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MARIO BUNGE

Es la economía una "pseudociencia"

Mario Bunge en su libro "Las pseudociencias ¡vaya timo!" escribe

"...todos los estudiantes de económicas y empresariales deben estudiar microeconomía


neoclásica. Sin embargo, es improbable que usen dicha teoría para abordar algún problema
económico de la vida real. La razón de tal inutilidad es que algunos de los postulados de esa
teoría son abiertamente irreales, otros excesivamente difusos y difícilmente comprobables. En
efecto, la teoría supone que todos los actores del mercado son libres, mutuamente
independientes, perfectamente bien informados, igualmente poderosos, inmunes a la política y
completamente racionales, es decir, capaces de elegir la opción que con mayor probabilidad
maximizará la utilidad esperada. Pero el mercado real está poblado de individuos y empresas
que poseen una información imperfecta y, lejos de ser completamente libres, pertenecen a redes
sociales o a monopolios." (pag. 59)

Pero… qué hay de cierto en todo ello?

En primer lugar considero partir de la idea de qué es una ciencia como tal. Si recurrimos a una
de las acepciones de ciencia comúnmente más usadas tenemos que es el conocimiento racional,
sistemático, exacto, verificable y falible sobre la realidad1. El objetivo de la ciencia es obtener
conocimiento acerca del mundo que nos rodea. Por tanto, toda disciplina que se considere
ciencia deberá incorporar un conjunto de técnicas ordenadas siguiendo un método que
permitan obtener dicho conocimiento.

Ese método existe y es común al de todas las disciplinas que se les considera ciencia, se trata del
método científico. De esta forma, se puede afirmar que la ciencia es toda aquella actividad
resultante de aplicar el método científico, así como al cúmulo de conocimientos obtenidos
mediante su uso.

Dicho esto, a opinión propia, sí se debería considerar la economía como ciencia dado que es
sabido que gran parte de los investigadores de esta disciplina hace uso del método científico y
emplean el mayor cuidado posible en la elaboración de sus estudios. En segundo lugar como en
otras ciencias, los economistas no aceptan porque sí el estado de la disciplina, las nuevas
generaciones proponen nuevos modelos, nuevos métodos, recaban más datos y, a veces,
cambian la manera en la que se entendía un problema económico. Hay, en cada época, ideas
dominantes o corrientes de pensamiento hegemónicas, pero ningún postulado o modelo está
cerrada a otras ideas mientras sean prometedoras y se expresen con suficiente rigor como para
poder ser confrontadas. Por último, ha habido avances en el entendimiento de la Economía. Se
han dado pasos en la recopilación de datos, se han elaborado mejores técnicas econométricas
y se cotejan unas con otras para ver cuales se muestran más efectivas, se han aprovechado los
avances informáticos para realizar mejores simulaciones del comportamiento de la economía.
Se han incorporado nuevas técnicas para medir con mayor precisión las decisiones que toman
los agentes en la economía, como la teoría de juegos, o la reciente y prometedora rama de la
economía del comportamiento, y en los últimos tiempos se está dando avances en la economía

1
BUNGE, Mario, La Ciencia, su Método y su Filosofía, Ed. Siglo XX, Buenos Aires, 1972
experimental, en donde algunas investigaciones incluso ya son publicadas no solo por revistas
económicas sino por revistas científica del más alto nivel.

Una de las críticas más recurrentes sobre economía de la cual se basan los que aseguran que es
una pseudociencia es que ella no puede predecir las crisis, la causa es que por lo que sabemos
de la economía es casi imposible hacer un pronóstico completamente fiable de cuándo será la
próxima crisis y cuál será su intensidad. Dado que la economía no deja de ser un juego de
incentivos, en el hipotético caso de que se hiciera una previsión completamente certera de que
dentro de dos años habrá una crisis, en el momento en que se conociera tal revelación la caída
de las expectativas de consumo e inversión de familias y empresas precipitarían que la crisis
empezara en ese mismo instante. Con lo que la adivinación de que la crisis iba a comenzar en
dos años quedaría en duda.

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