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PROYECCION SOCIAL

PROFESOR: PALMA CASTILLO , LUIS CARLOS


CURSO: SEMINARIO DE DERECHO
ADMINISTRATIVO
TEMA: HISTORIA DEL DERECHO
ADMINISTRATIVO
ESTUDIANTE: MIRANDA DIAZ, ELIZABETH EMPERATRIZ
TURNO: NOCHE
CICLO: XII
FECHA: 26 DE NOVIEMBRE DEL 2016

2016
INDICE

PAG.

INTRODUCCION...……………………………………………………………....1

CAPITULO I………………………………………………………………………2

CAPITULO II……………………………………………………………………...6

CAPITULO III……………………………………………………………………23

CONCLUSIONES……………………………………………………………….28

CRITICAS.…………………………………………………………………….....29

SUGERENCIAS…………………………………………………………………30
INTRODUCCION

El presente trabajo tiene por finalidad identificar a través del tiempo, el naci
miento evolución y modernización del Derecho Administrativo; los aconteci
mientos suscitados, la incorporación de nuevas terminologías o modelos en
el derecho administrativo; el cambio de un sistema monárquico en donde el
Rey era el único que tenía injerencia y autoridad dentro de su feudo en tem
as de los derechos de sus súbditos; ya sea con decisiones acertadas y otra
s no; a un cambio de sistema Liberal; donde la participación del pueblo era
más activa pero siempre beneficiándose aquellos que ostentaban el poder
en beneficio propio; así como, la participación del Estado en favor de intere
ses públicos donde se le daba prioridad a temas mas sociales como: la se
guridad social, los servicios básicos del pueblo, etc.

Para la realización del presente trabajo, se ha tomado como material de co


nsulta la Internet, la cual después de recurrir a una variedad de paginas na
cionales e internacionales, se ha podido extraer pasajes importantes, los cu
ales no permitirán tomar conocimiento de la verdadera “historia” del Derech
o Administrativo antes y después de la Revolución Francesa en 1789; la tra
nsición que sufre esta rama del derecho público, la cual es considerada en
comparación con otras ramas del derecho como una de las más jóvenes en
lo que concierne a la relación con el Estado. A continuación, se hara una br
eve reseña de la historia del derecho administrativo durante la edad media,
moderna y contemporánea.

CAPITULO I

1
DERECHO ADMINISTRATIVO

CONCEPTO

Es el Conjunto de normas jurídicas muy numerosas que tienen por referenc


ia común a la Administración Pública. Esas normas regulan la organización
administrativa, la actividad de la Admón., sus relaciones con otros sujetos d
e derecho (privados y públicos) y los controles jurídicos a que aquélla está
sometida. Se funda en principios propios y característicos y en un conjunto
de conceptos, técnicas y reglas de integración que lo diferencia de otras ra
mas del Derecho.

La Administración Pública es una Organización muy extensa y compleja, do


tada por laley de personalidad jurídica que constituye un sujeto de derecho
que interviene en relaciones jurídicas de distinta naturaleza y contenido. Ac
tualmente son más de ochos mil en nuestro país y es una organización púb
lica que forma parte de los poderes públicos y constituye el más voluminos
o: consume e invierte más recursos públicos, tiene a su servicio a la mayor
parte de los empleados públicos y se relaciona más frecuentemente con los
ciudadanos.

Forma parte del Poder Ejecutivo, y a diferencia del Poder Legislativo y Judi
cial, es unpoder activo por excelencia ya que no se limita a dictar normas ju
rídicas, sino que también aprueba normas generales (reglamentos) y puede
resolver conflictos o controversias aplicando el Derecho o mediante el arbitr
aje, ya que cuenta con una potestad sancionadora muy extensa, sin perjuic
io de la que ejercen los Jueces y Tribunales penales y con subordinación a
la Justicia en todo caso.

Provee cotidianamente a las necesidades generales: supervisando, control


ando, autorizando y ordenando actividades privadas, prestando servicios a
los ciudadanos o contratando y gestionando infraestructuras públicas. Todo
ello, en ejecución de planes y programas que, con frecuencia, la propia Ad
ministración elabora y que son aprobados por sus órganos superiores, y cu
idando de la obtención de los recursos necesarios, de la gestión interna de
su numeroso personal, distinguiéndose así bien de otros poderes públicos d
esde el punto de vista funcional.

No obstante, no siempre los poderes públicos cumplen sus fines y realizan


sus funciones sirviéndose de organizaciones administrativas dotadas de pe
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rsonalidad jurídica pública y regulada por normas de Derecho administrativ
o. Algunas funciones y los recursos públicos necesarios para prestarlas a e
ntidades con forma jurídica privada, sociedades o fundaciones, o formas pri
vadas de organización para realizar actividades no mercantiles o industriale
s, sino tradicionalmente administrativas (ej.: cooperación internacional) y su
fragadas íntegramente o en su mayor parte con fondos públicos. Además, u
tilizan a veces el Derecho Privado en sus relaciones jurídicas ya que contra
tan parte de su personal con sujeción al Derecho laboral en vez de funcion
arios en régimen de Derecho Administrativo o contratos con terceros regido
s por las leyes civiles o mercantiles.

Pero en las últimas décadas se observa una tendencia más acusada a valo
res del Derecho privado, como régimen jurídico de muchas actividades adm
inistrativas junto a la utilización de formas privadas de personificación que p
ermiten hablar de HUÍDA DEL DERECHO ADMINISTRATIVO.

ESENCIA DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

La esencia del Derecho administrativo radica en la defensa de los derechos


de los ciudadanos en sus relaciones con la Administración, y ésta a su vez l
a racionalización del ejercicio del poder público en beneficio de la colectivid
ad.

La Administración, a diferencia de los particulares, no tiene fines propios, si


no que es una institución cuya única razón de ser y cuya fuente de legitimid
ad es actuar para satisfacer los intereses generales o públicos.

El interés general, de acuerdo con los valores y principios de la Constitució


n, se define por los Parlamentos o Asambleas Legislativas a través de las l
eyes, y por los Gobiernos al ejecutarlas y desarrollarlas.

Para la gestión de los intereses generales, las leyes atribuyen a la Administ


ración Pública un conjunto de prerrogativas, y en virtud de ellas puede ado
ptar decisiones unilaterales con fuerza jurídica vinculante (de obligado cum
plimiento).

Las normas de Derecho administrativo confieren poderes a la Administració


n que la sitúan en posición de supremacía sobre los particulares. En este ti
po de relaciones los ciudadanos no se en encuentran respecto de la Admin

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istración en la situación de igualdad jurídica que es propia del Derecho priv
ado, pues el interés general no puede quedar sometido a los intereses priv
ados. Estamos en el ámbito del Derecho público que constituye la esencia
del Derecho administrativo.

