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Taller 1 Listo
Taller 1 Listo
I. De acuerdo a los textos de Pedro Rentería y María Loreto Nervi. ¿Cuáles son los
principales problemas que ha debido enfrentar la pedagogía para considerarse
como una disciplina científica? Y ¿Cuáles son los principales desafíos que
implica ser pedagogo en la actualidad?
Uno de los principales problemas que se han encontrado presente a lo largo de los últimos
100 años es el debate y la dicotomía entre Ciencias de la educación y Pedagogía
propiamente tal. Las ciencias de la educación han presentado diversas conceptualizaciones
sobre la pedagogía y la educación, han construido teorías, hecho marco teóricos y
referenciales, han logrado crear toda una teoría y técnica de como abordar el problema de la
educación, pero sin embargo todo este material parece presuntamente desvinculado de la
realidad y del aula, en todas sus acepciones. Esta desvinculación de la realidad se denomina
‘’Tecnocracia’’, y es el antagonismo a la realidad presente en la educación. Esta
tecnocracia, tecnificación de la pedagogía, inhibe que esta pueda convertirse en una ciencia.
Esta problemática se hace cada vez más presente en la disciplina entre 1920 y 1940, donde
comienza una tecnificación de los docentes y de los procedimientos educativos, esto se
traduce en una incipiente profesionalización de los docentes, en la elaboración de planes de
estudios, de metodologías y prácticas, de métodos de aprendizaje tales como el
conductismo y la relación enseñanza-aprendizaje. Por otra parte, se implementa el sistema
productivo taylorista en la escala económica, lo que repercute en la educación y la
pedagogía, aumentando el control en los procesos educativos y la eficiencia social de la
educación, es decir, aquí la disciplina comienza a ser funcional al sistema económico, que
a su vez implementa la tecnificación de las fábricas. En la educación, el profesor y/o
autoridad se propone como administrador del planteamiento, es quien controla los
resultados y quien controla la dinámica educativa en general, se le resta importancia a la
filosofía y a la teoría, al contrario de la técnicas de evaluación y métodos de enseñanza. En
conclusión se desintelectualiza al profesor, lo vemos con poca autonomía docente,
observamos su profesión desvalorizada, restándole la posibilidad de pensar la escuela, la
cultura, y de su potencial transformador de sociedad y de sujetos. Es por esto que este
proceso no debemos observarlo de manera separada, y aquí los autores hacen hincapié en la
visión totalizadora, ya que este fenómeno de tecnificación se da en el plano educativo y
económico.
Los principales desafíos que deben asumir los pedagogos en la actualidad son desarrollar la
investigación científica sobre la pedagogía misma, ya que en su mayoría quienes ejercen
este trabajo son intelectuales alejados de la realidad misma de la sala de clases, y que
tienden a reducir y limitar la labor/rol del pedagogo en una relación de “enseñanza-
aprendizaje”; por lo tanto, ser partícipes activos y protagónicos de una nueva concepción y
construcción disciplinaria con carácter científico, analítico, epistemológico y reflexivo a la
vez, donde las prácticas y saberes pedagógicos adquiridos mediante la experiencia en el
aula no queden fuera de las investigaciones. La “tecnocracia” es un punto de consenso,
pues queda en evidencia que este enfoque o concepción de la educación como algo
“técnico” es insuficiente para abarcar las complejidades de la pedagogía, deja fuera la
relación humana que se establece en el rol del pedagogo. Hoy vuelve a surgir la necesidad
de comprender de forma fundada y ética los procesos y como operan estos en la educación
institucional, pues la pedagogización de la sociedad se ha vuelto una necesidad global y
prioritaria, dejando atrás la hegemonía impuesta sobre una educación que funciona como
una maquinaria que no deja de operar. También lidiar con un Ministerio de Educación que
va funcionando de manera coyuntural acorde a las demandas sociales que se van dando a
través del tiempo, sin tener un seguimiento y supervisión de los agentes correspondientes
(entre estos consideramos responsable también a estudiantes y profesionales de la
educación); la falta de investigación que perdure en el tiempo, que sea distinguida y
reveladora de grandes falencias en el sistema educacional chileno, que tenga un impacto
social considerable que incite a una reflexión rigurosa. El pedagogo que asume la
pedagogía como ciencia disciplinar debe asumir su tarea de trabajar- crear-investigar los
estudios sobre educación desde una realidad y acción empírica que vive día a día, buscar
una praxis educativa que logre traspasar a sus estudiantes y que incite una transformación
social y cultural.
