Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
0DUtD$JXVWLQD6IRU]D
Universidad de Buenos Aires – CIN
sforza_agustina@hotmail.com
185
María Agustina Sforza
$EVWUDFW$WWKH:LQWHU6HPLQDURI+HLGHJJHUGHÀQHVWKHFRQFHSW
of Benommenheit¶FDSWLYDWLRQ·DVWKHIXQGDPHQWDO6WUXFWXUHRI$QLPDO
behavior in the World, in order to differentiate it from Human behavior.
Although Heidegger has criticized the assumptions of Positivist Science,
DW WKLV SRLQW KH LPSOHPHQWV D VHULHV RI ´VSHFLÀFµ H[DPSOHV H[SHULPHQWV
with bees taken from the Biological Theory of J. V. Uexküll, as the starting
point for an ontological understanding of the essence of animal behavior
and its reference (die Bezogenheit) to the surrounding world (Umwelt).
This paper attempts to problematize this series of “experiments” and
WKHLUSODFHLQ+HLGHJJHUVDUJXPHQWDWLRQ,W·VRXUDLPWRVKRZWKDWZKDW
DSSHDUV WR EH D ¶FRQFUHWH· ZD\ LQ ZKLFK $QLPDO UHODWHV WR WKH :RUOG LV
VLPSO\WKHFRQGLWLRQIRUDGHHSRQWRORJLFDOGLVWLQFWLRQXQGHUWKH¶DVVXFK·
structure that Heidegger established between Human and Animal. Taking
DVDVWDUWLQJSRLQW'HUULGD·VFULWLFLVPRIDQLPDOLW\WUHDWPHQWRXUVWXG\
RXWOLQHVWKHHIIHFWVRI$QLPDOREMHFWLÀFDWLRQWKURXJKWKH([SHULPHQWDWLRQ
in the Theory and how this question refers to the Biopolitical debate.
.H\ZRUGV Animality / Heidegger / captivation / the ‘as such’
structure
186
El perturbamiento distintivo, condición de una distinción ontológica fundamental...
(O¶FRQGXFLUVH·GHODQLPDOWDOFRPRHVFDUDFWHUL]DGRSRU+HLGHJJHU
VyORHVSRVLEOHHQIXQFLyQGHO¶HVWDUFDXWLYDGRHQVt·HODQLPDOTXHVH
PDQLÀHVWD SRU VX HVWDU HQ JHQHUDO ¶SHUWXUEDGR· (O SHUWXUEDPLHQWR
estructura esencial de la animalidad HQFXDQWRWDO es la condición de
posibilidad de que el animal, conforme a su esencia, se conduzca en
un mundo circundante [Umgebung], pero jamás en un mundo [Welt].
(VWDDÀUPDFLyQFRQVWLWX\HHOKLORFRQGXFWRUSDUDODGHOLPLWDFLyQGHOD
esencia del perturbamiento.
El desarrollo de esta tesis debe atenerse al testimonio de la con-
ducta del animal en cuanto tal. “La tarea”, señala Heidegger, es la de
ver exactamente qué tipo de relacionalidad o referencia [Bezogenheit]
encierra tal conducta y cómo esta referencia se distingue del compor-
tamiento del hombre respecto de las cosas. Esta “tarea” es particular-
mente importante, pues la diferencia ontológica fundamental entre el
animal y el hombre se descubre en la estructura de la relacionalidad.
En efecto, esta diferencia ontológica dependerá de las dimensiones
etológicas de la conducta observada.
6LQHPEDUJRPiVWDUGH+HLGHJJHUDÀUPDUiTXHODFRQFHSFLyQIXQ-
damental del perturbamiento es de hecho lo primero en cuyo terreno
puede emplazarse por vez primera toda pregunta biológica concreta.
En este sentido, nos propone un PRYLPLHQWRHQ¶FtUFXOR·DOJRTXHQR
obstante no se torna problemático para la argumentación heideggeria-
na, pues ya al plantear las consideraciones comparativas que guían
la argumentación captando las diferencias (entre hombre, animal y
piedra) nos advirtió que “en el movimiento circular lo decisivo es mirar
al centro en cuanto talTXHVyORVHPDQLÀHVWDDOGDUYXHOWDVHQWRUQR
a él”3.