La posición de supremacía tiene su contrapartida, pues el Derecho adminis


trativo impone límites y condiciones estrictas para el ejercicio de las potesta
des y prerrogativas de la Administración. No sólo atribuye poderes a la Adm
inistración sino que reconoce también derechos a los ciudadanos en sus re
laciones con la Administración. En un Estado de Derecho la legislación adm
inistrativa es igualmente garante de los derechos eintereses legítimos de lo
s ciudadanos.

El Derecho administrativo impone a la Administración una vinculación más f


uerte a la ley. Los gobernantes y administradores públicos, están obligados
siempre a perseguir los intereses generales, en los términos establecidos p
or la ley o el resto de las normas jurídicas. Incluso cuando la ley atribuye a l
a Administración una amplia capacidad de decisión o de iniciativa para el c
umplimiento de sus fines, los gobernantes y administradores deben respeta
r principios y reglas jurídicas generales (la objetividad o imparcialidad, la igu
aldad de los ciudadanos, la proporcionalidad de sus decisiones,…).

De ahí que la Constitución imponga la vinculación plena de la Administració


n a la ley y al Derecho.

La Administración no puede ejercer sus potestades de cualquier manera, si


no que ha de tramitar previamente un procedimiento (salvo caso de emerge
ncia) en el que se recabarán informes, se comprobarán hechos, se practica
rán pruebas, se dará audiencia a los interesados,…. El procedimiento admi
nistrativo es una garantía imprescindible, aunque dilata y complica el proce
so de toma de decisiones.

Por último, el Derecho administrativo regula un conjunto de garantías y con


troles sobre el ejercicio de las funciones administrativas (por su carácter e i
ntensidad) de ámbito privado:

-Controles internos: intervención del gasto público, exigencia de informes p


revios, interposición de recursos contra una decisión ante el órgano superio
r jerárquico que la adoptó,…

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-Controles externos: el control judicial de nuestro país, la Jurisdicción Conte
ncioso-Administrativa.

CAPITULO II

HISTORIA DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

La doctrina administrativa ha sostenido que para la creación y existencia de


l derecho administrativo se requiere la concurrencia de dos condiciones o p
rincipios, a saber, la existencia de una Administración suficientemente desa
rrollada y la aceptación del principio según el cual la Administración, rama d

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el ejecutivo, está sometida a la ley. Por consiguiente, a través de estos dos
principios hacen posible y necesaria la creación del derecho administrativo
y, por tal razón, la doctrina ha afirmado que Francia fue el primer país que r
eunió estos dos elementos fundamentales que hicieron posible la creación
de esta disciplina.

En efecto, su origen próximo lo encontramos en la época inmediatamente p


osterior a la Revolución Francesa, sin embargo, podemos encontrar alguno
s antecedentes en la época de la Monarquía.

Época de la Monarquía

Puede decirse que el derecho público existe como tal desde que existe la ci
vilización, ya que por muy simples que fueran los sistemas políticos siempr
e han necesitado de normas que rijan las relaciones entre el poder y los sú
bditos. Pero a pesar de ello y de que las garantías judiciales alcanzaron ya
en el Antiguo Régimen un notable estado de desarrollo, no puede hablarse
todavía en esta época de derecho administrativo porque no existe aún la A
dministración Pública. Además, es muy difícil hablar en esta época de una j
usticia administrativa, aunque, ya entonces, existían órganos contenciosos
y recursos en materia administrativa; la realidad de los hechos exige rechaz
ar su carácter jurisdiccional puesto que lo que se trataba era de crear una e
specie de tribunal dependiente del Rey que presentara los súbditos la apari
encia de la justicia sin aplicarla en realidad.

Por tanto, no existe una conciencia unitaria de la Administración y, mucho m


enos, un derecho que regule su actuación ni una jurisdicción unitaria que c
onozca de sus actos, lo que sólo será posible tras la Revolución Francesa.

No obstante, debemos mencionar, que en esta época ya se conocen algun


os tribunales especializados en asuntos administrativos. Por ejemplo las Cá
maras de Cuentas, jurisdicciones para problemas de aguas y bosques y la
Corte de Monedas. Sin embargo, no se podía hablar aún de la existencia d
e un derecho administrativo ni de una jurisdicción administrativa, por cuanto
las actividades de estos organismos estaban regidas por el principio de la s
oberanía del Monarca, que implicaba, a su vez, que "toda justicia emana de
l Rey".

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Es decir, estos tribunales más que juzgar a la Administración, lo que hacían
era defender los intereses de ésta, los cuales, a su vez, eran los del Rey. A
demás, eran organismos dependientes del Rey, hasta el punto que éste po
día en cualquier momento asumir la competencia en relación con algún litig
io, para ser fallado directamente por él. En definitiva, estos tribunales, en lo
s asuntos muy limitados que conocían juzgaban en nombre del Rey, no en
nombre de la comunidad.

El Estado absolutista

El Estado moderno, tal como lo conocemos hoy y es objeto del estudio del
Derecho Público, es la forma de organización política que emerge en Europ
a como consecuencia de la descomposición del régimen feudal. Es un fenó
meno netamente europeo, más precisamente de Europa occidental, que te
ndrá repercusiones posteriormente en América.

El Monarca emerge como una unidad superior y soberana por la concentra


ción del poder que se reúne en sus manos. Los legistas y los post glosador
es contribuirán con su aporte doctrinario y así se elaborará toda la teoría de
la monarquía absoluta y su legitimación por la gracia divina.

Las normas que emanan del Soberano no lo ligan, no pueden autolimitarlo.


Actúa con total discrecionalidad. Los autores alemanes lo denominan el "po
lizeistaat", estado policía, justamente por la concentración del poder en el m
onarca.

El Estado absoluto así considerado, posee sus bases económicas en las co


rrientes mercantilistas que le sirven de apoyo y sustento. Absolutismo y me
rcantilismo se desarrollan y mueren casi conjuntamente.

El Mercantilismo sustituye a la economía agrícola-pastoril de la Edad Media


por un sistema económico basado en el comercio y en el artesanado que c
oincide con el despoblamiento de las áreas rurales. El Monarca dirige todos
los esfuerzos a la acumulación de riquezas. Ello explica el intervencionismo
estatal intensísimo en la vida económica, y ya que es necesario que se ejer
zan fuertes controles sobre la riqueza mobiliaria, el atesoramiento de oro y
plata. Se facilita la expansión colonial, se intensifica la producción industrial

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con destino a la exportación y se tiende a asegurar una balanza comercial f
avorable.

Todo ello implica una política de promoción de las exportaciones y de restri


cción de las importaciones y de adopción de medidas que indirectamente o
peren esos resultados. Se eliminan las barreras locales a la circulación de b
ienes y se establece un sistema monetario basado en el flujo de los metale
s preciosos, controlando fuertemente el mercado de cambios.