II. De acuerdo al texto de María Loreto Nervi y Hugo Nervi ¿Cuáles son los
principales derroteros históricos del campo pedagógico en Chile? ¿Qué
relevancia han tenido las concepciones tecnicistas al interior del campo
pedagógico? ¿Qué problemas se asocian a dicha concepción?
El campo pedagógico chileno tiene su hito inicial con el Instituto pedagógico a finales del
siglo XIX, fue una de las primeras instituciones ligada al tema de la educación que mermo
distintas áreas, y en especial a la formación de docentes. En esta misma época se envían
delegados chilenos a observar los modelos educacionales europeos, en especial el modelo
educacional Alemán. Llegan a Chile profesores alemanes y administradores de la
educación. Este modelo ha estado presente a lo largo de la historia de la pedagogía en
Chile, nunca se ha cambiado este modelo estructural, solo ha mutado en relación a otros
hitos del campo global y de la realidad nacional. Este modelo Alemán, llamado también
prusiano, se instaló de manera muy ingenua en Chile, ya que no corresponde a una mirada
reflexiva de la realidad nacional, si no que solo se propuso e impuso, terminando en
consecuencias y en los problemas educacionales y de la sociedad chilena que todos
conocemos tan de cerca. En esta época hay una fuerte tradición conservadora y católica.
Desde el estado se ejecuta la ‘’Ley de instrucción primaria’’, y hay fuerte efervescencia
social. Innovador es el hecho que el movimiento obrero por estos tiempos, crea sus propias
escuelas, por supuesto a sus intereses y objetivos. En esta época la producción pedagógica y
los debates continúan estancado y no tienen la complejidad que veremos más adelante.
Alrededor de 1930, superada la gran depresión, el sistema productivo taylorista toma fuerza
en las fábricas y el trabajo técnico y mecánico comienza a dar sus primeros pasos y
resultados. Este modelo económico merma de manera aguda la educación en general, y
aquí vemos como la tecnificación y/o técnica se hace presente en la educación. Aquí las
técnicas de evaluación, de aprendizaje y el contenido son los elementos protagonistas de la
educación. Podemos observar como el sistema económico merma las otras aristas de la
sociedad moderna, en este caso la educación absorbió toda la innovación industrial.
Hasta mediados del siglo XX, el debate sigue siendo débil y poco complejo, ya que estuvo
muchos años estancado y dominado por las ciencias de la educación, la pedagogía no tiene
ni papel secundario, ni protagonista, ni siquiera antagonista.
Con el comienzo de las nuevas concepcionrd, y la aparición de una teoría critica comienza
a tomar curso la ‘’pedagogía critica’’, y los antiguos debates comienzan a ser retomados y
articulados en pro de una transformación educacional. En Chile, podemos observar en 1967
la reforma educacional, que si bien no promovió un cambio estructural, se implementó de
lleno nuevos planes de estudios, se redujeron efectivamente los niveles de filosofía en la
escolaridad, y se sustrajo gran parte de la teoría, en pro de procedimientos técnicos, de
pensamientos y conductas pre establecidas.
Desde esta época, y sumado a la ‘’revolución teórica’’, (Mayo francés, 1968), es donde
entra de lleno el debate por el protagonismo en el campo educativo. Ahora es efectiva la
dicotomía entre Ciencias de la educación y pedagogía, y además se suman nuevas
problemáticas y tensiones.
