el remedo literario de Levittown: cuerpos atrapados tras los cristales de sus torres, o los vidrios de sus automóviles.

Sólo las fachadas habían sido distintas, en cierta ocasión. Seis o siete esti- En Guaynabo, a 12 deje/mTO de 2008
los habían sido repartidos geométricamente a ambos lados. Pero ahora ,
habiendo sido alteradas por el mismo inconforme propietario, eran trein-
ta o cuarenta fachadas calcadas aparentemen te de un mismo plano: ven-
tanales de cristal, en vez de visillos de aluminio; vetjas levantadas a un mismo OBRAS CITADAS
nivel, con portones iguales y que abrían hacia un mismo lado. (35)
Andreu Iglesias, César. Una gota de tiernpo. SanJuan, Puerto Rico: Editorial Puer-
La obra literaria de Rosario Ferré y OIga Nolla inauguró , hac ia los años torriqueña, 1958.
noventa, varios portales urbanos: En su Casa de la laguna, Rosario Ferré in ten- Belaval, Emilio S. Los cuentos de la Universidad. San Juan, Puerto Rico: Biblioteca de
tó la recuperación del Condado señorial y pau·icio de principios del Siglo XX. autores puertorriqueños, 1935.
Olga Nolla hizo lo mismo respecto de Miramar, ese barrio en el antiguo Mon- Diego Padró,j.I. de. Luis Pales Matos y su trasmundo poético. Río Piedras, Puerto
te Olimpo de Santurce donde se asentó la burguesía sanjuanera hacia comien- Rico: Ediciones Puerto, 1973.
zos del siglo pasado. La novel a de Oiga Nolla Manus crito de Mirarnm es la González,José Luis. Antología personal. Río Piedras: Erutorial de la Universidad de
recuperación de un tejido urbano y social que tambi é n ha testimoniado , ya Puerto Rico . 1990.
más recientemente, Marta Aponte AJsina en Varnpiresas. El Condado y Mira- H ostos, Euge nio María de. La peregrinación de Bayoán. Río Piedras: Editoria l
mar evidencian, de esta manera, la revisita a un pasado reciente , menos histo- Edil, 1981.
ricista que e l propuesto por Marqués y Belaval para el casco antiguo durante Juliá Marín , Ram ó n. La gleba. SanJuan. Puerto Rico : Universidad d e Pue rto
los años cincuenta. Rico, 2006.

30 31
- - -. Puerto Rico flustrado. "Arecibo" (1912).
Marqués, René. En una ciudadllarnada San Juan. Quinta edición. Río Piedras, Puer-
to Rico: Editorial cultural, 1983.
Soto, Pedro Juan. Ardiente suelo, fría estación. 1961. Río Piedras: Editorial Cul-
tural, 1980.
Zeno Gandía, Manuel. El negocio. 1922. Manuel Zeno Gandía, Obras Completas.
Tomo I. Río Piedras: Editorial Edil, 1973. 2 tomos.

LA CIUDAD ES PARA MÍ: LA REPRESENTACIÓN


DE LA HABANA Y SANTIAGO DE CUBA
EN LOS HOME-MOVIES NORTEAMERICANOS
DE LOS ANOS VEINTE

Ernrnanuel Vincenot

Université Fran(:ois Rabelais, Tours - ClREMIA

COMO OBSERVA Patricia Zimmermann en el preámbulo de Reelfamilies: A SocialHis-


tory ofAmateur Film, el cine amateur, en sus múltiples varian tes, nunca ha susci-
tado mucho interés entre los historiadores y los estudiosos del cine, que suelen
concentrar sus investigaciones y sus reflexiones en un material considerado como
más « noble », es decir, el cine profesional, sobre todo el de ficción. Sin embargo ,
como demuestra el libro de Zimmermann , analizar las producciones amateur
puede ser una actividad productiva y pertinente en términos intelectuales.

Aunque la palabra « amateur » se opone a la palabra « profesional »e in-


cita entonces a considerar como película amateur cualquier producción que no ema-
ne de una estructura cuyo propósito sea la elaboración de productos audiovisuales
que proporcionen ingresos a sus autores, situar los límites del cine aficionado no
es una tarea fácil , ya que la expresión designa todo un abanico de prácticas y pos-
turas cinematográficas. En el mundo del cine amateur, podemos encontrar todas las
categorías del cine profesional: películas de ficción, de corto o largo metraje, do-
cumentales, cintas experimentales, cine con fin es científicos, educativos, etc. ... Como
el cine profesional, el cine arnateurpuede divertir, informar, documentar, denunciar.

32 33
La diferencia entre ambos mundos radica esencialmente en los recursos técnicos Este estudio no pretende por supuesto recuperar y examinar los millones
y económicos empleados (muy limitados en el caso del cine amateur) así como en de metros de celuloide y cinta magnética que imprimi eron las familias occiden-
el ámbito natural de difusión de las obras (para el cine aficionado, un círculo re- tales desde los inicios del siglo pasado, sino que se limita a un corpus de tres filmes
ducido de familiares, amigos o pequeños festivales en el mejor d e los casos). La que tienen en común el haber sido filmados en los años veinte por turistas nortea-
búsqueda o no de un beneficio fin anciero o una sostenibilidad económica consti- mericanos que viajaron a Cuba.
tuye otra diferencia esencial entre producción profesional y amateur.

Dentro de la amplia producción amateur, que se remonta a los inicios


mismos del cinematógrafo (una época en que, por cierto, era dificil establecer una A LA HABANA ME Voy (TAMBIÉN eRÉ A SANTIAGO)

clara distinción entre lo profesional y lo aficionado: ¿es profesional Le repas de


bebé [1895], en que descubrimos un momento de la vida de la familia Lumie- Como explica Rosali e Schwartz en su libro Pleasure [sland: Tourism and Tempta-
re?), me parece particularmente in teresante una categoría de pe lículas que se tion in Cuba, la industria turística se desarrolló en Cuba a partir de los años vein-
sitúa en los escalones más bajos de la pirámide cinematográfica (Zimmermann te , cuando se dieron varias co ndiciones favorables: fac ilidades de transporte
afirma que estudiarlas equivale a sacarlas del basurero intelectual donde la tiraron marítimo y aéreo, que permitían una conexión rápida con Estados Unidos; pre-
los estudiosos del cine): se trata de los horne-movies, las películas caseras. Filmadas sencia de una abundante clase acomodada en EEUU, que tenía dinero y tiempo
en el ámbito familiar con una pobreza de recursos y conocimientos que define libre para gastarlo; mejora de las infraestructuras en Cuba, que permitían aco-
su estética, dichas obras, que suelen ser breves, parecen materializar el proyecto ger a los visitantes en buenas condiciones. A finales de la década, más de 80.000
de cine espontáneo soñado por numerosos cineastas, como p or ejemplo Ale- norteamericanos visitaban cada año la isla (4), impulsando la actividad hotelera,
xandre Astruc. Su aparente ingenuidad es su mayor defecto pero también su prin- la creación de cenU-os de recreo , el desarrollo del transporte público y la espe-
cipal virtud. Las innumerables películas realizadas en casa por aficionados pueden culación inmobiliaria. Cada semana, unos veinte barcos procedentes de Estados
carecer de valor esté tico: su interés es otro, de orden sociológico. Lo que reve- Unidos atracaban en el puerto de La Habana (3) , Ylos hoteleros cubanos multi-
la n a pesar suyo muchas de estas películas técnicamente fall idas sue le ser en plicaban los anuncios en la prensa n orteamerican a para atraer a un número
efecto la psique colectiva de una época, una sociedad, un país, mediante el prisma cada vez más elevado d e visitan tes (4). La crisis de 1929 frenó de manera brutal
de una familia anónima. Este tipo de películas ofrece una variante particularmen- el desarrollo del turismo cubano y los ingresos pasaron de 26 millones de dóla-
te rica para el que se interese por las representaciones y los encuentros cultura- res en la temporada 1928-29, a tan sólo 9.5 millones en 1932-33 (88), pero con el
les: quiero hablar de las películas de vacaciones y, en particular, las filmadas durante tiempo la isla consiguió recuperar su clientela perdida y se convertiría en los
viaj es al extranjero. Patricia Zimmerman sitúa en los años veinte la aparición y años cincuenta en el destino favorito de la clase media estadounidense.
el desarrollo de este cine, cuando se pusieron en el mercado las primeras cámaras
ligeras y se impuso el formato de 16mm (56-7 ). También fue el momento en Muchos de los turistas que empezaron a vi sitar Cuba en los aI1 0S veinte
que el turismo empezó a transformarse en un fenómeno masivo. El precio bara- solían filmar su viaje con una de las cámaras portátil es que se hicieron popula-
to de las cámaras y su funcionamiento sencillo permitieron que familias burgue- res en aq uella época. Dan fe de este fe nómeno un os documentales amateur
sas o de clase media alta hicieran de la auto-filmación una actividad regular, un que encontré e n un arch ivo norteamericano, el Producers Library Service 1
ocio que saciara sus ansiedades narcisistas y confirmara su posición social. A partir Son 3 filmes de corta duración (e l primero dura 11 '; e l segundo 8 '25 " y el ter-
de aquella época, en Europa como en Estados Unidos, se empezaron a realizar mi-
les y miles de filmes de vacaciones hasta que, en los años 80, llegaron las prime-
ras cámaras de vídeo provocando una expansión espectacular de la producción de \. Ubicado en North Hollywood, California, este arch ivo tiene un catálogo en línea:
películas tUlisticas caseras. http: //www.filmfootage.com. Los filmes tienen los siguientes códigos: V-00710_001 +
V-0071O_002; V-0071P_001; V-0071P_002 .

34 35
cero 8'15 " ), cuyos autores son anón im os y cuya fecha de rodaje es imprecisa. Mv NA.ME IS NOBODV

La fi cha descriptiva de cada película indi ca simplemente « años veinte », lo que


viene confirmado po r los vestidos y los objetos que aparecen en la imagen. Al- Una de las primeras cosas que llama la atención cuando uno ve seguidamente los
gunos detalles permiten situar con mayor precisión el tercer filme, que nos mues- tres filmes mencionados es que todos se parecen mucho y que todos carecen
tra momentos de un evento oficial, con presencia de numerosos políticos cubanos de personalidad propia, de características de estilo o de contenido que permi-
y extranjeros (abundan las banderas de distintas naciones), entre los cuales reco- tan distinguir una producción de otra (la única en diferenciarse levemente es
nocemos a Gerardo Machado yJosé Miguel GÓmez. Todos estos im portantes per- la tercera, que muestra imágenes inéditas de la VI Conferencia Panamericana;
sonajes están reunidos d elante de un árbol que acaba de plantarse en un parque. pero todas sus otras secuencias son d e un gran banalidad). En realidad, estos
Se trata de una ceiba que se sabe que fue plan tada en el Parque de la Fraternidad film es se caracterizan, como es habitual en el género, por su falta de autoría.
de La Habana con motivo de la VI Conferencia Panamericana que se ce lebró
en 1928. 2 Se desconoce el motivo de la presencia del autor de la película en la Para empezar, es preciso subrayar que la elaboración de estas películas es un
ceremonia, pero sus imágenes constituyen hoy un valioso testimonio histórico. acto colectivo, como lo prueban las apariciones de los distintos miembros de las
familias o gru pos de amigos que se auto-representan durante su viaje: la cámara
Si resulta delicado situar en el tiempo los fi lmes evocados, ubicarlos en el es- suele pasar de mano en mano y cada uno es susceptible de ser sucesivamente
pacio cubano es más fácii, ya que los autores han filmado lugares famosos y pai- protagonista y director. El resultado final es una mezcla caótica de miradas, lo
sajes urbanos o naturales que pueden ser identificados. Así, en todas las películas, que tiende a homogeneizar la representación y diluir lo individual, lo singular.
aparecen vistas de La Habana, donde los turistas parecen haber concentrado la
mayor parte o incluso la totalidad de su tiempo de vacaciones. Sólo en un filme (el Además, todas las películas comparten una serie de características, en parti-
primero de nuestra lista) se ven secuencias filmadas en otro lugar, concretamen- cular formales, que las hacen intercambiables. Efectivamente, los filme s se ca-
te en Santiago de Cuba. No resulta sorprendente tal constatación, ya que La Ha- racterizan por sus fallos técnicos: el encuadre suele ser aproximativo o deficiente,
bana y, en menor medida, Santiago siguen siendo las ciudades más visitadas de abundan los planos desenfocados, sobre o infra iluminados. Llevada a mano, la cá-
Cuba y son destinos turísticos incluidos en muchos tours de la isla. mara sufre un bailoteo continuo que hace penoso el verlo. Con respecto a la '
edición, parece totalmente improvisada, sin ningún trabajo de reelaboración pos-
Ahora bien , como en todas las películas turísticas amateur, es necesario pre- terior; los planos se filmaron en orden cronológico, y parecen yuxtapuestos más
guntarse sobre las representaciones que elaboran sus imágenes y desvelar y ana- que editados. Cada plano parece haber sido filmado de forma autónoma, sin con-
lizar el discurso implicito que proponen sus autores. ¿Qué muestran de La Habana siderar el plano anterior ni mucho menos el plano siguiente,jamás anticipado. En
y de Santiago los turistas que han visitado y filmado estas ciudades? ¿Có mo re- el mejor de los casos, se nota una concepción primitiva d el montaje, en la que
presentan los espacios por los que han pasado? ¿Qué nos dicen sobre sus habi- varios planos sobre un mismo tema forman una secuencia. Pero la norma son
tantes, y también sobre sí mismos? Intentaré dar una respuesta a estas preguntas los falsos raccord y el caos narrativo. La duración de cada plano es muy irregular: al-
después de proponer una reflexión sobre la noción de autor en los filmes de va- gunos parecen demasiado breves, otros inútilmente largos. Se suceden sin or-
cacion es. den lógico ni constru cción dramatúrgica. El autor co lec tivo de estos filmes
demuestra siempre una total falta de dominio de su medio de expresión. Pero
su nulidad técnica y estilística se reparte armoniosamente entre todas las pelícu-
las, que resultan igualmente fallidas. Todas parecen haber sido filmadas por la mis-
ma persona.

2. Cf. http://www.cubacultura.org/ articles.asp?cID=92&sID=288&aID=642 (última Ahora bien , la falta de autoría individual no sólo se nota en la manera de
consulta: 05/ 03/ 2008). filmar, sino también en el conten ido de los planos, en el objeto de la mirada.

!\6 37
Aquí también volvemos a enco ntrar tendencias que son las del género en sí. El Com o h e indi cado , la auto-representación es un obj etivo fundamental
home-moviese caracteriza en efecto por su pasión por la auto-representación fa- de los film es caseros, ya estén filmados en casa o no . Si gnifi cativamente, en los
miliar. Es su vocació n, su razón de ser. En los tres film es que estamos estudian- tres filmes que me interesan, lo primero que se ve no es Cuba y sus habitantes,
do, observamos la presencia continua, y hasta obsesiva, de retratos, en particular sino a los propios turistas. Siempre aparecen en la secuencia ini cial, ya sea en
de re tratos colectivos, generalm ente film ad os en planos medios o generales, el barco o en el puerto de Nu eva York y se les ve sie mpre en una actitud ocio-
con la presencia de paisajes o monumento al fondo. Llama también la atención sa: pasean, ch arla n , juegan , bailan , demostrando una gran alegría. Siguen
la homogeneidad de los grupos: en las tres películas, tenemos parejas de mediana apareciendo constanteme nte a lo largo de la película, constituyendo una suerte
edad que viajan con lo que parecen ser amigos o fami liares. En un solo caso, ve- de hil o conductor. De cierta man era, su prese ncia recurrente es el único fac-
mos a una familia que reúne a dos gen eraciones (los padres, ya ancianos, y los tor de coherencia de una representación que se caracteriza por una marcada ten-
hijos adultos) , pero nunca se ven niños. Todos los turistas norteamericanos que se denci a al caos, la confusi ón , la inconexión de los eleme ntos representados. En
filman durante su viaje están obviamente de vacaciones y todos parecen tener una las tres películas, el viaje se hace esencialmente a ciudades. Como he mencio-
posición social acomodada. Sirven de indicio los vestidos que llevan: en el barco nado anteriormente , se ve siempre La Haba na yen un a ocasión Santiago d e
que se dir ige a Cuba, los h ombres ll evan traje y corbata, mientras que las muje- Cuba. Lo que llama la atención es la incapacidad de los autores para crear un es-
res lucen abrigos de pi eles con elegantes sombreros de moda. Una vez llegados pacio urbano co here nte m e nte co nstruid o. Ver los filmes no permite com-
a su destino, todos cambian de atuendo y se p one n ro pa más adecuada con el prender cómo se organizan las ciudades visitadas, cuál es su lógica urbanística,
clima tropical. Lo que no cambia es su voluntad de seguir vistiendo con elegancia. su identidad arquitectónica, su historia. Las películas acumulan planos inco-
Así se manifiesta otra vez un personaje/ autor colectivo, cuya prin cipal preocu- nexos, sin ninguna vo lun tad o intento de elaborar un discurso complejo o cohe-
pación es afirmar su posición social (lo que parece ser el verdadero motivo del via- rente, lo que no implica que los filmes no digan nada, sólo que su discurso
je aCuba). consciente nunca rebasa lo an ecdótico del fragmento. Se acumu lan planos
que sólo existen en sí y desfilan las imágenes como cuand o se hojea un álbum de
Todas estas características, que apuntan hacia la existencia de fenómenos fotos. El cin e parece haber perdido su capacidad centrífuga que hace del fue-
de representación colectivos donde no caben la mirada in dividual ni la sensibili- ra de campo un espacio tan importante como el campo propiamente dicho. Ilus-
dad personal , no so n propios de los filme s que estoy comentando, sino que tran particularmen te este fen ómeno los abundantes planos de monumentos.
constituye n precisamente características del film e turístico amateuTcomo géne- Los turistas sienten una fasc in ación particul ar por los monumentos famosos , y
ro. Sin embargo, dichas caractetisticas nos permiten sacar conclusiones generales en las tres películas encontramos vistas del homenaje escultórico a las víctimas
del estudio de textos filrnicos particulares. Aunque sólo se trata de tres filme s de del Maine, así como vistas del faro del Morro, de la fo rtaleza de la Cabaña y de la
apenas diez minutos de duración cada uno, el discurso que proponen no debe ser Universidad. Es decir, no se filmó La Haban a, se filmaron íconos de La Haba-
considerado como propio de sus autores y sólo pertinente o significativo dentro na. A veces, los Íconos pueden se r paisajes o panoramas y por eso encontra-
del sistema de valores de un puñado de individuos, sino que nos adentra en la men- m os previsibles vistas del Malecón . Los que han fUmad o aquellas imágenes no
talidad colectiva de la burguesía urbana norteamericana de los años veinte. h an venido a descubrir la ci udad , sólo querían ver lo que otros h abían filma-
do antes que e llos, para film a rlo a su vez. Dentro de esta lógica, podría sor-
prender la presencia, en una de las películas, de planos film ados en Santiago
de Cuba, los cuales muestran esta tuas sin identificar, pero que ti enen a todas
LA CIUDAD ES PARA MÍ luces una func ión co nm emorativa (algu nas parecen representar a héroes pa-
trias); en realidad , co nfirman la pasión de los turistas po r lo co nocido, lo fa-
Analizar la represen tació n del país visitado por aq uell os turistas no nos permite moso , lo avalado por la mirada aj ena. Aunque no saben quién es el personaje
descubrir ni comp render mejor este país, sino que nos hace descubrir qu é ide- ce lebrado colectivamente por la estatu a, comprenden que es un a gloria local
o logía, qué sistema de valores animaba a sus visitantes. y lo fi lman porque todo lo famoso merece ser filmado.

38 39
Como el principal tema d el filme de vacaciones es e l propio turista, e n La presencia de la naturaleza dentro de los espacios urbanos viene acompa-
todas las películas aparece n lugares que remiten a la experiencia turística: ñada por un discurso sobre la desinhibi ción : Cuba aparece como el lugar don-
pu ertos, aeropuertos, hoteles, cafés, restaurantes, cabarets y, por supuesto, aquí d e se relajan las prohibiciones que rigen la sociedad norteamericana, el espacio
también se fi lman prioritariamente los sitios m ás famosos. Así vemos imágenes d onde las normas que definen la civilización sufren los embates de las pulsiones
del Hotel Inglaterra, establecimiento histórico situado en pleno centro de La Ha- naturales. Este relax que experim entan los turistas norteamericanos ya se hace
bana, y planos filmad os en el bar Sloppy'sJoe, donde corría el alcohol, junto visible en el barco que los lleva a La Habana: abundan las secuencias en que los tu-
con vistas tomadas en lugares más anónimos, pero que remiten al turismo y al via- ristas bailan como niños, abandonan su seriedad, se juntan , se abrazan, dejan
je. Cabe notar, por cierto, que d esde el principio hasta el final d e cada film e, mover sus cuerpos libremente e incluso llegan a besarse frente a la cámara (be-
los turistas se representan en constante movimiento. Toman barcos, se suben a sos en la boca, entre marido y mujer, pero también, en una ocasión, entre dos
automóviles, caminan. Su fascinación por el movimien to es tal que tienen tenden- mujeres) . La promesa de unas vacaciones román ti cas provoca una anticipada
cia a filmar todos los medios de transporte de forma indiscriminada, incluyen- excitación. La desinhibición corporal se observa también en el resto del viaje, una
do los que no utilizan: aparecen imágenes de aviones, tranvias, trenes, además de vez los tUlistas llegan a la isla. La estadía en La Habana incluye en particular mo-
planos que muestran los barcos y coches utilizados por los turistas. El filme de mentos de descanso en la playa. En dos películas aparecen las instalaciones ho-
vacaciones mu estra aquí un parentesco previsible con un género importante teleras situ adas cerca del Yacht Club y los turistas se filman en traje de baño ,
d el cine d e ficción: el TOad movie. Como en es te tipo de cine, los protagonistas algo atrevido para la época. En otra ocasión, se nota su excitación por la profusión
de los film es turísticos amateur se d esplazan por un espacio nuevo, a lo largo de gestos y movimientos; los maridos tienden a tocar con las manos a sus espo-
de un trayecto marcado por paradas y encuentros, pero, a diferen cia de lo que sas, las abrazan , las besan, se sientan o las sientan en sus rodillas. Los cuerpos li-
pasa en el road movie, su camino no es iniciático y no d esembo ca en una trans- berados de la coraza civilizada del tr~e o del abrigo de piel muestran evidentes
formación personal. El turista vuelve a casa tal y como era antes de salir de via- signos de desinhibición , y el consumo de alcohol en los bares de la playa acom-
je. Uno de nuestros filmes lo dice implícitamente, mostrando a sus person~es en pañan esta vuelta a lo pulsional.
el barco de regreso, volviendo a llevar los mismos vestidos y adoptando las mismas
actitudes que al comienzo. Es interesante resaltar que , una vez en La Habana o en Santiago, apare-
cen planos en los que los turistas se filman tomando bebidas alcohólicas. En una
Sin embargo, el universo atravesado por los turistas es diferente del que película incluso, la primera imagen filmada en Cuba muestra a los norteameri-
vienen, o por lo menos produce en ellos un sentimiento de extrañeza, de dife- canos con una copa en la mano, en el mismo puerto donde acaban de desem-
rencia. La re presentación que dan en sus film es de La H abana y Santiago in- barcar. En otra película, esta secuencia llega después, en el SloppyJoe 's, el bar más
siste en un aspecto que no encontramos en los planos film ados en Nu eva York famoso de La Habana de aqu el tiempo . En o tra película vemos el anuncio en
y ésta es la presencia de la naturaleza dentro del espacio urbano. Es significati- inglés de una marca de cerveza, Ironbeer. La constan te alusi ón al consumo de
vo que abunden los planos d e árbol es, flores, animales, jardines y parqu es en alcohol se explica por el hecho d e que en la segunda mitad de los años veinte,
secuencias filmadas en plena ciudad. Por supuesto, vemos algunas excursio- Estados U nidos había prohibido el consumo d e alcohol en todo su territorio.
nes en las afue ras de las ciudad es, p ero la frontera entre espacio urbano y es- La H abana se convirtió entonces en un destino obligado para todos los que que-
pacio natural no a pa re ce clara, incluso pod emo s ver e n una película la rían seguir co nsumiendo su bebida favorita y huir d e los rigores de la civiliza-
sorprendente imagen , tomada en Santiago de Cuba, de un árbo l gigantesco que ción puritana (Schwartz 44).
ha crecido por el techo de una cas uch a. Casa y tronco dan la sensació n de es-
tar totalmente enlazados, como si en la ciudad cu bana, la civi lizac ión no hu- Las desinhibiciones mostradas por los filmes no sólo están relacionadas con
biera conseguido librarse de la naturaleza salvaj e. Otros planos, filmad os tan to el cuerpo o el alcohol , tambi én son de tipo social. Así, las reglas de sociabilidad ur-
en Santiago como e n La H aban a, muestran árbo les exuberantes, profusión d e bana, que exigen mantene r cierta distancia con los desconocidos, e impli can
flores, palmeras y cocoteros. prudencia en el trato, e n particular con los representantes de la autoridad, pa-

40 41
1

recen no aplicarse por las calles de La Habana. Los turistas, y sobre todo las mu- coco y dárselo a los norteamericanos que le están observando, salen muchachos
jeres, insisten en sacarse fotos en compañía de cubanos, por lo general guardias, que proponen llevar las maletas o se ofrecen como guías turísticos; en otro pIa-
soldados o policías. En todas las películas aparece un p lano en que una turista no, vemos un niño camarero que sirve copas a dos norteamericanas.
se planta junto con un militar que monta la guardia ante un edificio público y son-
ríe mientras los filman. La Habana también es el l~gar donde uno puede aban-
donar momentáneamente su identidad y cambiarla por otra: lo permite e incluso
lo exige el carnaval. En uno de 10s..fi!mesJ; aparece una larga secuencia filmada con EL IMPERIO ATACA
un creciente frenesí en la que los ~ur~¡stas se e~h1ben ante la cámara con disfra-
ces, vestidas las mujeres al estilo español y se suben a unos carros descapotables que Todos estos elementos no hacen sino confirmar la teoría de Dennison Nash, quien
luegon circu lan velozmente por las calles de la ciudad, ante la mirada de un a ve en el turismo un a nueva forma de imperialismo (37-52). En todas las pelícu-
muchedumbre de curiosos. Como lo recuerda Rosalie Schwartz, aunque el carna- las que estoy comentando, la actitud de los turistas y la mirada que proyectan
val era una tradición local, los promotores del turismo cubano lo transformaron sobre los lugares por los que pasan y las personas con quienes se cruzan son la ex-
profundamente, prohibiendo por ejemplo las comparsas, o cambiando sus fechas, presión de una mentalidad neocolonial. No es pues casual que en varias ocasio-
para adaptarlo al gusto de los turistas norteamericanos y reforzar su poder de atrac- n es los hombres vistan al esti lo colonial, con el típico sombrero abombado, de
ción (Sch\'iartz 82-3). En aquella nueva versión de la fiesta que se instaló por los alas largas y espesas. Se aprecia además una tendencia a burlarse de las autori-
años veinte, los turistas podían ser espectadores, por supuesto, pero también se les dades locales, o por lo menos a no mostrarles el debido respeto. H e señalado
incitaba a disfrazarse y desfilar por las calles. Es el momento en que se crea el en efecto que abundaban los planos e n que los turistas se filmaban junto con
mito de una H abana festiva, permisiva y sensual, una ciudad dedicada a la ale- soldados o policías. Esta familiaridad no es e l indicio de un deseo de acercarse
gría y los placeres de la existencia. Los turistas se filman dando vida a esta idea al Otro y entablar un diálogo en un intento por romper las barreras culturales,
(tomando bebidas alcohólicas, paseando medio desnudos por la playa, disfra- en mi opinión, esta actitud es el síntoma de un complejo de superioridad, el in-
zán dose para el carnaval), pero también integran a los cubanos en su represen- dicio de que los turistas norteamericanos no se toman en serio a los represen-
tación. En uno de los filmes, vemos un espectácu lo musical captado en un tantes del poder local, del Estado cubano. Se toman la libertad de abordar a los
restauran te o un pequeño cabaret en el que una mulata cubana poco vestida militares, de ponerse en escenajunto con ellos porque no les impresiona su fuer-
baila frenéticamente al compás de la música que está tocando una orquesta de mú- za. Para ellos, son meros sold ados de opereta. Cabe subrayar que este tipo de
sicos negros. actitud también se observaba en la misma época en el cine de ficción , En una
investigación anterior, donde estudiaba varias películas norteamericanas filma-
De manera general , la ciudad parece convertirse en un gran escenario al que das en Cuba en las dos primeras décadas del siglo XX, ya señalé la presencia re-
los, turistas salen a actuar. La ciudad no existe en sí (sólo es un decorado que currente de un mismo esquema narrativo: en una repúb lica bananera de las
existe por y para los turistas), quienes la usan para colmar sus necesidades narcisis- Antillas se producen disturbios políticos que amenazan los intereses de Estados
tas. En ese decorado, los habitantes del lugar, los cubanos, también parecen Unidos, que decide entonces enviar su ejército a restablecer el orden. En Cu-
existir únicamente en función de los turistas, son víctimas de un fenómeno de ban Love Song (1931) una secuencia m uestra que los marinos norteamericanos,
espectacularización que de cierta forma les desrealiza. Esto puede apreciarse , de permiso por las calles de La Habana, no temen para nada a la policía cuba-
por ejem plo, en los planos en que los turistas se filman junto a soldados o policí- na, sino que incluso la ridiculizan y la obligan a liberar a uno de los suyos, en-
as, o en la secuencia de la bailarina. Sin embargo, las películas muestran poco a los cm"celado por alterar el orden público . La realidad m isma servía de fuente de
cubanos y, cuando lo hacen , es para mostrar una situación de miseria o atraso inspiración a los guionistas, que se contentaban con inspirarse en las numero-
(n iños harapientos en el umbral de su casucha, vendedores ambulantes en un mer- sas intervenciones militares norteamericanas en Cuba para escribir sus histo-
cado) o, de manera mucho más frecuente, para mostrarlos sirviendo a los turistas. rias. La idea domi nante era que Cuba no era un país de verd ad , no era un país
Se ve así un hombre que se sube a un cocotero en un parque para cortar un serio, por lo que sus símbolos de autoridad podían ser objeto de burla.

42 43
Esta idea es indisociable de otra, que también aparece en los filmes turísti- OBRAS CITADAS
cos de la época: la asociación del pu eblo cubano con la infancia . Este tópico,
presente en el imaginario colectivo estad ouniden se desde finales del siglo XIX Nash, Dennison: 'Tourism as a Form ofImperialism " en: Valene L. Smith, Hosts
(surgen en aque lla época, en e l momento de la guerra hispan oam ericana, r e- and Guests: The Anthropology ofTourism. Philadelphia: U ofPennsylvan ia P,
presentaciones alegóricas que asocian siempre a Estados Un idos con la masculini- 1989.
dad y la paternidad, y a Cuba con la niñez y la feminidad ), se manifiesta en múltiples Schwartz, Rosalie. Pleasure Island: Tourism and Temptation in Cuba. Lincoln: U of
ocasiones en las imágenes filmadas por los turistas. El plano m ás significativo Nebraska P, 1999.
desde este punto de vista es el del pequeño camarero negro que lleva copas en ban- Zimmermann , Patricia. Reel families: A Social History of Amateur Film. Blooming-
dejas a dos mujeres norteamericanas y que se deja fotografiar con e llas, mien- ton : Indiana UP, 1995.
tras posan para la cámara. También resulta significativo que este niño sea el primer
cubano en aparecer en el filme. La inmadurez supuesta de los cubanos fue 10
que justificó, en el imaginario colectivo americano, la intervención militar en la
isla y posteri orme n te su ocupación durante los primeros años del siglo XX.
Dentro de esta perspectiva, la presencia de los turistas es como la prolongación de
la presencia militar estadounidense, que a principios de los años veinte, había poco
que h abía cesado. Asimism o , la omnipresencia en los film es turísticos de co-
ches, barcos, aviones y trenes remite de cierta forma a un imaginario castrense,
a la experien cia logística de la conquista de la geografia de un país. Un plano
sintetiza esta id ea: se trata de una imagen en que aparecen, precisamen te en
una prolongación mutua, un transatlántico , buque turistístico, y un acorazado , bu-
que militar.

CONCLUSIÓN

Las películas turísticas amateur son textos llenos de sen tido , aunque a simple
vista carezcan del más mínimo valor. En el caso de los film es realizados por tu-
ristas norteamericanos en Cuba, y más específicamente en La Habana y Santiago,
resulta fascinante ver cómo, sin proponérselo, todos tienden a desarticular los es-
pacios urbanos visitados para transformarlos en mero escenario de un espectácu-
lo que tiene como actor principal al propio turista. La ciudad turística se convierte
en espejo del imaginario de sus visitantes, un imaginario estructurado por el pen-
samien to colonial, donde la periferia sólo existe por y para el centro. Para un bur-
gués norteamericano de los años veinte, visitar La Habana era conquistarla, filmar
la ciudad era adueñarse de ella.

44 45
f
I
1

AL RESCATE DEL CENTRO DE SANTIAGO:


EL DETECTIVE HEREDIA Y SU RECUPERACIÓN
DE LOS ESPACIOS MARGINALES
DEL GRAN SANTIAGO EN ÁNGELES Y SOLITARIOS

Claudia Femenias

R igh Point University

E LOS ÚLTIMOS VEINTE AÑOS, la literatura latinoamericana ha visto un marcado


interés en el género neopolicial. El escritor y crítico Leonardo Padura señala que,
a diferencia de la novela detectivesca clásica, en la neopolicial el enigma deja
de ser el eje de la narración y, en vez de buscar el cómo, se busca el porqué. De
este modo , estos textos se alejan del mero argumento detectivesco e incorpo-
ran elementos de crítica social y realismo literario por lo que , junto con relatar
una historia, hay una reflexión sobre la sociedad (15). Para Padura, una carac-
terística esencial del género neopolicial es la estética del desencanto y pesimismo
de sus protagonistas junto a la violencia y el escepticismo como respuesta a una
coyuntura social (28). Asimismo, Patri cia Varas, en su artículo "Beloscoarán y He-
redia: detectives postcoloniales," señala que el escritor mexicano Paco Ignacio
Taibo sostiene que, en Latinoamérica, e l género se caracteriza por una obse-
sión por las ciudades, un a recurrencia temática de los problemas de Estado como
generadores del crimen, la corrupción y la arbitrariedad política.

En Chile, aunque ya existían autores que cultivaban la novela p olicial con


anterioridad, durante los años noventa surge un a nueva línea de escritores en-

47
tre los que destacan Roberto Ampuero, Luis Sepúlveda, Diego Muñoz Valenzue- El símbolo d e este cambio d e imagen toma carácte r oficial duran te la Exposi-
la y Ramó n Díaz-Eterovic, quien, a partir d e 1989, se convierte en su exponente ción Universal de Sevilla de1992 , en la cual Chile se separa del pabellón de los otros
m áx imo cuando introduce al detective H eredia en La ciudad está triste, la prime- países latinoamericanos y decora su pabellón propio con un iceberg traído es-
ra de las novelas de su serie. El crítico Rodrigo Cánovas ha señalado que el re- pecialmente desde la Antártica. La idea detrás del iceberg es romper con la im a-
lato d e serie n egra donde un detective privado lleva a cabo una investigació n en gen internacional que se tenía del país y promover uno diferente y transparente:
una sociedad en crisis ha sido el modo privilegiado por los narradores chilenos que "queremos mostrar un Chile confiable, exitoso, con una economía abierta, de gen-
em ergen a fines de los años ochen ta ya que este gén ero no sólo les permite res- . te cul ta. Un país de grandes consen sos, con una transición exitosa a la demo-
catar el pasado sino que el formato d e la investigación privada permite una mi- cracia y sin grandes conflictos pólíticos, religiosos o étnicos," declara Carlos Meschi,
rada inquisitiva sobre institu-ciones e ideologías junto co n rescatar discursos el gerente de Chile en la Exposición de Sevilla (Vargas 24). El nuevo gobierno
marginales sobre la condición alienante del poder (Cánovas 41-42). d emocrático d esea proyec tar la im agen de un país ganad or y m oderno en el
que San tiago pasa a ser el epicen tro de esta nueva modernidad con sus mall~, McDo-
En diversas entrevistas, Eterovic ha comentado que aprovecha estos textos para nals, edificios m odernos y nuevos complejos habitacionales en el barrio alto.
meditar acerca de los espacios de soledad que hay en una ciudad como Santiago y
que, en sus textos, esta ciudad se conviene en protagonista. Al mismo tiempo, ex- Sin embargo, un paseo con H eredia por el centro de Santiago nos mues-
plica que en su estética de la ciudad a él le interesa reflejar como se está perdien- tra el otro lado del auge económico y de la exitosa transición chilena. En su artícu-
do la memoria, sobre todo en el centro d e Santiago (Andonie C-1 9; Berger 4; lo "Fragmentos urbanos ," e l arquitec to Sebastián Gray explica cómo, a partir
Carreaga 39; Maira 6). Todas las novelas de la serie giran en torno a un misterio con d el golpe d el 73, desapareció d el centro todo vestigio de encanto y actividad ar-
el que se enfren ta el detective Heredia, un ser cínico, desencantado, melancólico tística o intelectual y, bajo el toque de queda, la calle se transformó en un sitio
y violento que vive en los márgenes de la sociedad y cuya únicos compañeros son sórdido y peligroso. Al mismo tiempo, la clausura de las instituciones republica-
su gato Simenon, su am igo, el detective de investigaciones Dago berto Solís y An- nas y la vigilancia policial debilitaron su atractivo e importancia en el imaginario
selmo, el vendedor de periódicos del kiosco alIado de su casa. Heredia llena su so- ciudadan o es timulando la migración hacia n uevos centros urbanos. Poco a
ledad con alcohol, mujeres y sus investigaciones. Sin embargo, a pesar de todo, es un poco surgen subcentros, como Providencia, y se produce una migració n de las
,idealista que todavía busca la justicia, especialmente aquella que ni ega la socie- capas medias y altas hacia nuevas áreas de la capital. El centro y sus zonas adya-
dad. Sus pesquisas lo llevan a deambular por las calles de Santiago y, como un foinellr, centes se convierten en sectores marginales y abandonados en el que la calidad de
va trazando un mapa urbano de ésta. Tal como observa Amanda Holmes en City vida estaría por d ebaj o de los estándares normales (71-74).
Fictions, el foineurdel siglo xx. es un observador de la ciudad que deja de caminar
despreocupadamen te por sus calles para in teractuar con ésta y así tratar de interpre- A comienzos d e los años noventa (cuando se publica Ángeles y solitarios), el
tar el espectáculo urbano que ofrece (22 ). Heredia es un viajero de la ciudad que co- centro no se considera como un sector apropiado para la vida residencial y se le ca-
menta y reflexiona sobre el país, convirtiéndose así en una especie de cronista de racteriza como un sector inhóspito, con exceso d e contaminación, ruidos, de-
la historia contemporánea de Chile. lincuencia, calles oscuras y gran pobreza. Según los estudios de la época, la zona
se había despoblado , la mayor parte de sus habitantes eran ancianos que no sa-
Cuando Heredia entra en el panoramaliteratio chileno en 1989, el país daba lían d e sus casas y m ás de un tre inta po r ciento d el lugar eran sitios eriazos,
sus prim e ros pasos en la transición política a la democracia. Desde un comien- abandonados y viviendas irrecuperables (Vargas 28). En el imaginari o ciudadano,
zo , e l gobiern o d e la Concertación busca cambiar la image n del país y enfatiza Santiago centro presentaba un rostro trágico poblado por seres marginales qu e se
la fig ura d e un Ch il e moderno , eficie nte y transpar e n te que es taba logrand o pasean por los límites y que se asocian con el crimen y la delin cuencia. Es preci-
una transició n exitosa en donde primaba el consenso . En su libro Chile actual: Ana- samente este barrio por e l que deambula a diario H eredia y así ll ama la ate n-
tomía de un mito, Tomás Moulián se ha referido a este proceso como el blanqueo de ción a la gran división todavía existen te en el país y cómo las políticas económicas
Chile, caracterizándolo por una fu erte co mpulsión al olvido y el consenso (37-43 ). sólo han agrandado la brecha e ntre las diferen tes capas sociales. El centro se

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asocia con la pobreza, el crimen y con todo lo que el nuevo Chile quiere elimi- En su caminata nocturna, Heredia continúa hacia el cerro San Cristóbal, lugar em-
nar mientras que la ciudad moderna y neoliberal se asocia con el éxito econó- blemático de la capital por su visión panorámica de Santiago que lo ha tran sfor-
mico, el progreso, la tranquilidad y la transparencia. La novela invierte esta división mado en visita turística obligada. La vista de la ciudad desde la cima del cerro resalta
y el centro abandona su posición marginal, convirtiéndose en un espacio de re- los grandes edificios, las luces y los Andes de trasfondo. En su cima, la más alta
sistencia al Santiago neoliberal para cuestionar y hacernos repensar la moderni- de la ciudad, se encuentra una estatua de la VIrgen María que tiene los brazos abier-
dad que se busca construir en el país. tos, extendidos hacia Santiago como queriendo protegerlo:

La trama de Ángeles y solitarios es simple: Heredia recibe una carta de una exa- Desde lo alto, Santiago era una fiesta, y aunque no tuviera la magia del París
mante, Fernanda, una periodista que se encuentra de paso por Santiago. Antes de de Hemingway, aún sobrevivían dos o tres lugares en los que se podía be-
visitarla se entera de su suicidio en un hotel del centro. H eredia no cree la ver- ber sin la agresión del acrílico o los vended ores. También estaban sus ca-
sión del suicidio y se inmiscuye de inmediato en el caso. En el curso de su inves- ll es colm adas de vehículos y el esmog imponiéndose con el tranco duro
tigación descubre que ésta es la tercera muerte en el hotel. La primera fue un de los primeros conquistadores. Amaba a Santiago como a una vieja aman-
periodista norteamericano-Hillerman-que se había suicidado de manera simi- te [ ... ] Disfruté de ese momento h asta que algo en mi interior me dijo
lar. Luego , un cocinero del hotel-Tamayo- es asesinado y, fin almente, el apa- que se trataba de un espejismo. La cara oculta de una moneda falsa. Aba-
rente suicidio de Fernanda. Salís le informa que la muerte de Hillerman fue jo h abía ou-a ciudad y me bastaba rehacer el camino para reencontrar mi ba-
considerada como un suicidio al que llegó Hillerman por presiones en el traba- rrio , sus bares y el olor a humedad que me despertaba cada mañana. (1 6)
jo, pero que él estaba seguro de que fu e un asesinato . La investigación sobre
esta muerte lo lleva a descubrir que Hillerman se encontraba en Chile trabajan- Es desde este lugar, o rgullo del Santiago turístico, qu e se llama la aten-
do en un artículo sobre armamento en Latinoam é rica y una fábrica de armas ción a la división existente en la ciudad y así, desde un comienzo, el tema de los dos
chilenas-Proden. Al parecer, Fernanda y Hillerman se conocían, o al menos Santiagos se transforma en un punto central en el texto.
tenían intereses comunes en sus investigaciones y, poco a poco, Heredia se ve in-
miscuido en un caso de tráfico de armas y de producción de armas químicas. En su constante deambular por el barrio Mapocho, Heredia nos va mostran-
do esta otra ciudad, la cara oculta de la moneda. Desde un punto de vista urba-
Al recibir la carta de Fernanda, Heredia sale por la noche a deambular nístico, el centro se en cuentra en total d ecaden cia muy lej os de ser el centro
por las calles del centro y da al lector una primera visión de éste. La imagen noc- fundacional o el eje económico de an taño . Las descripciones de las oficinas cén-
turna que describe sólo confirma la idea que se tiene del sector céntrico: tricas ref1 ~jan este desgaste en que se encuentra el sector: "Su oficina estaba en
la calle Catedral, a media cu adr:;t de la Plaza de Armas, en un edificio de ascen-
Bebí la cerveza y salí a la calle [ . . .. ] En la esquina ponien te del Portal sores laberínticos que conducían a despachos de corredores de propiedades, den-
Fernández Conch a, dos hombres fumaban y parecían vigilar el paso de tistas jubilad os, médicos y casa de masaj es que disimulaban sus quehaceres con
los apurados transeúntes de esa hora [. .. ] Cerca, un predicador adventis- placas de peluquerías o centros podológicos" (107) . Estos edificios localizados
ta se arrepentía de su pasado alcohólico y dos niñas andraj osas vendían en el antiguo eje económico son ahora un espacio en decadencia habitado por
ramos de violetas. Era el espectáculo de siempre, que se extendía hacia el aquellos quienes no han sido beneficiados por el progreso económico. El dete rio-
río Mapocho en una confu sión de bares roñosos, toples y rincones que ro arquitectó nico del centro es paralelo al desamparo en que se encuentran sus
servían de refugio a las patotas de malandras ganosos de robar sus últimos habi tantes: "algunas de las casas eran pensiones baratas y una o dos ocultaban la
centavos a los borrachos que trastabillaban por las veredas. (15-16) miseria de h ospederías a las que cada noche llegaba una desaliñada colección
de vagos y jubilados que ofrecían sus brazos en el Matadero " (95) . En sus reco-
El paisaje nocturno confirma la imagen que se tiene del centro y lo muestra rridos por la ciudad , H eredia tam bién se enfoca en la vida cotidiana del barrio
aband onado , decaído y poblado de seres que viven al marge n d e la sociedad . en donde se puede observar gente común y corriente centrada en sus trabajos dia-

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rios: "observé a las dueñas de casa que cargaban sus bolsas con las compras del día. cu rso d e la inves tigación. Si bien e l crim en se h a come tid o en el ce ntro de la
La plaza lucía d escuidada, y en uno d e sus costados había dos barcos maniceros ciudad , lugar asociad o con la crimin alidad , los que están d etrás d e éste se ocul-
y media d ocena de vendedores ambulantes que aguardaban a que sus buses se tan en el Santiago neoliberal, idea que subvierte la imagen de paz, orden y trans-
d etuvieran para subirse a vocear sus mercad erías " (126). La descripción d ellu- parencia que se asocia con este sector de la ciudad. Ésta es un área aj ena al detective
gar dista mucho de la image n d e modernidad que se transmite en el discurso y antes de entrar en este nuevo territorio medita sobre los cambios que observa en
oficial. Las refere ncias a los barcos maniceros y los vendedores am bulantes de la la capital:
locomoción colectiva llaman la atención a un sector que se ha quedado estancado
en el tiempo y n o ha ten ido acceso a los grandes cambios económicos del país. [ . . . ] me acomodé en una ventana que daba al parque Bustamante. Des-
El comercio inform al se ha tratado d e eliminar sistemáticamente ya que es un a d e ahí podía ver los trabajos de construcción de la línea cinco del Ferro-
competencia desleal para el comercio establecido, pero también por la imagen d e carril Me tropolitano. U na enorme pal a mecánica hundía su garra en la
caos y desorden que da a las calles de la ciudad , imagen que no corresponde tierra, arrancando plantas y flores; y a su lado, grupos de obreros hacían
con la de país culto y desarrollado que se busca transmitir. El descuido y el aban- esfuerzos por subir años de palmeras encima de una tolva. De cerca, imper-
dono del paisaje urbano van de la mano con las personas que habitan este sec- turbable sobre su caballo de bronce, Manuel Rodríguez observaba cóm o
tor de la ciudad, mendigos, malandras, vend edore s ambulantes y a ncian os la ciudad despedazaba su historia, reemplazándola por trenes subterrán e-
jubilados. Todos seres que se han quedado en los márgenes de l auge económi- os. (156)
co y la tan ansiada modernización.
Nuevamen te Eterovic se vale de lugares emblemáticos de Santiago para me-
Sin embargo, para Heredia, este es su barri o y es allí donde en cuentra su ditar sobre los profundos cam bios y divisiones que lo afectan. La plaza ltaJia-<Íon-
hogar. El hogar no es sólo su apartamento, sino todo el barrio en donde él se de se encuentra Heredia- marca en el imaginario ciudadano el límite entre el
encuentra rodeado de lugares fami liares que valora. El abandono en que se en- centro d e la ciudad y el comienzo de Providencia y los barrios altos de la capital.
cuentra el sector, en cierto modo ha detenido el tiempo y allí tod avía se mantie- Es al mismo tiem po lugar de reunión obligada para celebrar los triunfos depor-
nen costumbres ya olvidadas en el nuevo Chile: "Desperté cuando las campanas tivos y políticos. U n lugar neutro en que los dos sectores ciudadanos se un~n
de la iglesia del barrio daban las diez. En la calle, los obreros municipales golpe- momen táneam ente en ocasio nes de triunfo. Es esta plaza la que marca la puer-
aban los tachos de la basura, solicitando la colaboración d e los vecinos para la pró- ta de entrada al barrio alto vedado a gran parte de la ciudadanía tal como nos lo
xima fiesta navid e ña de sus hij os" (175). Costumbres d e antaño en donde el recuerd a H eredia: "Un mundo ajen o a m is barrios h abituales, al poniente d e
basurero, el cartero, y todos aquellos que trabajan en el barrio eran como fami- esa plaza que dividía la ciudad en dos sectores cada día más irreconciliables, remar-
lia extendida que no era o lvidada en las fi estas familiares. Es aquí donde H ere- cando la vi~ja diferencia entre los que vivían sus sueños y aquellos que los veían pa-
dia todavía encuentra algunos rasgos d e so lid ari dad y valores comun ales qu e sar " (156) . La ll egad a de la modernización aquí reflejad a con la exte nsión de l
han desaparecido a favor de l capitalismo que caracteriza al nuevo Chile. Estos Ferrocarril Metropoli tano - obra comenzada por la dictadura- va de la mano
lugares que, poco a poco, han ido desapareciendo, le hacen recordar un país en co n la destrucció n d el pasado y de la historia, lo que llevará a un olvido total.
el cual la ge nte tenía valores más solidarios y sus ideales no se limitaban al con- Poco a poco, el paisaje urbano ha ido cambiando, lo que está llevand o a una trans-
sumo y e l dinero . H eredia se mantiene fie l a su lu cha por la justicia y se queda formac ió n de lugares emblemáticos de la historia cultural y social del país. La
en su barrio ya que el dejarlo vendría a representar el total olvido y mi entras al- novela se vale de lugares y personajes tradicionales para recordarnos el Chile d e
guien recuerde el pasado se podrá mantener la memoria. antañ o y, también, para plantear el peligro de olvidar y blanquear la histo ria del
país.
La trama d e la novela se desarrolla, en su gran parte, en los alrededores
del barrio Mapocho. Heredia sólo sale de allí por motivos de trabajo, por lo que Al cruzar la puerta hacia el Santiago neoliberal, Heredia nos muestra una
sus incursiones en el Santiago neoliberal sólo ocurren brevemente durante el trans- ciud ad moderna, exitosa, tranquila que no se parece en nada al mundo en que

52 53
él se maneja. En la breve sección que se desarrolla en el barrio alto se enfatiza la nada que les comprometa" (259). El texto no sólo cuestiona el supuesto éxito eco-
brillantez y las luces artificiales que inundan el sector y así se resalta la falsedad tras nómico sino que también cuestiona la aparente transparencia en la transición po-
la imagen. Las luces falsas ocultan la verdadera cara de esta área de la ciudad y sólo lítica. El cambio que vino con la llegada de la democracia fue para H eredia tan solo
permite ver la brillantez que se contrapone con la d ecad encia y la osc u ridad un a transformación de n ombre, pero el deseo imperioso d e tener una transi-
que se aprecia en el centro. Esta idea se refuerza cuando H eredia observa la ciu- ción exitosa, pacífica y conciliadora llevó a u n blanqueamiento ya un olvid o for-
dad d esde el balcón d el asesin o de Fernanda y un o de los principales impli ca- zado y, en muchos casos, a una continuidad de las esferas del poder.
dos en la fabricación de armas químicas: "El living se prolongaba en un balcón
desde el que se podía ver el sector brillante de la ciudad, atravesado por infini- Para Eterovic la novela negra sirve co mo eje unificador para prese n tar
tas luces que se movilizaban in cansables, conformando un paisaj e distinto al de mi una criti ca más profunda d e los elementos generadores de la crim inalidad y la
barrio, que a esa misma hora lucía un neón tan gastado y opaco como los sue- inj usticia. Además de re latar una historia se h ace una reflexión de la sociedad.
ños de sus residentes" (238). La contraposición de los dos sectores enfatiza aún En este caso, la investigación de un crimen ofrece la oportunidad de cu esti onar
más la división existente entre estas dos áreas de la ciudad. División que también el milagro chileno. Para los chilenos, el regreso a la democracia trajo la esperan-
se reflej.a en el desarroll o urbanístico que caracteriza al sector. Los nuevos comple- za de la llegada de lajusticia e igualdad de oportunidades. El nuevo gobierno
JOs habItaClOnales se caracterizan por un a obsesión por la seguridad y PQr ence- de la Concertación continuó con el modelo económ ico neoliberal que había
r rarse en sí mismos. Todos ellos están cercados o protegidos del mundo exterior implemen tado la dictadura y cuyo "éxito" fue alabado en el exterior, por lo que
y cierran sus puertas a todo los que son extraños o ajenos al lugar, lo que simbo- el país fue usado como el modelo que se d ebía seguir. Sin embargo este discur-
li za la falta de interés que el ci udadano tiene con todo lo que no se refiere a sí so de éxito no correspon de con el mundo que H eredia ve a diario en las calles
mismo. Estos condominios han adquirido gran popularidad hoy en día y están cam- d e la ciudad; una ciudad cad a vez más dividida donde, junto al éxito económi-
biando la fisonomía del barrio de antaño en donde se tenía un contacto más abier- co, al país culto, ganad or y moderno se observa gran atraso y pobreza. La mira-
to con las personas del sector, tal como se aprecia en el barrio de H eredia. da melancólica h acia el centro de la ciudad al1ora, no sólo los espacios perdidos
gracias a los avances de la modernizació n, sino también la perdida de valores e ide-
La importancia que se le da al éxito económico no solo está cambiando el ales políticos que están desapareciendo en el ciudadano neo liberal cuyo ideal ~s
paisaje urbano, sino tambi én la mentalidad de sus ciudadanos. García-Canclini el consumo y un individualismo d esmesurado.
explica cómo al examinar en conjunto el consumo y el concepto de ciudadanía
hay qu e repensar la definición tradicional d e ciud adanía. Las formas conven-
cionales de ejercer la ciudad anía a través de la participación política (sindicatos,
partid os políticos, etc. .. ) pierden efi cacia y ahora es lo qu e el individuo consu- OBRAS CITAPAS
me lo que lo define en su participación en la sociedad (23-24). Por lo tanto, su iden-
udad hoy en día está constituida por su posibilidad de consumir y este énfasis en Andonie , Carolina. "Díaz Eterovic inicia gira promocional" El Mercurio 6 de oc-
e l consumo y el éxito económ ico han llevad o al individuali smo que caracteriza tubre 2001: C- 19.
al ciudadano neo liberal. Tal como lo recuerda Heredia el deseo de ayudar y de Berger, Beatriz. "Ramón Díaz-Eterovic: "El detective Heredia es mi alter ego. " El
com prometerse con una causa se está perdiendo. La modernización y el blanqueo Mercurio 30 de enero 1994, Revista de libros: 1-5.
han traído un cambio en el objeto del deseo y ahora el individuo sólo se preocu- Cánovas, Rodrigo. Novela chilena: nuevas generaciones el abordaje de los huérfa nos.
pa por la adquisición de bien es d e consumo y el dinero, siendo el individualis- Santiago: Un iversidad Católica de Chile, 1997.
mo y la falta d e comprom iso lo que caracteriza al chi leno d e hoy: "¿A quién le Carreaga, Roberto. "Díaz-Eterovic lleva a Hered ia a investigar las huellas d e su
II1leresa la verdad ? La mayoría d e la ge n te está interesada en sus trabajos , la padre. " La Tercera [Santiago] 5 d ejulio 2006: 39.
educación de sus hijos, el descanso del fin de semana o en la posibilidad de via- Díaz-Eterovic, Ramón. Ángeles y solitarios. LOM: Santiago, 2000.
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LA COSTA MEDITERRÁNEA española, ícono del crecimiento económico nacional de-


bido a la apertura al turismo extranjero, ha vivido en los últimos años un gran
desarrollo gracias a la hiperactividad en el sector de la construcción. Las urbani-
zaciones en la Costa del Sol, Costa Blanca y cada vez más en la Costa Cantábrica, pre- ,
se ntan modelos de exclusividad y lujo donde,junto a las playas, se encuentran
costosos chalés, balnearios y campos de golf. Al mismo tiempo, algunas ciudades de
la costa han sido objeto de una ola de escándalos financieros, siendo el caso más co-
nocido el de la red de sobornos empresariales y gubernamentales descubierto en
Marbella con vinculaciones con el crim en organizado. No es pues de extrañar
que el cine contemporáneo español y especialmente el thrillerpolicíaco presen-
ten la ciudad costera emergente como espacio de decadencia moral. La caja 507
(2002), del director Enrique Urbizu, e Incautos (2004) , de Miguel Bardem, son bue-
nos ejemplos de esta tendencia cinematográfica y en ambas películas es posible ob-
se rvar como se desmantela la imagen de opulencia a l presentar al espectador
una extendida cultura de codicia y fraude en las costas españolas. Estas películas ex-
presan los anhe los de un cierto sector de la población de alcanzar por cualquier me-
dio una prospe ridad económica rápida y exorbitante. Sugieren que la seducción
del materialismo provoca una ambigua moralidad donde las relaciones comer-
ciales son más importantes que las relaciones hu manas y donde el ansia por con-
seguir riqueza puede llegar a j ustificar el engaño y el crimen .

56 57
Desde las "suecas" d e los años sesen ta hasta los jubilados británicos yale- las restricciones qu e impone la Ley de costas de 1988 y la más reciente Ley de los
manes d e hoy en día (los llamados "guiris") , las costas españolas se han vendido 500 metTOS. 1 Como resultado, en lugares como Banana Beach (Marbella) , Hotel La
a una clientela internacional con el so l, las palmeras y las playas como elemen- Rada (Estepona), El Playazo (Ne rj a) yen Liencres (Cantabria), los tribu nales
tos de una economía local basada en la hostelería y el veraneo. Las extensas ur- ordenaron e l d erribo de urban izacio n es e nteras que incumplían las leyes d e
banizacion es albergan al millón y medio de expatriados que residen en España, planificación urbanísti ca (Pérez 1, Garrido 16). El lucro y la ilegalidad conver-
quienes invierten más de siete mil millones de euros cada año en su economía. Esta gieron hasta que en marzo de 2006 1a "O peración Malaya" destapó el mayor
inversión fomenta el llamado "turismo reside ncial " en la Costa del Sol (Wood caso de corrupción ligado al Ayuntamiento de Marbella. Bajo el asesor de urbanis-
1). El gran poder adquisitivo d e los propietarios extranj eros que viven en ele- mo Juan Antonio Roca, funcionarios municipales desde la alcaldesa Marisol Yagüe
gantes comunidades situadas en la playa afirma la opinión de Cristina Moreiras hasta el juez Francisco Javier de U rquía, se vieron implicados en una red de sobor-
Menor de que "España misma [en este caso por medio del mercado inmobilia.¡io J, nos y pagos por recalificar ciertas tierras como urbanizables (Mercado 16). El
se convierte en un objeto de consumo" (135). Efectivamente, la fiebre urbaniza- escándalo de Marbella destapó situaciones delictivas de prevaricación de fondos
d ora jun to con el alto p recio de las hi potecas limi ta el acceso a es tas urban iza- públicos, cohech o y fraude n o sólo para financiar los despilfarros de los conce-
ciones a los eu ropeos acaudalados y a aquellos españoles de rentas elevadas que jales marbell1es [la prensa subrayó los BMWs y Audis, tanto como el Miró colga-
buscan una segunda vivie nda y, por lo tan to , las hacen inaccesibles a la famil ia do sobre eljacuzzi de Roca] (" Lujo sin freno" 3, 5), sino también para beneficiar
española de renta media y ciertamente están fuera del alcance de las familias a los promotores y constructores como Aifos.
más p obres. Este fenómeno ocurre especialmen te en Alicante y Málaga d ond e
en algunos lugares los precios de vivienda subieron un 50% en un sólo año (Ale- Por supuesto, el desarrollo urbanístico en el li toral también representa
many 1-2). Más allá de las vistas panorámicas del mar las urbanizaciones medite- una oportunidad de lucro para el crimen organizado internacional, ya que los mil
rráneas incluyen campos privados de golf, poli deportivos, centros comerciales y millones de euros invertidos en las construccion es costeras ofrecen a los narco-
complejos de ocio, lo que esencialmen te produce una imagen elitista y de prospe- traficantes , mafias extranj eras y gra ndes empresas [como la infame petrolera
ridad donde la gente adinerada puede hacer realidad sus sueños. Sin embargo, la rusa Yukos] la oportunidad de blanquear capitales ilegales ("Cae una red " 1-2, uD,es-
fiebre constructora ha llenado las costas españ olas de grúas omnipresentes, torres arti culada" 30, "U na p a.¡'te" 1-3). Según María Marcos Salvador, directora de CICO
de hormigón y una franj a de asfalto casi ininterrumpida desde la Costa d el Sol a
la Costa Brava, destruyendo así la misma esté tica natural de la que estas vivien-
das se habían aprovechado. Además, este "urbanismo salvaje " ha cambiado radi- l. Para promover el crecimien to económico sostenible, preservar el medio ambien-
calmente la biodiversidad del litoral, destruyendo el hábitat de patos, gaviotas y te y clasificar las tierras como parte del dominio público (Mén dez 1, Navarro 1) , en
flamencos y am e nazando con la extin ción del águila imperial ibérica (Rico 36). El Murcia, Alicante y Galicia se aprobaron leyes que prohíben la construcción de viviendas
rascac ielos se h a convertido e n la so lución arquitectónica al crecimi ento des- dentro de 500 metros del litoral Asimismo, como los constructores empiezan a usurpar los
controlad o en la costa, cuyo ejemplo más significativo lo encon tramos en las torres terri torios cos teros vírgenes en el norte de España, Galicia ha establ ecido medidas,
de h ormigón en Benidorm. Sin embargo, las poblaciones de Mijas, Fuengirola y como la Ley del suelo del 2002, que tiene la función preventiva de frenar y en algunos ca-
Manilva (Málaga), cuyos censos se verán triplicados dentro de diez años (Nar- sos deshacer la construcción en sus costas y así evitar la llamada "marbellización" de tierras
váez 2, Pérez 2) se agr upan en espacios urbanos limi tad os intensificando los litorales (Sola y López 18). La desventaja que tales leyes tienen es que imposibilitan el es
efec tos d el ruido , la contaminación y la d estrucc ión ambiental a lo largo de la priva.¡"se el estimulo económico de zonas tradicionalmente aisladas y económicamente
costa. Por otra parte, esta intensa urbanización ha estimulado las economías en po- estancadas y por eso se han convertido en el eje de los debates municipales. Un debate que
blacion es como Santa Pola (Alicante) y Benalmádena (Málaga) donde la cons- encontramos reflejado en El prado de las estrellas del cin easta MaIio Camus. Este largome-
trucción de viviendas particulares constituye e11 6% del producto interior bruto. traje man tiene una imagen nostálgica y bucólica del País Vasco y aboga por preservar la be-
Este auge ayuda a la eco n omía es pañola en ge nera l (H e rnánd ez Pezzi 35) por lleza natural de la tierra y rechazar la oferta de venderse a los especuladores perdiendo
lo que soc iedades inmo biliarias como Promopina r y TAU han podido esquivar así toda una tradición cultural y un estilo de vida.

58 59
( Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado) , los casos d e blanqueo d e din e- do empezar a conducir su propio coche en vez de seguir cogiendo taxis. Una ac-
ro subieron un 30% entre 2005 y 2006 (Duva 10) . Precisamente en la Costa del Sol, titud que sug iere un nu evo nive l d e inicia tiva y co ntro l [de to mar el volante ]
las ope raciones po liciales "Hidalgo" y "Ballena Blanca" destaparon miles de "so- que era ajen o hasta entonces a su an te rior vida más pasiva. La película se esme-
ciedades opacas" que blanqueaban millones de euros de narcotrafican tes (Merca- ra en retratarlo como "el de abajo" qu e lucha contra los pod eres establecidos a
d o 16, Gó mez 24, Rizzi 24) . Au nqu e el sistema judicial se muestra implacabl e la vez que apare nta celebrar el triunfo d e l ho mbre com ún so bre la extendida
restaurando el orden, castigando a los transgresores de la leyy rectificando los des- corru pción municipal y el cri men organizado. 2 No o bstan te el n u evo poder y
equilibrios económicos causados por la corrupción , la imagen de la corrupción nacien te confianza de Pard o provienen d e la riqu eza y no d e una posible supe-
en el cine español contemporáneo es bien distin ta. rioridad moral. Este empleado d e ban ca in corrupto y su mujer sacan provech o
al final d e la actividad cri minal ya que su nueva vida es producto d el pago que
Precisamente el thrillerpolicíaco responde a este con texto social d e corrup- Pardo recibe tras extorsio nar al mafioso Marcello Crecci. El banqu ero recurre a
ció n, d esenmascarando una obsesión nacio nal co n la riqueza y la prosperidad métodos criminales como la extorsión , el chantaje y la manipulación para salir
econó mica. En La caja 507, el director bilbaíno Enrique Urbizu avan za en la te- triu nfante y la película parece j ustifi car tácitam ente sus accion es, puesto que
sis de que la justicia no siempre es el resultado de la ley y que los parcos ben efi cios so n presen tadas como reacciones frente a las injusticias d e que es VÍctima. Esen-
obtenidos por el español medio podrían justificar accion es delictivas. En ~ l filme, cialmente, Pardo "me rece" llevar a cabo cierta venganza debido a la muerte d e
un ú m id o banquero, Mod esto Pardo, cuyo nom bre su braya su mediocridad , se su hija, la bru talidad que sufre su esposa a manos de los atracad o res y el robo
ve envue lto en una trama laberíntica d e corrupció n que involucra a traficantes que ame naza con quitarle la manera de ganarse la vida . Por tod o ello , La caja
d e diamantes, mafiosos italianos, policías corruptos, inversionistas de multin acio- 507 concluye con una moralidad problemática y una victoria pírrica para Pardo,
nal es y so ciedades inmobiliarias. Los hech os se d esen cade nan cuando un os si consideramos la ambigú edad de sus motivos. Cuando un magnate de medios de
atracadores asaltan su banco y revien ten las cajas de seguridad y casualmente Par- comunicación le pregunta, "¿Qué es lo que quiere, justicia o dinero?," Pardo in-
do avefigua que la codicia inmobiliaria fue la causa primordial de la muerte de sinúa que quiere ambas cosas. Luego se lo expli ca a Crecci di ciendo , "A partir
su hija siete a ños atrás . Lajove n , María, murió en un incendio provo cado a de hoyyo soy un número de cuenta más." Ad emás, al exigir un pago, el intachable
propósito com o parte de una trampa inmobiliaria y el policía a cargo de la in- Pardo se in tegra en u n sistem a más am plio de sobo rn os y corru pción cuando
ves tigació n recibió u n so bo rn o p o r h ace r pasar la muerte de la m u ch ach a promete: "Lo van a pagar, uno a un o lo van a pagar." En efecto, p rime ro le pa-
como un accid ente para qu e así los constructores no tuvieran ningún p ro ble- gan con su dinero proveniente d el soborno, cuando Pardo extorsiona al mafio-
ma en sus planes de re calificar las tierras y poder construir chalés de lujo y un canl- so, más tard e p agan co n su reputació n cu ando acud e a un p eriodista y para
po de golf en lo qu e an tes era u na zona protegida. Puede pues afirmarse que , llevar a cabo su ve nganza le advier te, ''Voy a comprar su periódico todos los días,
e n La caja 507, la relación superficie riZOma de la ciudad mediterránea presen- y me tiene que gustar mucho lo que lea." En las siguien tes escenas aparecen los
ta a la urbanización de la Costa del Sol como una imagen de paraíso playero asen- titulares del periódi co que anun cian los con cejales acusados, ejecu tándose de esta
tada en una criminalidad que protege y ben efi cia los intereses d e los ricos. manera la ve ngan za de Pardo . Por último, algu nos pagan co n la vida, au nque
Pardo no mata a nad ie , pero sus acciones precip itan una se ri e de asesinatos.
La pe lícu la traza tam bi én la transfor mació n de Pardo desd e su pap el
como padre de familia y simple director de un a sucursal ban cari a VÍctima d e un
atraco a la de manipulador d e crimin ales y casi mafi oso. A tal efecto, Pard o d e- 2. Bigas Luna prevé esta criminal idad en Huevos de OTO (1993) Ymás recientemen- .
clara: "Bueno, he cambiado " y ciertamen te cam bia mucho, el tranqu il o cabeza te San tiago Segura la parodia en Torrente 2: Misión en iVlaTbella (2001 ) . Mien tras que Whisky
d e familia cha n taj ea a la mafia para co nseguir una lucrativa recom pensa, ame- Romeo Zulú (2004), del director Enrique Piñeyro, critica el efecto devastador de la avari-
naza a un magnate para conseguir un a terapia de prim era categoría para su es- cia corpo rativa y la corr upción en la Arge ntina contemporánea (vistas en una línea aé-
posa en un balneario exclusivo y term ina vistiéndose con ropa de marca y pensando rea que literalmente valora las ganancias más que la vida humana), en contraste en el tluiUer
co mprarse un vehículo de lujo. Al fi nal d e la pelícu la, Pardo dice que ha decid i- español contemporáneo la moralidad es más ambigua, como se verá a continuación.

60 6]
Destaca, especialmente, la ejecución de la esposa e hijo de uno de ellos, los cua- temente a sus víctimas. Según la teoría de Davis y Womack, los juegos de con-
les son, verdaderamente, víctimas inocentes de las represalias de Modesto Par- fianza inspiran la admiración de la audiencia cinematográfica y desplazan sus pre-
do. Así pues es posible afirmar que el banquero emu la la empresa criminal, ocupaciones éticas (281). Así pues, al espectador de Incautos le maravilla tanto la
utilizando sus tácticas y beneficiándose de las riquezas correspondientes. Según inteligencia del criminal para montar un truco tan elaborado, como su coraje para
Phil Powrie, el thrillerpolicíaco es esencialmente un género conservador en que llevarlo a cabo ante el peligro de la cárcel o incluso la muerte. Aún más revela-
este cine reestablece el status qua (Davies 178). Por el contrario, en el filme La dor es el hecho que los espectadores se inquieten cuando los estafadores corren
caja 507, el orden emerge de un espacio nebuloso entre la justicia y la venganza. el riesgo de ser sorprendidos infraganti. Básicamente el espectador quiere que los
Además, Modesto Pardo representa al típico ciudadano "manso" que lo único que criminales efectúen el crimen y estafen a la víctima. Por lo que la jerarquía mo-
hace es defenderse a sí mismo, siendo el individuo, y no las instituciones judicia- ral se desmorona cuando los espectadores encuentran emocionante el robo, el en-
les, quien impone el orden. Por ello, La caja 507 insinúa que el sistema judicial gaño y la traición y se muestran satisfechos cuando los estafadores se burlan de
español es impotente y está cegado por la corrupción . las estructuras de autoridad y de poder como los millonarios, los bancos, la poli-
cía, las multinacionales y otros estafadores. En el desenlace final, los estafadores
Es más, la manera en que el orden se reestablece en el cine criminal español esquivan el castigo de forma significativa. Nadie es condenado a prisión y nin-
sugiere inestabilidades sociales más profundas. El filme Incautos de Miguel Bar- gún miembro de la banda muere. De hecho, el único castigo que sufren algu-
dem, por ejemplo, refleja los titulares de noticia sobre las operaciones del blan- nos de ellos es el del orgullo h erido y la d esilusión al perder un capital que, al
queo de dinero en la Costa del Sol, en las que supuestamente el empresario José fin y al cabo, no era suyo sino robado.
Luis Orozco tiene invertidos millones en capitales ilícitos. La venta inmobiliaria se
convierte en la vía perfecta para blanquear grandes cantidades de euros y las Así pues, dado que las estafas generalmente tienen éxito, Incautos insinúa
operaciones son, por supuesto, puros simulacros que explotan la codicia de la que el crimen sí paga bien. La conexión que siente la audiencia con los criminales
víctima con la promesa de obtener riquezas instantáneamente. Los delincuen- y no con las víctimas, además de la ausencia de justicia, sugiere una disonancia cog-
tes utilizan el mercado inmobiliario para prometer el enriquecimiento inme- nitiva cultural. Por un lado, el pueblo español se preocupa por la corrupción. y
di ato estafando a los inocentes. Entendida como metáfora y vista dentro del el fraude que existe en la costa mediterránea confiando en la autoridad judicial,
contexto del altísimo precio de la vivienda, la trampa en Incautos insinúa que el en- como en el caso de las operaciones policiales "Malaya" y "Ballena Blanca," para re-
gaño es inherente al mercado inmobiliario español donde los compradores rin- establecer el orden. Por otro, la ficción que ofrece la película, la emoción que
den su dinero a una infraestructura financiera corrupta. La película muestra inspira la estafa y el placer de obtener una riqueza enorme e instantánea, eclip-
también las consecuencias brutales de las estafas del personaje que protagoniza san la indignación moral hacia el atraco y el engaño. De esta manera, Incautos
Ernesto Alterio tanto a miembros de la clase media como de la trabajadora. En utiliza estafadores y criminales como alegoría de una cultura nacional d e la
la primera secuencia, los estafadores le venden una casa inexistente a una ingenua trampa donde la oportunidad del enriquecimiento rápido e ilícito seduce a un
joven pareja con un hijo, estafándole los ahorros y dejándoles sin techo. Más tar- pueblo que piensa que el provecho particular justifica el engaño. Como el hon-
d e, después de que Ernesto defrauda a un ejecutivo una fortuna, la película rado Modesto Pardo, que exige pagos en La caja 507, este cine propone la in-
pasa a una escena sangrienta donde el gerente se pega un tiro. Pero a pesar de quietante tesis de que hay pocos españoles que no sean susceptibles de ceder
estos actos delictivos, el espectador no puede dejar de simpatizar con los crimi- ante la corrupción.
nales. Al igual que en otros thriller:, como Nueve reinas de Fabián Bielinsky o la tri-
logía Ocean de Stephen Soderbergh (Ocean '511 [2001], Ocean 's 12 [2004] YOcean '5 El thrillerpolicíaco español responde a un contexto social de corrupción
13 [2007]), Incautos recalca el concepto de robo como un reto que el timador en las costas mediterráneas al retratar una moralidad popular igualmente pro-
tiene que superar. La estafa requiere una puesta en escena meticulosa para pro- blemática. Este cine revela discursos nacionales de prosperidad en los que la
yectar una imagen falsa de lujo, despachos elegantes, trajes de moda, ¡¡musinas acumulación de fortunas personales y la adquisición de bienes materiales como
y aviones particulares de modo que los estafadores puedan engañar convincen- señas de prosperidad llevan a comportamientos extremos. La caja 507 e Incau-

62 63
tos, donde la ciudad costera sirve d e modelo de opu lencia, desenmascaran los More iras Menor, Cristina. "Spectacle, Traum a and Violence in Contemporar y
impulsos de consegu ir ganancias económicas a corto pl azo desplazando la pla- Spain. " Contempomry Spanish Cultural Studies. BarryJüt·dan y Rikki Mor-
nifi cación urbana, la conservación ecológica, la comunidad y la vigencia de la gan-Tamosunas, eds. New York: Arnold , 2000.1 34-1 42.
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64 65
LA HISTORIA MULTICULTURAL DE UNA CIUDAD:
"NOVÍSIMA ODA A BARCELONA" DE JOSÉ AGUSTÍN
GOYfISOLO

Jaime María Ferrán

University 01 MemPhis

EN 1993,José Agustín Goytisolo publica "Novísima oda a Barcelona," un largo po-


ema bilingüe, escrito en castellano y en catalán, y dividido en seis can tos. Al ha-
cer una crónica de la ciudad en verso, Goytisolo resalta una historia de mestizajes.
La oda abarca toda la historia de la urbe desde los romanos hasta la llegada de los
juegos Olímpicos en 1992. El objetivo es revelar un conjunto en el cual se mez-
clan las religiones, los grupos étnicos y las culturas históricas. La oda, además, está
escrita en las dos lenguas de la ciudad, el catalán y el castellano. Este bilingüis-
mo acentúa el espíritu de tolerancia sobre e l cual está construido el poema.

El largo poema va precedido de un prólogo del crítico Juan Ramón Maso-


liver, quien usa el adjetivo "vigoroso " para calificar un texto en el cual se mezclan
"las miserias y grandezas, las pruebas y contrapruebas" de una ciudad cuya identi-
dad está marcada por una historia de continuos y sorprendentes cambios a través
de los siglos (28) . El crítico también alude a la ingeniosa técnica narrativa del autor,
que explica la evolución histórica usando las voces de seis personajes:

Aquí la van desarrollando sus propios actores, gananciosos o perdedores que


sean , modelos vivos de esa hibridación, del fecundo mestizaj e que ha

67
dado su impagable garabato al espíritu de lo catalán , al inma rcesib le ape- el que esto dicta, Isach Caravida,
go casero aunqu e teú ido de espíritu fantasioso, abierto al más d esatad o 0 111- nacido en Barce lon a, desce ndiente
rismo, que es la prez del barcelon és. (MasoJiver 29 ) de judíos conversos d e Mon tblanch
dejo estos comentarios sobre la ciudad que amo. (50-55)
Goytiso lo hubi ese podido contar la historia barcelon esa e n prime ra pe r-
sona, pero escoge, sin embargo, narrarla a través de una seri e de pe rsonajes Jl1ven- Goytisolo, co mo muchos otros p oetas d e su generación -la promoción d e
tados por él. Cada tes tigo d e la o da -d esde el cri sti a no Pe tru s Ba rb e ranus , los cincue nta- vivió muy de cerca, como niño y adolescente, la posgu erra y la cul-
descendiente de un legionario galo transalpino, hasta Víctor Alexandre, estudIan- tura nacionalcatólica que impuso la dictadura franquista. Como poeta ligado, ade-
te de Historia en el posfranquismo y último perso naj e- cu enta los diversos even- más, al movimiento de la poesía social, Goytisolo se presenta, en sus primeros libros,
tos que han marcado la época. El lector se sumerge de esta manera en la memona en p oemarios como Salmos al viento (1958) o Claridad (1960), como poe ta incon-
de cada período , logrando entender el contexto histórico. El mestizaje va surgIen- formista, cuya voz es crítica y satírica. El rechazo que tuvo hacia la d ictadura du-
do co mo una especie d e ta piz temá tico en las explicacio n es de los p ersonajes. rante casi toda su vida es una d e las razones por las cuales e n la oda no se aprecia
En el capítulo segundo , el musulmán Hammad AI-M usar cuenta que vive como es- un tono españobsta. El propósito es presentar lo histólico desde una perspectivacom-
clavo escribano e n Barcino , la ciudad cristiana a la cual llegó el te mible Alm an- pletam ente distinta de la que p ro movió duran tes varias décadas el gobierno fran-
zor arrasando la medina. Se refu gia en la ciudad d e To rtosa, m ás al sur, pero quista. El cosmopolitismo del texto es un esfuerzo por aclarar que la h istOlia la crearon
ésta es amenazada por el conde Ramón Berenguer IV. El sueúo de H ammad sin los personajes que vivieron en la ciudad, sus vidas concretas, y no una concepción
embargo es poder volver a Barcino, a su ciudad nataP abstracta como la "nació n " o el "es tado". Es por eso que el au tor decide escribir
una oda a un a ciudad y no a una n ación, concepción abstracta que podd a llevar al
El caso es que el último testigo del poema, elj oven estudia nte de Historia, mismo tipo de mitificaciones que fueron parte de la ideología del Régimen.
Víctor Alexandre, tiene, entl-e sus antepasados a personas como H ammad Al-Mu-
sar o a Isach Caravida, desce ndiente dejudíos conversos de Montblanch y testigo Al final de la Guerra Civil, se instaura en Barcelona el nuevo régimen. El po.
en la tercera parte. También es un antepasado suyo Andreu Ro ig , el o fi:ial de eta tien e en esa época 11 añ os yjunto asus dos h ermanos, los novelistas]uan y Luis
notario qu e cue nta los eventos hi stóricos del siglo XIX en el cuarto capItulo y Goytisolo, perci birá la ll egada de un nu evo sistema político y cultural. Migue l
Joan Manuel H orta i López, el testigo de la quinta parte. Todos estos nombres Dalmau explica en su biografia Los Coytisolo cómo era la ciudad de la inmediata
son parte d e una totalidad , d e un conjunto que se puede ente nder, en palabras posguerra:
de Luis García] am brin a, como "ámbi to p lural" (212). Todos ellos se consIderan
barcelon eses ya que h an vivido en la ciudad y han visto sus glorias y desgraCIas. Al La Barce lona que en contraro n los Goytisolo .e n verano de 1939 se p arecía
final del tercer canto, Isach Caravida habla de la siguiente man era de Barcelona: muy poco a la de su primera infancia: e ra una ciudad derrotad a, e n la que
el único motivo de júbilo lo constitu ía el final mismo d e la gu erra. La en-
En el año de gracia de MDXVI trada de las tropas d e Franco dej ó en sus calles un séquito de soldados, fa-
fech a en que h a muerto el último de los co m tes i reis, langistas, civiles, curas y funcion arios que barri eron hasta los cimientos el
espíri tu cosmopo lita de la metrópoli. (141)

l. Los árabes nunca llegaron a establecerse en Barcelona, pero sí estuvieron en el Barcelo na no sólo quedaba castigada al haber defendido a la Segunda Re-
sur ye n el oeste de Cataluña, en donde existían las taifas o reinos independ ientes de pública, sino que, ade más, perdía algo fundame ntal, sus privi legios li ngüísticos:
Tortosa y de Lleida. La ciudad de Tortosa[ue conquistada por el conde Ramón Berenguer
IV en 1148. En el oeste, la taifa de Lleida duró de 1041 a 1081. Con el rey árabe Yusuf al- Este proceso incluía tambié n la prohibición d el catalán , qu e h abía sido
Muzaffar, Lleida se convirtió en un gran centro económ ico, cultural y social. h asta e n ton ces la lengua cultural y sentimental de Cataluña. Se pretendía

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así infligir un severo correctivo a aquel pueblo que se había excedido en Para los Juegos de! 92 se hicieron
la defensa de su singularidad, y se desató sobre él una represión sin prece- obras muy ambiciosas que hoy perduran
dentes amparada en el ideario de los vencedores. (141). y los barceloneses pueden contemplar:
así e! Passeig Marítim, desde le Morrot
En la última parte de Novísima oda a Barcelona, el monólogo de Víctor Ale- hasta la Vila Olímpica, y unida
xandre es una explicación de cómo la ciudad logra una recupe ració n de su la zona deportiva de la Diagonal
identidad cultural perdida durante el franquismo. Pero la urbe mediterránea es con Mon~üic, y los tres cinturones terminados
ahora, al llegar la década de los noventa, muy distinta. Alexandre indica que se h a- y el túnel del Vallés y el remozado Estadi '
blan varias lenguas, el catalán y el castellano y también el francés y el inglés. Sus y esa joya llamada e! Palau d 'Esports SantJordi ... (43-51)
últimas palabras reflejan el carácter de una ciudad que al llegar 10sJuegos Olímpi-
cos de 1992 es abierta, y el mar, delante de la metrópoli, es símbolo de una vida cul- . El esfuerz~ titánico por ser la mejor candidata sería recompensado y la
tural sin fronteras: clUd~d conse~Ina ser la sede olímpica. El libro de Goytisolo se publicaría en 1993,
~m a~o despues de un evento que, dentro de la historia posfranquista de Espa-
Yo, Víctor Alexandre, estudiante de Historia, na, slgl11fica la mcorporación del país a la globalización cultural. Barcelona fue,
he visto cómo cambia de continuo durante el verano de 19Y2, e l centro de la atención mundial en los medios de
esta ciudad, hoy ya una gran metrópoli, comunicación. La ciudad incluso se pondría de moda después al haberse con-
que difunde cultura y cortesía vertId~ en un I~gar importante para la arquitectura y el diseño. Muchos arqui-
y que está abierta al mar, al mar, yal mundo. (60-64) tectos mter~aclOnales , desde el británico Norman Foster hasta el japonés Arata
Isozaki, hablan edIficado en Barcelona algún edificio o estructura para la fecha
La relación entre las Olimpiadas y la oda goytisoliana es importante. Jordi olímpica.
Virallonga indica que el poeta había sido parte de un equipo que se dedicó a
promocionar la candidatura de la ciudad catalana para ese evento internacional . La hi storia de Barce lona, como una saga de mestizajes, se relacionaba
(28). En 1987 el escritor viajaría a París para presentar el proyecto de la Villa Olím- bIen con la candidatura a ser la ciudad que hospedaría un evento internacional
pica d e Barcelona, la zona d e la ciudad enfrente del mar, y cerca de la Barce lo- :omo las Olimpiadas. Por otro lado, el país ha cambiado drásticamente y esa Espa-
neta, que se dedicaría a acoger a los periodistas y a hospedar a los atletas. El poema I;aque sale del largo estancamiento franquista está muy presente en la voz del
es parte del material de promoción de la ciudad y el texto se traduce al francés ulttmo narrador, Víctor Alexandre. Esta es una nueva nación europea ya claramen-
en una edición especial de cor!:.:1. tirada. El multiculturalismo del libro es, por lo te parte de la posmodernidad c ultural y el poema guarda cierta relación con
tanto, no sólo una perspectiva histórica que ofrece el escritor sino parte del esfuer- esta tendencia cul.~ral. Como se ha mencionado anteriormente, el escritor no qui-
zo por ofrecer a la comunidad internacional una visión cosmopolita de la ciu- so hacer una verslon naCIonalIsta de la historia de la ciudad. La historia se obser-
dad . El papel de Goytisolo sería el de convencer de l hecho de que Barcelona va desde un microcosmos, la ciudad, y no desde una nación.
merece ser la sede porque siempre ha sido una ciudad hospitalaria y acogedora. A
través de los siglos, por la urbe portuaria habían pasado gentes de d istintas cul- Jean-Fran\;ois Lyotard había hablado en su libro La condición posmoderna,
turas. La ciudad, además, representaba el espíri tu modernizador de un nuevo país al fin~l de los años setenta, de la pérdida en la época posmoderna de los gran-
en el cual la de mocrac ia se había aposentando y que había logrado ser parte de des dIscursos totalIzadores y el nacionalismo, en este sentido, se puede ver como
la Comunidad Europea. Víctor Alexandre , en la última parte del poema, cuenta uno de estos discursos. Al explicar las teorías de Lyotard, Steven Best y Douglas
cómo la ciudad se renovó urbanÍsticamente : K,ellner aclara~ varios principios presentes en el pensamiento del ensayista fran-
ces. Los dos cnucos comentan que , para Lyotard, la epistemología posmoderna
rechaza cualquier tipo de metanarrativa fundacional, cualquier intento de legi-

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timar un fenómeno cultural desde una postura totalizadora (165). Luis Felipe Díaz, Cualquier intento de legitimar la historia desde sólo un punto d e vista lle-
por su p a rte, comenta que para Lyotard los m odelos de la modernidad están va, según Goytisolo, a una falsedad. Goytisolo se muestra tan escéptico como
anticuados y ya no pueden explicar los nuevos fenómenos que mueven la pos- Lyotard con respecto a cualquier versión fundacional. Steven Best y Douglas
modernidad. Díaz explica las bases históricas presentes en el pensamiento del Kellner indican que paraJean-Fran¡;:ois Lyotard las metanarrativas de la moder-
autor francés: nidad tendían a excluir (166). Es por eso que este pensador apoya más el esfuer-
zo por llegar a entender la heterogeneidad, como forma de conocimiento cultural,
En un principio la premodernidad de las culturas europeas se habíajusti- que el consenso como método de llegar a un acuerdo. El consenso, al fin y al cabo,
ficado a base de ciertas narrativas (míticas o religiosas en general). A esto es una manera que lleva a universalizar y por lo tanto a excluir. El concepto de que
siguió un período de legitimación d e poderes sociales fundamentados en cualquier versión fundacional es excluyente es uno de los elementos de la oda. Una
narrativas y discursos racionales que se declaran universales. Esa legitima- ciudad grande e importante como Barcelona -puerto mediterráneo y lugar comer-
ción también se habría de garantizar mediante el discurso racional de la cien- cial a través del tiempo- es, ante todo, un espacio que ha asimilado la diversidad.
cia ya través de lo que Lyotard llama los meta-relatos de la modernidad. La historia tiene sus ingredientes culturales yJuan Ramón Masoliver, al escribir
(157) . el prólogo a la edición de 1993, acentúa el hecho de que Goytisolo se base en
tantas gentes para contar la historia de una so la ciudad: 'Tantos kilos de nom-
Para Lyotard la posmodernidad busca la heterogeneidad y la pluralidad y se bres para ponderar los cien ingredientes culturales y la multiplicidad de oríge-
basa en una visión regionalista o micropolítica de la realidad. La posmoderni- nes que, asimilados y concertados, al correr de los siglos han contribuido y dado
dad es, sobre todo, una nueva manera de mirar la realidad cultural. Las teorías su peso inconfundible a lo catalán ... " (2]). Lo que está h aciendo el poeta es
de uno de los fundadores filosóficos de la posmode rnidad , como Lyotard, ayudan evitar la exclusión, con lo cual se puede llegar a decir que es la asimilación el
a explicar el esfu erzo deJosé Agustín Goytisolo por ofrecer una versión antina- concepto esencial en el poema. Ser catalán es, irónicamente, ser una persona
cionalista de la historia. Al escribir sobre el pasado de un a ciudad y no sobre el que tiene un pasado mestizo. No en vano, Masoliver usa el término inglés mel-
d e una nación, el poeta logra ver la realidad histórica desde un~ perspectiva regio- ting-potpara explicar ese conjunto histórico: "Descomunal melting-pot en qu e el
nalo micropolítica. incansable braceo de tantos encuentros y tales ganancias fueron enriqueciendo
y templando, valiéndole su irrepetible perfil a la idiosincrasia catalana ... " (13).
Esta ciudad , sin embargo, ha estado sometida, durante toda su historia a
invasiones e imposicion es, desde los romanos hasta los Reyes Católicos, pero al El hecho de que sea precisamente un poeta el que ofrece una versión de
final lo que queda no es una concepción abstracta que aglutina a las gentes , la historia de una ciudad como Barcelona no deja de ser, en cierto modo , sorpren-
sino la ciudad en sí como espacio físico. Desde esa ciudad, ahora moderna y eu- dente. 2 Sin embargo, la historia en sí -o más claramente, la escritura de la histo-
ropea, el escritor observa la historia y decide que serán sus propios habitantes, ria- cae en un terreno que un teórico como Hayden White define como un espacio
la gente común, los que contarán lo que ha sido cada momento de su historia. Cada sin límites claros ya que el historiador es en gran medida también un narrador. En
época, a su vez, añade un elemento más a la evolución histórica, cuyo conjunto, su libro The Cantent oftheForm, White indica que el discurso narrativo tiene una cua-
a través del tiempo , está caracterizado por el pluralismo, un pluralismo de civili- lidad universal como hecho cultural (x). El pensador explica que el significado
zaciones y de gentes. Muy a menudo, sin embargo, las decisiones políticas del
porvenir de Barcelona se imponen desde fuera, y la ciudad, como parte de Cata-
luña, es sometida a fuerzas exteriores. Andreu Roig, el cuarto narrador, habla, por 2. Existe una tradición de odas escritas a Barcelona y el propio Goytisolo se refie-
ejemplo, de los eventos del siglo XVIII en los cuales Cataluña apoya al archiduque re en el epígrafe que encabeza el libro a los otros tres poetas catalanes que produjeron
de Austria en contra de Felipe V, pero pierde la guerra y la Corona decide abo- poemas a la ciudad:jacint Verdaguer,joan Maragall y Pere Quart. El libro está dedicado
lir las leyes catalanas. a la memoria de estos tres escri-tores catalanes.

