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EL PERTURBAMIENTO DISTINTIVO, CONDICIÓN DE UNA

DISTINCIÓN ONTOLÓGICA FUNDAMENTAL EN EL WINTERKURS


1929/30
7KHGLVWLQFWLYH&DSWLYDWLRQFRQGLWLRQIRUD)XQGDPHQWDO2QWRORJLFDO
'LVWLQFWLRQLQWinterkurs

0DUtD$JXVWLQD6IRU]D
Universidad de Buenos Aires – CIN
sforza_agustina@hotmail.com

Resumen: Las lecciones del seminario de invierno que dicta Heidegger


en 1929/30 constituyen un punto de partida para la crítica que intenta
desandar el profundo límite establecido entre el hombre y el animal en
función de la caracterización de estructuras ontológicas fundamentales,
HVWRHVHQIXQFLyQGHODH[SRVLFLyQGHXQ¶PRGRGHVHUSURSLR·WDQWRGHO
hombre como del animal.
En dicho seminario, Heidegger se ocupa de proponer y esclarecer el
concepto de perturbamiento (Benommenheit) como estructura fundamental
de la conducta animal respecto de las cosas del mundo para diferenciarla
de la conducta humana. Si bien Heidegger es crítico de los supuestos del
método de la ciencia positiva, en este punto apela a una serie de ejemplos
¶FRQFUHWRV· H[SHULPHQWRV FRQ DEHMDV WRPDGRV GH OD WHRUtD ELROyJLFD GH -
V. Uexküll, como punto de partida para un comprensión ontológica de la
esencia de la conducta del animal y su referencia (die Bezogenheit-auf) al
mundo circundante (Umwelt).
(Q HVWH WUDEDMR LQWHQWDUHPRV SUREOHPDWL]DU HVWD VHULH GH ¶H[SHULPHQWRV
FRQFUHWRV·\VXOXJDUHQODDUJXPHQWDFLyQKHLGHJJHULDQD$SDUWLUGHHVWH
examen, esperamos señalar cómo aquello que aparece como un modo
¶FRQFUHWR· GHO UHODFLRQDUVH HO DQLPDO FRQ OR HQWH QR HV VLQR OD FRQGLFLyQ
de posibilidad de una profunda distinción ontológica bajo la estructura
GHO ¶HQ WDQWR WDO· TXH +HLGHJJHU HVWDEOHFH HQWUH HO KRPEUH \ HO DQLPDO
siendo este relacionarse el animal con el mundo funcional a la distinción.
Tomando como punto de partida la crítica derridiana al tratamiento de
la animalidad, se intentará pensar cuáles son los efectos de la puesta en
escena objetivante del animal a través de la experimentación en la teoría y
cómo se ubica esta problemática en el debate biopolítico.
3DODEUDV FODYH Heidegger / animalidad / perturbamiento /
estructura del ‘en tanto tal’

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María Agustina Sforza

$EVWUDFW$WWKH:LQWHU6HPLQDURI+HLGHJJHUGHÀQHVWKHFRQFHSW
of Benommenheit ¶FDSWLYDWLRQ· DVWKHIXQGDPHQWDO6WUXFWXUHRI$QLPDO
behavior in the World, in order to differentiate it from Human behavior.
Although Heidegger has criticized the assumptions of Positivist Science,
DW WKLV SRLQW KH LPSOHPHQWV D VHULHV RI ´VSHFLÀFµ H[DPSOHV H[SHULPHQWV
with bees taken from the Biological Theory of J. V. Uexküll, as the starting
point for an ontological understanding of the essence of animal behavior
and its reference (die Bezogenheit) to the surrounding world (Umwelt).
This paper attempts to problematize this series of “experiments” and
WKHLUSODFHLQ+HLGHJJHUVDUJXPHQWDWLRQ,W·VRXUDLPWRVKRZWKDWZKDW
DSSHDUV WR EH D ¶FRQFUHWH· ZD\ LQ ZKLFK $QLPDO UHODWHV WR WKH :RUOG LV
VLPSO\WKHFRQGLWLRQIRUDGHHSRQWRORJLFDOGLVWLQFWLRQXQGHUWKH¶DVVXFK·
structure that Heidegger established between Human and Animal. Taking
DVDVWDUWLQJSRLQW'HUULGD·VFULWLFLVPRIDQLPDOLW\WUHDWPHQWRXUVWXG\
RXWOLQHVWKHHIIHFWVRI$QLPDOREMHFWLÀFDWLRQWKURXJKWKH([SHULPHQWDWLRQ
in the Theory and how this question refers to the Biopolitical debate.
.H\ZRUGV Animality / Heidegger / captivation / the ‘as such’
structure