Comienza la expansión del Estado burocrático, que dará al sistema francés


de Administración, a partir de Luis XIV, sus rasgos realmente modernos.

El concepto de soberanía forma que da el ser al Estado se expresa fundam


entalmente en la idea de una concentración de poderes, que se ensanchar
á en esa monarquía administrativa de la que tanto se ha hablado a propósit
o de Luis XIV 2°, modelo de soberano a la francesa que ejerce el poder por
medio de una administración regular y bien organizada en sus diversos estr
atos jerárquicos.

La historia contemporánea se complace en subrayar los fundamentos políti


cos del sistema, pero el alcance administrativo sigue siendo poco apreciad
o o incluso se ignora totalmente.

Poco a poco la frase “derecho público" ganará terreno, relegando la expresi


ón antiguamente usual "Derecho común". La obra que en esa época tiene
una importancia decisiva lleva el sugestivo título: "Droit public de la France"
y fue escrita por el abad Fleury. El derecho público se encuentra despojado
de la teoría del poder y definido por la Policía, o sea reducido al mantenimi
ento del orden y al cumplimiento de la justicia.

Ocurre lo propio en la obra de Domat, que expune su mpoi taute teur a de l


a Policía en su "Traité des lois" y el "Droit Public". Puede reconocerse en D
omat al principal fundador de la Ciencia Administrativa francesa liberal, aun
que sólo haya definido de manera adecuada la tarea esencial del Estado g
endarme: mantener la nación.

Hacia el Estado de Derecho

La transición de la época que hemos analizado a esta nueva etapa se prod


uce como consecuencia de la revolución inglesa (1688), la emancipación a
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mericana (1776) y la revolución francesa (1789) y de los pensamientos que
las inspiran.

Claro está que estos hechos no se producen de sí, sino que reconocen la c
onvergencia de una serie de circunstancias que precipitan la caída de la m
onarquía absoluta y el advenimiento del Estado de Derecho:

Esas circunstancias, son entre otras, las siguientes:

a) Las teorías políticas. Hay dos construcciones fundamentales a retener. A


mbas son teorías políticas que fundarán el liberalismo: el principio de divisió
n o separación de poderes y el de la ley como expresión de la voluntad gen
eral.

Cabe acotar que, respecto al primer principio, varios autores de la Escuela


del Derecho de la naturaleza y de gentes habían analizado y distinguido los
atributos del poder soberano, pero siempre concluían que, para que el Esta
do fuera fuerte y estuviera regularmente organizado, debían estar todos es
os poderes reunidos en una sola mano.

En el siglo XVII aparece el principio de separación de poderes en Inglaterra


, durante la revolución puritana, de los protestantes disidentes.

b) John Locke. La primera fórmula teórica será proporcionada por un public


ista: John LOCKE en su obra “Two Treatises of Gobernment" en 1689. Es e
l primer ideólogo reaccionando contra el absolutismo. Dicho autor no admit
e el poder ilimitado del soberano, fundado en consideración al estado natur
al del hombre y del contrato de sociedad, origen del Estado.

Expresa Locke que si el Estado ha nacido para proteger los derechos natur
ales, que no desaparecen con el contrato social, carece de sentido racional
que desaparezcan fácticamente por la instauración de un Estado absolutist
a, cuando el contrato social persigue el fin de proteger, amparar y hacerlos
sobrevivir. Lo que hay que hacer es limitar el poder absoluto y ello se logra
distribuyendo las funciones estatales. Para este autor hay cuatro funciones:
hacer la ley (a la cual las demás funciones deben estar subordinadas); juzg
ar (no le otorga categoría de poder, es un atributo general del Estado); emp
lear la fuerza en el orden interno en ejecución de las leyes (Poder Ejecutivo
); utilizar la fuerza en el orden externo en defensa de la comunidad (Poder F
ederativo).

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Como dice BREWER CARIAS, Locke se limitó "...a racionalizar y sistematiz
ar las funciones de todo Estado soberano, pero realmente no formula una ·
teoría de la división del poder y menos de su separación. Su aporte a este r
especto es sumamente limitado, destacando la supremacía del Poder Legis
lativo sobre las demás funciones. Lo novedoso en Locke radica en la distin
ción de la facultad de legislar y la de utilizar la fuerza en la ejecución de las
leyes.

c) Montesquieu. Es quien enuncia la teoría de la división de poderes, que ta


nta influencia ha tenido en el constitucionalismo moderno, fundamentalmen
te por la conversión de la "división de poderes" en la separación de podere
s" que hiciera a posteriori la Constitución de Estados Unidos de América y l
a Revolución Francesa.

Como bien dice PRAT en la obra de Montesquieu es un estudio de Derech


o comparado de los Estados de su tiempo. Para él la libertad política sólo s
e da en aquellos Estados donde el poder no reside en la misma persona o
en el mismo cuerpo de magistrados, concluyendo que el único Estado que t
iene por objeto la libertad política es Inglaterra y de ello deduce su famosa t
eoría de la división de poderes. Así distingue: 1) la potestad legislativa; 2) l
a potestad judicial de aquellas "que dependan del derecho de gentes" (el pr
íncipe hace la paz o la guerra, previene invasiones, etc.); 3) la potestad eje
cutiva de aquellas "que dependan del derecho civil", (castiga los crímenes, j
uzga las diferencias entre los particulares, etc.).

No debe perderse de vista que Montesquieu escribe en pleno absolutismo -


en la última etapa de éste-, por ello no deja de ser un teórico del absolutism
o y sus concepciones respecto a las potestades estáticas están formuladas
para el Estado absolutista No contesta sobre la pregunta sobre quién ha de
tener la soberanía, sino cómo debe organizarse el poder para lograr ciertos
objetivos 4'.

d) Roussesu. La segunda teoría (la ley como expresión de la voluntad gene


ral) tiene por fuente principal a ROUSSEAU. Frente al Estado absoluto, al p
oder general, este autor levanta el ideal del gobierno y en virtud de las leye
s. Así la ley es "un acto de voluntad general que estatuye sobre una materi
a general".

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En el campo de las funciones estatales, éstas se reducen a hacer la ley y ej
ecutarla (potestad legislativa, potestad ejecutiva). ROUSSEAU no las divide
o separa. El poder es uno solo, el del soberano que resulta del pacto socia
l y de la integración de la voluntad general aunque reconoce y propugna qu
e su ejercicio se cumpla por órganos distintos °'. Sigue la orientación de LO
CKE asegurando la supremacía del legislador y de la ley . Será la base del
moderno derecho público, naciendo el principio de legalidad, y con él, la co
nfiguración del Estado de Derecho.