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que tiene la disciplina de la historia, como forma de representación de la realidad, forma de un poema, como forma p rimordial, pero también se asemeja a una
tiene mucho que ver con la imaginación narrativa ya que el lector o el público pequeña obra teatral con seis personajes en cada unas de las escenas, cada uno vo-
general necesita, para seguir la secuencia de eventos, una forma literaria identi- calizando su monólogo. Cada intervención, sin embargo, es distinta y el poema no
ficable y sólo de esa manera puede entender la evolución de manera clara, como busca algo que está más allá del simple recuento específico. Es por eso que el libro
un cuen to o como una historia ("Historical text" 49) . La comprensión del pasa- tiene también un cierto grado de segmentación o fragmentación, más en conso-
do tiene que ver con lo que ItVhite llama "las esu-ategias" que le dan un sentido a nancia con la narrativa que con la poesía, como observa Carme Ri era: "El tex-
la información histórica y éstas son parte del arte li te rario, d el discurso u tiliza- to, pese a qu e pu ede considerarse un poema unitario, está d ividido en media
do. El teórico llega a concluir que las narrativas históricas no son sólo modelos docena de cantos que Goytisolo denomina más prosaicamente capítulos" (86) .
de eventos y procesos en el pasado, sino también d eclaraciones metafóricas que
sugieren una relación importante entre esos datos y las tipologías literarias. De Esta cu alidad de narratividad en todo el poema es uno de los elementos más
la misma manera que a veces necesitamos ente nder los eventos en nuestras vi- importantes. El pasado está contado por sus propios testigos con el objetivo de evi-
das como un cuento, una trama o una obra de teatro, para lograr un significado tar la mitificación. No hay duda de que p ara el poeta el gran reto no residía e n
verdadero , la historia también necesita ser simbólica para hacerse inteligible. La la información histórica en sí, obviame n te tuvo que documentarse, pero en la
narración histórica es siempre un entramado de relaciones sim bólicas. La for- forma de ese contenido, esa mezcla de testimonio y narratividad en el monólo-
ma li teraria es la que le da sentido simbólico o metafórico a la gran masa de da- go dramático, que es la que 10 que le da a la oda su credibilidad . El monólogo
to~ histó¡icos: dramático es el elemento que un teórico como Hayden ltI/hite señalaría como la
forma li teraria que le da sentido al contenido histórico, la forma que el lector pue-
Cuando una serie d e eventos históri cos aparecen representados narrativa- de entender y que hace que el poema sea asequible y convincente. Con el mo-
mente como una "tragedia" lo que quiere decir es que el historiador ha des- nó logo, el autor consigue también describir la realidad desde los ojos de u na
crito esta información para record arnos que la forma ficticia que solemos persona que ha sido parte de la época y que ha visto cómo ha cambiado la ciu-
relacionar con este concepto es "lo trágico". Entendido adecuadamente, las dad. El cuarto narrador, Andreu Roig, al explicar la industrialización del siglo XIX,
historias no se deben nunca in terpretar como signos sin ambigüedad. Los comenta que vio e l primer tren espa ñol, el de Mataró , símbo lo de l desperta:
signos represe ntan even tos pero no se deben entend er como signos sin o económico de Cataluña y de todo el país:
como estructuras simbólicas, como metáforas extendidas, qu e pretenden
"ser como " los even tos presen tad os y estas metáforas son for mas familia- Yo , Andreu Roig, barcelonés, oficial de notario,
res que nosotros ya conoce mos y a las cual es estamos acostumbrados. he vivido el final de esta reseña,
("Historical Text" 52)3 el raudo despertar de Barcelona,
escuché la campana del primer tren de Espaí1a
En este sentid o, convien e indicar que Goytisolo logra relacionar la narra- y pongo mi esperanza en un fu tu ro
ción del pasado con varias formas literarias. Por un lado, el texto es claramente un de progreso y de paz para los míos. (5 1-56)
poema y dentro de este género, una oda. Por otro lado, el monólogo dramático
le co nfi ere al texto un cierto sentido teatral. Con cada nuevo capítulo, cada per- Con respecto al multiculturalismo d el texto, es imprescindible recordar
sona sale al "escenario " de la historia para contar los even tos. Las palabras escucha- que de nií1o, en las aulas franquistas,J osé Agustín Goytisolo vivió la versión falangis-
das no son las del autor sino las de un personaje que tiene una cierta vida propia ta d el pasado del país: España comienza con los Reyes Católicos y co n la expul-
d entro de cada una d e las seccio nes. La historia d e Barce lona aparece bajo la sión d e los moros y losjudíos que no querían co nvertirse. En el au la había una
au toridad oficial, un cura o un maestro-funcionario, que con taba la historia se-
gún la había dictado el Régimen: un catalán es como un aragonés, un andaluz o u n
3. La traducción del pasaje es mía. vasco, todos son espaí1oles. En el poema, Goytisolo decide darle voz a los verda-

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deros protagonistas de la historia, a los que vivieron esa etapa, y se va descubrien-
do que el pasado incluía a gentes distintas, hasta el punto de que la historia no es
una so la versión homogénea y Barce lo na -en el centro de lo que Juan Ramó n
Masoliver llama "su condición de encrucijada con los demás de la península y de
Europa" (13)- es sobre todo un lugar de encuentros y un espacio de convivencia.

Dentro de un proceso de descentralización -de trasladar el recuento de la


histo ria desde una autoridad oficial a los personajes en sí- Goytisolo consigue la NÁPOLES YLA ESPAÑA IMAGINADAl
versión multicultural. No es el escritor el que habla en los versos sino un conjun-
to d e narradores y es este compendio el que da la definición, en el poema, de lo
que es la ve rdadera catalanidad . Todos los personajes son parte d el pasado y Yolanda Gamboa-Tusquets
han contribuido a una historia plural. Los nombres de Petrus Barberanus, Ham-
mad al-M usar, Isach Caravida, Andreu Roig, Joan Manuel Horta i López, y Víc- Florida Atlantic University
tor Alexandr e son los qu e forman parte d el repertorio históri co y los que van
contan do la saga de la ciudad. Son ellos las verdaderas voces de la historia.

LAS REFERENCIAS a la ciudad de Nápoles y a la elegante corte del virreinato napo-


OBRAS CITADAS litano abundan en la literatura de los siglos XVI y XVII en España. Las fiestas y los
ambientes lujosos y cortesanos convierten a la ciudad de Nápoles no solo en un
Best, Steven y Douglas KeIlner. Postmodero TheO'ry. Critical Interrogation. ew York: lugar de imp ortancia histórica o un mero lugar com ún literario sino en un
Guilford P, 1991. complejo y ambivalente locus discursivo , tal co mo veremos en las o bras d e
Dalm au, Miguel. Los Goytisolo. Barcelona: Anagrama, 1999. Lope de Vega, Tirso de Molina, María de Zayas y Leonor de la Cueva y Silva.
Díaz, Luis Felipe. Semiótica, psicoanálisis y postmodernidad. Río Piedras: Plaza Ma-
yor, 1999 Nápoles, como cualquier ciudad, es un objeto de la imaginación , una repre-
García Jambrina, Luis. La promoción poética de los 50. Madrid: Espasa Calpe, 2000. sentación . Como artefacto cultural, participa del proceso de significación como
Goytisolo,J osé Agustín. Novísima oda a BaTcelona. Barcelona: Lumen, 1993. han señalado la teoría geográfica y arquitectónica contemporáneas, que valiéndo-
Lyotard ,J ean Franyois. The Postmodern Condition: A Report on Knowledge. Minneapo- se d e las teorías de Lacan , ha con tribuido a esclarecer "las conexiones teóricas
lis: U ofMinnesota P, 1999. entre el sujeto, el significado y el orden cultural " (Silverman 150). Por un a par-
Masoliver,Juan Ramón. "Prólogo", Novísima Oda a BaTcelona. Barcelona: Lumen, te, según la geógrafa británica Doreen Massey, la ciudad existe en un binomi o
1993.8-33 espacio-temporal, y por lo tanto es indesligable de su realidad circ undante. El
Riera, Carme. "Introducción ",joséAgustín Coytisolo. Poesía. Madrid: Cátedra, 1999. se r individual da paso a la interrogación d el ser social dado que la subjetividad
19-92 es "[the] place for staging the social activity" según AnthonyVidler (223). Por otra
White, Hayden. "Historical Textas Literary Artifact", The WritingofHistO'rY. LiteraTy parte, la ciud ad es un "topos" o "lugar común " para la exploración de la ansie-
FOTm and Historical Understanding. Ed. Robert H. Canar)' ancl Henry Ko-
zinski. Madison: U ofWisconsin P, 1978.41-62.
_ . The Content oftheFo1"nz. NarrativeDiscou-rse and HistoricalRep'resentation. Baltimo- l . Las ideas de este ensayo tiene n su origen y versión preliminar en una ponencia

re, London:Johns Hopkins UP, 1987. presentada en la Villa Vergiliana en octubre de 2006 en Cuma, Nápoles en colaboración
con Noemi Marin.

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dad y la paranoia: "space is assumed to hid e , in its darkest recesses and forgot- Sin e mbargo, al suced er al cond e d e Lemos el polémico duque de Osu-
ten margins, al! objects of fear and phobia" (Vidler 167) . Desd e esta perspecti- na y posteriormente dos miem bros de la familia del Conde Duque de Olivares,
va, hablar de un a ciudad , es siempre hablar de una ciudad imaginada; hablar de qu e vivieron en la opulencia, se enfurecie ron los grandes de EspaIi.a. Esto im-
una ciudad literaria, co mo e l Nápoles d el Sig lo d e Oro, nos ll eva, por consi- pulsaría la co nspiraci ó n nobili aria y la posterior caí da d e l Cond e Duque d e
gttiente, a una doble abstracción. La representación de la ciudad de Nápoles, más Olivares. 2 La falta de aten ción a los proble mas locales, unido a los excesos del
que corresponder a la realidad de Nápoles, es una figura del imagin ario cu ltu- virre inato y la crisis económica y social impulsaron varios in tentos revoluciona-
ral español. Ello queda pa te nte al observar la ci udad en la compl ej idad de sus rios n apolitan os sofocados por los español es. El más notable fue la revuelta d e
relacion es paradigmá ticas y sintagmáti cas así como e n rel ac ión al te mor y al 1647 dirigida por Masianello y el pueblo, seguida de una República que duró nue-
imaginario lacaniano. ve meses.

Al referirnos a la ciudad , y por ende al reino d e Nápoles, hay que tener Esta ambivalencia entre h ermosura y zona co nflictiva que se obser va en la
presen te qu e no estamos hablando de un lu gar unifi cado por lazos cu lturales, realidad políticosocial de Nápoles aparece también en las representaciones de
lingüísticos o políticos, ni con España ni con Italia. En tanto que territorio per- la ciudad de Nápoles del Siglo d e Oro. Por poner un ejemplo, Nápoles, e l mar-
teneciente a los Habsburgo corresponde a su concepción del Estado-n acióQ en pa- co escénico d e El Perro del Hortelano (1618) de Lope d e Vega, no es ún icamente
labras de ín man Fox, "en que aquellos con poder ti enen acceso privilegiado a la un lugar idílico. Si bien un personaje señala: "Tiene hermosura y grandeza/ Nápo-
alta cultura, qu e de hecho es suya, y los que no tienen poder son tambi én quie- les" (l 2775-6) , también es cierto que es en Nápoles d onde se pueden encontrar
nes son privados de ed ucación " (20). No estamos pues hablando de una nación asesinos a su eldo: "Que h ay en Nápo les qui en vive/ d e eso y en oro recibe/ lo
unificada, fenómeno que no tien e lugar en Europa hasta en trado el siglo XIX, sin o que en sangre ha de volver" (1.2405-7). Como es común en Lope, cuyas obras eran
de una idea de nación compartida sólo por los miembros d e la élite de esta co- para el entretenimien to de las masas, de un modo similar a como hoy fun ciona
munidad imaginada. Sirva un recuento histórico para comprender la situación el cine d e H ollywood, su crítica es sutil. La grandeza de Nápoles no es indesliga-
de este peculiar espacio . ble de sus conflictos.

Tras unos años en poder d e monarcas franceses y aragoneses, Nápoles De hecho , tanto el título como el argumento aluden a la bella condesa
pasó a formar parte del imperio espaIi.ol en época de los Reyes Católjcos, al ser ane- napolitana Dian a d e Belflor quien juega con las emociones d e sus pretendi en-
xado en 1503. Desde ese momen to hasta 1707 funcionó como virreinato en el que tes, a quienes rechaza, y también de su sirvien te, Teodoro, a quien desea y con quien
el virrey gobern aba la provincia como representante d el monarca, de modo si- finalmen te se casa. La obra es un co mentario respecto a la ociosidad cortesana
milar a como tuvo lugar en los te rritorios americanos. Con el tiempo , Nápoles así como respecto a la posibilidad de amor a pesar de las diferencias de clase. Es de
se co nvertiría en uno de los puestos más deseados por los gobernad ores espaIi.o- notar que ambos tienen lugar en la corte napolitana, un lujar alejado de la corte
les pero también en lugar de controversia política. Para el siglo diecisiete, época
de la que provienen las citas q ue seIi.alaré, este virreinato (y su palacio) era el pues- Otro escritor cuya crítica reside en el mundo de la alusión es Tirso de Mo-
to de grand es de España como el conde d e Lemos , mece n as de las ar tes, tal linaoEn su trilogía sobre los hermanos Pizarro, encargada por la familia y eSClita
como se Ii.ala O tis Cree n. La corte napo litana adquiri ó fama en tod a Italia por para glorificar a sus miembros así como la empresa colonial, Tirso incluye una
sus modales caballerescos refinados, así como por ser centro de estudios y cultura, crítica sutil por medio de la referencia al chocolate, como he argumentado en otro
donde se di eron cita grandes artistas de la época como Caravaggio y Ciordano, lugar, obj eto aparen temente inocuo que le sirve para aludir a los excesos d e la aris-
y filóso fos como C iordan o Bruno y Tomasso di Campan e ll a. De esta época da-
tan las representaciones de la ciudad de Nápoles como lugar de máxima belleza
y elegan cia. Las intrigas políticas de esta época están bien documentadas en la biografía sobre
2.

el Conde Duque de Olivares escrita por John Elliot., El conde duque de OlivaTes (1986).

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tocracia y al "consum o" de la colonia por medio del comercio del cacao. México como por su inh erente peligro. Un lugar en el imaginario español y situado fue-
ocupa también un lugar en el imaginario español, ya que, aparte de servir la co- ra de España, su exotismo es un arma de dos filos: si bien es un lugar tentador para
lonización del paladar y contribuir al proceso civilizador español, es promesa de la clase alta española, la riqueza que promete puede conducir al libertinaje y al abu-
continuas riquezas al igual que Nápoles. También significativa en la obra de Tir- so del Otro.
so es la ciudad de Nápoles, locus de críti ca social y cultural, y que se encuentra
en El burlador de Sevilla (c. 1630) YEl condenado por desconfiado (1635) . En la quinta de las novel as de la colección de Novelas amorosas y ejemPlares
de María de Zayas (1637), "La fuerza del amor," tenemos la descripción de Ná-
La conocida obra de El burlador de Sevilla se abre con una escena en la que poles, la ciudad en donde ha nacido la protagonista: "En Nápoles, insign e y fa-
Don Juan tiene un encuentro amoroso con la duquesa Isabella de Nápoles fmgien- mosa ciud ad de Italia por su riqueza, hermosura y agradable siti o , n obl es
do ser su amado en la oscUlidad. Tirso presenta Nápoles para criticar la libertad ciudadanos y gallardos edificios, coronados de jardines y adornados de cristali-
sexual de la corte napolitana donde Don Juan está exento de castigo gracias a su nas fuentes, hermosas damas y gallardos caballeros. . . " (345). Otras referencias a
linaje y la posición de su tío. Es en Nápoles donde reside al inicio de la obra y de la ciudad de Nápoles en esta obra aluden al entretenimiento de la rica y ociosa cor-
donde huirá para seguir sus conquistas. La presen cia de Donjuan en Nápoles te napolitana: "es uso y costumbre en Nápoles ir las doncellas a los saraos y fes-
indica una moviEdad social y política reservada sólo a unos pocos en la España del tines que en los palacios del virrey y casas particulares de caballeros se hacen;" "úsase
tiempo de Tirso, y resalta que ia ciudad no es una realidad estática, como indica en Nápoles llevar a los festines un maestro d e ceremonias, el cual saca a danzar
Doreen Massey (254) y por lo tanto es un lugar muy diferente ya sea visto desde a las damas y las d a al caballero que le parece;" o "tomó un arpa en que las se-
la perspectiva del pueblo o desde la de los cortesan os. ñoras italianas son tan diestras (356), descripciones hiperbó licas que sirven de crí-
tica de la ociosidad cortesana. La obra también contiene una alusión a la brujería
Un mo mento importante de la obra es el conocido como la Loa a Lisboa en Nápoles "porque no está regulada por la inquisición ni amedrenta" (362), lo
(1.721-857), una descripción larga y atrayente de las riquezas tanto naturales como cual contribuye a crear la ciudad de Nápoles al modo de sus contemporáneos,
creadas de Lisboa, que d on Gonzalo , "comendador mayor," relata al rey de Ná- como un lugar hermoso en donde acecha el peligro.
poles al volver d e su embajada. El hiperbólico lenguaje utilizado por Do n Gon-
zalo lleva al rey a decir: "Más estimo, don Gonzalo,! escuchar de vuestra lengua/ esa En su segunda colecció n de novelas, Desengaños amorosos, escrita diez años
relación sucinta,! que haber visto su grandeza" (:'858-61). Este fragmento ha dado después, las referencias a la ciudad son más específi cas y tienden a incluir una
mucho que hablar, si bien la crítica tirsiana parece coincidir en que la descrip- crítica de la empresa colonial. Por ejemplo , en la primera novela, "La esclava d e
ción de la grandeza de Lisboa contrasta con la corrupción de Sevilla. 3 Del mis- su amante" Manuel, el personaje del que está enamorada la heroína, marcha a Ná-
mo modo, las d escripcion es de Nápoles que se encuentran en la literatura de poles a se rvir al almiran te d e Castilla, el cual, según la investigación de Alicia
esta época sirven para contrarrestar con la percibida corrupción de España. Yllera, la editora d e la colección , parece ser una alusión específica a Juan Alfon-
so Enríquez de Cabrera. Este personaj e logra un puesto como "gentilhombre
El condenado por desconfiado, una obra sobre la redención, se centra en los con- de su cámara" (150), trabaj o de sirviente, por bonito que parezca el nombre. La
flictos de Paulo, u n ermitaño, que en un momen to de debilidad, se deja ten tar por cita , iró nica , revela que Nápoles es un deseadísimo puesto político , es decir,
el diablo , quien le di ce que vaya a Nápoles a seguir al pecador Enrico. Lo más aunque sea de sirviente.
significa tivo de esta o bra, en mi op ini ón , es que e l marco escé nico donde su-
cumbir al pecad o es la misma ciudad de Nápoles, co nocida tanto por su belleza Otra referencia se encuentra en la novela octava, "El traid or contra su
sangre," donde Alonso, el pro tagonista, parte a Nápoles después de haber asesina-
do brutalmente a su hermana.Nápoles parece ser un lugar al que un español bien
3. A modo de introducción refiero al lector a los artículos de Morby, Ter Horsr y situado socialmente puede escapar con impunidad, dado que su padre le escri-
Yáncz inclu idos en la bibliografía. be cartas al virrey de Nápol es para que le conceda un puesto de soldado (385-

80 81
6) . El comportamiento criminal de Alonso seguirá en Nápoles, en parte, debi- lución napolitana de 1647, la obra pudiera ser un a alegoría política que hace
do a que se asocia a "hij o de español y napolitana, h o mbre perdido y vicioso." eco del sentimiento presente en un cierto grupo de nobles españoles que vie-
La representación de Nápoles como lugar adonde huyen los foraj idos españoles ron los excesos del virreinato napolitano, y contribuyeron a la caída del Conde Du-
contribuye a resaltar su peligrosidad. que de Olivares. 4 La riqueza y el exceso de las descripciones de Nápoles, funcionaria
aquí como una crítica de la moralidad política.
Otra escrito ra contemporánea a Zayas, Leonor de la Cueva y Silva (1610?-
1689?) d escribe la luj osa ciudad d e Nápoles en su obra teatral La fiTmeza en la En vista de las anteriores referencias literarias, cabe afirmar, como indica Be-
ausencia (c.1647). Es un lugar atrayente, un lugar de promesas y llÚO, si bien el tono nedetto Croce, que la construcción del pasado napolitano sólo es posible par-
de la obra parece ser también crítico. tiendo de su herencia españ ola (cit. Brancaforte 327). Asimismo, la reconstrucción
del pasado español y de su herencia requiere partir de su relación con la ciudad
A los dichosos años que cumplía de Nápoles. Lugar de apoyo militar e indicador de prestigio, tal como comenta Be-
El rey ordena Justas y torneos nedetto Croce (151 ) , Nápoles segu irá sien do el modelo por excelencia de la
Donde Nápoles muestra en bizarría gloria de España y un lugar atrayente en el imaginario españ ol' "A site of mili-
Su belleza, su amor y sus deseos; tary support, contributing to the Spanish grandeur and an indicator of prestige,
Aquí suena la dórica armonía Naples remains the epitome of th e Empire's glory and an alluring place in the Spa-
Allí canciones que, afrentando Orfeos, nish Imaginary" (Croce 151 ).5
Eran dulce recreo a los sentidos,
En tantas variedades suspen didos. (1.26-32) Sin embargo, las referencias a la ciudad de Nápoles, como se ha visto, no sólo
aluden a su gloria sino también a su peligro y eso tiene que ver con el funciona-
A la descripción de esta escena, una festividad organizada por el rey, le sigue miento del imaginario. Para Lacan , el imaginario, estadio previo al orde n sim-
la descripción d e los participan tes en la justa (el rey, Armesinda, y otros nobles), bólico y que continúa coexistiendo con él después, es el lugar donde el sujeto se
prestando atención a los detalles y colores de los trajes. El príncipe de Taranto define en relación a objetos, tales como el "chocolate" que mencioné anteriormen-
va "de tela verd egay vestido airoso/ sobre nácar," (1. 67-8); el de Visin iano "con te en relación a la obra de Tirso, o, añadi ría, la "ciudad. " Ahora bien, hay que te-
recamos de plata" (1.82), Yel de Salerno "todo de fina plata guarn ecido" (1.92) . To- ner presente que este estad io se caracteriza por la identificación y la dualidad,
dos los trajes están bordados en plata o piedras preciosas y, sin embargo , no hay por emociones ambivalentes, y de ahí que prevalezcan la adoración y el temor,
que pensar en e llos como representación del vestir de la época sino como sím-
bolos, pues muchas escritoras contemporáneas a De la Cueva y Silva utilizan el ves-
tir como estrategia retórica, tal como ha señalado Amy Kaminsky en re lación a 4 Teresa Solfas indica que la obra fue probablemente escrita en la mitad de la
la obra de María de Zayas (379). Entonces, la excesiva riqueza y detalle con que vida de la autora y que se sitúa en el siglo XVI, en el momento de la invasión de los fran-
aparecen descritos estos trajes pudiera estar aludiendo a una crítica d e los cortesa- ceses contenida por las tropas españolas para contrarrestar con el mome nto de la revo-
nos napoli tanos. Los trajes con tribuyen a la creación del Il~oso marco escénico de lución de Nápoles.
la corte napolitana donde el gasto en festividades parece a la orden del día y
aprobado por el vi rrey. Sin embargo, la crítica de l virreinato no se encuentra 5. Aunque este artículo parte de las referencias a Napóles encontradas en una selec-
sólo en esta esce na sino de m odo simbólico en el argum ento mismo. Básica- ción de obras de los siglos XVI y XVII , hay que notar que Nápoles sigue ejerc iendo cier-
mente , e l rey de Nápo les, e namorado de Armesinda, una dama de la corte, en- to atractivo en la producción artística posterior. Por ej emplo en la zarzuela, género musical
vía a su amado a la guerra, lo cual es una crí tica de las licencias de una clase que propiamente español fruto del siglo XIX. Agradezco esta observación a Domingo Plácido,
se siente con poder sobre los Otros. De hech o , la estrategia no func iona pues así como su mención del emergente campo de re laciones italo-espallolas enu'e los histo-
sólo consigue probar la firm eza de la dama. Escrito por una mujer y tras la revo- riadores contemporáneos.

82 83
como el qu e se tiene por Nápoles. La id entificación de este estadio , según La- OBRAS CITADAS
can, sólo es posible por medio de una construcción ficticia.
Anderson, Benedict. bnagined Communities. London, NY: Verso, 2006.
Entiendo que el sujeto del Siglo de Oro se inserta en el orden cultural de Brancaforte, Benito. "Benedetto Croce's Ch anging Attitude Toward the Rele-
la nación , un artefacto cu ltural (o comunidad imaginada para Benedict Ander- vance of Spanish Influ ences in l taly." Itálica 44.3 (1967): 326-43.
son), por medio de su referencia a la ciudad de Nápoles en el imaginario. Las Croce, Benedetto. "Spanish Culture in Italy in the Seventeenth Century." His-
ciudades, al igual que las naciones, formarían parte a su vez del estadio imagina- pania 10.6 (1927): 383-88.
rio y del simbólico. Nápoles se constr uye como "la otredad deseada, " locus alta- De la Cueva y Silva, Leonor. "La Firmeza en la ausencia." Women sActs: Plays by
mente persuasivo de desarro ll o cu ltural, progreso económico y florecimiento Women Dramatists ofSpain sGoldenAge. Ed. and In tro. Teresa Scott Soufas . Le-
de las a rtes qu e estimula a aquell os "deseosos de medro " (e n palabras dejosé xington, KY: The UP ofKentucky, 1997. 198-224.
An to nio Maravall), a aquellos que aspiran a form ar parte del virreinato. Con todo, Elliot,john H. The CountDukeofOlivares: TheStat,esman in anAgeofDecline. New Ha-
hay que tener en cuenta qu e esa identificación de lo espaüol en relación a Ná- ven: Yale UP, 1986.
po les, tiene una función específica, pues va dirigida a la élite en el poder a la Fox, Inman. La invención deEspa1ia. Nacionalismo liberal e identidad nacionaL Madrid:
que se critica por sus excesos, si bien mantiene a Nápoles y a su virreinato como Cáted ra,1998.
un lugar deseable. Gamboa, Yolanda. "Consuming the Other, Creating the Self: th e Cultural Implica-
tions of th e Aztec 's Ch oco late [rom Tirso de Mo lina to Agustín Moreto
Sin embargo, de observar la reali dad de la ciudad de Nápoles, ésta conta- and Pe dro Lanini y Sagredo." Cross cuTrents: Transatlantic Perspectives on
ba con serios problemas sociales desde el inici o del virreinato debido a la explo- Early Modern Hispanic Drama. Ed. Mindy Badía and Bonnie Gasior. Lewis-
tación de las finanzas napolitanas por parte de banqueros florentinos y catalanes, burg, PA: Bucknell UP, 2006. 25-39.
la cercanía al Vaticano y los impuestos obligados por el virreinato. En el siglo XVII, - . and Noemi Marin. "Colo nizing Naples: Rhetoric of Allure and th e 17 th C
si bien la ciudad se había convertido en un centro cultural, también había sufri- Spanish Imaginary." (Ponencia presen tada en el simposio 'T he Mytho-
do un co nsiderable aumento demográfi co y existía un d esconte nto entre las logy and Iconography ofColonization: An International Conference", Villa
masas que conduciría a la rebeli ón de 1647 contra lo que la población percibía Vergiliana, Cuma, Italy, Oct 2-6,2006)
co mo un gobierno extranjero y opresivo. Pero más allá de la realidad social de Green, Otis. 'The Literary Courtofthe CountofLemos at Naples, 1610-1 616." His-
la ciudad, la construcción del imaginario, en este caso nacional, precisa además de panicReview 1.4 (1933): 290-308.
una constru cción del temor a lo qu e el sujeto excluye de sí. Así pues, la mezcla Kaminsky, Amy K. "Dress and Redr ess: Cloth ing in th e Desengaños amorosos of
de clases, el mundo de la delincuencia, la libertad sexual y la brujería que se pa- María de Zayas y Sotomayor." Rornanic Review 79.2 (1988) : 377-91.
recen temer, y por lo tanto excluir en Nápoles, forman parte de los temores de Lope de Vega, Félix. El perro del hortelano. 7th. ed. Ed. Mauro Armiño. Mad rid:
la pro p ia realidad española del XVII. El presentarlo en Nápoles donde el exo- Cátedra, 2001.
tismo hace posible la diferencia (Yoon 417) pe.rmite la crítica de las costumbres Maravall,josé Antonio. La Gultura del barroco. 5th ed. Barcelona: Ariel , 1990.
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Nápoles, ciudad imaginada. contribuye a la creación de lo que es, como del Siglo de Oro. Ed. Eugenio Suárez Galbán Guerra. Madrid: Orígenes, 1989.
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and Cermán Vega Carcía-Luengos. New York: Peter Lang, 2001.

CECIUA V AWÉS (1882) fue publicada en el exilio y pertenece al género de nove-


las antiesclavistas. Según la crítica, Cecilia Valdés o La Loma del Ángel es la última
en publicarse antes d e la abolición de la esclavitud. En este ensayo se analiza la re-
presentación del mulato en la novela de Cirilo VilJaverde, así como el papel
que juega en el imaginario cultural habanero durante el siglo XIX.

A través de su protagonista, la novela plantea un problema étnico-racial


que ha preocupado a los cubanos en los últimos dos siglos: el color de la piel.
Cecilia es una mulata, producto de una interacción de una clase social con otra
en la ciudad de La Habana, y de ahí su importancia. Como explicaremos más
adelante , los mulatos en la Cuba del siglo XIX son el resultado de la unión
de dos grupos sociales muy definidos: blancos-negros; amos-esclavos; ricos-
pobres.

En la novela de Villaverde , Cecilia Valdés, la protagonista, no es un perso-


naje definido co mpl etamente por el narrador. Cecili a no es ni negra ni blanca
ni indígena, sin o mulata, pero no una mulata cualquiera; Cecilia es una mulata
que "bien podía pasar por la Venus de la raza híbrida etiópico-caucásica"(Villa-
verde 20) . Así, la pigmentación cobriza de su piel sitúa al personaje en un plano
intermedio que hace imposible delimitarlo desde una perspectiva unidimensio-

87
86
nal. Es como si Villaverde tratara de expresar la cond ición híbrida del personaje en nombre de la metrópolis. [ . . . ] En e l nivel inmediatamente inferior,
de diferentes formas y por eso describe a lajoven de forma ambigu a desde el está la clase media, casi exclusivamente formada por criollos ilustrados. [ ... ]
inicio de la narración: Al llegar al pueblo se extendía una impenetrable frontera tras la cual mal-
vivía la población racialmente inferior, la "gente de color", mulatos y negros,
De cuerpo era más bien delgada que gruesa, para su edad, antes baj a que subdivididos tambi én por motivo de la posesión o ausencia de la libertad
crecida, y el torso visto de espaldas, angosto en el cuello y ancho en los hom- propiamente nominal, y por el grado de oscuridad de la piel. (19)
bros. [... ] La complexión podía pasar por saludable, la encarnación viva, [.. ]
aunque a poco que se fijaba la atención, se adverúa en el color del rostro, Yaunque entre negros y mulatos si exisúa una diferenciación social, el he-
que sin dejar de ser sanguíneo, había demasiado ocre en su composición, cho es que la cond ición de sometimiento de ambos grupos era la misma frente
y no resultaba diáfano ni libre. ¿A qué raza pertenecía esta muchacha? Di- a los criollos y españoles. En e l caso del mulato, su antepasado blanco, co nse-
ficil es decirlo. (7) cuencia de las relaciones ilícitas entre los señores blancos y las esclavas negras,
no lo absolvía de ser otro ser explotado. Ves que en la sociedad de aquel entonces,
Así, Yde una manera a veces muy sutil , queda enten dido que en la novela los el mulato estaba sentenciado a hacer trabajos que los blancos se negaban a reali-
cáno nes estéticos de La Habana de aquellos tiempos corresponden a los de la raza zar. Acerca d e este tema Casanova-Marengo afirma que , "los mulatos se d esem-
blanca. Acerca de esta idea,]ackson afirma que en la Cuba decimonónica "whi- peñaban en diversas ocupaciones a lo largo de la isla de Cuba, especialmente en
te standard is consistently in force" (29). Este modelo riguroso hace que los perso- los servicios urbanos que la gente bl anca se n egaba a hacer o para lo que no
n ajes es té n som etidos a un escruti ni o racial meticulo so todo el tiempo. contaban con suficientes man os. De este modo, los mulatos acapararon trabajos
Desafortunad a-mente para ellos, sus destinos dependen básicamen te del color de como los chóferes, cocineros, lavanderos, músicos, sastres, abogados, médicos, en-
su piel. Consciente de estas circunstancias no es extrúio que Cecilia afirme: "No tre otros" (89).
lo niego. Mucho que sí me gustan los blancos que los pardos. Se me caería la
cara de vergüenza, si me casara y tuviera un hijo saltoatrás" (162). Al parecer, a Ce- De acuerdo a la división de la organ ización social, explicada en el párrafo
cilia le incomoda su condición de mulata, quiere llegar a ser blanca, pero su ori- anterior, la protagonista de la nove la también pertenece a un grupo social sub-
gen negro se lo impide. ordinado dentro la sociedad. Sin embargo, y a diferencia de los otros mulatos,
Cecilia goza de una posició n privilegiada que muy pocos de ellos disfrutaban en
Para en tender mejor la realidad del mulato, debemos tener presente la estra- aquel entonces: Cecilia es una mulata emancipad a y tiene un ape llido. A pesar
tificació n racial de la sociedad cubana en el siglo XIX. El mulato, en aquella épo- de haber sido abandon ada en la casa cun a cuando aún era un bebé, Cecilia os-
ca, ocupaba un o de los últimos peldaños en la escala social trazada por las tenta un nombre y un apellido como cualquier otro blanco. Cuando la esposa
autoridades coloniales. En dicha escala, la cúspide estaba formada por los espa- de su padre le pregunta a la mulata su apellido, ella le responde enseguida y sin
ñoles, mientras que los afrocubanos se situaban en los escalafones más bajos. En me- titubear que su apellido es Valdés:
dio de esta clasificación, se encontraban los mulatos, también diferenciados de
acuerdo con el disfrute, o no, d e un estatus libre. Entre los mulatos las subdivisio- ¿Cómo te llamas?
nes se establecían de acuerdo con el color de la piel y el grad o de subordinación, ya Cecilia, respondió vivamente.
sea por el tipo de labor que desempeñaban o por la ubicación de la persona; es ¿Y tu m adre?
d ecir, si trabajaban en la ciudad o en el campo. En un estudio crítico sob re los Yo no tengo madre.
bloques integrantes de la pirámide social de la colon ia cubana, Lazo sugiere que: ¡Pobrecita! ¿Ytu padre?
Yo soy Valdés, yo no tengo padre.
En la cúspide viven y mandan , se enriquecen y gozan los españoles, que Esa está mejor, exclamó la señora recapac itando. (8)
no podía decirse que gobernaban, sino que mandaban despóticamente

