Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Veinticinco años sin Servicio Logístico de Sanidad Militar. La Salud Militar ha tocado fondo.
En ninguna etapa de nuestra vida republicana ha existido tanto desprecio por la salud del pueblo. Jamás nuestra
Institución había atravesado por una situación tan crítica e indignante; la salud del militar aniquilada, en la
condición más deplorable. Durante los últimos veinticinco años la impudicia, negligencia e ineptitud de los
mandos militares y los generales que administraron las Direcciones de Sanidad Militar ha trastocado el sistema.
El fracaso de los generales nos ha conducido a este estado de miseria moral y física. Coparticipe, por qué no,
nuestra pasividad, tibieza, egoísmo y quemeimportismo.
Se constata que todos los países han implementado la Seguridad Social Militar en un régimen de administración
directa que contempla la cobertura integral de salud al militar y su familia, gestionada por el Servicio Logístico
de Sanidad Militar, el uso intensivo de las Unidades de Salud Militar, la infraestructura sanitaria institucional y
el aprovechamiento de la operatividad logística militar.
Nuestro país mantiene un sistema de seguro de salud militar excepcional, diferente, sui generis. El seguro
médico se concede al militar a través de un organismo autónomo, tercerizador, extraño al régimen militar, que
contrata los servicios de sanidad institucionales y de terceros, administra los aportes y factura los servicios. La
función que cumple el ISSFA es de “facturadora”, la capacidad de facturación no supera los 40 millones de
dólares.
La falta liderazgo, incapacidad, desconocimiento, falta de información, desinterés, falta de sentido común, han
originado el cometimiento de los absurdos más dramáticos en materia de prodigación y administración de los
servicios de salud de nuestras Fuerzas Armadas. La insuficiente infraestructura y recursos con que se
administra el Servicio Logístico de Sanidad Militar pinta de cuerpo entero la vergonzosa ineptitud de los mandos
Sobran los recursos financieros pero se han implementado las limitaciones más severas y humillantes. La
onerosa contratación de servicios externos que no puede dispensar el hospital militar de especialidades (tercer
nivel), pinta de cuerpo entero la insuficiencia y limitaciones.
Del Seguro de Salud se tomaron recursos que se los destinaron al Seguro de Cesantía. El Ministro “corcho”
Cordero dispuso al ISSFA transferir al Estado 140 millones de dólares provenientes del Seguro de Salud. Se
logró mantener esta reserva, pero a qué precio. Pronto la deuda del Estado al ISSFA superó los 400 millones
de dólares, ¿Dónde estará esa platita que no se supo invertirla?.
Los tres Niveles de atención de la salud en los que se atienden los pacientes se disponen en una “pirámide”
bien configurada; la OMS y la OPS determinan que de cada 20 pacientes que buscan al médico, 17 requieren
el especialista del Primer Nivel (Consultorio del especialista, Dispensario Médico). Con excepción de las
Fuerzas Armadas, las instituciones de salud nacionales han dispuesto consistentemente sus instalaciones en
la “pirámide” estructural. La ineptitud de los generales no se la pude llamar miopía; la incapacidad de distinguir
la forma de una “pirámide” de la de un “pondo” se define como agnosia visual, autistas, burriciegos. Tal es lo
que se comprueba del análisis de la capacidad instalada del sistema nacional de salud:
1 1
NIVEL 3 3 1
1 1
27 2 2
NIVEL 2 17 1
85 1
NIVEL 1
21
1.127 -152 649 66 17
LA SOLUCION:
1. Lo natural, lo obvio, desarrollo del Servicio Logístico de Sanidad Militar. Implementación de los Dispensarios,
Centros Médicos o Consultorios de especialistas pertinentes al Primer Nivel de Salud, requeridos en las
principales plazas del país.
Si se considera que cada dispensario deberá tener unos trece consultorios, sala de emergencia, exámenes,
servicio de rayos x y ecografías y farmacia, se estima que la inversión requerida por cada centro
(estimativamente 400 m2 de construcción), mas equipamiento, no sobrepasa el medio millón de dólares. La
implementación de unos diez dispensarios recuperaría en algo los 25 años perdidos infamemente.
En cada centro prestarían sus servicios profesionales catalogados especialistas contratados que atenderían
a medio tiempo, dígase dos turnos por especialidad. Se habría resuelto el indigno y humillante diferimiento
de turnos de atención médica de hasta medio año que soporta el paciente militar, sus dependientes y
derechohabientes.
2. Personalmente considero que no sería conveniente crear una empresa privada de salud prepagada.
La inversión, gasto, esfuerzos y el intrincado trámite de crear en nuestro país una compañía de seguros,
resulta más que proverbial. Comprobamos lo que ha pasado con más de siete aseguradoras de salud
prepago que han ido a la quiebra a causa de las perversas, inconsultas y atolondradas regulaciones
impuestas por el correismo.
Desde luego que si nos organizamos y emprendemos en esta empresa, lo podemos, nada nos detiene,
¡claro que sí!
3. La contratación de servicios de salud con la empresa privada resulta poco menos que aventurada. El tiempo
ha demostrado que la privatización del seguro social, además de ser “socialmente inviable” puede resultar
deshonesta e impracticable. Pruebas al canto: la capitación fracasada en Colombia, la privatización
en Chile y El Salvador. En nuestro país, los centros de salud privados a los que han sido derivados
pacientes del servicio público reclaman al Estado un adeudo de casi 300 millones de dólares.
Además de financiar la salud, estos programas tienen que afrontar los elevados costos
administrativos de los oferentes, que no son “empresas sin ánimo de lucro”.
Quien intente llevar a cabo este escenario, debe poner los pies en el suelo, estimar acertadamente
el costo de los servicios contratados y, sobretodo, apreciar perfectamente la estrechez e
insuficiencia económica en que se debate el Seguro de Enfermedad y Maternidad con la vigencia
de la Ley de Fortalecimiento o Ley Patiño. Más que preocupante el insignificante presupuesto de
salud del ejercicio 2017, apenas US$ 34’137.950.
4. Completamiento de la infraestructura mínima de Salud Primer Nivel para el colectivo militar de 250.000
personas, a cargo del Servicio Logístico de Sanidad Militar; la administración del servicio será de cargo de
la Seguridad Social Militar Complementaria.
La ineptitud, negligencia e insensibilidad de los siniestros generales frustrados, que impávidos mantuvieron
el actual sistema durante un cuarto de siglo, exige la intervención institucional de sectores capaces de llevar
a cabo el derecho primario a la salud del militar y su familia.
Como soldado asumo que podemos y debemos exigir que Fuerzas Armadas recuperen de alguna forma el
camino y rumbo perdidos tan ignominiosa, negligente y torpemente.