Lo que más bien resulta problemático y ha de poder ser sometido
a la crítica derridiana es el camino por el que Heidegger establece y
delimita esta dimensión fundamental de la conducta animal, a saber,
PHGLDQWHXQDVHULHGHHMHPSORV¶FRQFUHWRV·7DOHVHMHPSORVFRQFUHWRV
son experimentos con abejas, tomados de la teoría biológica de V.
Uexküll4. Si bien Heidegger es crítico de los supuestos del método de
la ciencia positiva, apelar al testimonio del experimento no es más que
el punto de partida para una comprensión ontológica de la esencia de la
conducta del animal y su referencia al mundo circundante.
El relato de uno de los ejemplos es particularmente importante
para estructurar la crítica que nos ocupa. La prueba consiste en ana-
3. Ibid., p. 231.
4. Véase los experimentos descriptos en ibid., pp. 292-302.
187
María Agustina Sforza
188
El perturbamiento distintivo, condición de una distinción ontológica fundamental...
KLVWRULDGHODÀORVRItDGHVGHVXVLQLFLRVKDFRQFHELGRD´HO$QLPDOµHQ
contraposición a lo humano.
Ahora bien, volviendo al ejemplo que nos ocupa: ¿se puede dar
¶WHVWLPRQLR·GHODFRQGXFWDGHODQLPDO"1RODH[SHULHQFLDWHVWLPRQLDO
tal como señala Derrida5 HV SRU SULQFLSLR DXWRELRJUiÀFD 3RGHPRV
DÀUPDUHQWRQFHVTXHODSHUWLQHQFLDGHO¶WHVWLPRQLR·GHOH[SHULPHQWR
en la argumentación heideggeriana en función de una comprensión
ontológica de la esencia de la conducta del animal y su referencia al
mundo circundante se torna, al menos, problemática.
Conforme con la crítica derridiana, el argumento que Heidegger
introduce puede ser interpretado como un modo de situar en una
escena objetivante al animal, esto es, como un modo de exponer al
animal como espectáculo teórico: el animal tal y como es visto y no
el animal que (me) ve. Este animal en cuanto cosa observada es, en
última instancia, el objeto de un hombre que dice “yo”, que de la incon-
mensurabilidad de su carecer saca su superioridad ejerciendo sobre el
animal un poder, una fuerza, que se expresa en aquello que Derrida
llama una “violencia soberana” del hombre respecto del animal. En
rigor, se trata de una operación de saber sobre el ser vivo animal que
objetiva o produce objetos respecto al soberano6. Este soberano puede
ser un gran rey, como es el caso que Derrida trae una y otra vez en el
Seminario La bestia y el soberano7/XLV;,9GXUDQWHOD¶FHUHPRQLD·GH
disección del elefante, el uno ante la mirada del otro: el uno vivo y el
otro muerto, el vivo observando al muerto. A propósito de esta escena
señala Derrida: “La bestia y el soberano es aquí la bestia como ob-jeto
muerto, enorme y pesado cadáver ante la mirada y a disposición del
saber absoluto de un monarca absoluto”8.
2ELHQHVWHHMHUFLFLRGHODVREHUDQtDVHSXHGHH[SUHVDUHQODÀJXUD
dominante del saber teórico que encierra toda una organización políti-
ca del campo del saber que, de hecho, sirve a la lógica oposicional que
MXVWLÀFDODGLVSRQLELOLGDGGHODQLPDOSRUSDUWHGHOKRPEUH(VWRHVOD
HVFHQDFLHQWtÀFDUHSURGXFHHVWDGLQiPLFDGHGLVSRVLFLyQQDWXUDOL]DQ-
do su ejercicio.
En este sentido la crítica derridiana encierra una necesidad: allí
donde los animales (me) miran y (me) conciernen, la cuestión decisiva
189
María Agustina Sforza
190