88 89
De acuerdo con la historia, la protagonista mulata debía haber recibido el Pero como cualquier elemento que se infi ltra en un espacio nuevo, el mu-
apellid o de su madre (Alarcón) al nacer, pero Cándido Gamboa, para garanti- lato se convierte en un personaje trasgresor que quebranta el orden establecido
zar que su hija ilegítima tuviera la posibilidad de ser aceptada en una sociedad de la ciudad . Por primera vez, el ordenamiento maniqu eo de la sociedad cuba-
obsesionada con la pureza de sangre, decide darle el nombre Valdés. Para este pro- na que obstruye el paso a nuevas categorías raciales está en peligro. Como la belle-
pósito la hace pasar por la Casa Cuna de La Haban a donde "iI vescovo Jerónimo za singular de Cecilia, los mulatos d e la ciud ad han logrado captar la ate nción
Valdés , infatti, era colui il quale aveva commission ato la costruzione dell'ediffi- popular yson imposibles de ignorar. Como nun ca an tes, ahora la nueva iden tidad
cio e tutti i bambini accolti nella struttura venivano designati con il suo altoloca- nacional está teñida de varios colores. La idea de la mezcla de razas la podemos
to cognome" (408). Por tanto, Ceci lia y los demás esclavos huérfanos obtienen por ver ejemplificada en la siguiente cita extraída de la novela Cecilia Valdés en la
beneficio de la Casa Cuna el apellido del Obispo Valdés, lo cual socialmente resul- cual uno de los personajes describe al sastre de la ciudad:
taba mucho más provechoso que carecer de un apellido.
[ ... ] Aunque quisiera, no hu biera podido negar la raza negra mezclada con
Sin embargo, a Cecilia, como a los demás mulatos, le afectará más que a nin- la blanca, a que debía su origen. Era de elevada talla, enjuto de carnes, ca-
gún o tro grupo el problema del blanqueamien to que Rivas define como "el acer- rilargo, los brazos tenía desproporcionados, la nariz achatada, los ojos salto-
camiento sexual al blanco para parecerse a él, aunque el precio sea el rechazo nes, o a flor del rostro , la boca chica, y tanto que apenas cabían en e lla
a su propia raza " (223) . En la novela, Villaverde expone este asunto utilizando dos sartas de dientes ralos, anchos y belfos; los labios renegridos, muy
a las mujeres de la familia de Cecilia como sujetos de estudio. De acuerdo a las ex- gruesos y el co lor pálido. [ ... ] Estaba casad o co n un a mulata como é l.
pli caciones d el n arrador, Cecili a no es más que el penúltimo eslab ón d e una (69)
cade na que debió comenzar en su bisabuela . La aspiración de mezclarse con
un blanco ha sido transmitida de generación en generación. Este proceso fa- Pero más allá de irrumpir y amenazar el sistema imperante de la isla, e l
miliar lo menciona el personaje María de la Regla en uno de los episodios de la mulato un e y propone un nuevo orden socioracial. En su estudio sobre el color
nove la: "Magd alena, negra como yo, tuvo con un blanco a señá Chepilla, par- mulato en la Cuba colonial, Casanova-Marengo afirma que Cecilia cuela la posi-
da; que señá Chepita tuvo con otro blanco a señá Charito Alarcón, parda clara, bilidad de trazar un puente transculturador entre lo blanco y lo negro (60) . Así, el
y señá Charito tuvo con otro blanco a Cecilia Valdés, blanca" (Villaverde 241 ). mulato es el eslabón que conecta, aunque para algunos sólo racialmente, dos
La historia de esta familia no hace m ás que revalid ar lo planteado anterior- clases sociales hasta ahora polarizadas. El símbolo de esta unión esj ustamente el
mente: la pérdida d e color se presenta como la única vía de ascenso en la es- nacimiento del personaje de Cecilia, que no es otra cosa que una gran metáfora
tru ctura social. de la nueva sociedad que se está formando en Cuba y, porque no decirlo , tam-
bién en América. Según Manzari, ''The characters created by novelist like Villaver-
Hasta ahora hemos visto como el personaje de Cecilia Vald és deambula de beco me symbols that go on living in the collective imagi nation of a people,
en un a zo n a in termedia difícil de definir, la que separa el elemento social ne- in th eir vocabulary and in th eir national memories" (48).
gro del blanco; lo dominado y lo dominante son debatibles después de leer
esta novela. Yes que el origen híbrido de los personajes no hace más que refle- Ahora bien, si el nacimiento de nuestra protagonista simboliza la mezcla ra-
jar la realidad de las ciudades cuban as en el siglo XIX; unas sociedades mu lti- cial en Cu ba, su relación incestuosa con el blanco Leonardo representa la impo-
rraciales cuyos individuos no son solamente blancos o negros , sin o también sibilidad de llevar a cabo un proyecto nacional que integre, no nada más racial,
mu latos. En La ciudad /.ctTada, Rama cuenta la anécdota de cómo "la marquesa de sino también económicamente a todos y cada uno de los grupos existentes. De este
Calderón d e la Barca conoció por p ri mera vez un a sociedad crioll a cuando ll e- modo, la idílica relación amorosa entre Cecilia y Leonardo habría sido un artificio
gó a La Habana e n 1839 y dijo hab lando d e e lla: 'Esta súbita transición de la más utilizado por Villaverde para recrear la imposibilidad de in tegración de las dos
tierra yanqui a esta tierra española de militares y de negros es como un sueño'" razas dentro de la ciudad . H ay que recordar que en La Habana de entonces, la
(194) . ley gubernamental impedía las relaciones interraciales entre los individuos de la

90 91
sociedad, aunque en la práctica, y como así lo certifi ca la historia de Cecilia Val- Pero la elección de un personaje mulato--y además mujer--como protago-
dés, estas leyes eran quebrantadas a menudo por sus individuos. (Álvarez-Ame1l8). nista de la novela, no responde a una mera casualidad. El escritor ha elegido a este
En el argumento de esta novela, vemos como la relación in cestuosa entre la mu- personaje híbrido a pr op ós ito . Ella es un ar tifi cio para discutir el tema de l
lata Cecili a y Leonardo no solamente infringe la ley, sino que además, concibe "Otro." Ya hemos visto que la novela representa a la mujer y al mulato como su-
un niñ a. Sin sabe rl o, ambos hermanos so n víctimas de las circunstancias; vícti- jetos oprimidos d entro d e la sociedad cubana del siglo XIX . De acuerdo co n
mas de la sociedad de su tiempo qu e no les perdona a ella co mo víctima ni a él este planteam iento, Cecilia es doblemente marginada dentro de la socied ad co-
como victimario. lonial: primero, por su condición racial y, además, por ser mujeL A diferencia
d e la muj er bl anca, la mujer de color es víctima de la mayor marginación y ex-
Mientras el móvil que impulsa a Cecilia es el an helo de "mejorar " su raza plotació n dentro d e la estructura social. De ahí que Cecilia, como mulata,jamás
para desprenderse progresivamente de su color negro, sinónimo de esclavitud, pueda gozar de los pocos privilegios que, por su raza o clase social, las mujeres blan-
e l móvil d e Leo n ardo está diametralm e nte opuesto al de Cec ili a. Leonardo cas y crioll as poseen.
só lo desea a la mujer mulata para satisface r su d eseo carnal y "tomarla por
manceba, con achaque de ampararla" (Villaverde 274). Mezclarse con ella repre- Las diferencias raciales que se han venido señalando, las vamos a ver refle-
sentaría un re troceso en su posición social. Según Kutsinski, "from th ese nine- jadas también en el estilo y el lenguaje de la novela. Especialmente en la segunda
teenth-century discursive en twinements the mulata emerges as a product of mostly parte, las palabras negras y blancas se funden y confunden entre sí, impidiendo
white and distinctly masculine desire" (15). Metafóricamen te , esta idea refleja establecer la pureza lingüística de los personajes. Así, en el episodio donde Gam-
la presión económica que el sujeto dom inante impone sobre las clases sojuzga- boa le pide a Apon te que al fin alizar el bail e d e cuna ll eve a Cecilia a la casa,
d as. La realidad es que el interés del blanco en la mulata responde a u n mero Aponte se dirige a un descon ocido y le dice: "¿Me hace el favor de decirle a la
estimulo económico. niña Cecilia que aquí está el quitrín?" (Villaverde 30) . Pero según Casanova-Maren-
go, "la palabra 'niña' excluye a Cecilia y al calesero Aponte, por ser vocablo de blan-
Siguiendo la fórmu la d eterminista, Cecilia termina como su madre in- cos". Yes que en la Cuba del siglo XIX, la palabra "niña" se utilizaba para dirigirse
te rnada en u n manicomi o. Su inte nto por avanzar en la sociedad diseñada a las jóvenes blancas y, por lo tanto, Cecili a, no sería digna de ser llamada así
por blancos y para blan cos acaba siendo un fracaso. Cecilia no logra uni rse al (82). Lo mismo ocurre con la palabra "camará," que incluye a Pimienta y el cale-
blan co en matrim o ni o, ni mu cho menos co n stituir un a fam ilia co mo é l. Su sero , pero excluye al narrador; y con la expresión "rengue liso," que no le perte-
d es tin o parece ser el de termin ar sus días en un manicomio, relegad a y margi- nece a Leonardo por ser blanco. Con esto, el escritor pretende explicar que algunas
n ada sin salida algun a. Nos resta preguntarnos si su hija , fruto de otra unión expresiones del blanco se infiltran en el lenguaje urbano del negro, y viceversa.
in terracial, también co rrerá con la misma suerte de todas las mujeres que la
antecedieron. Las expresiones "acaneladas," insertadas ahora en el discurso del blanco, re-
flejan no solamente la mezcla racial de la ciudad, sino también el dinamismo in-
Lo que sí dej a en claro el escri tor es que la nueva raza que se está forman- terracial que está ocurriendo. A lo largo de la novela, la diferenciación entre grupos
do en Cuba es una raza diferente , pero a la vez simi lar a sus predecesoras. De sociales y el lenguaje de los personajes se van haciendo más confusos y por eso
ell as hereda su sangre, cultura, idiosincrasia y, también, sus problemas. Así, Ceci- el escritor utiliza las bastardillas como una forma de reflej ar la hibridez de los
li a, y los cie ntos de miles d e mulatos nacidos y por nacer en las ciudades cuba- pobladores d e la urbe. Según Casanova-Marengo, "el oscilar de esos vocablos
nas, se co nvierten en e lementos desestabilizado res de l poder en la Cuba d e l borra los límites y deja un rastro caótico , difícil de seguir por no saberse exacta-
siglo XIX. Co mo señalan Ashcroft y Tiffin, "these ' hybrid ' forms are either deli- mente qué espacio racial marcan " (82).
berately d estroyed or marginalized , their very presence disrupts the appare n tly
axiomatic sign i1i catory sys tem which has invested i tself wi th abso 1u te au thori ty over De todos los espacios urbanos que se muestran en la novela, los de los bailes
those it has constructed as "o th er" (103) . de cuna son los que favorecen la mescolanza entre los dos mundos an tagónicos.

92 93
Celebrados durante las ferias, "los bailes se convirtieron en el lugar más adecua- Rivas, Mercedes. Literatura y esclavitud en la novela cubana del siglo XIX Sevilla: Escue-
do para que se produjera la transculturación negro-blanco" (Rivas 76 ) . Yes que la de Estudios Hispan oame ricanos de Sevilla, 1990.
el ambiente festivo de las cun as era el lugar favorito de "gente de todos los colores, Scarabelli , Laura. "Figure archetipich e d el con flitto: analisi del triangolo amoro-
sexos y condiciones" (Villaverde 164). Allí, tanto los blancos, como los mulatos y so in Cecilia Valdés di Cirilo Villaverde. " Atti del XXII Convegno Associazione
la gente de color en general, se entretienen hermanad os por la música y e l bai- Ispanisti Italiani. Eds. Antonella Cancellier et al. Catania-Ragusa: AISPI, 2006.
le. Para las mulatas como Cecilia y Nemesia, por ej emplo , los bailes d e cuna les 403-2 1.
facilitan la oportunidad de vincularse con los blancos. De este modo, el espacio hí- Villave rde , Ciri lo. Cecilia Valdés o La loma del Ángel. México: Edito ri al Porrúa,
brido d e los bailes reflej a la realidad de la ciudad habanera del siglo XIX, una 1972.
sociedad donde la mezcla racial se lleva a cabo independien temen te d e que sea
aceptada o no.

En té rmin os generales, este análisis quiere demostrar cómo la narrativa


antiesclavista, es un artefacto cultural que no sólo muestra la compleja interacción
racial en la ciudad de La H<i bana, sino que también auten tifica la existencia de una
raza mulata. En Cecilia Valdés, Villaverde propone la identidad híbrida del sujeto
urbano y nacional, a la vez que cuestiona el binarismo maniqueo de lo blanco y
lo negro, alegando que la nacionalidad cubana no puede ser delimitada desde una
perspec tiva bipolar simplista, sino más bien desde un punto de vista multidi-
mensional y abierto, que refleje d e forma veraz la realidad cubana.

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el Nacionalismo cubano. " Hispania 83. 1 (2000): 1-7.
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94 95
DE LA PROMOCIÓN T URÍSTI CA A LA CONCIENCIA
DE MARCA: LA MARCA-CIUDAD EN EL CINE
ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO

Alfredo Martínez Expósito

University 01 Queensland

EN LA MITOLOG ÍA romana, cada persona, cada fami lia, cada casa, ciudad y región
tenía su propio ge nio pro tector, al que se rendía tributo y sacrificio en días se-
ñalados; cada persona, por ejemplo, lo hacía el día d e su cumpleaños. El genius
loei o espíritu del lugar era un ente protector que resid ía e n el te mplo , e n la .
casa, o incluso en el río o bosque y que proporcionaba al lugar su aliento vital. Esta
cre e ncia, co mún a mu chas civilizaciones de la antigüedad , permaneció viva
tras el advenimiento de la mode rnidad y perdura aún , bajo múltiples apariencias,
enu-e nosotros. Por ej emplo, la arquitectura, el in teriorismo o la jardinería se pre-
ocupan , unas veces con m ás acie rto qu e otras, d e r esp e tar ese espíritu de llu-
gar, ahora ya d esprovisto d e sus connotaciones m etafisicas y definido más bien
co mo carácte r o a mbie nte o atmósfe ra. Habla mos así d e pueblos con e ncanto
o ciudades co n p e rson alidad , y n o dudamos e n criti car actuaci ones urbanísti-
cas que a nues tro p arece r van contra ese carác te r m ás o menos perenn e qu e
atribuimos a ciertos lugares. Sí, un carácte r pe re nne q u e resiste el paso d e l
tiempo y que precisamente por ello se ofrece como la mej o r defini ción de la ide n-
tid ad d e l lugar p or e n cim a d e m od as y es til os. Po r su carácte r ate mp o ral, la
idea del genius loei ha sido a veces conside rad a como conser vadora y arcaizante,
más ap egada al p asad o qu e afí n al progreso, y suscep tible d e ser utilizada co n
fin es políticos de corte reacc io nario.

97
La escena ini cial de La verbena de La Paloma (dir.José Luis Sáenz de H ere- balizaCÍó n, la econ omía del conocimiento, el internet, la realidad virtual , el ge-
dia, 1963) ofrece un claro ej emplo d el espíritu de l lugar. La películ a comienza noma hu mano, etc. El problema concreto que trato de abordar es el del estable-
con unas imágenes del Madrid actu al (prime ros años 60) y una voz en off esta- cimi en to d e nu evas e insóli tas relac iones entre la ciudad y e l espectad or
bl ece un a comparació n co n el Madrid d e fin ales d el siglo XIX: el tráfi co y los cinematográfico, relaciones propiciadas por una nueva cultura de movilidad ge-
edificios han cambiado, dice, pero el espíritu y la gente del lugar siguen siendo ográfi ca y cultural en un mundo cada vez más intercon ectad o. Propongo utili-
los mismos. De hecho, la película comienza con la transfo rmación de unos cuan- zar, para tratar d e articular la cuestión, un modelo teó ri co apenas utilizado en
tos m adrileñ os d e los años sese nta en person aj es d e la famosa zarzuela de To- las Humanidades -la maTca-lugaT- con la esperanza, seguram ente excesiva, de en-
m ás Bretó n y Ricardo de la Vega para, al final , traerlos d e nu evo a la épo ca sayar un modo de análisis alternativo a los enfoques posmodernos basados fun-
actu al y concluir qu e, po r mucha agu a qu e haya pasad o bajo el pue n te, en el damentalmen te en las teorías de la mirada y la relación entre la ciudad real y la
fondo nada ha cambiado. ciudad representada. Creo que la teoría de la marca-lugar podría explicar la re-
lación emocional entre el espectador y la ciudad y la mediación cinematográfica
Es obvio que la película trata de rentabilizar políticamente la idea de un Ma- de esa relación teniendo en cuenta por igual al recep tor del mensaj e como al emi-
drid esen cial y supra-histórico, en consonancia con la ideología del régimen falan- sor, quienquiera que sea que esté detrás de la "marca". Comencemos por la base
g ista d e Fran co. Pe ro nos equivo caríam os sin pe n sásem os que la utili zació n de la cuestión , es decir, la imagen o reputación, para luego plantear algunos aspec-
arcaizante d el espíritu del lugar se reduce a la propaganda política. Para la in- tos básicos de la teoría de marcas en su aplicación cinematográfi ca y termin ar
dustria del turismo, pongam os por caso, es importante que el lugar de destino ten- con algunos ejemplos extraídos del cine español.
ga una id entidad clara en la m en te d e l turi sta y, por esa razón, el des tino se
suel e codificar en forma de imágenes familiares que apelan a la esencia o espíri-
tu del lugar y con frecu enci a se transfo rman en clich és y estereo tipos. Hoy en
día, la ubicuidad y complej idad del fenómeno turístico han provocado una gran LA IMPORTAl'\l CIA DE LA IMAGEN

especializaci ón de los men sajes p ro mocionales con el obje tivo de cubrir cada
vez más sectores del mercado como el turismo cultural , el turismo de congresos, Expertos en marketing y promotores culturales coinciden en señalar la enorme
el turismo sani tario y todo tipo de turismos heterodoxos. La promoción turística co ntribució n d el cin e español a la expor taci ón d e un a image n ren ovada d el
d e hoy en día n o se con tenta con tratar d e transmitir el espíritu del lugar o de país en las dos últimas décadas. La importancia de la imagen en la moderna diplo-
sus gentes al futuro visitan te: va más allá y trata de establecer un vínculo afectivo macia pública está haciendo que cada vez se preste mayor aten ció n a las políti-
en tre ese esp íritu y ese fu turo visitante, vínculo que p ronto se transforma en as- cas de represen tación simbólica de países, regiones y ciudades en todo el mundo.
piración y que puede llegar al d eseo y a la obsesión. Las técnicas de m ercadotec- Entre los sectores más involucrados en la gestión del capital-image n (o, más lla-
ni a, incluida la estrategia de marcas, cumplen una fun ción primordial en este ti po namen te, reputación) de un país se encuentran las industrias turística y audiovisual.
d e estrategia comercial. España es uno de los países que con mayor fortuna han r econ struido y posicio-
nado su marca-país en los últimos ai10s (Olins 1990 ; Gilmore 2002) , lo cual ha
H e querido comen zar estas págin as tratando d e establ ecer una relación , redundado en ben eficio no sólo de su turismo y su industria cultural sin o de todos
siqui era te nue, entre tradiciones de origen remoto y modernas técnicas de merca- aquellos sectores que han sabido poner la marca-país a su servicio . España apa-
d o co n la in te n ció n de en marcar lo qu e a co ntinuac ió n voy a expo ne r d en tro rece frecuen tem en te citada en los estudios sobre re posicionamien to d ebido a la
d e l paradigm a ge n eral d e las Nu evas Hum anidad es, que , di cho breve mente, transformación d e su industria turística, que, a pesar d e ciertos problemas aún
co nsiste en ampli ar n uestra capacidad teórica para explicar textos y fe nómenos no resueltos de la imagen de España en el mundo - algunos de muy larga tradi-
cul turales d e nuestra ép oca qu e d esbo rdan la capacid ad in terpretativa d e los ción histórica (Guillén 2005) , - ha sabido pasar de una ofer ta plana basada en pre-
métod os tradi cionales. El marxismo, el psicoanálisis, el fe minismo o la descons- cios baj os y clima benigno a una oferta diversifi cada en cuanto a lo económico,
tr ucción resul tan cada vez más insatisfacto rios p ara explicar la cul tura d e la glo- geográfico, estacional, cultura! y experiencia! . La gradual sofi sticación del sector

98 99
turístico español ha ido paralela a la extraordinaria y bi en documen tada evolución o la e nseJ'lanza de lenguas comienzan a metamorfosearse en marcas más o menos
de la sociedad espaúola en cuanto a costumbres, creencias y actitudes (siempre ha- comerciales.
cia una mayor democratización , secularización y respeto a las minorías), y a una
asombrosa capacidad del sector audiovisual (muy notablemente el cine) para trans- Según la teoría de la marca-lugar, cuyos más eminentes representantes
mitir imáge nes convincentes de este nuevo país- tan convincentes que, en ocasio- son WaIly Olins y Simon Anholt, la image n d e un país o una ciudad funciona ,
nes, el cine, más que reflejar la sociedad, parece que la dirige señalando el camino en el mercado global , de modo similar a una marca comercial, provocando asocia-
"correcto" de progreso. ciones positivas o negativas en el consumidor, que afectan su elección de un deter-
minado lugar para pasar unas vacaciones, abrir un negocio, o simplemente ver una
Ambos sectores, el turístico y el audiovisual , manejan en la base d e su ne- película asoci~da a ese país o lugar. De igual modo que una marca comercial cana-
gocio un concepto parecido de imagen: imagen como imaginación, como propues- liza y estimula los afectos del consumidor hacia un producto concreto, la marca-
ta potenc ial de un lugar y de su gen io, como represen tación diferida de una lugar tiene entre sus objetivos el reconocimiento inmediato del produ cto (la
geografia que se supone real en otro tiempo yen otro espacio. El cine, además, tie- ciudad, región o país) como algo deseable y diferente , con una identidad pro-
ne la capacidad de crear discursos complejos sobre esas geografias y suscitar en pia capaz de sostenerse en el tiempo, y capaz también de crecer y evolucionar (Tem-
el espectador la sensación de haber experimentado, en cierto modo, el lugar. poral 2002). A la hora d e competir en un contexto comercial para atraer turistas,
inversiones o prestigio a una determinada área geográfica, la estrategia de mar-
ca resulta claramente superior a la simple promoción de bienes y servicios. La
diferencia fu ndamental entre la promoción turística de una ciudad y la crea-
T EORÍA D E LA MARCA-LUGAR
ción de una marca-ciudad reside precisamente en el carácter abstracto de la
marca, que no se contenta con crear eslóganes y logotipos sino que aspira a
La teoría de la marca-lugar consiste en una especialización de la teoría general de aglutinar las caractelisticas esenciales de la identidad de la ciudad. La marca-ciu-
marcas. Todos tenemos experiencias con las marcas comerciales en relación a pro- dad no se basa en un producto concreto sino en una idea afectiva (la idea-ciudad).
ductos y servicios. Dicho someramente, una marca es un canalizador de asocia- En su versión de la teolia, Simon Anholt enfatiza la relación entre democracia, des-
ciones cognitivas y afectivas en torno a un producto comercial. La marca mediatiza arrollo económico y marca nación, así como la radical diferencia entre la simple
la experiencia del consumidor con el producto y regula, con mayor o menor promoción comercial y la estrategia de marcas a largo plazo. Anholt también ha
éxito, su percepción subjetiva. La mercadotecnia de marcas no trabaja con los insistido, con notable éxito, en dos ideas centrales de la teoría: la absoluta pri-
productos que se tratan de vender, sino con las expectativas, las emociones y las macía d e la reputación sobre el efectismo ; y la dim ensión de la es trategia d e
experiencias del consumidor. Una imagen de marca se puede crear atribuyen- marca lugar como la toma de conciencia d e lo que la ciudad o la nación aspiran
do ciertas características únicas, cierta personalidad, a un producto. El objetivo a llegar a ser, más que como una descripción de su estado actual.
primordial de la publicidad de marcas consiste en establecer asociaciones posi-
tivas con la marca an tes que con el producto. Las marcas más exitosas en el La idea de que una ciudad se pueda experimentar como una marca es re-
mercado son aquellas que consiguen la identificación con el consumidor por en- lativamente reciente y requi ere una sofisticación teórica muy diferente a la de la
cima de sus propios productos, llegando a constituirse en sí mismas como obje- marca comercial aplicada a productos concretos. Para muchos de nosotros, en
tos (o más bien ideas) de deseo. Todos conocemos ejemp los en los sectores de las Humanidades, resulta en principio preocupante que un a sociedad, una comu-
la moda, la informática, la alimentación, etc.; hoy, también las universidades, nidad humana, pueda reducirse a una simple marca, a un empaquetado con fines
los servicios asistenciales y las ONG buscan los beneficios de la marca; pero las comerciales. ¿Quién decide lo que va en la marca? ¿Quién vende y quién com-
marcas también funcionan en contextos no estrictame n te comerciales, como de- pra el producto? Y, más aún, ¿en qué consiste, exactamente, ese producto? ¿Cómo
mu es tran las campañas e lec toral es, e l proselitismo religioso o incluso la pro- afecta esta estrategia comercial a las vidas de quienes viven en esa ciudad o país?
moción de ciudades y países, y ya estamos viendo cómo las indu strias culturales ¿Acaso la marca también va dirigid a a ellos, a h acer que los ciudadanos consu-

l OO 101
mansu propia ciudadanía o su n acion alidad en lugar de ejercerla, e n una nueva ver- establec imi ento de un d epartam ento encargado únicamente de la ges-
sión de la dicotomía entre consumismo y ciudadanía que ya en su momento de- tión de la Marca H ong Kong.
nunció Naomi Klein? ¿Acaso los estados han llegado aser tan intercambiables como
las m arcas, acaso las patrias se pueden elegir? Además de estas precau ciones inicia- 5. Un gra n aco n tec imien to m edi ático se pued e u sar, e n el caso d e un a
les, Stephanie Donald yJ ohn Gammack, entre OU-os, señalan algunas premisas im- ciudad, para o btener benefic io s a largo plazo en toda un a r egió n o
portantes para la teorización específica de la ciudad como marca. país. En las o limpí adas d e Syd ney, por primera vez un a organización
nacion al de tu rismo estableció es ta relac ión de manera estratégica y
1. En el concepto de m arca subyace un elemento d e superficialidad intelec- p lanificad a. La Australian Tourist Commission a rti culó un a campaña
tual que hacer primar el estilo sobre la sustan cia. Sin em bargo , la ciu- de promoción de la Marca Australia destin ada a sustituir el ya desgasta-
dad requiere una conce ptualización teonca, im agin ativa y d o estereotipo de l Crocodile Dundeecon una imagen cul tural más com-
fenomenológica infinitamente más compleja que cualquier producto co- pleja, d otad a de más espesor in te lectual y afectivo, que co ntinuara
mercial, una conceptualización que ha de partir de su base humana, so- fu n cionando de cara al turismo p ostolímpi co y al re posicionami ento
cial e identitaria. de Australia como destino turístico a largo plazo.

2. Una ciudad es mucho m enos m aleable que un producto comercial, de- 6. La reputación del país ejerce una notable influencia sobre la marca ciudad.
bido precisamente a la complejidad d e las interacciones humanas. Una
ciudad, además, no es, como un producto comercial, algo acabado y lis- 7. Tanto la marca ciudad como la marca país son susceptibles de lecturas
to para el consumo; es m ás bien un solar en permanente construcción , difere n tes dependiendo de la cultura o país de origen de sus destinata-
en cambio continuo. rios. La marca lugar sólo funciona adecuadamente si se tienen previamen-
te en cuenta las características del mercado al qu e va dirigida. Diferentes
3. La competición entre ciudades ocurre a varios niveles que no son n ecesa- expectativas o estereo tipos acerca de un país requi eren diferentes mo-
riamente compatibles o coh e rentes entre sÍ. Por ej empl o, los residen- dulaciones de la m arca. En su estudio seminal sobre la marca América,
tes, los turistas y los ejecutivos puede n tener visiones espacialm ente Anh ol t llama la ate n ción sobre el h ec h o d e que e l éxito global de la
muy diferentes de una misma ciudad. La periferia es prácticame nte in- imagen de los Estados Unidos no se llevó a cabo de mane ra uniforme
visible para el visitante de negocios, pero las zonas verdes son esenciales e n todo el mundo , sino que cad a país o cultura se fijó en los aspectos
para los residentes. Una ciudad , sobre todo si se trata de una gran ciudad, más interesan tes o afin es de lo que la marca América ofrecía en cada
no puede sobrevivir como marca si sólo se dirige a un tipo de personas. momento.
La marca ciudad ha de evitar tanto el ri esgo de la imagen mono-dimen-
sional como e l riesgo contrario de enviar mensajes confusos o contra- 8. Más allá d e es lóganes e imágenes estereotipadas, la marca lugar hace
dictorios. un uso especial de líneas narrativas basadas en construcciones míticas, his-
tóricas e identitarias fác ilmente r elacionables con los valores e ideas
4. Los gobiernos tienen , cada vez más, la convicción de que la imagen de una propi os de la ciudad o país. Estas líneas narrativas, como bien sabemos
ciudad está fundamen talmente ligada a su competitividad y por ello están quienes nos dedicamos a los estudios literarios y cinematográficos, se plas-
dispuestos a invertir en el valor de su marca. Hay casos muy conocidos, man con fre cuencia e n los d iscu rsos de ficción , pero van m ucho más
como el de H o ng Kong, que en 2000 llevó a cabo un ambicioso estudio al lá y se manifiestan , como grandes relatos identitarios, en todo tipo de
de percepcion es sobre la competitividad global de su marca-ciudad; el es- actividad cultural. La sensación de autenticidad y continuidad histórica
tudio concluyó, entre otras cosas, co n la creació n de un marco de tra- de estos relatos presta un servicio impagable al objetivo de la marca lugar
bajo p ara la promoción de la id e ntid ad visual de la ciu d ad y el de establecer relaciones afectivas con el consumidor.

102 103
9. Pe te r van H am valora positivam ente la marca lugar co m o propuesta po- su estudio pi o nero sobre cine y marcas ciudad en Asia/ Pacífi co establecen una su-
lítica cap az d e supla n tar e l n acio n alism o y m argina lizar las co n ce pcio- gestiva coincide ncia entre la visió n fragm entaria que el cine ofrece d e la ciud ad
nes chovinistas d e la identidad nacio nal. Aquí aparece la gr an diferencia y la selecció n de rasgos d iscontinuos que sob re la ciudad ope ra la marca:
en tre productos y lugares: en la m arca lugar, cada ciudad ano es un emba-
j ador. Si los ciudad an os no compa rten los valores que la m arca trata de A film presents an idea of place, a seri es of snap shots, a sequen ce of ce llu-
comunicar, si no se cr een d e verdad el m e n saj e, la m a rca carec erá d e loid images, all ofwhi ch are fram ed by the narrati ve and cou ched visually in
credibilidad y fracasa rá en su obje tivo d e ape lar em ocio nalmente al po- tonal and chrom a tic inten sity. The cinemati c image is stylised and partial,
te ncial visi tan te , turista o inversor. and d o es n o t r epli cate the city as such , but it d oes present a cumula tive
ve rsio n o f wh a t it might look and fe ellike . Th e suggestive power of th e
film image is allied to th e p assion and e m o tive p owe r of a city to attract lo-
yal ty an d love fro m its residents and visito rs. We m igh t d escribe brandi ng
CINE y MARCA-CI UDAD in a n ot dissimilarway. A city brand is no t a city, but itdoes offer a convenient
and su ggestive id ea of one , som e thin g th at can be used in place of com-
Tod os sab e m os que e l cin e dese m peñ ó u n papel fun dame nta l en la construc- plexity in ord er to con vey the power and att:.raction ofplace. Like cinema,
ció n d e mito logías relacio n adas con la pro m oció n d e ciertas ge o gr afías y, en br anding is deceitful in so far as it makes highly strategic d ecisio ns abo u t
co ncreto, con la promoció n tu rística e n los albo res de esa industria. Esta prácti- which face to show the world. (Do n ald y Gamm ack 2007: 168)
ca, mucho m ás sofisticad a y compleja, continúa hoy gracias al crecimiento de la in-
dustria cinem atográfica y al in crem e nto de desplazamientos internacionales. El Com o ejempl o de este reduccionismo selectivo, n o tenemos más que pen-
turismo cin em atográfico es h oy una práctica cada vez más frecu en te; en Esp aña, sar en la imagen sui generisque el cine de Almo d óvar ha ofrecido de España - o, sin
el ejemplo más reciente lo constituye la Ruta turística Pedro Almodóvar en La Man- necesidad de salirn os d e l cin e realista, las imáge n es d e la Barcelo na reconstitui-
cha, sobre los escen arios d e sus pe lículas. El turism o cin em atográfico, además, da tras 1992, el Mad rid d el cin e de barriad a d e la última d écada, o la prolifera-
se ha constituido en un área d e investigación en sí m ism a que ha llevado, por ej em- ción de temáticas sociales como la inmigración o la h om osexualidad desde los años
plo , a identificar los facto res óptimos que favo recen el turi sm o en escenarios ci- noventa. Cuando las estrategias representativas d e los cineastas y los políticos co in-
ne matográficos.] ciden es cuando po d e m o s h ablar propiamente d e una aproximación conscien-
te a la marca ciudad, porque la idea de marca requiere, com o ya hemos subrayado,
Aho ra bie n, m ás allá de su utilidad como factor de prom oció n turística, ¿qué consen so y un objetivo común entre los involucrad os en su gestió n. 2
pap el le cabe al cine e n re lació n con la m arca ciudad ? Do n a ld y Gammack, en
Antes d e pasar a an a lizar algunos casos co ncre tos quisiera apar car por un
mom ento el tem a de la marca y hace r un rápido com en tario sobre d os estructuras
l. Simon Hudson señala los sigu ientes: (i) atrae r a los productores al lugar elegi-

do, (ii) generar atención mediática sobre la película y su lugar de rodaje, (iii) promocio-
nar los escenarios de la película después del estreno, y (iv) orquestar campañas periféricas 2. The Brand Hong Kong endeavour was, fo r instance, flawed and frustrated becau-

de promoción del lugar que se puedan beneficiar indirectamente del potencial turístico se key players were not working under the same roof, nor to the same political agendas: the
de la película. (Hudson, "Promoting Destinations Via Film Tourism: An Empirical Iden- brand team were in a different branch oflocal governm entfrom the town-planning de-
tification OfSupporting Marketing In itiatives",joum al ofTI'avelReseaTch, Vol. 44, No. 4, 387- partment, the lOurism bureau,,,, and lhe leisure and culmre deparbnents. Thesc lalter were
396 (2006) . Véase por ejemplo el ar óculo de Graham Busby, "Movie-Induced Tourism: The literally, or al least geograph icall y, in competition with the fo rmer, whi ch were in mrn bJi e-
Challenge of Measurement and Other Issu es",joumal ofVacation M arketing, Vol. 7, No. 4, fed lO make to wism and planning policies the objects of th eir attentions (Donald and Gam-
316-332 (2001 ).) mack 2007: 169) .

104 105
narrativas que tienen una relevancia especial para nuestro tema: las historias en- el caso de Santiago, es evid en te que esta p e lícula h a buscado alin earse con dos
garzadas y la mirada del turista. de las más importantes industrias gallegas, el turismo y la moda.

La estructura poliédrica d e las historias engarzadas es muy apta para la En España, la relación entre cine y turismo no es en absoluto casual. Espa-
representación cinematográfica de la naturaleza plural , fragmentaria y caótica de ña es la sexta potencia cin ematográfica y el segundo destino turístico a nivel
la ciudad. En España, la famosa novela de Camilo José Cela La colmena fue mundial, por lo que , aun que sólo fuera por las cifras que estos sectores mane-
adaptada al cine por Mario Camus y José Luis Dibildos en 1982 , en una versión jan, las relaciones entre anlbos ya estarían más que justificadas. Es cierto que, como
que pone el acento precisamente en el hecho de que las historias individuales dice Fernando R. Lafuente, España podría aprovech ar más y mejor su industJia ci-
de los muchos personajes que pululan por esa ciudad-colmena están extrañamen- nematográfica:
te unidas y marcadas por la geografia humana que habitan. Ejemplos más recien-
tes de esta estructura son Canícula, Km 0, En la ciudad, El perqué de tot plegaty Hoy se utilizan h erramientas culturales para promover la actividad comer-
L 'auberge espagnol. cial y reforzar e l prestigio y valor de productos y marcas de determinados pa-
íses. El cine es un caso evidente del que España se aprovecha poco. Directores
La mirada del turista sobre la ciudad nueva da pie a una estructura narra- espal10les ganan Oscars y algunos actores son famosos en todo e l mundo,
tiva de gran efecto cinematográfico porque refleja en la pantalla la mirada del pero no lo aprovechamos. Todos podemos recordar películas que se han
espectador y le propone una experiencia diferida de lo que su propia mirada concebido sólo para apoyar el lanzamiento de una marca de automóvil, o
podría llegar a ser en caso de dejar de ser espectador y convertirse en tUlista. La una determinada región geográfica o un cluster de "resorts " turísticos.
mirada cinematográfica ha sido profusamente teorizada desde el feminismo como Con lo sencillo que resultaría promover vinos yjamón, hoteles y pueblos con
significante de una relación asimétrica de poder y desde el psicoanálisis lacaniano encanto, moda y estilo de vida españoles en películas que da n la vuelta al
como mirada masculina que evalúa y compara ante el espejo identitario, pero aho- mundo; ¿por qué no lo hacemos? Esa sí sería una herramienta de promo-
ra me gustaría subrayar su valor afectivo con un ejemplo. ción realmente eficaz para refo rzar la "Marca España " como lo que es,
una de las mejores del mundo. " (Lafuente 2005: 111)
La rosa de Piedra (dir. Manuel Palacios, 1999) es una película cen trada en San-
tiago de Compostela y patrocinada en parte por el gobierno de Galicia y el consor- Pero lo cierto es que además de la administración del estado, varias comu-
cio encargado de la promoción turística del Camino d e Santiago. La línea nidades autónomas y un buen número de comarcas, regiones y ciudades h an ve-
argumental es muy sencilla: un equipo de tres mujeres llega a Santiago para rea- nido invirtiendo d esd e principios de los años noven ta en campañas de promoción
lizar un reportaje de moda femenina; mientras llevan a cabo su trabajo fotográ- en las que el cine desempe ña un papel importante, y que los objetivos señalados
fico , la directora, la fotógrafa y la modelo van conociendo las tradiciones por Lafuente se están logrando con cierta rapidez en muchos casos. Un a descrip-
compostelanas de la mano de un ciego que al final r esulta ser un personaje de ción somera de las sociedades, comisiones cinematográficas y turísticas, y proyectos
leyenda. En diferentes momentos de la película se eviden cia la inten ción pro- de capitalización públi ca y mixta en caminados a promocion ar la image n y las
mocional por el recurso de la mirada de una turista, con un claro énfasis e n la imágenes de España en estos años requeriría un estudio mucho más extenso. Me
mirada nueva sobre lo viejo que sugiere una fusión de valores tradicionales y parece más oportuno comentar algunas películas relacionadas con las dos ciuda-
modernos. Las oposiciones resultan evidentes: el peso de las piedras milenarias des españolas de m ayor proyección internacional, Madrid y Barcelona.
frente a la levedad de los vestidos feme ninos, el suelo de las calles empedradas fren-
te a los aéreos tejados de la catedral, la mirada de la mujer profesio n al frente a Tanto la marca Barce lona co m o la marca Madrid se han visto fuertemen-
la ceguera de un personaje de leyenda, el espíritu an cestral de la ciudad frente a te favore cidas por un a tJ-ipl e insistencia del cine espal101 reciente: la mirada nos-
la moda pasajera, etc. La gran línea narrativa que funde tradición y m odern idad tálgica a un pasado que en ocasiones es traumático pero que se ace pta como parte
es una d e las constantes más frecu entes en las ciudades de marca españo las; en esenc ia l de la id entidad presente; los relatos d e la Guerra Civil , la di ctadu ra

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franquista y la instauración de las autonomías han enriquecido los debates iden- sus histori as. En otro contexto, se podría leer la Barcelona de Pons como ciudad
titarios; los relatos basados en la aspiración de formar parte de una ciudad aÚn total; pero para nuestros propósitos actuales nos centraremos en una breve esce-
lejana -líneas narrativas utópicas basadas en el 'deseo-de-lIegar-a-estar'; y la ex- na de Amor idiota (2004) , en la que la ciudad, como es habitual en él, sirve como
perien cia de la vida cotidiana, el costumbrismo local en el que al final desembo- explicación para algunas conductas aparenteme nte incongruentes de sus perso-
ca la vivencia de toda ciudad y que , muy a menudo, se tiñe de tintes distópicos. najes. La escena consiste en un montaje a cámara rápida con una voz e n off; tie-
ne lugar muy al comienzo de la película, pero el recurso de la cámara rápida vuelve
La historia cultural de ambas ciudades, su fuerte magnetismo y las vidas co- a aparecer, como un eco, casi al final, en dos ocasiones más. El primer fragmen-
tidianas de sus habitan tes son la esencia del valor de sus respectivas marcas. Además, to es un retrato aparentemente posmoderno d e la ciudad, que combina frag-
ambas s~ pueden considerar ciudades polisémicas ya que generan múltiples y mentación, velocidad y perspectivismo en la imagen, mientras que la voz en off
con u-adtetonas lecturas culturales en tanto que metrópolis, colmenas, arcadias, ofrece un contrapun to tradicionalista que , en cierto modo, nos recuerda la voz en
sodomas, e incluso necrópolis. Ambas ciudades han desarrollado proyectos especí- off de La verbena de La Paloma: existe una Barcelona atemporal reconocida por pro-
ficos relacionados con su marca y se han embarcado en campañas promociona- pios y extraños, que ha conocido buenos tiempos y que ahora empieza a perder
les a nivel global, como las candidaturas olímpicas de Barcelona 1992 y Madrid 2012. peso internacional. La superposición de este mensaje "oficialista" a las imágenes
fugaces de una ciudad veloz se entiende mejor después de haber visto los otros dos
fragmentos, en los que el personaje masculino recuerda en breves segundos la
intensidad de ciertos momentos amorosos. El paralelismo que se sugiere entre
BARCELONA
la ciudad y la mluer aparece, en esta película, sutilmente sugerido por este efec-
to estilístico, y se trata en realidad de uno de los temas más frecuentes de la mar-
El reposicionamiento de Barcelona como ciudad global y cosmopolita, orgullo- ca Barcelona - la ciudad mundana que se deja amar con desdén.
sa de su historia y de su identidad, se ha hecho posible gracias a la acción con-
junta de los sectores público y privado, de la exitosa promoción olímpica y Aparte de éste, existen otros aspectos recurrentes en la Barcelona cinema- ,
post-olímpica, y del consenso generado en torno a una serie de ideas o valores que tográfica. El cine catalán presenta a Barcelona como la urbe por excelencia, es de-
vertebran la idea-Barcelona. Que la marca Barcelona tiene en el cine uno de sus cir, el lugar donde la persona puede tener experiencias urbanas. Las películas de
principales pilares se constata por la existencia de la Barcelona/CatalunyaFilm Com- Ventura Pons (y algunas de Vicente Aranda como El arnante bilingüe o Cambio de sexo;
mission, dirigida por Julia Goytisolo y dependiente del Ayuntam iento y la Gene- y]<''n La ciudad de Cesc Gay; y Costa Brava) hacen de Barcelona el lugar donde las
ralitat. BFC utiliza en su página web (http://www.barcelonaplato.bcn.es) el eslogan transformaciones personales, que e n otros lugares qu edarían como meros de-
"Barcelona plató", que , mediante citas de reconocidos cineastas internaciona- seos, se hacen realidad. La urbe como espacio de liberación y expe rimentación
les, subraya los valores cinematográficos de la ciudad. La marca Barcelona se sir- sexual; como espacio de transformación y crecimiento personal (Anita no perd el
ve del poder mediático de otras manifestaciones culturales además del cine. La tren); como espacio fundamentalmente enriquecedor y positivo - no alienante.
fascinación de su arquitectura y urbanismo es bien conocida, así como la rique-
za de la ciudad en espacios musicales, teatrales y museísticos. El deporte destaca Las cam paúas promocional es planteadas en torno a Barcelona 92 incidie-
entre estas actividades por la enorme popularidad del Futbol Club Barcelona y por ron en la image n de una ciudad reconstruida, no sólo renacida simbólicamente
su simbolismo cultural y político, y naturalmente el cine contribuye poderosamen- de sus cenizas (catalanismo) sino también reconstituida como ciudad situada en
te a la difusión de este tipo de imágenes: FC Barcelona G'onfidentiaL (dirs. Daniel Her- el mundo (globalización). Las películas históricas como Land andFreedom (Ken Lo-
nández yJustin Webster, 2004). ach, 1995) o las de J aime Camino refuerzan indirectamente este valor.