Teóricamente estos tres autores brindan el arsenal ideológico-político de re


acción contra el Estado absolutista, posibilitando su sustitución por el Estad
o de Derecho garantizador de la libertad. La formulación jurídica la proporci
onará KANT cuando afirma: "Por salud del Estado ha de entenderse aquell
a situación de armonía de la Constitución con los principios del Derecho a q
ue la razón nos hace aspirar obligadamente como un imperativo categórico
"

e) La Revolución Inglesa de 1688. La Corona había entrado en lucha con e


l Parlamento y la disputa, a diferencia de lo que ocurrió en el continente, se
resolvió a favor de éste. La Segunda Revolución Inglesa es también un eve
nto vinculado al protestantismo. Se hace contra Jacobo II, Estuardo. Es dep
uesto en 1688, pero el Parlamento no realiza una mera sustitución en el titu
lar de la Corona sino que impone al nuevo monarca condiciones específica
s en garantía de la libertad política. La monarquía pasa a ser contractual. E
ste hecho es un año anterior a la aparición de la obra de Locke.

f) La emancipación americana. La declaración de independencia se produc


e el 2 de julio de 1776, votada por el Congreso Continental. Los americano
s declararon los derechos naturales del hombre y el principio del gobierno p
or consentimiento contra el poder despótico del monarca inglés. En 1787 s
e reúne la convención constitucional en Filadelfia aprobándose la Constituc
ión. Los "Founding Fathers" como se designa comúnmente en EE.UU. a los
veinticinco constituyentes de Filadelfia, interpretaron la división de poderes
en base a las tres premisas siguientes: 1) existen tres funciones intrínseca
mente diferentes de gobierno: legislativa, ejecutiva y judicial; 2) ellas deben
ser ejercidas por otras ramas o departamentos gubernamentales separado
s; 3) éstos deben ser constitucionalmente iguales y mutuamente independi
entes; 4) el legislativo no puede delegar sus poderes propios.

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Sobre estas bases, la separación de poderes devendrá idea integrante de l
a teología política americana y el sujeto de consideración de alto interés pa
trifitico. Sin embargo, éste se reveló irreal e impracticable en muchas situac
iones, particularmente en las de emergencia, en las cuales es absolutamen
te esencial una acción rápida y decisiva. Por esta razón, en el sistema ame
ricano de frenos y contrapesos, su excesivo uso debió ser mitigado para qu
e no minara o destruyera completamente al propio sistema".

La concentración del poder se opera en favor del Presidente, en detrimento


del Congreso y del Poder Judicial, sin implicar la eliminación de éstos. La s
eparación de poderes prácticamente está abolida sin violación formal de la
Constitución, y la primacía del Presidente se impone porque su dirección es
la única capaz de determinar una política coherente.

Época de la Revolución Francesa

La mayoría de los autores que se han enfrentado con el estudio de la elabo


ración histórica del derecho administrativo, entiende que esta rama del dere
cho nace de la Revolución Francesa. En efecto, la Revolución Francesa fue
una revolución política, social y económica, sobre la cual se va a construir e
l Estado de Derecho y el liberalismo. De hecho, por una parte, significa el fi
n del Estado Absoluto; la organización política que se va a encontrar va a t
ener poderes limitados, no sólo porque el Estado se va a encontrar separad
o en sus poderes para realizar el adecuado balance y contrapeso entre ello
s, sino porque el poder legislativo y a través de él, la ley, va a tener la supre
macía. Frente al poder personal y arbitrario existente con anterioridad, el go
bierno por y en virtud de las leyes va a prevalecer, y de ahí la sumisión del
Estado al Derecho y al Principio de la Legalidad (19). Y, por otra parte, la R
evolución Francesa formula los principios de la filosofía política que perman
ecerán como base de toda la elaboración ulterior: la primacía de la ley, la s
eparación de las autoridades administrativas y judiciales, el liberalismo polít
ico, la igualdad de los ciudadanos ante la Administración y el liberalismo ec
onómico. De esta ideología, algunos componentes se han esfumado, pero l
a mayoría han guardado su autoridad; ellos proveen al derecho administrati
vo, de lo esencial en sus principios generales .

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Por ende, de la Revolución Francesa surge y se irá desarrollando el derech
o administrativo, con distintos ritmos y con diversos matices, según los país
es, como una construcción paralela e inseparable de la del Estado de Dere
cho.

En el modelo liberal burgués que impusieron los revolucionarios de 1789 es


taban los principios y, por tanto, el germen de lo que hoy llamamos derecho
administrativo, aunque no el derecho administrativo entero y cabalmente co
nstruido.

En este sentido, autores franceses tales como Hauriou, Duguit y Weil, alem
anes como Mayer y Merkl e, italianos como Santi Romano, Zanobini y Gian
nini, comparten la opinión de que el derecho administrativo nace de la Revo
lución Francesa. Asimismo, el tratadista español García de Enterría ha form
ulado y defendido esta tesis, afirmando que no sólo el derecho administrati
vo sino todo el derecho público contemporáneo ha surgido de ahí .

En efecto, al triunfar la Revolución se produjo una circunstancia histórica qu


e se convirtió en el fundamento de la jurisdicción administrativa e indirectam
ente del mismo derecho administrativo. Esa circunstancia de tipo histórico f
ue la desconfianza de los hombres de la revolución hacia los Tribunales o P
arlamentos Judiciales que eran los organismos encargados de administrar j
usticia en la época anterior.

De hecho, en los últimos tiempos de la Monarquía, estos parlamentos se ha


bían convertido en verdaderos obstáculos a la política y decisiones del Rey
, pues se idearon mecanismos para no aplicar las decisiones cuando las co
nsideraban improcedentes. En estas condiciones, los nuevos gobernantes t
emieron que los parlamentos llegaran igualmente a entrabar la nueva políti
ca surgida de la Revolución. Además la teoría de la tridivisión del poder en
ramas separadas e independientes (22), hizo pensar que las labores jurisdi
ccionales debían estar completamente alejadas de la administración. En co
nsecuencia, mediante textos de carácter legal se prohibió a los jueces inmi
scuirse en los asuntos de la administración.

Así, la Ley 16-24 de agosto de 1790 (23), estableció que "las funciones judi
ciales son y continuarán siendo separadas de las funciones administrativas
. Los jueces no podrán, bajo pena de prevaricato, inmiscuirse de ninguna m

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anera en las operaciones de los cuerpos administrativos, ni citar ante ellos l
os funcionarios de la administración por razón de sus funciones".

Asimismo, el Código Penal de 1791 da al principio una garantía penal, al tip


ificar como delito la inmisión de los jueces en la acción administrativa (24).

Igualmente, este principio fue elevado a categoría constitucional, mediante l


a Constitución francesa de 1791 (Título III, Capítulo V, artículo 3º), la cual d
eterminó expresamente que "los tribunales no pueden inmiscuirse en el eje
rcicio del poder legislativo, o suspender la ejecución de las leyes, ni en las f
unciones administrativas, o citar ante ellos los funcionarios de la administra
ción por razón de sus funciones".

