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LA NULIDAD PROCESAL
INTRODUCCIÓN
La materia de las nulidades procesales debe manejarse cuidadosamente a los casos en que sea
estrictamente indispensable. Compulsada la jurisprudencia peruana se puede constatar que las
nulidades son utilizadas por los litigantes como medio de dilatar los procesos, y por parte de
algunos operadores del derecho como mecanismo de “soplar” el conocimiento de fondo o del
mérito de la causa, siempre proclives a encontrar motivos de nulidad.
Dentro del contexto de reforma judicial, resulta necesario contar con estadísticas confiables para
la elaboración de planes estratégicos. La finalidad genérica de los actos del proceso confluye en
la preservación de una garantía constitucional que asegure entre otros la adecuada defensa en
proceso. Nos adherimos a lo dicho por Hugo Alsina, en el sentido de que la fórmula sería: “donde
hay indefensión hay nulidad; si no hay indefensión no hay nulidad”.
A partir de la interpretación del artículo IX primer párrafo del Título Preliminar del Código Procesal
Civil que regula el principio de vinculación, diremos que todo acto procesal que contravenga a la
norma procesal imperativa o prohibitiva, carece de valor como tal.
El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva consagrado en el inciso tercero del artículo 139° de
la Constitución Política y artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, y cuya cualidad
de “efectividad” se desprende de su interpretación, de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos, como es el caso del artículo 8° de la Declaración
Universal de Derechos Humanos y el artículo 25.1 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, es un atributo subjetivo que responde a la necesidad de que el proceso cumpla
realmente con sus fines a los que está llamado a cumplir, en la medida en que el proceso supone
el ejercicio de la función jurisdiccional del Estado, y comprende un complejo de derechos que
forman parte de su contenido básico: el derecho de acceso a la justicia, el derecho al debido
proceso, el derecho a una resolución fundada en derecho (criterios jurídicos razonables) y el
derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales (eficacia procesal).
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3. CONCEPTO
Esta idea se ve reforzada con el artículo 382° del Código Procesal Civil, que señala:“El recurso
de apelación contiene intrínsecamente el de nulidad”. Por eso, el artículo 360° del Código citado
establece la prohibición de la parte de interponer doble recurso contra una misma resolución.
Es una consecuencia inherente a la nulidad ipso iure del acto nulo.El artículo 176° in fine del
Código Procesal Civil señala: “Los jueces sólo declararán de oficio las nulidades insubsanables,
mediante resolución motivada, reponiendo el proceso al estado que corresponda”. La doctrina
uniformemente está de acuerdo que la nulidad procesal declarada de oficio presupone que el
acto procesal viciado no sea posible de convalidación.
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4. FINALIDAD
La nulidad procesal no debe ser usada en forma indiscriminada, sino que supone supuestos
excepcionales y su aplicación se sujeta al cumplimiento de los principios que la regulan. En
cuanto a los principios que excluyen la nulidad procesal, tenemos:
a.- El principio de trascendencia.– Según el cual sólo deben declararse y sancionarse la nulidad
en caso de duda sobre los defectos o vicios que se alegan, salvo que se haya afectado el
derecho de una de las partes. Exige un agravio real: “no hay nulidad sin agravio”. Este principio
se conecta con el principio de finalidad (instrumentalidad de las formas) con arreglo al cual es
más importante que el agravio a la forma, que la finalidad del acto se cumpla. Si ésta se concreta,
no hay nulidad.
b.- El principio de convalidación.– En virtud del cual no es procedente declararse la nulidad si se
ha convalidado el acto procesal que se pretende nulificar, entendiéndose que la convalidación
puede operar de varios modos (por subsanación, por integración de resolución, de pleno
derecho, etc.).Cuando actúa el que incurrió en nulidad, se llama subsanación.Es para evitar que
el agraviado use la nulidad cuando le conviene. No hay convalidación en nulidades absolutas.
La convalidación puede ser tácita o expresa. Es tácita cuando el agraviado no hace nada y
expresa cuando el que incurrió en nulidad ratifica el acto o el agraviado manifiesta su desinterés.
Conforme enseña el maestro Juan Monroy Gálvez, la nulidad debe denunciarse en nueva
oportunidad que tuvo el agraviado para hacerlo, de lo contrario hay preclusión. Si el pedido de
nulidad no se formuló en la primera oportunidad que el perjudicado tuvo para realizarlo, habría
precluido toda posibilidad para hacerlo, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 172° del
Código Procesal Civil que dispone que existe convalidación tácita cuando el facultado para
plantear la nulidad no formula su pedido en la primera oportunidad que tuviera para hacerlo.
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Asimismo, los hechos que configuran excepciones no pueden ser alegados como causal de
nulidad por el demandado que pudo proponerlas como excepciones, conforme lo dispone el
artículo 454° del Código Procesal Civil, más aún, si también ha operado el principio de
convalidación de las nulidades.
6. NULIDAD ABSOLUTA
Es una manifestación de la ineficacia procesal relevante, la cual viola norma que protege el
interés público, ante la falta de un elemento esencial para que un acto procesal produzca efecto.
Es insubsanable. Puede declararla el juez de oficio. A diferencia, la nulidad parcial viola norma
que protege el interés de parte. El error es subsanable. Se declara de oficio. No produce efectos
hasta que se subsana (si se subsana). El Supremo Tribunal ha señalado recogiendo el concepto
del profesor Manuel Serra Domínguez que la nulidad absoluta se presenta siempre que un acto
procesal (o actos procesales cuyo conjunto hacen el proceso) adolezca de una circunstancia
fijada en las leyes procesales como necesaria para que el acto produzca sus efectos