El director Ventura Pon s ha llevado a cabo en su carrera una lectura pacien- Otro sector del cine catalán ve Barcelona como un espacio de encutmtro in-
te y detallada de la ciudad de Barcelona, el escenario donde transcurren casi todas tercultural que frecuentemente genera tensiones raciales (Susanna, En construc-

108 109
1
ción), aunque a veces también se busca el lado positivo (Tomándote). Barcelona apa-
rece con frecuencia en el cine occiden tal como ciudad cosmopolita, sofisticada y ele-
metros (Salazar) o el descubrimiento de la homosexualidad en docenas de pelí- !
culas de la última década.
gante. El aspecto 'lugar de encuentro' también aparece, con tonos positivos, en 1
L'auberge espagnol.
Madrid como pun to de encuen tro (rompeolas de todas las Españas en palabras
¡
de Antonio Machado) es uno de los lugares comunes de la ciudad desde media-
Barcelona como antítesis de Madrid es un tema largamente tratado, y no
dos del siglo XIX. La versión renovada de esta idea se nutre de tres elementos:
sólo por el cine. Comentarios cinematográficos de este aspecto son, entre otros
la persistencia de las migraciones internas, que fueron tematizada.~ con insistencia
muchos, Salut iforr,;a al canut (1979) y Todo so17re mi madre (1999). Barcelona como
durante el franquismo y que continúan apareciendo en el cine contemporáneo,
ciudad globales un elemento que procede del marketing olímpico y que recibe co-
si bien con menos glamour y más pragmatismo. (l-Iola, ¿estás sola?); la revolución de-
mentario en películas como Souveniry Amor idiota, pero que conviene leer en
mográfica de la inmigración, que ha dado lugar a la creación de todo un subgéne-
clave de "aspiración" más que como realización completa del potencial de la
ro y que ha obligado a revisar todas las premisas de la marca Madrid. El cine de
ciudad.
inmigración ha crecido vertiginosamente en número de películas y en la densidad
de sus análisis humanos y sociales y se ha convertido en una de las señas de iden-
tidad de la ciudad; en parte como respuesta a las políticas identitarias de otras
comunidades españolas, y en parte también como reacción ante el choque de
MADRID
civilizaciones preconizado por teóricos conservadores (como Samuel Hunting-
ton), Madrid se ha reinventado como ciudad de acogida para la inmigración in-
Madrid es el escenario urbano más frecuente del cine español. En los años
terna e internacional. La campaña de promoción más exitosa de la última
ochenta y noventa, Madrid se convirtió en un espacio icónico para dos géneros
década propone el eslogan Madrid = la suma de todos como columna vertebral de la
cinematográficos: la comedia madrileña y el cine de Almodóvar. La combina-
marca Madrid. El exponente audiovisual más significativo de esta idea es, en mi
ción de ambos ha tenido tal efecto sobre la imagen de Madrid que hoy en día
opinión, no una película sino una telecomedia, Aquí no hay quien viva, que entre
todas las campañas de promoción parten inexcusablemente del estilo visual y
2003 y 2006 retrató una com unidad de vecinos en la que los diversos sectores de la
cultural de esas películas. Un estudio pormenorizado de la marca Madrid en el
sociedad (incluyendo inmigrantes, homosexuales, mileuristas, ancianos, e inclu-
cine contemporáneo, sin embargo, no podría contentarse con señalar la almo-
so empresarios corruptos y miembros de la Iglesia) convivían negociando su
dovarización de Madrid, sino que debería tratar de articular explicaciones a fe-
convIVenCIa.
nómenos dispersos y a veces paradójicos como los siguientes.

Madrid como gran capital, con sus monumentos y atractivos turísticos,


De igual modo que el Sydney olímpico se convirtió en sinécdoque de Aus-
no ha desaparecido del todo en el cine posterior al 2000, pero sí que ha cedi-
tralia, Madrid se presenta en ocasiones como sinécdoque de España. La come-
do mucho terreno a otras representaciones que en cierto modo contradicen
dia madrileña de los ochenta, por ejemplo, se vendía a menudo como comedia
la imagen de las guías turísticas. La otra cara de Madrid se hace visible de dos mo-
urbana, queriendo dar a entender que los escenarios madlileños valían como ejem-
dos principales: mediante géneros relativos al inframundo de la delincuencia
plo de todo el país.
y la marginalidad y mediante el desplazamiento del centro a la periferia en pe-
lículas que recuerdan el cine francés beury de banlieu. 3 Entre los muchos ejem-
Almodóvar consiguió el efecto, casi milagroso, de feminizar la mirada sobre
Madrid, que durante todo el régimen de Franco había sido monolítícamente mas-
culina. Pero las mujeres de Almodóvar han dado paso más recientemente a mi-
3. Ejemplos, tanto dramáticos como en clave de comedia, son: Terca vida- escena de
radas más complejas y menos estereotipadas; por ejemplo, las masculinidades
créditos muestra el desplazamiento del centro a la periferia/ barrio; El palo- Coslada
atormentadas de A17re los ojos (Amenábar), los estadios intersexuales de 20 centí-
(con interesantes panorámicas de Madrid); lsi/Disi- Leganés; Africa- San Bias (con in-

110
111
plos posibl es hay dos que muestran este desplazamiento a la periferia en tonos 4. Una crítica al axioma sociológico de que el cine (y el sector cultural en ge-
muy difere ntes. El primero es la escena prólogo de Terca Vida (dir. Huertas, 2000), n eral) es escasamente representativo de la imagen de España por su ca-
una película perteneciente al nun ca agotado género picaresco, que com ienza rácter elitista (cf. informes de J avier Noya para el Instituto Elcano).
en e l entorno de l estadio d e fútbo l de l Re al Madrid y luego literalm ente se
desplaza a una barri ada del cinturón metropolitano donde transcurre el resto 5. Una contribución, muy necesaria, a la concepció n de la cu ltura como
de la película en tono de comedia. El segundo ejemplo es la escena inicial de Afri- "marca renombrada " y al diálogo con otros intereses representados e n
ca (dir. Alfonso Ungría, 1996) aunque , en realid ad , el d esplazamiento del per- el Foro d e Marcas Renombradas Españolas, como la moda, la gastrono-
sonaj e no es del centro a la periferia, sino dentro de la periferia; pero e n esta mía, el tu rismo, etc.
película de desesperante d islocación vital, las referencias visu ales al centro Son
constan tes, como si esos dignos edificios que se vislu mbran al fond o fueran El Foro de Marcas Renombradas Españolas busca la ven~j a competitiva que
testigos de un mundo diferente e inalcanzable. En otra película del mismo gé- viene de mano de la image n de marca. De igual modo, siguiendo la id ea de La-
nero, Tú qué harías por amor (dir. Carlos Saura Medrana, 200 1), un o de los per- fu en te, la promoción de la cultura se podria plantear como si fuera una marca. De
so n ajes pronuncia una frase lap id a ri a que resume esta cu estión: "Nunca h ech o, este tipo de estrategia se vien e utilizando ya desde h ace varios aiios, so-
podremos vivir en la ciudad". bre todo en el mercado audiovisual y cada vez más en otros sectores culturales. Qui-
zá ha ll egado la hora d e que n osotros ajustemos nu estros métodos de análi sis
para tratar de entender mejor lo que está ocur riendo.

CONCLUSIÓN

A modo de conclusión resumo lo qu e a mi pare cer la n oción d e marca-lugar OBRAS CITADAS

puede aportar a nuestra disciplina:


Anholt, Simon y J eremy Hildreth. Brand A me1ica: the Mother of All Brands. Lon-
1. Un marco epistemológico capaz de aglutinar los enfoques tradicionales don: CyanBooks, 2004.
sobre la imagen de Españ a y re-clirigirlos hacia la cuestión cen tral de la Anholt, Simon. Brand NewJustice: HowBrandingPlacesAndProducts Can Help TheDe-
"promoción " de la idea-país o la idea-ciudad. veloPing WOTld. Amsterdam/ Boston: Elsevier Butterworth -Heinemann, 2005.
Donald, Stephan ie y J ohn Gammack. Tourism and the Branded City: Film and Iden-
2. Una toma d e conciencia de que la producció n cultural d e h oy en día tity on the Pacific Rim. Aldershot/Burlington: Ashgate, 2007.
está sometida a la lógica del capitalismo post-nacional. Gilmore, Fiona. "A Co untry - Can It Be Repositioned? Spain - the Success Story
of Country Branding." Journal ofBrand ManageJner!t 9.4/ 5 (2002): 28 1-93.
3. Una estrategia de indagación sobre los modos de representación de lo na- Guillén , Mauro F. The Rise of Spanish Multinationals: Eumpean Business in the Glo-
cional con énfasis, no en lo identitario sin o en lo distintivo y universal. balEconomy. Cambridge: Cambridge UP, 2005
Huntington, Samuel. The Clash ofCivdisation and the RemakingofWorld Order. New
York: Simon & Schuster, 1996.
KJ ein , Naomi . No Logo No Space, No Choice, No JOb5: Taking Aim At The Brand Bu-
teresa n tes panorámicas d e Madrid); La estanquera de \lallecas; Quince - Vallecas, pero tam- liies. London: Flamingo, 2000.
bi én centro; Asfalto translada las marginalidades de nuevo al centro; Tú qué harías por Lafuente, Fernando R. "La Cultura Como Marca Renombrada". Espa'ñaMarca Cul-
amor - Getafe y todo el cin turón, con buenas perspectivas de Madrid y una frase lapida- tura: De Altamira a Las Marcas Renombradas. Madrid: Asociación de Marcas
lia que habla por todo el género: "Nunca podremos vivir en la ciudad.". Re nombradas Españolas, 2005. 96-1 17.

112 11 3
Noya,Javier. La imagen de España enJapón. Madrid: Real Instituto Elcano de Estu- Terca Vida. Fernando Hu ertas, 2000.
dios Internacionales y Estratégicos, 2004. Todo sobre mi madl"e. Pedro Almodóvar, 1999.
Ohns, Wally. Corporate ldentily: Making Business Strategy Visible ThroughDesign. Bos- Tomándote. Isabel Cardela, 2000.
ton: Harvard Business School P, 1990. Tú qué harías por amor: Carlos Saura Medrana , 20m .
Temporal, PauL Advanced Brand Management: From Vision to Valuation. Singapo-
rel New York: John Wiley & Sons, 2002.
Van Ham, Peter. 'The Rise ofthe Brand State: the Postmodern Politics ofImage
and Reputation ". Foreign Affairs 80:5, 2-4.

PELÍCULAS CITADAS

20 centímetros. Ramón Salazar, 2005.


Abre 1m ojos. Alejandro Amenábar, 1997.
África. Alfonso U ngría, 1996
Amor idiota. Ventura Pons, 2004.
Anita no perd el tren. Ventura Pons, 200l. 1
Aquí no hay quien viva. Serie TV Laura Caballero, Alberto Caballero,J uan Luis Ibo-
rra, 2003-2006.
Cammo de sexo. Vicente Aranda, 1977.
Canícula. Alvaro Carcía-Capelo, 2002. 1
Costa Brava. Marta Balletbó-Coll, 1995.
CrocodileDundee. Peter Faiman, 1986. Secuelas en 1988 y 200l.
El amante bilingüe. Vicente Aranda, 1993.
El perqué de tot plegat. Ventura Pons, 1995.
1
En construcción.José Luis Cuerín, 200l.
En la ciudad. Cesc Cay, 2003.
FC Barcelona Confidential. Daniel Hernández yJustin Webster, 2004.
Hola, ¿estás sola? Icíar Bollaín, 1995.
I
Km O. Yolanda Carcía Serrano yJuan Luis Iborra, 2000.
L'auberge espagnol. Cédric Klapisch, 2002.
La colmena. Mario Camus, 1982.
La rosa de piedra. Manuel Palacios, 1999.
La verbena de La Paloma.José Luis Sáenz de Heredia, 1963.
Land andFreedom. Ken Loach, 1995.
Salut i for{:a al canutoFrancesc Bellmut, 1979.
Souvenir: Rosa Vergés, 1994.
Susanna. Antonio Chavarrías, 1996.

114 11 5
ESPACIO DE FLUJOS, ESPACIO DE LUGARES:
CULTURA URBANA ESPANOLA EN LA ERA
DE LA INFORMACIÓN
f• Molly Palmer

Rutgers University

DESDE HACE AÑos, las obras teóricas, críticas y literarias que tratan el ambiente ur-
bano parecen augurar una especie de apocalipsis como resultado de la prolife-
ración de las tecnologías informáticas y mediáticas. Muchos predicen el fin de
la ciudad o por lo menos el fin de la ciudad tal y como la conocemos. ¿Supone
el ciberespacio la muerte del espacio físico urbano? Lo que parece ser una pre-
gunta retórica ha sido considerada de forma muy seria por muchos intelectua-
les. Me gustaría proponer que se puede avanzar mucho más en el campo de los
estudios culturales urbanos si nos planteamos preguntas tales como éstas: ¿Cómo
afecta exactamente la Era de la Información al espacio físico urbano y cómo debe-
mos adaptar nuestras maneras de entender la ciudad como resultado? ¿Cuáles son
las nuevas herramientas teóricas con las cuales debemos trabajar para poder
(re) pensar la ciudad? ¿Cómo actúa el ciberespacio sobre ciertas categorías y
conceptos que tradicionalmente se han asociado con la ciudad física como el te-
rritorio , la ciudadanía y la comunidad?

Este trabajo prete nde dar respuesta, de forma breve y preliminar, a algu-
nas de estas comp lejas preguntas. Para poder analizar este tema, es necesario
antes un breve repaso de cie rtos acercamientos teóricos a la cuestión del espa-
cio urbano y la era de la información, para ello me enfocaré principalmente en

117
la obra del sociólogo españo l Manuel Castells. Caste lls insiste en que la nueva se consideraría como un no-lugar porque es un lugar de tránsito por el cu al pa-
cultura de las ciudades depende de la creación de un a inte rfaz e ntre lo que él san los individuos en soledad , sin fo rmar relaciones co n o tros, un lugar d onde
denomina el "espacio de los fluj os" (el de la información ) y el "espacio de los luga- la histori a n o tiene importancia. Las relaciones que los individuos sí establecen
res" (terri torial, el espacio físico) (Cultu1'e 382). Basándome en el argumento de dentro de estos lugares son unas relacion es con instituciones, mediadas la mayo-
Castells, analizo las reaccio nes de ciertos artistas y grupos sociales de las últimas ría de las veces por textos y máquinas en vez de con o tros individuos. La distin-
dos décadas a la luz de estos cambios y pregunto lo siguiente: ¿H asta qué punto tie- ción entre los lugares antropológi cos y los no-Iugares ha sido utilizada por muchos
nen éxito estos textos y movimientos en la construcción de un a interfaz entre el desd e su articul ació n , aunque yo p ro po ndría que h a sido malinterpretada en
espacio físi co y el ciberespacio? Much os tex tos literarios han fracasado en este muchas ocasiones.
aspecto, quizás fruto de un a reacción exage rada al impacto de las tecnologías
de la información sobre el espacio físico. Sin embargo, en ciertos movimientos so- Un elemento importante del análisis de Augé es su aserción de que el no-lu-
ci ales reci entes en Madrid y otras ciudades españo las, podemos o bse rvar una gar, aunque es "la medida de n uestro tiempo ", sigue existiendo junto con los luga-
co nexió n más positiva e n tre el espacio de los lugar es y e l espaci o de los fluj os, res antro po lógicos. Arguye que ningun o de los dos ex iste en su forma pura ni
en los cuales laj uve ntud ha encontrad o diversas man eras de utilizar el ciberes- son perman entes; un no-lugar puede surgir de un lugar antropológico y vicever-
pacio para atraer a los individuos al espacio físico de la ciudad , y como resul ta- sa. Este argumento ha sido obviado por muchos de los que aplican la t.eoría de Augé
do, reforzar y expandir las nociones de comunidad y ciudadanía.' a los estudios u rban os, an siosos por co nden ar la soledad provocad a p o r los
grandes ce ntros me tr0p0li tanos de hoy. Muchos proclaman la desaparició n de
Para final es de los añ os 80, una preocupación importante para in telectua- la identidad y la comunidad, donde la ciudad en tera se transforma en un no-lugar.
les de varios campos como la geografia, la antropología y la sociología era los cam- En particu lar, en España, varios críticos cultu rales analizan los textos literarios y
bios efectuados sobre la sociedad como resultado de la globalización y la Era de otras producciones culturales en relación con el no-Iugar, identificando elemen-
la Información . Para los estudios urban os, tales cambios habían tenido repercu- tos en estos textos que representan la me trópolis com o un lugar donde los indi-
sion es impor tantes en la estructura físi ca de la ciudad y la relació n en tre la ciu- viduos tienen dificultad para mantener relaciones con otros, donde los lugares de
dad y el individuo. U n a o bra e n p arti cular qu e in te n tó enfrentarse a estos tránsito abundan y d onde la h istoria n o tien e importancia. J oan Ramón Resina
d esarro llos era el ensayo del an tropó logo francés Marc Augé, escrito en 1995: pregun ta en su After-images ofthe City si toda Barcelona está en peligro de converti r-
Los no-lugares: introdu cción a una antropología de la sufJermodernidad. En él, Augé se en no-Iugar (78). Dorothy Odartey-Wellington an aliza la novela de la Genera-
delinea lo que él llama la "supermodernidad ", una situación producida por las ció n X, Veo veo, en relación con Augé, examinando lo que ella llama "relaciones
transformaciones ace leradas en el mund o en las tres categorías del tiempo, el en tre los personaj es en un espacio urbano cuyos simbólicos puntos de referen-
espacio y el individuo. En con traste con la posmodernidad , la cual se define en tér- cia han sido borrados o invalidados por la intervención de la tecnología yen el que
minos del vacío y la imposibilidad d el progreso, a Augé le in teresa un a defini- la identidad de las relacio nes sociales ya n o depende del cuadro urbano" (205). Yo
ción positiva, en términos del exceso, esto es, la "supermodernidad ", para así hacer enfatizaría que mientras sí ha habido una pro liferación de no-lugares, debemos
posible el análisis antropo lógico . Lo más importante de l análisis de Augé es su recordar que los lugares antropológicos siguen existiendo y que incluso pueden
definición de los lugares an tro pológicos y los no-lugares. Augé asigna al lugar surgir de los no-lugares.
an tropológico las siguientes características: son lugares de identidad , de relacio-
nes entre individuos, y de histolia. Estos son los lugares tradicionales del estudio El sociólogo Manuel Castells también ha reflexionado sobre los cambios tra-
antropológico. A su vez, en la era de la super modernidad. Augé argumen ta que ídos po r la globalización y la era de la información, diciendo que como resulta-
un espacio d ife ren te e importan te ha emergido: el no-lugar. Estos son lugares do se requiere un nuevo ace rcamiento teórico a lo urbano. Castells, en muchos de
en los cuales la identidad no se con stituye, donde n o hay relacion es significati- sus textos recientes, habla del surgimi en to de lo que él llama el "espacio de los
vas en tre los individuos y d o nde la hi storia no existe. Augé cita varios eje mplos Íluj os". Este es un espacio que h a emergido en la era de la informac ión co mo
del no-Iugar, casi todos relacionados con el viajante. El aeropuerto , por ejemplo, resu ltad o de la sin ergia e innovació n constante que es una característica inh e-

11 9
11 8
rente de la ciudad. Castells lo defin e como un espacio q ue "works across distan_ Si la nueva cu ltura de las ciudades depende de la construcción de esta inter-
ce through commul1lcauon flows , processed and u-ansmitted bv telecom . faz en u-e el espacio de los lugares y el de los fluj os, seria entonces esencial que exa-
atl l ' · / muO!-
c ons, e ectrOI1JCnetworks of mfor mation systems, and tra nsportation networks" mináranlOs algunas produccion es culturales de años recientes para de terminar en
(Culture381). Aunque en un princi~io era un espacio de poder y de fun ciones do- qué medida han tenido éxito e n la negociación de la relación entre estos dos es-
mmantes (pensemos en las mstltUClones fin ancieras, la ciencia y la tecno lo ' ) pacios. Debemos preguntarnos cu ál es la reacción de estas produccion es cu ltu-
a
se ha exp andido para incluir la diversidad de toda la actividad human a (1 gId ,
" 1 . a e u- rales ante las nuevas tecn o logías, y h asta qué punto contribu ye n (o no ) a la
caCion, a com unI cación interpersonal, las comunidades virtuales) Los e . construcción de una nueva cultura, o si se quedan atl-ap adas en el pasado. Tomo
f . . . SpaCiOs
ISICOS que formal~ parte del espaclO d e los flujos son só lo puntos, o n odos, de como punto de partida la n arrativa española de las dos últimas décadas, que ha dis-
una red much o mas amplia.
frutado de un éxito comercial significativo y ha tenido una te mática de índole pre-
dominantemente urbana. Novelas de la llamada Generación X, como Historias del
. Al mismo tiempo, explica Castells,junto al espacio de los flui os sigue . Kronen (1994) deJosé Ángel Mañas o Caídos del cielo (1995) de Ray Loriga, dos
ti d . d eX1S-
,en o un esp aCiO e l?s lugares, un~ de contigüidad territorial en el cual la mayo-
:J,

de los autores más ex itosos d e este grupo de a utores jóvenes, sin duda estable-
n a de los Ciud.~danos VIve su VIda ~Iana y forma relaciones social es. El ciberespacio, ce n una temática inte resada en el surgimi ento de la Era d e la Información yel
las redes medlatlcas y otros fluJos mformacionales son un elemento esencial de las impacto que tiene e n la juventud urbana. En estas novelas y otras de esta época,
VIdas de los que VIven e n las ciudades h oy, pero las personas siguen viviendo en observamos una juve ntud que reside e n la ciudad, saturada culturalm ente por
localIdades físicas que son los lugares prevalen tes de la experiencia personal la los medios y el ocio hasta el punto de que tiene dificultad para distinguir entre
lden tldad cultural. Y
la realidad )' la ficción y es incapaz de establecer relaciones significativas con los
que los rodean. Se puede señalar aquí que el espacio de los flujos llega a actuar so-
" Una cu.estión en relación al surgimien to del espacio de fluj os es la reorgani- bre el espacio de los lugares, d omin ándolo; aunque estos protagonistas se mueven
zaclOn espaCIal d el medio ambiente urban o. H e m os sido testigos, según Cas- a través del esp acio físico urbano, sus identidades parecen construirse en virtud de
tells, de la emergenCia de una única ciudad global. Todas las ciudades del mundo la información que reciben d e la televisión , el cine y la música.
forman una red , in terconectadas por el espacio de los fluj os. El espacio urbano
se frag~en ta mIentras las ciudades crecen hacia fuera, convirtiéndose en áreas me- Una novela de particular in terés en este contexto, esta vez específicamen-
tropo/¡~nas, y varios centros y nodos emergen en oposición a un solo centro y una te en relación al ciberespacio, es La vida en /.as ventanas (2001 ) de Andrés Neuman,
perife~a. Estos cambIOS, Sll1 em bargo, y la importan cia creciente del espacio de finali sta del Pre mi o Primavera de Novela en ese ailo. Esta n ovela, de una m ane-
los fluJos, n o d e ben de provocar miedo según Castells, sino que se les d e be con- ra menos excesiva y violenta que Historias del Kronen y Caídos del cielo, representa un
SId e rar co mo a lgo qu e ofrece posibilidades asombrosas . En este co ntexto la .e ntorno urbano en el que el esp acio físic o de la ciudad desaparece y el espacio
nueva c~ltura d e la ~iudad es la cu ltura de la comunicación significante pro~o­ de los fltDOS prácticam en te borra el espacio de los lugares.
VIda pOI un a ll1terfaz e ntre el espacio d e los fluj os y el esp acio d e los lugares
( Culture 383) .
La novela es una colección de correos electrónicos escritos por el prota-
go-n ista/ narrador, que firma sus correos con el nombre" et", d estin ados a su
Castells expli ca varias ma neras para pro mocio nar la creación de esta in- ex novia Marin a. Mari n a nunca responde a los correos que manda Net; n o tan-
terfaz,Juntando la identidad local con las redes globales. Entre estas posibilidades to un intento de comunicar, sus mensajes so n una esp ec ie de diario personal.
se en cuentra el uso d el espacio púb lico como puente entre los individuos y las En los correos a Marina, Net revela los detalles de su vida diaria en una ciudad gran-
comunIdades, una nueva mo numentalidad que dé sigI1ificado simbólico a las nue- de. unca se h ace evidente de qué ciud ad se trata ya que no hay refere ncias
vas formas espaciales y qu e se orien te h acia la nu eva in fraestructura d el área concretas. Los nombres d e las calles, por ej emplo, no so n específi cos a ninguna
metropohta~1a, y el uso de las redes medi áticas y de información p ara co nectar localidad exacta: La Calle del General, la Avenida del Norte, la Gran Vía. N ues-
la experi enCia local con el hipertexto del espacio de los fluj os.
tro protagon ista es un joven universitario que decide dejar la carrera. En los corre-

120 121
o que manda nos hacemos una idea de su vida monótona, la vida diaria en la jeto con el espacio urbano se pone en un a situación muy precaria. Las relacio-
ciudad q~e pasa entre su casa, la universidad, el bar y la casa de su amigo Xavi, y nes del narrador con su fami lia, los amigos y otros que existen en el espacio fisi-
algun a salIda ocasIOnal al cme o a los bares. Es un ser soli tario que no mantiene re- co de la ciudad están prácti cam en te vacías de sign ifi cado. No hay sentido de
laciones estrechas ni con su familia ni sus am igos y que parece sim plemente mi- perte nencia a ningún tipo de comunidad (real o virtual ) .
rar lo que ocurre en su vida. Narra con un tono pasivo, como si observara su
vida desde fuera; Net no toma acción, las cosas le ocurren a él. Además, hace va- Qui zás debam os entend er esta reacción en el co ntexto de los abr uptos y
rios comentarios sobre la interpretación de papeles: por ejemplo, 'Jugar a ser es- abrumadores cambi os traídos por la proliferación de las tecnologías de la infor-
tudiante resulta entreten ido", como si su vida entera fuese una actuación. mación. Podríamos decir que tanto los autores de la Generación X como el tex-
to de euman , algo posterior, responden con miedo al carácter, al parecer sin
Este tipo de realidad virtual se refuerza al final de la novela. La desti nata- límite, del espacio de los fluj os. o todas las producciones culturales de años re-
ria de los correos de Net, Marina, man tien e el silencio durante toda la narra- cientes, sin embargo, responden con esta actitud n egativa frente a la Era de la
ción, y llegamos a dudar de su existencia en las últimas páginas de la novela. Net Info rmación. Parece que conforme van adaptándose los ciudadanos a los usos y
tra~sCl;be varios correos que intercepta, escritos entre su hermana y su amigo Xavi, las posibilidades de la nueva tecnología, encuentran maneras de reconciliar el
qUIen es hablan de la negación constante de la realidad por parte de Net. Xavi clice: espacio de los fluj os con el de los lugares. Si miramos específicamente la cultura
"... tu hermano vive en Babia, siempre ha vivido así, escribiendo, inventando las urbana madrileña y de otras ci udades españolas de los últimos cinco aI10s apro-
cosas, fingiendo no entenderlas del todo para no hacerse cargo, modificando siem- ximadamente, podemos ver que muchos movimientos culturales entre losjóvenes
pre su memoria ... " (180). Al leer estos correos con más cuidado, la existen cia han encontrado maneras de utilizar el Internet y la tecnología a través del móvil
d e Marina se cuestiona. Parece que puede ser producto de la im aginación de para atraer a las person as al espacio fisico urbano. Esta interacción entre los dos
Net, un interlocutor imagin ado. Ante este narrador no fiable, todo lo que el lec- lugares es de importancia clave y ofrece un modelo más positivo ya que intenta
t~r cree h asta este momento en tra en duda. El papel del Intern et aquí, el espa- reforzar lazos entre los ciudadanos y expandir los conceptos de comunidad.
CIO de los fluj os, es esencia l en la confusión entre realidad y ficción, espacio
fisico y ciberespacio. El título de la novela, La vida en las ventanas, cobra ahora suma Muchos de los grupos culturales formados por gente jove n en las ciuda-
importancia. Aunque el narrador observa a los que viven en su edifi cio a través des de España dependen de Internet para promocionarse , organizar eventos y lle-
de las ventanas del patio interior, las verdaderas ventanas por las cuales Net vive var a cabo una variedad de funciones diarias. La Dínamo es una asociación cultural,
su vid a son las de Microsoft. Net se pu ede inventar a través de sus cor reos; su antes situada en el barrio de Lavapiés e n Madrid, ah ora en La Latina. El local es
vida existe só lo en el cibe respacio, y no hay ninguna conexión que se pueda es- un sitio importante para la congregación de gente joven del barrio y es el cen-
tablecer entre él y su vida en el espacio fisico de la ciudad. tro desde el cual La Dínamo pone en acción sus actividades de intervenció n social
y cultural. Además de ser el foro de conciertos y otras actividades, el centro cul-
Por lo tanto, el lector de la novela es testigo de una desconfianza y desilusión tural ofrece acceso gratuito al In ternet y, como consecuencia, varios grupos e 111-
total para con el ciberespacio . Es un retrato sobre la so ledad y-a pesar de se r dividuos se juntan allí a diario para promocio nar even tos y poner en marcha sus
una colección de correspondencia electrónica- sobre la falta de comunicación. varios proyec tos sociales. La asociació n también tiene página web: aquí pode-
La línea cuesti onable entre lo virtual y lo real se borra cuando lo que parece ser mos ver los diversos eve ntos qu e se publi can (co mo los grupos de teatro y de
la "ve rdad" se colapsa dentro de la imaginación del narrador/ internauta. coro de La Dínamo) y también el blog que publican los editores de la revista LDNM.
El blog y la revista co nti en en artíc ulos de carácter po lítico y social, rese I1 as de
Si volvemos sobre la afirmación de Castells de que la nueva cul tura de las ciu- películas, artículos sobre música y ou·os asuntos cultu rales. Hay también un a lIs-
dades es. la que crea una interacción significativa entre el espacio de los fluj os y ta de correo disponible para recibir correos semanales con novedades y eventos
el esp aclO d e los lugares, parece que es ta n ove la n o logra crear esa interfaz o que se planean en el centro. El In ternet es un elemento importante del funcion a-
por lo menos es escéptica en cuanto a la posibilidad de hacerlo. La relació n del su- miento de La Dínamo y de otras asociacion es culturales localizadas en Madnd .

122 123
Es una adición positiva en la medida que expande la base de la organización y atrae protestar contra los intentos desde el poder de definir, qué se permite o no en
a gen te j oven a la ciud ad, ya sea al Centro o a otros locales para varios eve n tos. estos espacios. Esto no supone una celebración del botellon; slmple~ e~te propon-
De esta manera, se crean lazos entre ciudadanos de varias localidades fisicas que go poner de un lado los matices morales del debate actual sobre e ~ tenomeno para
sin el uso del Internet sería mucho más difici l que se conocieran. Se crean co- considerarlo dentro del contexto del supuesto carácter d emocratlCo del espacIo
munidades, en un principio virtuales, que luego actúan sobre el espacio fisi co público urbano.
urbano.
Lo que es especialmente fascinante de este fenóme~o ~s el uso del In ter-
Otro fenóm eno interesante ha sido el uso d e la tecnología d el tel éfono net y de móviles para atraer a los individuos al esp acIO pubhco. A pesar de las
móvi l en España para organizar even tos entre jóvenes. Podemos citar específica- mala~ crí ticas que se le puedan hacer a los macrobotellones de 2006, est~s event~s
mente el macrobotellón que se organizó en varias ciudades españolas en la prima- tuvieron un gran "éxito" y un nivel extraordinariam en te alto .de partlClpaClO~
vera de 2006. El botellón , una tradición entre la juventud española que comenzó debido a su difusión a través de los correos masivos y los mensajes de texto. AqUl
por la época de la Transición , ha crecido en popularidad y en polémica en los presenciamos cómo el espacio de los flujos y el espacio de los lugares trabajan
úl timos diez años. Se trata de grupos de j óvenes que se congregan en los espa- juntos en esa interfaz que describe Castells. La soled ad ,Y la falta de comun:ca-
cios públi cos de la ciudad como plazas o parques para beber alcohol, hablar y ción y relaciones interpersonales preconizadas por los cntl~o~ del Clb~respaclO y
escuchar mú~ica como altern ativa a los precios exorbitantes que se cobran en los efectos que este tiene en la sociedad no son las caractenstlcas dommantes en
los bares. La práctica, aunque de gran popularidad en tre los que toman parte, este caso. Al con trari o, el In ternet se usa de tal manera que se crean nuevas c~­
ha sido muy polémica en España por el ruido y los desechos consecuentes de las
reuniones y por el consumo de drogas y alcohol por menores de edad. Como
resultado , ha habido intentos a nivel nacional para prohibir el consumo del al-
cohol en las vías públicas. Tal ley no se h a aprobado , pero los gobiernos de las
Comunidades Autónomas han puesto en marcha leyes parecidas a nivel regio-
I nexiones y comunidades entre ciudadanos, resident.es de la .ciudad que qmzas
no se hubieran conocido si no fuera por estas comumdades vlftuales a las cuales
pertenecen.

Estos son solamente dos ejemplos de lo que se podría citar como el ~so
n al. En Madrid, por ejemplo, el botelló n ha sido prohibido con la Ley de Drogo- del ciberespacio y otras tecnologías de la información para enriquecer la expen en-
dependencias y otros Trastomos Adictivos, la cual prohíbe el consumo de alcohol en cia vivida en la ciudad. Mientras los cambi os traídos por la Era de la ln~orma­
la vía púb lica excepto durante festivos especiales. Aunque estas leyes son bas- ció n han sid o sorprendentes y a veces abrumadores , no debemos d eFrn o s
tante amplias en términos de prevención y tratamiento de todo tipo de drogas, intimidar por ellos. Nuestra cultura depende de la capacidad de constrUlr la m ter-
se conocen popularmente como la "Ley Antibotellón. " En 2006, en reacción a este faz que propone Castells entre e l espacio de los flUJO S y el de los lugares. Las
tipo de leyes y a la atención desmesurada dada al "problema" del botellón por par- nuevas posibilidades ofrecidas pueden y deben servir de m~nera muy posItlva para
te de los medios de comunicación , varios grupos de gente joven organizaron lo promover las culturas locales, construir comunidades y mejorar conexJOnes en tre
que se conocieron como los "macrobotellones" en varias ciudades españolas, individuos en el espacio urbano.
una competición para ver qué ciudad podría congregar a un mayor número de
personas. Miles de jóvenes asistieron a estos macrobotellones en ciudades como
Granada, Sevilla y Madrid.

Es d e particular interés que estas congregaciones se convocaron a través


de correos electrónicos masivos y mensajes de texto (SMS) a través de teléfonos
móviles. El caso del macrobotellón es un ej emplo fascinante del cuestionamien-
to del espacio público, donde hubo un intento con sciente y masivo de congre-
gar a los indivi duos en los esp acios públi cos d e las ciudad es como forma de

] 24 .125
OBRAS CITADAS

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Resma,]oan Ramón and Deiter Ingenschay. After-images ofthe Ci!y. Cornell: CornelJ los periódicos para recordar que nuestro mundo está dividido como nunca (o
UP,2003.
como siempre) y que civilización (nosotros) y barbarie (los otros) son desig-
naciones que se han convertido en variables de una ecuación a las que cualquier
institución o voz oficial sustituye por lo que le convenga. Por lo tanto, se desta-
ca a menudo la capacidad proteica de la dicotomía civilización y barbarie,
pues, como acertadamente señala Carlos Alonso, esta dicotomía: "acarrea en
su seno toda una serie de dicotomías conceptuales irreductibles [ ... ] por
ejemplo, naturaleza vs. cultura, lo autóctono vs. lo foráneo, tradición vs. mo-
dernidad , paratésis temporal vs. devenir histórico " (257). Añadamos a la lista
la versión polémica que inauguró nuestro milenio , de mocracia vs. terrorismo ,
gran generadora de discursos oficiales recientes de los gobiernos civilizados y sus
respectivos partidos de oposición.

Según Alonso, la dicotomía civilización y barbarie se reduce necesaria-


mente a "una figura retórica hueca," capaz, sin embargo, precisamente por esta
misma vacuidad , de "potenciar y apuntalar una colecció n heterogénea de dis-
cursos" (257). Es esta [unción de la dicotomía como generadora de discursos, y del
discurso oficial como generadora de la misma, que me interesa aquí. Inspiradas
en las circunstancias (post)coloniales latinoamericanas, las reflexiones de Ángel

126 127
Rama sobre e l discurso oficial como "el anill o protector de l poder y el ejecutor de la novela sigue, pues, el proyecto de Sarmiento de la población y civilización de
de sus órdenes" (25) todavía tienen validez y m erecen , quizá con mayor urgen- su país. La segunda parte , sin embargo, lo convierte en parodia y narra el fraca-
Cl: que nunca, ser ree laboradas e n e l contexto de nuestra época de globaliza_ so del proyecto. Incluir a Coetzee en esta reflexión ti ene in terés si consideramos
Clon y confro n tación entre 'civilizaciones'. Como explica Rama, en el interior su novela como una visión hacia el futuro , de una relevancia universal, mucho más
de las :iudades de las j óven es naciones se erige otra ci udad, invisible y sin em- allá del contexto del apartl~eid. 2 El autor de Edad de hierro nos muestra las d esas-
bargo no menos amurallada", "aún más agresiva y redentorista", siempre al ser- u"osas consecuencias de la misma división creada por la ci udad letrada: la rebelión
VlCIO d~1 poder ofici~: "Es la ~ue creo debemos llamar la ciudad letrada, porque del bárbaro, la derrota de la ciudad admini strativa como co nsecu encia de la
su aCClOn se cumplJ o en el pnontano orden de los signos y porque su implícita desconfianza en el discurso oficial y la destrucción de la ciudad letrad a. En este
calidad sacerdotal, contribuyó a dotarlos de un aspecto sagrado, liberándolos de sentido, Coetzee cierra mi reflexión sobre civilización y barbarie, y me permite a
cualqui er servidum bre con las circunstancias" (25).
la vez reenfocar la cuestión en la herencia de la ciudad letrada y el papel del es-
critor en el siglo XXI.
Partiendo de la reflexión de Alonso y basándome en gran medida en la
definición de Rama del discurso oficial en manos de los letrados, me ha intere-
sado ver, desd e la situación actual de la comunidad global , la representación de
la ciudad letrada en tres mom entos y contextos diferentes. El objetivo consiste 2. De hecho, la relevancia de estas tres obras se evidencia en un diálogo en parle
en engendrar una reevaluación del papel, o de la responsabilidad, del letrado ya destacado, centrado en el mito de Robinson Crusoe. Para Sarmiento, la novela sobre
e~ el siglo XXl. Me interesa ver, sobre todo, cómo las diferencias de representa- el naufragio de l hombre civilizado en tierras bárbaras y su intento de una reconstruc-
Clon de la ciudad letrada en épocas y circunstancias muy diferentes, condiciona ción de la civilización posee un valor alegórico clave, ya que representa la lucha de las
la relación entre civilización y barbarie, y al revés, cómo su dinámica afecta a la nacientes naciones latinoaJ11ericanas. "Robinson", como afirma el escritor argentino, "es
valorización de la ciudad letrada. Escogí tres obras que elucidan la formación in- una nación" (citado en Sal azar 385) y, como recuerda Brett McInelly muy acertadamen-
versión o disolución de la dicotomía civilización y barbarie, vinculadas íntimarr:en- te, "Robinson Crusoe cries out for study in its colonial contexts. Indeed, British colonia-
te con el logos.! Facundo ( 1845) de Domingo Faustino Sarmiento, Viernes o los limbos
del Pacifico (1967) de Michel Tournier y Edad de hierro ( 1990) de J.M. Coetzee. Cada I lism informs nearly every fea tu re of Daniel Defoe's first novel. [ .. .] Robinson Crusoe
owes many of its most characteristic traits to the colonial context. [... ) Curiously, sorne of
una de estas novelas enfatiza la im portancia del discurso oficial, no sólo en la cons-
trucción de la di cotomía, sino , especialmente, en la construcción o destrucción ~ the more provocative postcolonial analyses ofDefoe 's nove! appear not in criticism but
in postcolonialliterature such as Derek Wolcott's Pantomimeand j. M. Coetzee's Foe,
de sus respectivas utopías. En este sen tido, las novelas discutidas aquí problema- works that 'wri te back' to Defoe's 'master' narrative of empire. [ .. .] The mere mention
uzan, desde perspectivas muy diferentes, el encuentro con el OU"o: en Sarmien- of Defoe's llovel, or his protagonist's relationship to Fliday, seems to encapsulate the co-
to entre la Europa positivista y la pampa argentina, en Tournier entre Robinson
y la isla bárbara, yen Coetzee, entre el blanco colonizador y el africano. La nove-
la de Tournie,r es una reescritura del mito de Robinson ya la vez una alegoría
f lonial myth and the dynamics of colonial relationships in general" (McInelly 1). La rees-
Clitura del mi to de Robinson de Tournier presenta una visión cn tica del mundo civi !izado
desde el siglo XX. Igualmente, Coetzee cede importancia al mito de Robinson en varias de
de la fundaclO n de las civilizaciones en clave de sobreescrituTa. La primera parte sus novelas, siempre dentro del contexto de la situación política y social actual. Foe
(1986), por ejemplo es una reescritura directa del clásico de Daniel Defoe. Muy sign ifi-

. l. :1
origen de "bárbaro," como explica Leopoldo Zea, se relaciona con el lengua-
~,e. Los b~rbaros, de "bar-bar", tartamudear o producir sonidos irracionales, eran los que
cativo para la posición del autor, en el contexto de literatura colonial, es el epígrafe que
marca e! tono de su discurso de aceptación del prem io Nobel: "But to return to my new
com panion. 1 was greatly delighted with him, a nd made it my busin ess to teach him
no poselan ellogos, entendido como principio ordenador," mientras que el civilizado era eve r ything that was proper to make him useful , handy, and helpfu l; but especially to
el "poseedor dellogos" o, como afirma]uaJl Pablo Neyret, "el dueño exclusivo de la ver- rnake him speak, aJld understand me when 1 spoke; and he was tbe aptest scholar there
dad-palabra" (16).
everwas" (1).

