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ALADINO

PERSONAJES:

NARRADOR

MAMA

ALADINO

ALIN

GENIO DEL ANILLO

SULTAN

SIRVIENTE

PRINCESA

GENIO DE LA BOTELLA

SCRIPT:

NARRADOR: Aladino era un joven que vivía en Oriente Medio. Al morir su


padre, su madre tuvo que trabajar sin descanso mientras el crecía en las
calles sin ejercer ningún oficio.

MAMA: Aladino, ve al mercado y compra pescado para cenar.

ALADINO: ¿Otra vez vamos a cenar pescado, mama?.


MAMA: Sabes que no tenemos suficiente dinero, así que eso lo único que
puedo comprar.

ALADINO: Perdóname, por no comprender nuestra situación.

MAMA: Tú no tienes la culpa.

ALADINO: Yo te prometí que algún día te iba a dar todo lo que te mereces.

MAMA: Se está haciendo tarde. Vete ya, y deja de preocuparte por eso.

NARRADOR: Aladino se dirigió al mercado, y de pronto un hombre se le


acerco.

ALIN: ¿Como esta tu papa, muchacho?.

ALADINO: ¿Quien es usted?. Yo no lo conozco.

ALIN: Solo quiero saber cómo está tu papa.

ALADINO: Mi papa murió hace mucho tiempo.

ALIN: Lo siento mucho. Soy tu tío Alin.

ALADINO: Yo no sabía que tenía un tío.

NARRADOR: El hombre en realidad no era su tío, sino que era un hechicero


africano.
ALIN: Por favor, llévame a ver a tu mama. Quiero decirle algo muy
importante.

NARRADOR: Ambos se dirigieron a la casa de Aladino. Al llegar, su mama


se sorprendió porque no conocía al hombre que acompañaba a su hijo.

MAMA: Por favor, siéntese y quédese a cenar con nosotros.

NARRADOR: La mama de Aladino cocino el pescado que Aladino había


comprado, y mientras comían el hombre le pregunto.

ALIN: ¿A qué te dedicas Aladino?.

ALADINO: Mmmm.

MAMA: El no hace nada. Solo juega con sus amigos.

ALIN: Eso no es correcto. Acompáñame a viajar por el mundo. Conmigo


aprenderás a ser un comerciante de las telas más finas.

ALADINO: Eso es fantástico, así conoceré a otras personas y otros países.

ALIN: Nos iremos mañana muy temprano. ¿Qué te parece?.

ALADINO: ¡Fantástico!.
NARRADOR: Al día siguiente, Aladino y su tío emprendieron el largo viaje, y
al llegar la noche se detuvieron a descansar en el bosque cerca de una
cueva.

ALIN: Aladino, trae un poco de leña para encender una fogata, y cuando
regreses te diré un secreto.

ALADINO: Regresare tan pronto como pueda. ¡Estoy muy intrigado!.

NARRADOR: Cuando Aladino regreso y encendieron el fuego, el hechicero


pronuncio unas palabras mágicas, y repentinamente apareció una puerta
cerca de la cueva. Aladino, estaba aterrorizado y empezó a correr.

ALIN: ¡Détente!. ¿A dónde crees que vas?.

ALADINO: Pero….

ALIN: ¡Te ordeno que abras la puerta!.

NARRADOR: Aladino regreso, abrió la puerta y vio unas largas escaleras.

ALIN: Ahora deberás bajar por esas escaleras. Primero pasaras por un
angosto pasilllo, después caminaras por un hermoso jardín frutal, y en el
otro extremo encontraras una lámpara de aceite. Quiero que la tomes y me la
traigas. Pero te advierto que no debes tocar nada o te arrepentirás.

NARRADOR: Cuando Aladino bajo y entro a la cueva, vio hermosas joyas


que colgaban de los árboles frutales. Tomo algunas, y las coloco adentro de
los bolsillos de su pantalón desobedeciendo al hechicero. Después vio la
lámpara.

ALADINO: Esta es la lámpara que mi tío quiere que le lleve.


NARRADOR: Así que tomo la lámpara y miro hacia adentro cuidadosamente.