¿Quién testimonia qué y de quién? ¿Quién prueba, mira, observa a


quién y qué? ¿Qué hay del saber, de la certeza y de la verdad? 1
Las lecciones del seminario de invierno que dicta Heidegger entre
1929/302 constituyen un punto de partida para la crítica derridiana
que intenta desandar el profundo límite entre el hombre y el animal
establecido en función de la caracterización de estructuras ontológicas
IXQGDPHQWDOHVHVWRHVHQIXQFLyQGHODH[SRVLFLyQGHXQ¶PRGRGHVHU
SURSLR·WDQWRGHOKRPEUHFRPRGHODQLPDO
En ocasión de la dilucidación de la pregunta por aquello que consti-
WX\H¶ODHVHQFLDGHODDQLPDOLGDGGHODQLPDO·WDQWRFRPR¶ODHVHQFLDGH
ODKXPDQLGDGGHOKRPEUH·\FRQHOÀQGHHVFODUHFHUPHGLDQWHXQDFRQ-
sideración comparativa sus modos de referencia al mundo, Heidegger
se ocupa de examinar las características del conducirse del animal
(sich benehmen) en el mundo, en oposición al comportarse propiamen-
te humano (sich verhalten).

1. J. Derrida, La bestia y el soberano, Seminario Volumen I (2001-2002), trad. C. de Peretti


y D. Rocha, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 153.
2. M. Heidegger, /RVFRQFHSWRVIXQGDPHQWDOHVGHODPHWDItVLFDPXQGRÀQLWXGVROHGDG,
trad. A. Ciria, Madrid, Alianza, 2007.

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El perturbamiento distintivo, condición de una distinción ontológica fundamental...

(O¶FRQGXFLUVH·GHODQLPDOWDOFRPRHVFDUDFWHUL]DGRSRU+HLGHJJHU
VyORHVSRVLEOHHQIXQFLyQGHO¶HVWDUFDXWLYDGRHQVt·HODQLPDOTXHVH
PDQLÀHVWD SRU VX HVWDU HQ JHQHUDO ¶SHUWXUEDGR· (O SHUWXUEDPLHQWR
estructura esencial de la animalidad HQFXDQWRWDO es la condición de
posibilidad de que el animal, conforme a su esencia, se conduzca en
un mundo circundante [Umgebung], pero jamás en un mundo [Welt].
(VWDDÀUPDFLyQFRQVWLWX\HHOKLORFRQGXFWRUSDUDODGHOLPLWDFLyQGHOD
esencia del perturbamiento.
El desarrollo de esta tesis debe atenerse al testimonio de la con-
ducta del animal en cuanto tal. “La tarea”, señala Heidegger, es la de
ver exactamente qué tipo de relacionalidad o referencia [Bezogenheit]
encierra tal conducta y cómo esta referencia se distingue del compor-
tamiento del hombre respecto de las cosas. Esta “tarea” es particular-
mente importante, pues la diferencia ontológica fundamental entre el
animal y el hombre se descubre en la estructura de la relacionalidad.
En efecto, esta diferencia ontológica dependerá de las dimensiones
etológicas de la conducta observada.
6LQHPEDUJRPiVWDUGH+HLGHJJHUDÀUPDUiTXHODFRQFHSFLyQIXQ-
damental del perturbamiento es de hecho lo primero en cuyo terreno
puede emplazarse por vez primera toda pregunta biológica concreta.
En este sentido, nos propone un PRYLPLHQWRHQ¶FtUFXOR·DOJRTXHQR
obstante no se torna problemático para la argumentación heideggeria-
na, pues ya al plantear las consideraciones comparativas que guían
la argumentación captando las diferencias (entre hombre, animal y
piedra) nos advirtió que “en el movimiento circular lo decisivo es mirar
al centro en cuanto talTXHVyORVHPDQLÀHVWDDOGDUYXHOWDVHQWRUQR
a él”3.
Lo que más bien resulta problemático y ha de poder ser sometido
a la crítica derridiana es el camino por el que Heidegger establece y
delimita esta dimensión fundamental de la conducta animal, a saber,
PHGLDQWHXQDVHULHGHHMHPSORV¶FRQFUHWRV·7DOHVHMHPSORVFRQFUHWRV
son experimentos con abejas, tomados de la teoría biológica de V.
Uexküll4. Si bien Heidegger es crítico de los supuestos del método de
la ciencia positiva, apelar al testimonio del experimento no es más que
el punto de partida para una comprensión ontológica de la esencia de la
conducta del animal y su referencia al mundo circundante.
El relato de uno de los ejemplos es particularmente importante
para estructurar la crítica que nos ocupa. La prueba consiste en ana-