128 129
Mientras que Sarmie nto construye la grandeza de la ciudad le trada a cos- la superficie d e la tierra su "firm a pe rsonal, inimi table [ ... ] imborrable y e ter-
ta d e la d eshum a nizació n d el Otro, la versión robinsoniana d e Mi ch el Tour- n a. Esp e ra nza [e l nombre qu e le da a la isla], al igual que un a d e es tas vacas
ni er n a rra su ascensió n y desacralizació n como resultad o d e l co nflicto e ntre med io salvaj es de la pampa argentina marcad a por el hierro rojo- llevaba d esde
civilización y barbari e. En este contexto, la comparación d e los textos fundacio- e nton ces el se ll o d e su señor y m aestro" (49).4 Yla isla se defiende. Escribe lo
nales de La tinoamérica del siglo XIX con Viernes o tos limbos del Pacifico de Tour- que sería su equivalente de "diario " d el conquistador en fo rma de "cortes, que-
nier es particularmente relevante , ya que permite recapitular y reevaluar en forma maduras, estampas, callosidades, manchas imbo rrabl es y cicatrizadas" en la piel
alegórica la fundación d e las n aciones (pos)coloniales y el papel d el discurso de Robinson (49) .
racionalista-progresista europeo, desde la perspectiva d esengañada de la era de
la globalización. Robinson gan a la batalla cuando recupe ra la escritura oficial. De los res-
tos del barco rescata sus libros del Viejo Continente. Sin embargo, el mar ha bo-
La primera lucha en Tournier entre civilización y barbarie se lleva a cabo rrado la tinta de las páginas. El acto de rellenar las págin as blancas será la p iedra
e ntre Robinson y la isla, entre el h ombre blan co y la fuer za de la n a turaleza, angular de la utopía robinsoniana. La dicotomía civilización y barbarie se reesta-
evocando no sólo el diario d e a bordo de Co ló n [la conquista como un acto blece y cimienta en el momento en el que recupera la capacidad de documen-
lingüístico: nombrar igual a poseer], sino además el conflicto entre la pampa bár- tar su destino. La escritura en papel se equipara, pues, al regreso al mundo civilizado
bara y la ciudad en Sarmiento. Conforme con el discurso positivista, Robinson tie- y al fin al simbó li co del naufragio: "Quería llorar de alegría cuando trazaba sus
ne que imponerse a la naturaleza p ara poder mantener su estado civilizado. Al primeras palabras en la hoja de p apel. Le parecía haberse salvado del abismo de la
igual que en el Facundo, el arma predilecta que decide el d esenlace d el conflic- bestialidad donde luchaba contra la sombra, y haber logrado su vuelta al mun-
to entre civilización y barbarie es la escritura; pero mientras que e n las obras de do racional al cumplir este acto sagrado: escribir [ ... ] Así, una nueva era comen-
Sarmiento la subyugación d el Otro se logra gracias a la domesticación del bár- zaba [ .. .]" (39).
baro en la escritura convirtié ndolo en elemen to folclórico,3 en Tournier asisti-
mos a un verdadero "du elo de grafiteros, " entre hombre y naturaleza, en que La sobreescritur a del Otro y la borradura de la tinta en las páginas nueva-
cada un o de los adve rsari os intenta dominar al otro imponiéndo le su propia mente vírgenes refuerzan la isla de Robinson como parábola lograda d e la in-
escritura. Este duelo ejemplifica la im agen del nacimiento de las naciones latino- ven ción de Am érica de la época de facundo, cuando se consideraba el continente,
americanas como una viole n cia verbal o sobreescritura (Neyret 19): Robinson según Lorena Amaro Castro, un a tela en blanco , "un lugar por co nstruir, una
rasga e l texto d e Be njamín Franklin en la roca de la isla, y deja así grabad a en tierra 'joven' poblada p or 'jóven es pueblos' que comienzan a discu ti r los asun-
tos vinculados co n sus iden tidades e historias nacionales" (2) . Para Robinson , el
primer paso para la construcción d e su utopía consiste en cambiar radicalmente
3. Convirtiendo el papel mismo en campo de batalla, Sarmiento escoge la escritu- el desorden existente (he terogéneo, imprevisible , in controlable) de la isla, y de
ra como el arma predilecta de la civilización que primero crea, racionaliza y finalmente fic- planificar e imponer un orden nu evo (u tópico, racionalista , positivista). Dice
cionaliza al bárbaro a fin de poder integrarlo -como una cómoda ve rsión folclóri ca Robinson: "la p ampa [d e la isla] e ra un a m asa que h abía qu e atacar, amansar,
" light"- al sueúo modern izador, y como dice Julio Ramos, someterlo "al orden de los dis- reducir metódi camente ", ya que, "esta composición fin a de la pampa e urop ea
cursos, de la ciudadanía, del mercado, del Estado moderno" (13) . A~í pues, el letrado gana es todo el conu-ario de la naturaleza amorfa y sin diferen cia que manejo aquí" (5 1).
dos veces: primero, lleva a cabo su invectiva política y, segundo, convierte al "bárbaro" Al igual que en textos fundacionales como el Facundo, e n Viernes, la red ucción me-
en una exhibi ción exó tica, en un espectáculo literario con "poderes sobrenaturales " tódica, la imposición d e un ord en civilizado utópico serán la responsabilidad de la
(Facundo 144) que lucha en una tierra donde abundan "plantas vigorosas que nacieran ciudad letrada al servicio de la ciudad administrativa. Así pues, el principio de la
con el abono nutritivo de la sangre humana," (155) todo para dar "tinte original al dra-
ma y al romance nacional" (82) , es decir, para atraer al lector eu ropeo y, sobre todo,
para legitimarse a sí mismo como escritor de un público intern acional. 4. Todas las traducciones de Tou rni er son mías.

130 131
construcción de la ciudad coincide con un cambio de la voz n arrativa. La narra- los viejos conceptos", que sobreescribe la ciudad letrada, y que así "puede crear
1
ción en primera persona será ma victoire, mi victoria, ya que señala la recuperación nuevos sentidos a partir d e la muerte del Gran Sentido" (Cragnolinil ) . Desde la
del yo civili zado a través d e la escritura. Poseed or dellogos, Robinson será de risa diabólica y animalizada de Facundo , la risa del bárbaro ha evolucionado en
nuevo capaz d e controlar el tiempo , de escri bir la 'Histori a' d e su nación , y así, Tournier en un arma omn ipotente que inicia la derrota de la ciudad le trada y pro-
de tomar posesión de sí-mismo", de crear un "orden moral que d ebo imponer a voca la inversión de la dicotomía.
Esperanza contra su orden natural [ ... ]. Hay que construir, organizar y ordenar,
con paciencia y sin descanso" (44). Después de la destru cción física de la ciudad por una explosión, la renun cia
d e Robinson a reconstruir la ciudad pone en marcha la constru cción de una se-
Así pues, la ciudad letrada somete la isla a su orden y erige la escri tura como gunda utopía, caracterizada por la inversión de la dicotomía civilización y barba-
la religión d e su nueva nación . Es en este momento que la crónica de la fundación rie y, a medida que se invierte la dicotomía, cambia el valor dellogos. Lorna Milne
de su civilización se convierte e n su propia carnavalización. El día 1000 de su lle- observa que, si bi e n un a comunicación verbal entre el homb re civilizad o y el
gada a la isla, Robinson escribe una constitución, proclamá ndose gobernador bárbaro ahora sería posible, puesto que Vie rnes ha aprendido la lengua d e Robin-
de la isla. El objetivo de la co nstitución es el mismo que anuncia Sarmiento en son, la relació n e ntre ambos "is deve loped n ot through conversati on and men-
su utopía, Argirápolis: la proyección, según Amaro Castro, de "una nueva civiliza- tal exc h ange", antes bien "with out the use of human language [ ... ] by the
ción sal ida de la nada, totalmente planeada, organizada [ ... ] que habrá de supe- developmen t of games [ ... ] which envolve mime, gesture, dance, dressing up, mu-
rar la barbarie [ .. . ] e instaurar los modelos europeo y norteamericano " (6) . sic, laughter, but rarely [ ... ] verballanguage" (Milne 171-2).
Robinson crea un poder tripartido, un código penal con leyes y diversas formas de
castigo, institucion es y regl as para posibilitar la convivencia entre los hombres Sin embargo, con la llegada del barco inglés Whitebird a la isla, la uto pía
-el único problema es que es el único miembro de su nación . Según el artículo pri- llega a su fin. El antagonismo entre civilización y barbarie se afirma de nuevo a tra-
mero del código penal sólo se puede implementar e l castigo d e ayuno, ya que vés de su propia inversión. Viernes, quien sustituye a Robinson e n el título de la
"los castigos corporales y la pena capital exigirían un aumento de la población obra, asume el papel del civilizado y sale de la isla para irse a Europa, mien tras que
insular" (63) . La utopía robinsoniana ejemplifica el argumento de Ramas que la Robinson renuncia a una civilización que él h a reconocido como bárbara, cons-
ciudad letrada no puede existir sin la ciudad rea1. 5 truida encima de la "brutalidad, odio, rapacidad de los hombres civilizados)' al-
tamente honorables" (196).
La aparición de Viern es constituye un momento clave . Posibili ta la viabili-
dad de la ciudad pero también provoca su caída. La dicotomía civilización y bar- Si La ciudad letrada de Ángel Rama es un texto imprescindible para la lec tu-
barie se reduce a la polarjzación en tre el poder de la escri tura en mano del civilizado ra del Facundo, nos ayuda también a apreciar la complejidad d e Edad de hierro
y la risa desacralizadora del bárbaro. Viernes, a quien Robinson obliga a "repetir de Coetzee . Au nque se trata de países y épocas dife rentes, e l universo de los
[ .. .] las definiciones, principios, dogmas y misterios que pronunciaba," respon- signos, al servicio del poder durante la época poscolonial, desempeña durante el
de al discurso letrado con un a risa "lírica, incontrolable, blasfematoria" (124), ante apaTtheid e n Sud áfrica igualmente un papel d ecisivo. 5 En Edad de hierro, la bata-
la cual la ciudad queda imponente y sólo llega a superarlo al convertirse a sí mis- lla entre civilización y barbarie ha e ntrado e n su últi ma fase. El ' bárbaro' , cons-
ma e n bárbara, esto es, al recurrir a la tortura. El combate entre civi lizació n y c iente d e l poder m a ni p ulad or de los signos , se rebela al boicotear las
barbarie ya no se realiza e ntre palabra-n avaja, o palabra-palabra, sino entre pala-
bra-risa. Es la risa nietzsc heana, "del espíri tu libre, qu e "ríe sobre las ruinas de
5.Como explica Robert Mossman , en el cOl1lexto de la literatura colonial, la lite-
ratura sudafri cana nos brinda un mic rocosmo único , ya que, aún más que en Latinoa-
S. "Una no puede existir sin la otra, pero su naturaleza y funciones son diferentes
mérica, "in South Africa the so-called First ane! Third wo rlds still exist sid e by side in
como lo son los componentes de l signo" (37). stark contrast" (41).

132 133
instituciones 6 A pesar del caos en las calles, la voz oficial sigue insistiendo en la der y el ejecutor de sus órdenes," nos revisita en el África de Coetzee en forma
versión de su realidad utópica, que es su abstracción de la civilización ideal: "of de una imagen esperpéntica y grotesca del antiguo poseedor dellogos de los
trouble in the schools the radio says nothing, the television says nothing. In the textos fundacionales del siglo XIX. En Edad de hierro, la voz del letrado se reen-
world they project, all the children ofthe land are sitting happily at their desks le- carna en una anciana profesora de lenguas muertas que padece de un cáncer
arning" (39). Y, al igual que en el África de Coetzee: incurable de los huesos. Trasgresora de los dominios de la civilización (la ciu-
dad) como de los de la barbarie (los barrios negros), y al mismo tiempo margi-
es precisamente en la abstracción que hicieron [los escritores fundaciona- nada en ambos mundos, la narradora es condenada a observar impotente, las
les] de la civilización europea donde Sarmiento y los unitarios encontraron la consecuencias de su labor. En su testamento, dirigido a su hija en los EEUU ,
racionalización que fortificaba sus mecanismos de defensa contra una realidad atestigua la destrucción de su cuerpo por la enfermedad como la destrucción
que amenazaba con desbordarlos imponiéndoles la multiplicidad, la heterogenei- del mundo que observa. Asumiendo responsabilidad por ambas, confiesa: "1
dad de un mundo hecho de represión, sufrimiento, injusticia y miselia. (Alfaro Ló- have cancer trom the accumulation of shame I have endured in my Iife. That is how
pezl56) cancer comes abou t: from seli10athing the body turns malignan t and begins to eat
awayatitself' (145) .
El arquetipo del 'bárbaro' reaparece en Edad de hierro con muy parecidas ca-
ractensticas descritas en Sarmiento. La animalización del bárbaro es algo recurren- La realidad en Edad de hierro desborda cuando la desconfianza de la ciu-
te en la obra de Sarmiento, empezando con la alegona del encuentro entre el tigre dad real en el discurso oficial provoca el colapso del orden utópico. El bárbaro
"cebado" y el gaucho bárbaro Facundo, al que "llamaron tigre de los Llanos" (130), se rebela en contra de la ciudad letrada denunciando el discurso oficial como arma
deshumanizado por su "mirada sanguinaria" (129), más aterrador y bestial que opresora de un poder ilegítimo e injusto: "talk had weighed dmvn the genera-
la del depredador de la pampa. Como Facundo, el mendigo Verceuil, "yellow-eyed, tion ofhis grandparents and generation ofhis parents. Lies, promises, blandis-
defiant. Dog-man!" (56) , se destaca por su animalización , su ociosidad, falta de dis- hements, treats: they had walked under theweightofall the talk. Not he. He threw
ciplina y explícita renuncia a la productividad social, mientras que los niños afri- offtalk. Death to talk! " (145). Al rechazo del discurso oficial se añade la auto-
canos como Becki representan la insubordinación, la faceta violenta e incontrolable desacralización de la ciudad letrada misma. Consciente de que el bárbaro es el pro-
del bárbaro, la amenaza del orden de la ciudad civilizada. ducto de su labor, "the monster made by the white man " (50), la profesora de
lenguas muertas descalifica ahora el discurso oficial con sus propias armas,
La ciudad letrada, en cambio, gran generadora de la formación de identi- como si encontrara ahora en sus diccionarios imaginados la fuente de la vacui-
dades nacionales en Sarmiento, y, como ya he citado, "el anillo protector del po- dad del universo de los signos:

a message stupidly unchanging, stupidly forever lhe same. Their feat, af-
6 Aunque Coetzee prescinde de alusiones históricas específi ca~ en sus novelas, la ter years of etymological meditation on the word , to have raised stupidily
matanza de los niños en Edad de hierro evoca la ma~acre de Soweto en 1976. La "revolución" to virtue. To stupefy: to deprive offeeling; to benumb, deaden ; to stun
y el desafio último de los niños de colegio consisúa en ausentarse de las escuelas y manifes- with amazement. Stupor: insensibilily, apathy, torpor of mind: Stupid: du-
tarse en con tra del in ten to del gobierno de imponer la lengua de la minoría blanca, el áfri- lled on the faculties, indifferent, destitute of thought or feeling. From stu-
caans, en las escuelas. La tragedia de Soweto se cobró la vida de centenares de niños, pere, to b e stunned, astounded. A gradient from stupid to stunned to
fusilados por las autoridades. Como respuesta, Nelson Mandela denuncia la masacre en astonished, to be turned to stone. The message: that th e message never chan-
"Mandela's Call," aludiendo también a la manipulación del discurso oficial como un arma ges. A message that turns people to stone. (29)
más de agresión y opresión, y proclama que "ro see the real face of apanheid we must
look beneath the veil of constitutional formulas, deceptive phrases and playing with words" Coetzee emplea las mismas estrategias que los escritores fundacionales, sólo
(ANC 1980). que al revés, es decir, legi timando la voz del Otro y desacralizando el discurso

134 135
occidental. El papel de la ciud ad letrada en el futuro , según Coetzee, podría ser tros escritores latinoamericanos. Aunqu e la ciudad letrada se impone sobre la
la fomentación de un a escri tura, qu e, al darle voz al bárbaro, se dedica nada naturaleza bárbara, el bárbaro en Tournier la destruye co n la risa nietzscheana, lo-
más al "arguing fo r that unheard " (Edad 146). Y, sin embargo, ¿cómo podemos in- grand o la inve rsión de la dicotomía. Finalmente, con la novela d e Coetzee se
terpretar el destino fin al de la ciudad letrada en Coetzee, pensando en el papel cierra el proceso de ascensión y caíd a, de formación y disolución. Es el ' testimo-
o la responsabilidad ética del in telectual del siglo XXI? La respuesta puede encon- nio' de la ci udad leu-ada misma que nos narra, con plena conciencia de su pro-
trarse en el abrazo final entre Vercueil y la narradora, el único acto/ contacto re- pia responsabilidad , el confli cto autodestructo r entre la civilización y barbarie,
almente humano en toda la novela. Es también el acto simbólico que insinúa y la cu al, dos siglos más tarde, no ha logrado nada más que provocar la venida de
al mismo tiempo refuerza la importan cia d e reconcili ación para la superviven- un a nu eva ed ad d e hierro, la de un inm enso matadero global al servicio de la
cia de la raza humana. ciudad civilizada.

Coetzee condena el discurso letrado y lo descalifica, en sus palabras, de


white writing, un término abarcador, según Richard Bergam , "for certain histon-
cally circumscnbed point of departure in writing about South Africa, and perhaps OBRAS CITADAS

about colonized worlds in general" (Bergam 423) . Hlhite writingsignifica alimen-


tar y reforzar la dicotomía civilizado-bárbaro, ya que "the black is black as long Alfara López, H éctor Guillermo . "Civilizació n y barbarie: el prisma de la identi-
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trada nos llega en fo rma d el testamento d e la profesora d e lenguas muertas: viliza-ción ' en ATgiTópolis, de Domingo Faustino Sarmiento. " EsPéculo 24
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che materna, "words out ofmy body, drops o fm yself' (Edad 9) ,escritas con la es- Bergam, Richard . "An Interviewwithj. M. Coetzee." ContempomTyLitemtuTe33
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mendigo africano? La ambigüedad del 'tú' aquí es significativa, ya que en este _. Foe. New York: Penguin Group, 1987.
"tú " final la dicotomía civili zac ió n y barbarie parece reso lve rse en estos tres Cragno lini , Monica. "De la risa disolvente a la risa co nstructiva: una indagación
posibles interlocutores que se funden en un solo receptor. Con este receptor Co- nie tzscheana". Nietzsche actual e inactual. Vol. U. Buenos Aires: Oficina de Pu-
etzee nos presenta su idea de utopía para e l siglo XXI:? un mundo que "is not blicaciones del CBC, 1996.
a place of words ", como sueña el narrador al final de la novela Foe, sino "a pla- H orkheimer, Max. EcliPse of Reason. T\TY: Seabury, 1974.
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136 137
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JOSÉ MARTÍ YLA CIUDAD DE MÉXICO:
HETEROTOPÍA INAUGURAL DE UNA VISIÓN
FUNDACIONAL DE LO HISPANOAMERICANO
REGIO NAL MODERNO

José Antonio González

Western Illinois University

AL ESTABLECER una correlación entre el proyecto fundacional deJosé Maní para


las naciones que él llamó "Los países azules" (18: 205) Ysu visión cultural de la mo-
dernidad en las ciudades en las que le tocó vivir fueran éstas latinoamericanas o
n o , salta a la vista que la representación tex tual de la ciudad de México es bas-
tante diferente de la que hace de las demás ciud ad es, es decir de La Habana,
Madrid, Guatemala, Caracas y sobre todo de New York.

En otras palabras, al localizar e identificar las valoraciones de José Maró que


constituyen de algún modo sendas narrativas de la cultura urbana de estas capi-
tales, con la excepción específica el e Ciudad de México, se percibe cómo se rei-
teran ciertas tenden cias discursivas que se pueden considerar como constantes
semánticas o rasgos de estilo, como lo son por ejemplo la continua mención direc-
ta dellocus ci tadino y la humanización d e la ciudad e n un a m eton imia que
suma las voluntades de los que la habitan.

Generalmente todas las ciudades que describe, excepción h echa de Ciudad


de México, son consideradas como persona cu ltural dentro de su escritura, ejer-

138 139
·d
<1

II
.[

cen su agencia y se expresan con voz propia, en coincidencia con la interpretación Asimismo , aún no ha madurado en él el proyecto fundacional para su
de Jürgen Habermas del concepto de Max Weber de la ciudad como comuni- propio país y para todo lo que más tarde llamaría Nuestra América, como tam-
dad (Rose 432). Por citar un par de muestras: "Todo lo olvida Nueva York en un poco ha hecho lo que Ivan Schulman llama "el discurso del deseo." (29) Eljo-
instante" (12:203), "Ni Madrid puede ser lúgubre , ni lo ha sido en verdad este ven conspirador cubano simplemente llega a la capital de una joven nación de
invierno" (14:441), La ciudad no reposa" (9: 412) o "agólpase la ciudad" (13: 491). Hispanoamérica. Va a residir aquí, por un tiempo, se va a integrar al país y a la
capital en la que desempeñará roles distintos para contextos sociales diversos,
Sin embargo, respecto a Ciudad de México, el disperso segmento de la es- como son sus experiencias eróticas, la atención familiar, la participación crítica y
critura martiana que de algún modo alude o se relaciona con la capital mexica- f activa en el arte y, dentro de éste, el teatro; la incursión en la política local (ur-

I
na resulta atípico en ese sentido. No se trata solamente de que no acostumbra a bana) y nacional, en el periodismo, en la enseñanza, en la literatura. Con todo, es-
men~ionarla directamente, ni mucho menos a personificarla ni a dotarla de agen- tadísticamen te, la capital mexicana es la cuarta ciudad más mencionada o aludida
CIa, SInO de que este discurso no hace ningún reconocimiento explícito ni descrip- en toda la escritura martiana (Avicolli 295).
tivo ni valorativo que admita una conciencia de lo urbano. Martí no percibe
entonces la ciudad como el espacio creador de situaciones donde se verifican I Lo peculiar en esta narrativa sobre Ciudad de México reside en que Martí
los cambios culturales (Lefebvre 117).
t no va a hablar de la ciudad, no va a describirla o a juzgarla como hará en sus fu-
turas experiencias urbanas. Esta primera vez va a vivirla. En lugar de una narrati-
Si comparamos este caso con su posterior percepción y reflejo, a veces ex-
cesivos, del peso de la ciudad en lo cotidiano, se puede considerar esta apa-
1 va que englobe una visión cultural más o menos definida, su escritura recogerá

rente no conciencia sensorial de Ciudad de México en su escritura como lo


que Henri Lefebvre define como "campo ciego" (29) dentro de su narrativa
I la relación de una vivencia que será útil en lo posterior para hacer más legítimo
el sentido de sus juicios sobre las demás ciudades. El balance funcional entre los
roles de testigo y actante va a hacer que se incline, por esta única vez, a favor del
de lo cultural citadino. La conciencia de ciudad como entidad clave de lo mo-
derno irá creciendo gradualmente en su discurso en una progresión temporal y J papel más activo. Más tarde, a partir de su estancia en Ciudad de Guatemala,
este balance comenzará a invertirse. El distanciamiento subsiguiente podría ser

I
espacial a través de su vida itinerante. Ciudad de México es cronológicamente la considerado como la razón en el cambio de relación sujeto-objeto en las narrati-
primera de las ciudades hispanoamericanas donde él ha residido. Antes había vas culturales sobre lo urbano en José Martí.
vivido en La Habana, todavía villa colonial e, inm edia tamente después, en
Madrid y Zaragoza. Es importante tener en cuenta de que tanto la noción epistemológica de
ciudad moderna, como las definiciones contemporáneas de cultura convergen
En este preciso momento, José Martí no se ha replanteado todq.VÍa su pro- en el carácter textual que le atribuyen autores diversos de estudios multidisci-
pia visión del conflicto entre civilización y barbarie propuesto por Domingo
Faustino Sarmiento, ni ha tomado partido sobre los valores éticos que deben f plinarios. En el caso de la cultura, estudiosos como Jurij Lotman (41), Clifford
Geertz (5) y Stephen Greenblatt (2270) le atribuyen una condición textual. La
servir de rasero para distinguir la diferencia entre ciudad y campo como pro-
puestas del espacio ideal para la existencia moderna en la América hispana, dis- I
~.
ciudad es así vista como un texto, o más bien como un conjunto de textos por
aproximaciones tan diversas como las de Stephe n Greenblatt (139), Richard
yuntiva en la que terminará decantándose por el campo. Tal cosa sucederá más D. Lehan (3) Iris Zavala (16), Ángel Rama (37) y consecuentemente julio Ramos
tarde, cuando converjan en New York tres factores a un tiempo: su propia relación (l18), entre otros. Este doble carácter textual de la cultura y la ciudad moder-
vi tal con la vida de la gran metrópolis, su formación krausista y sus lecturas de Ralph
W. Emerson. Por otro lado, tampoco José Martí se ha debatido entre su rechazo
1 na hace posible lo que Rama llama "una lectura inteligente de su nivel mítico"
(37) .
ético por la ciudad como escenario de lo moderno y su intuición de que la ciu-
dad contiene lo negativo e inhumano de la época, por lo que es el único ámbito Por otra parte, Henri Lefebvre atribuye al espacio de la ciudad un rol di-
viable para el pensador moderno (Ramos 73). námico en la expresión y manifestación de los conflictos sociales:

140 141
[Lo urbano] lo consolida todo, incluidos los determinismos, los materia- siglo XIX como el momento en que comienzo el proceso de transformación de
1
les y conten ido, el orden previo y el desorden , el conflicto, comunicacio- ciudad colon ial en metrópolis moderna en América Latina (82). Martí llega a Ciu-
nes preexistentes y formas de comunicación. Como forma transformadora dad de México en ese preciso momento , por lo que Ciudad de México es para
lo urbano desestructura y estructura sus elementos: los mensajes y códi- el autor cubano no sólo importante por ser el primer espacio donde se comien-
gos que origina en los dominios agrario e industrial. (174) za a modelar la inven ción de lo d eseado sino que constituye también la localiza-
ción espacial de la modernidad deseada en términos geográficos. Esta manera
Los mensajes y códigos de la cultura en la Ciudad de México a la que lle- martiana de percibir Ciudad de México adquiere una nueva dimensión a partir
gó José Martí en 1875 fueron intuitivamente interpretados por él como los sig- del concepto de heterotopía propuesto por Michel Foucault:
nos de la modernidad americana.
Hay también, probablemente en toda cultura, en toda civilización, luga-
Dentro del nivel mítico del texto urbano de la ciudad letrada, se pueden con- res reales -lugares que existen y que son formados en la fundación misma
siderar los tres niveles que Juan Carlos Dabove señala como niveles de análisis pre- de la sociedad-los cuales son algo así como contra-sitios, una clase de uto-
sentados por Rama en La ciudad letrada, estos son: las instituciones, los individuos pías efectivamente representadas en el cual los sitios reales que pueden
y las prácticas discursivas (Dabove 2). Estos tres niveles del análisis de Ram a en- encontrarse dentro de la cultura, están simultáneamente representados,
globan perfectamente los estamentos no materiales de la cultura urbana e in- cuestionados e invertidos. Lugares de esta clase están afuera de todos los
cluso la manera de representarlos, como son el urbanismo, la arquitectura, la lugares, sin embargo puede ser posible indicar su localización en la realidad.
tecnología, etc. (Foucault 14)

Este ejercicio interpreta la visión martiana de la cultura de la capital me- Ahora bien, Foucault ejemplifica todo el tiempo la localización heterotó-
xicana como un lugar de anticipación en donde ubicar en el espacio físico de la pica en lugares específicos dentro de la ciudad (civilización ). Sin embargo, en el
América Hispana su propia visión-invención de lo moderno latinoamericano. El caso que nos ocupa, la noción se transgrede y dilata para aplicar el concepto
proyecto va a madurar al tiempo que su existencia, va a ir cobrando forma de de heterotopía como una representación holística de los valores de una cultura
relato en su escritura y este relato va a tran scurrir en escalones o etapas, pudié- dada en la ciudad completa. Es decir, este trabajo no apunta a señalar como he-
ramos decir capítulos, que se pueden identificar con cada una de las ciudades terotopías a ciertos sitios emblemáticos de una ciudad dada, sino considerar a toda
en las que va viviendo. la ciudad como heterotopía globalizadora. Lo que hace posible tal transgresión es
el hecho de que el propio F01.lcault maneja el término en términos de absoluta fle-
Ciudad de México es el primer paso, es la vivencia y el descubrimiento de los xibilidad conceptual. Por otra parte, estamos ante un objeto de análisis en el
princi pales factores y las más grandes alertas; Ciudad de Guatemala significa la po- que la condición sui generis del proyecto martiano en su cualidad discursiva y regio-
sibilidad factual del proyecto, los primeros esbozos explícitos y la necesidad de una nal así lo permite.
referencialidad civil. La huella de Caracas en su escritura es el capítulo de la éti-
ca y la definición del alcance regional del lado del decoro político del proyecto, un Por otra parte, el proyecto martiano es, como resultado, doblemente utó-
reforzamiento de la noción continental de lo que él ll ama Nuestra América; pico, por no estar siquiera propiamente conformado y por diferir, hasta el ex-
New York es el paso final. En sus crónicas termina de modelar toda la n oción tremo de cuestionar e invertir, el tipo de modernidad que se está gestando en la
del propósito, los conceptos de libertad y democracia se perfilan en el contraste historia de la ciudad. De ahí que la ciudad m isma devenga en una heterotopía
con modelos alternativos de modern idad. del proyecto en sí, o más bien de su cultura. Recordemos que Johan Huizinga apun-
ta tres condiciones fundamentales de la cultura: "Equilibrio en tre valores materia-
En términos históricos Ciudad de México experimen ta un importante les y espirituales [ ... ] (37), aspiración [ ... ] tendencia hacia un ideal (38), [ ... ]
proceso de transformación. Ángel Rama identifica la década de los setenta del Dominación de la naturaleza" (39). Como proyecto fundacional, la visión mar-

142 143
tiana de la cultura moderna de Hispanoaméri ca comienza a localizar este triple El tercer principio de Foucault apunta a la posibilidad de la yuxtaposición
ideal en el espacio de la capital mexican a. de sentidos y valores (2 10). Al hablar de las funciones e n el prin cipio anterior
ha quedad o claro que] osé Martí sobrescribe su proyecto de "ciudad moderna"
Veamos ahora en qué medida lo que consideramos como una heteroto- encima del texto real de la cultura del que el propio Distrito Federal está siendo
pía de lo moderno en Martí cumple con los principios propuestos por Foucault. escenario en este momento, Su sobreescritura funciona en ambos niveles de la cul-
Para el filósofo francés, no hay una forma absoluta y universal de heterotopía (15) , tura: el nivel material y el simbólico.
sin embargo, de acuerdo con su primer principio, la manera martiana de materia-
lizar su ideal o aspiración cultural puede perfectamente ser considerada como una En el nivel material su presencia activa es evid ente a través de sign os de la
heterotopía d esviada (Foucault 17) en tanto que los valores que se atribuyen al cultura como sus publicaciones para los mexicanos, la documentación comproba-
sitio no concuerdan con los que sostiene la cultura real o históri ca en su deve- ble de ciertas funciones civiles, como la de secretario d e actas de ciudad y hasta
nir. Ángel Rama apunta al respecto "Así, los dos universos a los que aludía Mar- en su imagen ,junto a la de otros personajes emblemáticos d e la ciudad , fácil-
tí, el que se movía bajo los pies y el que se llevaba en la cabeza, se objetivizaban mente identifi cable en el famoso mural de Diego Rivera "Sueño de una tarde
en dos ciudades, la real que se expandía con una anarquía tras la cual corría el de domingo en la Alameda Central. "
orden para organizarla (y también embridarla) y la ideal " (Ciudad ... 115) ; o sea, su
proyecto modernizador. En su cuarto principi o Foucault asocia la existen cia de las heterotopías
con lo que él llama "rodajas d e tiempo" (22), es decir, con períodos específicos en
El segundo principio de la heterotopía según Foucault se ocupa d e su los que se sostienen ciertos valores de la subjetividad social. La validez de la he-
fu nci ón (18). No una función en términos teleológicos o de todas las posibles terotopía marti ana queda e n este sentido leg itimizada por su propio carácter
lec turas co ntemporán eas, sino en re lación con el propio proceso discursivo de ruptura de las normas de valores y por su carácter asincrónico. Foucault aña-
martiano. Ya h emos men cionado que en este sen tido la función más evidente de que "la heterotopía comienza a funcionar a su capacidad máxima cuando la
es la d e proporcion ar el espac io tangible para el proyecto . Pero hay aún otra gente llega a una especie de ruptura absolu ta con su tiempo tradi cional " (22).
más transcenden te en términos de la modernidad. Como intelecrual fundador del La ruprura de la proyecci ón al futuro:
mode rnismo hispanoamericano,]osé Martí contraviene la supuesta negación
absoluta de nada positivo en lo que Matei Calinescu ha llamado la "modernidad Tú te ordenarás: tú entenderás, tú te guiarás; yo habré muerto, oh Méxi-
burguesa" (41) e in augura en Ciudad de México una actitud inte lectual nueva co, por d efenderte y amarte, pero si tus manos fl aqueasen , y no fueras
en la que pretende concili ar el lado estético y tecnológico de la modernidad en digno de tu deber continental, yo lloraría, d ebajo d e la tierra, con lágri-
función de la sociedad entera. mas que serían luego vetas de hierro para lanzas, - como un hijo clavado a su
ataúd, que ve que un gusano le come a la madre las entrañas. (19: 22)
El hech o de que su proyecto no pase de ser una aspiración virtual en este
momento no invalida esta función. Al hablar de los intelectuales cubanos contem- Esta heterotopía martiana de la ciudad se asociaría más bien con un flui r di-
porán eos dentro de la isla, Rafael Roj as dice: "En sociedades, como las nuestras, námi co de la forma de interpretar el d eveni r históri co que con una inm ovi li-
do nde la esfera de la ciudadanía sólo existe de ntro de la imaginación democrá- dad acumuladora de valores textuales que se puedan ver co mo cron ológicamen te
tica, la ciudad letrada - a pesar de su origen estamental- re produce los márge- superpuestos dentro de la lectura cultural de lo moderno urban o.
nes de la vida públi ca" (42) . Del mismo modo, aunque la agencia de]osé Martí
es prácticamente nula, a pesar de su activa participación en la vida pública mexi- El quinto principio alude a la presuposición de un carácter a la vez abier-
cana de su tiempo, el sostenimien to ideal de los valores culturales que atribuye a to y cerrado d e la heterotopía, lo que la hace pene trable (25). No nos estamos
la modernidad urbana de Ciudad de México es reproducido por él en su visión he- refiriendo aquí en ningún modo a la penetrabilidad del espacio físi co de la ciudad.
tero tópica de la misma. Foucault ejemplifica generalm ente con puntos específicos de la espacialidad a

144 145
los que se asigna un conjunto de valores determinados. En este caso estam os iden- li co es una condi ción sine qua non para la poste ri or enunciación del proyecto
tificando co mo heterotopía una inven ción a través de la escritura de un espacio fundacional m artiano . Al respecto se debe tener en cu enta lo que Rafael Rojas
amplio y complejo, cargado en sí de múltiples significados que se transforman apunta acerca d e la modernidad intrínseca que se revela e n lo mítico america-
· - . y
yuxtaponen d e manera dm amICa y constante. n o (La invención 117) .

El carácter cerrado del proyecto fundacional martiano radica en que su Esto nos pe rmite reafirmar que la heterotopÍa de lo hispanoamericano mo-
autor lo dejó inconcluso e incompleto y, al mismo tiempo , pensado para una re- derno localizada d entro de la escritura martiana en su reflejo de la cultura de la
gión cultural y geográficamente definida. Su carácter abierto radica en que su Ciudad de México es una pre misa y un escalón imprescindible para la existen-
localización final incluye todas las ciudades de la Améri ca Latina yen su lectura cia misma del relato. De esta manera, José Martí encontró en la Ciudad de Mé-
tan múltiple e imposible de encasillar como la propia ciudad donde se inicia. Tam- xico un espacio urba no d ond e represe ntar, cuestionar e invertir los valores
bién en el hecho de que, como proyecto, esta ficción fundacional es susceptible de éticos y metafísicos que le eran esenciales para conformar un relato de la utopía
ser releída y reinventada desde distintas perspectivas. de una modernidad ideal para los países azules.

El sexto principio de la heterotopÍa para Foucault (26) se basa en la interac-


ción de este espacio en relación con el resto de los espacios similares, es decir, se
basa en la función atribuida a la Ciudad de México que Martí conoció y en la OBRAS CITADAS
que vivió, con respecto a los otros espacios que más adelan te recogerá el proyecto.
La condición de heterotópica de la cultura moderna se fue perfilando en la ma- Avicolli, Franco. "Una visión italiana: 'La tierra de Italia,' deJosé Martí. " Anuario
nera en que Martí pensó que la civilización debía actuar para garantizar una op- del Centro de Estudios martianos 12 (1989): 284-300.
timización de la calidad y la justicia sociales. Esta definición se revela de manera Aymard, Maurice. "Espacios". El Mediterráneo. Ed. Fernand Braudel. La Habana:
cada vez más clara y explícita en su discurso a medida que transcurre su peregri- ER, 1978. 138-43.
nar por las otras ciudades de la región; así la heterotopía inicial se desdobla en una Calinescu, Matei. Five Faces of Modernity: Modernism, Avant-garde, Decadence, Kitsch,
sucesión de heterotopÍas que se van superando a medida que el proyecto crece Postmodernism. Durham: Duke UP, 1987.
y madura en la escritura martiana. Dabove, Juan Pablo. "Ciudad letrada." En Diaionario de Estudios Culturales Latino-
ameri-canos. Eds. Mónica Szurmuk y Robert McKee Irwin. Mexico: Siglo XXI,
Podemos concluir entonces que el carácter fle xible y adaptable del con- 2009.
cepto de h eterotopía nos ha p ermitido analizar el peso del relato martiano so- Foucault, Michel. Of Other Spaces. (Conferencia). Trad. Jay Miskowiec. 01-26-
bre la cultura de la ciudad de México en función de su axjología de representación 2008 <h ttp ://follcault.info/ documents/ h eteroTopia/foucault.heteroTo-
simbólica de los valores esenciales para su p royecto fundacional y ha permitido pia.en.html>.
identificar estos valores con el espacio fisico total de la capital mexicana en esa épo- Geertz, Clifford. The Interpretation ofGultures; .SelectedEssays. New York: Basic Books,
ca. Estos valores no se harán explícitos en el metarrelato sino h asta los episodios 1973.
posteriores al de la Ciudad de México. Greenblatt, Stephen. "Culture." Critical Termsfor Literary Study. Eds. Frank Lentric-
cia y Thomas McLaughlin. Chicago: UP, 1995. 225.
Al comentar la apli cación de los principios del concepto de h eterotopía al Huizin ga, J ohan. Entre las sombras del mmiana. Trad. María de Meyere. Barcelo-
texto objeto d e estudio se h a confirmado que el carácter de lo hi span oamerica- na: Península, 2007
no es represen tan do en este caso más bien en términos simbólicos e in trínsecos de Lefebvre , H enri. The Urban Rcvolution. Trad. Robert Bononno. Minneapolis: U
la cultura. MartÍ localiza estos rasgos ideales para lo futuro moderno con la exis- ofMinnesota P, 2003.
tenci a misma de la capital m exicana en una época de cambio . Este carácter simbó- Leh an, Richard Daniel. The City in LiteratuTe [computerfile}: an Intellectual and Cultu-

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CON EL DESARROLLO de las ciudades a principios del siglo XX, la ciudad adquiere
protagonismo en la literatura hispanoamericana, al mismo tiempo que el hogar
cobra más fuerza como refugio para sus habitantes, especialmente para aquéllos,
que, como la mujer y según la mentalidad de la época, se podían ver expuestos
a los peligros de la ciudad. La prese ncia de la mujer en la calle podía implicar el
abandono del núcleo familiar y la posibilidad de un cambio en los valores mo-
rales que exigiera cambios sociales por lo que el sistema imperante continuaba fo-
me n tando que las apariciones de la mujer en el mundo urbano fu e ran muy
limitadas. Matthew Embley ha señalado: "During these past centuries, unwritten
rules have ofte n excluded the fe male from participating in parts of the urban
socie ty" ... "women have ofte n bee n considered to be second-class citize ns to
their male counterparts, creating a divisio n that has separated the realms ofthe
specific genders" (248) . La novela femenina de comienzos del siglo XX comien-
za a darnos una perspectiva nueva de este fenómeno. Por un lado, se observa la
proliferación de pe rsonajes fe meninos que se desenvue lven en un espacio nue-
vo: la calle y, por otro, lo que predomina en muchas de estas obras es un tono
de denun cia, pues sus autoras inte ntan resaltar el papel secundario de la mujer
den tro de una organización social que sigue excluyéndola y que con frecuencia in-
siste en cerrarle las puertas para pospon er su t.otal in corporació n .al espac io ur-

148 149
bano. Al mismo tiem po, se produce otro fen ómeno: la ciudad, que había sido fun- La protagonista, María Eugen iaAJonso queda huérfana a los dieciocho años
dame ntalmente escenario en la novela del siglo XIX, se antropomorfiza en el si- y, tras una breve estancia en París, viaj a a Caracas para ree ncontrarse con sus
glo XX y co n ecta d e una form a m ás directa co n la ps ico logía y co n las tíos, primos y abuela. Las ideas avan zadas que la protagonista h a adqui rido en
preocupaciones de sus h abitantes. En este trabaj o pretendo analizar cómo en la París chocan con el am biente tradicional que se respira en la casa y, en general, en
n ovela femenina, y concretamente en lfigeniade Teresa de la Parra, la ciudad/ per- la ciudad de Caracas. María Euge ni a se plantea el matrimonio como salida a la
sonaje es en innum e rables ocasiones la proyección de un siste m a jerárqui co y situación en que se en cuentra, p ero su enamorado, Gabriel Olmedo, acaba casán-
patriarcal que no h ace sino ah ogar a la mujer obligándola a acatar sus normas man- dose con una m~jer más rica. El clima de opresión de una casa convertida prác-
teniéndola en cerrada. ticamente e n cárcel y las ideas conservadoras de tía y abuela, mujeres ll enas de
prejuicios, irán envolviendo progresivamente a María Eugenia, hasta transformar-
En el añ o 1924, la escri tora ven ezolana Teresa de la Pa rra publi ca su pri- la por completo. Así, finalmente, aceptará casarse con César Leal, un hombre que
mera novela: lfigenia, DiaTio de una señorita que escribió porque sefastidiaba, 1 novela que la reduce a objeto decorativo y se som eterá a las leyes sociales que la convierten
sorpre ndió a los críticos de la época, en tre los que hubo opinion es favorables y crÍ- en un cero a la izquierda.

