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Hay que reconocer que han habido avances importantes en el país respecto a la
participación en temas como la planeación y los presupuestos participativos, el control
social de la gestión pública, las constituyentes municipales, la construcción de políticas
sectoriales además se ha acrecentado el interés de diferentes grupos en los asuntos
públicos y se ha producido un acercamiento de las autoridades a la población.
Considero que hoy la realidad es otra porque en nuestro sistema político y social los
cambios han sido pocos para superar la exclusión y los vicios políticos. Nuestra
democracia no se ha fortalecido como era la intención de la constituyente solo está
escrita en papel en sus artículos para cumplirla, por el contrario luce más impotente ante
los nuevos y mayores retos que le imprimió la Carta del 91 en materia de participación,
hemos visto como la dinámica y cambiante política y la toma de decisiones van en
contravía y se realizan en procesos cerrados, unilaterales y excluyentes.
Hay que entender que no todas las decisiones son de competencia de los representantes
que elegimos democráticamente, sino que algunas pueden ser complementadas o
modificadas directamente por el pueblo a través de figuras como el plebiscito, el
referendo, la consulta popular, la iniciativa popular y el cabildo abierto y algo muy
importante que debemos saber es que las decisiones que adopten dichos representantes
pueden ser controladas a través de la revocatoria del mandato si no cumplen con sus
programas de gobierno.
Siendo un ejemplo claro el proceso ejercido por unos ciudadanos en contra del Alcalde
de Bogotá para que dejara su cargo a través de un mecanismo escrito en la constitución,
el cual tuvo como resultado que el El Consejo Nacional Electoral, encontrara
irregularidades en los informes de gastos e ingresos de los promotores resolviendo que
el proceso de revocatoria fuera hundió, así quitándole al pueblo un derecho
constitucional estando en democracia.
Existen problemas no superados, entre los cuales están la falta de conciencia de muchos
ciudadanos y ciudadanas sobre sus derechos (desconocimiento de la ley), la
conformación de líderes sociales que se han ido alejando poco a poco de su base social
y actúan en función de sus propios intereses; la burocratización de los espacios de
participación ciudadana y la ineficacia de estos últimos para resolver problemas
sentidos
Uno de los factores que ha contribuido a que esos problemas no hayan sido superados
del todo es la ley que regula el ejercicio de la participación. Este presenta deficiencias
de fondo que deben ser corregidas para que la participación produzca mejores
resultados. Entre ellas hay que señalar el alto grado de dispersión de las normas, el
exceso de requisitos exigidos para hacer uso de los mecanismos de participación directa
y el alcance restringido de las instancias creadas, en su mayoría consultivas y de
vigilancia a la gestión pública. Es necesario modificar ese marco de regulación, de
manera que la norma facilite, en lugar de obstaculizar, el ejercicio de la participación
ciudadana.
Para fortalecer una cultura política y ciudadana considero además se debería tener en
cuenta prestar más atención a los asuntos que interesan a los jóvenes y priorizar sus
necesidades y preocupaciones, comunicarse interactivamente con ellos. Tener en cuenta
a las mujeres, dando pasos hacia el establecimiento de más cuotas políticas y
asegurando una presencia igualitaria y de los grupos más desfavorecidos en las ramas
juveniles de los partidos.