ALADINO: Hay un anillo adentro. Me lo pondré, ya que el hechicero no


menciono un anillo.

NARRADOR: Después subió por las escaleras, y cuando estaba a punto de


salir, el hechicero le dijo.

ALIN: ¡Dame la lámpara inmediatamente!.

ALADINO: Se la daré tan pronto salga de este lugar.

ALIN: No. ¡Quiero que primero me des la lámpara!.

ALADINO: ¡Déjeme salir y se la daré!.

ALIN: Prefiero perder la lámpara y todos sus poderes. ¡Por desobedecer te


quedaras allí para siempre!.

ALADINO: ¡No cierre la puerta, por favor!.

NARRADOR: Pero era demasiado tarde. El hechicero cerró la puerta


dejando a Aladino atrapado en ese lugar desconocido.

ALADINO: Aquí está muy oscuro, y tengo mucho frio.

NARRADOR: Después, se froto las manos, y repentinamente vio que del


anillo salía una luz muy brillante. Era el Genio del Anillo.
GENIO DEL ANILLO: Amo, hare lo que tú ordenes.

ALADINO: ¿Quien eres?.

GENIO DEL ANILLO: Yo soy el esclavo del anillo. Yo te concederé cualquier


deseo que me pidas.

ALADINO: Si eso es verdad, quiero que me lleves a casa.

NARRADOR: Instantáneamente, Aladino estaba de regreso en su casa.

MAMA: ¡Aladino!. Estaba muy preocupada por ti. ¿Dónde has estado?.

ALADINO: Mama, me sucedió algo terrible.

NARRADOR: Y Aladino le dijo lo que el hechicero había hecho, le conto


sobre el anillo, y sobre la lámpara.

MAMA: Estoy muy triste. No tenemos dinero para comprar alimentos.

ALADINO: No te preocupes mama, el genio nos ayudara.

NARRADOR: Aladino froto nuevamente el anillo, y cuando el genio apareció,


le dijo.

GENIO DEL ANILLO: Lo siento mucho, pero no puedo.


ALADINO: ¿Por qué no?.

GENIO DEL ANILLO: Yo solo puedo llevarte de un lugar a otro.

ALADINO: ¡Entonces venderé la lámpara!.

MAMA: ¿Estas seguro?.

ALADINO: Si, no tenemos otra opción.

MAMA: Déjame limpiarla. Esta muy sucia, tal vez nos den más dinero por ella
cuando esté limpia.

NARRADOR: Cuando su mama froto la lámpara para limpiarla, apareció un


genio frente a ella.

MAMA: ¿Quien eres?.

GENIO DE LA LAMPARA: Yo soy el esclavo de la lámpara. ¡Yo obedeceré tus


órdenes!.

ALADINO: ¡Entonces danos algo de comer!.

GENIO DE LA LAMPARA: ¡Así será!.

NARRADOR: Desde ese día, Aladino y su mama siempre tuvieron comida


sobre la mesa. Un día, Aladino fue al mercado y vio a una preciosa
muchacha que pasaba frente a él. Era la hija del Sultán.
ALADINO: ¡Ella es tan hermosa!. Me he enamorado de ella perdidamente.

NARRADOR: Después se fue a casa y le hablo a su mama sobre la hermosa


mujer que había visto.

ALADINO: ¡Quiero casarme con ella, mama!.

MAMA: Sabes que eso es imposible. Es la hija del Sultán, compréndelo, hijo
mío.

ALADINO: Por favor, ve a hablar con él, y llévale estas hermosas joyas que
encontré en la cueva cuando estuve atrapado.

MAMA: Esta bien, iré.

NARRADOR: La mama de Aladino se dirigió al palacio para hablar con el


Sultán.

SULTAN: ¿Qué puedo hacer por usted?.

MAMA: Mi hijo Aladino, se enamoro de su hija y desea casarse con ella, y


quiere que ella reciba este regalo que le ha enviado.

SULTAN: Déjeme verlo.

NARRADOR: Tan pronto como el Sultán vio las brillantes joyas, le dijo.

SULTAN: Esto no es suficiente. Solo aprobare la boda con una condición.


MAMA: ¿Cual?.

