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La leprosa Salisachs
http://www.abc.es/lasfirmasdeabc/20140513/abci-leprosa-salisachs-201405130609.html
La excusa que aquella gentuza emple� en su d�a para impedir que se pronunciara una
conferencia sobre la obra de Salisachs es la misma que �de forma t�cita o
declarada� se ha esgrimido (con gobiernos de izquierdas y de derechas) para impedir
que Salisachs recibiera un solo premio literario oficial en su vejez. El Ministerio
de Cultura, que es algo as� como una versi�n encopetada de la beneficencia p�blica,
reparte cada a�o �a modo de sopa boba� una pedrea de premios entre los plum�feros
m�s bodriosos; y luego est� el premio gordo, que infama la memoria de Cervantes con
un repertorio de pelmazos jerogl�ficos, tanto aut�ctonos como transoce�nicos, que
provoca mareos. Sin embargo, la escritora m�s longeva de Espa�a nunca recibi�
ninguno de estos premios oficiales, ni siquiera una pedrea modesta; y no fue porque
escribiera mejor o peor, ni siquiera �me atrever�a a a�adir� porque fuese de
derechas, sino porque era muy religiosa. Y a todos los chup�pteros que maman del
presupuesto p�blico jam�s les tembl� el pulso por excluirla, porque ser �muy
religioso� en la rep�blica espa�ola de las letras es como ser leproso en �poca de
Jesucristo.
Por ser muy religiosa, la leprosa Salisachs fue ninguneada en la rep�blica de las
letras e ignorada en los premios oficiales; de tan enconado modo que sus paisanos
catalanes no tuvieron sino que sumarse al veto centralista. Pero toda esta patulea
que maneja el cotarro cultural, por muchos premios que haya quitado a Mercedes
Salisachs, no pudo quitarle aquel entusiasmo sagrado que desafiaba las injurias de
la edad, aquella manera que ten�a de amar su oficio como la propia vida, con
abnegaci�n y j�bilo, con esa felicidad monda y lironda que no pone reparos ni
condiciones, que se dona y se gasta hasta el �ltimo aliento. Y tampoco podr�n
quitarle la �nica gloria verdadera, que es la gloria del cielo, mientras que ellos
�sanguijuelas del presupuesto, garrapatas del sectarismo, sabandijas literarias
que, como los eunucos, sab�is c�mo se hace pero no pod�is hacerlo, por falta de
cojones y de talento� os vais a pudrir por los siglos de los siglos, olvidados de
Dios y de los hombres, en el d�cimo c�rculo del infierno, que Dante no os� hollar,
vi�ndolo concurrido por gentuza tan hedionda y excrementicia.