Las concepciones tecnicistas han tenido total relevancia al interior del campo pedagógico,
moldeando progresivamente la estructura educativa y los lineamientos generales que
responden al modelo de sociedad industrializada. En este sentido, lo técnico construye la
concepción de “eficiencia social”, lo que se centra principalmente en controlar los
resultados a través de objetivos pre establecido. Así, la base del proyecto se encuentra en
los recursos de enseñanza-aprendizaje, lo que se traduce en el desarrollo puntual de los
métodos de enseñanza, y no en los saberes disciplinarios como tal. Con esto, desaparece o
se invisibiliza el trabajo reflexivo sobre el saber y la cultura, convirtiendo al docente en un
operario de la “fábrica” educativa. Lo anteriormente expuesto se justifica en la constitución
de un saber pedagógico que entregue respuestas sistemáticas a los estudiantes, llevándolos
desde la inmadurez a la madurez, y a su vez, construyendo sujetos funcionales al sistema
productivo. Al existir una mayor tecnificación de lo educativo, se desvincula la ética y lo
político del saber pedagógico; en otras palabras, el profesor se des intelectualiza y deja de
ser un agente cultural por la misma tecnificación de lo pedagógico y el debilitamiento de su
saber.
Estos autores y otros, deciden posicionarse desde el campo pedagógico, de partida porque
los cuatro autores son pedagogos, pedagogos críticos, son defensores y creyentes de la
práctica contra hegemónica de la pedagogía. Uno de los roles del pedagogo debiese ser el
formar sujetos con potencial transformador de la sociedad y/o sujetos ‘’conscientes’’ y
‘’liberados’’(digo liberados, en torno a que la educación debiese ser el pilar fundamental de
la liberación de los sujetos, en cuanto a saber las practicas de dominación y control de los
cuerpos en la sociedad actual). Conocen el debate clásico en torno a las ciencias de la
educación, de hecho creen que estas dos aristas (ciencias de la educación y pedagogía)
pueden tensionarse en el aula, ya que las ciencias de la educación, no son limitantes del
actuar del pedagogo en el aula, ni en su disciplina. Esta no-limitación se da en el campo de
los sujetos y lo intersubjetivo, no de las disciplinas mismas, si no en la relación y dinámica
del pedagogo con sus interacciones, llámese aula, colegio, sociedad, alumnos, etc.
Los autores ven en la pedagogía, una mirada compleja y propositiva, y también la ven
como un fenómeno de cambio, de futura transformación cultural, social, política, entre
otras. Por el contario, las ciencias de la educación se reducen a un conocer fragmentado y
explicativo. Por otra parte, todos creen en el rol transformador de la educación, pero
además le otorgan a la pedagogía, la acción educativa, es decir, en esta disciplina debiese
estar todo el entramado de la educación. Y, siguiendo la línea de las propuestas de estos
autores sobre el posicionamiento desde el campo pedagógico, es que mencionan y se
mueven entre la acción educativa como ‘’formación’’, en el sentido literal, de la
construcción de nuevos sujetos, en la ‘’intervención’’, dentro del aula, y porque no
interpretar de otros tipos de intervenciones, tanto en el plano socio-cultural, territorial,
escolar, también plantean la direccionalidad y/o orientación de la pedagogía, es decir hacia
donde va enfocada y con que objetivo.
Por último, los cuatro autores coinciden en el sentido emancipatorio de la educación solo a
través de la intervención pedagógica.
Todas estas tensiones, problemáticas y propuestas, son parte de los últimos 100 años de
debates en torno a la escuela, a la escolaridad, y a la pedagogía. Creemos que son de suma
importancia, ya que la nueva oleada de pedagogos críticos tiene que ir enfocada a resolver
estas cuestiones en la interacción en el aula o creando nuevas formas de educación. En
tiempos donde la escuela moderna esta en constante crisis, y donde se ve un incipiente
aumento de las tensiones sociales, tener en cuenta el potencial transformador de la
pedagogía y la visión totalizadora de esta se vuelven protagonista en el debate y en la vida.