SULTAN: Si su hijo construye para mañana un magnifico y esplendido


palacio, el podrá casarse con mi hija.

MAMA: Muy bien. Le diré a mi hijo lo que usted desea.

NARRADOR: Cuando Aladino escucho lo que el Sultán deseaba, le pidió al


Genio de la Lámpara otro deseo.

ALADINO: Te ordeno que construyas un hermoso palacio, con piedras


preciosas, y un magnifico jardín.

GENIO DE LA LAMPARA: ¡Tu deseo es una orden para mí!.

NARRADOR: Al día siguiente, el Sultán estaba impresionado al ver el palacio


y estuvo de acuerdo con la boda la cual se realizo unos días
después. Mientras tanto, el hechicero al enterarse de lo ocurrido, estallo en
furia.

ALIN: ¡Estoy muy enojado!. Aladino no murió adentro de la cueva, así que
tengo que recuperar esa lámpara porque estoy seguro de que el la tiene.

NARRADOR: Tan pronto como regreso, se disfrazo de mercader y fue al


palacio donde vivían Aladino y su esposa.

SIRVIENTE: ¿Que puedo hacer por usted?.

ALIN: Quiero hablar con la princesa.


SIRVIENTE: La llamare enseguida.

NARRADOR: Cuando la princesa se presento, Alin le dijo.

ALIN: ¿Le gustaría intercambiar lámparas viejas por lámparas nuevas?.

PRINCESA: Si. Tengo una lámpara muy vieja de la que quiero deshacerme,
la traeré inmediatamente.

NARRADOR: Tan pronto la princesa le dio la lámpara, Alin la froto y el genio


apareció.

ALIN: Llévame a mí y a la princesa a la tierra de donde yo vengo.

GENIE: ¡Tu deseo es una orden para mí!.

NARRADOR: Y el genio se los llevo muy lejos. Cuando el Sultán se entero


de lo sucedido, se enfureció con Aladino, quien no tuvo más remedio que
decirle la verdad.

SULTAN: Esta bien, pero solo te perdonare si en cuarenta días traes a mi


hija de regreso al palacio.

ALADINO: Lo hare, porque la amo más que nada en el mundo.

NARRADOR: Aladino estaba desesperado y no sabía qué hacer, entonces


recordó al Genio del Anillo, y le pidió un deseo.

ALADINO: Llévame a donde esta mi esposa.


NARRADOR: Y en un instante aparecieron en África, y Aladino empezó a
buscar desesperadamente a su esposa, hasta que la encontró.

ALADINO: ¿Mi querida esposa, que te han hecho?.

PRINCESA: ¡Oh Aladino, estoy viviendo una terrible pesadilla!.

ALADINO: Tengo que decirte la verdad. Ven y siéntate, porque tenemos que
hablar.

NARRADOR: Aladino le dijo lo que había sucedido, y después le pregunto.

ALADINO: ¿Sabes dónde está la lámpara?.

PRINCESA: La tiene ese malvado hechicero.

ALADINO: Tenemos que recuperarla, y ya tengo un plan para lograrlo.

PRINCESA: ¿Cual es tu plan?.

NARRADOR: Esa noche la princesa invito a Alin a cenar a un elegante


restaurant, con la condición de que el llevara la lámpara.

ALIN: ¡Luces hermosa!.

PRINCESA: Gracias, pero este lugar me asfixia. Necesito un poco de aire


fresco, acompáñame al balcón.
ALIN: Vamos.

PRINCESA: ¿Traes la lampara?.

ALIN: Si.

PRINCESA: Déjala sobre la mesa. Esta my vieja y oxidada y nadie deseara


llevársela.

ALIN: Tienes razon.

NARRADOR: Alin coloco la lámpara sobre la mesa y se dirigieron al


balcón. Tan pronto se fueron, Aladino tomo la lámpara, los siguió, y cuando
estaba frente a ellos empujo a Alin, y cayó por el balcón.

ALADINO: ¡Vámonos ya!.

PRINCESA: ¡Frota la lámpara!.

ALADINO: ¡Genio, te ordeno que nos lleves a nuestro palacio!.