3. Ibid., p. 231.
4. Véase los experimentos descriptos en ibid., pp. 292-302.

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María Agustina Sforza

lizar la conducta de las abejas. En primer lugar se observa una abeja


que, en condición de laboratorio, liba miel frente a un recipiente lleno
y, en un determinado momento, interrumpe su actividad. Este ¶hacer·
(la interrupción), señala Heidegger, no se explica gracias a que la abe-
ja constata que no puede consumir toda ¶la miel que hay· Heidegger
intentará mostrar que la abeja, a diferencia del hombre, no actúa en
función de una constatación de la presencia de aquello a lo que la im-
pulsa su hacer, en este caso, la comida. La prueba consiste en hacer
¶cuidadosamente· una incisión en el abdomen de la abeja mientras liba
la miel. La abeja sigue libando sin detenerse, mientras la miel corre
por detrás. No constata que haya demasiada miel ni que ¶le falta el
abdomen·(VWROHSHUPLWHD+HLGHJJHUDÀUPDUTXHQRHVODFRQVWDWD-
ción de la presencia de la miel sino la ¶saciedad· la que inhibe su hacer,
claro que toda vez que ella se encuentre ¶orgánicamente íntegra·.
Ahora bien, ¿qué resultados obtenemos de este experimento por
el que ha sido caracterizada la conducta? Mediante esta explicación
ha de evidenciarse el peculiar perturbamiento propio del animal. La
FRQGXFWDGHODDEHMDDOOLEDUGHODÁRUHQFLHUUDXQDreferencia a lo otro,
hacia aquello a lo cual está abierto, pero no es un conducirse respecto
GHODÁRURKDFLDODPLHOHQWDQWRTXH algo presente. El criterio de la dis-
WLQFLyQRQWROyJLFDIXQGDPHQWDOVHPDQLÀHVWDHQHVWHUHODWR6HWUDWD
de si el animal puede percibir en general o no algo HQWDQWRTXH algo. Si
no, entonces el animal está separado del hombre por un abismo. Estas
FRQVLGHUDFLRQHVFRQGXFHQD+HLGHJJHUDDUULEDUDXQDSDUDGyMLFDDÀU-
mación: el animal en tanto tal no es apto para el ¶en tanto tal·.
De esta forma aquello que en el experimento relatado aparece como
XQ PRGR ¶FRQFUHWR· GHO UHODFLRQDUVH HO DQLPDO FRQ OR HQWH QR SDUHFH
sino la condición de posibilidad de una profunda distinción ontológica
EDMRODHVWUXFWXUDGHO¶HQWDQWRWDO·TXH+HLGHJJHUHVWDEOHFHHQWUHHO
hombre y el animal, siendo este relacionarse el animal con el mundo,
funcional a la distinción que acontece en esta lógica del límite indivi-
sible.
Ahora bien, ¿qué consecuencias podemos señalar del establecimien-
to de este límite que se supone absoluto a partir de la crítica derridia-
na al tratamiento de la animalidad? En principio, debemos introducir
el contexto general de la crítica: ésta no se dirige a la deconstrucción
del límite en favor de una suerte de continuidad biológica homogénea
entre lo que se llama el hombre y lo que de algún modo él denomina
¶HODQLPDO·3RUHOFRQWUDULRVHJ~Q'HUULGDORTXHDFRQWHFHHQWUHODV
múltiples formas de lo vivo es una diferencia y una heterogeneidad
tal que no es completamente objetivable. De allí su crítica a cómo la

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El perturbamiento distintivo, condición de una distinción ontológica fundamental...

