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* À propos de Nice / A propósito de Niza (Jean Vigo, 1930)

Un verano en una ciudad costera puede tener diferentes significaciones para sus
ocupantes. Mientras la sociedad adinerada se divierte bajo el concepto de 'descanso', la
clase trabajadora rinde honor a su nombre mas diligentemente, y otros que nada tienen
viven sus rutinarias vidas desde su usual carencia; Jean Vigo captura este escenario en
'À propos de Nice'. La entera obra es un reflejo del engranaje de la ciudad en lo que se
refiere a usuarios, servicios y servidores, cumpliendo con las características principales
de las sinfonías de la ciudad que giraban en torno a el trabajo, la maquinaria, los
deportes y el ocio; se nos da un primer vistazo de la ciudad desde lo alto, dejándonos
verla como si de una gran máquina se tratara, formada por piezas que se mueven en su
interior; seguido a esto siguiendo con esa misma perspectiva de algún modo como si de
un todopoderoso se tratara, vemos una representación de un escenario antes mostrado
con muñecos que son barridos por una paleta de un croupier, una porción que viene a
subrayar la ironía con la que Vigo selecciona y ordena las imágenes.

Hablemos de una de las particularidades mas relevantes de este trabajo, la presencia no


percibida de la cámara, lo cual deja a las personas documentadas en un estado natural
frente al registro, de alguna forma se podría decir que de esta forma se capta la real
esencia de la ciudad.

Muchas similitudes encontraremos en el montaje, un juego de significados que se les


otorga a ciertos objetos/acciones a través de una 'yuxtaposición', ya mencionamos la
pala de croupier, segundos después vemos unos hombres barriendo con escobas, estos
hombres barren agua y anteriormente y después vemos el oleaje del mar. Vimos
muñecos, luego veremos muñecos mas grandes, y así se irán fundiendo constantemente
las imágenes y serán procedidas por otras que las representan en mayor o menor escala.

La cámara subjetiva por momentos nos quita de esa visión poderosa de los ángulos
cenitales y nos lleva a presenciar estas escenas de la vida real, cual obra de teatro fuera
donde la clase alta luce en todo su esplendor y en el rol mas déspota ni siquiera se
inmuta en prestar atención a cualquier elemento del entorno con el cual no se
identifique.

También apreciamos otros juegos en el montaje, creando un registro a momentos


disparatado; tenemos toda una secuencia que empieza por gente tomando el sol donde
Jean Vigo se da una vez mas licencia para el sarcasmo, en una de las imágenes vemos
como desnuda a una mujer después de cambiar la vestimenta en varios destellos, como
hace que un hombre se ponga negro del sol, en un intercambio de planos observamos
como animales toman el lugar de humanos. La simpleza de las distracciones de los
pobres y su entorno sencillo, pasan a ser contradichas por un pomposo baile. Un
lustrador de zapatos, que de tanto lustrar hace que los zapatos de su cliente
desaparezcan. Todas estas críticas, casi con tono existencialista a las abismales
diferencias latentes.

A momentos también vemos una cámara que pareciera moverse a su antojo, siguiendo la
estructura de edificios, siguiendo en dirección de las texturas; mostrando que uno de los
componentes mas importantes de la ciudad son sus formas arquitectónicas y que estás
cumplen con una función mas allá de lo habitacional; hace de alguna manera integrar
estas construcciones como un integrante más de esa gran máquina que antes
mencionábamos. Es una esplendida fusión entre el objeto como ciudad y el cine como
parte de ella.

Presenciamos otros recursos técnicos que resaltan la imagen: variaciones de velocidad


(aceleraciones, cámaras lentas).

En la última porción del corto vemos la unión entre una de las secuencias introductorias
y una secuencia posterior, el desfile, el carnaval; una manifestación pública de profunda
alegría que tiene como trasfondo el trabajo dedicado de los escultores. Esta porción nos
deja entrever una vez mas a la ciudad como un mecanismo de creación y consumo.
Obviamente Vigo no desaprovechó esta parte captar las notas de racismo presentes en la
parada. Las manifestaciones de jolgorio de los citadinos se mezclan una vez mas con el
trabajo de aquellos que se dedican como sirvientes, se ven caras de alegría en las
máscaras, pero por dentro están las caras cansadas de aquellos que trabajan inclusive en
esta situación de entretenimiento.

Entonces a este punto observamos como la obra de Vigo juega como un ejemplo
abundante del aspecto que Louis Delluc definió como Fotogenia y que luego redefine
Epstein: vemos un [aumento en la calidad moral] de los seres y cosas [a través de la
reproducción cinematográfica]. Animales, personas, cosas, toman un valor especifico,
un tipo de 'personalidad' que juega en favor de la construcción que el espectador creará
sobre el mundo proyectado. No podemos dar por sentado que el mismo Jean reconoció
que su trabajo era abundante en generalizaciones exageradas; que estas exageraciones,
si bien no dejaban de tener una conexión con alguna cara de la realidad, fueron creadas
para producir la necesidad de una solución revolucionaria; y fue exitoso a este respecto,
por crear una armoniosa alegoría de las desigualdades humanas, desigualdades que no
desaparecen mas bien evolucionan, toman otras formas, y con ellas también evoluciona
esta herramienta artística y de comunicación en cuestión, el cine social, sus
motivaciones y sus formas de realización.

Otro aspecto importante a resaltar es la plasticidad, que lo vemos manifestado en


diferentes porciones del corto, el arte de la escultura en particular, con los artistas que
confeccionan las figuras alegóricas para el carnaval, esos mismos artistas a quien Vigo
les da cierto protagonismo en la parte final del film. Un poco antes del fin también,
vemos una contraposición entre la vitalidad de los asistentes al carnaval y unas estatuas
de un cementerio, como si de un préstamo del arte de la escultura al cine se tratara.

La obra de Jean Vigo nos da un ejemplo importante de los variados roles que toma el
cineasta como ilustrador de la escena cultural, social, en el marco de las sinfonías de
ciudad; no se descarta en su trabajo, además, el potencial artístico manifestado de
manera versátil.

Muy particularmente elegimos su trabajo porque además nos sitúa en la ciudad, pero no
una ciudad cualquiera, sino una poblada de personajes pasajeros, turistas, que se acercan
al sitio motivados por las mas banales de las motivaciones, a satisfacer sus placeres
momentáneos, en una desconexión total con el prójimo; nos resultó muy interesante ver
como Vigo mas que tratar el tema con extrema seriedad, da la impresión de haberse
divertido mucho en el proceso creativo. Una denuncia a lo que Walter Benjamin
escribió como: "Nos hemos hecho pobres".

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