Sin embargo, esta prohibición tenía graves secuelas desde el punto de vist
a de la ideología política propia de la Revolución, ya que implicaba que la A
dministración no tendría un juez que juzgara su conducta, lo cual podría tra
er como fácil consecuencia la arbitrariedad, quedando así fundamentalmen
te desvirtuado el principio de legalidad, uno de los pilares de la nueva ideol
ogía política, según el cual la Administración debía someter su actividad al
ordenamiento jurídico. Al no existir un juez o autoridad ante quien pudieran
dirigirse los gobernados en caso de considerar que la Administración estab
a actuando ilegalmente, este principio quedaba como un simple enunciado t
eórico.

Ante esta situación negativa, se pensó que la manera de remediar la referid


a irregularidad podría consistir en que los particulares presentaran sus recla
maciones ante la misma Administración. Es decir, se estableció la institució
n de la administración-juez, según la cual, las reclamaciones contra la Admi
nistración eran resueltas por ella misma. Fue así como, mediante la Constit
ución de 1799, fundamentalmente obra de Napoleón, se creó el Consejo de
Estado como una imitación, en algunos aspectos, del antiguo Consejo del R
ey.

Existe casi unanimidad en la doctrina administrativa, al señalar que los apo


rtes filosóficos y políticos de la Revolución Francesa son fundamentales en
la estructura y orientación del Consejo de Estado y de los Tribunales Admin
istrativos de Francia y del mundo. Sin embargo, si bien el Consejo de Estad
o es a menudo presentado, como obra napoleónica, es necesario decir que

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el nombre y sus funciones vienen del antiguo régimen, pero fue Napoleón q
uien supo dar a esta institución un espíritu nuevo y renovado (25).

El término Consejo de Estado engloba todas las formaciones que constituía


n el Consejo del Rey, es decir, que es ante todo un Consejo de Gobierno. E
n efecto, en el sistema antiguo, el Consejo del Rey era una institución ases
ora, un órgano de consulta del Gobierno en asuntos políticos y administrati
vos, lo cual es explicable, pues la Monarquía lo utilizaba para acertar en la t
oma de sus decisiones. En este sentido, podemos resumir las característica
s del antiguo régimen, en lo que respecta al Consejo del Rey, en los siguie
ntes términos:

- Auxiliar al Monarca, con sus luces y consejos;

- Colaborar con el Gobierno en el desempeño de sus poderes, sobre to


do en aquellos asuntos que no eran de conocimiento de los tribunales ordin
arios;

- Su competencia era asesora;

- La elección de los Consejeros. Inicialmente, se escogían entre las gra


ndes personalidades: nobles y prelados, hasta el reinado de Luis XII. En el
reinado de Luis XIV, el Consejo comienza a profesionalizarse y son llamado
s los juristas y expertos en leyes.

- El Consejo es un órgano consultivo de los Reyes en materia de gobier


no y administración;

- El Consejo del Rey realiza una función jurisdiccional indirecta, es decir


administra justicia, cuando el Rey así lo autoriza, y lo hace en nombre de la
Monarquía.

Sin embargo, con la Revolución Francesa cambió todo el sistema monárqui


co. El Consejo del Rey fue privado de sus poderes judiciales por la Ley 27 d
e noviembre de 1790 que los transfirió al Tribunal de Casación. Posteriorm
ente, la Ley 27 de abril de 1791 suprime el Consejo del Rey y organiza en f
orma embrionaria una especie de Estado y un Consejo de Ministros al cual
confía el examen y dificultad de los asuntos de competencia del ejecutivo. N
o obstante, la experiencia de varios años comprobó que una justicia admini
strada por hombres dedicados a la actividad política dejaba mucho que des
ear, lo cual provocó que en el año de 1799 se creara a inspiración de NAP

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OLEON BONAPARTE el Consejo de Estado con independencia de los otro
s organismos del Estado.

El Consejo de Estado creado a inspiración de Napoleón conocía de todos l


os asuntos encomendados al antiguo Consejo del Rey y se distinguían sus
funciones contenciosas, de consulta y de casación, además, de preparar lo
s proyectos de decisiones que debía tomar el Jefe de Estado.

Por otra parte, en la misma época, se crearon en los departamentos los Co


nsejos de Prefectura con la función de asesorar al prefecto (gobernador) en
la misma forma que el Consejo de Estado lo hacía respecto del Jefe de Est
ado.

Ahora bien, la creación del Consejo de Estado y de los Consejos de Prefect


ura como organismos asesores del jefe del poder ejecutivo, implicaba que n
o tenían un carácter jurisdiccional, sino que hacían parte de aquél. Es decir
, que en materia de conflictos administrativos se presentaba el fenómeno d
e la "justicia retenida", en el sentido de que si bien los organismos asesores
estudiaban el caso y proponían la solución, el jefe del ejecutivo "retenía" el
poder de tomar propiamente esa decisión. Esta justicia retenida permanece
hasta el año de 1872, con una breve interrupción desde 1849 hasta 1852, e
n donde empieza realmente una etapa de florecimiento para el derecho ad
ministrativo, con la llamada justicia delegada.

Sin embargo, esta situación fue evolucionando lenta pero progresivamente.


En efecto, en 1806 se creó dentro del Consejo de Estado una comisión con
tenciosa, con el fin de separar la asesoría en materia de conflictos de todos
los demás aspectos que conocía ese organismo, es decir, que se instituyó
una Comisión Contenciosa encargada de centralizar todos los asuntos cont
enciosos que eran presentados al Consejo de Estado. Por tanto, el Consejo
de Estado fue adquiriendo una importancia tal, que empezó a ser mirado co
mo una institución cada día más respetable. Fue así como en un momento
dado, a pesar de que la justicia administrativa seguía retenida en manos de
l jefe del ejecutivo, empezó a considerarse que en la práctica quien adminis
traba justicia era el Consejo de Estado, pues aquél se limitaba a firmar las s
oluciones a los conflictos que éste le proponía. Es decir, a pesar de que teó
ricamente el Consejo de Estado no tenía el poder de decidir, en la práctica
sus puntos de vista eran los que se imponían.

16
Ese auge del Consejo de Estado trajo como consecuencia el que mediante
Ley del 24 de mayo de 1872, se le reconociera carácter jurisdiccional y se i
nstalara el sistema de justicia delegada.

Al respecto, debemos señalar, que la referida Ley convirtió al Consejo de E


stado en un cuerpo judicial autónomo, pues le dio competencia para admini
strar justicia en forma independiente y en nombre del pueblo francés.