I
ticas realmente duras contra la novela y su autora. 2 No es de extrañar que a los sec-
tores más tradicionalistas les sorprendiera un acercami ento tan fresco e innovador Para demostrar este proceso de anulación fe menina, la novela comienza con
a la realidad caraqueña y concretame nte a la situació n en que vivían sus muje- un viaje que , co ntrariamente a lo esperado, no es un viaje de descubrimiento, ni
res . La protagoni sta de la novela no se prese nta bajo el tradi cional prisma mas- un viaje genésico, sino todo lo contrario. Se trata de un viaje de vuelta a la realidad
culino sino que, e n forma epistolar y de diario personal, cobra voz propia y, a través opresiva de la que la protagonista creyó h aber escapado, un viaje forzado por las
de la primera pe rso na, se nos va trazando una realidad que para mu ch os sería circunstancias y por el h ech o d e ser mujer que la llevará de la libertad al encie-
dificil de aceptar. rro. María Eugenia regresa a Caracas, ciudad de la que partió con su padre sien-
do niña y, con la llegada a pue r to, su libertad va a terminar, algo que ya intuye
cuando aún desd e el vapor contempla Macuto y la imag~ n de esta ciudad le per-
Debido a su muerte relaúvamente joven como consecuencia de la tuberculosis, la
l. m ite record ar su infancia y cómo doce años atrás zarpaba desde ese mismo lu-
narraúva de Teresa de la Parra se ciñe a dos novelas: Ijigenia (1924) y Memorias de 1\t[amá gar rumbo a Europa. Con la llegada del vapor al puerto de la Guaira, Maria Eugenia
Blanca (1929). El hecho de que se decante por un tipo de novela más intimista, en pri- sien te que sus su e ños también terminan y, curiosamente, es con la imagen de la
mera persona y que plantee un acercamiento tan directo a la situación de la m t~ er, la ciudad al fondo cu ando comie nza a sentirse prision era y triste , y a tener el pre-
convirúó en precursora de la literatura femenina de la segunda mitad del siglo XX, no sólo sentimiento d e que, aun sie ndo muy j ove n, en vez de comenzar una nueva vida,
en Venezuela sino en toda Hispanoamérica. ésta termina. Este sentimie n to se intensifica cuando contempla el barco desde
lo alto de la montaña y siente envidia por su vida aventurera comparándola con "la
2. Nélida Norris comenta al respecto: "Al mismo tiempo que las plumas de distin- aridez de los reposos finales, definitivos" (33) , aridez con la que ella empieza a iden-
gu idos escritores euro peos como Mi guel de Unam un o y Francis de Miomandre alaba- tifi carse. Existe, por lo tanto, en la novela una relación e ntre el espacio y la me-
ban su novela, las plumas del escritor venezolano 1. Vetancourt Ariste iguieta y otros que moria. El paseo en coche desde el puerto de la Guaira h asta la casa de la abuela e n
optaban por atacar ocu ltos detrás de se udónim os, se ensañaban co ntra Teresa con el Caracas no es así tanto un paseo por la ciudad como un viaje por el recue rd o y
claro obj eúvo de denigrar su novela. Yaque l10 que en el extranjero se consideraban in- el pasado, que le sirve a María Eugenia para recordar sus primeros años de vida en
genu as digresiones de la joven María Eugenia, la heroína de Teresa, en su país natal al- la ciudad. Esta visualizació n d e su propio pasado y la t.risteza y opresión que co-
S'l.lnos críticos lo interpretaban como una afrenta personal, o, incluso peor, como li teratura mienza a sentir no son más que un prólogo de lo que le de parará la ciudad.
inmoral. En Bogotá, muchas jóvenes de buena fam ilia te nían rotundamente prohibido
leer Ijigmiaa causa de sus 'escandalosos contenidos', y no existe moúvo alguno para dudar Caracas se presenta como la antítesis de París y, ya d esde su llegada, María
que igual decreto tácito habría sido impuesto en Caracas para el mismo grupo social " (30) . Eugenia percibe qu e la opin ión de su fami lia sobre ambas ciudades es muy dife-

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rente de la suya. PaJ'Ís en Caracas es sinónimo de casa de corrupció n, de ociosidad CU311do por fin llegan a la casa de la abuela que ella describe como "una casa
y de despilfarro. Su tía María Antonia, opina que "una mujer honrada y que se a ncha, pintada de verde, con tres grandes ventanas cerradas y severas" (34),3
estime, no puede andar sola en París ¡porque se ven horrores! ¡horrores! " (29) . María Eugenia se reencuentra con su abuela y su tía Clara, personajes que no sa-
Ella intenta evocar los bu levares de París para comprobar esos horrores pero no len a la calle en toda la novela, ni siquiera para ir a esperarla al puerto como el
consigue recordar ninguno. Por el contrario, París para la protagonista ha Cons- resto de la familia, y que representan el sector más conservador junto al tío Eduar-
tituido el máximo de felicidad al que aspirará en su vida principalmente por dos do que, como h ombre, ejerce una gran influen cia en todas las mujeres de la
factores: la libertad de salir sola a)<r'calle y la moda. María Eugenia personifica a casa y hace de filtro de todas sus ideas. Dos elementos llaman la atención de María
París, al que describe como "am¡;tble" y "afectuoso" (15 ) viéndolo como un sustitu- Eugenia sobre el resto desde su llegada: los patios interiores, llenos de plantas, úni-
to del padre que la protagonista ha perdido: "París abrió de repente sus brazos y co punto en común con el mundo natural que tendrá desde este momento y el
me recibió de hija, aSÍ, de pronto, porque le dio la gana" (15). El verse obligada cuarto que le ha cedido su tía Clara, la tía solterona cuya vida gris parece pro-
a dejar París, símbolo de la figura paterna, y trasladarse a Caracas, hace que Ma- nosticar la que le espera a e lla. La mirada detenida a los muebles de su tía se
ría Eugenia deba enfrentarse por segunda vez a la pérdida del padre y que su convierte en reflexión y presagio sobre lo que ella ya intuye como la herencia
continua añoranza de esta ciudad sea un símbolo de la ausencia de dicha figura no sólo de un cuarto sino d e todo un modo de vida que h ace que su alma se
paterna. sienta "oprimida de angustia, de frío, de miedo " (38).

Durante el camino de casi dos horas del puerto a la ciudad, María Euge- El cuarto está empapelado de azul celeste, lo que le permitirá soñar con
nia, sentada en la parte delantera del coche para ver mejor, contempla todo el cielo al que tiene tan dificil acceso. Su ventana tiene una reja y da a un patio
aquello que tiene ante los ojos e intenta identificarse con el paisaje americano. Ca- de la casa en el que hay varios naranjos. Es muy significativo el hecho de que su ven-
racas la desilusiona. La evidencia se impone al recuerdo y comprueba con desagra- tana dé a un patio interior y no a la calle pues, de este modo, ni siquiera puede
do que las calles elegantes que ella recordaba se han convertido en "calles desiertas, observar tras la ventana la vida que transcurre en la ciudad, ya que la única vista
angostas y muy largas" con "casas de un solo piso, chatas, oprimidas bajo los aleros" que puede contemplar y el único aire que puede respirar desde su habitación
(34) . son los de la propia casa. En sus reflexiones sobre la ciudad de Caracas, María '
Eugenia destaca la incorporación de corrales y patios, y elogia a los fundadores de
La ciudad parecía agobiada por la montaña, agobiada por los aleros, agobia- la ciudad que "encontraron la manera de vivir en ciudadana comunidad sin renun-
da por los hilos del teléfono , que pasaban bajos, inmutables, rayando con Ciar a los encantos agrestes y bucólicos de la vida campesina" (87) pues tuvieron
un sinfin de hebras el azul vivo del cielo y el gris indefinido de unos mon- "la inteligencia y la inm ensa previsión de guardar un buen pedazo de campo
tes que se asomaban a lo lejos sobre algunos tejados y por entre todas las
bocacalles. Y como si los hilos no fuesen suficientes, los postes del teléfo-
no abrían también importunamente sus brazos, y, fingiendo cruces en un S. Gaston Bache lard ha señalado que "toda imagen simple es reveladora de un es-

calvario larguÍsimo, se extendían uno tras otro, hasta perderse allá, en los tado de alma. La casa es, más aún que el paisaje, un estado de alma. Incluso reproduci-
más remotos confines de la perspectiva. (34) da en su aspecto exterior, dice una intimidad" (104). Bachelard también destaca el estudio
que algunos psicólogos, entre ellos Francoise Minkowska, realizaron de los dibujos de
Es clara la estrecha relación que existe entre la ciud ad y el estado de áni- casas hechos por niños y cómo en particular los de aquéllos que vivieron la ocupación
mo de aquéllos que la habitan. Esa ciudad que parece agobiada por la montaña, alemana durante la egunda gue rra mundial representaban casas estrechas, frías y ce-
por los aleros y por los hilos de teléfono no hace sino reflejar la mentalidad de rradas. En el caso de la descripción de María Eugenia, esta comienza con dos caracterís-
sus habitantes y el propio ago bio que siente la protagonista al intuir la falta de li- ticas positivas. una casa ancha de un esperanzador co lor verde pero termina con dos
bertad que le espera en esta ciudad marcada por normas tan tradicionales. adjetivos para describir las ventanas "cerradas y severas" que transm iten la idea de encie-
rro que esta casa representa y que el alma de María Eugenia empieza a intuir.

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dentro d e cada casa" (88). El corral o, en sus propias palabras, el p edazo de la libertad y el modo de vida que María Eugenia ali.ora convirtiéndose en un re-
campo encerrado entre cuatro tapias, es lo que le permite a MaJia Eugenia enfras- fugio para la protagonista, pues cada objeto, cada tela y cada palabra dicha en fran-
carse en sueli.os y meditaciones. El corral y el patio son los únicos lugares de la casa cés en este espacio interior sirven para reavivar el sentimiento nostálgico y acercarse
que le permiten ver la lun a y las estrellas y que , por tanto, despiertan sus deseos de así a su paraíso perdido, París. Es interesante observar el efecto tan distinto que los
volar y huir lejos. Sin em bargo, el hecho de que su ventana dé a un patio con- muebles de la tía Clara y los de Mercedes ejercen en María Eugenia, quien a través
vierte el encierro en doble, o triple, si consideramos que ella misma opta por

I
d e ellos puede evocar dos estilos de vida muy diferentes: "¡Qué ambiente deli-
utilizar la llave para e ncerrarse aún más en ese cu ar to en el que se ve recluida y cioso se respira allá en la casa de Alberto y Mercedes! No parece sino qu e con
así poder leer a sus anchas los libros que Gregaria, la vieja lavandera, le trae a es- los cuadros, los tapices, y las porcelanas de Sevres se hubiesen traído también, para
condidas de la biblioteca circulante de la ciudad. María Eugenia se ve rodeada por llenar su casa, aquel divino a mbiente que sólo me fue dado respirar algunos
un espacio de desesperanza del que in tenta huir por medio de la lectura y de la es- días, durante mi última y cortísima permanencia e n París" (96). Son precisa-
critura para en contrar un espacio alternativo. 4 La carta y el diario se convierten e n mente los objetos de Mercedes los que la conectan con el exterior d e París, es
instrumentos que le permiten dialogar consigo misma y el hacerlo a escondidas le decir los objetos del interior de una casa los que le permiten evocar elambiente
da, en sus propias palabras, cierta independencia moral y es el único atisbo de exterior de una ciudad. 5
libertad al que puede aspirar.
Otro factor que sirve de consolación para la protagonista es la ventana. A pe-
Al conocer la situación económica en la que se e ncuentra (está en la rui- sar de dar al interior de la casa, al patio de la misma, la ventana es el elemento
na porque su tío Eduardo se ha adjudicado la herencia que le correspondía a ella), que le permite a MaJia Eugenia con ectar el mundo in terior con el exterior, le per-
la casa pasa a definirse como "cuatro paredes de hierro" (41 ) Yconsti tuye el mite soli.ar y al mismo tiempo le marca el límite que no debe traspasar. La venta-
adiós definitivo a los viajes, al lujo y en ge neral al tipo de vida que ella ya había na, como señaló Carmen Martín Gaite es para la mujer "el punto de referencia
podido experimentar en PaJis y con el que soli.aba para su futuro . La libertad de de que dispone para soñar desde dentro el mundo que bulle fuera, es el puente
poder salir sola a la calle y la nostalgia por la ropa de PaJis p~ ser los dos gran- tendido entre las orillas de lo conocido y lo desconocido, la única brecha por don- ,
des obstáculos alas que María Eugenia d eb e enfrentarse e n su nueva vida de de puede echar a volar sus ojos, en busca de otra luz y otros perfiles que no sean
en cierro. El úni co respiro que le queda son las visitas a casa de Mercedes, una los del interior, que contraste n con estos" (51). En el caso de Ifigeniano son otra
an tigua amiga de la familia de actitudes algo p arisin as y, por lo tanto, no muy luz y otros p erfiles los que la protagonista puede contemplar por dar la ventana
bien aceptada por sus tíos y abuela. Los objetos de plata, porcelana, espejos, ta- al patio, lo que intensifica la sensación de reclusión no permitiéndole sino respi-
pices y plantas d e la casa de Mercedes le permiten a María Eugenia recordar rar el aire de la propia casa alejando aun más el ambien te urbano de la protagonis-
una vida pasada que todos critican e n Caracas pero que ella idolatra. El h ech o ta. Es cierto, sin embargo, que al colocar su escritorio bajo la ventana, MaJia Eugenia
de que Merced es haya vivido también en París y lo adore tanto como ella, hace que la convierte e n punto de enfoque para despertar su propia imaginación y avivar su
su casa, aun siendo un espacio cerrado , se convierta en el único lugar que pro- vocación por la escri tura. La ven tana le permi te tam bién reflexionar y recordar su
porciona aire fresco a la protagonista, quien lo convierte en lugar de culto pues
le permite rememorar su estancia en París y revivir aquel pasado que no volverá.
La casa de Mercedes constituye de este modo un microcosmos que representa s. Ángel Rama comenta en relación a la búsqueda de escenarios de buen gusto y ob-
jetos refinados en el Modernismo: "lo bello, o simplemente lo raro, lo exquisito, lo llyo-
so , combinaba la concupiscencia material del tiempo y la búsqueda del refinamiento
4 La literatura está llena de escritoras y personajes femeninos que optan por libe- que nacía del rechazo a la vulgaridad ambiente " (53) . En el caso de María Eugenia, el
rarse intelectualmente frente a su encierro físico . Sor Juana Inés de la Cruz sería el rechazo por el provincianismo que la rodea queda patente en su admiración por la casa de
~jemplo más claro. La muj er huye por medio de la lectura o escritura, eludiendo así las ata- Mercedes que representa el único elemento de modernidad presente en la sociedad ca-
duras fisicas. raqueña.

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vida anterior. Curiosame nte ella no sue ña con salir a un mundo desconocido cedes, la protago nista es consciente de esas inten ciones: "Me llevarás a San Nico-
sin o que tras su viaje y relativa independencia ha pasado al encierro, por lo que sus lás, Abuelita, pero allá sólo podrás encerrar mi cuerpo, mi espíritu no lo ence-
sueños se basan en volver a un tipo d e vida que aun siendo muy j ove n ya ha ex- rrarás nunca, nun ca" (138) .6 Desgraciadamen te , es aquí en la hacienda donde
perimentado y que se resumen en un a palabra: París. comienza la transformación de María Eugenia que continuará de forma progresi-
va hasta el final de la novela. 7 Con la escapada al campo, reaparece la dicotomía
No es hasta la tercera parte de la novela, cuando después de dos años de luto campal ciudad que asociaba tradicionalmente al hombre con la ciudad y la cul-
po r la muerte de su padre, tía y abuel a animan a María Eugenia a que se asome tura, y a la mujer con el campo y la naturaleza. Su familia intenta así reconducir
regularmente a la ven tana que da a la calle y en la que la protagonista se exhibe el comportamiento 'erróneo ' de la protagonista mostrándole el ámbito que le per-
como artícul o de luj o en un escaparate para inten tar captar la atenció n de al- tenece. Es éste el único momento en que la vida de María Eugenia se desarrolla en
gún joven en busca de esposa . La ven tana juega un papel muy distin to en esta espacios exteriores y no en el interior de la casa, aunque la hacienda de San Ni-
ocasión, pues no sirve para ver o para soñar sino para ser vista y apreciada. Es colás se representa también com o cárcel y es descrita como "ancha de paredes"
decir, el uso de la ventana que tía y abuela permiten no es el que convierte a la mu- y "altísima de techos" (138). María Eugenia también tiene aquí su propio cuarto
j e r en sujeto activo sino, pre cisam ente , la que h ace de ell a una cosa, un objeto con reja, flores y una enredadera en la ventana que no simboliza más que la angus-
pasivo. Dice María Eugenia: "Sí, soy en efecto un obj eto fino y de lujo que se ha- tia y la opresión d e su alma encerrada.
lla de venta en esta feri a de la vida "... "¡Estoy en ven tal ... ¿quién me compra? ..
¿quién me compra? .. ¿quién me compra? .. ¡estoy en venta! ... ¿qui én me com- Tras la partida a Europa de su amiga Mercedes, el matrimoni o de Gabriel
pra? .. ¿quién me compra? .. ¿quién me compra? .. " (192). María Eugenia des- Olm edo y la muerte de tío Panch o, los acontecim ien tos se precipitan y María
taca así su papel de objeto a la vez que su actitud secundaria de humilde espectadora Eugen ia se transforma d efin itivamente en la mujer sumisa que su abuela y sus
condenada a mirar cómo pasa la vida sin ser parte activa de ella (191 ) . tíos deseaban ver. Orgullosa de la transformación de su sobrina, la tía Clara comen-
tará: "¡ María Eugen ia es otra; sí, es completamente ot.ra persona! Ha perdido aque-
La ventana de la casa no es el único ele mento que sir ve de puente y al lla malísim a costumbre d e pasar el día entero tragando libros, y ahora prefiere
mismo tiempo d e barrera con el exterior. Es tambié n a través de los paseos en la cocina. Creo que será una magnífi ca ama de casa, porque es muy inteligente
coche como María Eugenia tiene acceso a la realidad caraqueña. Sus salidas
nunca son a pie, siempre sale en el coche d e su tío Pancho. De este modo, el co-
che se convierte en una burbuja dentro de la cual María Eugenia puede desplazar-
I
"'1
6 Además, hasta este momento, María Euge nia ha permanecido consciente de

se y d esde la que se le permi le ve r pero no tocar, aislánd ola así de los peligros forma constante del lugar que cada miembro de la familia ocupa en la j erarquía: "¡ Me quie-
que la ciudad encierra. Só lo a las afueras, cuando con templan la ciudad d esde res encerrar en San Nicolás, Abuelita, como en las cárceles de una inquisición para que me
la distan cia, pued e poner María Eugenia los pies en tierra fi rme. Esta sensación de convierta a ese culto de la familia, cuyo único Dios es úo Eduardo" (137).
en cierro co nstante le h ace reflexionar de forma continua: "ser m1.Uer es lo mis-
mo qu e se r canario o jilgu ero. Te encierran en una j aula , te cuidan, te d an de 7 La transformación a la que Malia Eugenia se resiste comienza a llevarse a cabo en

comer y no te dejan salir; ¡mientras los demás andan alegres y volando por todas este entorno natural. El primer síntoma que se observa es el cambio en su relación con sus
partes! " (72) . El coche, por tanto , co mo la ve ntana, le pe rmi te enfocar y con- primos que mejora de forma considerable, especialmente con su primo Pedro José con
templar la realidad exterior, pero constituye d e nu evo uno de los elementos quien va a mon tar a caballo. Las escenas en el campo guardan gran similitud con el am-
fundamentales delimit.c1.dores de su libertad, marcándole el terreno que, como mu- biente pastoral de Paul e! Virginiey la inspiración está tomada del Cantar de los Cantares. Ma-
j er, le ha sido asignado en una sociedad tan conservad ora. ría Eugen ia en su imaginación, considera que Perucho es en realidad Gabrie l y de esta
form a puede vivir un amo r que de otra forma le estaría prohibido. Paradójicamente, es en
Cuando la famili a decide traslad arse un a temporada a la hacienda que el ambiente exterior de relativa libertad , alejada de la ciudad opresora donde su fam ilia,
ti enen en el cam po para alejar a María Eugenia de las influencias de Gabriel y Mer- representante de ese sistema, comienza la radical transfo rmación de Malia Eugenia.

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para todo, pero en la cocina ... ¡ah! ... en la cocina es una especialidad " (212). La
1 María Eugenia p arece consistir simplemente en el que le es preciso acep tar

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protagonista ha perdido el pulso que mantenía con la socie dad caraqueña, h a el sistema que criticaba.
aprendido cuáles son las nuevas normas a las que debe someterse y, aunque lamen-
ta haber nacido muje r, poco a poco, va cediendo terreno h asta llegar a sacrifi- En Ifigenia, la ciudad no constituye por tanto un escenario o descripción
carse como la Ifigenia clásica al casarse con un hombre al que n o quiere y que de paisaj es urbanos donde los personaj es se d esenvuelven, sino que se co nvierte
representa el sector más conservador de la ciudad de Caracas. María Eugenia en un pais~ e cerrado identificándose con las angustias y frustraciones de sus ha-
renuncia de esta manera a todas sus aspiraciones inici ales de libertad e indepen- bitantes . Es adem ás un a ciudad que se torna en un ambiente claustrofóbico
dencia. La transformación ha sido radical. A su llegada a Caracas, la protagonis- f para aquéllos que no pueden ver en e lla más que un a exte nsión del ambiente
ta exponía: "a lo único que aspiro hoy por hoyes a gozar de mi propia personalidad, represivo que viven en casa, una ciudad en la que la mujer no tiene cabida y que
es decir, a ser independiente como un hombre y a que no me mande nadie " actúa como agente perpetuador de un sistema jerárquico y patriarcal en el que
(73). Sin embargo, el proceso de aprendizaje que ha sufrido María Eugenia pa- a la mujer no le queda sino acep tar sus términos. Sirviéndose de una radical trans-
rece haber consistido simplemente en comprender sus limitaciones como mu- formación de la protagonista, Te resa de la Parra logra así denunciar la situación
jer y, concretamente las de una mujer sin fortun a propia, de manera que el de la muj er para la que la ciudad hispanoamericana no es sino una herramienta
aprendizaje de una conducta social, lejos de subrayar su personalidad , la ha más del sistema opresor que la ha creado.
anulado por completo, pues esa conducta propone el acatamiento a dichas limi-
taciones como única salida posible para la mujer.

Su última oportunidad consiste en escapar con Olmedo, pero ella misma OBRAS CITADAS
se cierra esta última puerta condenándose al modo de vida que detestaba. Edna
Aizenberg ha considerado la novela como un Bildungsroman fracasado (539). Aizenberg, Edna. "El Bildungsromanfracasado en Latinoamérica: el caso de Ifige-
Es cierto que, aun siendo una novela en la que la protagonista sufre un pro- nia, de Teresa de la Parra." Revista Iberoamericana 51 (1985): 539-46.
ceso de autoconocimiento, este proceso no consiste en un enriquecimiento per- Bohórquez, Douglas. Teresa de la Parra. Del diálogo de géneros y la melancolía. Cara-
sonal sino todo lo contrario: el aprendizaje se reduce a conocer las limitaciones cas: Monte Ávila Editores, 1997.
que la sociedad le impone como mujer ya <"prender a dese nvolverse en di- Embley Matthew. '''Men Can, Women Cannot': Revealing the Secrets behind
cho ambiente en el que no hay muchas salidas. Así , el personaje evo luciona the Private Woman in the Public Sphere. " The Image 01 the City in Literature,
de la frescura e inquietud del principio de la novela a su total sometimiento a Media, and Society. Pueblo , CO: Society for the Interdisciplinary Study of
las ideas patriarcales que en un principio parecía detestar y esto se produce Social Imager y, U niversity of Southern Colorado, 2003. 248-54.
de forma paralela al progresivo encerramiento que sufre la protagonista al Martín Gaite , Carmen. Desde la ventana. Madrid: Espasa Calpe, 1999.
pasar de un espacio abierto a uno cada vez más cerrado: del viaje por tierra y Parra, Teresa de la. Obra. Narrativa, ensayos, cartas. Caracas: Biblioteca Ayacucho ,
mar, a la llegada a Caracas y la visión panorámi ca de la ciudad, al patio y, fi- 1991.
nalmente, al cuarto d e ntro de una casa en la que la ventana se convierte más en
elemento limitador de su vida que en puente h acia la libertad. En este senti-
do , se puede afirmar qu e la novela pasa del optimismo espe ranzador de la
prim e r a parte a un total pesimi sm o al fin al d e la obra, pues en vez d e sufrir
un proceso de concienciación, María Eugenia parece atravesar por un proce-
so d e p é rdid a de conciencia. La muj e r liberada se h a convertido en mujer
encerrada, el e nriquecimien to se limita a aprender a sobrevivir en un a socie-
dad que le cierra las pu ertas a la mujer, por lo que el proceso d e maduración de

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i

BORGES EN BUENOS AIRES CON BENJAMIN


y DERRIDA

Rafael Lamas

Fordham University

SI BIEN LA FILOSOFÍA de la modernidad de Walter Benjamin ha inspirado muchas de


las interpretaciones contemporáneas más autorizadas de la obra deJorge Luis Bor-
ges, este articulo señala ciertas incoherencias entre las teorías del primero y la lite-
ratura del segundo. El objetivo es sembrar la duda sobre la correspondencia entre
los dos autores. La representación borgiana de Buenos Aires, de hecho, contie-
ne importantes elementos que establecen un conu-apunto con las tesis benjami-
nianas de la experiencia urbana moderna. Por una parte, Borges rearticula la
mirada del jláneurque Benjamin descubrió en la obra de BaudeÍaire desplazándo-
la del centro parisino a lo que en Fervor de Buenos Aires se llama "las calles desga-
nadas del barrio" (Volumen 1 17). Por otra, la elección del espacio fronterizo
por parte del escritor argentino entre el campo y la ciudad, lo heredado y lo no-
vedoso, denota una sensibilidad que se resiste a abandonar el mundo tradicio-
nal y abrazar la transformación moderna. La melancolía que Buenos Aires evoca
al narrador borgiano no surge de la experiencia concreta del contexto urbano,
como explica Benjamin en el caso de Baudelaire y París, sino que es resultado
de la confusión enU-e vivencia personal y creación literaria, realidad cotidiana y
construcción textual. En la obra de Borges, la melancolía aparece como reac-
ción a la descomposición de un sueño y no como respuesta a una pérdida en el
mundo real. En lo que sigue se sugiere que la representación borgiana de Buenos
Aires, en vez de concordar con el modelo benjaminiano, recuerda en cierto modo

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el método deconstruccionista deJacques Derrida. Para Borges, los detalles que La recolección literaria de detalles circunstanciales que practica Borges
componen el suburbio porteño (desde un pequeño car rito callejero a una ven- recuerda el concepto benjaminiano de "salvar los frag m entos de los fenóme-
tana ligeramente entreabierta) siempre "quieren decirnos algo" (Volumen II nos" a partir del reconocimiento de restos y ruinas.2 Cuando el narrador borgia-
13) Ysobrepasan los límites previstos del paisaje urbano para introd ucir realidades no de Evaristo Carriego pasea por Palermo descubre resquicios de un mundo
secundarias, in esperadas e incluso incoherentes. La teoría del sup lem ento de anterio r. Se detiene ante "un carrito frutero que, además de su presumible
Derrida responde al enfrentamiento que Borges propone e ntre relato y circuns- nombre 'El preferido de l barrio,' afirmaba en dístico satisfecho / 'Yo lo digo Y lo
tancia, centro y periferia, la ciudad y su exceso. Aquí se se ñala que el autor ar- sostengo/ que a nadie e nvidia le tengo'" (Volumen 1 149). Los detalles borgia-
gen tino convierte los detalles circunstanciales del suburbio porteño en grietas por nos se asemejan a las "reliquias" que Benjamin estudia en El migen del drama ba-
las que se filtra una dimensión de la experiencia ajena a la transformación im- Troeo alemán: partes del "petrifi cado paisaje primordial," objetos del pasado
placable y omn ipresen te de la ciudad moderna, y se plan tea que tal experiencia, reencontrados en el presente que preservan el aura de lo antiguo. Sin embar-
aún siendo ficticia y literaria, se configura como comp lemento indispensable de go, m ientras para el fil ósofo las ruinas tienen una dimensión ética (la de denun-
la realidad objetiva del suburbio de Buenos Aires. ciar el olvido de aquellos que desaparecieron) , para Borges los detalles sirven para
reafirmar la mítica decimonónica de la "aute nticidad" argentina. La recolección
El sujeto borgiano recontextualiza la fonerie en las afueras de la metrópoli de detalles suburbanos pretende salvar el discurso romántico de "lo argentin o" en
en busca de la supuesta "autenticidad" perdida de la ciudad anterior. En Evaris- un contexto histórico donde lo particular se veía amenazado por la uniformi-
lo Carriego el narrador declara: "Buenos Aires es hondo, y nunca, en la desilu- dad de la modernización internacional.
sión o el penar, me abandoné a sus calles sin recibir inesperado co nsuel o, ya de
sentir irrealidad, ya de guitarras desde el fondo de un patio, ya de roce de vidas" Otra diferencia central entre Benjamin y Borges es que para el primero el
(Volumen 111 2). La "profundidad" de la ciudad está cifrada en su laberinto "ili- foneurnecesita la rapidez de la ciudad moderna y es impensable sin ella, mientras
mitado y periódico" (Volumen 1 471) de calles que- como si se tr atara de la biblio- que para el segundo el foneur pasea lenta y reflexivamente en un escenario en re-
teca de Babel-se despliegan "hacia el Oeste, el orte y el Sur" (Volumen 1 17) . poso. El movimiento constante y el anonimato del espacio público protegen y pre-
Buenos Aires como escenario complejo, heterogéneo y múltiple , red interme- vienen el reconocimiento del paseante. Las relaciones humanas mediatizadas por el
dia entre urbanismo dislocado y pampa infinita e inconcebible, comprende la ori- mercado y burocratizadas por las instituciones hacen invulnerable al foneurque
lla y el centro, el arrabal y la avenida, lo argentino y lo extranjero , el pasado y el
presente, lo tradicional y lo moderno, la calle sin vereda de enfrente y la arqui-
tectura racionalista y utópica de Wladimiro Acosta. Mientras Roberto Arlt y Olive- te a la pérdida del mundo tradicional y denunciaron el supuesto "carácter artificioso
rio Girondo se dejaron fascinar por la ciudad vertical, la velocidad y los ingenios y viciado de la sociedad argentina [y que ] afectados por el cambio, inmersos en una
eléctricos, Borges, disconforme con la transformación moderna de su ciudad, ciudad que ya no era la de su infancia [se vieron] obligados a reconocer la presen-
se queja en El indigno de que "el café ha degenerado en bar; el zaguán que nos cia de hombres y mujeres que, al ser diferentes, fracturaban una unidad originaria
dejaba entrever los patios y la parra es ahora un borroso corredor con un ascensor imaginada" (49).
en el fondo" (Volumen Il407). En Cuaderno San Martín, la voz poética prefie re re-
fugiarse en los suburbios de "calles elem entales como recuerdos" (188) donde 2 . En el Libro de los pasajes (Das Passagen-Werk) el melancólico aparece como quien

todavía parecen sobrevivir restos del mundo anterior. Frente a la naturaleza es- reconstruye el puzzle de la realidad a partir de la mirada y los detalles olvidados y circuns-
cindida de la ciudad, Borges escoge lo que le permite reconocer un pasado que se tanciales. Una vez aceptada la crisis histórica de la interpretación de los lenguajes expresivos,
encontraba en vías de desaparición de la realidad porteña de la época.! Benjamin se abre a la filosofía de la mirada y propone la interpretación melancólica de lo cir-
cunstancial como versión, si bien disminuida, de un conocimiento suficiente. El sujeto
ante el paisaje de ru inas, de detalles de un pasado su perado, puede comprender su senti-
l. Beatriz Sarlo señala que muchos intelectuales como Borges reaccionaron fren- do y "salvar al objeto" de su olvido histólÍco recuperando los fTagmentos.

162 163
observa al otro sin ser a su vez observado. La ciudad masificada descrita por Bau- sirve como medio para salvar un supuesto pasado y oponer su aura a la inevita-
delaire convierte al "yo" en espectador privilegiado de lo ajeno a la vez que en un ble modernización. 4 No hace falta señalar la vanidad de tal empeño. La pre-
yo descentrado y no dominador. La calle de arrabal, en cambio, no permite tal gunta es si Borges, consciente sin duda de tal vanidad, decidió explotar el suburbio
anonimato, pues el extraño es inmediatamente identificado y señalado. El sujeto por la sola razón de escribir textos (es decir, por su función estética) o si tras
borgeano se adentra en la ciudad como el.foineurde Baudelaire, pero su paseo se ellos se esconde una conciencia apegada a lo tradicional y opuesta al pulso de la
produce en un terreno dislocado e imposible. La peripecia borgiana de ejercer una transformación urbana, política y social.
jl¿zneri.een la orilla es posible sólo como construcción literaria. Borges sabe muy bien
que el contexto textual es el único espacio donde el burgués puede expelimentar el La crisis del "yo de conjunto" anunciada en el ensayo de 1922, La nadería
margen. Por eso, la representación borgiana de la ciudad está centrada en el "yo" de la personalidad convierte la invención literaria en el único ámbito donde se
que percibe y no en la realidad percibida que, en el fondo , no es más que una si- puede experimentar la totalidad perdida del sujeto del siglo XIX. El viaje noc-
mulación ajena a las condiciones materiales del mundo real. turno por la ciudad del yo poético de Cuaderno San Martín "a buscar recuerdos"
(Volumen 1 83) pretende recomponer la supuesta armonía de la urbe anterior
Mientras la melancolía de Benjamin es resultado de una larga agonía del es- para recomponerse a sí mismo como sl~eto argentino. Se evita la confrontación
píritu que reacciona ante una pérdida real, la melancolía de Borges se circuns- con la naturaleza escindida de Buenos Aires entre ciudad moderna y gran aldea
cribe a lo literario y surge frente a una ciudad desconocida desde siempre.3 decimonónica y se substituye por otra, resultado de un sueño integrador. El.foineur
Como afirma Ricardo Forster, la literatura borgiana se nutre de la melancolía cum- borgiano prefiere la orilla porque es allí donde, según Sylvia Molloy: "se percibe
pliendo una "función fundamentalmente estética" (521). Los narradores bor- (se funda) el simulacro de la ciudad. El sujeto borgeano, por eso, no establece una
gianos explotan la pérdida como recurso para generar textos sobre una ciudad dialéctica con el objeto. La falta de confrontación con la realidad permite atribuir
imaginada. Por eso, la melancolía borgiana no aparece tras la galería, el boulevard contenido al objeto" (491).5
o el centro comercial, es decir, como consecuencia de la realidad concreta que ro-
dea al poeta, sino en las afueras de la ciudad, tras el "zaguán, la parra y el aljibe"
(Volumen I 23) donde los sueños sustituyen a la experiencia. La "autenticidad" 4 El detalle benjaminiano recuerda el concepto de mónada de Leibniz. Para Ben-
que busca Borges está más allá de lo propio en un mundo irreal. La literatura jamin, la realidad está compuesta por realidades sustanciales completas que resumen la
universalidad en su propia individualidad. Los detailes borgeanos se asemejan a las mó-
nadas benjaminianas, por su precisión y su individualidad radical. Son en tidades que cons-
3. Benjamin quiso durant.e sujuventud luchar contra el "peligro" de la melanco- tituyen una unidad en el texto.
lía aunque su vida le condujo paradójicamente a él. Existe, de hecho, una ruptura entre
la Premisa de El Origen del Drama Barroco y las obras posteriores corno el Lilrro de 105 pasa- 5. Molloy recuerda la definición del jldneurde Baudelaire corno "esas almas en pena
jes o las Tesis de la filosofía de la historia. Mientras en la primera obra, Benjamin es capaz de que buscan un cuerpo " (487) de Le Spleen de Paris. Según Molloy, el yo se proyecta en el
exorcizar la melancolía al analizar las ruinas de los paisajes barrocos que salvan la idea "espectáculo [que es la ciudad] para vivirlo yvivirse" (488). La dialéctica así construida es
alegórica que el objeto contiene del olvido a la que el tiempo la había sometido, en es- de confrontación e identificación del yo y el no-yo. Borges parece coincidir con Baudelaire
critos posteriores Benjamin es incapaz incluso de encontrar una forma satisfactoria para en este aspecto donde el yo es ávido de lo otro. Borges identifica el sujeto y el objeto busca-
sus propias obras. Así, los Pasajes quedaron inconclusos como testimonio de la derrota do cuando sentencia: "el arrabal es el reflejo! de nuestro tedio" (132). Sin embargo, corno
de la forma frente a la idea. Por otra parte, las Tesis se precipitan abiertamente en el apunta Molloy: "la codicia borgeana [la búsqueda del no-yo] , a pesar de su aparente entu-
abismo que la Premisa intentaba conjurar. En las Tesis Benjamin insiste una y otra vez en siasmo expansivo, omite la segunda etapa observada en la flanerie creadora de Baudelaire,
temas como el estado de emergencia, la crisis, el peligro y la catástrofe , reflejando las elude el recogimiento, el refugio en la unicidad, el regreso al yo , permaneciendo en sus-
convulsiones de su momento histórico. Benjamin se adentra de esta forma en su descubli- penso. [ ... ] Ser yo, en el texto borgeano, no es centralizarse y fundarnentarse en el espacio so-
miento de la verdad como ceniza, en la imposibilidad de salvar y de salvarse. lipsista del dandy, sino ser anhelo o codicia sueltos, no aposentados en un sujeto" (489).

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La poesía de Borges, al contrario que la de Baudelaire, evita el con traste con Erik Lónnrot. terminan por configurar el escenario de su propia muerte. Se per-
la realidad para imaginar un objeto lleno, cargado positivamente de lo que Ben- cata demasiado tarde que la realidad no estaba cifrada en construcciones con Plin-
jamin llama aura, capaz de reflejar un "yo articulado y totalizador. " La evocación cipio y final lógico , donde los efectos siguen a las causas y donde existe una
borgeana d el arrabal es más la fabricación de una subjetividad con la que identi- razón determinante que privilegia una lectura sobre las demás. Lónnrot acepta su
ficarse que un verdadero vi <y e de exploración del paisaje metropolitano. La litera- error y se entrega a una in evitabl e condena a muerte, consecuencia imprevista
tura es el instrumento adecuado para construir una autobiografia que desplaza de sus propias acciones. Sin embargo, ant.es de morir, e l personaje recibe la
la recién descubierta nadería del "yo moderno. " oportunidad de modificar su lectura desviada. En el momento más grave del rela-
to, el narrador borgeano entreabre una ventana de la villa Tliste-Ie-Roy para su per-
Además de enfrentar el vacío del yo entendido como principio universal sonaje: "Miró los árboles y el cielo subdivididos en rombos turbiamente amarillos,
de la era contemporánea, el deseo borgiano de at.ribuir significado a la ciudad sur- verdes y rojos. Sin tió un poco de frío y una tristeza impersonal, casi anónima.
ge de una carencia íntima y personal. El autor quería atravesar eljardín de su casa, Ya era de noche; desde el polvoriento jardín subió el grito inútil de un pájaro" (Vo-
el espacio familiar aséptico y desconectado de la calle, para ver la realidad "del otro lumen 1 507).6
lado de la verja con lanzas" (Volumen 1 101 ). Para Borges, la realidad está dividi-
da entre el "adentro" y el "afuera." La construcción poética sirve para recomponer
6 "La muerte y la bn:yula" ofrece otra situación similar: "Lonnrot echó a andar
la escisión privada del poeta. Por eso, el aura depositada en los detalles del su-
burbio no es, otra vez según Molloy, "tanto aura como [.. .] voluntad de aura" (493). por el campo. Vio perros, vio un furgón en una vía muerta, vio el horizonte, vio un ca-
El suburbio de Borges no corresponde con el suburbio de Buenos Aires, sino cons- ballo plateado que bebía el agua crapulosa de un charco. Oscurecía cuando vio el mira-
tituye un espacio donde fabricar una experiencia cuyo referent.e en el mundo real dor rectangular de la quinta de Triste-Ie-Roy." (I 504). El detalle circw1stancial melancólico
ni el autor (ni sus lect.ores) pret.enden contrastar. aparece también al final del relato "La busca de Averroes": "Los muecines llamaban a la
oración de la primera luz cuando Averroes volvió a entrar en la biblioteca. (En el harén ,
Los detalles de Borges revelan la ficcionalidad de la ciudad descrita así como las esclavas de pelo negro habían torturado a una esclava de pelo rojo , pero él no lo sa-
la ausencia de referent.e real del lenguaje en el mundo físico. Lo particular borgia- bría sino a la tarde.) Algo le había revelado el sentido de las dos palabras oscuras. [... ]
no constituye un "algo más " que el texto añade al paisaje; es un "esfuer zo" por Sintió sueño, sintió un poco de frío. Desceñido el turbante, se miró en un espejo de
superar los límites impuest.os por el reconocimient.o fenoménico, que en el caso metal. [... ] Sé que desapareció bruscamente, como si lo fulminara un fuego sin luz, y
de Buenos Aires imp lica la transformación moderna y la pérdida del mundo que con él desaparecieron la casa y el invisible surtidor y los libros y los manuscritos y las
tradicional. En De la Grarnrnatologie, Derrida explica que el "suplemento," como palomas y las muchas esclavas de pelo negro y la trémula esclava de pelo rojo y Farach y
motor de la deconstrucción , "se añade, es un excedente, una plenitud que enri- Abulcásim y los rosales y tal vez el Guadalquivir" (1587). Por otra parte, al final de "El
quece otra plenit.ud" (185 ). La concepción borgiana del detalle es semejant.e: milagro secreto",]aromir Hladík se entretiene en la elección de los detalles propicios para
por una parte es un algo adicional, imprevisto y ajeno, fruto de la imaginación; completar su obra: "Minucioso, inmóvil, secreto, urdió en el tiempo su alto laberinto in-
y por otra, h ace parte integral del todo. Los detalles son, de hecho , "excesos" visible. Rehízo el tercer acto dos veces. Borró algún símbolo demasiado evidente: las re-
que desde la literatura descomponen lo previsto a partir de proponer fantasías que petidas campanadas, la música" (1512). En "El jardín de los senderos que se bifurcan",
pertenecen a un mundo paralelo. En otras palabras, los detalles suplementan una fu Tsun antes de matar a Albert y después de comprender la explicación de los laberin-
experiencia con otra, y al suplementaria la completan . tos temporales, se detiene en el de talle del color deljardín que hasta entonces no había
aparecido: "Alcé los ojos y la tenue pesadilla se d isipó. En el amarillo y negro j ardín ha-
En Artificios, por ejemplo, los det.all es deconstruyen el todo d e manera bía un solo hombre" (1479-480). En "Los teólogos" la imagen se detiene y el detalle de
particularmente evide nte. El relato "La muerte y la brújula" concluye cuando el la ráfaga de fuego se paraliza: 'Juan de Panonia rezó en griego y luego en un idioma
protagonista descubre inesperadamente otra realidad escondida tras los detalles desconocido. La hoguera iba a llevárselo, cuando Aureliano se atrevió a alzar los ojos. Las
que su lectura desviada no había considerado. Las consecuencias de la pesq uisa de ráfagas ardientes se detuvieron; Aureliano vio por primera y última vez el rostro de l

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Lonnrot, d erro tado y pronto a sucumbir, observa a su alrededor y d escu- no existir, en Ferv(JT de Buenos Aires la voz poé tica d escu bre unos restos que conden-
bre un mundo distinto e indiferente a la estructura de la pesquisa que lo condu- san una ciudad mítica escondida y an te rior. En un caso como en otro los d eta-
jo h asta su muerte. La mirada desinteresad a lo devuelve a la pe rcepción del detalle ll es se perciben "fu era" de lo central y corresponden al "sentir irrealid ad " (1
y lo exorciza de la racionalidad instrumen tal. Lonnrot se detiene en la sensualidad 112) que favorece la li teratura. La creación li teraria opera, en este sentido, la re-
de lo circunstancial d el mundo , se conced e el lujo de gozar la belleza d el paisa- compos ición del todo qu e los suj etos reales no son capaces d e articular e n la
je, escucha el grito de un pájaro, percibe un cie rto frescor en e l cu erpo y vuelve vida co tidiana. Las fracturas en e l mundo real resultan ser oportunidades para
a su r e fl exión sobre el laberinto ya como simple juego para inmedia tamente el escritor que d escubre a partir de ellas otros mundos que nos pasan d esaperci-
después abandonarla. El d etalle circunstancial deconstuye el sentid o de la pesqui- bidos. El suburbio li terario d e Borges completa, en este sentido, el suburbio de
sa, paraliza el relato y lo proyecta a otro distinto sugerido solamente. El sujeto se li- Buenos Aires y añade unos d etalles sin los que ya n o puede ser imaginado.
bera d e la trama fundamental y se aven tura a otras secundarias sólo apun tad as y
nunca satisfechas. justo en el clímax d e la n arración , cu ando el personaje se en-
frenta a su propi a muerte, Lonnrot d eja d e ser un inqui sidor y se convierte e n
un diletan te.
OBRAS CITADAS
A través de la ventana Lonnrot ve imágenes de una experiencia incomple-
ta que anuncia la posibilidad d e unos relatos distintos. Los personajes borgianos Borges, jorge Luis. Obras completas. Vols. 1 & II. Barcelona: Emecé Editores, 1989.
de las fi ccion es, así com o el "yo poético que pasea por el suburbio de Buenos Ai- Benjamin, Walter. nluminations. New York: Schocken Books, 1988.
res experimentan la melancolía como resultado de r econocer la parcialidad e - . Libro de los pasajes. Madrid: Akal, 2005.
inconcluso de su vi<0e y como condensación sensual de la experiencia que se le es- - . El origen del drama barroco alemán. Madrid: Taurus, 1990.
capa po r momentos. Al igual que Lonnro t que rescata un mundo que p arecía Derrida, jacques. De la Grammatologie. Paris: Minuit, 1967.
Forster, Ricardo. "Borges y Benjamin." Cuadernos hispanoamericanos 505-7 (1992) :
507-523.
odiado " (1 555). Estos ejemplos mantienen la misma estructura organizativa. Primero, Molloy, Sylvia. "Fláneries tex tuales: Borges, Benjamin y Baudelaire." Schwartz Ler-
los relatos construyen una de las múltiples tipologías del laberinto borgeano. Después, ner, Lía (ed. ) Homenaje aAna Maria Barrenechea. Madrid: Castalia, 1984: 487-
ante la resolución del mismo y como gesto inmediatamente sucesivo, aparece el detalle cir- 496.
cunstancial. Finalmente, una vez que el detalle ha quedado manifestado, los relatos o Sarlo, Beau-iz. Jorge Luis B(JTges. A Writer on theEdge. London-New York: Verso, 1993.
las situaciones concluyen bruscamente. En "La busca de Averroes" el tiempo se detiene
y aparecen las circunstancias concretas que rodean la vida de Averroes justo cuando el per-
sonaje consigue desmontar el laberin to de interpretación terminológica condensado en
la distinción de Jos significados de tragedia y comedia. En "El milagro secreto", J arom ir
Hladík acaba su obra para después co rregi r los detall es restantes: "uno de los rostros
que lo enfrentaban modificó su concepción del carácter de Roemerstadt" (I 513). En
"El jard ín de los senderos que se bifurcan " Yu Tsun se detiene tras haber asis tido a la ex-
plicación del laberin to y momentos an tes de asesinar a Albert. En "Los teólogos ", el
tiempo se paraliza tras la consumación de la construcción laberíntica a la que Au reliano
lleva aJuan yen el momento último de su vida. En todos los relatos se produce la misma
liberac ión del relato principal y la subsigui ente detención en el detalle circunstancial
que opera la deconstrucción.