KLVWRULDGHODÀORVRItDGHVGHVXVLQLFLRVKDFRQFHELGRD´HO$QLPDOµHQ
contraposición a lo humano.
Ahora bien, volviendo al ejemplo que nos ocupa: ¿se puede dar
¶WHVWLPRQLR·GHODFRQGXFWDGHODQLPDO"1RODH[SHULHQFLDWHVWLPRQLDO
tal como señala Derrida5 HV SRU SULQFLSLR DXWRELRJUiÀFD 3RGHPRV
DÀUPDUHQWRQFHVTXHODSHUWLQHQFLDGHO¶WHVWLPRQLR·GHOH[SHULPHQWR
en la argumentación heideggeriana en función de una comprensión
ontológica de la esencia de la conducta del animal y su referencia al
mundo circundante se torna, al menos, problemática.
Conforme con la crítica derridiana, el argumento que Heidegger
introduce puede ser interpretado como un modo de situar en una
escena objetivante al animal, esto es, como un modo de exponer al
animal como espectáculo teórico: el animal tal y como es visto y no
el animal que (me) ve. Este animal en cuanto cosa observada es, en
última instancia, el objeto de un hombre que dice “yo”, que de la incon-
mensurabilidad de su carecer saca su superioridad ejerciendo sobre el
animal un poder, una fuerza, que se expresa en aquello que Derrida
llama una “violencia soberana” del hombre respecto del animal. En
rigor, se trata de una operación de saber sobre el ser vivo animal que
objetiva o produce objetos respecto al soberano6. Este soberano puede
ser un gran rey, como es el caso que Derrida trae una y otra vez en el
Seminario La bestia y el soberano7/XLV;,9GXUDQWHOD¶FHUHPRQLD·GH
disección del elefante, el uno ante la mirada del otro: el uno vivo y el
otro muerto, el vivo observando al muerto. A propósito de esta escena
señala Derrida: “La bestia y el soberano es aquí la bestia como ob-jeto
muerto, enorme y pesado cadáver ante la mirada y a disposición del
saber absoluto de un monarca absoluto”8.
2ELHQHVWHHMHUFLFLRGHODVREHUDQtDVHSXHGHH[SUHVDUHQODÀJXUD
dominante del saber teórico que encierra toda una organización políti-
ca del campo del saber que, de hecho, sirve a la lógica oposicional que
MXVWLÀFDODGLVSRQLELOLGDGGHODQLPDOSRUSDUWHGHOKRPEUH(VWRHVOD
HVFHQDFLHQWtÀFDUHSURGXFHHVWDGLQiPLFDGHGLVSRVLFLyQQDWXUDOL]DQ-
do su ejercicio.
En este sentido la crítica derridiana encierra una necesidad: allí
donde los animales (me) miran y (me) conciernen, la cuestión decisiva

5. J. Derrida, (ODQLPDOTXHOXHJRHVWR\VL JXL HQGRtrad. C. de Peretti y C. Rodríguez


Marciel, Madrid, Trotta, 2008, p. 96.
6. J. Derrida, La bestia y el soberano, trad. cit., p. 300.
9pDVHODGHVFULSFLyQGHOD¶FHUHPRQLD·GHGLVHFFLyQHQibid., p. 299.
8. Ibid., p. 331.

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María Agustina Sforza

es la de una re-interpretación radical del ser vivo, de donde pueda


pensarse la obligación que Derrida ya habría señalado, aquella que
compromete mi responsabilidad con lo más desemejante, con lo radi-
calmente otro.

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