El carácter jurisdiccional quiere decir que se le reconoció como juez de la A


dministración y no ya como un simple cuerpo asesor de ella. Con la justicia
delegada ya no era el jefe del ejecutivo quien tomaba las decisiones, sino q
ue ellas correspondían directamente al Consejo de Estado, "en nombre del
pueblo". Igualmente, en ese momento se creó el Tribunal de Conflictos, con
el fin de resolver las dudas que se presentaran en relación con la competen
cia entre los tribunales comunes y los tribunales administrativos. Es decir, s
e creó claramente el sistema de la "dualidad de jurisdicciones", por cuanto l
a tercera rama del poder quedaba dividida en dos brazos independientes e
ntre sí: la jurisdicción común, encargada de los litigios civiles y penales; y, l
a jurisdicción administrativa o contencioso-administrativa, encargada de los
litigios de la Administración.

Sin embargo, la competencia que se le otorgó al Consejo de Estado fue de


carácter especial y no general, lo cual significaba que sólo podía conocer d
e aquellos asuntos que expresamente le otorgara la ley y los demás asunto
s seguían sometidos a la decisión de la misma Administración, bajo el siste
ma de la "administración-juez". Pero el mismo Consejo de Estado puso fin a
esta situación de limitación a su competencia, mediante el arrêt Cadot de 1
889, con lo cual demostró definitivamente el poder jurídico que había adqui
rido a través del tiempo; allí se autoconfirió la competencia general en mate
ria de litigios de la Administración, a pesar de que la ley sólo le confería un
a competencia especial.

Por otra parte, en 1873 se había producido el arrêt Blanco del Tribunal de C
onflictos, en el cual se consagró clara y expresamente el principio consisten
te en que la Administración debe regirse por normas especiales diferentes d
e las aplicables a las relaciones entre los particulares, es decir, que asentó
el principio de la autonomía del derecho administrativo. Asimismo, el referid
o fallo consagró el principio de la responsabilidad de la Administración con r
eglas distintas del derecho privado. E, igualmente, afirmó la autonomía del
17
Consejo de Estado de Francia para administrar justicia en forma independi
ente, así como, la independencia de la jurisdicción contencioso-administrati
va.

A partir de ese momento, el Consejo de Estado Francés continúa creando p


rogresivamente los principios especiales aplicables a la actividad administra
tiva, con lo cual el derecho administrativo va adquiriendo cada día una conf
ormación más clara y definida. Es el caso del arrêt Terrier del Consejo de E
stado Francés, del año 1903, en el cual se exponen principios generales de
l derecho administrativo, especialmente, en lo relativo a la competencia de l
a jurisdicción contencioso-administrativa y la delimitación administrativa y ju
dicial propiamente. De hecho, este fallo tiene un aporte doctrinario de gran
valor, pues en él se enseña que la Administración puede obrar como perso
na de derecho público, pudiéndose ubicar voluntariamente en las condicion
es de un particular.

Por consiguiente, la labor jurisprudencial del Consejo de Estado de Francia


y del Tribunal de Conflictos, ha sido y es una fuente de gran valor para el d
erecho administrativo, de ella se han nutrido las doctrinas y muchos tribuna
les del mundo. En este sentido, ha afirmado uno de los más destacados ad
ministrativistas franceses que "sin la jurisprudencia del Consejo de Estado n
o habría derecho administrativo en Francia" (30), incluso, tanto es así, que
se le ha considerado como guardián de los principios de la Revolución Fran
cesa.

Asimismo, los aportes políticos y jurídicos de la Revolución Francesa, enma


rcan el derecho administrativo, pues sus principios son desarrollados por el
Consejo de Estado Francés, así como por la doctrina del derecho público q
ue sufre dicha influencia.

Ahora bien, como hemos señalado ut supra, el derecho administrativo nace


con la Revolución Francesa. Sin embargo, debemos destacar, que frente a
esta concepción clásica y hasta ahora dominante, no han faltado autores -A
lexis de Tocqueville, Gallego Anabitarte, Jean-Louis Mestre, Cannada Barto
li-, que han defendido la tesis contraria, afirmando que los límites al poder y
la división del mismo son anteriores a la Revolución liberal de 1789; que el
derecho administrativo existió en tiempos anteriores a esta fecha; y, que, p
or tanto, la instauración del denominado Estado de Derecho no es más que
la continuidad de algo que ya existía .
18
En efecto, esta tesis cuyo postulado es absolutamente contrario a la primer
a, en virtud de que niega categóricamente que el derecho administrativo ha
ya surgido como una derivación o consecuencia de la Revolución Francesa
, sostiene que el verdadero origen de dicha disciplina jurídica debe buscars
e en el estadio anterior a la Revolución Francesa, esto es, en el Estado Mo
derno o "Antiguo Régimen", ya que el examen del asunto en el contexto del
desarrollo histórico de ambos períodos lo que revela, según los partidarios
de esta postura doctrinaria, es la existencia de un proceso de continuidad y
perfeccionamiento de las instituciones básicas del derecho administrativo d
urante la Revolución Francesa, precisamente porque habían surgido durant
e el período histórico correspondiente al Estado Moderno.

De modo, pues, que la tesis en comento postula como premisa fundamenta


l que el derecho administrativo surgió en el "Antiguo Régimen", en razón de
que los principios como la división del poder así como los límites del mismo
, ya estaban presentes en el referido régimen, por consiguiente, su aplicaci
ón es anterior a la fecha de inicio de la Revolución Francesa.

En este sentido, uno de los autores que es partidario de esta tesis es el esp
añol Gallego Anabitarte, quien siguiendo a Alexis de Tocqueville (L’Ancien
Régime et la Révolution), afirma que en la Monarquía Francesa ya existía u
na jurisdicción de autoridades reales para asuntos públicos administrativos,
semejante a la que será instaurada después de la Revolución.

Por otra parte, el autor francés Jean-Louis Mestre es partidario de la existe


ncia de la autonomía del derecho administrativo durante el "Antiguo Régim
en" porque, en su criterio, en ese período se aplicaban a la Administración v
erdaderas reglas de derecho, las cuales tenían una finalidad propia y result
aban sustancialmente distintas a las del derecho civil, debido a que esa fina
lidad consistía precisamente en colocarle límites al poder. Por tal razón, co
ncluye, el referido autor, predicando la existencia de la disciplina, haciendo
notar que los juristas del Estado Moderno, a pesar de que conocían sus pri
ncipios y particularidades, desconocían, en cambio, la expresión "derecho a
dministrativo", la cual viene aparecer por primera vez en el siglo XIX.

Asimismo, el autor italiano Cannada Bartoli es partidario de la tesis en estu


dio, pero lo hace con importantes matizaciones, ya que si bien no admite to
talmente, tampoco niega en forma absoluta, la influencia de la Revolución F
rancesa en el nacimiento del derecho administrativo. En efecto, sostiene qu
19
e en realidad debe hablarse de una relación de continuidad entre lo ocurrid
o en el "Antiguo Régimen", y lo que posteriormente sucede con el advenimi
ento de la Revolución, debido a que en el primero nace realmente la discipli
na y en la segunda sus principios fundamentales.