NARRADOR: Y en un instante ellos aparecieron en el palacio donde la mama


de Aladino y el Sultán estaban esperándolos.

SULTAN: Mi querida hija, ya regresaste.

PRINCESA: ¡Papa, te extrañe tanto!.


MAMA DE ALADINO: ¡Aladino!.

SULTAN: Gracias Aladino por rescatar a mi preciosa hija.

ALADINO: Ya todo termino, y no tenemos nada de qué preocuparnos. Ven,


mi querida esposa nuestra vida juntos está por iniciar.

NARRADOR: Y Aladino y la Princesa fueron felices por muchos, muchos


años.

LA PEQUEÑA VENDEDORA DE
FOSFOROS

PERSONAJES:

PAPA

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS

NIÑO

MUJER CON NIÑA

NIÑA

HOMBRE

MUJER DESAMPARADA

ABUELA

HOMBRE EN LA CALLE
MUJER EN LA CALLE

GENTE DE COMPRAS

GUION:

ESCENA I – EN LA CASA DE LA PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS

(Es una noche fría y esta nevando)

PAPA: Es hora de que te vayas a vender cerillos, y no regreses a casa hasta


que los hayas vendido todos. ¿Entendiste?.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Si papa, te entendí.

PAPA: Y recuerda que todos cenaremos con el dinero de esos cerillos.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Tengo tanta hambre!.


PAPA: Todos tenemos hambre. Llévate los cerillos, te estaremos
esperando.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Adiós, papa.

PAPA: Ahora vete antes de que tu mama se despierte.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Oh, quisiera darle un beso antes de


irme, papa.

PAPA: Te dije que esta dormida, ya vete.

(La niña se pone los zapatos de su mama y sale)

ESCENA II – EN LA CALLE

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Tengo tanto frío y estos zapatos


están tan grandes que no me protegen del frío. Como quisiera tener
mis propios zapatos para no tener que ponerme los de mi mama.
(Cruza la calle corriendo, y en su prisa pierde sus zapatos y los empieza a
buscar)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Oh no!. ¿Que hare?. No puedo


encontrarlos, por favor, alguien, ayúdeme.

NIÑO: ¿Que buscas?.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Perdí mis zapatos, por favor


ayúdame a encontarlos!.

NIÑO: Claro, no te preocupes, déjame ver. ¡Mira, encontre uno!.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Oh gracias!.

NIÑO: No tan rápido. Ahora me pertenece a mi, lo usare como cuna para
cuando tenga mis propios hijos. ¡Nos vemos!.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Por favor, no!.


(El niño se aleja corriendo. La niña se queda sin zapatos. Trae los cerillos
en la mano. Se queda parada en la banqueta. La gente que va de compras
pasa por donde ella esta parada)

MUJER CON NIÑA: Cariño, ¿Te gusto lo que te compre en la juguetería?.

NIÑA: Ah, si mama, la muñeca esta muy bonita, gracias. Y el vestido esta
hermoso.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Señora, ¿le gustaría comprar unos


cerillos?. Por favor, son los mejores.

MUJER CON NIÑA: No, no necesito cerillos, y aléjate de mi hija.

NIÑA: !Mama esta niña esta muy sucia, y huele muy feo!.

MUJER CON NIÑA: Lo se cariño, caminemos rápido. No se como dejan que


este tipo de gente este en la calle entre la gente decente en esta noche tan
hermosa.

NIÑA: Mira su vestido, mama. ¡Esta tan viejo!.


PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Lo siento, pero esta es la única
ropa que tengo. Y acabo de perder los zapatos de mi mama.

MUJER CON NIÑA: Ese no es mi problema, de todas maneras no tenemos


dinero. Acabamos de comprar todos los regalos de Navidad, y si lo tuviera,
no te iba a comprar cerillos. Así, que aléjate de nosotras.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Pero solo cuestan diez centavos.

MUJER CON NIÑA: No, niñita, ya te lo dije.

(La Pequeña Vendedora de Fósforos se queda parada temblando de frío


mientras la nieve cae. Ella intenta vender cerillos a la gente que pasa)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Señor, señor por favor. ¿Le


gustaria comprar cerillos?. Son mágicos. Cuando enciende uno, todos sus
deseos se hacer realidad.