168 169
LA CIUDAD METAFÓRICA, SIMBÓLICA,
y PERSONIFICADA EN EL SEÑOR PRESIDENTE
DE MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS

Laura A. Chesak

University 01 North Carolina at Greensboro

AUNQUE EL CRÍTI CO Jack Himelblau ( 1973) argumentara que El señor presidente


(1946) es una novela "profundamente guatemalteca"1 (56) cuyos personoJes y to-
pografía "sólo un guatemalteco de la generación de Asturias podría apreciar
del todo" (78), también reconoció que ciertos incidentes en la novela pertene-
cientes a la época de Manuel Estrada Cabrera (1898-1929) fácilmente habrían po-
dido interpretarse como un retlejo de la dictadura del general Jorge Ubico
(49), que terminó en 1944, es decir, quince años después del régimen de Estrada
Cabre ra, y, por lo tanto, estaba mucho más próxima a la fecha de publicación
de la novela. El hecho de qu e Asturias se negara a nombrar al dictador o a la
ciudad en el texto,junto con el tratamiento fuertemente simbólico o metafóri-
co que le dio al paisaje urbano, han permitido que El señor presidente siga te-
niendo cierta resonancia para el lector moderno, quien ha visto en la novela la
representación arquetípica de "la triste realidad política de la mayoría de los
países del co ntin ente" en algún momento u otro, como es el caso d e Ricardo
Krauel (220 ) . Pese a lo que en cierto momento fueron detalles realistas con

l. Salvo que se indique lo contrario, todas las traducciones son de la autora de

este arúculo.

171
respecto a los person~es y sitios designados, otras características más vanguar- cad o desde el primer capítulo por los cuerpos lisiados o minusválidos de los por-
di stas hace n resaltar la natu raleza ficticia del pa isaj e y el ambiente urbanos. dioseros, y constan temen te reafirmado por símiles d eshumanizan tes que com-
Adicionalm ente , esas características ayudan a colocar a El señor presidente al co- paran a los personajes con animales u objetos. La mugre y la podredumbre en
mienzo de una larga serie de obras con temporáneas que (re) crean un opresivo el am biente fisico refl ejan la degradación fisica, emocional y sico lógica de los
espacio urban o para reflejar un clima de in certidumbre y caos bajo un régi- habitan tes.
men autoritario.
La metáfora de la ciudad como teatro también entra enjuego en esta no-
A pesar de que Asturias incorporara sitios reales, reconocibles para lectores vela y sitúa al lector en el exterior como un espectador del escenario u rbano (H ol-
d e la primera parte del siglo XX, su retrato del ambiente urbano ya no trata de mes 142). No obstante, también somete a varios personajes a situaciones de estrés
un espacio accesible lleno de monum en tos o edificios famosos que señalan una que les hacen sentir que están escindi éndose en dos, d ándoles así la perspecti-
historia compartida, como Néstor Carcía Canclini caracteriza a la ciudad al co- va de un observador de sí mismos . Expuestos en las calles hostiles de la ciudad
mienzo del siglo pasado (Consumidores y ciudadanos 96). Es más bien un "espacio donde se sienten vulnerables, conscientes del peligro e incapaces de encontrar
de vulnerabilidad y peligro" parecido al que comenta Susana Rotker en Citizens refugio, típicamente se perciben como caricaturas huecas, meros títeres, o más-
ojFear (9). caras de su verdadero ser. Así, cuando se le ha informado al general Canales de la
necesidad de h u ir, su percepción del espacio se distorsiona y se alarga: "las es-
Hace mucho que se ve en la ciudad creada por Asturias un am biente alta- quinas desam paradas .. . se multiplicaban en la noche sin sueño como puertas de
men te simbólico. Es un basurero grotesco, lleno de podredumbre. Las enum era- mamparas transparentes" (66) , "como si al fragmentarse sus ideas el universo en-
ciones caóticas empleadas por el autor en las descripciones se dirigen a los desechos tero se hubiera fragmentado " (66), Y"[e]n el fondo d e sí mismo se iba abri en-
visibles por todas partes, entre ellos las "riquezas" de los pordioseros ("desperdi- do campo otro general Canales ... que avanzaba a paso de tortuga, a la rastra
cios de carne, zapatos rotos, cabos d e candela, ... guineos pasados," ESP 10), el los pies como cucurucho después d e la precesión, sin h ablar, oscu ro, triste" mi en-
contenido del despeñadero de basuras donde se refugia el Pelele (25), Ylos di- tras que el verdadero general, el arrogante, "veíase sustituido de improviso por
bujos indecentes dejados por otros prisioneros en los muros de la celda de Niña una caricatura" (67). "AlIado de este in truso vestido de color sanate, peludo, des-
Fedina ( 13) . Las enumeraciones grotescas no sólo rodean a la ciudad si no que hinchado," el auténtico general parecía "entierro de primera" e iba quedándo-
incluyen a sus habitantes: "Perros y zopilotes disputábanse el cadáver de un gato se atrás como fantoche (67). Enfrentado con su propio proceso ante el tribun al,
a medi a call e . .. Dos seI'i.oras bebían fresco de súchiles en una tiendecita llen a el licenciado Abel Carvajal se ve a sí mismo participando como "el principal ac-
de moscas ... Un hachador de carne ... llevaba el traje ensangrentado .. . y jun- tor " en una escena que es "mitad rito , mitad comedia bufa" y q ue tiene lugar
to al corazón, el hacha filuda ... . el oficial de guardia . . . ocupaba una silla d e en medio del "vacío enemigo que le rode[a]" (213). La me táfora de la ciudad
hierro en medio de un círculo de salivazos" (177-78). La ciudad es el sitio del caos, como teatro se recrea en miniatura por medio d e don Benjamín el titiritero ,
la degradación o mnipresente, la corrupción , la crueldad gratuita y la tortura ad- cuyos títeres representan' el asesinato del Pelele y go tean lágrimas por un siste-
ministrada por cada nivel de la población, hasta por los niños. Encarna la deca- ma de tubitos: los niños se ríen d e ver llorar y pegar, lo cual para don Benjamín
dencia moral de una socied ad que está completamente podrida, corrompida a (y para e l lector) es ilógico (58). En el nivel más ampli o , el teatrillo de títeres
fondo por el régimen del Señor Presidente. Las descripciones del tratamiento que del Señor Presidente englo ba a la sociedad entera. Cuando la esposa de Abel Car-
reciben los personajes humanos como si fueran basura ponen de relieve simbó- vajal desesperad am ente intenta impedir que fusilen al abogad o, no puede con-
licamente la falta de valor de la vida humana. H abiendo visto ya e l cadáver de cebir lógicamente "que lo fusilaran hombres aSÍ, gente con el mismo color de piel,
una víctima de la tortura arrojado a una carreta de basuras que se va para el cemen- co n el mismo acento de voz, con la misma manera d e ve r, de o ír, . .. con las
terio (19) , el lector reconocerá inm ediatamente la irónica lucidez d entro d el mismas creencias y las mismas dudas ... " como su esposo (227). Ella refleja la
delirio del Pelele: "¡El cementerio es más alegre que la ciudad, más limpio que probable reacción del lector, mientras que la mayoría de los personajes en la
la ciudad!" (23) . La violencia del orden político ha creado un desorden social, mar- novela sólo pueden actuar bajo órdenes o enloquecer, ya que no pueden resolver

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el conflicto entre su vida in terior y la vida en e l escenario. 2 Como h a comenta- perseguidores después d e matar al coronel Parrales Sonriente, "[a] sus costados
do Margarita Rojas: pasaban puertas y puertas y puertas y ventanas y puertas y ventanas ... De repente
se paraba, con las manos sobre la cara, defendién dose de los postes del telégra-
Al lí tras el escenario, tras el ti nglado que no se alcanza a vislumbrar, se es- fo " que en su percepción avanzan hacia él (2 1). Mientras la esposa de Carvajal
conde el verdadero director y autor del guión fue ra del cual nadie pued e ac- se apres ura para impl orar que la atiendan, siente que e l carruaje no rueda: "ro-
tuar pues su poder abarca toda extensión posible . . . . El guión dramático no daban sólo las ruedas de adelante, ella sentía que lo de atrás se iba quedando atrás,
permite a los actores ni a los espectadores seguir una acción espon tánea o que el carruaje se iba alargando como el acordeón de una máquina de retratar .
independiente, pues los destinos individuales no son el resultado de deci- .. Estaban fijos como los alambres del telégrafo, más bien iban para atrás como los
siones propias. (126) alambres del telégrafo " (224) . Cuando Cara de Ángel cree salir del país, tam-
bién experimenta una "se nsación confusa de ir en el tren , de no ir en el tren, de
Aquí la metáfora de la ciudad como teatro tiende a absolver a los persona- irse quedando atrás del tren , cada vez más atrás del tren , más atrás d el tren . .. "
j es d e responsabilizarse por la con tinuación de la dictadu ra: d e ahí la falta de (275). En esta n ovela, la ciudad como laberinto o como telaraña sólo permite
una "llamada a la acción" creíble o viable en apoyo de una revolución. un mayor encierro; no permite el dar muerte al monstruo y escapar.

O tras metáforas predomin an tes en El señor presidente con vierten a la ciu- Si la ciudad sólo nos provee de un paisaje de desesperanza, degradación y
dad en un espacio mítico donde los personajes se sienten igualmente im poten- encarcelam iento, y si los personajes quedan repetidamente deshumanizados y obli-
tes para efectuar el cambio. La cn tica frecuen temen te ha visto la ciudad de Asturias gados a enmascarar sus verdaderos pensamientos y emociones, ¿por qué no se rin-
com o un infierno d antesco en cuyas profundidades preside Lucifer. De igu al de el lector de una vez y se alej a disgustado , sin poder identificarse co n unos
modo, la ciudad existe como laberin to o telaraña, la guarida ideal para el Señor personaj es tan abyectos? Por una parte, Asturias hace uso de los sueños y el fluir de
Presidente, ya que cada calle e hilo de telégrafo conduce a él: "Una red de hilos in- la con ciencia para darle acceso al lector a los pensami entos y temores que los
visibles, más invisibles que los hilos d el te légrafo, comuni caba cada hoja con el personajes no pueden pronunciar. Por otra parte, los elementos del ambiente
Señor Presidente, atento a lo que pasaba en las VÍsceras más secretas de los ciu- urbano, a pesar d e su típica hostilidad, también personifican a veces las emocio-
dadanos" (41 ) . Está por todas partes y no está en ninguna, al punto que la red o nes o reacciones que los personajes luchan por reprimir. Así, mientras Cenaro Ro-
el laberinto mismo em pieza a adquirir las características del mon struo devora- das, testigo del asesinato de Pelele, se queda "sin movimiento" y "empapado en
dor que le da sen tido: el Pel ele huye por calles que son "intestinales, estrechas y re- sud or " (54), la ciudad parece cobrar vida propia:
torcidas" (20); cada farol o ventana es un ojo; "el cielo ... enseñ [a] las estrellas como
un lobo de dientes" (113) . Envueltos en hosti lidad, los personajes están co ns- mal vestidas de luna corrían las calles por las calles sin saber bien lo que
tantemente d esplazados, lo cual refl eja su inestabilidad. Pese a ello y, como ha no- había sucedido y los árboles de la plaza se tronaban los dedos en la pena
tado J ames W. Brown, "Wh ere there is motion but no movement, th ere is mythical de no poder decir con el viento, por los hilos telefónicos , lo que acababa
space. ' Real' space is made of lin es that advan ce, however circuitou sly, from de pasar. Las calles asomaban a las esquinas preguntándose por el lugar
poin t to point; mythical space is made oflin es mat turn back, spiral, recede and re- del crimen y, como desorientadas, unas corrían hacia los barrios céntricos
turn " (348) . En parti cular, en momentos de gran crisis, los pun tos de referen- y otras hacia los arrabales" (55).
cia se trasladan , pero no los personajes. Mientras el Pelele trata de eludir a sus
Los mingitorios públicos en la Plaza Central, "donde el agua seguía lava que
lava ... con no sé qué de llanto," lloraban por el Pelele (55,57). Reaccionándo-
2. Seve a menudo en la literatura que el papel del "gracioso" o del "loco" es ver la in- se al asesinato , "[ u] na confusa palpitación d e sien h erida por los disparos tenía
justicia o el desorden en sus verdaderas dim ensiones y dar voz a una verdad que los el viento, que no lograba arran car a soplidos las id eas Cuas de las hojas de la ca-
otros personajes temen expresar. beza de los árbol es" (56) . Con la continua brutalidad d el régimen, por las no-

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ches "el agua d e beber co n taba, e n las alcantarillas, las horas sin fin d e un pue- dos en la novela han sido callados o, como el Poeta, coaccionados por e l régi-
blo que se creía condenado a la esclavi tud y al vicio" (60). Cuando la Chabelona men y la ciudad , co mo sitio de la civilización, ha sido dominada por la barbarie.
es atacada por la policía secreta que invade la casa del general Can ales, oye "el pia-
no que gritaba hasta desgañitarse como si le arrancaran las muelas a manad a Quizás por eso la presencia casi constante de rastros de sangre, vómitos, lá-
limpia" (93) , Y mientras el general Canales huye al exili o, "la noche u-aía la len- grimas, escupitajos, y orina en los muros y las aceras de la ciudad sirven para enfa-
gua fuera," compartiendo su agotamiento (191). Se intercalan pequeIi.os ejemplos tizar la ausencia de cualquier protesta "letrada. "A veces, esos inclicios no permanentes
a lo largo d e la novela, humaniza ndo a la ciudad en momentos inesperados e casi funcionan como graffiti que expresan el dolor d e los habitantes. Es dificil se-
impidi endo que el ambiente urbano se vuelva completame n te indiferente u Ii.a1ar si el desdén implícito en esas señales es también de los personajes o sólo delau-
hostil. tor, ya que no les concede a la mayoría una profundidad in telectual. La sangre
sería la señal de protesta más fácil de "leer" (y por eso la más comprometedora);
Dado que los personajes vigilan la expresión en la cara o censuran cualquier de ahí que se borra rápidamente . Cuando las patrullas golpean y arrastran a los
comentario in ocuo , no hay nin gun a oportunidad certera d e poner volantes o prisioneros políticos por las calles, los siguen grupos de mujeres que "limpia[n]
dejar pintadas co mo señal de rebeli ón contra el régimen . De h echo , e l quitar las huellas de sangre con los pañuelos empapados en llanto" (10). A punto de re-
sin darse cuenta un anun cio o letrero puesto por el régimen basta para que se cibir los doscientos palos, a "ese animal" se le llenan los ojos de lágrimas y sin po-
encarcele al responsable. En general, la ciudad retratada por Asturias se parece der pronunciar palabra, piensa repetidamente, "iY no poder gritar para aliviarse! "
poco o nada a la "ciudad letrada" de Ánge l Rama. Se subvierte el carácter no r- (37). Un pordiosero anónimo y tuerto se ríe de la pena y del hambre del Pelele (y de
malmente vin culante d e la palabra escrita por encima de la hablada, ya que la las suyas) hasta orinarse y dar cabezazos de chivo en la pared (11 ), en muda seIi.al
autoridad del texto escrito o impreso se vuelve igualmente precaria e incierta y los de su frustración y desesperación. Un cartero borracho va arrojando las cartas a
protocolos legales se tergiversan y se distorsionan arbitrariamente. Como indi- mitad de la calle, luchando "con los alambres de sus babas enredados en los botones
cación de que el régimen reconoce el poder de la palabra escrita, cualquier do- del uniforme" (132). La confidencialidad del correo y los escritos de los ciudadanos
cumento que prueba las órdenes ilegales del Presidente (relacionadas con algún carecen de toda importancia. Cara de Ángel, como el "prisionero del cliecisiete," pasa
asesin ato, por ejemplo) son hechos desaparecer inmediatamente. Así, los sitios sus últimos días rodeado de vómitos y excrementos mientras destripa alacranes en
que habrían de caracterizar a la "ciudad letrada" n o existen y rara vez o nunca las paredes de su celda, dejando hilos de sangre (290) 4 Mientras los líquidos y excre-
se ven casas de escritores, redacciones de periódicos, oficinas de correos o telégra- mentos corporales proliferan alrededor de él, el régimen efectivamente ha aplas-
fos, archivos, bibliotecas, ministerios, universidades, ateneos o salas de conferen- tado su rebelión. La tendencia de numerosos person~es de escupir por todas partes,
cias o de conciertos, cafés, teatros, bufetes de abogados, o sedes de partidos políticos de vomitar o de orinar en público, seIi.alará en la mente de muchos lectores su fal-
(Rama 156). Asimismo, pocos personajes representan a los "letrados" por lo que ta de dignidad o humanidad. En el contexto de la nausea de terror experimenta-
no es de extrañar que el escriba de l Presidente, quien derrama un tintero sobre da por los perso naj es y la imposibilidad de una pro testa escrita o verbal, puede
un pliego firmado, se le conozca como "ese animar' y se le castigue con doscien- que aquellos líquidos corporales sean el único rastro que pueden dejar en los muros
tos palos, lo que ocasiona su muerte (36-37) , se fusile al licenciado Carvajal y la ora- y las calles urbanas para hacer constatar su enajenamiento.
dora Lengua. de vaca. pronuncie un discurso alabando las virtudes protectoras del
Presidente poco antes de que éste mande torturar a la Niñ a Fedina y, como con- Más que la ciudad misma, son los ciudadanos los que exhiben en la super-
sec ue ncia, muera su niño recién nacido.3 Los pocos "intelectu ales" men cio na- fic ie del cuerp o la brutal inscripción d e la tortura . En parti cular se repite la
imagen del cuerpo femenino go lpeado, torturado y abusado por las autorida-

3. Cabe set'ialar que L engna de vaca parece más bie n il e trada ya que su d iscurso

está pl agado de errores. Por consiguiente, si la oratoria era la virtud qu e "consagraba a 4 Graba símbolos cristianos, de vue lo o de escape, y de su amor para Camila en

un in telectual" (Rama 157) , la novela só lo parodia esta tradición. las paredes. Sus dibujos diminutos e ingenuos sólo están visibles por dos horas al día.

176 177
des. La sordomuda enci n ta cae en la redada co n los otros pordioseros a quie-
nes torturan hasta que "confiesan la verdad" del asesinato del Pelele. A la Cha-
belona, la antigua niñera de Camila, la golpean hasta que sangra cuando escapa
el general Canales y la torturan hasta que expira. Niña Fedina, poco después de
dar a luz, es torturada de modo que resulta en la muerte del recién nacido. La mu-
jer ya no cumple la función de ser madre o la que atie nde a los demás, la fun-
ción que tradicionalmente le ha asignado el mismo Estado que ahora reemplaza
la reprodu cción con la pérdida d e la vida (Holmes 134, 136) . Niúa Fedina se
considera una "tumba viva" para su niúo muerto. Sólo Canilla logra dar a luz y criar ENMARCANDO EL MOMENTO:
al hijo, pero tiene que huir al campo y exiliarse de la ciudad.
VISIONES DE DESESPERACIÓN YLA GRAN CIUDAD
Se puede ver El señor presidente como un texto transicional que todavía em-
Marlyn Henríquez
plea muchos símbolos y metáforas tradicionales en su tratamiento de la ciudad,
mientras que simultáneamente emplea el lenguaje de un modo innQvado r. Al-
Florida Atlantic University Honor's College
gunas de sus imágenes y estrategias reaparecerán en textos de la segunda mitad
del siglo XX y después para reflejar el rol predominante de la ciudad en la vida mo-
derna y el creciente ambiente de vulnerabilidad y miedo que, a su vez, se usará para
justificar una mayor represión.
"T HE CITY 15 A DISCOURSE, and this discourse is actually a language: the city speaks
to its inh abitants, we speak our city, the city where we are, simply by inhabiting
lt, by traversing it, by looking at it" (Semiology ... 195). Estas son palabras de Ro-
land Barthes, y, sí, como seres humanos, convertimos las ciudades en medios de
OBRAS CITADAS
expresión, podemos afirmar que los edificios, las calles, los parques, las plazas,
las casas, los templos y los monumentos son referentes vacíos hasta que empieza
Asturias, Miguel Ángel. El señor presidente. Buenos Aires: Losada, 1948.
a fluir por ellos el alma de la humanidad. Por ende, no es raro que los escritores
Brown,]ames W. "A Topology of Dread: Spatial Oppositions in El señor presiden-
las presenten como un reflejo del poder destructivo del hombre.
te." RomanischeForschungen98:3-4 (1986): 341-52.
Carcía Canclini, Néstor. Consumidores y ciudadanos. México: Crijalbo, 1995 .
En este ensayo, me interesa desarrollar las percepciones sobre la ciudad
Himelblau ,]ack. "El señor presidente. Antecedents, Sources, and Reali ty." Hispanic
que han tenido dos escritores con tem poráneos, Carlos Fuentes en Los años con
Review 41.1 (1973): 43-78.
Laura Díaz y Cristina Pe]; Rossi en La nave de los locos, y hablaré también del cuento
Holmes, A.manda. City Fictions: Language, Body, and Spanish American Urban Spa-
"La pesadilla de Honorio" del escritor modernista Rubén DaJío. Estos escritores han
ce. Lewisburg: Bucknell UP, 2007.
aislado en su continuo narrativo escenas que describen las ciudades mediante alu-
Krauel, Ricardo. "La república clausurada: Análisis de los espacios opresivos en
siones a cuadros, fotografias, murales, tapices y una descripción detallada de los mis-
ñ~ señ01-presidente." MonograPhic Review/ Revista Monográfica 11 (1995) : 220-34.
mos. La asociación con estos medios de represen [ación artísticos es única en el sen rido
Rama, Angel. La ciudad letrada. Hanover, NH: Ediciones d el Norte, 1984.
de que ayudan a enmarcar una escena del continuo narrdtivo que obliga al lector/ es-
Rojas, Margari ta. "Elseñorpresidente. El teau-o de un demonio escondido." Tallerde
pectador a enfocarse en descripciones de ciudades que auguran la destrucción y
letras 31 (2002): 125-39.
la obliteración del hombre. Como resultado, los discursos de estos escritores se
Rotker, Susana (ed.) . CitizensofFear: Urban Violencein LatinArnerica. New Brunswick:
erigen en una llaJl1ada al lector/ espectador a ser un agente de canlbio.
Ru tgers UP, 2002.

179
178
Las alusiones e intrusion es de otros medios arústicos de representar la re- be: ''vio de cerca en toda su desnudez, en toda su crueldad implacable y dolien-
alidad no es una novedad en la literatura latinoamericana contemporánea. Se dice te, la miseria de las grandes ciudades populosas" (191) adelantándose , a los ur-
que Guamán Poma de Ayala ya había incluido en sus escritos logografías y emble- banistas modernos preocupados por la sobrepoblación de las ciudades.
mas cristian os. Asimismo,Julio Cortázar incluyó recortes de periódicos en El li-
bro de Manuel, y, de acuerdo a Russek, obras de escritores de renombre como la del Darío, por su parte, quizás haciéndose eco d e la escatología cristiana, es-
puertorriquei'ío José Luís González La llegada (Crónica con "ficción ")( 1980) , Fue- cribi ó "La pesadilla de H onorio," un cuento en el que visualiza no sólo la des-
gia (1991) del argentino Eduardo Belgrano Rawson, Tinísima (1992) de Elena P~ trucción de una ciudad , sino también el deterioro moral del hombre que vive
niatowska y El daño de Seatiel Alastrite, co nsiderad o como uno de los mas en ellas. Aunque Darío es reconocido dentro del mundo literario, por su len-
significativos por Russek, han implementado esta técnica. La inclusión de referen- guaje florido y el exotismo de sus imágenes más que por su preocupación por lo
cias visuales en la obra de Peri Rossi no se limita a La nave.... En su colección d e prosaico, la lucha interna que libró a través de su vida por entender el destino
poemas Las musas inquietantes incluyó fotog rafías de pinturas al fm al del libro humano revela su preocupación no sólo con la poesía, sino también con la suer-
"d e manera que el lector puede leer el poem a y observar al mismo ti em po la te del ser human o en gen eral. Su cuento "La pesadilla ... " sirve de ejemplo. Co-
obra de arte correspo ndi ente" (Rominsky ] 7) . mienza con un cuadro descriptivo de una ciudad a punto de derrumbarse y el
personaje central, Honorio , lívido de miedo, como observador/ espectador:
Aunque la técnica que cad a autor escoge para canalizar su mensaje difie-
re, tien en en común la preocupación por el d estino de los seres humanos d en- A lo lej os, la perspectiva abrumadora y monumental de extrañas arqui-
tro de las ciudades del mundo . Estas ciudades, antes presagios del éxito económico tecturas .. . un suelo lívido; no lejos una vegetación de árboles flacos, deso-
y sed es de poder, ya no se yerguen como los barómetros por los que se miden el lados, tendiendo hacia un cielo implacable, silen cioso y raro , sus ramas
avance de la civilización humana, sino que se han convertido en símbolos de la de- suplicantes ... .La luz que alumbra no es la del sol; es como la enfermiza y fos-
cadencia, la deshumanización del hombre y en una advertencia de la desaparición forescente claridad de espectrales astros . ..han surgido del hondo cielo cons-
inminente d e la humanidad. Es muy irónico que el ideal colonial de la 'ciudad telacion es misteriosas que forman enigmáticos sign os anunciadores de
ord enada' se caracterice hoy por el caos y la desesperación. próximas e irremediables catástrofes . .. (304)

El pap el d e la ciud ad e n la narrativa h a cambiado a través del tiempo. A medida que el terror se escapa de los labios de Honorio, la voz narrativa
Dejó d e ser el sitio que d aba fe de la prosperidad de sus habitantes y que estable- explica que "aquella ciudad ll ena de torres y roto ndas, d e arcos, espirales, se
cía la división social y racial de los ciudadanos, para convertirse en un lugar que re- desplomó sin ruido ni fracaso, cual se ro mpe un fino hil o d e araña" (304 ).
fleja el d estino de los seres humanos que habitan sus espacios. Como sus homólogos del siglo XX, Darío recurre a un a imagen visual gráfica
que obliga al lector / espectador a tener los ojos clavados en esta esce na apoca-
La preocupación por el malestar de las ciudades no es un fenómeno recien- líptica ya ser partícipe del terror que envuelve a Honorio. Esto lo logra median-
te. Desde el siglo XIX, un período que preparó el camino para la independen- te el empleo de adjetivos descriptivos como abrumadora, lívido, flacos, implacable,
cia política y encau zó el deb ate de la civilización y la barbarie , los escritores raro, enfermiza, misteriosas, y enigmáticas. La doble mirada, (la de Honorio y la
empezaron a intuir los efectos destructivos que las ciudades modernas planteaban de lector) , refuerza, asimismo, el terror a un cataclismo futu ro e invita a la refle-
para el ser humano. Mientras algunos de los escritores de este período se preo- xión y a la asociación de esta ciudad con el destino de las nuestras.
cupaban por representar el bullicio de las calles y las plazas celebrándolo o rebe-
lándose. otros, como Manuel Díaz Rodrígu ez y Rubén Darí o, d emo straro n En cuanto al aspecto técnico , uno d e los aciertos de es te cuento es el de
tempranamen te su desconten to con ellas. En Ídolos rotos, el autor revela su percep- haber recreado en la mente del lector un tapiz. Tal recreación puede apreciarse
ción de la ciudad a com ienzos d el siglo XX po r medio d e los pensam ientos del en las alusiones que hace d e la ciudad desplom ándose inaudiblemente como
personaje principal, Alberto Soria, quien regresaba a Ven ezuela de París. Escri- "se rompe un fino hilo de araña" (304). Está asociación sugiere la creación de

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un tapiz. Por un lado , implica el acto de tejer y, por otro, el corte del último hilo ticipe de la creación" (20) . A medida que Equis lo contempla, ellector/ especta-
evoca varios pas~es bíblicos en los cuales la vida se presenta como un tapiz y la dor seguirá su mirada mien tras [Equis] descubre a sus ojos, el deterioro fisico y
muerte como la finalización d e éste al cortarse el último hilo. El lector se ve moral de estas urbes.
obligado así no só lo a contemplar la ciudad apocalíptica, sino también a verla
desplazada de la mirada cual si se bajara un cuadro o un tapiz de una pared. Por ejemplo, el narrador omnisciente cuenta la experiencia de Vercigetó-
rix, amigo de Equis, quien "ha desaparecido" como consecuencia de sus creencias
El relato continúa con el tormento de Honorio. Después de que la ciudad políticas. Mientras está encarcelado, se le fuerza a trabajar en una fábrica insalu-
se desploma, el enfoque se vuelca sobre el personaje, al que la voz narrativa nos bre, hasta el punto que le cuesta imaginarse que fuera de este espacio haya una
presenta aterrado, inmóvil y mudo, para mejor describirnos su agonía mental. vida normal mientras que él y otros son forzados a trabajar brutalmente. De esta
Seguidamente, el lector, espectador con Honorio, ve un desfile grotesco de más- experiencia dice la voz narrativa:
caras humanas que representan todas las vilezas de los hombres de todas partes del
mundo y, cuando piensa que el tormento ha cesado, aparece "la muchedumbre [S]entía en su conciencia, todavía despierta, la existencia de otro mundo
hormigueante de la vida banal de las ciudades, las caras que represen tan todos perfectamente paralelos y distantes y desconocidos entre sí, dos mundos que
los estados, apetitos, expresiones, instintos, del ser llamado Hombre" (304). A existían con independencia y autonomía, dos mundos que se bastaban a
través de los ojos de Honorio, DarÍo ha presentado el terror a la destrucción de sí mismos y que podían funcionar sin tener ningún contacto como dos es-
la civilización humana y las bajezas que engendran las ciudades. feras girando eternamente en el silencio azul del espacio. (59)

En la literatura del siglo XX se intensifica la preocupación por el ámbito Cada uno de estos mundos existe sin el conocimiento del otro, una ale-
urbano. Los escritores modernos se preocupan tanto por su decadencia, como por goría a la indiferencia de los seres humanos entre sí. Hay muchos ejemplos en
los efectos socioeconómicos y morales que la ciudad ejerce en sus habitantes y la novela que aluden a la insensibilidad al dolor humano , pero dos de ellos sobre-
en el medio ambiente. A mediados de los años ochenta, Peri Rossi invitó a sus salen especialmente. Uno es la historia de Kate, unajoven que no tiene amigos ni
lectores a abordar una nave de locos en la que uno de sus pasaj eros, Equis, ob- parientes, recién llegada del O este a la ciudad de Nueva York. Así, pasa el tiem-
serva, en la Catedral de Gerona, un tapiz que la voz narrativa denomina 'El ta- po caminando sola por las calles de la ciudad con un le trero que dice: "Me
piz de la creación. ' siento muy sola. Por favor hable usted conmigo" (70). Como trasfondo a la so-
ledad deKate hay largas filas de automóviles, y calles reple tas de latas de cerve-
Ésta es una descripción parcial de dicho tapiz: "Alrededor del círculo que za vacías, y bolsas de basura que los conductores y sus pasajeros tiran por las
rodea la figura del Pantócrator o Creador bendiciendo, hay otro círculo, más gran- ventan.as a medida que navegan en el tráfico de calles atestadas de vehículos y
de, que ocupa el centro del tapiz .... Este círculo mayor está dividido a su vez en semáforos. Kate camina varios días por estas calles, h asta que un día aparece
ocho segmentos, no iguales, que representan distintos aspectos de la creación" un artículo en el periódico que dice que se había suicidado ingiriendo barbitú-
(72 ) . El tapiz en cuestión representa la creación del mundo . Si bien predomi- ricos la noche anterior.
nan la armonía y la simetría en él, la realidad que el lector va descubriendo, al avan-
zar con la lectura de la novela, es to talmente opuesta. Desgastado y mutilado , el El otro ejemplo es el del Gran Ombligo. Esta es una ciudad habitada por ciu-
tapiz es el espejo por medio de l cual el lector atravesará con Equis y sus amigos d adanos absortos en sí mismos, quienes, según la voz narrativa, "enferman de
las ciudades del mundo. comunicación." (123) Han perdido todo el interés en los demás. La ciudad sim-
boliza así el malestar que aqueja a las ciudades contemporáneas: las calles su-
Al igual que Darío, Peri Rossi invita al lector / espectador a ser participe de cias, el estrépito de las máquinas, la falta de vegetación, los edificios que se
lo que observa en ele tapiz, ya que: "todo, en el tapiz, responde a la intención de derrumban, los pordioseros vagando por las calles, niños y ancianos abandonados,
que el hombre que mira-espejo del hombre representado con hilos de colores, par- dificultad de respirar debido al humo de las fábricas. y, por si esto fuera poco,

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hay poco acceso a los servicios médicos)' los salarios son bajos. La gravedad de esta desnudos más negros que este paisaje después de la batalla. Lejana, espectralmen-
situación se exacerba con la presentación de los ciudadanos de esta ciudad ab- te se veían casas en ruinas, casas del siglo anterior con techumbres vencidas, chi-
sortos e interesados solamente en los pliegues de piel de sus ombligos. meneas derrumbadas, ventanas ciegas, porches desnudos, puertas desvencijadas."
(13) Lejos de ser un símbolo de progreso, esta ciudad es un modelo del impac-
Lo que es más, paralelo a este mundo decadente, Morris, amigo de Equis, to negativo que ha tenido la industria en las sociedades occidentales.
se ha erigido como guardián de otro mundo, un globo sobre el que diligentemen-
te inserta una aguja negra en aquellas áreas d el mundo donde ex iste la opre- Otro recurso visual que establece un tono condenatorio de los efectos nega-
sión. Lo triste, comenta la voz narrativa, es que, realmente, sólo son visibles algunas tivos de la industria sobre los grupos m inoritarios es un mural de Rivera. Sobre
secciones de los océanos. Para intensificar la gravedad del problema, la escritora un fondo gris se representan en él, las máquinas brillantes que se entrelazan como
agrega una visión global de las ciudades al incluir las condiciones pésimas en serpientes de acero.
que se encuentran las ciudades portuarias que visita Equis, los edificios de las
cuales están cubiertos de hollín , y las calles, de periódicos sucios, vasos desecha- La crítica de las ciudades se extiende a la Ciudad de México. En el cora-
bies,)' pájaros muertos. Asimismo, la gente ha olvidado los nombres de los pájaros zón de ésta, donde se mezclan muchas culturas, el escritor coloca, de noche, a
y las plan tas a medida que éstos han sido sustituidos por objetos plásticos. Además, Orlando Ximénez y a Laura. A través de los ojos de Orlando, el lector ve emer-
en las playas, los turistas se broncean en medio de cáscaras de naranjas, botellas de ger de la oscuridad a seres grotescos, con características animales:
agua vacías y manchas de petróleo en el mar.
Van saliendo de los hoyos . ..mírala obligada a saltar como un batracio en bus-
La siguiente novela, Los años con Laura Díaz, se estructura alrededor de cade basura comestible .. .ese hombre se arrastra por la calle sin nariz ni bra-
ciudades en México y los Estados Unidos. Están presentadas en orden cronoló- zos ni piernas, como una serpiente humana; ... se abrían paso como
gico para reflejar la historia de la familia Kelsen y la de Laura DÍaz, personaje prin- cucarachas, cangrejos en vericuetos invisibles que de noche brotaban de ho-
cipal. Ella y su nieto, por medio de los lentes de sus cámaras, serán los responsables yos como chancros, las mujeres ranas, los culebras hombres y los niños ra-
de presentar al lector las imágenes de estas urbes decadentes. La novela comienza qUÍ ticos (205).
en Detroit, donde se encuentra el nieto de Laura haciendo un documental so-
bre los muralistas mejicanos en los Estados Unidos. De su experiencia confiesa: Esta escena es un a de las que lleva a Laura al activismo político y social.
"Quería fo tografiar la ruina de una gran urbe industrial como digno epitafio a Más adelante en la obra, a medida que Laura va madurando, la joven se hace fo-
nuestro terrible siglo veinte" (11). Su reacción sugiere una actitud irónica debi- tógrafa y, a través del lente de su cámara, se convierte en testigo convincente de
do a la incongruencia entre lo que capta su cámara y la idea q1,1e de los Estados Uni- las penurias y la violencia de que son objeto los marginados de la Ciudad de Mé-
dos existe en el imaginario latinoamericano: "Es una buena risa .... Creo que de xico. La voz narrativa la apoda "la artista de los dolores de la ciudad" (5 15) a me-
la inocencia perdida, de la fe en la industria, el progreso, la felicid ad y la histo- dida que va captando las imágenes de la realidad cruda de las calles de esa ciudad:
riadándose la mano gracias al desarrollo industrial" (15). No obstante, las fotogra-
fias sirven de amonestación a las ciudades latinoamericanas que correrán el mismo U n mundo que existía en la miseria pero se manifestaba en e l crimen
riesgo si continúan creciendo al paso que van. .. . un muerto a cuchilladas en una calle .. .las mujeres matadas a patadas por
sus maridos ebrios, los bebés arrojados, recién nacidos a los basureros; los
De conformidad con el escepticismo de la voz narrativa sobre la urbaniza- viejos abandonados)' encontrados muertos sobre petates que le servían
ción e industrialización, su lente captura los malestares sociales del pobre en las de mortajas . ..el destino de la violencia y la miseria circundantes. (5 14)
calles de Detroit: prostitutas negras, niños desamparados, ancianos que se ca-
lientan al calor del fuego en las latas de basura)' drogadictos inyectándose. De tras- De igual manera, la mención de estas fotografias sin incluir en ellas deta-
fondo aparecen: "charcos, senderos fugitivos trazados sobre pies medrosos, árboles lles específicos en las im ágenes, facilita al lector de cualquier país la habilidad

184 185
de poder completarlas con situaciones y detalles similares de su vivencia perso- Fuentes, Carlos. Los años con Laura Díaz. México D.F: Alfaguara, 1999.
nal, otro acierto del uso de fo tos en el texto. Harvey, David. "The City as Body Politic." Wounded Cities. Eds. J and Schneider
et al. New York: Berg, 2003. 25-46.
En resumen , Darío, Peri Rossi y Fuentes, valiéndose de la palabra escrita Holtson:J ames. 'The Modernist City and the Death of the Streets. " Theorizing the
han recreado hábilmente, dentro de su narrativa, alusion es visuales de distin- Czt:y: The New Urban Anthropology Reader. Ed. Setha M. Low. New Brunswick:
tas modalidades artísti cas que obligan al lector a concentrarse en imágenes es- Rutgers UP, 1999.
pecíficas que han aislado o enmarcado dentro del texto. Por medio de recursos Kohn, Matthew E. Oreen Cities: Urban Orowth and theEnvironment. Washington D.C:
como la ekPhrasisy la rnise en a17yrneestos escritores han acrecentado el impacto de Brookings, 2006.
las imágenes en el lector / espectador. Imágenes tales como edificios en ruinas, ár- MacCormick, Sabine. On the Wings ofTirne: Rorne, the Incas, Spain and Peru. Prin-
boles muertos, calles cubiertas de inmundi cia, océanos contaminados, soledad, ceton: Princeton, UP, 2007.
tristeza, hambre, e nferme dad e indiferencia describen nuestras ciudades y Peri Rossi, Cristina. La nave de los locos. Barcelona: Seix Barral, 1984.
nuestro mundo. El diccionario Webster define la palabra visión como: "the po- Potvin, Claudine. "Gender, Photography and Desire: Visual Practices in El arnor
wer of sensing with the eyes" y "the act or power of anticipating that which will es una droga dura by Cristina Peri Rossi. Mosaic: Aimanal for the Interdiscipli-
or may come to be" (2126). El cuadro descriptivo de "La pesadilla ... ," el tapiz nary_ Study of Literature. 38. 1 (2005): 169-85.
de La nave... , el mural y las fotografias de Los años ... son distintos medios de re- Rama, Ángel. The Lettered Cit:y. Trad. John Charles Chasteen. Durham: Duke UP
presentación de la realidad prestados del campo de las artes visuales y polariza- 1996. '
dos d entro de los diversos textos, para presentar no sólo la decadencia de las Rowinsky-Geunts, Mercedes. "Del lienzo a la página: un encuentro regenerador
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Schwartz, Mary E. y Mary Beth Tierney-Tello, eds. Photography and Writing in La-
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