Al respecto, la doctrina administrativa, sin desconocer el valor histórico de l


as investigaciones de los distintos autores partidarios de la tesis contraria a
la concepción clásica, ha señalado que el derecho administrativo no surge
de la nada, sino, precisamente, de la ruptura que la Revolución Francesa s
e proponía hacer del régimen establecido. En efecto, la historia del derecho
administrativo se inicia a partir de la Revolución, pero va ciertamente prece
dida de una prehistoria determinante en muchos aspectos.

Asimismo, ha señalado el catedrático español García de Enterría, que la Ad


ministración y con ella el derecho administrativo (como disciplina jurídica si
ngularizada) nace en el siglo XIX de la mano de los principios revolucionari
os de legalidad y división de poderes, así como, de la declaración de los de
rechos del hombre y del ciudadano.

En efecto, es en el siglo XIX y no antes cuando surge de una manera un ta


nto sorpresiva la poderosa Administración, que adviene porque ha absorbid
o todos los poderes que coexistían con el Rey absoluto, porque ha establec
ido la centralización y porque va a tener que organizar todo un vasto sistem
a de servicios públicos para hacer frente a la igualdad de condiciones que l
a Revolución instaura. Esta Administración va a tener que ser a partir de ah
ora, y ésta es una novedad formidable en la historia del derecho, una Admi
nistración legalizada, organizada desde la ley y cuya función es servir los in
tereses generales, pero dentro de los ámbitos que la ley de una manera pre
via le reserva. Pero, ocurre que al lado de la ley están los derechos fundam
entales, los derechos del hombre y del ciudadano. En efecto, el ciudadano
no es un simple destinatario de la acción administrativa, no es un simple ins
trumento del poder; está en el origen del poder. Por tanto, del cruce de eso
s dos principios, la legalidad de la Administración y posición del ciudadano
como sujeto de derecho y de libertades, surgirá el derecho administrativo.

20
CAPITULO III

ESTADO ACTUAL Y NUEVAS PERSPECTIVAS DEL DERECHO ADMINIS


TRATIVO

El derecho administrativo es de reciente creación, en efecto, su elaboración


parte, propiamente, del último cuarto del siglo XIX y, por tanto, podemos de
cir, que esta disciplina nació con el Estado de Derecho.

21
Ahora bien, cuando el derecho administrativo hubo de llevar a cabo la form
ulación sistemática de sus conceptos, de sus instituciones, no pudo sino ac
udir al derecho civil, poseedor ya entonces de una milenaria tradición técnic
amente depurada, sin embargo,podemos admitir que gracias a la construcc
ión post-revolucionaria y sobre todo a la aportación napoleónica, la Adminis
tración Pública tuvo en Francia su propio derecho: el derecho administrativo
, sin desconocer, por supuesto, que la Administración se ha servido y se sir
ve en ocasiones del derecho civil.

En efecto, el derecho civil, por siglos, ha constituido el derecho común de la


ciencia jurídica e incluso vanguardia importante de la teoría general del der
echo, por tanto, esta situación hace que el derecho administrativo se encue
ntre ante una circunstancia de no haber superado la antigua fuerza atractiv
a del derecho civil.

Por consiguiente, debemos dejar constancia de un hecho innegable: el emp


leo del derecho privado por la Administración. De hecho, su presencia debe
reconocerse, incluso, en aquellos casos en que la Administración actualiza
y lleva a cabo su propia actividad específica, esto es la actividad pública. A
demás, el hecho de que los conceptos centrales en torno a los que se ha v
erificado la construcción sistemática del derecho administrativo no sean ref
eribles al derecho privado, no es obstáculo para que una serie de sus instit
uciones y de sus conceptos se hayan desarrollado conforme al esquema q
ue éste último facilitó al derecho administrativo. Al respecto, señala el cated
rático español Ramón Parada, que la existencia de un régimen de derecho
administrativo, es decir, de unas normas específicamente destinadas a regi
r la organización y la actividad de las Administraciones Públicas y un orden
jurisdiccional propio -la jurisdicción contencioso-administrativa- no es un ob
stáculo para que aquéllas puedan sujetarse en el cumplimiento de sus fines
al derecho privado.

En efecto, durante el siglo pasado, en el que justamente está naciendo en F


rancia y en España el moderno derecho administrativo, la sujeción de las A
dministraciones Públicas al derecho privado y la consecuencia que conlleva
los litigios a la jurisdicción civil, se ve como una excepción al fuero y privileg
ios que comporta la existencia en favor de aquéllas de una jurisdicción esp
ecial: la contencioso-administrativa. Dichas excepciones tienen una doble j
22
ustificación; la primera, de carácter político; y, la segunda, de índole doctrin
al.

Con respecto a la justificación de naturaleza política, que todavía subsiste p


lenamente en el derecho francés, es la consideración de los jueces ordinari
os como guardianes de las libertades y derechos fundamentales, y entre ell
os el de la propiedad, por lo que las cuestiones o litigios sobre la propiedad
se les atribuyeron con exclusión en todo caso de la jurisdicción administrati
va y su derecho, lo que constituye una cesión parcial a las reivindicaciones
del liberalismo del siglo XIX. En cuanto a la justificación de carácter doctrin
al, señala el prenombrado autor, que afirmará la doble naturaleza de la Ad
ministración, que actuaría bien como poder, bien como persona jurídica, ex
plicándose en este último caso, la sumisión de la misma al derecho privado
y a los jueces civiles.

Sin embargo, en la actualidad, la aplicación e invocación del derecho privad


o es por razones de eficacia. En efecto, en el campo de la organización y d
e la contratación, las Administraciones Públicas han obtenido de la ley la fa
cultad de optar por el derecho privado y huir de su propio derecho consider
ado poco dúctil y eficaz por sus excesivos controles para las cada vez más
numerosas actividades públicas.

Por tanto, siempre ha habido una interaplicación del derecho administrativo


y del derecho privado a la Administración Pública, sin embargo, el problema
ha sido establecer cuáles son los campos de regulación que sólo pertenece
n al derecho administrativo, si es que los hay y, hasta qué punto la aplicaci
ón del derecho privado a la Administración constituye realmente una fuga d
e ésta del derecho administrativo.