HOMBRE: ¡Esas son tonterías!. Son cuentos de hadas. ¡Aléjate de mí!.


PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Pero, señor, por favor cómpreme
un cerillo. Su luz le dará la navidad mas maravillosa.

HOMBRE: Ya te dije que no. ¡No los necesito!.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: De verdad, cada cerillo es diferente.

HOMBRE: Hoy no quiero cerillos. ¿Por qué no te vas a casa?. Hace mucho
Frio.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: No puedo señor, mi papa me dijo


que no regresara a casa hasta que los vendiera todos.

HOMBRE: Bueno, lo siento por ti, tal vez alguien mas quiera comprarlos.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Tal vez. Tal vez.

HOMBRE: Adiós.
(La niña se queda parada temblando de frío)

MUJER DESAMPARADA: Oye, niña. ¿Que vendes?.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Vendo cerillos. ¿Quiere comprarme


unos?.

MUJER DESAMPARADA: ¿Estas bromeando?. ¿No ves que soy tan pobre
como tu?.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Oh, lo siento. Tengo que venderlos


todos y llevarle el dinero a mi papa, de lo contario, me pegara.

MUJER DESAMPARADA: Bueno, se esta haciendo tarde, y tengo que buscar


refugio ya que no me siento bien. Buena suerte, y espero que vendas todos
tus cerillos para que puedas irte a casa pronto.

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Adiós, y feliz navidad.

(La niña se queda parada tratando de vender cerillos a la gente que


pasa. Después se sienta en el suelo y tiembla de frío)
PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Oh, como quisiera poder cubrirme
con algo. ¡Mis manos y mis pies estan fríos!.

(La niña ve los cerillos y enciende uno)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Encenderé un cerillo para


calentarme los dedos un poco. Ah, ya me siento calientita.

(A lo lejos ve una luz)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Que luz tan maravillosa!. ¿Que es


eso que esta allá?. Ah, es una estufa. Mis pies y mis manos se sienten
calientes.

(El cerillo se apaga)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Oh, me sentí tan bien, encenderé


otro cerillo. No, no puedo, necesito el dinero para mis hermanos.

(La niña enciende otro cerillo)


PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: Oh, veo una mesa llena de comida
deliciosa. Hay pavo, cordero, pescado, manzanas, y pastel. ¡Quiero comerme
todo!. Me siento tan comoda en este lugar.

(El cerillo se apaga, y ya no ve la mesa llena de comida. Enciende otro


cerillo)

PEQUEÑA VENDEDORA DE FÓSFOROS: ¡Que hermoso árbol de


navidad!. Es como el que veo en las casas de la gente rica. ¡Esas luces son
como estrellas brillantes!. Y hay tantos regalos debajo del árbol. Como
quisiera darles unos regalos a mis hermanos. (Intenta tomar una luz pero el
cerillo se apaga. Mira hacia el cielo y ve luces brillantes) Oh, es una estrella
fugaz, alguien va hacia el cielo en este momento. Una alma va hacia
Dios. ¡Es verdad lo que me decía mi abuela!. (Enciende otro cerillo y ve a su
abuela frente a ella)Abuela, llévame contigo. Se que desaparecerás cuando
este cerillo se apague. Desapareceras como la estufa, la comida, y el arbol de
navidad. (Enciende todos los cerillos).

ABUELA: Ven, mi niña, ven conmigo y abrázame. Iremos a un lugar donde


no hay hambre, dolor, ni frío. Ahora iremos a la casa de Dios.

(Los cerillos y las luces se apagan. La luz se enciende y la niña esta sentada
con los cerillos quemados en su mano. Un hombre pasa y la ve)

HOMBRE EN LA CALLE: Pobre niña, murió de frío. ¡Y en Año Nuevo!.


MUJER EN LA CALLE: Que tristeza. Trato de calentarse con los cerillos,
pero ya esta en la Gloria del Señor.

FIN

Autor: Hans Christian Andersen

Adaptado por: K I D S I N C O

Moraleja: No perder la esperanza. Ayudar a los necesitados y menos


afortunados.

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