De hecho, hoy en día preocupa cada vez más a los estudiosos del derecho
administrativo el fenómeno denominado "huida del derecho público o privati
zación del derecho público" o, incluso "huida al derecho privado. En efecto,
desde hace algún tiempo, la doctrina administrativa viene denunciando el r
eferido fenómeno, debido a la tendencia, de forma cada vez más acentuad
a, por parte de un número creciente de organizaciones administrativas de s
ometerse a las normas del derecho privado, desligándose de esta manera d
e las leyes administrativas, con la finalidad encubierta de burlar los procedi
mientos administrativos y el control de la jurisdicción contencioso-administr
ativo.
23
Básicamente, la causa que está detrás de la decisión de huir hacia formas y
técnicas de derecho privado es la convicción de que la buena marcha de d
eterminadas actividades públicas -especialmente las de carácter económic
o- requiere de unas organizaciones con cierta autonomía, que se rijan por c
riterios de tipo empresarial y que se responsabilicen directamente de los re
sultados de su actividad. En este sentido, el uso del derecho privado por la
Administración es una consecuencia del aumento de sus funciones y, en es
pecial, de la asunción por parte del Estado de la iniciativa en la actividad ec
onómica con la finalidad de crear un tejido industrial o para la prestación de
servicios públicos y, esto, por supuesto, ha obligado a modificar la forma y
el régimen jurídico de la Administración para adaptarla a sus nuevas funcio
nes. Por ello, el ordenamiento jurídico privado parece a priori el más apropi
ado.

En efecto, se piensa que los procedimientos administrativos ordinarios son


rígidos e inadecuados para regular determinadas actividades de la Adminis
tración, que los continuos controles e intervenciones que implica el derecho
público restan eficacia a la acción administrativa, que la regulación pública
de los contratos y de los procedimientos administrativos de selección de co
ntratistas, con sus principios de concurrencia y publicidad, son perjudiciales
cuando de lo que se trata es de contratar flexiblemente y con quien sea má
s interesante de acuerdo con criterios empresariales.

Por consiguiente, la huida al derecho privado viene motivada por la inutilida


d de la Administración, tal como está configurada, para servir al interés gen
eral.

Por otra parte, la doctrina administrativa ha señalado que la crisis del derec
ho administrativo ha sido influenciada por el neoliberalismo económico o, q
uizás por la ineficacia demostrada en la gestión de algunos servicios públic
os y, por ende, la Administración se ha visto obligada a retirarse de algunos
ámbitos que le habían estado siempre reservados. De hecho, nos estamos
refiriendo al proceso de privatización, que, en todo caso, es una decisión p
olítica adoptada para el fortalecimiento del Estado, con la finalidad de redef
inir el papel del aparato estatal, que sea más eficiente, más eficaz y que est
é concentrado en las tareas que le son inherentes, por ello, el proceso de p
rivatización se orienta en devolver a la comunidad sus propios cometidos, e
s decir, que el referido proceso supone una delimitación de los campos pro

24
pios del Estado y de la sociedad, devolviendo a cada uno sus responsabilid
ades y descargando al Estado de la pesada carga de ser empresario y auto
ridad a la vez.

En este sentido, la razón que justifica a esta política es la necesidad de reo


rdenar las funciones del Estado, para lograr una organización que le permit
a asumir debidamente las funciones que le son propias e indelegables, sin l
a perturbación que ocasiona la realización de otras actividades que bien pu
eden ser asumidas por los particulares.

Al respecto, en opinión del profesor Brewer-Carías, en este proceso no hay


ninguna huida de la Administración del derecho administrativo, sino una de
volución al sector privado de actividades que le serían propias mediante un
a reducción del sector público.

No obstante, debemos destacar, por una parte, que la aplicación de norma


s de derecho civil, mercantil o laboral a la actividad administrativa, no se de
svincula del todo de su naturaleza pública que le sigue "como la sombra al
cuerpo" y le impone determinados comportamientos ajenos al derecho priv
ado, consistentes en la observación de ciertos procedimientos de derecho a
dministrativo. Por otra parte, que este fenómeno de la huida del derecho ad
ministrativo no ha significado una reducción del intervencionismo administra
tivo, puesto que la actividad de la Administración crece cada día más en su
vertiente de policía en el sentido más tradicional del término, es decir, la act
ividad de limitación y la actividad sancionadora. En efecto, la policía admini
strativa es la actividad del Estado mediante la cual se garantiza el ejercicio
de los derechos y libertades y el mantenimiento del orden público y social, l
o cual implica, siempre, para lograr dicho objetivo, la posibilidad tanto de lim
itación o restricción de la actividad de los particulares como del uso de la fu
erza coactiva.

Por tanto, si bien, en principio, desde el siglo pasado en el que justamente


está naciendo en Francia el moderno derecho administrativo, la sujeción de
las Administraciones Públicas al derecho privado y a la jurisdicción civil se v
e como una excepción al fuero de la jurisdicción administrativa, ya en este s
iglo, la aplicación del derecho privado se ve como una posibilidad para la re
alización de actividades industriales y comerciales.

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En consecuencia, el derecho administrativo es un "derecho mudable", por c
uanto vive en permanente transformación. De hecho, la aparición de nuevo
s cometidos estatales lo mantienen en permanente desarrollo, así como los
nuevos intereses sociales que demanda la comunidad y cuya satisfacción c
orre a cargo del Estado. En este sentido, esta rama jurídica en el moderno
Estado industrial, comercial e intervencionista, ha aceptado someterse al d
erecho privado, en ocasiones para establecer un equilibrio jurídico, por mot
ivos de interés social, o bien con la finalidad de privatizar empresas que pre
stan servicios públicos.

CONCLUSIONES

DERECHO ADMINISTRATIVO es aquella rama del Derecho público que re


gula la Administración pública, la función administrativa y la relación entre l
osparticulares y el aparato público. Además, es el conjunto de normas jurídi
cas que regula la organización, el funcionamiento y los poderes y deberes d
e la Administración pública en sus relaciones con otros sujetos.

En otras palabras, el Derecho administrativo es aquel que regula la organiz


ación y el funcionamiento de las Administraciones públicas. Por extensión,
suele ser también aplicable a la actuación materialmente administrativa de l
os demás poderes del Estado y entes del sector público. Y todo ello, desde
la doble perspectiva de procurar la eficacia de las Administraciones pero ta
mbién garantizar los derechos de los particulares en sus relaciones con ella
s.

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Tradicionalmente, se ha entendido queadministración es una subfunción de
l desarrollo humano del mundo encargada del buen funcionamiento de los s
ervicios públicos encargados de mantener el bienestar, la seguridad y de e
ntregar a la población diversas labores de diversa índole (económicas, edu
cativas, sociales, etc).

CRITICAS

Hoy en dia la mayoria de entidades publicas no esta regulada por el Derech


o Administrativo completamente(La regulación de sus actividades puede ve
nir ordenada por el Derecho Privado a traves de sus TUPA (Texto Unico de
Procedimientos Administrativos)y sus respectivos reglamentos) lo hacen co
n el fin poder desligarse del derecho publico e instaruar politicas privadas.

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SUGERENCIAS

EL derecho Administrativo deberia de regular todas las entidades publicas a


fin de que se puedan regular bajo una sola concepcion y podertener una so
la forma de procedimiento y politicas.

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